
20.000 ejemplares buzoneados



�� Isabel Díaz Ayuso en el homenaje a las víctimas en Valdemoro.
20.000 ejemplares buzoneados
�� Isabel Díaz Ayuso en el homenaje a las víctimas en Valdemoro.
Valdemoro fue uno de los primeros puntos negros del coronavirus en España. Aprovechando que este mes se cumplen cinco años del estado de alarma, ZIGZAG echa la vista atrás para repasar cómo vivió la localidad aquellos días, analizando qué medidas y hábitos han desaparecido y cuáles han pervivido con el paso del tiempo.
De la página 4 a la 8
MARÍA HERRERA, PREMIO NACIONAL DE DOCTORADO
“Uno afronta mejor el duelo si ha tenido una bonita despedida”
Página 10
Comienza las obras del tercer centro de salud
Página 11
Acusan al Gobierno de prohibir carteles contra la violencia de género
Página 12
EDITOR
Agustín Alfaya
DIRECTOR
Raúl Martos
EQUIPO
Graciela Díaz
Laura Álvarez
Alejandro García
COLABORADORES
Esther A. Muñoz
Jesús Paniagua
Fernando Ferro
Carlos Lapeña
Gerardo Miguel
DISEÑO
Alejandro Araújo
70.000 ejemplares buzoneados cada mes y controlados por PGD-OJD (20.000 en Valdemoro, 17.000 en Pinto, 8.000 en Ciempozuelos, 5.000 en San Martín y 20.000 en Parla)
ZIGZAG es la publicación decana de la prensa gratuita de la región. Comenzó a publicarse en 1990.
D.L.: M-4281-2022
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El coronavirus había llegado a España en enero de 2020, pero no fue hasta marzo cuando el país quedó paralizado por el estado de alarma. Calles vacías, hospitales desbordados y miles de víctimas marcaron el inicio de una crisis sin precedentes en la que la incertidumbre, el miedo y la distancia social se convirtieron en la nueva normalidad.
Con el tiempo, la vacunación masiva y las medidas sanitarias permitieron recuperar la verdadera normalidad previa a la pandemia. Comenzó a reactivarse la economía -todavía hoy diezmada-, volvieron los
encuentros y las mascarillas desaparecieron de la vida cotidiana. Sin embargo, el recuerdo de aquellos meses sigue presente, especialmente para aquellos que perdieron a un ser querido por culpa del virus. Estos cinco años han demostrado que olvidar lo vivido sería un tremendo error. La pandemia nos enseñó la importancia no sólo de apostar por la sanidad pública y la investigación científica, sino de tejer lazos de solidaridad ciudadana y unión. Más cuando un mundo globalizado como el actual multiplica las probabilidades de que una crisis similar pueda volver a existir.
APLAUSOS DE APOYO AL GOBIERNO LOCAL EN SU LUCHA POR RECUPERAR LAS VÍAS PECUARIAS. Una comitiva municipal recurrió a pie 2,8 kilómetros de estos caminos desde el recinto ferial para pedir a la Comunidad de Madrid que recupere el aspecto y la función que en su día tuvieron. El Ayuntamiento ha presentado quince sugerencias para mejorar el trazado actual, que tiene casi la mitad de kilómetros en un estado de conservación malo o muy malo.
ABUCHEOS ANTE EL INCIDENTE QUE SUFRIÓ UN EQUIPO DE FÚTBOL JUVENIL QUE VISITÓ LAS INSTALACIONES MUNICIPALES DE RONDA DEL PRADO. Unos ladrones se colaron en los vestuarios durante la celebración de un encuentro y se llevaron 13 teléfonos móviles, además de carteras, llaves y otros enseres personales. Desde
Pero algunos parecen empeñados en no volver la vista atrás. ¿Dónde quedan los aplausos a los profesionales sanitarios y de emergencias? ¿O la arrolladora ola de apoyo que recorrió cada punto de nuestro país? ¿Incluso la unión, si es que existió alguna vez, entre formaciones de distinto signo político? Si además de padecer una pandemia que dejó 769 millones de casos de coronavirus en todo el mundo y casi siete millones de muertes no hemos conseguido extraer ninguna lección de lo sucedido como sociedad, sin duda habremos sufrido una doble derrota.
el Consistorio se han lavado las manos explicando que, como recogen las bases reguladoras sobre la ordenación y distribución de espacios deportivos, la gestión de lo que ocurre en el campo es responsabilidad de los equipos a los que se ceden las instalaciones. Una respuesta intolerable que ha provocado la indignación de las familias.
APLAUSOS, DE NUEVO, A LOS DEPORTISTAS LOCALES QUE CADA MES LLEVAN A LO MÁS ALTO A LA CIUDAD DE VALDEMORO. Después de tres años sin competir en pista cubierta, Jesús España volvió a brillar con una medalla de oro en el Campeonato de Madrid Master en Pista Cubierta. También está de vuelta, aunque con lesión, la atleta olímpica Esther Navero. La joven se proclamó subcampeona de España de los 200 metros lisos en su regreso a Gallur.
El 31 de enero de 2020, un turista alemán que estaba de vacaciones en la Gomera se convirtió en la primera persona en dar positivo en España en el virus SARS-CoV-2, conocido como coronavirus. Eran los inicios de la primera gran pandemia del siglo XXI que comenzó en la ciudad china de Wuhan y que rápidamente se extendió al resto de países. “El virus no atiende a diferencias territoriales, a fronteras. No hay colores políticos, no hay ideologías, nuestros ciudadanos son lo primero”, declaró el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, el 14 de marzo de ese año, día en el que decretó el primer estado de alarma. El presidente pidió “dejar a un lado las diferencias” para afrontar “semanas difíciles de sacrificios”.
