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Desarrollo sostenible
Firma del Acuerdo durante la LXXVIII Asamblea Seccional Bogotá - Cundinamarca - Boyacá.
Invertir en biodiversidad para ser más competitivos: desarrollo en la sabana de Bogotá
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El Acuerdo por la Biodiversidad y Desarrollo de la Sabana de Bogotá ha logrado comprometer las inversiones de un número importante de empresas alrededor de acciones en áreas estratégicas de recarga hídrica de la ciudad-región, con el objetivo de aportar a su competitividad.
JULIANA BEJARANO,
Gerente de la Seccional Bogotá, Cundinamarca, Boyacá de la ANDI Es definitivo, el mundo ha adquirido una nueva consciencia frente a la concepción de competitividad. Hoy, los ecosistemas más competitivos tienen su base en las mayores inversiones en transformación digital y tecnología, en sus altas capacidades de investigación e innovación, en la estabilidad jurídica y los incentivos tributarios, en la pertinencia educativa y en el fortalecimiento del emprendimiento, así como en la mitigación del cambio climático y la protección del capital natural.
En estos dos últimos escenarios, Colombia tiene unas enormes oportunidades y es por eso que desde la Seccional Bogotá, Cundinamarca, Boyacá de la ANDI, con el direccionamiento técnico y estratégico del Centro Nacional del Agua y la Biodiversidad (CNAB), le estamos apostando a generar soluciones e impactar positivamente el territorio a través de la implementación de políticas y acciones empresariales en la adecuada gestión de la naturaleza con una visión de desarrollo sostenible en nuestra región.

Con esa mirada interinstitucional y con la participación de nuestras empresas y algunas organizaciones de la sociedad civil, en 2019, la iniciativa Biodiversidad y Desarrollo en la Sabana de Bogotá estableció sus bases para articular actores público-privados y contribuir a la seguridad hídrica y a la conexión de ecosistemas estratégicos en la sabana de Bogotá y sus áreas conexas. Este año, de la mano del CNAB, hemos logrado consolidar un acuerdo integrando al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la CAR Cundinamarca, Parques Nacionales Naturales de Colombia, el Instituto Humboldt, el Ideam, la Secretaría Distrital de Ambiente de Bogotá y la Red de Reservas Naturales de la Sociedad Civil Tasqua.
El Acuerdo por la Biodiversidad y Desarrollo de la Sabana de Bogotá está orientando acciones prioritarias ambientales, sociales y empresariales del territorio, tales como: • Apoyo a medidas de manejo de zonas de recarga hídrica. • Apoyo a planes de manejo de las áreas protegidas nacionales, regionales y locales. • Estrategias de restauración de ecosistemas estratégicos. • Ordenamiento de la región considerando la biodiversidad.
Con orgullo, podemos decir que esta alianza se está consolidando como una plataforma empresarial y una gran apuesta por la seguridad hídrica y la protección del capital natural de nuestro territorio y como una forma de contribuir a la sostenibilidad de nuestras cadenas productivas.
Los resultados son visibles: • Se ha contribuido al saneamiento y la restauración de áreas del Parque Nacional Natural
Chingaza, que abastece de agua potable a Esta alianza se está consolidando como una plataforma empresarial y una gran apuesta por la seguridad hídrica y la protección del capital natural de nuestro territorio y como una forma de contribuir a la sostenibilidad de nuestras cadenas productivas.
cerca de 10 millones de personas de la sabana de Bogotá. • Se están implementado acciones para la conservación de especies claves como el tigrillo lanudo. • Se diseñó un plan de acción para el control de especies invasoras. • Se están apadrinando ecosistemas de humedal como el gualí, que es el más grande de Cundinamarca. • El acuerdo ha contribuido a importantes resultados con la publicación de datos abiertos de biodiversidad desde el sector empresarial, junto con el SIB
Colombia. • De forma conjunta con 22 empresas de nuestra seccional, se han sembrado más de 1.600 árboles nativos en el corredor de páramos de Chingaza, Sumapaz,
Guerrero y Guacheneque, aunado a tres grandes jornadas de voluntariado corporativo.
Desde la Seccional Bogotá, Cundinamarca, Boyacá de la ANDI estamos convencidos de que el acuerdo es una gran oportunidad para que la gestión socioambiental y el ordenamiento territorial sean cada vez más un esfuerzo colectivo y corresponsable. Seguiremos invitando a nuestros empresarios para que se sumen a esta alianza y sigan invirtiendo en la conectividad de los ecosistemas, en la gestión de las áreas protegidas y en la protección de la biodiversidad urbana y rural. Cuando se invierte en biodiversidad, se invierte en una ciudad-región más resiliente al clima, en mejor calidad del aire, en mayores oportunidades de captura de carbono y, por tanto, en una mayor competitividad y bienestar de los ciudadanos.

