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REVIEW OF OPHTHALMOLOGY

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debe enfocarse en buscar una mejora de la calidad de vida de los pacientes glaucomatosos y siempre recordar que pueden presentan al mismo tiempo síndrome de ojo seco. Usualmente la atención está enfocada en la presión y se deja de lado la superficie ocular, así como otros efectos colaterales del tratamiento anti glaucomatoso.

Figura 3. Exámenes de ojo seco antes y después de la cirugía refractiva.

Dr. Mario de la Torre, Perú.

El glaucoma y la hipertensión ocular se asocian frecuentemente al síndrome de ojo seco y a la enfermedad de la superficie ocular (ESO). Desde el 2011 diversos estudios han demostrado que ESO y glaucoma coexisten con prevalencias del 11% al 18% en mayores de 80 años. La concomitancia de ESO y glaucoma aumenta con la edad y es directamente proporcional a la cantidad de fármacos tópicos utilizados. Existe además un gran número de pacientes que reciben tratamiento anti glaucomatoso y que son en realidad falsos positivos o mal diagnosticados de glaucoma, en ellos se presenta también ojo seco. Un 52% de los pacientes que utilizan gotas para el glaucoma presentan alteración de la osmolaridad debido a los preservantes, por lo tanto, la tendencia actual es utilizar gotas libres de ellos. Otros fármacos como los beta bloqueadores, producen ojo seco y ESO por su misma estructura química, debido al aumento de la osmolaridad de la lagrima. Por todo esto, tanto el diagnóstico de síndrome de ojo seco o de ESO están subvalorados y debemos sospechar que un gran número de pacientes lo presentarán. La alteración de la superficie ocular crea las condiciones para el fracaso de la cirugía filtrante del glaucoma, ya que el uso crónico de gotas tópicas condiciona una afectación corneal y conjuntival subclínica, con alteración de la anatomía, presencia de fibrosis subconjuntival, blefaritis, queratitis, alteración de las glándulas de meibomio, que alterarán el proceso de cicatrización de la ampolla filtrante. Un problema muy común es la poca adherencia al tratamiento por los efectos secundarios, tales como ojo rojo e irritación ocular. Es en estos casos donde debemos sospechar del ojo seco. Por todo lo hasta ahora mostrado nos debemos plantear la siguiente pregunta: ¿Qué debemos evaluar en los pacientes bajo tratamiento anti glaucomatoso? En principio debemos tener un enfoque multifactorial y apoyarnos en la tecnología, en este caso el LacryDiag, el cual nos permite evaluar la capa lipídica con la meibomiografíia y la interferometría; la capa acuosa y mucinosa con el NIBUT y el menisco lagrimal, además de usar tinciones diagnósticas para conjuntiva y córnea, evaluar parpados y descartar blefaritis (Fig. 4). Siempre es recomendable valorar el confort del paciente por medio de cuestionarios reconocidos. Es importante resaltar el valor de la interferometría, pero debemos ser cuidadosos en el análisis de los resultados, ya que debe ser realizada por personal entrenado, examinando el área corneal justo debajo de la pupila. La meibomiografia es más sencilla de realizar, se evierte el parpado y se realizan tres tomas, utilizando un haz de luz infrarroja, se evalúa

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QUINTA EDICIÓN 2019 • REVIEW OF OPHTHALMOLOGY


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