Cinco años después el mundo sigue siendo el mismo y, a su vez, es completamente diferente. No en vano, las cifras proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) son estremecedoras: en los dos años que duró la pandemia, el covid provocó casi siete millones de fallecimientos en todo el mundo. El virus está actualmente controlado, pero es más necesario que nunca echar la vista atrás para no repetir los mismos errores. “Si llegara hoy, el muzndo todavía tendría las mismas debilidades y vulnerabilidades que hace cinco años”, asegura el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus
LOS INICIOS
Más allá de las noticias, los primeros indicios de que algo importante estaba por venir llegaron a través del comportamiento de los ciudadanos españoles de origen asiático. “España no se está tomando en serio la magnitud y gravedad del covid-19”, advirtió a preguntas de ZIGZAG la propietaria del establecimiento valdemoreño Euro Asia. Aunque fue uno de los pocos locales asiáticos que no cerró antes del estado de alarma, sí fue de los primeros en instalar dispensadores de gel hidroalcohólico y dar mascarillas a sus trabajadores.
Esa inquietud se trasladó pronto a la población. Desde febrero las farmacias de Valdemoro y del resto del país se quedaron sin productos de protección contra el virus: “No sólo es que los tengamos agotados nosotros, es que directamente el distribuidor tiene puesto un mensaje en su contestador diciendo que si llamas para preguntar por mascarillas o geles no tiene”, contaban a este medio desde la farmacia Maria Luisa Navarro Izquierdo Valdemoro fue uno de los primeros puntos negros del coronavirus en España. El segundo
fallecimiento de una persona a causa del virus en nuestro país se produjo el 5 de marzo en el Hospital Infanta Elena. Se trataba de un hombre de 76 años que era usuario del centro municipal de mayores, que esa misma tarde fue cerrado por orden de la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid tras confirmarse una veintena de casos en las instalaciones.
La corporación local sufrió en sus propias carnes los efectos del virus. Cuatro concejales se contagiaron de coronavirus antes del confinamiento, entre ellos el responsable del Área de Mayores. “Estamos ante uno de los mayores retos que tendremos que superar en muchos años y únicamente podremos hacerlo con responsabilidad, moderación y veracidad”, dijo a la ciudadanía el entonces alcalde por Ciudadanos, Sergio Parra
El Ayuntamiento de Valdemoro decretó de forma inmediata el cierre de las instalaciones y la cancelación de eventos públicos, y centró su labor en la creación de una comisión de seguimiento del COVID-19, ampliación del plazo de impuestos, refuerzo de servicios sociales, desinfección
de calles y el mantenimiento de la atención telemática. También se metió de lleno en la difícil tarea de conseguir mascarillas, guantes, pantallas protectoras, geles y test de detección. En concreto, distribuyó más de 300.000 mascarillas provenientes de adquisiciones propias o suministradas por otras administraciones.
“Supuso un enorme esfuerzo organizativo, sobre todo para asegurar los servicios básicos, atender las demandas de las residencias de mayores y de las personas que en situación de vulnerabilidad precisaban de ayuda, poner en marcha el teletrabajo y redirigir los servicios. En definitiva, asegurar que la administración continuaba funcionando”, explican fuentes municipales.
España tardó 48 días en alcanzar lo que se llamó ‘la nueva normalidad’. El 4 de mayo comenzó el fin del confinamiento en nuestro país de manera escalonada hasta que las restricciones se acabaron por completo el 21 de junio. Algunas ciudades quedaron de nuevo aisladas en ese tiempo por su elevado número de casos, pero Valdemoro fue capaz de evitar el cierre semana a semana a pesar de superar en más de una ocasión la tasa límite de contagios. “Ha sido uno de los confinamientos más duros de la Unión Europea”, reconoció el ministro de Sanidad, Salvador Illa
Posteriormente habría más limitaciones de movimiento y reunión, pero nunca se volvió al escenario inicial. Todo gracias a que, en menos de un año, las empresas farmacéuticas fueron capaces de fabricar y distribuir mundialmente varias vacunas que resultaron efectivas contra el coronavirus. El Gobierno de España decretó, el 4 de julio de 2023, el fin de la emergencia sanitaria, momento hasta el que se contabilizaron de forma oficial 13,9 millones de casos y 121.760 muertes en nuestro país.
“Lo que ha ocurrido aquí es una tragedia”, reconocía en las primeras semanas de pandemia el alcalde de Valdemoro, Sergio Parra. En el Ayuntamiento creen que la ciudad no ha sufrido “un cambio radical” por el covid, si bien admiten que “indudablemente a nivel personal ha debido hacer mella”. Y es que, ciertamente, esa sensación inicial todavía sigue intacta en la memoria colectiva cinco años después: “Fueron días de mucha angustia, me sobrecogía especialmente el silencio que había”, recuerda Jesús Paniagua, presidente de la Asociación de Consumidores de Valdemoro.
Entre tanta oscuridad, la ciudadanía sacó a relucir su lado más brillante. Los vecinos de Valdemoro se sumaron a las iniciativas solidarias de empresas y entidades y se organizaron rápidamente para montar una red solidaria de ayuda para atender a las personas vulnerables. Ya fuera haciendo la compra, paseando a sus mascotas o haciendo compañía por teléfono, los voluntarios trataron de hacer la vida más fácil a aquellos que, por miedo o vulnerabilidad, no podían salir a la calle. “Fue impresionante, es una pena que con el paso del tiempo nos hayamos olvidado de ello”, reflexiona Paniagua.
Vecinos y profesionales fueron debidamente homenajeados en un emocionante acto organizado por el Ayuntamiento de Valdemoro que tuvo lugar el 29 de julio de 2020 y en el que participó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
LAS OTRAS
CONSECUENCIAS
La crisis del coronavirus no fue sólo sanitaria, sino también económica. El Producto Interior
121.760
muertes y 13,9 millones de contagios se produjeron en España durante la emergencia sanitaria del coronavirus.
10,8% de los españoles reconocieron haber tenido pensamientos suicidas en el primer año de la pandemia.
30% de los negocios de hostelería cerraron tras el fin de las restricciones impuestas.
100.000 profesionales de enfermería harían falta para que España se equiparase al resto de la Unión Europea.
92% de la población española mayor de 12 años se ha vacunado contra el coronavirus.
