Arambarri reflexiona sobre una de las vendimias más cortas de las últimas décadas, el ruido del sector y la importancia de mirar lejos. Una llamada a entender el vino desde la paciencia, la historia y el largo plazo.
LA MIRADA DEL VIÑEDO
Nuestros enólogos cuentan cómo han vivido la vendimia 2025 en cada territorio: La Rioja, Ribera del Duero, Toro, Navarra, Galicia y Formentera. Un recorrido por ciclos, desafíos y el carácter de una añada única.
“2025 ha sido un año de contrastes, esfuerzo y precisión. Un año que nos recuerda que el viñedo siempre tiene la última palabra.”
Así resume Raúl Acha una vendimia desafiante y, al mismo tiempo, llena de aprendizajes.
CTiempo de calma y perspectiva
ada vendimia viene con su enseñanza, pero 2025 nos ha traído un recordatorio especialmente contundente. Este año el sector estaba especialmente preocupado. Veníamos de debates intensos sobre el futuro del viñedo: arrancar, no arrancar, subvencionar la vendimia en verde… Y de pronto, una cosecha histórica por su escasez nos recordó que la naturaleza no sigue nuestros planes. Que podemos discutir, proyectar y anticipar, pero si la primavera llega torcida, si el mildiu aprieta o si la viña decide frenar, nuestro margen es pequeño.
En Rioja se han recogido algo más de 226 millones de kilos de uva, la cosecha más corta de los últimos 35 años. Para encontrar una campaña similar hay que irse a 1990, cuando se recogieron cifras parecidas… con una diferencia enorme: entonces había 43.000 hectáreas en producción. Hoy superamos las 66.000. Estamos hablando, técnicamente, de una de las vendimias más escasas de la historia moderna de la región. Más corta incluso que las de años de heladas históricas como 2017, cuando se cortaron 349 millones de kilos de uva.
A pesar de todo, el viñedo nos ha compensado con una calidad extraordinaria. Ha habido que pelear cada racimo, sí, pero lo que ha entrado en bodega tiene una pureza, una concentración y un equilibrio que auguran una gran añada. Esa es la paradoja del vino.
Este ha sido también un año de alarmismo: caída del consumo, incertidumbre comercial, cambios en normativas… Y entiendo la preocupación, pero aquí es donde la perspectiva lo cambia todo.
Porque la historia del vino está llena de sacudidas: la filoxera que vació pueblos enteros en una emigración masiva hacia Américana, la Ley Seca en Estados Unidos, escándalos,
Y después de cada una de ellas, el vino vivió nuevas etapas de esplendor.
Hoy también conviene distinguir entre lo que es ruido coyuntural y lo que es de verdad importante. Lo coyuntural llena muchos titulares: los aranceles en Estados Unidos, la subida de impuestos en Reino Unido… la incertidumbre que crean los vaivenes del poder y de la política.
Lo estructural, sin embargo, es lo que merece nuestra energía: defender la cultura del vino frente a discursos que quieren equipararlo a drogas como el tabaco, explicar que nuestro producto forma parte de la identidad y la dieta mediterránea (esa que nos hace vivir más y mejor), del paisaje, de una forma de vivir y de relacionarnos que no inventamos nosotros, que heredamos.
Y, aunque se consuma menos vino que hace décadas, hay algo que no deberíamos perder de vista: cada vez se bebe mejor. Hay más interés por la calidad, por el origen, por la autenticidad. Y esa tendencia está completamente alineada con nuestro camino: hacer vinos que emocionen, que hablen de su tierra, exigirnos al máximo para hacer mejores vinos.
2025 ha sido un baño de realidad, pero también una reafirmación: de que este oficio exige paciencia, de que el viñedo es más sabio que todos nosotros juntos.
Y de que, incluso en los años difíciles, hay belleza en cada ciclo y en cada vendimia.
Porque el vino nos conecta con quienes estuvieron antes y con quienes vendrán después.
Porque, pase lo que pase, este sigue siendo el mejor oficio del mundo.
INCLUSO EN LOS AÑOS DIFÍCILES, HAY BELLEZA EN CADA CICLO Y EN CADA VENDIMIA
Richi Arambarri CEO y fundador de Vintae
Raúl Acha
Viticultor y Director
Técnico de Vintae
El 2025 será recordado como uno de los más duros y exigentes de las últimas décadas. La lluvia, el mildiu y la sequía han puesto a prueba a muchos viticultores y han reducido drásticamente la cosecha, aunque la uva que ha llegado a bodega lo ha hecho con una calidad excepcional. Para Raúl Acha, director técnico de Vintae, ha sido una añada de esfuerzo y aprendizaje, y un año clave para Bardos en Ribera del Duero.
Raúl, ¿cómo describirías el ciclo vegetativo de la vid este 2025 en el conjunto de las zonas donde trabaja Vintae? ¿Qué ha marcado el año desde el punto de vista climático y agrícola?
