La locura de las trincheras. José Manuel Vara

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la locura de las trincheras poemario de joseĂŠ manuel vara

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prologo Almü Colino:

En una tarde de diciembre, y en cualquiera de los once meses restantes, leer a Vara, es recoger las soledades que derramaron otros, para que algún día nos sirva de reto y saber que nunca estaremos solos. Y tampoco acompañados. Es el proceso de vida que trata de enseñarte el mundo sin tapujos, ni maquillaje. Como cuando te levantas después de una noche traumática y el eco del desastre te susurra al oído que no, que no lo has soñado. Que es la verdad más real y superlativa que hayas podido presenciar. Y ahí estás tú. Mirando en el espejo un reflejo desconocido, en el que se plasman los Mil Millones de Fracasos Cotidianos de los últimos dos años. Mientras el silencio se queda ahí. Mirándote. Colocadito en la mesilla de la lámpara. Sin interrumpirte. José Manuel Vara, trata de mantener el equilibrio entre vino y acuarelas, color cian amarillento, plasmadas en carreteras de un mundo en ruinas, pero con el viento a favor, donde aparecen luces de neón de lo más discretas en el corazón del conductor. Y con el viento en contra, también. Que de las ruinas se construyen las casas más fuertes y bonitas que existieron nunca. Que ya han pasado por mucho y están acostumbradas a la época de huracanes. Te anima. A ti. Sí, sí a ti que me estás leyendo, a que salgas de la cueva para caminar sobre la cuerda más fina que puedas encontrarte. Vara es erotismo con un 80% de pureza en la ternura que tanto escasea. Que vivimos en un baile de máscaras constante, donde nos da miedo sacar los sentimientos de la nevera, por si caducan y nos quedamos sin ellos. Que… ¿qué pasara luego? Pues nada. No pasará nada. Para los conformistas, NADA. Probablemente se queden ahí, viendo cómo el dolor extremo de su fracaso emocional les produce cirrosis múltiple en el País de sus Maravillas desquiciadas. Viendo cómo evoluciona la 3


nueva Inquisición mientras agachan la cabeza ante la multitud de sus hogueras. Para los que tengan ganas de vivir; tendrán que enfrentarse al reto que nos deja los restos de la vida. Se trata volver a mutar, subiéndose a la escalera del abismo, de donde proviene una luz dura, de esas que utilizamos los fotógrafos con difusor, para que no te rasgue las retinas. Esa luz que sólo pueden percibir unos pocos. Y Tú estás dentro de ese saquito de valentía, que sabes que tienes que aprender a curar las cicatrices que en su momento…. Joder, en su momento eran heridas que cómo escocían. Para los que queráis disociar el mundo que seguís siendo los mismos a los que me dirijo en el párrafo anterior, [ya sabéis que lo bueno siempre se deja para el principio del final] sólo tendréis que mirar a los ojos, de los huesos de los ciegos que tiene la envidia, a la carne de la ira, a los hombres de los bares que se sientan junto a la barra, para que les quemen la garganta. En serio, mirad a los seres únicos del universo particular, establecidos en la habitación 1.006 de cada uno de vosotros. Todos tenemos una. Y sentiros como dos salvajes irracionales sin pensar. Sólo aportar muestras de deseo emocional. Sin querer. Pero queriéndoos hasta que el sol se deshaga como un suicida sin acordarse de su vida. Recordad: sin pensar. Sin quebraros la cabeza de historias que no sean la vuestra. Miradla a ella. O a él. A su aurora boreal de la sonrisa, quitadle el vestido de inocencia y quemad las normas establecidas. Vara va a ponerte los pies en el suelo, y poco a poco te va a subir al cielo, como la Chica Irlandesa de cabello enredado que sólo pedía con cristales en ojos, que la abrazasen para sentirse querida muy fuerte antes de irse. Nosotros, vosotros y sobretodo ellos, en algún momento hemos sido y seremos, la Chica Irlandesa. En una tarde de diciembre, y en cualquiera de los once meses restantes, leer a Vara, es recoger las soledades que derramaron otros para que algún día nos sirva al resto de lucha en una guerra fría y poder hacer de la incomunicación el rescate de los recuerdos que se quedaron en el fango y quieren salir, ayudados por las manos de las 4