Bruto (PIB) de España disminuyó un 10,8 % en 2020, la mayor contracción desde la Guerra Civil, y 100.000 empresas cerraron sus puertas definitivamente entre 2020 y 2021. Las restricciones fueron especialmente duras en el sector de la hostelería, en el que aproximadamente un 30% de los negocios no logró reabrir tras el levantamiento de las restricciones por la pandemia.
En Valdemoro, como cuenta el presidente de ACUSVAL, muchos locales se vieron obligados a cerrar ante la imposibilidad de pagar sus cuotas de alquiler y los que siguieron trabajando tuvieron que adaptarse en tiempo récord a las circunstancias para atender a sus clientes. “Tenemos un pequeño comercio que es un
ejemplo por cómo se integraron y participaron en acciones solidarias en un momento tan difícil”, valora Jesús Paniagua. Uno de esos establecimientos que no paró su actividad por tratarse de un servicio de primera necesidad fue Pan de Madre Tierra. “Recuerdo vivir aquellos días con muchísimo miedo e incertidumbre a nivel laboral, pero también con mucha pena porque algunos clientes fallecieron”, cuenta Arturo Sánchez. El dueño de la panadería reconoce que “lo vi venir” y, antes del confinamiento, compró –e incluso donó– todo tipo de material de protección contra el virus: “Tuvimos mascarillas para tres años”. Es precisamente uno de los signos de la pandemia que hoy siguen en el establecimiento porque “nos acostumbramos a trabajar con ella y viene bien para no respirar harina”.
Fueron muchos los que se dedicaron en cuerpo y alma a la repostería durante el confinamiento. Sin embargo, para Pan de Madre Tierra fueron “días de muchísimo trabajo y jaleo” en los que tuvieron que contratar a más personal para poder atender todos los pedidos a domicilio y las ventas en tienda no sólo de pan, sino también de harina y levadura. “Había gente que nos decía que había aprendido a valorar nuestro pan porque no eran capaces de hacer uno decente”.
Arturo recuerda divertido cómo los vecinos tiraban de picardía para salir a la calle todo lo posible. “Había personas que a las 9.00 horas bajaban a por un croissant, a las 11.30 horas a por una barra de pan y a las 13.00 horas compraban una segunda barra sólo para tener una excusa para salir de casa”.
LA NECESIDAD DE REINVENTARSE Tampoco lo tuvieron fácil las instituciones a cargo de la población más vulnerable: niños y ancianos. Las residencias vivieron un auténtico infierno especialmente en el inicio de la pandemia, durante el que los centros educativos tuvieron que adaptarse a una modalidad de enseñanza telemática nunca antes puesta en marcha. “De la noche a la mañana tuvimos que reinventarnos –cuenta Julia Rubio, directora del Colegio Bilingüe Valle del Miro de Valdemoro–. Aunque es cierto que nosotros, como centro Apple Distinguished
School, llevábamos un camino ya hecho”
El centro fue el primer colegio de la localidad en comenzar con las clases online, en concreto desde el segundo día del cierre de las instalaciones. Con el tiempo, implementó estrictos protocolos de seguridad, reorganizó espacios y combinó clases presenciales y online para volver a recibir a los más pequeños. “La verdad es que fue un poco locura, pero la colaboración entre profesores, familias y alumnos fue clave para garantizar una vuelta segura”, explica su directora.
Algunos estudiantes se vieron desbordados por la situación, pero “gracias a un refuerzo personalizado y el apoyo de nuestros profesores conseguimos minimizar el impacto y recuperar el ritmo académico”. La experiencia, en cualquier caso, ha servido para que Valle del Miro se convierta en un colegio “más flexible y adaptativo ante circunstancias sobrevenidas”.
Hay una pregunta que, cinco años después, todavía muchos se hacen. ¿Estuvieron las administraciones públicas a la altura? “Hubo necesidades que cubrimos nosotros como centro, pero es comprensible porque nunca nos habíamos enfrentado a algo semejante por lo que las actuaciones y las decisiones a tomar por parte de la administración debieron ser complejas”, responden desde Valle del Miro.
En Pan de Madre Tierra también conceden que “a toro pasado las cosas se pueden gestionar siempre mejor”. Sin embargo, Arturo Sánchez critica que el Gobierno de España esté reclamando ahora a las empresas que justifiquen las ayudas que se concedieron durante la peor parte de la pandemia. “Hay gente que se las están haciendo devolver, me parece muy feo. ¿Para qué les ayudaste entonces?”
En el plano local, ACUSVAL también es crítico con el Gobierno de Ciudadanos: “Aquel Ayuntamiento lo único que hacía era trabajar a golpe de titular”. Jesús Painagua señala que su gestión “fue nefasta y completamente pasiva, se dejó llevar por los acontecimientos sin hacer nada por los comercios, informar a los vecinos o llevar a cabo algún tipo de acción para paliar las consecuencias”.
�� La presidenta Isabel Díaz Ayuso durante el homenaje a las víctimas del coronavirus en Valdemoro. A la derecha, una de las coronas en honor a las víctimas que se depositó en el Centro de Mayores del municipio, uno de los primeros focos del virus en España.
Lo cierto es que no lo tuvo fácil aquel Ejecutivo. Más allá de las lógicas complicaciones a las que se enfrentaron todas las administraciones públicas en aquellos días, Ciudadanos gobernaba en Valdemoro en minoría y sin contar con un apoyo real por parte de los dos partidos que le habían aupado hasta el Gobierno, Partido Popular y Vox. Independientemente de los motivos, los siete concejales naranjas fueron acusados de inacción por la oposición y parte de la ciudadanía, que se lo hizo pagar en las urnas sacando al partido de la corporación municipal en las siguientes elecciones municipales.
“Se hizo lo posible por atenuar las consecuencias y ayudar en todo lo que permitían las circunstancias, aunque siempre quedará la duda de si se pudo hacer más”, valoran hoy desde el Ayuntamiento de Valdemoro. El covid fue “un tremendo entrenamiento
de que cada servicio ha sacado una lección práctica” y del que salió, en su opinión, un Consistorio más fuerte “como luego pudo apreciarse en Filomena, aunque ambas no puedan equipararse”.