Este año ha sido una auténtica montaña rusa. El invierno, por fin, trajo lluvias abundantes en casi todas las zonas -salvo Formentera, donde las lluvias no llegaron hasta después de la vendimia-, lo que ayudó a recargar los suelos y dio un respiro al viñedo. Marzo mantuvo ese carácter invernal, con temperaturas frías que retrasaron la brotación y nos libraron del miedo a las heladas primaverales.
La primavera, sin embargo, llegó con un exceso de agua. Abril y mayo fueron lluviosos y frescos, y lo que al principio se recibió con alivio terminó generando preocupación. En junio se dieron las condiciones perfectas para que apareciera mildiu, que este año ha sido el gran protagonista. La presión del hongo fue muy fuerte, especialmente en las zonas más húmedas de Rioja o Navarra, pero también en lugares donde no es habitual, como Ribera del Duero o Rueda. En viticultura ecológica la situación se agravó, y las diferencias entre quienes lograron controlarlo a tiempo y quienes no pudieron fueron enormes.
Después de esa primavera complicada, el verano cambió completamente el guion. Pasamos de la saturación hídrica a una sequía extrema, con más de 60 días sin lluvias en algunos puntos. Aunque agosto fue muy cálido, las cepas resistieron mejor de lo esperado y no llegaron a colapsar. Finalmente, septiembre trajo estabilidad: días secos, temperaturas moderadas y una vendimia tranquila, sin presiones ni sobresaltos. La uva pudo recogerse con calma, con excelente sanidad y equilibrio.
En resumen, ha sido un año de contrastes. Algunas zonas han sufrido mucho, mientras que otras han disfrutado de una cosecha corta, pero de gran calidad. Es, sin duda, una vendimia “por barrios”, pero en términos técnicos y cualitativos, el resultado ha sido mucho mejor de lo que cabía esperar en primavera.
¿Cuáles dirías que han sido los principales retos o decisiones técnicas que han marcado la campaña?
Y cuando parecía que habíamos superado la parte más complicada, llegó el verano seco y hubo que cambiar por completo la estrategia. Después de tanta lluvia, había que reaccionar rápido para eliminar competencia en el suelo y evitar que las malas hierbas consumieran el agua disponible. Nadie esperaba un periodo tan prolongado sin precipitaciones, pero a partir de julio llegaron casi dos meses sin una gota, y la prioridad fue ayudar a la planta a resistir sin estrés. Ha sido, en definitiva, una campaña que nos ha exigido adaptarnos constantemente, pasando de gestionar un exceso de humedad a una sequía extrema en cuestión de semanas.
Si analizamOs la vendimia en conjunto, ¿cómo ha sido el balance en términos de cantidad y calidad?
Ha sido una vendimia de contrastes muy marcados entre zonas. En los extremos del país, tanto en Galicia como en Cataluña, las condiciones fueron más favorables y las cosechas resultaron incluso más abundantes que en años anteriores, algo poco habitual últimamente. Sin embargo, en los grandes valles donde concentramos buena parte de nuestros proyectos —el Duero y el Ebro—, la situación ha sido muy diferente.
En el Duero, las cosas fueron bien en general: tanto en Toro como en Ribera del Duero hemos tenido buenas producciones y una uva de excelente calidad, aunque en Rueda la cantidad ha caído de manera significativa. En cambio, en el valle del Ebro, especialmente en Rioja y Navarra, la merma ha sido muy notable: hemos recogido menos de la mitad de una cosecha habitual. En Formentera, la sequía persistente de los últimos años ha vuelto a marcar el ciclo, dejando una producción muy corta.
En lo cualitativo, la valoración es mucho más uniforme. Prácticamente en todas las zonas hablamos de una añada muy cualitativa, con uvas equilibradas y sanas. Galicia, Cataluña y el Duero presentan una excelente calidad, y en Rioja y Navarra estamos probablemente ante una de las cosechas más destacadas de los últimos años: vinos con estructura, frescura y gran potencial.
Si nos centramos en Ribera del Duero, parece que esta vendimia ha sido muy especial para Bardos. ¿Qué destacarías de esta añada en la zona?
Además, este año ha supuesto un verdadero punto de inflexión para Bardos. Por un lado, porque nuestras viñas más jóvenes —plantadas con material seleccionado de cepas viejas— han empezado a mostrar un potencial enorme, al nivel de las viñas centenarias de Soria. Y por otro, porque hemos estrenado la nueva bodega, que nos ha permitido elaborar con mayor precisión y cuidado. Los nuevos depósitos OVIS, que se desplazan por gravedad y eliminan la necesidad de bombeo, nos han dado una flexibilidad enorme para vinificar cada parcela por separado, con un trato todavía más delicado de la uva.
Por eso digo que 2025 marcará un antes y un después para Bardos. Hemos alcanzado un nivel de equilibrio y de expresión del terruño que llevábamos años buscando. Algunas parcelas, sinceramente, han estado de matrícula de honor.
¿Qué perfil esperas de los vinos de esta añada?