retinas sin operar, con poesĂ­a erguida. Desafiante. Estallando contra el cielo de la prisa. De la brisa. Gracias infinitas gran amigo, por hacer de la felicidad sinĂłnimo de lucha existencial.

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intro Epístola a Léolo Raquel Delgado

Mi pequeño Léolo, me hallo sostenida en la cuerda floja. Soy como aquella funámbula que caminaba a gran altura entre atisbo y reflexión. Sueño contigo, por eso sé que soy. Me fascina empaparme de esa riqueza oculta en tus silencios, silencio en el que me reflejo, ahora que ya no digo nada. Se precisa inteligencia y sensibilidad para descifrar los pequeños oasis en los que eres a pesar de lo que te rodea. Simplemente eres, y eso justifica cada bocanada de aire que tragas a regañadientes. ¿Sabes? Porque sueño, yo tampoco lo estoy. Porque me alejo del murmullo y las sombras como tú de la cotidianidad. Cada noche le pongo un nombre a un grillo, y espero que se quede junto a mi cama, pero los grillos desaparecen cada vez que rechino los dientes, así que cada mañana amanezco sola, y busco con empeño otro más grande, más hermoso, y lo bautizo con un nuevo nombre, pero la noche es cíclica, como los grillos y sus nombres, como los sueños y los miedos, como yo, cíclica de entrañas para arriba, cíclica y rota, muerta por momentos, encerrada en un cuerpo prestado lleno de agujeros negros por los que me cuelo de vez en cuando y me rindo al placer de la otra realidad, la que algunos llaman paranoia. Son estúpidos! no entienden de dimensiones fragmentadas, no conocen la dualidad del titiritero, ni han paladeado la incertidumbre en plena metástasis orgásmica. La metáfora Léolo, el secreto está en la metáfora, como cuando digo que me llueven las entrañas, como cuando rechino los dientes, o invento palabras que por su cacofonía resultan más elocuentes que su aburrida morfología. Allí, en el otro lado, he creado un refugio frondoso en el que paseo desnuda. Tengo un manantial de versos no dichos, y de vez en cuando 6


invoco la silueta de quien en pocas ocasiones me nombra para invitarlo en secreto a nadar en él. Le dibujo los besos que podrían ser y no son, pero las siluetas no saben bailar piel con piel y poco a poco el manantial va perdiendo brillo. Me aterra que un día se seque, por eso no digo, por eso callo los versos que podrían ser y no son, por eso sueño. Pinto a brochazos miradas improvisadas para no salir corriendo cuando nuestras bocas se encuentren cara a cara y decidan comerse hasta la asfixia, tal vez en el otro lado, en el paréntesis de los sueños excelsos. Me busco en el yo del otro lado que no soy, pero podria. Tú supiste encontrarme y ahora tu mundo me lleva a conocerme desde dentro, a reconocerme en tus paisajes, siempre al filo entre locura y ensoñación. A veces es preciso enloquecer para no perder la cordura, por eso sueño Léolo, por eso sueño... Para no sentir las ausencias que me hacen pequeña, para no rendirme ante la posibilidad de desfallecer, sin embargo cada día sueño menos, sueño menos y tengo miedo, porque quien no sueña, quien no ama, vive muerto y yo no quiero morir. Apenas queda un hilo de aire, apenas las pupilas dilatadas, apenas el recuerdo de unos labios que me hacían soñar... pero ya no Léolo, ya no. Tal vez ya no esté aquí, tal vez me haya liberado del estigma, de la camisa de fuerza, del bozal de perro, no sé, no importa, me siento libre, ahora soy, en el otro lado, libre, soy, y te escribo sin manos, y te nombro a tientas, y te sueño. Léolo, de nuevo sueño. Léolo, mi pequeño Léolo, no te rindas, huye, huye más allá del fotograma, impregna de versos el blanco, de besos a Bianca, de ti al resto. Sueño, ... sueño, ... Hay que soñar, Léolo, hay que soñar.