Entre los debes del equipo liderado por Sergio Parra destaca sin lugar a dudas su incapacidad para conseguir ni una sola ayuda procedente de los Fondos Next Generation, el mecanismo europeo para salir de la crisis económica. También prometió 90.000 euros en ayudas para autónomos y comerciantes locales y que las clases de la Escuela de Música serían temporalmente gratuitas, pero ninguna de las dos iniciativas llegó a materializarse.
A cambio, se impulsaron medidas como la moratoria de alquileres en viviendas sociales y en el Centro de Empresas y también se acordaron moratorias en
la aplicación de la ordenanza de terrazas y veladores.
LA ATENCIÓN PRIMARIA, BAJO MÍNIMOS
Si hay algo que demanda la ciudadanía es que se recuperen los niveles de la Atención Primaria previos a la crisis. Todos los esfuerzos sanitarios se concentraron principalmente en los hospitales, de manera que los ambulatorios quedaron diezmados y dejaron de contar con algunos de los que servicios que ofrecían hasta entonces, como las urgencias extrahospitalarias. “Tuvimos que organizar un centro de salud diferente, montar prácticamente un call center”, recuerda Pedro Samblás, pediatra del centro de salud de El Restón. A pesar de las dificultades, afirma que “había una gran corriente de solidaridad y teníamos la sensación de que todos unidos podíamos abordar lo que
viniese”. Pero sigue siendo difícil olvidar aquellas 200 y hasta 300 llamadas diarias y “el miedo reflejado en las voces y en los rostros de los que se acercaban al centro de salud”.
Aunque las mascarillas han desaparecido de los ambulatorios, continúa habiendo rastros del covid. El gel hidroalcohólico sigue estando presente en las instalaciones y las consultas telefónicas se han mantenido, aunque actualmente no llegan a representar el 20% de la agenda. Asimismo, se está apostando por la telemedicina y en el centro de salud de El Restón están buscando voluntarios para que aprendan a utilizar esta tecnología.
Aquel esfuerzo titánico de los profesionales sanitarios, que en muchos casos tuvieron que enfrentarse al coronavirus con simples bolsas de basura, era recompensado cada tarde en los
primeros compases de la pandemia con los famosos aplausos desde los balcones. “Fue muy emocionante, pero en el centro teníamos una idea crítica sobre todo lo que estaba sucediendo y sabíamos que era fruto de la emoción”, dice Sambás. Ciertamente, esos aplausos se han transformado con el tiempo en una crítica permanente a administraciones y profesionales.
El pediatra del centro de salud de El Restón cree que la pandemia “despertó la conciencia social y puso de moda la solidaridad, pero me temo que eso no se ha sostenido en el tiempo y que, en lugar de más entendimiento, hay más crispación e individualismo”. De hecho, apunta que las promesas incumplidas sobre mejoras en el sistema sanitario han acabado provocando que “cada vez son menos los profesionales dispuestos a trabajar en los centros de salud”.
Especialmente señalada ha sido la gestión de la Comunidad de Madrid. Todavía hoy se pide explicaciones por los conocidos como los ‘protocolos de la vergüenza’ a través de los que se decidió que los usuarios de las residencias no serían trasladados a los hospitales en los peo-
El segundo fallecimiento oficial de una persona a causa del virus en nuestro país se produjo el 5 de marzo en el Hospital Infanta Elena. A la derecha, la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Valdemoro.
res momentos de la pandemia. Sólo en la primera ola, hasta mayo de 2020, fallecieron en la región 9.468 personas que vivían en residencias y de los que el 77%, 7.291 ancianos, lo hicieron en los propios centros.
Del mismo modo, se sigue reclamando que los centros de salud vuelvan a contar con el personal que había antes del coronavirus y que las urgencias extrahospitalarias recuperen la normalidad. Sólo 78 municipios de la Comunidad de Madrid cuentan con lo que ahora se conoce como Punto de Atención Continuada (PAC), pero su funcionamiento es intermitente. Valdemoro, en cualquier caso, no ha sido una de esas ciudades elegidas.
En el ambulatorio de El Restón explican que “aunque ahora estemos bien, estamos muy sobrecargados” ya que atienden a cerca de 40.000 pacientes cuando lo normal sería que esa cifra no supere los 25.000. En cuanto a la vuelta de las urgencias, Pedro Samblás considera lógico que Valdemoro no haya sido una de las ciudades elegidas por la proximidad del Hospital Infanta Elena. Sin embargo, piensa que el modelo actual no es eficiente
y, de hecho, defiende que “quitar las urgencias extrahospitalarias ha sido uno de los errores más flagrantes de la Comunidad de Madrid”.
El propio Ministerio de Sanidad reconoce que necesitaría 100.000 profesionales de enfermería adicionales para que España se equiparase a la ratio del resto de Europa, que cuenta con 8,5 trabajadores por cada mil habitantes frente a los 6,5 de media de nuestro país. De hecho, el gasto sanitario en España representa el 7,5% del PIB cuando en los países de la OCDE llega al 9%.
Su trabajo es fundamental no sólo para atender las eventualidades del día a día, sino para no volver a escenarios pasados. Aunque la cobertura de vacunación alcanza el 92% entre la población española de más de 12 años, la inmunidad que genera tanto la vacunación como la propia enfermedad disminuye con el tiempo. Sin embargo, esta temporada apenas se ha vacunado un 38% de la población en riesgo cuando la cifra a alcanzar es del 75%.
El tiempo dirá qué lecciones sacó el mundo de todo aquello. Pero la realidad es que, a día de hoy, ni siquiera sabemos de dónde proviene el coronavirus: “Seguimos pidiendo a China que comparta los datos y permita acceder a ellos para que podamos entender los orígenes de la COVID-19. Es un imperativo moral y científico. Sin transparencia, intercambio y cooperación entre los países, el mundo no puede prevenir adecuadamente futuras epidemias y pandemias, ni estar debidamente preparado para ellas”,imploró por enésima vez en enero el presidente de la OMS.