Ha sido un año de mucho trabajo en el viñedo. En primavera, el exceso de humedad complicó todo: era imposible entrar a labrar para controlar las hierbas, y los tratamientos frente al mildiu había que realizarlos casi a diario. Bastaba un día de retraso para que una viña sana pasara a estar gravemente afectada. Así que ha sido una campaña de estar encima, de vivir literalmente en el campo, vigilando cada parcela, cada cepa. En ese sentido, la viticultura ha sido muy exigente, de estar al pie del cañón día y noche durante muchas semanas.
Creo que estamos ante una añada realmente excepcional. Lo primero que destaca es la sanidad de la uva: sinceramente, no recuerdo haber visto nunca una vendimia tan limpia, sin rastro de botrytis en ninguna de las zonas donde trabajamos. Esa pureza del fruto ha marcado todo el proceso de elaboración y nos permite anticipar vinos muy equilibrados y expresivos.
Si tuvieras que definir esta vendimia en una palabra o una imagen, ¿cuál sería?
La definiría como una vendimia agridulce. Personalmente estoy muy contento con el resultado final, pero también he visto de cerca el esfuerzo y el desgaste de muchos viticultores que han tenido que enfrentarse a un año muy duro. Ha sido una campaña de contrastes: grandes resultados en algunas zonas y frustración en otras, donde el mildiu o las tormentas dejaron poco margen. Diría que ha sido una vendimia de alegrías contenidas: de orgullo por lo conseguido, pero también de empatía con quienes lo han pasado mal. Como me decía un viticultor el otro día “ha sido un año para olvidar”, y, sin embargo, de esos que te enseñan mucho y que dejan huella. 2025: el año que puso a prueba al viñedo
Ha sido un año realmente idílico en Ribera del Duero, de esos en los que apetece ir a la viña cada día, por la mañana o por la tarde, solo para disfrutar viéndola. Aunque la primavera trajo sus complicaciones —mucha humedad, presión de mildiu y dificultades para trabajar el suelo en ecológico—, la ausencia de heladas marcó la gran diferencia. Después de varios años con primaveras duras y cosechas reducidas, 2025 nos ha regalado una vendimia equilibrada, con buena producción y una calidad espectacular. El verano fue largo, estable y seco, lo que permitió una maduración completa y homogénea, sin prisas y con un resultado final excelente.
Las fermentaciones se han desarrollado con total normalidad y los primeros vinos ya muestran una armonía extraordinaria: graduaciones moderadas, madurez fenólica completa, buena acidez y una gran definición aromática. No hay excesos, sino equilibrio. En conjunto, es una cosecha que apunta a ser histórica, tanto por la calidad como por la homogeneidad entre regiones.
LA RIOJA
Sí, la parcela de Orzales ha destacado especialmente por su equilibrio entre azúcares, acidez y compuestos fenólicos. Con 24 puntos de color y un índice de polifenoles totales de 86, muestra una estructura sobresaliente. En cata se percibe ese mismo equilibrio: un vino estructurado, fresco y con aromas frutales intensos.
¿Qué perfil esperas de los vinos de esta añada? Son vinos frescos, con buena acidez y mucha estructura, ideales para la crianza y la guarda. Aromáticamente destacan por su frescura y sus notas de fruta roja y negra, pero siempre de fruta fresca, no sobremadura.
¿Qué aprendizajes deja esta vendimia para el futuro? Lo más curioso ha sido la cinética de fermentación. Los depósitos arrancaron despacio, con una evolución lineal y sin picos bruscos de temperatura. Eso permitió conservar la frescura aromática y trabajar los vinos con más calma. Es un comportamiento que ya vimos en otras grandes añadas y que suele ser sinónimo de calidad.
Si tuvieras que definir esta vendimia en una palabra o una imagen, ¿cuál sería?
Climatología. Ha sido un año donde el clima lo ha determinado todo.
María Quintana
Enóloga de Viñedos
El Pacto
En la Sonsierra y el Alto Najerilla, la vendimia 2025 se recordará por su escasa producción y por la excelente calidad de la uva que logró llegar a bodega. Octavio
Madurga, enólogo de Hacienda López de Haro, analiza una campaña extrema en la que el equilibrio entre madurez y frescura augura vinos de gran potencial de guarda.
¿Cómo ha sido el ciclo vegetativo de la vid este año en vuestra zona?
La primavera fue especialmente favorable para el desarrollo del mildiu, lo que provocó una reducción significativa de la cosecha, aunque con diferencias según las zonas. Sin embargo, el periodo de maduración fue perfecto: seco y con una gran amplitud térmica entre el día y la noche, condiciones óptimas para una maduración fenólica completa.
¿Qué retos o decisiones técnicas han marcado esta campaña?
El mayor reto ha sido decidir cuándo iniciar la vendimia y en qué zonas comenzar, ya que la maduración no fue homogénea. Cada parcela exigía una observación constante para recoger la uva en su punto justo de equilibrio.
¿Cómo valorarías la vendimia en cantidad y calidad?