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traks prólogo: almü colino intro: epístolo a léolo torso amputado navega incomunicación el hombre herido la poesía que hace arder las entrañas con el viento a favor espejo uterino autorreferente mujer sometida cansados mallory y la visión de las llamas nutrirnos este no es un poema sobre la muerte del hijo de Nick cave y una lluvia de flores sobre tus sueños a donde se respire limpio dejadme estrategias para soportar el dolor hay muchos millones de maneras de romperse por dentro viajeros de ternuras disfrázate de cuerdo ¿por qué escribo? nunca dije que el infinito estaría al alcance de la mano las guerras íntimas 8


emociones de saldo la religiĂłn de vivir en ti

los pecados capitales avaricia envidia gula ira lujuria pereza soberbia laas emociones asociadas cĂłlera vergĂźenza miedo rencor rencor 2 tristeza odio rabia

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torso amputado navega

Torso amputado navega sobre penumbra de corazón, y el destello violento pernocta en habitáculos de luces de neón, arrastrando fango de recuerdos sobre piel enmudecida…

…piel proyectada contra espejo de mentiras en habitación desolada de deseos marchitos, olvidados como faro abandonado en el manicomio del desamor, mientras miles de lenguas equivocadas se emborrachan del sudor de torso amputado que navega sobre penumbra del corazón.

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incomunicacion

Cielo estallando en retina nos muestra su mejor sonrisa, esbozo de mueca esquizofrénica bajo aséptica luz ultravioleta.

Demonio convertido en millones de tenedores de plástico clavándose contra las venas de brazo herido de incomunicación.

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el hombre herido

El hombre herido aspira la derrota en el humo de los cigarrillos de los perdedores, el hombre herido derrama soledades mientras se inyecta luces de neón intravena;

Catarsis de fracaso bajo fino maquillaje de ególatra de saldo, que busca redimirse profanando los cuerpos de las mujeres que se venden por error en habitaciones infectadas de dolor, con ventanas abiertas a la locura y virus tapizando las paredes, que rezuman semen y sudor desde sus grietas vagina;

El miedo invisible que le hizo evocar viejos recuerdos equivocados, el puño de su padre estrellándose contra la boca de su madre (para que se callara, para que se callara) y las espirales de sangre danzando sobre sus ojos, arrebatándole la inocencia de cuajo y condenándole a acostarse con el trauma una y otra vez, mutando en cuerpos diferentes de la misma mujer: 12


La Mujer Rota Por Dentro por fiera dentellada de Hombre Demonio;

Y él, como su padre, optó por elegir disfraz de Hombre Bestia que destroza inmisericorde el búnker de de frágil dignidad de los corazones de las mujeres que va arrojando al abismo de su propio psicodrama.

Psicodrama de hombre frustrado. Psicodrama de hombre herido.

Nota del autor. Psicodrama. El austriaco Sigmund Freud fue el creador del psicoanálisis, una metodología desarrollada para estudiar y tratar los trastornos de la mente. Esta doctrina ubica en el inconsciente los motivos que producen los problemas psíquicos: esas causas, por lo tanto, no son accesibles para la persona, pero sí pueden ser detectadas por un psicoanalista a través de una terapia. Se conoce como psicodrama a la técnica del psicoanálisis que consiste en hacer que los pacientes representen escenas dramáticas vinculadas a sus trastornos mentales. Lo habitual es que estas representaciones se desarrollen como parte de una terapia grupal, aunque también hay quienes aplican el psicodrama en terapias individuales. 13


la poesiía que hace arder las entrañas

La poesía que contienen los vasos de ginebra cargados de odios e insatisfacciones, gestados en cadenas cromosómicas estériles, la poesía que hace arder las entrañas.

