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Fe & Razón: Capítulo III
Los damjinnes llegaron montados sobre escorpiones gigantes de apariencia metálica desde los que atacaban con lanzas muy largas o arcos compuestos. Estas máquinas de guerra, aterradoras como resultaban, eran poco efectivas para la compañía y media de legionarios en formación a un kilometro del hospital, pues entrenados, podían temer a la bestia sin romper filas, manteniéndose firmes ante los ataques de las tenazas y aguijones, mientras combatían a sus sirvientes humanos, quienes acostumbrados a servir a los "nobles elementales" se arrojaban con valor pero sin oportunidad contra soldados disciplinados.
Esto de ninguna manera debe interpretarse como que los damjinnes no fueran peligrosos, lo eran, como todos los otros elementales, escondiendo tras su figura homínida, una biología y psique completamente ajena a la humana. Sin embargo, había un aspecto que compartían con el hombre, y que los hacía sumamente sencillos de entender para la Alianza de Reyes. Los elementales eran tan poderosos que creían en un derecho divino al gobierno sobre los demás, de manera que aunque abusivos, no se podían concebir a sí mismos sin otras especies para regirlas, gastando el resto de su tiempo en actividades que les brindaran estatus frente a otros elementales. Un juego muy extraño pero no sin su lógica, pues allá en las arenas perpetuas el poder se compartía entre diferentes déspotas, de los cuales el Tirano de Bronce era sencillamente el depredador más grande y violento, por lo que estos elementales de sangre, creados según el mito por el Djinn cuando se le pidió regresarle la vida a los que había masacrado, eran una nobleza hastiada que servía al dragón por "honor", la elegante forma de evitar aceptar que al igual que todos, le temían. Así que sin la sorpresa táctica, y sin motivación en la lucha salvo cumplir un acuerdo ancestral, simplemente lanzarían a sus hombres a la muerte, buscando alguna buena anécdota hasta que sea posible considerar que han cumplido de manera correcta las obligaciones de su alianza. Por ello, aunque todos sabían que las Legiones enfrentarían humanos con la mente lavada o el espíritu roto, poco se podía hacer por esos infelices, excepto golpearlos y esperar que puedan entender que pelear por el bando contrario, era de alguna manera mejor.
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Iveline miraba la escena desde el final de la parte externa de la carpa que cubría el improvisado hospital. Si bien era la mejor sanadora entre los presentes, su oficio como priest la hacía invaluable para reconocer el momento en que una situación pudiese volverse peligrosa, dándole la oportunidad de actuar, así, en un instante, detuvo a Dakva para evitar que una flecha lanzada desde muy lejos y con poca oportunidad de acertar contra ella pudiera golpearlo por accidente. Luego tuvo que mostrar autocontrol para no desear la muerte del responsable, y eso fue algo que Beckhoff notó y comentó mientras se acercaba, bastón en mano.
¿Te cuesta mucho trabajo evitarlo? Tsk . Preguntó sin poder recuperar el aire de la caminata. No sé de qué hablas contestó ella aparentando distracción.
Contenerte. Actuar rápido y decisivamente para eliminar la causa del peligro. Asumo que no es posible por la distancia, pero te ves tan decidida que apostaría que podrías acertarle al damjinn del arco desde aquí. Tsk.
Ella solo movió la cabeza ambiguamente sin contestar ni quitar los ojos del damjinn que la atacó, y que perseveraría en sus intentos, cambiando de arco y ajustando el ángulo hasta lograrlo.
Bien, prefiero que domes los reflejos del instinto asesino, a que ingenuamente trates de reducir la situación al punto de que matando al correcto, puedes evitar derramar más sangre. Tsk.
Iveline cerró los ojos para contener su escudriñamiento. La había descubierto, y ahora, si ya había aprendido el patrón, venía el regaño con condescendencia, por lo que, inevitablemente decidió alimentarlo.
¿Qué no hacemos eso aquí? Estamos tratando de derrocar a un Tirano para que deje de desperdiciar vidas valiosas en sus caprichos.
Beckhoff sonrió. Como rival de ingenios la priest era tan entregada como edificante.
Nada parecido querida. Como demuestran estos ejércitos vasallos al hacerse presentes solo para mostrar su valía, el Tirano de Bronce es un dictador mucho menos demandante que la Alianza de Reyes. Tsk.
¿Estás llamando dictador al Lyonesse?
Por supuesto, cualquier otro epíteto se quedaría corto, ¿De qué otra manera se podría llamar a un hombre que tiene control sobre la vida y posesiones de Todo bajo Concordia? Tsk.