Colombia cuenta con una baja huella de carbono, la nueva estrategia para atraer inversión
CAMILO TROUT LASTRA,
Economista Senior, Vicepresidencia de Desarrollo Económico y Competitividad de la ANDI
Factores como una ubicación estratégica privilegiada, acceso a recursos naturales, eficiencia energética y una regulación de vanguardia para impulsar la transición energética y el crecimiento económico sostenible son fundamentales para que las empresas decidan ubicarse en Colombia, operar con una baja huella de carbono y ser más competitivas.
Hay razones suficientes para argumentar que Colombia tiene una ventaja competitiva en materia de sostenibilidad a nivel mundial, con grandes oportunidades de convertirse en una potencia en términos ambientales para las empresas. Las estadísticas muestran que el impacto ambiental de Colombia es significativamente menor al compararnos con otros países.
Cuando analizamos las emisiones de CO2 en el mundo, estas provienen de la generación de energía (73,2%), los sectores AFOLU (siglas en inglés de agricultura, sector forestal y cambio de uso de suelo) (18,4%), el sector IPPU (Procesos Industriales y Uso de Productos por sus siglas en inglés) (5,2%) y los residuos (3,2%) en 2016. Mientras que en Colombia, en 2018, las emisiones de CO2 provenían de los sectores AFOLU (59%), la generación de energía (31%), los residuos (7%) y el sector IPPU (3%), de acuerdo con las cifras de Our World in Data, Cree e Ideam. Es evidente que lo anterior ha venido mejorando. No obstante, tenemos la responsabilidad de reducir la deforestación, la cual significa el 33% de las emisiones, específicamente los pastizales (19,8%) y la fermentación entérica (14%).
Y al compararnos con otros países en términos de factores de emisión (gramos de CO2/KWh), Suecia (27,6), Suiza (56,6) y Francia (61,6) emiten menos que Colombia (164,4), pero países como Estados Unidos (368,3), Alemania (373,7), Corea del Sur (521,4), China (727,9) e India (868,2) emiten más. Y cuando nos comparamos con los países de Latinoamérica, Ecuador (183,3), Perú (228,8), Argentina (324,5), México (389,9), Chile (475,1) y Panamá (480,0) emiten más que Colombia, de acuerdo con las cifras de la Agencia Internacional de Energía.
En Colombia, el 33% de la energía del país proviene de fuentes bajas en carbono y cuando hablamos de la producción de energía eléctrica por fuente, es importante destacar que el 82% es hídrica, el 11% es gas, el 5% es carbón y el 2% de

otro tipo. También es importante destacar que para 2022, la matriz de generación de energía eléctrica está constituida así: hidráulica (67,1%), térmica (30,9%), cogenerador (1,1%), solar (0,8%) y eólica (0,1%). Es decir, que más del 70% de la capacidad de generación de energía eléctrica en Colombia proviene de fuentes renovables. Y a medida que vayan entrando los nuevos proyectos de fuentes no convencionales de energía renovable y la puesta en marcha de Hidroituango, la matriz será más limpia.
Otro indicador para tener en cuenta es el de intensidad energética, que es la energía consumida por unidad de PIB. Colombia (0,79 KWh por dólar) necesita menos energía para producir una unidad de PIB frente a países como Alemania (0,96), Chile (1,11), México (1,09), Estados Unidos (1,46) y China (2,11).
Colombia representa el 0,6% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Ahora, al comparar los gramos de CO2 por dólar, nuestras emisiones (107) son inferiores a las registradas por Chile (193,3), México (178,9), Argentina (169,5) y Brasil (139,6); al igual que cuando nos comparamos con economías desarrolladas como Alemania (146,7), España (127,7) y Australia (309,0), de acuerdo con las estadísticas del Banco Mundial.
Lo anterior es una gran ventaja para Colombia, ya que los mercados internacionales cada vez son más exigentes y pronto los países les van a pedir a los socios comerciales que produzcan con bajas emisiones de CO2 e incluso llegar a cero emisiones netas de carbono.
Ante la crisis climática que enfrenta el mundo, las medidas adoptadas por Colombia frente a la sostenibilidad, la reconversión y la transición energética van en la dirección correcta; sin embargo, hay que continuar con los esfuerzos en esta materia. Además, es primordial el papel que juega el sector empresarial, el cual ya han introducido los temas de sostenibilidad en la estrategia de negocios.
En el mundo, los problemas de seguridad energética se han acentuado. Alemania entregó la seguridad y soberanía energética a Rusia, y el actual conflicto entre Rusia y Ucrania suspendió el suministro de petróleo y gas ruso hacia Europa. Por el contrario, Colombia tiene las condiciones para garantizar el abastecimiento de los recursos minero-energéticos.
Y cuando hablamos del consumo final de energía por fuente, mientras que en el mundo el 37% del consumo energético proviene de energías limpias, en Colombia, el 56,1% del consumo proviene de fuentes hidroeléctricas, gas natural y renovables no convencionales. Es decir, más del 50% está constituido por energías limpias.
La crisis energética actual se convierte en una gran oportunidad para la atracción de inversión. Y ante la reconfiguración del nuevo contexto mundial y la relocalización de las Cadenas Globales de Valor, las empresas están buscando nuevas plataformas para operar y nuevas proveedurías, así como competir bajo los nuevos criterios de competitividad.
Para que esto suceda, es necesario que el país envíe un mensaje claro a los mercados internacionales: somos una plataforma con reglas claras de juego, con grandes avances en la reducción de la huella de carbono, con una proveeduría confiable y con una política pública que promueve un entorno favorable para la inversión y la creación de empresa.

La crisis energética actual se convierte en una gran oportunidad para la atracción de inversión. Ante la reconfiguración del nuevo contexto mundial y la relocalización de las Cadenas Globales de Valor, las empresas buscan nuevas plataformas para operar y nuevas proveedurías, así como competir bajo nuevos criterios.