La poesía que se reinventa tras puñetazo fiero de seres humanos hastiados de rutina y diezmados por el diablo de la mediocridad, la espera pasiva, la falta de intensidad, la apatía existencial de una génesis uterina cargada de reproches exclusivamente personales e intransferibles… la poesía que hace arder las entrañas.

Y allí estábamos como supervivientes de un mundo agonizante y limitado por los neones hirientes de los centros comerciales, donde se venden almas caducadas envasadas al vacío, cuajadas de emociones desgarradas por el tiempo, un tiempo que nunca fue nuestro, ni tan siquiera en el más feliz de nuestros sueños. 14


Y allí, en lo más alto, desafiante, se erguía la poesía, esa poesía que hacía arder las entrañas.

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CON EL VIENTO A FAVOR

Con el viento a favor desplegamos las velas del delirio para guiar nuestra nave ilusoria contra arrecifes de dolor en tierra de nadie.

Con el viento a favor nos dispusimos a aguantar estoicamente las embestidas neuronales de la química bastarda de una medicación normalizadora.

Con el viento a favor comimos al lado de las panteras negras de la emoción, mezclándonos con la naturaleza salvaje de una noche poseída por luna llena de sangre.

Con el viento a favor elegimos un estilo de vida alternativo donde los instintos puros flotaban libres en el aire de la atmósfera respirable de nuestra imaginación. 16


Con el viento a favor decidimos ser los dueĂąos absolutos de nuestra propia existencia para dejar de tener miedo al estigma del dolor.

Con el viento a favor. Con el viento a favor. Con el viento a favor.

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ESPEJO UTERINO AUTORREFERENTE

La figura fragmentada se mira en el espejo de fiebres, espejo uterino autorreferente de mundos interiores poblados de traumas arrinconados bajo vitrinas repletas de cosas muertas y mariposas de colores atravesadas por alfileres violentos;

Arrebato de ira a la altura aproximada del corazón, herido en la densidad de suburbios de venas y arterias, entremezcladas en caótica confusión bombeando insatisfacciones y odios, donde la rutina terapéutica ha generado una adaptación progresiva a la sensación de dolor, de daño emocional, insoportable en su génesis, asimilado en su longevidad temporal, como compañero invisible de juegos de locuras paralelas en habitaciones polvorientas tapizadas de fracasos propios y ajenos, donde sólo brilla la pulcra superficie del viejo espejo de fiebres, 18


abandonado por los creadores de universos imaginarios mediante sueros blasfemos, y es allí, frente a él, donde sueles vomitar tus miedos, tú, figura fragmentada y solitaria, que continúa mirándose en espejo de fiebres, espejo uterino autorreferente.

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mujer sometida

La mujer sometida a sí misma busca el abandono de su ser en casa vacía de familiares. Luego, dispone el escenario, la atmósfera precisa, los elementos que conformarán el espacio, imaginario físico de sus anhelos más íntimos…

En silencio coloca la mesilla y las luces que deformarán su silueta, silueta de mujer, silueta de puta intimista.

Se viste con la ropa que la excita, con telas de deseo en color negro, ansiando ojos violentos que se estrellen contra sus carnes, y que muten en semen caliente resbalando por el interior de sus muslos hasta los zapatos de tacón, clavados sobre la mesilla de sombras imprecisas, deformadas, 20


como su propio cuerpo semidesnudo, contra la pared, porque hoy le gustaría ser una chica mala deseada por almas deformes y perversas.

