VNL N21

Page 10

ME HE TRAGADO UNA CANCIÓN Disculpen que no comience presentándoles mis respetos ni admirando su indiscutible categoría como oyentes, de la cual no dudo. Sin embargo, el asunto que me apremia con una urgencia desmedida no es otro que el que les he presentado de forma tan abrupta, sin aviso ni anestesia. Comprendo que les pueda sonar extraño, surrealista, si lo prefieren, pero no les he mentido en una sola palabra. Esta mañana, mi sobrino puso un vinilo en el tocadiscos y yo me acerqué para ver qué se disponía a escuchar. El caso es que el disco debía tener un surco más alto que otro o alguna otra imperfección, y la canción saltó directamente a mi boca abierta por la impresión. El desenlace ya lo conocen.

EL CUENTA CUENTOS El Pistolero

www.elcuentacuentos.com

La verdad es que a mí tampoco me había pasado nunca. Lo había comentado muchas veces, en tertulias con amigos y otro tipo de reuniones, pero nunca había pasado de tener un rato en la boca algún pedazo de estribillo, dos o tres frases a lo sumo. Lo saboreaba, le sacaba todo el jugo que los acordes y las populares rimas podían ofrecerme y pasados unos minutos lo escupía. Puede, no lo sé con certeza, que alguna palabra haya acertado a permanecer escondida en el hueco que queda tras la muela del juicio y me la haya tragado. Pero incluso en esos casos, dudo mucho que hayan sido poco más que monosílabos y algún que otro “love” o “dame”, nunca una “bilirrubina” ni un “unforgettable”. Llegados a este punto de mi escrito, debería decir que no hubiera puesto ninguna pega a mi recién adquirida calidad de hospedador de dicha canción si mi sobrino hubiera sido seguidor de otro tipo de estilos musicales. Un fado, por ejemplo, triste y envolvente, hubiera sido perfecto para acompañar las noches de melancolía pensando en mi añorada Melina. O quizás un tango canalla y sensual con el que agitar mis adentros, cual flor entre los dientes, en las salas de fiesta por las que mis amigos se empeñan en pasearme de un tiempo a esta parte. Ni siquiera le hubiera hecho ascos a la rasgada voz de Diana Krall. Sí, pensándolo bien, el sonido del piano en clave de jazz viste mucho las cenas y veladas de sociedad, de las que cada vez disfruto menos. Sin embargo, mi sobrino pertenece a una generación muy distinta a la mía.Yo, que aprendí a ligar en guateques aderezados por Lennon y sus muchachos, que crecí pensando que ser un Rolling Stone debía ser sin duda la cumbre de la sinvergonzonería y la nocturnidad,

18 VOLUMENOLEGAL 21

19 VOLUMENOLEGAL 21

he de sufrir esto.Yo, que idolatré a Mercury, a Serrat, a Bach y a María Callas de la misma manera, me veo condenado a padecer en silencio este suplicio, humillante y ruidoso a más no poder para un melómano de corazón. Por eso, me presento ante ustedes para denunciar mi situación extrema y pedir su ayuda experta. Por escrito, por supuesto sin abrir la boca, obligado como estoy a servir de cárcel a esta... aberración. Sólo la abriré para despedirme, si me lo permiten, dándoles una muestra de lo que estoy pasando: Chiquitan chiquititan tan tan que tun pan pan que tun pan que tepe tepe pan pan pan que tun pan que pin. Uh ha. CARA B - Me he tragado una canción, doctor. - ¿Perdone? - Digo que me he tragado una canción. - Creo que no le sigo. - Es que no hay nada que seguir, me he tragado una canción y quiero que me la extirpen. - Ya... - ¡No me mire con esa cara! Ni que fuera la primera vez que viene alguien a que le extirpen algo. - No, desde luego, pero... suelen ser objetos. Cosas de verdad. - ¿Y una canción no es de verdad? - Sí, claro, yo me refería a cosas físicas. Cosas que se pueden tragar. Canicas, un mechero, una espátula... cosas. - Pues yo me he tragado una canción. Concretamente, una versión de “Blowing in the wind” cantada por Billy Joel. - Buena canción. - Sí, de eso no tengo queja, aunque hubiera preferido la versión de Dylan. - O en directo, con Joan Baez... ¡esa sí era una canción! - Completamente de acuerdo, ¡qué época! ¿Eh, doctor? Los conciertos, las manifestaciones, haz el amor y no la guerra... - ¡Diga usted que sí! Las melenas al viento, la lucha contra el sistema... ¿dónde quedaría todo eso? - Pues no sé. A mí me fue bien, soy abogado y la verdad es que de los buenos. - No lo dudo, no lo dudo.Y mire yo, mi propia clínica privada. - Y bien cara que es, ¿eh? - No saquemos el tema... ¿Y cómo dice que se tragó la canción?

- Verá doctor: me quedé dormido en el salón de casa con los auriculares del mp3 puestos. Es un Ipod de última generación, algo impresionante, se lo recomiendo. - Tomo nota. - El caso es que uno de los auriculares debió deslizarse de la oreja mientras dormía y fue a parar a mi boca, que estaba abierta. Cuando me quise dar cuenta, me había tragado la canción entera. - ¿Qué síntomas ha notado desde que ocurrió esto? - Pues de repente he empezado a sentirme contestatario, fíjese. Por lo pronto al día siguiente le recriminé al jefe nuestra falta de ética y le dije que deberíamos trabajar gratis para gente con pocos recursos. - Cosa seria, ya veo. - Comprenderá que tenemos que extirpar de inmediato. - Sí, no hay tiempo que perder. Aunque, perdone que me ría... - ¿De qué? - No, nada, no es nada. - Venga, suéltelo. Que ya nos conocemos hace tiempo. - Bueno, pensaba como hubiera sido si se hubiera tragado una canción de los Village People o de George Michael. - ¡Madre mía! No lo había pensado... - Hubiera venido usted con hombreras y pendientes, o peor, ¡disfrazado de policía encuerado! - Calle, calle. - O una de Sex Pistols o The Ramones, jajajaja. - Doctor, que no es cosa de chiste. Le podría haber pasado a usted, ya vería como no se reiría tanto. - Disculpe, de verdad. Sé que la situación será complicada para usted, pero no he podido evitar imaginarle con imperdibles en la nariz y pantalones de pitillo. - Pues dejémonos de milongas. ¿Cuando me operará? - Déjeme ver la agenda... Sí, quizás podría dentro de dos viernes. - ¡Dentro de dos viernes! Eso es imposible, doctor. Si espero tres días más podría hacer cualquier locura y perder el trabajo. ¡Ayer estuve a punto de escribir consignas anticapitalistas en la mesa de reuniones del jefe! - Vaya, la cosa es urgente. Veamos... ¿cómo le viene mañana? - ¿Mañana tiene un hueco? ¡Sería perfecto! - Sí, mañana tenía una peritonitis pero me temo que tendrá que esperar. - Gracias, doctor, muchas gracias. - Nada, démelas cuando le operemos y le cobre. - Sí, claro.Y dígame... podrán extirpármela, ¿verdad, doctor? - Pues, ya sabe: “The answer, my friend, is blowing in the wind”.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.