VOLO PER VERITAS
Juliana Torchetti Coppick jutorchetti@yahoo.com.br
Como Caído del Cielo – Parte 2 Tramo Fort Lauderdale – Puerto Rico 26 de noviembre, 2020.
Vuelo sobre Columbus Cove, Las Bahamas.
A las 12:30 UTC (07:30 am hora local), el motor GE H80 del Thrush 510G ya comenzaba a silbar en el Aeropuerto Ejecutivo de Fort Lauderdale. Como recordarán, en la edición anterior había completado el primer tramo del vuelo de traslado a Brasil desde Albany, Georgia hacia Fort Lauderdale. Como sabía que esta parte del recorrido sería aproximadamente de 7 horas y 30 minutos, llené la tolva con 380 galones de Jet A y las alas, con 230 galones. El combustible en la tolva era suficiente para el tiempo de vuelo planificado. El combustible en las alas sería mi reserva. Mi mayor preocupación era el clima. A pesar de haber verificado las condiciones en ruta varias veces, sabía que volaría por un largo tiempo sin cobertura de radar meteorológico y sin conexión a Internet. Luego eliminé esos pensamientos en cuanto recordé que, décadas atrás, los pioneros de la aviación volaron largos recorridos solo con brújulas y mapas. Me sentía muy privilegiada al poder contar con GPS, radio y transpondedor a bordo. Disfrutaba la idea de que cada hora del
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vuelo era un rumbo nuevo para mí. En cuanto me autorizaron a poner en marcha el taxi, un gran sentimiento de gratitud invadió la cabina. En la base, vi otra aeronave agrícola detrás de mí y, por un momento, me pregunté si también estaría en un vuelo de traslado. Exactamente tres horas después del despegue conocería la respuesta. Me alineé para el despegue en la pista 09. Despegué y pronto me encontré sobre el Océano Atlántico, un mar azul índigo combinado con el magnífico cielo matutino. Me elevé a 9.500 pies y, inmersa en una inmensidad azul, me deleité con el paisaje. Las islas, los islotes, la constante compañía del mar y un ambiente calmo que parecían salidos de un cuento de hadas aeronáutico. Sin embargo, como suele ocurrir, el disfrute duró cerca de tres horas. Alrededor de las 15:30 UTC, comencé a encontrarme con nubes. El mar, una vez azul, empezó a tener tonalidades grises como así también el cielo. Mi paraíso había sido interrumpido y mis pensamientos previamente despreocupados dieron paso a un único propósito, mantenerme en condiciones ➤