Ha sido la cosecha más corta del siglo, debido a la baja fertilidad, el ataque de mildiu y la poda en verde. Sin embargo, la escasa producción, unida a un clima seco y estable durante la maduración, ha dado lugar a uvas de altísima calidad.
El estado sanitario ha sido excelente y la madurez muy equilibrada entre grados alcohólicos y madurez fenólica, con una gran intensidad de color y estructura en la mayoría de los casos. Todo apunta a una añada de vinos con gran concentración, equilibrio y potencial.
¿Ha habido alguna parcela, variedad o zona que te haya sorprendido especialmente?
Octavio Madurga
Enólogo de Hacienda López de Haro
LA MÁS CORTA DEL SIGLO, PERO DE CALIDAD EXCEPCIONAL
Pedro Balda Director de I+D de Vintae
Las cotas más altas de La Rioja han sido las grandes triunfadoras de 2025. En el proyecto Pandemonium, Pedro Balda celebra una vendimia excepcional en sanidad, frescura y equilibrio, que confirma el potencial del Alto Najerilla para elaborar grandes espumosos de guarda.
¿Cómo ha sido el ciclo vegetativo de la vid este año en vuestra zona?
El ciclo comenzó de forma muy tranquila, con un abril y un mayo más frescos que el año anterior, lo que retrasó la brotación y permitió una evolución muy pausada y positiva del viñedo, gracias a las lluvias abundantes que se concentraron entre abril y mediados de mayo. A diferencia de otras zonas de La Rioja, desde mediados de mayo apenas llovió, lo que facilitó un cuajado perfecto y evitó los problemas de hongos de otras zonas.
A partir de junio la tendencia cambió y comenzaron a subir las temperaturas, con un mes de agosto marcado por varias olas de calor.
¿Qué retos o decisiones técnicas han marcado la campaña?
Adelantamos ligeramente la vendimia para preservar el frescor que buscamos en los espumosos y evitar que la uva acumulase demasiada integral térmica durante las semanas más cálidas.
La decisión resultó acertada: logramos entrar la uva en
vendimia‘25
María Quintana, enóloga de Viñedos El Pacto, resume la vendimia 2025 como un ejercicio de paciencia y humildad. Un año duro en el campo, de contrastes extremos y racimos escasos, pero con una uva de calidad sobresaliente que promete vinos intensos, frescos y llenos de carácter.
¿Cómo ha sido el ciclo vegetativo de la vid este año en vuestra zona?
Ha sido un año bastante atípico. Hasta junio tuvimos lluvias discontinuas justo en un momento fenológico delicado. El impacto fue notable, porque afectó tanto a la hoja como al racimo antes de su formación, reduciendo considerablemente la producción. Después, prácticamente no volvió a llover. La campaña transcurrió con muy poca presión en el viñedo, los racimos que sobrevivieron estaban sanísimos, y la ausencia de lluvias durante la vendimia nos permitió recoger una uva impecable. En resumen: poca cantidad, pero una calidad muy alta.
¿Qué retos o decisiones técnicas han marcado esta campaña?
El gran reto ha estado en el campo, en la paciencia y el temple de los viticultores. Gestionar viñedos que parecían rendirse no ha sido fácil. Este año ha vuelto a recordarnos que, por mucho que creamos tenerlo todo bajo control, el tiempo siempre tiene la última palabra. A veces toca simplemente observar, interpretar y acompañar, sin pretender ganar la partida.
¿Cómo valorarías la vendimia en cantidad y calidad? En cantidad, corta; en calidad, excelente. Las viñas trabajaron con cargas muy bajas y eso se tradujo en uvas
de una concentración y expresión excepcionales. A veces, el viñedo decide hacer menos… pero mejor.
¿Ha habido alguna parcela, variedad o zona que te haya sorprendido especialmente?
Cada año me reafirmo más en que la altitud es esencial para el estilo de vino que buscamos. Queremos vinos frescos, tensos y con una expresión aromática que hable de su origen. Este año, los viñedos de altura han brillado especialmente: los blancos muestran una verticalidad y pureza extraordinarias, y los tintos, una concentración altísima sin perder equilibrio.
¿Qué perfil esperas de los vinos de esta añada?
Vinos intensos, profundos y llenos de carácter, con mucha materia, pero también con frescura y elegancia. La maduración ha sido corta pero precisa, y eso nos deja vinos con nervio, con ese punto de energía que hace que cada sorbo tenga algo que contar.
¿Qué aprendizajes deja esta vendimia para el futuro? Esta vendimia nos enseña que en el campo hay que
estar con mil ojos y los pies bien firmes en la tierra. Requiere un nivel de observación casi obsesivo: leer el viñedo, entenderlo y reaccionar a tiempo. Y aun así, muchas veces, no depende de nosotros. El cambio climático se está mostrando cada vez más severo; este año, por ejemplo, ha habido más sequía que el año pasado. Eso nos obliga a hilar fino en la gestión del viñedo, con cualquier herramienta que ayude a conservar el equilibrio y la vida del suelo. En resumen: más atención, más humildad y menos ilusión de control.