Luego, en silencio, baja con cuidado de la mesilla y recoge todo con metódica actitud, disfrazando sus fantasmas con el hábito de la rutina y de los convencionalismos de la hipocresía moral que teje la epidermis de células traumáticas, sometidas a la condena de los pecados capitales, de fragmentos de vida desperdiciados contra el espejo de los Mil Millones de Fracasos Cotidianos, que hoy se puede comprar a precio de saldo en el centro comercial de las Almas Asesinadas por Error.

Después, la habitación deviene inofensiva salvo en su imaginación, sólo una fotografía la mantiene unida (particular vínculo emocional) a su espacio privado de placer y dolor. Fotografía como cordón umbilical atrofiado, al igual que los cientos de visitas 21


a un psicoanalista ciego al que vende fragmentos dosificados de su infierno de Dante particular, de su universo de mujer sometida a sĂ­ misma y a un concepto distorsionado del No Amor, de mujer sometida a su propia frustraciĂłn.

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cansados

Estábamos cansados, al menos lo verbalizábamos en todas las redes sociales, y, en ocasiones, hasta en nuestras propias casas… cansados de un devenir totalmente absurdo y rutinario, de las mismas noticias en un nuevo televisor adquirido a través de una domiciliación de nómina en un banco que fabricaba pesadillas a diario, pero del que nos pensábamos inmunes. Cansados, cansados de una inercia que nos condenaba a la depresión de una abulia experimentada previamente en ratones de laboratorio, como los medicamentos milagro contra ébolas y plagas apocalípticas afines. Cansados, cansados como lo inestable de la climatología anunciada por hombres y mujeres del tiempo que perdieron su fe en las predicciones, basadas en los datos facilitados por los satélites, que el ser humano envió al espacio exterior haciendo gala de una supuesta inteligencia ilimitada, 23


como lo es la delirante idea del universo para un esquizofrĂŠnico, que no se cansa de repetir una y otra vez la rutina quĂ­mica inagotable de su propio cerebro, incansable como nuestro desvencijado y perpetuo cansancio. Cansancio. Cansancio. Cansancio.

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mallory y la vision de las llamas

Mallory sostenía la pistola apuntando a la sien de piel roja borracho. El peyote había creado dragones de formas delirantes, indescifrables, oscuras, acuosas y con cierto regusto salado en el paladar. Mallory, de pié, frente a la tienda ancestral del apache, bragas bajadas por los tobillos, mientras el viento parecía devorar la aridez autista de un desierto que los observaba con pasmosa indiferencia. A Mallory, al piel roja y a su tienda en llamas. No, no podía recordar, o, tal vez, ni siquiera intentaba hacerlo, pistola humeante en la mano derecha y dedo en el gatillo, billetes de dolor humedecidos en la izquierda, ojos turbios enfocando la desnudez herida de viejo indio piel roja saliendo borracho de vieja tienda ardiendo como pira funeraria. Olor a gasolina y semen en dedos, cabellos y labios de la mujer, la vieja prostituta blanca de la reserva… Luego, la locura brotando en forma de disparo mutilasueños, quizá disparo erróneo y, 25


por Ăşltimo, la silueta de voraz humo de bisonte sagrado devorando sus ojos. Y como epĂ­logo, las llamas, lenguas de fuego, devorando telas, pieles y huesos, generando arena mĂ­stica de desierto.

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nutrirnos

Nos nutrimos, o al menos lo intentamos, de las gotas de rocío abandonadas por el amanecer. Nos nutrimos, o al menos lo simulamos, con la penumbra onírica de bosque autista, donde sus senderos se adentran con fe ciega en nuestros propios miedos interiores…

Una lechuza de cerámica señala un punto de encuentro en la frondosidad acuosa del bosque de los sueños donde pedí permiso a los árboles para abrazarlos. Me lo concedieron. Lo hice. Abracé árboles por ti, y todos nos nutrimos de aquel abrazo a la naturaleza viva, viva como la esperanza en que vengan tiempos mejores, tiempos que arrastren melancolías pasadas y traumas no elaborados, duelos mudos y lágrimas secas… Y que los arrastren como hojas mecidas 27


por aguas violentas en rĂ­os cristalinos, y que los alejen, y que los arrastren, y que se los lleven, y que consigamos olvidarlos para volver de nuevo a nutrirnos, o al menos lo intentemos, de las gotas de rocĂ­o abandonadas por el amanecer.

