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Paseo en bicicleta

José Rodolfo Duarte

El viento frío y húmedo choca contra su rostro mientras se desplaza a toda velocidad. Es temprano y el carril del trolebús está vacío, lo que garantiza una experiencia satisfactoria para un ciclista con ganas de regresar a su hogar. Después de tres largas horas de permanecer sentado en un aula universitaria, sus piernas agradecen el movimiento y pedalean con toda su fuerza. Un impulso de adrenalina le recorre el cuerpo y mantiene activos a su corazón y pulmones mientras estos trabajan tiempo extra. El ciclista es veloz y continuamente se jacta de la manera en que deja a

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todo el tráfico atrás. Usando el carril alternativo en contraflujo los autos parecen ir en cámara lenta, mientras que él fácilmente los pasa sin tener que pensárselo dos veces. Pasa una calle, tres, cinco y se dispone a dar vuelta en la sexta. Deja de pedalear y empieza a inclinarse. Sus dedos mayor e índice están listos para presionar los frenos en el momento en que sea necesario. La bicicleta gira y el ciclista se incorpora a la calle hacia la derecha. Parpadea. Siente de pronto que su pierna derecha se atora en el pedal. La cadena se enreda en su pierna y pierde el equilibrio. Así, como Ícaro al sentirse en el punto más alto de su viaje, el ciclista pierde sus alas y se precipita a toda velocidad hacia el suelo; al dolor. La caída no duele. Lo único en lo que puede pensar es en levantarse antes de que los autos pasen por ahí. Se incorpora y un dolor punzante recorre su cuerpo de pies a cabeza. Es tan fuerte la sensación que el accidentado no puede reprimir una serie de maldiciones que lo liberan de su frustración. Se detiene un momento. Recuerda que tiene que volver a su casa y vuelve a subir en la bicicleta. Se asegura con pesadez y vuelve a avanzar. Algo ha cambiado en su faz. El paseo ha dejado de ser placentero.

JOSÉ RODOLFO DUARTE

Actualmente cursa el cuarto semestre de Comunicación en la Universidad Panamericana.

Entre sus intereses y anhelos más grandes se encuentra el de hacer cine. Como gran admi-

rador de las películas clásicas de monstruos y de los grandes universos cinematográficos, espera algún día poder llevar sus propias historias ante una audiencia grande y receptiva.