�� RAÚL MARTOS
Lo cierto es que cinco años no son suficientes para conocer el alcance real del coronavirus. Una estimación internacional de 2022 apuntaba que había 36 millones de afectados en Europa de covid persistente, de los que dos millones vivirían en España. Mención aparte merece la salud mental: el 41,9% de los españoles reconocieron haber sufrido alguna alteración emocional significativa durante el primer año de pandemia. Incluso un 10,8% afirmó haber tenido pensamientos suicidas, una cifra que se elevó hasta el 14,5% entre los jóvenes.
Herrera María
“Los
“La gente se muere mal”. Así de fulminante es la doctora María Herrera Abián (Madrid, 1978), quien lleva más de una década tratando de mejorar la atención que los pacientes y sus familias reciben en los hospitales cuando ya no hay cura posible y lo único que queda es afrontar el final.
Todo el trabajo que viene desarrollando desde que en 2012 se convirtiese en la jefa de los servicios de Geriatría y Cuidados Paliativos del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro ha quedado reflejado en su tesis doctoral, reconocida recientemente por la Real Academia de Medicina con el Premio Nacional de Doctorado en Ciencias Médicas Sociales y de la Salud. “Fue una gran sorpresa que se decantasen por una tesis enfocada a mejorar la calidad de muerte, porque la medicina tiende a premiar el hallazgo de una vacuna, de una cura para el cáncer… Es un signo de que algo está cambiando, como también lo son la promulgación de la Ley de la Eutanasia o de la Ley ELA”, afirma la doctora.
Antes de obtener este reconocimiento, su tesis, ‘Morir en el Hospital: Estudio comparativo de costes y calidad percibida cuando interviene un equipo de Cuidados Paliativos’, recibió el premio extraordinario de la Universidad Francisco de Vitoria en el curso 2023-2024. También ha sido publicada en las revistas científicas ‘Annals of Medicine (IANN)’ y ‘Journal of Pain and Symptom Management (JPSM)’.
Se trata de una investigación que combina métodos cuantitativos y cualitativos para mostrar la adecuación terapéutica y la mejora de costes en pacientes con enfermedad avanzada atendidos por una Unidad de Cuidados Paliativos (UCP) durante su último ingreso. Desde que dio los primeros pasos en 2018 hasta que la terminó en 2023, la geriatra analizó las pruebas diagnósticas, los fármacos empleados y las intervenciones de 1.370 pacientes que fallecieron en el hospital de
Valdemoro entre 2016 y 2018 y se entrevistó con 24 cuidadores o familiares, comparando en ambos casos los datos y respuestas de los que fueron atendidos por la UCP con los que no pasaron por este servicio.
La principal conclusión de su investigación es que, si existe un equipo de paliativos, el paciente y la familia están mejor atendidos y el gasto se ve reducido. “Al final hay cosas rutinarias en el hospital, como pinchar heparina a los pacientes encamados, que resultan innecesarias cuando todo lo que nos queda es cuidar y llevan aparejadas un coste. Hay que adecuar el tratamiento y la atención a lo que toca en cada momento”, señala Herrera, lamentando que a día de hoy aún haya muchos hospitales en España que no tienen equipo de paliativos. “La mitad de la población sigue sin estar cubierta”.
Este déficit en la atención que se da a los pacientes en el final de la vida, en un momento en el que el 75% de las defunciones se produce en hospitales, fue lo que animó a la doctora a realizar su tesis años después de haber obtenido el Máster en Cuidados Paliativos en la Universidad Autónoma de
Madrid. “Comencé a trabajar en ella con la esperanza de brindar una herramienta a hospitales y autoridades sanitarias para impulsar los cuidados paliativos, por eso hago hincapié tanto en la adecuación terapéutica como en el ahorro económico”, explica la sanitaria, cuyo estudio revela que los costes disminuyen si los pacientes terminales son evaluados por médicos con formación en paliativos. En concreto, la parte cuantitativa de su tesis muestra que el gasto diario por paciente en el Infanta Elena se reduce un 34%: de 112,62 euros si no es atendido por un paliativista a 74,27 euros en la UCP, debido al menor consumo de analíticas, pruebas de imagen, cirugías o fármacos innecesarios.
Los cuidados paliativos también cuentan con la total defensa y apoyo de los familiares que han podido contar con ellos en un momento tan complicado como es la despedida de sus seres queridos. En las respuestas de los entrevistados a las preguntas planteadas por la doctora, todos coinciden en alabar el control del dolor del paciente, la honestidad a la hora de informarles de todo lo que estaba ocurriendo, la disponibilidad, el apoyo brindado y el espacio que se les dio para decir adiós y poder asumir mejor el duelo. Esto contrasta con la falta de atención e información que denuncian aquellos que no pudieron contar con este servicio: “Nadie cuidó de nosotros, pero nos hubiera gustado”, llega a afirmar una de las personas entrevistadas por Herrera, cuyo familiar no dispuso de los servicios de la UCP en su último ingreso.
FORMAR EN CUIDAR
La solución no está únicamente en que todos los hospitales cuenten con unidades de cuidados paliativos. Para la jefa de los servicios de Geriatría y Cuidados Paliativos del hospital de Valdemoro, es importante que todos los médicos sepan manejar con la mayor sensibilidad y empatía posible las conversaciones difíciles con los pacientes, consolar a los
familiares y aliviar el sufrimiento del enfermo, adecuando el tratamiento a su situación. “Creo que los estudiantes de Medicina no deben salir de la universidad con la única idea de que van a curar a los pacientes, porque se van a encontrar con muchos a los que sólo van a poder cuidar”, expresa la doctora.
