ZIRKÓLIKA #28 primavera 2011

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MEDICINA CIRCENSE

Mujeres barbudas Por

Rafa Peñalver cierta cantidad de andrógenos (como la testosterona), aunque siempre en menor proporción que los varones, y que ciertas enfermedades, como el hirsutismo, pueden alterar estos niveles y elevar los andrógenos, produciendo la llamada “virilización” de la mujer. El abanico de patologías que puede motivar esta virilización es amplio, e incluye desde el síndrome de ovario poliquístico (causa más frecuente) hasta raras alteraciones hormonales producidas tras un parto normal e incluso por tumores o enfermedades de nacimiento muy poco frecuentes.

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esde que existe la humanidad, la presencia de una mujer barbuda ha producido fascinación, curiosidad, burla, escarnio, recelo y miedos a partes iguales. Según la época, era marginada, acusada de brujería o exhibida en barracas de feria. No hay más que ver el realismo con el que el pintor renacentista José de Ribera retrató en 1631 a Magdalena Ventura de los Abruzos, junto a su hijo y su marido. Años más tarde, a finales del siglo XIX, los freakshows (o exhibición de fenómenos en barracas de feria y circos) se convirtieron en el paradero donde se veían empujadas estas mujeres, sometidas a una humillación y burla terribles. Hoy en día sabemos que el motivo por el que lucían largas barbas era por el hirsutismo, una enfermedad que altera el nivel de las hormonas –normalmente genera un exceso de andrógenos, las llamadas “hormonas masculinas” –, y provoca la presencia de vello corporal allí donde es habitual en los varones. Hay que aclarar que todas las mujeres producen

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Mucho más rara es la hipertricosis o síndrome del hombre lobo, una extraña enfermedad congénita que causa la aparición de vello por toda la superficie corporal. Parece ser que esta es la enfermedad que padeció la famosa mujer barbuda mexicana, Julia Pastrana (1835 – 1860), cuyo aspecto simiesco y con abundancia de cabellos llegó a ser estudiado por médicos de todo el mundo e incluso por científicos como Charles Darwin. Pese al estado de marginación y humillación, algunas de estas mujeres alcanzaron cierta notoriedad y fama en su época. Tal es el caso de Jane Barnell, alias Lady Olga, que giró varios años con el Circo Ringling Brothers y que apareció en la película Freaks, de Tod Browning (1932), aunque no quedara contenta con la visión de los fenómenos en el film. Otra famosa barbuda fue Annie Jones, hallada por el empresario P. T. Barnum al poco de nacer y comprada a sus padres por 150 dólares semanales de la época (una fortuna). Se sospecha que Annie también padecía hipertricosis y en su madurez renegó de su condición de freak y se dedicó a la música. Actualmente, a las mujeres que padecen estos casos severos de hirsutismo se les ofrece tanto tratamiento estético como hormonal para reducir sus niveles de andrógenos; aunque a veces basta con corregir la enfermedad de base para que desaparezcan estas manifestaciones. Por lo tanto, quedan para el recuerdo las es-

tampas de mujeres barbudas exhibidas sin escrúpulos para gloria de la ignorancia del pueblo. La mujer barbuda, cuadro de José de Ribera. Debajo y a la izquierda, Julia Pastrana.


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