Si tuvieras que definir esta vendimia en una palabra o una imagen, ¿cuál sería? Memorable.
UN AÑO ATÍPICO QUE NOS RECUERDA QUE EL TIEMPO SIEMPRE TIENE LA ÚLTIMA PALABRA
Victoria García Enóloga de Libalis. Calahorra, La Rioja
bodega antes de la ola de calor de finales de septiembre, manteniendo así la pureza y el equilibrio que necesitábamos para los vinos base.
¿Cómo valorarías la vendimia en cantidad y calidad?
La vendimia ha sido espectacular: ha sido el año de las zonas altas de La Rioja. El “kit-kat” de lluvias entre mayo y junio y el plus de frescor de la altitud han sido decisivos, haciendo brillar el viñedo destinado a nuestros espumosos tanto en calidad como en cantidad.
¿Qué perfil esperas de los vinos base para espumosos?
Va a ser una gran añada para la guarda porque ha sido una de las vendimias más sanas de la historia. El hongo Botrytis ni siquiera se ha asomado, y esto se refleja en los mostos y en los vinos en limpidez tanto en los aromas como en boca. Toda la zona del muy Alto Najerilla ha brillado por igual.
Si tuvieras que definir esta vendimia en una palabra o una imagen, ¿cuál sería?
La añada del viñedo en altura. Este año ha demostrado que la altitud no solo aporta calidad, sino también rendimientos equilibrados y consistentes que hasta ahora se asociaban solo al valle.
LA AÑADA QUE
CONSAGRA EL VIÑEDO EN ALTURA
La vendimia 2025 en Maetierra se ha caraterizado por un descenso de producción debido a una granizada previa a la recolección, pero también por una uva de gran calidad y frescura. Victoria García, enóloga responsable de los vinos Libalis, celebra una campaña intensa, con mucho trabajo en campo y el equilibrio perfecto entre sanidad y expresión aromática.
¿Cómo ha sido la vendimia de este año en Maetierra? Todo perfecto… salvo que sí se notó un descenso de cantidad respecto a años anteriores, sobre todo por una granizada que cayó el mes anterior justo en el centro de varias de nuestras parcelas. Aun así, la uva que entró lo hizo perfecta: fresca, equilibrada y con una sanidad excelente, justo lo que buscábamos para los vinos Libalis.
¿Qué ha sido lo más costoso o desafiante de la campaña? Sin duda, el trabajo en campo. Nos tocó buscar y seleccionar racimos por toda la parcela, lo que hizo que las jornadas fueran más largas y exigentes. Pero ese esfuerzo se reflejó en el resultado: la fruta llegó a bodega en un estado impecable.
¿Cómo valorarías la vendimia en cantidad y calidad?
Los muestreos ya anunciaban que íbamos a perder producción frente a años anteriores, y se cumplió. Solo algunas variedades, como el Riesling, dieron la sorpresa con un rendimiento algo mayor. En general ha sido una de las vendimias más cortas, pero con una calidad muy alta y una uva con una frescura y equilibrio extraordinarios.
¿Hubo algo que marcara especialmente el inicio de la vendimia?
¡Sí! Veníamos de madrugadas muy cálidas, por no decir calurosas, pero justo la semana en que empezamos refrescó. Raúl —que siempre está pendiente del tiempo— eligió el día perfecto para comenzar. Eso nos permitió recoger la uva en condiciones ideales, conservando toda su frescura aromática.
Si tuvieras que definir esta vendimia en una palabra o una imagen, ¿cuál sería?
Dos palabras: fuego y sequía. Dos vendimias opuestas, pero igualmente desafiantes, que reflejan la diversidad del clima gallego y la fortaleza de sus viñedos.
UNA VENDIMIA CORTA, PERO CON UVAS FRESCAS Y EQUILIBRADAS: JUSTO LO QUE BUSCÁBAMOS
José Abalde Enólogo de Terramoll. Formentera
La primera vendimia de Vintae en Formentera ha estado definida por la sequía, el trabajo frente a las aves y una sanidad excelente de la uva. José Abalde, enólogo de Terramoll, repasa una campaña corta pero prometedora que confirma el potencial de la isla para elaborar vinos frescos, equilibrados y llenos de identidad.
FORMENTERA NAVARRA
¿Cómo ha sido el ciclo vegetativo este año en la isla?
Ha sido un otoño, un invierno y una primavera muy secos, aunque no tanto como la pasada campaña. Aun así, el viñedo ha tenido que soportar un gran estrés hídrico durante todo el ciclo. Son plantas muy adaptadas a estas condiciones extremas, pero este segundo año consecutivo de falta de lluvias ha dejado su huella, especialmente en variedades más sensibles como la Merlot, que es la que más ha acusado la sequía.
¿Qué retos o decisiones técnicas han marcado esta primera campaña en Terramoll?