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este no es un poema sobre la muerte del hijo de Nick cave

Leo en la prensa sobre la muerte del hijo de Nick Cave, una de esas muertes absurdas y anti natura que te tocan indirectamente. Pero, este no es un poema sobre la muerte del hijo de Nick Cave, no es ni tan siquiera un poema sobre el dolor, no es un poema sobre el apocalipsis interior que, sin duda, sobreviene tras la muerte de un hijo. No, no es un poema sobre el vacío, no es un poema sobre la angustia que precede a una existencia precipicio donde el llanto se convierte en dogma y se coagula en rutina diaria intransigente, desgarrada y rompedora. Pero, insisto, este no es un poema sobre la muerte del hijo de Nick Cave, sino, más bien, un poema de advertencia a esa entidad abstracta que algunos denominan Dios… sólo para recordarle, 29


para avisarle de que si toca un solo pelo a alguno de mis hijos irĂŠ a por ĂŠl, y le partirĂŠ toda su cara de hijo de la gran puta.

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y una lluvia de flores sobre tus sueños

Besos en el alma y una lluvia de flores sobre tus sueños, fue lo último que recuerdo que te dije cuando el ataúd entró en la sala de incineración. Luego, sencillamente, como algo natural, las llamas te devoraron. Después, el tiempo se detuvo varios meses, los necesarios para la recomposición de un interior resquebrajado en millones de grietas. Recuerdo que las visitas y las llamadas de familiares y amigos se fueron distanciando… y puedo decir que casi fue mejor así. Inventé rituales absurdos y te hice un altar en el bosque donde nos escondíamos de un mundo que nunca llegamos a comprender… Llevaba una de tus fotos, luego la quemaba recitando aquella canción de The Cure que tanto te gustaba.

Nunca me sentí así con nadie antes Sólo tienes que sonreír y me mareo Haces que el mundo gire mil veces en una hora 31


sólo tiene que tocar mi cabeza y me envías girando Nunca me sentí así con nadie antes Me enseñas los colores y lloro Tienes mis ojos en los tuyos y abren un mundo No puedo creer que todo esto me esté pasando Quiero mantener este sentimiento en lo más profundo de mí te quiero siempre en mi corazón eres todo Nunca me sentí así con nadie antes Tu llenas mi cabeza, toda de arco iris y todo el extremo del arco iris es cada paso que das Sólo para estar contigo para siempre. Quiero mantener este sentimiento en lo más profundo de mí Te quiero siempre en mi corazón Eres todo, tu eres todo*

Y la foto se retorcía sobre si misma y el papel carbonizado volaba hacia el cielo, quizás dirigiéndose a aquella estrella que una vez te regalé.

Besos en el alma 32


y una lluvia de flores sobre tus sueños, fue lo último que murmuré cuando me arrojé al vacío desde el viejo puente de los Dolores Torcidos.

Besos en el alma y una lluvia de flores sobre tus sueños…

*Letra de Halo. The Cure.

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A DONDE SE RESPIRE LIMPIO

Ciudad colapsada por el caos de un devenir de pies arrastrándose sinsentido, humanos agotados buscando una pausa en el estrés cotidiano, un momento estático donde poder asomar la cabeza fuera del vacío y respirar, como quizá nunca lo habían hecho, salvo en el mismo momento del nacimiento al salir de la placenta donde sus madres les cobijaron de la tristeza y de la soledad de una vida artificial que estaban por descubrir; (Sufrimiento dolor sufrimiento emocional) Allí, con la cabeza fuera de la mediocridad que les rodea con furia ciega, allí donde el espacio vuelve a estar cuajado de estrellas, más allá de la Constelación de Orión, donde la imaginación se expande al igual que el aire nuevo que recicla sus pulmones en un momento mágico e infinito, 34