En el Hospital Universitario Infanta Elena todos los residentes tienen que estar dos meses en la Unidad de Cuidados Paliativos a fin de que adquieran unas nociones básicas sobre cómo se debe tratar a los pacientes terminales en el final de la vida, independientemente de si luego optan por especializarse con un máster como hizo Herrera. “Cuando uno está trabajando hay que formarse y reformarse en formas de comunicar malas noticias y de acompañar, por eso considero necesario también que exista un curso de paliativos que se imparta una vez al año, como se hace con la RCP”.
La pandemia del coronavirus, de la que este mes de marzo se cumplen cinco años, paralizó temporalmente su investigación, pero redobló la importancia que para ella ya tenía de por sí contar el momento de la despedida. “Uno afronta mejor el duelo si ha tenido una bonita despedida. El covid fue una bofetada en este sentido y me llevó a hacer más hincapié en la importancia de decir adiós y en que todos los profesionales, independientemente de su especialidad, sepan afrontar estas situaciones. Fue una motivación para mí”.
LA UCP DE VALDEMORO
La Unidad de Cuidados Paliativos del Infanta Elena asume a un paciente terminal y a su familia cuando reciben el aviso de sus compañeros de otros servicios. “El 80% viene de Oncología. Nuestros compañeros están muy sensibilizados y enseguida recurren a nosotros cuando ven que es necesario y no existe cura”, explica Herrera, quien inició esta aventura en solitario hace más de diez años, inspirando la creación de otras UCP del grupo Quirónsalud. A día de hoy, la UCPM de Valdemoro cuenta con un equipo multidisciplinar de tres médicos, una enfermera, una auxiliar y una psicóloga. Estos profesionales se reúnen periódicamente con las familias, ofreciéndoles información detallada del enfermo y preparándolos para afrontar la inevitable muerte.
�� GRACIELA DÍAZ
El último Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior ha ratificado la tendencia en materia de seguridad que siguió Valdemoro en 2024. La ciudad, que el año anterior fue la decimoprimera de la Comunidad de Madrid en la que se cometieron más delitos por vecino, ha subido hasta el noveno puesto entre los 36 municipios de más de 20.000 habitantes de la región.
La tasa de criminalidad de la localidad es de 52,6 delitos por cada mil habitantes, por debajo de la media madrileña (57,1) y encima de la del resto de España (51,1). El ranking de delincuencia de la Comunidad de Madrid en 2024 lo encabezan Madrid (71,1), Arroyomolinos (68) y Majadahonda (65,2).
Por su parte, las ciudades más seguras fueron Pozuelo de Alarcón (27,2), Tres Cantos (31,3) y Fuenlabrada (31,5).
A lo largo del pasado año se produjeron 4.282 delitos en Valdemoro, un 4,9% más que en el año 2023. Aunque la cibercriminalidad, que representa el 23,3% del total de hechos delictivos cometidos, se redujo (-6,6%), el repunte de la criminalidad convencional (+9%) propició los malos datos del municipio. Además de los delitos contra la libertad sexual (+13,8%), crecieron de manera importante otros indicadores como los robos en establecimientos (+148,8%) y domicilios (+30,6%) o las sustracciones de vehículos (+27,3).
Escondidos. La Policía Local detuvo el 10 de febrero a dos hombres acusados de haber cometido un delito de robo con fuerza en una vivienda de la calle Alarcón. Los arrestados fueron localizados en el interior del inmueble, donde se habían escondido al escuchar a los agentes: uno dentro de un armario y otro debajo de una cama. Los policías recibieron un aviso ciudadano a las 8.30 horas, cuando llegaron a la zona, se dieron cuenta de que los individuos se encontraban aún dentro de la casa y decidieron entrar a detenerlos. Ambos han sido puestos a disposición judicial.
El Ayuntamiento de Valdemoro aprobó el 26 de febrero la licencia de obra de construcción del tercer centro de salud de la localidad, que fue licitado el 2 de octubre junto a los nuevos ambulatorios de Pinto, Leganés y Fuenlabrada después de que el proceso tuviese que ser reiniciado al existir defectos subsanables.
La empresa ASCH Infraestructuras y Servicios se hará cargo de la construcción de las cuatro nuevas dotaciones del lote valorado en más de 25 millones de euros. De ese presupuesto, 2.605.493 euros se destinarán a levantar el centro de salud de la calle Lili Álvarez. El plazo de ejecución es de 18 meses desde el inicio de las obras.
El edificio contará con una superficie de 1.447 metros cuadrados y estará distribuido en dos plantas. Dispondrá de cinco consultas de Medicina de Familia y Enfermería, tres de Pediatría y
Enfermería Pediátrica, zona de extracciones y Unidad de Psicoprofilaxis Obstétrica. El proyecto también contempla la creación de 25 plazas de aparcamiento y una zona ajardinada que ocupará cerca del 50% de la parcela.
El alcalde, David Conde, ha celebrado el inicio de las obras de construcción por ser un “paso muy importante en la calidad del servicio público que ofrecemos a los valdemoreños”
Pero no todos ven con tan buenos ojos la llegada de esta dotación. “Agradezco que se abra, pero tengo mis dudas sobre lo que va a pasar”, asegura Pedro Samblás, pediatra del centro de salud de El Restón. Considera que “vamos a conseguir una nueva infraestructura, pero no una mejora en el número de medios humanos”, a lo que añade que “puedo afirmar con certeza que es un centro de salud pequeño que no va a cubrir las necesidades que tenemos en el pueblo”.
�� RAÚL MARTOS
Una nota interna del departamento de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Valdemoro ha generado un nuevo conflicto abierto sobre las formas y prácticas para luchar contra la violencia de género entre el partido líder de la oposición, el PSOE, y el equipo de gobierno conformado por PP y Vox. El pasado 13 de febrero, los empleados municipales recibieron un comunicado en el que se les instaba a retirar todos los “elementos ajenos a la identidad institucional, asegurando un entorno de trabajo adecuado y conforme a la legalidad”.
