


En la más hermosa ciudad primaveral, cuando iniciaba un magnífico año que pronosticaba intensas alegrías, propósitos y el comienzo de una hermosa familia; pronto se empezaría a vivir un verdadero acto de magia, y como es la magia, indescriptible, sorprendente y con gran asombro, una nueva ilusión estaría por llegar.
Fue una mañana cálida, en un lugar maravilloso donde se daría la bienvenida a un nuevo universo, allí, en medio de una sesión de entrenamiento del cerebro, fue cuando dos grandes seres increíbles, intrépidos, inteligentes y muy muy divertidos, -y no doy más calificativos porque serán mis padres y luego pensarán que estoy exagerando- cruzaron sus miradas y se cree que las fibras nerviosas de ambos quedaron conectadas y comunicadas en uno sólo-.





Todo pasó, muy muy rápido, en una abrir y cerrar de ojos, los futuros padres ya vivían juntos, creaban proyectos, disfrutaban de una vida soñada. Y en una tarde perfecta de enamorados, la hermosa y creativa futura madre, se ideó un juego de preguntas, para conocerse y planear la vida que proyectaban construir, sin imaginar que ese acto de amor, daría vida a un Pequeño ser.


El Pequeño, sano y fuerte disfrutaba de los placeres de su madre y un día, con voz dulce y tierna dijo:
“Ella será mi mami? Quiero que lo sea, es muy hermosa, alegre y muy entusiasta; me imagino su carita muy expresiva”.
Continúo el Pequeño con esa voz encantadora desde lo más profundo del ser de la madre: “Fue increíble saber que mi mami es productora de películas, y creo que algún día seré el protagonista de una película, aquí o en Hollywood, lo supe porque mi mami lo habló con un hombre, que de inmediato entendí que es mi papi”.




El Pequeño tiene una conexión inexplicable con su papá, lo imagina como alguien sencillo, amistoso como dicen los hombres de la época, como todo un parcero, un inteligente sicólogo que ayuda a las familias a ser felices. Y decía la tierna voz del Pequeño: “Papi, papi, cuando esté fuera de mi mami y junto a mi familia, quiero ser como tú, para dar alegría a las familias”.
Y vaya, que empezó a dar alegrías anticipadas este Pequeño, pues precisamente en los preparativos de una velada de ensueño por el nuevo año, cuando todavía estaban un poco desprevenidos de la llegada del nuevo integrante, el Pequeño los escuchaba hablar:
“Mi amor sé que te va a encartar el lugar, la reservación está lista y debes apurarte, porque todo está preparado para que recibamos el nuevo año de una manera ¡estupenda!”. Dijo el padre feliz y ansioso, mientras terminaba de vestirse.


Después de un corto viaje, los padres llegaron al lugar, y la madre dijo: “Mi amor, este lugar es maravilloso y creo que al bebé le encantan las luces y la música, siéntelo como se mueve, ha estado muy inquieto durante el día y ahora más”.
No habían transcurrido dos horas, después de la deliciosa cena, y la madre comienza a sentirse algo indispuesta; ambos piensan que el queso maduro especialmente preparado para la ocasión sería el causante del malestar de la mamá y deciden regresar pronto a casa. Durante el recorrido la madre siente fuertes retorcijones y algunos mareos.


Y sólo hasta llegar a casa, ambos se miran con expresión inquietante y al ver la fecha en el calendario, entienden que el pequeño esta por nacer, entonces, la madre comienza a hacer conteos de respiración y tener posición fetal aliviando el retorcijón; por su parte el papá, un poquitín alterado decía:

“MI AMOR, MI AMOR QUE HAGO, ¿NOS VAMOS?, ¿LLAMAMOS AL MÉDICO?, ¿QUÉ QUIERES?, ¡RESPIRA CON CALMAAAA, YA TENGO LISTA LA PAÑALERA, CREO QUE ESTÁ TODO!”.
Horas más tarde en una habitación con sonidos suaves de tambores que emitían una energía vibrante y olores frescos a hierba, era como estar en una maloca. Y pensaba el Pequeño ser: “Yo quiero ver lo que está pasando y conocer quién es la persona que está dirigiendo todo esto, me encuentro cómodo pegado a mi mami, pero quiero conocer a mi papi y descubrir el nuevo mundo que me espera”.
De repente se escucha, otra voz suave y bien entonada. “Ya viene, ya viene, oh es hermoso NIÑO”. Dijo el médico.
Y en ese momento el KOSMO entero se estremeció, y al mirar los rostros felices y expectantes de padres, entendí lo que las maravillas que la vida me regalaría.




En el fantástico clima de la ciudad primaveral, con prolongadas temporadas soleadas que cautivan a los pájaros para cumplir con sus rituales de cantos, creando sus nidos hasta en las cortezas de los materos de los balcones del barrio; con tardes donde el viento refrescante ondea armónicamente los árboles, replicando ese movimiento en los cuerpos de las personas que se contagian con esa danza, y al atardecer, el cielo se ilumina armónicamente con cada destello de ese alto tapate estrellado; ésta en la eterna primavera que inspira grandiosos relatos y cuentos.
Una mañana en la ciudad primaveral, cuando apenas los pájaros empezaban su ritual de canto, ella, la Abuelita TATA, despertó con una sorprendente imaginación y, rápidamente se dirigió a su escritorio con cuaderno en mano y comenzó a escribir, escribir y no paraba de escribir.
La hermosa Abuelita TATA, con sus ojos grandes color marrón, piel trigueña y cabello rizado, encontró en este cuento la forma más generosa de brindarle amor a su pequeño; trazando entre líneas la inmensa felicidad, que la invade desde que su hija le anunció que sería la Abuelita más feliz.