¿Este blasfemo y casi traidor punto de vista es la doctrina de Crysta o un punto de vista personal?
¿Te sorprendería saber que no soy el menstat más popular en la Cabala? Tsk.
No mucho rio quedamente Pero ya que la compañía está bien dirigida y no puedo alcanzar al damjinn desde aquí, te escucho, dale sentido a este conflicto. Por favor.
Beckhoff sonrió.
El meollo del conflicto, al margen del grandioso sueño de la civilidad bajo una única Ley, es simple y llanamente un proceso político. Mira a tu alrededor movió los brazos dejando ver el enorme desierto que los rodeaba solo arena. Luchar por arena es ilógico.
Estamos de acuerdo contestó ella a pesar de que hubiera pensado lo mismo aunque cada grano de arena fuera un diamante.
Tampoco eres la priest más popular entre los servidores de Eunice ¿cierto? agregó el anciano mientras Iveline sonreía, aun escudriñando el campo de batalla, por lo que Beckhoff continuó el meollo es que ganar arena no es útil, pero arrebatársela a un oponente formidable lo es, y no hay algo más formidable que este dragón.
¿Eso es todo?, ¿se trata de medir fuerzas?
Se trata de hacer una declaración los años de maestro lo obligaban a hacer pausas dramáticas para despertar el interés, pero los años de tutor, lo obligaban a aprovechar cada segundo, por lo que continuó Toma por ejemplo los damjinnes; elementales del quinto elemento, la sangre, usan su control sobre ella para mover ese detestable aparato metálico. Ahora, míralo en contexto. Los mismos damjinnes que pueden permitirse mandar a crear tan temible aparato y que tienen el poder de moverlo usando sus habilidades natas. Se organizan en casas nobles, para estar atrapados en un papel de diletantes. Donde el príncipe y sus allegados participan en esta guerra por una anécdota. No tienen intención de morir por la causa de un dragón que solo es un mal conocido, por eso no presionan la batalla. Es cierto. Mira, en vez de tener a ese temible aguijón haciendo estragos, lo usan de torre, para observar. Buscan la presa de honor que puedan tomar para satisfacer su ego ante sus pares, porque para cumplir su acuerdo con el dragón, solo debieron hacer un ataque sorpresa contra una instalación enemiga. Tsk.
Resultaba imposible no prestarle atención a los razonamientos del viejo. Su forma articulada de hablar, su tono y la simpleza con la que presentaba lo que decía, incluso el chasquido que agregaba al final de sus oraciones, eran adornos de sus dotes de orador. Así que como señal de respeto quiso darle pie a la pregunta correcta.
La política es una virtud que se me escapa.
Dudoso. Tu padre es solo mejor General que político. Quizá no te gusta, pero lo entiendes bien, y el instinto te obliga a pensar más allá de lo que ves, porque algo no cuadra. Hasta donde sabemos por recuentos y testimonios, entre los elementales, los damjinnes son los menos peligrosos; los dao, los marut, los efretti y sobretodo los jinnes, encarnan a la tierra, el agua, el fuego y el aire, respectivamente, por tanto son desde su creación; seres potentes que pese desatar tormentas a voluntad y controlar los caprichos de la naturaleza, se alinean al dragón. Pueden verlo como condescendencia porque es más sencillo de manejar, pero date la oportunidad de imaginar las redes políticas e ideológicas que impiden la destrucción que significaría ver a los elementales competir entre ellos, peor, competir contra todas las otras razas misteriosas que habitan este lugar, todas las cuales permanecen en paz solo porque deben ofrecer la deferencia de llamar al depredador más peligroso "Tirano de Bronce".
Como los Reyes de la Alianza de Reyes se alinean al Lyonesse.
¡Exacto! con su atención e interés no había necesidad de chasquear la boca.
¿Entonces para qué mueren los soldados del QuarNaTor?
Para perpetuar el poder que representan.
Un desperdicio . Contestó incapaz de ocultar su sentir.
Todo lo contrario querida. Un precio justo, y en cierto modo barato, porque el mensaje es claro.
¿Cuál sería ese mensaje? contestó Iveline un poco enojada de las muchas vidas perdidas por "símbolos" y declaraciones.