El principal reto ha sido proteger la uva frente a las aves, especialmente en las últimas variedades tintas que se recogieron sin redes de protección. Las pérdidas por ataques de paloma torcaz o paloma salvaje pueden ser importantes, así que decidimos adelantar unos días la vendimia para minimizar el riesgo y preservar la calidad de la fruta.
¿Cómo valorarías la vendimia en cantidad y calidad?
En general ha sido un año corto, pero dentro de lo esperado tras dos campañas consecutivas de sequía. Para la escasez de lluvias que hemos tenido, la cantidad no ha estado mal, especialmente en las variedades blancas, donde la cosecha ha sido buena. En las tintas, en cambio, la producción ha sido bastante más limitada. En cuanto a la calidad, ha sido excepcional. Durante la maduración no hemos tenido humedad ambiental ni lluvias, lo que ha permitido que la uva llegara a bodega en perfecto estado sanitario, con racimos muy equilibrados y de gran pureza.
¿Ha habido alguna variedad o parcela que te haya sorprendido especialmente?
Nos han sorprendido, en general, las variedades blancas por la cantidad de uva que han producido. Todas las parcelas están en régimen de secano, y aun así, pese a la falta de lluvia de este año y del anterior, la carga de racimos ha sido muy buena. Una muestra de la gran adaptación del viñedo de Formentera a unas condiciones climáticas tan extremas.
¿Qué perfil esperas de los vinos de esta primera añada de Vintae en Formentera?
Serán vinos frescos, ya que hemos adelantado bastante la vendimia para preservar la acidez, pero aun así tendrán una buena estructura, propia de la latitud en la que nos encontramos. Aromáticamente serán intensos, con gran expresión frutal y una acidez muy equilibrada. Tanto los tintos como los blancos tendrán potencial de guarda.
¿Qué aprendizajes deja esta vendimia en Formentera?
El principal aprendizaje ha sido la protección del viñedo frente a las aves, especialmente las palomas torcaces, que son una de las mayores amenazas para el cultivo en la isla. Este año hemos probado diferentes formas de prevención y hemos aprendido mucho sobre cómo colocar las redes y cómo combinarlas con otros métodos de disuasión, como señales visuales o ahuyentadores.
De cara al futuro, seguiremos buscando soluciones complementarias que nos ayuden a proteger mejor la cosecha y a minimizar las pérdidas sin alterar el equilibrio natural del entorno.
Si tuvieras que definir esta vendimia en una palabra o una imagen, ¿cuál sería?
Desde el punto de vista vitícola, ha sido una vendimia rápida, muy ágil. No ha tenido ese carácter escalonado de otros años; una vez empezamos, avanzamos con buen ritmo, recogiendo las distintas parcelas y variedades casi sin pausa.
Y desde el punto de vista enológico, la palabra sería cambio. La incorporación de Vintae ha traído consigo nuevas formas de trabajo y una visión distinta en la elaboración, lo que hace que esta primera vendimia sea especialmente significativa.
UNA PRIMERA VENDIMIA MARCADA POR EL CAMBIO Y LA ADAPTACIÓN
Iñaki Olaberri Enólogo de Le Naturel
La vendimia 2025 en Le Naturel no se ha librado de los problemas de mildiu, aunque su incidencia fue menor que en otras zonas. Ha habido algún sobresalto, como la fuerte granizada de mediados de julio que redujo la cosecha, pero el otoño seco y cálido permitió alcanzar una maduración excelente.
UN AÑO DE TENSIÓN Y
RECOMPENSA: MENOS
CANTIDAD, PERO VINOS
MUY EQUILIBRADOS
¿Cómo ha sido el año en el viñedo de Le Naturel?
Ha sido un año de mucha tensión en el viñedo, sobre todo durante la primavera, por la presión de mildiu. Sin embargo, en nuestra zona del norte de Navarra la incidencia fue menor que en otras regiones y pudimos controlarlo bien. El verano fue relativamente estable y llegamos a un otoño seco y caluroso, algo que no habíamos tenido en los últimos dos años, y que ha facilitado una perfecta maduración, y llegar a la vendimia con una uva muy equilibrada.
¿Cómo valorarías la vendimia en cantidad y calidad?
La cantidad ha sido algo menor que otros años sobre todo por una fuerte granizada que cayó en julio y que nos afectó a la producción de forma importante. Aun así, el balance es positivo. Las condiciones del final del ciclo han sido perfectas para obtener una muy buena maduración y una uva de excelente calidad.
¿Qué perfil esperas de los vinos de esta añada?
Los vinos de 2025 serán bien estructurados, muy expresivos y equilibrados. El otoño seco ha favorecido una maduración completa, y eso se nota en la fruta y en la armonía general de los vinos.
vendimia‘25
GALICIA
Iria Otero, responsable de los proyectos Atlantis en Galicia, analiza una campaña marcada por los contrastes. En Rías Baixas, la sequía y las temperaturas inusualmente altas pusieron a prueba la resistencia del Albariño. En Valdeorras, los incendios forestales condicionaron un año que, pese a todo, ha dejado vinos equilibrados, sanos y llenos de carácter atlántico.
