Revista Velvet #61 Diciembre 2018

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CULTURA DECORACIÓN

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e podrían pasar horas, volver varias veces y aun así pareciera que no se recorrió la totalidad del Museo Stom. Cada pieza tiene una historia y un relato de cómo fue obtenida. Tomás recorre las instalaciones con una anécdota por contar en cada uno de los objetos que albergan las salas. “Yo me quedo siempre hasta las doce de la noche restaurando piezas. El museo tiene diez mil piezas, de las cuales habrá diez donadas, todo el resto fue comprado por mí. Recorrí Chile de punta a punta, de Arica a Punta Arenas”. Óptico, reportero gráfico y con especializaciones en museografía, a sus 78 años, Tomás Stom, evaluó seguir adelante con lo que considera su mayor amor. Uno que tenía un costo mensual de tres millones de pesos, “yo este museo lo mantengo de mi bolsillo. Es totalmente ilógico que una institución cultural y de educación esté pagando contribuciones, financiando el personal, la mantención. Y, además, también hay que conservar los objetos, el mismo galpón ya está en mal estado”. Objetos con historia

Durante nuestra visita, Tomás estaba ad portas de viajar a Santiago a la inauguración de la exposición América, tierra de jinetes, del Centro Cultural La Moneda, que estará disponible hasta marzo del 2019. Él facilitó parte de su colección para la muestra, lo que ya ha hecho anteriormente y le ha dado la oportunidad al Museo Stom de viajar al extranjero. Sus colecciones se han presentado en Suecia, México y Argentina, además de otras partes de Chile. ¿Cuándo comenzó a coleccionar? Cuando era niño, coleccionaba cajetillas de fósforos, de cigarrillos, así como todo el mundo. Mis hermanas reunían cartas de menú de restoranes, hoteles, servilletas especiales. Mi mamá me regaló una colección de estampillas valiosísima que había heredado, yo encontré que aquí estaban perdidas y se las regalé a mi hermana, ella a una sobrina; están en Santiago, bien conservadas. Para mí un objeto con historia es una pena que se deteriore, yo siempre me quedo hasta tarde trabajando, restaurando piezas, hay amigos que me dicen: ‘Tomás, tengo una vitrola que está mala’, y yo les respondo que me la traigan, yo la reparo. Generalmente no

cobro nada, porque salvar un objeto que tiene años, para mí es importante. ¿Usted consideraría dividir las colecciones del Museo Stom? Es preferible. Para exponer, por ejemplo, las colecciones de pinturas y dibujos que poseo, necesitaríamos 1.200 metros cuadrados. Podría haber un museo solamente de pinturas, otro de óptica, cerámica de Lota, da para mucho. El ideal sería que aquí mismo se construyera un gran museo. La parcela en la que está ubicado, pertenece a la Fundación Museo Tomás Stom Arévalo, donde yo doné casi diez mil metros cuadrados, y la idea sería tener un museo de algunas colecciones en buenas condiciones, porque tenemos los objetos muy amontonados. Lo que pasa, es que aquí se colocaron objetos sin un estudio, a pesar de que yo hice cursos de museografía, pero la falta de tiempo obligó a amontonar cosas, lo cual no es un método de exhibición, sino que se debe colocar el objeto en un bonito pedestal, con su historia, quién lo hizo, de qué época es, de qué material está hecho, a qué cultura pertenece, ese es el ideal. Ya no sigue en pie la decisión de cerrar a fin de mes. El museo se cerrará para realizar una mantención durante el mes de diciembre. Se va a realizar un catastro de las piezas y ahí vamos viendo, pero se debe hacer una mantención a los postes de madera, a la estructura del museo, si no se refuerza y desinfectamos, se va a caer. ¿Es muy complicado en Chile tener una colección o un museo privado, sin el apoyo estatal? Es casi imposible, es mucho dinero. El único ejemplo que habría es el museo de Carlos Cardoen en Santa Cruz, pero él tiene hoteles, otros negocios. Es distinto, los demás museos particulares son en campos, lugares que por no ser urbanos, no pagan contribuciones. La mantención es mínima, la que igualmente los dueños realizan con mucho esfuerzo. Situación financiera ¿Qué significó económicamente para usted, mantener el Museo Stom? Todo lo he ido adquiriendo pagando de mi bolsillo. Para mantener este museo, tuve que vender propiedades, lo que se convirtió en una locura, en fanatismo. Yo vendí tres propiedades

"El museo se cerrará para realizar una mantención durante el mes de diciembre".

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