Guatemala, lunes 23 de diciembre de 2013
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Deportes Perfil Nombre: Ana Regina Quiñónez Díaz de Quesada. Lugar y fecha de nacimiento: Guatemala 7 de junio de 1972. Altura: 1.72 metros. Peso: 130 libras. Esposo: Jorge Andrés Quesada Hijos: Diego Bonatti, Andrea de Fátima, María Cristina Quesada Quiñónez. Padres: Óscar Guillermo Quiñónez, María Argentina Díaz de Quiñónez.
En el colegio los hermanos Morales fueron quienes le empezaron a enseñar la manera de elevarse por los aires.
El Cuache Morales fue uno de los entrenadores que más pulió la técnica de Ana Regina.
La atleta chapina estuvo a punto de llegar a superar los 1.79 m, pero una lesión la dejó fuera de toda competencia.
Sin temor En Jamaica, en 1991, antes de la competencia, se juntó con las rivales, y su miedo fue estar con chicas de más de 1.90 m. “Siendo de 1.72 m les llegaba abajo del hombro, pero en la competencia vi que una de ellas no pudo superar la varilla, me dio valor y adiós nervios”.
22 Esta postal histórica en República Dominicana despúes de saltar la marca vigente.
Kingston, Jamaica, 1991 con motivo de los Juegos Panamericanos Junior. En cada faena imponía Récord Nacional y Centroamericano”, afirma Quiñónez Díaz.
Circunstancias de la vida
La atleta panameña Kashami Ismara Ríos Miller, nació ese año,
En 1997 la saltadora guatemalteca obtuvo la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos de San Pedro Sula, Honduras.
quien sería la que superó esa marca. Tuvieron que pasar 21 años para la proeza de la canalera. “Mire cómo son las cosas de la vida, cuando yo imponía esa altura, la chica veía la luz por primera vez; fue en junio de 2012, en Managua, Nicaragua. Fue una emoción grande porque uno desea que alguien
lo imite y supere. Fue algo inolvidable; viajé a Managua para estar en su salto y me lo gocé”, explicó.
Medalla de vida
En pleno apogeo Ana Regina se prepara aún más, el siguiente reto era Barcelona 1992, pero se embaraza, y adiós a los Juegos Olím-
años cumplió en febrero la marca de 1.79 de Quiñónez. picos. “Cambié mi participación en unos Juegos Olímpicos por una medalla de vida. Sin duda hubiera mejorado mi marca, pero mi hijo llenó esa ilusión, aunque claro, me quedó esa espinita. Luego me retiré y 1994 regresé. Me preparé bien y 1997 en los Juegos Centroamericanos, en San Pedro Sula, Hon-
duras, fui medalla de oro, en salto de altura”, manifiesta. Ana siguió reinando, pero cuatro años después viene lo más triste, la tragedia se asoma a su vida y en 2001 el retiro definitivo llega por un accidente. “En la parte de preferencia había un gimnasio; estaba subiendo en pie un cajón con una barra de pesas de 60 kilos. No sé qué pasó, cuando retomé la conciencia estaba sentada, todo el peso cayó sobre mi columna. Tuve una fractura en la doceava vertebra, y siete fisuras en otras más. No sentía las piernas; me llevaron a un hospital y me tomaron radiografías. En ese momento nadie dimensionó lo grave de la lesión. El doctor Carlos Dávila me hizo un inmovilizador a medida porque en una resonancia magnética reveló el resultado del infortunio. Permanecí así dos años con terapias y hasta el año pasado se me dio de alta definitiva”, aseguró la deportista.
Adiós definitivo
Con la lesión los sueños se truncaron, ya que en 2001 y 2002 se venían los Juegos Centroamericanos y Centroamericanos y del Caribe. Ahora espera apoyar a las nuevas generaciones de saltadores.