La Abuelita TATA, es muy joven, tiene un gran instinto maternal y entre tantos atributos, tiene una característica muy particular, ella habla sola y se responde, esto le recrea al máximo su imaginación. Un día a su hermoso oso de tela, de nombre PEPE, le dijo: “Tú serás mi compañía, hasta que pueda tener en mis brazos a mi pequeño; te cuidaré, te consentiré y soñaremos con momentos que haremos realidad muy pronto”.
Pasaron algunos meses, y sólo con ver el pequeño en sus primeros días, con su carita perfecta, pulida, su cuerpo sano y bien formado, fue en espectáculo que inspiraba una ternura desmedida. El pequeño pronto se fue adaptando a las aventuras de sus padres, y generando nuevos gestos al sonreír, nuevas sílabas que balbucear, giros descontrolados en su cómoda cama, y diferentes travesuras.
La Abuelita TATA, muy de cerca protagonizaba los cambios del pequeño, generando rápidamente entre ambos, la más adorable conexión, pero no era sólo la Abuelita TATA, quien acompañaba al pequeño; pronto sus abuelos, tías, primos querían estar cerca de él, era como un imán que son su simpatía atraía a cada una de las personas de la familia.
En una ocasión al momento de ir a la cama, el pequeño estaba inquieto y muy juguetón; esa noche la Abuelita TATA estaba a cargo, entonces, ella con voz melodiosa acariciando el cabello del pequeño comenzó a tararear: “Ya voy a la cama, mi Abuelita TATA, me ama y me hacer dormir, pronto cerraré mis ojitos, porque mi Abuelita TATA, me ama y me hace dormir, abrazo a mi abuelita TATA y voy a dormir”. Y el pequeño duerme plácidamente con su Abuelita TATA.

Y al despertar con tiernos abrazos, la Abuelita TATA observa con gratitud su nuevo amor y el pequeño totalmente feliz enrolla y estira los rizos de la Abuelita TATA; este momento es fantástico y se vuelve más divertido cuando el oso PEPE, entra en juego matutino y el pequeño inicia muy activo un nuevo día.
Cada travesura del pequeño es señal de su sano y sabio progreso, por ello la Abuelita TATA, dice son tierna voz: “Vamos a recordar que hemos aprendido, debes cuidar tu cuerpo, por ejemplo, al bajar de la cama, jugar mucho con el papi, comer los alimentos de la mami, sonreír mucho y darle muchos abrazos a la Abuelita TATA”.

El pequeño pronto dará sus primeros pasos, entonces la Abuelita TATA, ansía con gran expectativa el día que él vaya a sus abrazos y entonces



Una tarde, después de una gran celebración donde el pequeño disfrutó incansablemente de diferentes juegos, cantos y helados en compañía de sus amiguitos, los padres regresan a casa con el pequeño. Sentados en el sofa y conversando desprevenidos de la celebración, mientras las mascotas van correteando con los juguetes por la sala; el pequeño eufórico lanza un gran interrogante: “¿A quién debo amar más, a ti mami o a ti papi?
Los padres asombrados por la pregunta repentina del pequeño se miran, sonríen y abrazándolo, el papá comienza a hablarle con gran determinación: “¿Ya hemos visto lo hermosos que son el sol y la luna, recuerdas?
El pequeño responde, con mucho entusiasmo: “Si, papi los dos brillan muchoooo”



“Muy bien mi amor”, responde el padre y continúa: “ Tu mamá es capaz de dar luz en los momentos más difíciles porque su inmenso amor y dedicación es infinita; tu mami es genial, pues puede hacer muchas cosas a la vez, su figura es hermosa, ¡mira su cara!, se ve redonda cuando está completamente feliz; a veces su cara se ve con menos brillo, cuando ha tenido un día muy agitado por ejemplo cuando hacemos desorden en la casa; otras veces su cara se ve elegante de perfil estilizado, como cuando se maquilla para una ocasión especial. Tu mami es la LUNA, y a ella debes amarla.



De inmediato, el pequeño le pregunta: “¿Papi y tú?
“Si mi amor, déjame continuar”. Dice el padre: “Yo soy fuerte, enérgico, estoy atento a todo lo necesario para que las cosas de casa y del trabajo funcionen; con mi gran carisma atraigo personas, genero muchas ideas y realizo los proyectos.
Yo soy el cálido SOL, el astro sol, alegre, con quien todos quieren ir a la playa, disfrutar de una tarde en el parque y comer deliciosos helados.
De inmediato el pequeño se lanza del sofá y saltando en giros, dice fuerte y claro: “Ya lo se papi, voy a quererlos por igual, porque yo disfruto mucho las formas y las luces del LUNA y el SOL y quiero disfrutarlos todos los días”. Y dándoles un fuerte abrazo a ambos, el pequeño va buscando a sus mascotas para empezar un nuevo juego.



Los padres satisfechos se mirar sonrientes, se dan un beso y un abrazo, por salir airosos de los interrogantes de su pequeño, mientras la mamá comenta; “¡Esperemos mañana cual será el nuevo reto que nos lanza!”.
