© Del texto: 2008, Andrés Kalawski
© De las ilustraciones: 2008, Andrea Ugarte
De esta edición:
2012, Aguilar Chilena de Ediciones S.A.
Dr. Aníbal Ariztía 1444, Providencia
Santiago de Chile
ISBN: 978-956-347-343-8
Inscripción No 173.558
Impreso en Chile/Printed in Chile
Primera edición: mayo 2012
Diseño de colección: Manuel Estrada
Diagramación: Daniel Brown
www.bookdesign.cl
Una editorial del grupo Santillana con sedes en: España
Argentina
Bolivia
Brasil
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la Editorial.
•
•
•
•
•
•
•
• El
• EE.UU. • Guatemala • Honduras • México • Panamá •
• Perú • Portugal •
Rico •
• Uruguay • Venezuela
Chile
Colombia
Costa Rica
Ecuador
Salvador
Paraguay
Puerto
República Dominicana
La niña que se perdió en su pelo
Texto e ilustraciones
Andrés Kalawski y Andrea Ugarte
Lucía era una niña alta y delgada, y tenía el pelo liso y largo, sujeto con un cintillo. Cuando se enojaba, se sacaba el cintillo y su pelo le tapaba la cara.
Estaba lloviendo y Lucía no podía salir al patio a jugar. Además, como su mamá no quería prestarle sus cosas porque decía que siempre perdía todo, la niña se enojaba más y más.
Lucía
estaba tan enojada, que decidió encerrarse detrás de su pelo.
Después de un rato de estar encerrada, decidió que ya era hora de volver.
Caminó hacia la salida de su pelo, pero esta ya no estaba ahí. Se devolvió, fue hacia la izquierda, hacia la derecha; no encontraba cómo salir de su propio pelo.
De pronto vio una luz. «Esa es la salida», pensó, y caminó hacia allá.
Pero cuando llegó se dio cuenta de que era una linterna enredada en su pelo.
Lucía recordó que una vez se le había perdido la linterna de su mamá y nunca la había encontrado. La desenredó y se la llevó para alumbrarse el camino.
Escuchó un ruido. Se dio vuelta. A su alrededor todo era pelo. No se veía nada; ni bueno ni malo.
Siguió avanzando. Otra vez el ruido, ahora más cerca. Se dio vuelta.
¡Tenía al frente el monstruo más peludo y sonriente que uno pudiera imaginar!
Ya estaba cansada de tanto correr para que el monstruo no la atrapara.
Paró un momento para descansar y miró hacia atrás para saber si venía el monstruo. Alumbró el camino con su linterna para poder verlo mejor.
Vio entonces que el monstruo aparecía sonriendo de la oscuridad y se ponía delante de ella.
Él también estaba cansado y con la lengua afuera como si tuviera sed.
Encontraron ríos, plazas con juegos, quioscos de dulces y luego una larga calle de pelo.
Cuando llegaron al final, el monstruo le mostró una gran caja con una cosa brillante adentro.
¡Era el cepillo de pelo de su mamá! A Lucía se le había perdido hacía tanto tiempo.
Era como de cristal, y tenía cositas que brillaban en el mango.
Parecían joyas o estrellas.
Le dio las gracias al monstruo. Él le sonrió y Lucía le regaló la linterna.
La salida del laberinto estaba cerca. Se despidieron.
Cuando Lucía salió de su pelo y se puso el cintillo, había dejado de llover. El sol entraba por la ventana, haciendo brillar el cepillo de su mamá.
Este cuento se escribió y dibujó entre los años 2006 y 2008 en Santiago de Chile.
Si te gusta a colores lo puedes colorear.