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Primavera de ilusiones: la vid(a) continua

Pese a todo, la vid(a) en primavera

Con repliegue doméstico, la mirada más puesta en los despachos y lógica preocupación mediática, la vid, ajena, pero no indiferente a lo que sucedía en derredor, abría su nuevo ciclo biológico. Por ello, los agricultores continuaron con sus labores habituales.

En una de las estaciones más atípicas del último siglo, el viñedo continúa su curso biológico hacia la nueva añada 2020.

El Ciclo de la VID

Una primavera generosa en lluvias y una buena brotación han dejado una estampa preciosa del viñedo manchego

Rehabilitación forzosa de la ‘Madre tierra’

Primavera indecisa

Se hizo esperar, pero finalmente terminó llegando a nuestros campos. Eso, a pesar de que el invierno volvió a nuestras recluidas vidas de confinamiento durante la última semana de marzo con precipitaciones en forma de nieve y un mercurio, sorprendentemente bajo, en contraste con las benignas temperaturas registradas durante el mes de febrero. Así lo reflejaba el informe mensual de la AEMET en Castilla La Mancha, sobre la “pluviometría, con un mes de febrero muy seco. Ha sido el mes de febrero más seco de lo que llevamos de siglo XXI.” El menor rastro de la acción antrópica se ha dejado sentir en una menor huella de carbono; incluso la reducción drástica de interferencias del hombre en sus desplazamientos y actividades industriales habituales, permitió de manera inaudita estudiar con mayor sensibilidad el “ruido sísmico” de la tierra. En Bélgica, el Observatorio Real marcó registros comparables a los de una jornada de completo reposo como el día de Navidad.

Los efectos han sido visibles. La calidad del aire mejoró en las grandes ciudades con la reducción de la emisión de CO 2 . La fauna también ha tomado respiro y los animales hicieron suyos espacios urbanos, de manera inimaginable en otras circunstancias.

Con la sabia paciencia de quien lleva millones de años “superviviendo” sobre la faz de la Tierra, la naturaleza prefiere la discreción; opta por la paciencia y la vid solo requiere del preciso trabajo viticultor para ofrendar después sus frutos.

La floración llegará a finales de la primavera

Inger Andersen, directora ejecutiva del programa medio ambiente de la ONU, cree que

“La naturaleza nos está mandando un mensaje”

Laboreo del suelo en la vid

El mes de abril ha sido generoso en precipitaciones, salvando la llegada de lluvias en forma torrencial y granizo en algunos puntos de región castellanomanchega. Por ejemplo, en Villanueva de los Infantes. (C.R) En Castilla -La Mancha, espacios y humedales como las lagunas de Ruidera o las Tablas de Daimiel experimentaron un repunte en sus niveles.

Unas lluvias que podrían ayudar a la planta en sus ciclos de desarrollo biológico, vitales para determinar la calidad del fruto, y por ende, de la próxima añada de 2020. En este sentido, el viñedo manchego, agradecido en su demanda hídrica, es capaz de soportar los rigores térmicos del verano si llega con adecuadas reservas.

Laboreo del suelo realizado en la primera semana de marzo

Las temperaturas cálidas en el mes de febrero provocaron un relativo adelanto del ciclo y las bucólicas imágenes del llanto de la vid se pudieron presenciar incluso antes de marzo en algunos puntos del viñedo manchego. La brotación llegó en las primeras semanas de abril.

Floración y posterior envero, ya en el corazón del estío serán el adelanto para una cosecha que no tiene porqué ser equiparada en calidad al año bisiesto del 2020, tradicionalmente siniestro en sucesos y acontecimientos.

Ha sido un invierno seco y cálido en febrero, corregido con una primera fase primaveral húmeda y templada.

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