La priest resultaba fascinante, el hecho de que su forma de pensar no se alineará con sus circunstancias ni estuviera en línea con el credo que profesaba, la hacían una mente digna de instrucción. Por lo que decidió instruirla: Repasemos la última Era. En la breve vida de dos docenas de Lyonesse, se conquistó todo el continente, desde El fin del mundo hasta los ríos de arena blanca. Luego para honrar el nombre de Era de la Conquista, se derrotaron a doce diferentes razas en las Estepas rojas con muestras de habilidad formidable en el combate militar. Entonces, haciendo gala de sus recursos y el entendimiento del enemigo, nuestros operadores políticos lograron la imposible conquista del Imperio Eterno, un océano literal de razas organizadas que nos supera cincuenta a uno por habitante, no digamos por combatiente. Entonces, Grivar Lyonesse, se entera de la Svanah, el oasis escondido tras los ríos de arena. Su ambición es natural, es el hombre más poderoso del mundo, excepto por los que lo precedieron y los que lo presidan, así que quiere inmortalizarse como conquistador. Pero los rúgidos, no son un ato de especies que pueden atacarse por separado como se hizo en la Estepa Roja, todo lo contrario, son adversarios formidables y organizados para defenderse de una amenaza externa. Esta vez, a diferencia del Imperio Eterno, no hay un vínculo ancestral con nuestras Diosas ni comparten secretos culturales con el hombre. No, la Svanah era la primera gran pelea que la indetenible Alianza de Reyes estaba destinada a perder. Mas el Lyonesse tenía un recurso que en ese momento pocos podía entender pero que sería clave en lo que sucedería; el genio de su secretario personal. Avallach Teros era un hombre disciplinado e inteligente, entendió el problema entre manos, le ofreció varias rutas a su señor y calculado todo, despertó al dragón. Así, los rúgidos en vez de combatirnos como la amenaza que éramos, se aliaron con nosotros y ambos peleamos con el oponente invencible. Juntos.
Corríjame maestro, pero perdimos esa guerra. Por supuesto. Era inevitable, pero en vez de una deshonrosa derrota, regresamos a casa con el honor de haber sobrevivido a una situación imposible; los rúgidos por su parte recibieron tantas bajas que sabiendo que no podrían rechazar un ataque nuestro, formalizaron una alianza con el Lyonesse, no eran parte "oficial" de la Alianza de Reyes, pero se reconocían como vasallos personales del Rey de Reyes, y custodiarán la frontera de nuestros enemigos comunes. Tsk.
Así que básicamente los engañamos... contestó decepcionada ante el resultado del recuento.
Todo lo contrario. ¡Los exaltamos! Imagina a todas estas razas ferales; leónidos, rakshasas, phantros, jaguos, pumaridos, cheetas, cada una territorial y con sus propias cosmogonías. Esfuérzate por imaginar la posición complicada en la que vivían para funcionar como una sola sociedad para alejar a los otros moradores del desierto. Gracias a nosotros, no los ves como esclavos de los elementales, pues su desafío les valió ser considerados un poder local Iveline quedó sorprendida, pero el anciano se lució contestando lo que aquella apenas formulaba Aquel gran logro, permitió la estabilidad de la Alianza de Reyes tanto como la de la región, pero no sería para siempre, y el arquitecto de todo, era un humilde secretario, atención en eso, no el Gran Duque de Toscana, no un Emperador de hombres, ni siquiera un Rey ungido, sino un servidor público, y obviamente, fue quien sucedió al Lyonesse porque solo ese movimiento podría asegurar que el dragón se mantuviera inactivo a razón de que cuando se trazó aquel momento de la historia, se dispuso este. A conveniencia y capricho del hoy Lyonesse. Tsk.
Suena increíble, pero al menos, si un día te acusan de traición, recitales esto, no creo que ni el mismo Lyonesse se dé tanto crédito y devoción como lo haces tú.
Solamente porque necesita mantenerse humilde para poder fraguar estos planes, porque merece esa y más loas. Piénsalo así, todos los otros Lyonesse lograron todo lo anterior, pero Avallach, sin contar la proeza de su ascenso desde una posición mediocre, en solo treinta años, puso fin al complot doméstico más grande que se pudo pensar, obligó a los elfos a concesiones que ningún otro Lyonesse en cinco eras había siquiera pensado, y encima, conquistó Las Colmenas, una presa mucho muy superior a cualquier otra en tamaño, luego conquistó los Reinos de las cinco edades, un enemigo conocido por sus potentes héroes. Frenó la Convulsión esmeralda, solo unos quince millones de orcos, y ahora, en vez de descansar, regresa para poner en jaque la hegemonía del dragón.
Una flecha voló contra el menstat, pero antes de que Iveline pudiera reaccionar, el anciano dio un paso al frente y golpeó con su bastón al aire, deteniéndola a unos centímetros de su pecho con un movimiento calculado y fluido.
Tienes que admitir que sus planes solo son posibles gracias a un ejército de personas capaces, leales y bien preparadas agregó alabando los movimientos del anciano.
