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¿La miopía se puede prevenir en la infancia?

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Lecturas

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Por Dr. r AFAEL I r IBA rr EN *

En pocos días los chicos y las chicas estarán nuevamente en las aulas y es necesario comenzar a “ajustar los motores”. Esto es: preparar útiles, el guardapolvo o el uniforme, pero también ocuparse de los exámenes y cuestiones de salud pertinentes.

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En el ámbito de la salud visual esto es muy importante, ya que la escuela es, en muchas ocasiones, el lugar donde se logran detectar los primeros indicios de miopía en niños y niñas.

Podemos prevenir la aparición de la miopía hasta dos años antes de que se hagan evidentes los síntomas. Por lo general, estos terminan de manifestarse cuando el niño o la niña se da cuenta de que no puede leer letras pequeñas en el pizarrón... Este es el indicio principal asociado a la falta de agudeza visual, definida como la capacidad para leer signos chicos en un cartel colocado a 3 o 4 metros de distancia de la persona.

¿Pero de dónde surge exactamente esta dificultad visual? La miopía es un defecto de refracción que hace que tengamos visión borrosa de los objetos que están lejos, mientras que los cercanos pueden apreciarse con claridad.

Se produce cuando la forma del ojo hace que los rayos de luz se desvíen (refracten) de forma incorrecta. Los rayos de luz que se deberían enfocar en los tejidos nerviosos de la parte posterior del ojo (retina) se enfocan delante de la retina.

Es uno de los defectos más frecuentes del ojo humano. En una minoría de casos, se debe a un problema genético, aunque lo más frecuente es que se produzca por la combinación de dos factores: leer mucho y todo el tiempo y estar en ambientes con luz artificial sin salir al aire libre.

Suele aparecer entre los siete y doce años, aunque puede evidenciarse antes.

El problema está en que si ese ropaje no es el adecuado al texto, produce el mismo efecto que si fuéramos vestidos de gala al almacén de la esquina: no concuerda, y produce desconcierto en el lector.

Escribir íntegramente una novela en prosa artística es erróneo, ya que pueden perderse el tono y el movimiento del texto. Hay algunos casos en la historia literaria, pero son libros que, si bien se editan hasta el día de hoy, han quedado restringidos a estudios particulares.

Sin embargo, es necesario usar también la segunda modalidad: solo que hay que elegir el “traje nuevo” con discreción y usarlo con precaución.

Lo aconsejable es: 1) Repasar a conciencia el original que hemos escrito; 2) Suprimir lo innecesario: un capítulo de veinte páginas tal vez gane si lo acortamos a quince o algo menos; 3) Los lugares comunes y las

Todo esto puede ir dosificándose en varios capítulos, esperando la ocasión de introducir el detalle: si el personaje es adinerado, no necesariamente tenemos que explicar de dónde viene su fortuna, salvo que en la trama sea necesario conocerlo.

Si la inspiración ayuda, podemos usar una metáfora donde convenga, o reemplazar adjetivos y verbos por otros más expresivos. Yo suelo llevar siempre una libreta, donde tengo anotada una frase que oí en La Rioja hace cincuenta años: “El que supo saber…” Culta y hermosa: la oí en boca de un viejo analfabeto. En general, debemos ser tan implacables con nuestra obra, como lo seríamos con la de un alumno: esa es la mejor forma de elevar el texto de una novela. Y mejor que venga de parte nuestra, y no del corrector.

Sugerencias: 1) No corregir un texto de inmediato; que pasen al menos cinco días; 2) La tercera corrección es la más importante; 3) Leer autores costumbristas, tan necesarios y olvidados.

Por eso es muy importante que los niños cuyos padres sean miopes, cumplan con los controles oftalmológicos una vez al año. Y lo mismo con aquellos que no tienen antecedentes familiares, porque el cambio de la vida rural a la urbana ha llevado a que los más pequeños pasen mucho tiempo encerrados con luz artificial.

Como mencionamos al comienzo, muchas veces el primer llamado de atención emana de la escuela, que le avisa a los padres que el niño o la niña no ve bien el pizarrón. ¿Y cómo se evidencia esto? Puede ser porque el alumno lo manifiesta o, en los más chicos de edad, por dificultades en el rendimiento escolar.

Por esa razón, antes del ingreso a la escuela primaria -es decir entre los 5 y 6 años- las escuelas solicitan a madres y padres que presenten un certificado de agudeza visual, que debería repetirse cada año. El screening previo a primer grado es exigido en casi toda la Argentina. Junto con la dilatación bajo pupila, el test de agudeza visual es la mejor herramienta para detectar y tratar a tiempo la miopía en niños y niñas.

*Médico oftalmólogo. Miembro del Grupo Argentino de Estudio de Miopía y consultor de Novar.

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