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Puertos y Casas Comerciales

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Escasez de Mejoras

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TERMINALES DE MARACAIBO

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Durante el siglo XIX la economía venezolana se concentraba en torno a los puertos que organizaban la exportación de la producción agropecuaria –café, cacao, tabaco, añil, cueros- y la importación de mercancías variadas por las casas comerciales asentadas en el litoral. Los comerciantes lograron concentrar la mayor cantidad de riqueza, de manera que los ingresos del Estado dependían en gran medida de las aduanas asentadas en los puertos más importantes del país, La Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo. Al mismo tiempo las inversiones para la producción agropecuaria también dependían de los créditos emitidos por un capital comercial que tendía a constituirse en el principal acreedor del país y la base de una estructura financiera incipiente.

Las ciudades del litoral constituían los centros económicos más importantes en la medida en que gestionaban el flujo comercial internacional, mientras el país atravesaba las guerras y conflictos del siglo XIX. Después de la Guerra Federal, comienza una etapa de expansión del modelo agroexportador centrado en la producción de café y la recaudación fiscal de las aduanas portuarias, estimulada por la creciente demanda de la Europa industrializada a partir de la década de 1860. Las casas comerciales lograban un proceso de acumulación sostenido y con una articulación nacional que le daba la capacidad de constituirse como el sujeto ideal para la centralización de la economía nacional. Incluso el desarrollo del transporte marino a través de barcos de vapor desde finales del siglo XIX, permitió una interconexión entre las poblaciones del litoral, que se veían aisladas por la geografía montañosa de la costa.

PUERTO CABELLO, ALMACENES Y DIQUE ASTILLERO NACIONAL.

Durante el siglo XIX la economía venezolana se concentraba en torno a los puertos que organizaban la exportación de la producción agropecuaria –café, cacao, tabaco, añil, cueros- y la importación de mercancías variadas por las casas comerciales asentadas en el litoral. Los comerciantes lograron concentrar la mayor cantidad de riqueza, de manera que los ingresos del Estado dependían en gran medida de las aduanas asentadas en los puertos más importantes del país, La Guaira, Puerto Cabello y Maracaibo. Al mismo tiempo las inversiones para la producción agropecuaria también dependían de los créditos emitidos por un capital comercial que tendía a constituirse en el principal acreedor del país y la base de una estructura financiera incipiente. Las ciudades del litoral constituían los centros económicos más importantes en la medida en que gestionaban el flujo comercial internacional, mientras el país atravesaba las guerras y conflictos del siglo XIX. Después de la Guerra Federal, comienza una etapa de expansión del modelo agroexportador centrado en la producción de café y la recaudación fiscal de las aduanas portuarias, estimulada por la creciente demanda de la Europa industrializada a partir de la década de 1860. Las casas comerciales lograban un proceso de acumulación sostenido y con una articulación nacional que le daba la capacidad de constituirse como el sujeto ideal para la centralización de la economía nacional. Incluso el desarrollo del transporte marino a través de barcos de vapor desde finales del siglo XIX, permitió una interconexión entre las poblaciones del litoral, que se veían aisladas por la geografía montañosa de la costa. La relación entre las casa comerciales y el Estado venezolano fue fundamental para adquirir créditos y recursos financieros que permitieran el ritmo de inversiones que requería el “ progreso ” , además de hacerle frente a la permanente situación de endeudamiento que presionó la economía durante todo el siglo XIX y comienzo del XX.

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