Sin duda. Pero nuestras habilidades o la falta de ellas, son irrelevantes, pues nuestro trabajo aquí no es ganar.
¿No? Te ruego entonces que me digas ¿cuál es nuestro trabajo? contestó un poco cansada de las idas y vueltas de la conversación.
Somos un recurso. No solo este hospital, sino cada Legión desplegada, el mismo Lyonesse y sus paladines, todos somos piezas que amenazan los movimientos del dragón. Que retan la lectura de su oponente Tsk.
Iveline lo sabía. Pero hubiera preferido no escucharlo, y esa inteligencia le parecía tan edificante a Beckhoff que se esperó a que hiciera la pregunta correcta.
Supongo que debe consolarme que todos estos movimientos que se pagan con vidas, son una forma de cortar pérdidas.
¡Bah!, no me decepciones Dilo con todas sus letras. Tsk
No acepto que el precio de mantener este mapa de alianzas se deba pagar con vidas.
Mphhh, siempre se paga con vidas, no hay otra moneda para la grandeza, la respuesta correcta es que estás agradecida por ser parte de un plan que es testimonio del genio humano.
Lo estaré cuando ganemos.
Ganar es irrelevante.
¿Porque no es posible? . Esa era la pregunta correcta.
El plan es sólido. Transportando a los heridos del frente, El Lyonesse ha convertido este hospital en la línea de refresco de la línea de refresco. Es posible, aunque poco probable, que la Orden Sanatoria y Mendicante de Maltar tenga oportunidad de matar al dragón, pero me parece plausible suponer que si cambia el frente de batalla, estaremos en posición de un golpe decisivo a sus ejércitos. Algo igual de importante.
¿Cuánto tiempo me queda con mis doctores? inquirió mientras golpeaba una flecha de lado con un látigo metálico que apareció en sus manos tan rápido como volvió a desaparecer, y el mismo Beckhoff agradeció la intervención pues el damjinn no cejaba en tratar de matarlo.
Depende de muchos factores. Creo que hay que tener en todo momento presente dos de ellos; el primero, es que mi intelecto, avanzado como puede parecer, es resultado de la devoción a la razón y sus herramientas, pero no me es posible considerar todos los caminos como la Cabala o claro, los dignos oponentes lo hac Beckhoff movió un bastón al aire y con el bloqueó la flecha que lo buscaba, perdiendo brevemente el aliento.
¿Cuál es el segundo factor? preguntó ella mientras veía a los damjines montados sobre las colas de los escorpiones, arco en mano tratando de matar al viejo.
Nuestro querido Lyonesse es un hombre de seis décadas, bien instruido. Pero El Tirano de Bronce, aún en el cálculo más conservador, ha tenido milenios para aprender a planear. Este ataque mediocre es su forma de decir, "sé lo que haces", así que todo a continuación depende de cual sea el verdadero plan que cada uno de ell Beckhoff movió el bastón para bloquear otra flecha con éxito, pero una segunda flecha volaba contra él desde otro ángulo, así que sacó su pistola y disparó con un atronador estruendo, golpeando la punta con la bala. Destruyéndola con suma pericia.
Sin embargo, ciego por el humo de su propia detonación, no notó que la punta de la primera flecha venía cubierta con gotas de sangre que de pronto se alargaron cual cuchilla y se lanzaron contra el menstat.
Iveline reaccionó a una velocidad imposible, usando su misterio; un collar metálico destinado para la oración, como látigo con el que bloqueó las cinco navajas, salvando la vida del menstat
Tan cerca de la muerte, Beckhoff agradeció de la única forma que a ella le importaría.
Se me acaba de presentar una lectura que quieres.
Iveline lo miró preparándose para ayudarlo a volver a la carpa donde al menos no lo verían. Pero antes de hacerlo, el menstat compartió su inteligencia.
El damjinn de la cota azul, en el escorpión al este ¿lo ves? Iveline asintió elimínalo, que sea lento pero seguro.
La muerte no es un juego. Venga, salgamos de su rango.
Esto no es una venganza. Escucha. El de la derecha es el noble; inexperto, demostrándose en la guerra a los demás, busca su presa de honor. Falló tres veces y de pronto, el de azul se apresuró a robarle el trofeo ¿Quién puede humillar con habilidad a su señor, sino su rival incómodo?, el heredero adecuado pero inelegible. Desafiándolo frente a todos, en virtud de una situación caótica. Encárgate del noble y los tendrás todos los días aquí, por honor, encabezados por su beneficiado rival para afianzar su posición. Encárgate del rival de forma que el noble puede retirarse dignamente por su bien y eso hará.
