con la emisión de un programa sobre el terrorismo de ETA, llamado ‘Reiniciando Euskadi’. La emisión del programa coincidió en la misma semana en el que la banda anunció el fin de su actividad armada, y eso supuso un punto de inflexión para el espacio, que comenzó a sentirse y a tratarse a partir de entonces como un programa de masas. Entonces también perdió su carácter más humorístico (no olvidemos que Évole todavía es recordado por muchos como “El follonero de Buenafuente”) para enfundarse un traje mucho más periodístico y riguroso, sin perder por ello la ironía. Para celebrar sus cinco años en antena, Évole se puso recientemente en un programa especial en la piel de sus entrevistadores y fue sometido a las preguntas del cineasta y escritor David Trueba. Ahí repasó la trayectoria de su criatura televisiva, convertida ahora en el Rey Midas de la pequeña pantalla patria, pero también contestó a quienes lo critican de ser un espacio populista, que sólo da voz a algunas partes interesadas de los conflictos, a quienes lo tachan de oportunista, de su-
perficial, o de no profundizar lo suficiente en los temas que trata. Évole tampoco olvidó los momentos más difíciles del programa, las presiones recibidas, la reciente petición de las compañías eléctricas a su cadena, La Sexta, para que dejara de emitirlo porque no quedaros satisfechas con el capítulo en el que fueron protagonistas, o el momento en el que una semana después de entrevistar a Arnaldo Otegui (una de las peores entrevistas que ha hecho en su vida, según reconoce el propio Évole), ETA asesinó a un Guardia Civil. Todos momentos duros, pero necesarios para alcanzar la cota de reconocimiento que actualmente ha obtenido un programa que todavía aparenta tener cuerda para rato. Un espacio mordaz que no pierde la frescura, que nos hace cabrearnos con el poder pero también sentirnos orgullosos de la calidad que algunos programas de televisión tienen en España. Un antídoto contra la llamada y denostada “telebasura” hecho desde aquí. Un reducto que demuestra que la televisión no tiene por qué estar exenta de calidad y crítica por el hecho de ser televisión.
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