de calma, de remanso, de paz, de felicidad… allí, donde no existe el dolor ni el sufrimiento, allí, donde me pediste que te llevara al cerrar los ojos cuando todo parecía venirse abajo, allí, “donde se respire limpio”, donde se viva despacio, donde la hierba sea fresca y donde las flores no se marchiten ni por error, allí, donde se respire limpio, donde la emoción sea la norma y el abrazo una terapia necesaria bajo lluvia de sentimientos sin hipotecar;

allí donde se respire limpio bajo un cielo de sonrisas de niños sin traumas, donde aprendamos de nuevo otro concepto de humanidad, allí, donde se respire limpio, allí donde nuestras lágrimas sellen un pacto de silencio, 35


allí donde las luciérnagas iluminen nuestros miedos más oscuros, allí, donde descubramos que podemos ser eternos, allí, donde se respire limpio… donde me dejaste llevarte una tarde calurosa de junio, porque me lo pediste, porque necesitabas viajar a un oasis imaginario, oasis tú y yo, zen anímico emocional, porque me pediste que te llevara a un lugar donde se respirara limpio. Y yo, sencillamente, escribí este poema para ti.

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dejadme

El tiempo ya se ocuparía de hacernos la vida más amable, más soportable, más llevadero y, quizá, más vida. El tiempo quizá dejaría de pervertirnos con su prisa para concedernos el instante eterno buscado con desesperación por fotógrafos de corte emocional, un fragmento de realidad capaz de reflejar la esencia, el alma pura de un ser humano en medio de un bosque de caos irreverente., un espíritu libre que nos hiciera pensar que todo esto valió alguna vez la pena;

Dejadme un minuto para que mi delirio sea la ingenuidad aparente, dejadme un pequeño oasis de positividad absurda con la que navegar a contracorriente de un mundo, en esencia, deshonesto, de un mundo gobernado por timadores de feria, adictos a la droga del poder, metanfetamina económica que prostituye a los predicadores de la banca, sumisos abyectos de la nueva religión, la del consumismo caníbal e innecesario, 37


innecesario como los minutos desperdiciados pensando en ello, pensando en la marea humana que malvive en las entrañas de mundo matadero, vendiendo su alma a cambio de bolsas de suero del olvido cocinado por narcotraficantes de sueños inducidos por una violencia gratuita, donde las madres paren a sus hijos entre atroces dolores inmisericordes, como la blasfemia de un grito hediondo contra el creador en la trastienda de un fracaso con regusto a bilis, tal es la textura anímica del escritor alcoholizado por la desidia de un universo que no alcanza a comprender, y, algo más allá, van surgiendo los monstruos de la abulia, que dinamitan la fragilidad de pensamiento soñador, que sueña esperanzado con cascadas de emoción que disminuyan la fiereza de un dolor ajeno ingerido por error.

Dejadme un minuto para que mi delirio sea la ingenuidad aparente, dejadme un pequeño oasis de positividad absurda con la que navegar contracorriente, dejadme apenas un minuto para mentirme a mi mismo y creer que los cabrones no lo fueron, 38


y que los pinte con pieles de cordero; dejadme que me mienta una y otra vez hasta que la sangre mane por mis oĂ­dos para no escuchar esta verborrea de necios prometiendo falsos cielos inversos. Dejadme, dejadme, dejadme morir en paz. Dejadme.

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ESTRATEGIAS PARA SOPORTAR EL DOLOR

Para Elena, Paloma y Raquel

El dolor por la muerte de un hijo no nacido, pero en avanzado estado de gestación.

El dolor que rompe, a veces, al que oferta el abrazo y absorbe todo ese daño interior.