Al enterarse de la existencia de este escrito, en el que se solicita a los trabajadores que no exhiban en los espacios destinados a la atención al ciudadano “carteles
y pegatinas con mensajes ajenos a las funciones institucionales”, el PSOE denunció una práctica que considera “inaceptable” y que no hace más que probar que el Gobierno local “está dando pasos de gigante hacia tiempos oscuros”.
Si bien en el texto interno no se especifica el tipo de carteles a retirar, los concejales socialistas aseguran que lo que ha desaparecido de estos espacios no ha sido más que la cartelería relativa a la lucha contra la violencia de género y en apoyo a sus víctimas y las banderas del colectivo LGTBIQ+.
“Una imagen vale más que mil palabras. Esto y más es lo que se ha eliminado. ¿A qué persona en su sano juicio le puede molestar la defensa de los derechos humanos?”, se ha preguntado Nuria Triguero, concejala socialista.
El Gobierno local ha respondido haciendo público el texto íntegro de la comunicación interna firmada por el edil Samuel Hernández Villamón y defendiendo firmemente que “es absolutamente falso que se haya ordenado retirar algún cartel específico alusivo a cualquier colectivo” y que el Consistorio valdemoreño siempre “ha demostrado su compromiso en la lucha contra la violencia de género y los derechos de las personas y colectivos”. El PSOE lo que ha buscado, a su juicio, es “ganar notoriedad” a costa de “usar la sensibilización social y de las personas mintiendo sobre la postura del Ayuntamiento y su Gobierno”. Un cruce de declaraciones que recuerda a lo sucedido en las últimas fiestas patronales. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, criticó a PP y Vox por eliminar el
punto violeta, lo que a su juicio es otro “ejemplo del negacionismo y la falta de respeto institucional a las mujeres instalado en los ayuntamientos donde el PP sigue gobernando con Vox”.
Los carteles en los espacios públicos del Ayuntamiento.
El plazo para apuntarse a la XVII Carrera Solidaria Capitán Duque ya está abierto. La edición de este año, que tendrá lugar el 16 de marzo, será más especial si cabe por el reciente fallecimiento de Francisco Duque, el honorable instructor de los ‘polillas’ del Colegio de Guardias Jóvenes Duque de Ahumada cuyo nombre quedará por siempre ligado al de esta cita deportiva.
La inscripción tiene un precio de 13 euros y se podrá formalizar hasta completar los 1.500 dorsales previstos. La recaudación irá destinada a la asociación Coesval, un colectivo local de padres creado para luchar por mejorar la calidad de vida de los niños con discapacidades al que también se puede realizar un donativo a través del ‘dorsal solidario’ sin necesidad de correr.
La competición, organizada por el Colegio de Guardias Jóvenes y el Ayuntamiento, dará comienzo a las 10.30 horas en la pista de atletismo del centro de la Benemérita. Los 10 kilómetros del recorrido discurrirán por el
casco urbano de Valdemoro hasta regresar al punto de partida. La meta se cerrará a las 12.00 horas.
Se han establecido seis categorías, además de la absoluta: veteranos A (de 40 a 49 años), veteranos B (de 50 a 59 años), veteranos C (a partir de 60 años), locales, alumnado del colegio y participante de mayor edad que complete el recorrido. Habrá trofeos para los mejores de todas las categorías, siendo la absoluta y la reservada a los estudiantes del centro las únicas con reconocimientos a los tres primeros clasificados en masculino y femenino. La última edición de la carrera solidaria consiguió reunir a más de 1.400 corredores, superando con creces la cifra de participación de las últimas ediciones y logrando una gran recaudación para la asociación Valdetea, colectivo local integrado por padres de menores con Trastorno del Espectro Autista (TEA). La victoria fue para Francisco España, hermano del olímpico Jesús España y corredor del club Amigos del Atletismo de Valdemoro.
Por cuarto año consecutivo, la plataforma Micole ha vuelvo a colocar al Colegio Valle del Miro en su ranking de los mejores colegios de España. El centro educativo de Valdemoro ocupa el octavo puesto de la lista de esta plataforma educativa, que evalúa anualmente a 22.000 centros públicos, concertados y privados del ámbito nacional.
“La clave para conseguir encontrarnos en dicha posición ha sido la combinación de una educación innovadora, una atención personalizada a cada alumno respetando los ritmos de aprendizaje, junto con un equipo docente comprometido con sus alumnos”, cuenta la directora del Valle del Miro, Julia Rubio. El centro ha desarrollado un modelo de enseñanza personalizado en cada etapa educativa, pero en el que siempre se fomenta “la curiosidad y el pensamiento crítico” de los alumnos.
Pero si por algo destaca el Colegio Valle del Miro es por su fuerte apuesta por los idiomas. No en vano, forma parte de la Red de Centros Bilingües de la Comunidad de Madrid para ofrecer un proyecto educativo que garantiza un aprendizaje del inglés de calidad desde Educación Infantil. También ofrece el Bachillerato Dual, que permite conseguir al mismo tiempo tanto la acreditación del bachillerato español como del americano.
En las primeras etapas, los pequeños aprenden a través de juegos, actividades lúdicas, materiales visuales y tecnología con el apoyo de auxiliares de conversación nativos. Es el punto de inicio de un sistema que promueve la exposición constante al idioma y cuya enseñanza se basa en el mé-
todo fonético ‘Jolly Phonics’, que permite una mejor adquisición de la lectoescritura en inglés.
A todo ello se suman eventos culturales, planes de autonomía, intercambios internacionales, certificación oficial de Cambridge e incluso la posibilidad de estudiar alemán. Un modelo de éxito que, como explica la directora del centro, sólo es posible gracias a “una planificación cuidadosa, coordinación entre docentes y un ambiente estimulante, asegurando que el aprendizaje del inglés sea natural, significativo y divertido”.
Pero Valle del Miro es mucho más. El colegio ha colocado a la educación emocional como pilar esencial de su enseñanza: “Es fundamental que los niños desarrollen habilidades socioemocionales que les ayuden a gestionar sus emociones, resolver conflictos de manera pacífica y construir relaciones saludables”. Para conseguirlo, el centro ha implementado herramientas como las asambleas de clase, el rincón la calma, el diálogo respetuoso, el uso de lenguaje positivo para resolver conflictos o el ‘emocionómetro’, un termómetro visual que ayuda a los niños a identificar y expresar sus emociones.
