
4 minute read
de abril, la herida que
from La Sombra del Rincón
by ZellDa
la cuerda. Veo a mi abuela, poniendo grabaciones de mi hermana y yo cuando éramos pequeñas. Veo a mis amigas desayunando en un restaurante, hablando tal vez un poco más alto de lo que deberíamos. Veo esos momentos en los que, de la risa, se viaja a un silencio de lo más agradable a la vez que confortante. Me veo a mí, conociendo a varios de mis ídolos. Me veo a mí, haciendo reír a la gente. Me veo a mí, reconociendo que yo también soy capaz de alegrar a otros. No sé si es por el drástico cambio de sentirme frustrada a sentir este tipo de felicidad, o si es porque esos recuerdos, desde el momento en que sucedieron, siempre han sido los que más feliz me han hecho, pero me lleno de emoción que recorre todo mi cuerpo y acelera mi corazón. Me paro en el centro a admirar todo aquello por lo que me siento tan agradecida, completamente conmocionada. Alcanzo a notar otras escaleras a mi derecha.
Incluso cuando quiero quedarme a ver otros momentos increíbles, la curiosidad es demasiado fuerte como para permanecer aquí. Sin mencionar que no tengo idea de qué pasaría si llegara al final de tantas memorias.
Advertisement
22
En fin, siempre las traigo conmigo, y espero que así continúe toda mi vida.
Cedo ante mi instinto de continuar avanzando. Al
subir al tercer piso distingo el lugar. Es una proyección de mi propia casa, pero tiene algo diferente. Todo está sobre el mismo plano, acomodado en un solo piso. Mi tele con mis series favoritas corriendo.
Mi tocadiscos girando a alto volumen. La cocina con mis comidas favoritas y el olor a chocolate proviniendo de varios postres horneándose. Hay una torre de todas las películas que amo. Tras salir por la entrada principal veo los lugares que frecuento, todos acomodados cercanos, como si estuvieran en una plaza. Está mi escuela, el cine, la cafetería; mis conocidos y seres queridos rondan por ahí, sonríen al verme. Entonces caigo en cuenta: en cuestión de pasos, en cuestión de notas, he visitado el futuro, el pasado y, por lo que veo ahora, el presente. Vuelvo a entrar. Voy al patio donde mi perro me recibe con gran felicidad. Recargadas ante la pared hay unas escaleras que llevan al techo. Decido subirlas.
23
El techo se convierte en una amplia y cómoda terraza. Las notas se han separado un poco. Veo hacia enfrente y lo noto. Hay una maravillosa vista, hermosa, llena de color. Repleta de vida. Una línea divide el paisaje, antes de esta hay elementos que conozco. Después de ella, se encuentra lo desconocido, que abarca mucho más territorio. Siento de repente una gran inspiración por llegar a esas tierras inexploradas. Tengo miedo, pero ese mismo miedo me genera un inexplicable entusiasmo. La vista que tengo desde aquí es bastante agradable, ¿por qué habría de cambiar tanto estando dentro de ella?
Las notas cambian; son más seguidas, más fuertes, más variadas.
Vuelvo al interior. Bajo. Recorro de nuevo todos los cuartos que visité, paso por el mismo pasillo de la entrada del primer piso. Pero al regresar me llega la realización: ha estado bajo mi control desde el principio. Yo he creado lo que se encuentra dentro de esta casa y todo lo que la conforma. Probablemente no siempre he sido consciente de lo que he introducido en ella, pero sé que se debe a mí. Es mi completa responsabilidad. Las
24
notas me han llevado a ella, sin ellas no la hubiera encontrado. Cada cambio importa. A veces las mismas notas me guían a un cuarto diferente o modifican alguno ya existente. Igualmente, depende de mí. Podría ignorar el primer piso, podría escoger qué mostrar en el segundo. Pero no lo hago. Los vi por alguna razón. Prefiero no ignorarlos. Solo debo verlos de una manera más calmada. Pensarlos. Procesarlos. Tomarlos en
cuenta para cuando vuelva a salir o vuelva a entrar. Por medio de cada cuarto voy conociendo mejor esta casa. ¿Por qué cambiar lo que la hace lo que es? Camino hacia el primer cuarto al que entré. Tengo curiosidad. Pero al ingresar no es igual. Encuentro a los mismos seres que vi anteriormente, solo que ahora hay más alternativas. Miro hacia arriba y ahí está: una pintura del mismo paisaje que logré visualizar desde la terraza. Aún sigue llamándome. Aún voy tras él. Salgo al pasillo de nuevo. En el techo hay un collage animado de todo lo que me gusta. Hay una combinación de cada habitación que visité, además de muchos otros elementos. Relaciones, profesiones, posesiones, experiencias. Pasiones.
25
Lo siento, siento cómo no me arrepiento de decisión alguna. Escucho un bostezo atravesar la casa. Sus luces
empiezan a difuminarse. Tengo suficiente por ahora. Corro en dirección a la salida, y embisto la puerta principal, abriéndola. Ahora es de día. Veo los colores más vívidos. Veo el paisaje. Camino hacia enfrente, bajo los escalones. Corro adentrándome al largo césped. Me lleno de energía. Doy vueltas. Siento una ligera llovizna. Volteo, mostrándome frente a la casa. La veo de arriba abajo, admiro sus detalles y su belleza. Así, mi rostro está cubierto por una grande e inevitable sonrisa al postrarse tanto ante mí.
Toca una última nota. Se alarga, pero va bajando de volumen, difuminando su sonido. Es tiempo de irme. Aún sonriente, me siento sobre el zacate y observo embelesada lo que me rodea. Yo creé esto. La nota acaba. La imagen se cierra de golpe. Suficiente por hoy. Me quito mis audífonos, vuelvo a la realidad. Miro alrededor de mi cuarto. Todo parece normal. Tomo un momento en silencio para simplemente reflexionar.
26
Pienso qué pasó, qué vi, qué viaje realicé esta vez. Luego, con una sonrisa en mi cara descanso mi cabeza sobre mi
almohada y cierro mis ojos. ¿Qué pensamientos tendré ahora en mis sueños?
27
página de cortesía
28