Iveline lo miró tratando de ver si lo que decía era real o solo estaba enojado por lo cerca que pasó la muerte. Pero viendo al hombre de canas con las pupilas casi grises pero con brillo morado clavadas en los damjinnes que competían por su muerte, supo que lo era, así que, solo se echó la capucha sobre el rostro y dio un par de pasos para desaparecer a la vista del menstat.
Literal. Solo se desvaneció, tanto para el tirador damjinn que la tenía en mente o el enfermero que la sabía afuera, pero incluso para el menstat que unos segundos antes la tenía enfrente. De hecho nadie la volvió a ver hasta unos momentos después, cuando uno de los lanceros humanos sobre la pata de en medio del escorpión metálico, creyó ver algo borroso acercarse. A pesar de sus esfuerzos por descubrirla, cuando finalmente pudo verla, ella ya estaba trepando la enorme pierna metálica, y ya que la lanza larga era inútil a esa distancia, para cuando produjo su cimitarra, ella ya había cortado su amarra, dejándolo caer.
Los otros lanceros trataron de asistir pero antes de que pudieran reaccionar, ella llegó a la canasta montada sobre la bestia. Dos de los damjinnes dirigieron su arco hacia ella, más la priest solo requirió un movimiento fluido para jalar su misterio con la mano y de él lanzar cuatro cuchillas metálicas directo a los damjinnes que cayeron empalados. Otro avanzó espada en mano, pero la priest solo abrió su misterio y lo usó como cadena, bloqueando un ataque y luego otro, así como la flecha de su blanco mientras el látigo, cual tentáculo viviente, recuperaba las cuchillas en el cuerpo de los primeros caídos creciendo con cada anexión. Un par de movimientos después, el misterio estaba en su máximo, así que con un ademán sin esfuerzo, cortó al guardia de la espada por el pecho para luego reclamar los dedos de su objetivo Pudo haber terminado ahí, pero inconfundiblemente sintió las vibraciones del escorpión, y supuso que el aguijón comenzaba a moverse, así que antes de terminar, lanzó el látigo para atrás y degolló al que usaba su sangre para controlar aquella bestia. Entonces, el damjinn con la mano cercenada movió su otra mano en un misterioso ademán, y ella sintió a su corazón recibir una opresión producto de su sangre acelerándose dentro de ella, algo extraño pues controlar su ritmo cardiaco era un básico para su oficio, así que sabiendo que su vida estaba en manos de Eunice, mientras la presión aumentaba en su interior, ella solo se cortó la muñeca con su propio misterio y la sangre salió expulsada con potencia.
El sanguinario acto distrajo al rival de forma que no vio a la cadena enredarse sobre su cuello, y cuando su mano se fue a la cadena, cayeron los dedos faltantes, pero no la cabeza. Así que al damjinn le tomó un momento darse cuenta que la vida se le escapada por la garganta y sin sus dedos, no podía obligar a la sangre a permanecer dentro de él.
Iveline se hizo para atrás y se tomó un momento para ver su obra. Consideraba despreciable aquella crueldad, pero escuchó al grupo del noble girar su escorpión. A pesar de sus facciones inhumanas, pudo ver el miedo en el noble damjinn, y sabiendo que estaba casi paralizado, decidió ayudarlo a salir de su estupor al levantar la espada de su rival para ejecutarlo con ella. El noble damjinn preparó su arco y disparó con poca puntería, pero la priest pudo alcanzar la flecha con el filo soltando la espada inmediatamente como si esa hubiera sido la intención del noble. Ni el damjinn ni sus sirvientes podían creer lo sucedido, así que la priest solo dio un par de pasos atrás, desapareciendo como si la hubieran ahuyentado.
Sucedió como estaba planeado: Para el dragón, el ataque sin compromiso de los damjinnes habían probado la fuerza del objetivo, para Beckhoff, el noble alcanzó a su rival y se lo llevó herido a un lugar a salvo, retirando a escorpiones como escolta y dejando a sus sirvientes solo unos minutos más para que no pareciera una desbandanda, sino un repliegue organizado. También Iveline vio su plan cumplirse, pues contrario a su instinto los legionarios la obedecieron y no persiguieron, fue una victoria con sangre pero sin violencia, así que mientras caminaba sobre la arena de vuelta a la carpa, divisó en el horizonte el plan del Lyonesse en marcha. Un movimiento inesperado, pero potencialmente devastador para ella y los hombres que trataba de salvar; un grupo se acercaba con los pendones dorados de la espada de Concordia, símbolo que solo el Lyonesse y su familia pueden usar, y ya que no existía un blanco más importante en esta guerra, por las vidas de todos, corrió tan rápido como pudo.