Iria, este año has vivido dos realidades muy distintas en Galicia, entre Rías Baixas y Valdeorras. ¿Cómo ha sido el ciclo vegetativo en cada zona?
En ambas denominaciones las lluvias fueron abundantes entre la brotación y las primeras semanas de mayo, lo que hizo necesaria una buena gestión del viñedo para
Iria Otero Mazoy
Enóloga de Atlantis. Do Rías Baixas y Do Valdeorras
mantener a raya los hongos. En Rías Baixas, el resto de la campaña fue muy seco, lo que propició una maduración lenta y sostenida. Las lluvias regresaron la última semana de agosto, y aunque fueron escasas, sirvieron para refrescar la cepa y alcanzar el punto óptimo de madurez.
En Valdeorras, las precipitaciones también se concentraron al inicio del ciclo, y a partir de ahí el tiempo fue seco, aunque con agua suficiente para mantener la maduración. Las temperaturas moderadas ayudaron a evitar el “golpe de sol” al que es tan sensible el Godello. Sin embargo, los incendios que arrasaron la comarca en agosto marcaron por completo la cosecha.
¿Cuáles dirías que fueron los principales retos técnicos en cada zona?
En Rías Baixas, el gran reto fue la sequía, algo poco habitual en la zona.
En Valdeorras, los incendios quemaron parte de las viñas y generaron preocupación por la posible influencia del humo. La prioridad fue analizar los vinos para asegurarnos de que no había trazas de “smoke taint”, y por ahora los resultados son positivos.
¿Cómo valorarías la vendimia en cantidad y calidad?
En Rías Baixas, el estrés hídrico redujo los rendimientos, pero la calidad ha sido muy buena.
En Valdeorras, la cosecha también ha sido corta, pero la calidad es excelente, con acideces firmes y grados equilibrados. Por el momento, los análisis indican que no hay presencia de compuestos de humo, aunque seguiremos vigilando para evitar posibles problemas.
Ha habido alguna parcela o variedad que te haya sorprendido especialmente?
En Rías Baixas, el Albariño ha vuelto a demostrar su resistencia. La conducción en parra protegió los racimos del exceso de calor e insolación.
En Valdeorras, las parcelas de Rubiá fueron las más afectadas por el fuego, aunque la mayoría de las viñas se libraron.
TORO
Martín Padín Enólogo de Bodega Matsu. Do Toro
UN AÑO ANTAGÓNICO, DE CONTRASTES EXTREMOS Y UNA UVA IMPECABLE
Martín Padín, enólogo de Matsu, describe la vendimia 2025 como un año marcado por los contrastes: un invierno extremadamente lluvioso, una primavera con alguna helada puntual y un verano muy cálido que aceleró la maduración. A pesar de la presión de mildiu y oídio en otras zonas de Castilla y León, en Toro la uva llegó a bodega con una sanidad excepcional y una maduración muy equilibrada.
¿Cómo ha sido el ciclo vegetativo este año en Toro?
El invierno 2024–2025 fue uno de los más lluviosos de los últimos 30 años, lo que dejó a la viña con reservas hídricas muy altas para el resto del ciclo.
En primavera tuvimos alguna helada puntual (marzo–abril) que afectó sobre todo a los viñedos de Malvasía, que estaban más adelantados.
El verano, en cambio, fue muy cálido, con temperaturas mínimas nocturnas más altas de lo habitual. Esa falta de contraste entre el día y la noche hizo que la maduración se acelerase, adelantando la vendimia entre 5 y 6 días respecto a añadas anteriores.
¿Qué perfil esperas de los vinos de esta añada?
En Rías Baixas, los vinos tendrán buen cuerpo, acidez algo más baja de lo habitual y grados contenidos, con un perfil frutal y cítrico muy limpio.
En Valdeorras, los Godellos mostrarán mucha fruta y aromas intensos, con equilibrio entre acidez y grado alcohólico.
¿Qué aprendizajes deja esta campaña para el futuro?
En Rías Baixas, el riego empieza a ser un tema fundamental para garantizar el equilibrio de los sistemas de conducción y la calidad de la uva. Las acideces, tan representativas del Albariño, son cada vez más bajas, y todo indica que esta será la tendencia en los próximos años.
En Valdeorras, el gran aprendizaje es que los incendios son un factor incontrolable desde bodega, y que la prevención en campo será clave para proteger el viñedo en el futuro.
Si tuvieras que definir la vendimia en una palabra o una imagen, ¿cuál sería?
Dos palabras: fuego y sequía (realmente no es agua sino falta de agua, por lo que dejaría sequía).
DOS VENDIMIAS OPUESTAS,
PERO IGUALMENTE
DESAFIANTES: EL FUEGO EN VALDEORRAS Y LA FALTA DE AGUA EN RÍAS BAIXAS
4.
Aun así, al haber tanta agua en el terreno, la acidez se mantuvo equilibrada y la maduración fue muy homogénea.
