EL ESPÍRITU DEL MAR
· Clara Santos
Todas las noches, salgo con mamá para ver al espíritu del mar.
La criatura surge de las olas, portando consigo el manto de estrellas.
Cada anochecer coloca uno a uno todos los astros
Para recogerlos luego a la salida del sol.
Y cada anochecer mamá y yo salimos a verla trabajar.
Ultimamente mamá se cansa antes.
Sube la colina con esfuerzo y yo la llamo desde lo alto para que se apure y no nos perdamos el espectáculo.
Hace unos días que mamá esta tan cansada que no sale de la cama.
Yo me enfadé por no poder subir a la colina, sabe que es mi momento favorito del día.
Pero mamá me consoló y la perdone.
Al día siguiente mamá se quedo dormida.
Esta vez quien lloro fue papá.
No se por qué, él siempre trabaja mientras mamá y yo visitámos al espíritu del mar.
¿Será que hoy faltó al trabajo para venir a visitarle con nosotras?
¡Yo tenía razón !
Papá vino hoy, y los tres subimos la colina juntos, aunque mamá seguía dormida.
Papá incluso la preparó una cama con leña y encendió una hoguera a su alrededor para que mamá estuviese calentita.
Entonces el espíritu del mar surgió. Y por primera vez, se acerco a nosotros con curiosidad.
El espíritu recogió a mamá, que cubierta en llamas lucía como una estrella mas a sus ojos.
Creyendo que se había caído de su manto, la colocó en lo alto del cielo.
Los tres vimos aquella noche el trabajo del espíritu.
Mamá era la estrella que más brillaba en el firmamento.
Yo estaba muy feliz.
Después, papa y yo volvimos a casa.
Seguí yendo a visitar al espíritu cada noche.
Y cada noche ahí estaba mamá para acompañarme.
Mi cuerpo creció y dejé de ser una niña, pero mamá seguía brillando con la misma intensidad.
