N° 7 · Octubre de 2020
“No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó.”
El Rosario en manos infantiles: Pedagogía de la santidad.
Papa Francisco, Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate
Octubre como mes del Rosario y noviembre como mes de Todos los Santos y del Día de los Difuntos nos presentan, siempre de nuevo, la llamada a la santidad. El Rosario es una escuela de oración, y sin oración no hay santidad. Según San Juan Pablo II, la contemplación de los misterios de Cristo en el Rosario es una auténtica “pedagogía de la santidad”. Y San Buenaventura dijo: “¡Nunca he leído nada sobre un santo que no adorara de manera especial a la Virgen!” Con María nos acompañan en el camino de nuestra vida millones de almas santas desde el cielo, hecho que celebramos el 1 de noviembre. Todas ellas quieren una sola cosa: llegar a estar un día unidas a nosotros en el cielo. También los difuntos, que todavía tienen que alcanzar la santidad “como a través de un fuego” y a los que recordamos especialmente el 2 de noviembre, necesitan nuestra oración y nuestra firme resolución de alcanzar la santidad, para que ellos, a su vez, puedan ayudarnos desde el cielo. El escritor católico francés Léon Bloy dijo una vez: “Solo hay una cosa en el mundo
verdaderamente triste: no ser santo”. Y Santa Madre Teresa respondió de forma similar a un periodista: “La santidad no es un lujo para unos pocos, sino un sencillo deber para cada uno de nosotros”.
la santidad. Por eso, San Maximiliano Kolbe siempre enseñaba a sus Hermanos esta fórmula de santidad: v = V, lo cual significa que nuestra voluntad (v) debe corresponderse siempre con la voluntad (V) de Dios. Esto también lo experimentó Santa Faustina El Papa emérito Benedicto XVI escribió con cuando, rezando el Rosario, llegó camiocasión del 100º aniversario del nacimiento nando a un cementerio. Allí rezó por los difuntos durante un tiempo, para luego preguntarles en su inte“Cumplir la voluntad del rior: “¿Seguramente sois muy fePadre, en lo grande y lo lices?”, a lo que escuchó estas pequeño, ese es el secreto palabras: “Somos felices en la medida en que hemos cumplido de la santidad”. la voluntad de Dios”. de San Juan Pablo II: “Un santo es un hombre abierto a Dios e imbuido de Dios. Es Queridos amigos, aprovechemos el tiempo santo quien se aleja de sí mismo y nos per- y la gracia que Dios nos otorga durante los mite ver y reconocer a Dios”. Dios viene a meses de octubre y noviembre para “endenosotros en su Hijo, así que podemos decir rezar” nuestras vidas, como escribió San Josencillamente: ¡Jesús es nuestra santidad! semaría Escrivá. “Un poco cada día. Es un Ser santo significa entonces: Acoger a Jesús trabajo constante si realmente quieres concomo María, creer en Jesús, adorarlo, vertirte en santo”. Todo el cielo nos ayuda amarlo y confiar en él. ¡Dejar que Jesús go- en ello y, sobre todo, nuestra Madre Celesbierne, viva, obre y ame en mí! tial, la más santa de todas las criaturas. La santidad la podemos aprender de la Sierva de Nazaret, que repetía en todas las situaciones: “Fiat voluntas tua”. Cumplir la voluntad del Padre, ya sea en cosas grandes o muy pequeñas, ese es el secreto de
Os bendice vuestro agradecido
P. Martin Maria Barta Asistente Eclesiástico 1