Los números avalan a Valle del Miro: el 100% de sus alumnos acceden a su primera opción de estudios, formación o empleo. “Nuestro equipo docente está comprometido, y adaptado a las necesidades de nuestros alumnos en el siglo XXI”, afirma su directora, Julia Rubio. Las familias interesadas todavía están a tiempo de participar en las jornadas de puertas abiertas que tendrán lugar del 13 al 15 de marzo.
La solución aporta rapidez, precisión y calidad a las imágenes y se alinea con los estándares internacionales de vanguardia del centro
El Hospital Universitario
Infanta Elena ha dado un paso más en su trayectoria de innovación sanitaria y tecnología de vanguardia con la incorporación a su cartera de servicios de una tecnología de resonancia magnética impulsada por inteligencia artificial (IA).
Como señala el Dr. Anthony Vizarreta, jefe del Servicio de Radiología del hospital valdemoreño, “la llegada de esta herramienta da respuesta a la creciente demanda de pruebas de imagen debido al envejecimiento poblacional, al aumento de patologías crónicas y al rol fundamental de las pruebas de imagen frente a las necesidades diagnósticas de la población”.
Un escenario que obliga a las tecnologías de imagen médica a avanzar con rapidez, precisión y calidad: con esta tecnología se refuerza nuestra excelencia diagnóstica, porque optimiza tanto la precisión de las pruebas como la experiencia de los pacientes y los profesionales, y contribuye a ofrecer una atención más eficiente en un contexto de creciente presión asistencial.
Concretamente, “este nuevo equipamiento es un software avanzado que mejora el proceso de adquisición de imágenes en resonancia magnética”, explica, añadiendo que “se basa en un algoritmo de reconstrucción con IA aplicado en la fase inicial de la señal, lo que permite eliminar el ruido y preservar los detalles con una resolución mejorada”. Además, al integrarse con el motor de aceleración MR Compressed SENSE con el que cuenta el hospital, reduce hasta tres veces los tiempos de escaneo tradicionales sin comprometer la calidad de la imagen.
A diferencia de los sistemas de resonancia magnética tradicionales, la nueva tecnología integra algoritmos de IA en el
�� Arriba, resonancia magnética del Hospital Infanta Elena de Valdemoro. A la derecha, el doctor Anthony Vizarreta, jefe del Servicio de Radiología.
citado motor, un equipamiento ya presente en los anteriores equipos de los que dispone el Infanta Elena. Pero, mientras las generaciones anteriores limitaban la velocidad o la resolución para evitar ruido en las imágenes, esta innovación utiliza reconstrucción basada en IA desde la fuente de la señal, eliminando interferencias y preservando detalles críticos. Esto se traduce en mayor resolución de imagen y una importante reducción de errores en imágenes (llamados “artefactos”) que complicaban los diagnósticos, lo que a su vez implica una reducción drástica de exploraciones no diagnósticas.
VENTAJAS SOBRE
TECNOLOGÍAS PREVIAS Entre los beneficios clave de esta herramienta destacan su velocidad y precisión (escaneos notablemente más rápidos sin sacrificar calidad); imágenes de mayor resolución, con un incremento del 65 por ciento en definición; detalles milimétricos (mayor confianza diagnóstica, con capacidad para detectar lesiones pequeñas como tumores incipientes); menor ruido y me-
nos artefactos, lo que mejora la in terpretación de resultados; versatilidad (es compatible con el 97 por ciento de protocolos clínicos, desde estudios cerebrales hasta cardíacos); mayor accesibilidad para los pacientes, con menos tiempo en el escáner (lo que lo hace ideal para niños, ancianos o personas con claustrofobia), mayor comodidad y diagnósticos más tempranos; e impacto en pacientes y profesionales.
Para los pacientes, la principal ventaja es la reducción del tiempo dentro del escáner, lo que disminuye la ansiedad y mejora el confort, especialmente en personas claustrofóbicas o pacientes pediátricos. Además, una mejor calidad de imagen reduce la necesidad de repetir estudios, evitando desplazamientos innecesarios.
En cuanto a los profesionales, supone una mejora en la eficiencia y fiabilidad diagnóstica. La posibilidad de obtener imágenes más precisas en menor tiempo optimiza el flujo de trabajo en el Servicio de Radiología, permitiendo atender a más pacientes con el mismo nivel de recursos.
“Esta tecnología se emplea en el 97 por ciento de los protocolos clínicos actuales, abarcando aplicaciones en imagenología cuantitativa para el cerebro (enfermedades degenerativas), corazón, hígado (bordes más nítidos en las lesiones/patologías) y sistema musculoesquelético (análisis de tejidos y lesiones con contraste avanzado), lo que permite diagnósticos más certeros en enfermedades complejas como el cáncer”, apunta el Dr. Vizarreta.
Su implantación en el hospital valdemoreño no ha requerido cambios estructurales significativos, ya que se integra sobre la tecnología existente, pero sí una actualización en los protocolos clínicos y una capacitación específica para el personal, redundando en una mejora de la atención para los pacientes.
Esta adquisición está alineada con los estándares internacionales de vanguardia del Hospital Universitario Infanta Elena y refuerza su apuesta por la incorporación de tecnología diagnóstica de última generación en manos de los mejores profesionales en beneficio de diagnósticos más rápidos, precisos y accesibles.
Y es que, a juicio del especialista, “el futuro de la resonancia magnética está marcado por la inteligencia artificial y el aprendizaje profundo (deep learning), y tecnologías como esta representan un paso crucial en esta evolución” “La aplicación de IA en imagen médica no solo mejora la calidad diagnóstica, sino que también optimiza los recursos sanitarios, lo que nos permite afrontar los desafíos del envejecimiento poblacional y el aumento de la demanda y presión asistencial”, apostilla.