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Escasez de Mejoras
ESCASEZ DE MEJORA
En ese momento, no hubo grandes avances en la tecnología de cultivo de estos cultivos que permitieran cultivarlos con técnicas intensivas (la tecnología en este sentido nunca se desarrolló). Pero hubo varias técnicas para el cultivo intensivo de café en Centroamérica y Colombia que los caficultores venezolanos aquí nunca usaron.
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Este atraso tecnológico resultó en baja productividad, bajo nivel de vida, cultivo extensivo, poco desarrollo del mercado interno y muy poca sobreproducción. Por lo tanto, durante el período de dominio en esta fase agroexportadora, la acumulación de capital en la economía venezolana fue extremadamente baja.


Otro factor que influyó en lo anterior fue el control que las casas comerciales extranjeras ejercían sobre el comercio de productos agrícolas venezolanos. Los principales beneficiarios de las ganancias generadas por la economía agroexportadora fueron los exportadores e importadores comerciales, así como los grandes terratenientes. Este excedente no volvió a materializarse en la agricultura: las ganancias de las casas comerciales contribuyeron a la acumulación de los grandes países capitalistas al repatriar las ganancias que allí generaban estas casas comerciales; y las ganancias obtenidas por los terratenientes se invertían esencialmente en actividades no agrícolas.
Las principales casas comerciales que dominaron la economía agroexportadora venezolana fueron: Blohm (alemana), operando en La Guaira desde 1835; y Boulton (inglés), 1826; la cual mantuvo una red de ventas a nivel nacional a través de sucursales y sucursales. La clase dominante de exportadores agrícolas de Venezuela se formó originalmente como una alianza entre grandes terratenientes de la región costera central y líderes militares independientes encabezados por Páez.
Con el tiempo, el dominio de comerciantes y financieros, dueños de grandes casas comerciales, que mantenían constantes conflictos con los caudillos regionales, representantes de los intereses de los productores agrícolas, se prolongó hasta la guerra de confederación. Tras el triunfo de la federación, los caudillos regionales se incorporaron a la clase dominante, se convirtieron en terratenientes y, en este sentido, pasaron a depender del circuito comercial y financiero controlado por casas extranjeras. El poder financiero de los comerciantes financieros era tan grande que financiaban el presupuesto estatal. En marcado contraste con la realidad vivida por la Venezuela petrolera que surgió en el siglo XX, donde el Estado era todopoderoso y subsidiaba prácticamente todas las actividades económicas no petroleras del país.
El café se cultivaba en dos unidades de producción fundamentalmente diferentes: la finca y la finca familiar. La primera predominó en la región centro norte, y la segunda en la región andina. En las haciendas que originalmente cultivaban cacao y que posteriormente centraron su actividad en la producción de café, el trabajo esclavo se combinaba desde la época colonial con el trabajo de los peones; las características de ambas relaciones de trabajo no diferían mucho. La escasez de mano de obra y el cultivo extensivo del café en las haciendas se tradujeron en un bajo rendimiento por hectárea, comparado con otros países productores, como Colombia. Este rendimiento fue en descenso continuo hacia fines del siglo XIX y continuó descendiendo en las primeras décadas del XX.
La economía familiar campesina que cobró auge en la región andina en el último tercio del siglo XIX, se basó en el cultivo de pequeñas áreas, realizado por el grupo familiar campesino. El cultivo del café en estas unidades se realizó en forma intensiva, combinado con cultivos de subsistencia. El pequeño tamaño de las unidades productivas permitió la incorporación de mayor trabajo por área en las distintas labores, lo que permitió más altos rendimientos por hectárea en la región andina. A diferencia del peón, cuya actividad no lo vinculaba al circuito comercial agrícola, el campesino se vinculaba directamente al mercado local e indirectamente al internacional. Para fines del siglo XIX, los Andes venezolanos concentraban el mayor porcentaje en la producción nacional de café.