10
El emperador Julio César instauró el Calendario Juliano.
Contando el tiempo El 4 de octubre pasado se cumplieron 434 años de que entrara en vigencia el Calendario Gregoriano, llamado así en referencia a Gregorio XIII, el papa número 226 de la Iglesia católica que regentó de 1572 a 1585.
Guatemala, viernes 7 de octubre de 2016
El calendario Fotos: archivo
Matías Dominguez y Luis Carlos de Hita Ledo* ara hablar del calendario gregoriano es menester aludir al calendario precedente. Julio César fue el precursor del Juliano, ya que tomó control sobre el caótico calendario romano manipulado por políticos y comerciantes que añadían días o meses al azar. Este modelo estaba muy desincronizado con las estaciones resultantes del movimiento del planeta alrededor del Sol. El César desarrolló un nuevo calendario de 364 días y un cuarto, que se aproximaba mucho más a la duración del año tropical, es decir, al tiempo que le toma a la Tierra dar la vuelta alrededor del Sol desde el comienzo de la primavera hasta el arranque de la siguiente. Este calendario tenía normalmente 365 días pero incluía un día adicional cada 4 años (o sea, la suma de ese cuarto de día cada cuatro años). Este día era añadido antes del 25 de febrero cada año. Aunque el calendario desarrollado por Julio César había sido el más preciso hasta el momento, no era lo suficientemente preciso porque el
año tropical no dura 365 días y 6 horas, sino 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Por lo tanto, el calendario de Julio César difería por 11 minutos y 14 segundos. Lo que parece ser una diferencia mínima no lo era, ya que cada 128 años estos minutos se convertían en un día completo.
Gregorio XIII
En el año 1572, Ugo Boncompagni se convirtió en el papa Gregorio XIII, quien mostró su inconformidad con el calendario de aquella época, ya que una de las fechas más importantes para la Iglesia católica no estaba correspondiendo con las estaciones del año. La Pascua, fecha basada en el día del equinoccio vernal, o sea, el primer día de la primavera del hemisferio norte, se estaba celebrando en los primeros días marzo. La razón de este desorden se debía a que por los últimos mil 600 años, la civilización se había regido por el calendario juliano que se basaba en el movimiento del Sol para medir el tiempo. El nuevo regente del Vaticano buscó ayuda entre los más connotados astrónomos para desarrollar un nuevo calendario mejorado. La solución que encontraron fue casi perfecta. El nuevo calendario seguiría teniendo 365 días con un día adicional cada 4 años (que fue movido después del 28 de febrero para que fuera más fácil agregarlo), pero no habría años bisiestos en los años terminados en “00”, a menos que estos años fueran divisibles por 400. Por lo tanto, los años 1700, 1800, 1900 y 2100 no serían bisiestos, pero en cambio lo serían el 1600 y el 2000. Así, en 400 años se producen, por tanto, 97 años bisiestos en lugar de 100. Este cambio fue tan preciso que actualmente simplemente se tienen que agregar algunos segundos al reloj para que el calendario siga coincidiendo con el año tropical. Actualmente se define el Domingo de Resurrección por la
Iglesia católica de la siguiente manera: es aquel en que la Iglesia celebra la Pascua de Resurrección del Señor, que es el domingo inmediato al primer plenilunio después del 20 de marzo. Pero a lo largo de la historia ha existido gran controversia a este respecto. Según el Nuevo Testamento, Jesús fue crucificado en la víspera de la Pascua judía y tres días después resucitó, por consiguiente, la fiesta de Pascua conmemoraba este evento. Con el tiempo, surgió entre los cristianos una seria diferencia sobre la fecha. Los de origen judío celebraban la resurrección a continuación de la Pascua, que según su calendario lunar babilónico caía en la noche de la luna llena (el decimocuarto día del mes de Nisan, primer mes del año); para su ajuste, la Pascua de Resurrección cae en diferentes días de la semana de un año a otro. Sin embargo, los cristianos de origen no judío querían conmemorar la resurrección el primer día de la semana litúrgica: el domingo; según su método, la Pascua tendría lugar el mismo día de la semana, aunque de un año a otro caiga en diferentes fechas.
Constantino I
La consecuencia de la diferencia en el ajuste de esta fecha fue que las iglesias cristianas de Oriente, que estaban más próximas al lugar de nacimiento de la nueva religión y tenían unas tradiciones más consolidadas, celebraban la Pascua de Resurrección según la fecha de la fiesta de la Pascua judía. Las iglesias de Occidente, descendientes de la civilización greco-romana, en cambio celebraban la Pascua de Resurrección en domingo. El emperador romano Constantino I convocó el Concilio de Nicea en el año 325. El cónclave decretó por unanimidad que la fiesta de Pascua de Resurrección se celebrara en todo el mundo cristiano el primer domingo después de la luna llena siguiente al equinoccio de pri-