¿Cuáles dirías que han sido los principales retos técnicos este año?
El mayor reto ha sido gestionar un ciclo tan irregular: un invierno extremadamente húmedo, una helada puntual y un verano tan cálido que acortó la maduración. Ha sido un año de interpretar bien los tiempos, porque la evolución del viñedo no ha seguido los patrones habituales.
¿Cómo valorarías la vendimia en cantidad y calidad?
En líneas generales, ha sido una vendimia muy buena en
maduración y sanidad. A pesar de que en zonas vitivinícolas cercanas hubo mucha presencia de mildiu y oídio, en nuestros viñedos la uva llegó con un estado sanitario impecable. Los vinos fermentados están muy afrutados, limpios, con cuerpo y estructura, en línea con añadas anteriores.
¿Qué perfil esperas de los vinos de esta añada?
Son vinos con estructura, cuerpo e intensidad, que creemos que van a envejecer muy bien en barrica. La combinación de una maduración rápida pero equilibrada y una sanidad perfecta nos deja vinos con mucha fruta, concentración y suavidad en boca.
¿Qué aprendizajes deja esta vendimia?
Vemos cada vez más contrastes entre inviernos muy lluviosos y veranos muy calurosos. Estos extremos están adelantando la vendimia un poco cada año, y eso nos obliga a ajustar decisiones para obtener vinos más frescos, con menos grado y más suavidad, que es lo que demanda hoy el mercado.
Si tuvieras que definir este año con una palabra, ¿cuál sería? Un año antagónico.
Classica, vinos de culto
Los Grandes Reservas de Classica —blanco y rosado— vuelven con otro año histórico. Nacidos del tiempo y el clasicismo más puro, hoy están entre los más premiados y representativos de la esencia de Rioja.
Classica Gran Reserva Blanco 2014 -
Hacienda López de Haro Reserva Blanco 2018
Classica Gran Reserva Rosado 2013 -
Tim Atkin MW. 94 puntos
Decanter Magazine. 97 puntos: Best of the year selection.
Jesús Acha El gran debut
Los vinos Jesús Acha, homenaje al viticultor que les da nombre, debutan con algunas de las mejores puntuaciones del año. Viñedos muy viejos y una elaboración precisa firman un estreno de carácter único.
Decanter Magazine. 97 puntos.
Tim Atkin MW. 95 puntos. Whites of the year. Jesus Acha Blanco 2018 -
DWWA - Decanter World Wine Awards. 93 puntos. Silver Medal
Jesus Acha Tinto 2019 -
Decanter Magazine. 95 puntos.
Guía Peñín. 95 puntos.
MEDALLERO VINTAE 2025
Uno de los medalleros más sólidos de nuestra historia
Un año marcado por la exigencia en el campo nos deja, sin embargo, uno de los medalleros más sólidos de nuestra historia reciente. 2025 confirma que el trabajo paciente, la autenticidad y la apuesta por el origen tienen recompensa: nuestros proyectos han recibido el reconocimiento unánime de los principales críticos internacionales. Aquí reunimos los vinos más destacados del año.
Hacienda López de Haro Reserva Blanco 2018
James Suckling. 91 puntos DWWA - Decanter World Wine Awards. 92 puntos. Silver Medal
Tim Atkin MW. 92 puntos Miquel Hudin. 93 puntos
Decanter Magazine. 90 puntos
VISÍTANOS EN:
Hacienda López de Haro Blanco de Badarán 2023
Hacienda López de Haro San Vicente de la Sonsierra 2023
Pandemonium Blanco de Blancas 2020
Tim Atkin MW. 94 puntos. Sparkling Wine Discovery of the Year. Guía Peñín. 92 puntos
Pandemonium Blanco de Tintas 2020
Tim Atkin MW. 93 puntos. Guía Peñín. 93 puntos
Riojanda Viñedo Singular 2021
Decanter Magazine. 95 puntos. Puntuación Tim Atkin. 93 puntos (Añada 2022). Guía Peñín. 96 puntos
DWWA - Decanter World Wine Awards.
puntos Platinum Medal
Atkin MW. 94 puntos
Valdechuecas Viñedo Singular 2021
Decanter Magazine. 96 puntos. Tim Atkin MW. 95 puntos. Viñedo Singular of the year(añada 2022)
El Pacto de Cárdenas Ojo Gallo 2022
Decanter Magazine. 96 puntos. Tim Atkin MW. 95 puntos. Reds of the year. Guía Peñín.
El Pacto del Alto Najerilla 2023
Atkin MW. 94 puntos. James Suckling. 92 puntos. Guía Peñín. 93 puntos El Recio 2022
DWWA - Decanter World Wine Awards. 90 puntos. Silver Medal. Vinous. 93 puntos
El Viejo 2021Decanter Magazine. 93 puntos. Vinous. 94 puntos
Bardos Villálvaro 2022
Tim Atkin MW. 94 puntos. Vinous. 94 puntos. Guía Peñín. 92 puntos