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Opiniones
Guatemala, jueves 27 de junio de 2013
EX DUCERE
Plan de alfabetización se extiende a EE. UU.
G
uatemaltecos que viven en Estados Unidos y que no saben leer ni escribir serán alfabetizados gracias a un convenio de cooperación firmado entre el Comité Nacional de Alfabetización (Conalfa) y el Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua). El compromiso de Conalfa es capacitar a técnicos que se encargarán de alfabetizar a los connacionales por medio de Conamigua, que el año pasado llevó a cabo un programa piloto en Ohio. Hasta 2012, el índice de analfabetismo en el país era de 16.63 por ciento, lo cual equivale a 1 millón 484 mil 223 personas sin la capacidad de comprender ni comunicarse por medio del lenguaje escrito. Conamigua calcula que en EE. UU. viven 1.5 millones de chapines y, extrapolando la tasa de analfabetismo actual, como mínimo se beneficiaría a unos 250 mil compatriotas. Las colonias más grandes de migrantes se ubican en cuatro estados de la Unión Americana, y es allí donde se concentrará el mayor esfuerzo alfabetizador: California, Nueva York, Florida y Texas. Es oportuna la firma del convenio en este momento, cuando todo indica que se está a las puertas de que el Congreso apruebe una reforma migratoria que permitiría legalizar la situación de quienes permanecen en Estados Unidos sin documentación. No cabe duda de que saber leer y escribir permitirá a los connacionales mejorará su expectativa de vida y de trabajo. Esta extensión del programa de Conalfa es un avance más en la lucha para erradicar el flagelo del analfabetismo, que afortunadamente cada año se reduce en el país. En este sentido, es una excelente noticia que el Gobierno de Guatemala, por medio del Ministerio de Educación y Conalfa, esté por declarar libre de analfabetismo los municipios de Jocotenango y Pastores, Sacatepéquez, que tienen índices de 1.90 y 2.10, respectivamente, luego de que se logró alfabetizar a 23 mil personas. Estas localidades se sumarán a las 5 que ya fueron certificadas con una tasa menor al 4 por ciento de analfabetismo en la actual administración: Zunilito y San Gabriel, Suchitepéquez; San Juan Tecuaco, Santa Rosa; San Martín Zapotitlán, Retalhuleu, y Río Hondo, Zacapa. En total, desde 2010, el problema de no saber leer ni escribir ha sido borrado de 17 municipios de 9 departamentos, y el trabajo de Conalfa sigue avanzando con paso firme.
¿Profesores, o maestros? hosy orozco orozcohosy@yahoo.com
Me parece más profundo y pertinente decirles “feliz día educadores”. El término “profesor” proviene del latin “profiteor” (“fateri”, se traduce por confesar o hablar, y “pro” delante de todos o de otros). Profiteor era aquel que declaraba públicamente su fe, aunque le costara la vida. En el medievo el profiteror leía los libros sagrados, pero la lectura se fue delegando los discípulos y el profesor se encargó de hacer comentarios a los textos leídos. Posteriormente se fue llamando profesor a quien públicamente declaraba que poseía conocimientos en determinada área del saber y podía transmitirlos. El diccionario de Covarrubias (1616) ya definía profesor como “Professar algún arte o ciencia”, y un siglo después el Diccionario de la Real Academia como “El que ejerce o enseña publicamente alguna facultad, arte ù doctrina”. El término “maestro” proviene del latín “Magister” (unión de “magis”) que significa más, máximo, magno, y el sufijo compara-
tivo “ter”(dexter y sinister), significando “el mejor de todos”. El término inglés master se traduce como jefe, amo o señor (magister equitum era el jefe de la caballería) y con el tiempo se llamó maestro al mejor entre todos, al que sabe más que otros, al jefe de una escuela. Algunos señalan que se empezó a llamar “maestro” al esclavo griego que poseía una gran cultura, superioridad moral e intelectual y que se encargaba de instruir a los jóvenes romanos, “realizando en sí mismo lo que trata de realizar en los demás” (Demóstenes 384 a.C.). Luego a personas eruditas que transmitían su saber por un precio (los sofistas) o gratuito (como Sócrates); y en el medievo los maestros artesanos eran quienes enseñaban un oficio. Otro término afín es “docente” (del latín “doceo” que significa “hacer que otro diga o repita”), muy usado cuando se pensaba que la mejor forma de aprender es repetir algo una y otra vez. Personalmente me parece más profundo el término “educador”, del latín “ex” (extraer o sacar hacia adelante), y “ducere” (conducir o guiar). Aunque “educare” alude a un estilo de formación muy directivo (conducir a otros), “educere” alude a la capacidad de sacar adelante a la persona y extraer lo mejor de ella, sus capacidades y talentos innatos para mejor vivir (símil socrático de la partera).
En el mundo
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