El dolor de una vida ocasionalmente injusta.

El dolor entre tú y yo.

El dolor en los ojos de una mujer cuyo marido tiene un diagnóstico de cáncer terminal.

La rabia que aprieta los puños, la crueldad de la impotencia, la crueldad de un dolor aleatorio. que carece de empatía.

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El dolor.

El dolor de la culpabilidad, el dolor de las derrotas inevitables, de las muertes y los olvidos que les siguen, y ese alzheimer forzado para minimizar el desgarro interior. Forzado para escapar del mismo dolor que lo engendró.

El dolor.

La rabia que aprieta los puños, la crueldad de la impotencia, la crueldad de un dolor aleatorio. que carece de empatía.

Dolor como bomba lapa en el corazón, dolor mutante, dolor que duele Y destroza nuestra isla interior. Ese viejo dolor.

Dolor en los ojos de los que se quedan. 41


Dolor en los versos de la poeta emocional, cuya madre volverá a luchar por aferrarse a la vida, una vida que, a veces, ni entendemos, pero que creemos necesaria. Necesaria como la textura onírica de esos sueños que nos conceden un minuto escaso de esperanza, pero suficiente para soportar un día más, elevándonos sobre mares de dolor innecesario, dolor cruel, infinito Como lágrimas de niños hambrientos.

El dolor, ese viejo dolor que sigue ahí¬, pero al que estamos acostumbrados a sobrevivir como yonkis adictos al amor, ese amor terapéutico, ese amor necesario,

Ese amor como tormenta sensible en agosto, como lluvia de gotas de ilusión más allá de las nubes negras del dolor. 42


El dolor, no el amor, que nos arrastra a dramas infinitos en aquel viejo callejón de los dolores torcidos, donde nos juramos emoción eterna y compartimos jeringuilla de emociones fieras para escapar de la atrocidad del dolor, del dolor de la soledad.

Y, al final, llegamos a la playa oasis de los solitarios, Donde encontramos la caracola que te regalé para que te la llevaras al oído, y para que pudieras escuchar la suave voz de la domador de palabras… diciendo...

" Me fascina empaparme de esa riqueza oculta en tus silencios, silencio en el que me reflejo, ahora que ya no digo nada. Se precisa inteligencia y sensibilidad para descifrar los pequeños oasis en los que eres a pesar de lo que te rodea. Simplemente eres, 43


y eso justifica cada bocanada de aire que tragas a regañadientes. Sabes? Porque sueño, yo tampoco lo estoy. Allí, en el otro lado, he creado un refugio frondoso en el que paseo desnuda. Tengo un manantial de versos no dichos, y de vez en cuando invoco la silueta de quien en pocas ocasiones me nombra para invitarlo en secreto a nadar en él. Le dibujo los besos que podrían ser y no son, pero las siluetas no saben bailar piel con piel, y poco a poco el manantial va perdiendo brillo. Me aterra que un día se seque, por eso no digo, por eso callo los versos que podrían ser y no son, por eso sueño."(*)

Por eso sueño yo también, para escapar del dolor. Y por eso nos abrazamos en aquella vieja playa imaginaria donde el universo entero cabía en una caracola de sueños infinitos. Porque sueño, yo tampoco lo estoy. 44


Y con nuestro abrazo emocionado el dolor, finalmente, desapareció.

(*) Extracto de “Epístola a Léolo”, de Raquel Delgado.

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Hay muchos millones de maneras de romperse por dentro...

Cuando la penumbra estalla bajo vacío de palabras, más alla del silencio, ese que provoca daños irreversibles a la altura del corazón, ese daño que te destroza, ese daño que te aniquila, esa culpa proyectada al epicentro de tu cordura, que deja de serlo y muta en melancolía... “lo dejé todo por ti” “todo” y ahora dices que yo soy el problema... no es justo, no es justo

y ambos sabemos que Hay muchos millones de maneras de romperse por dentro... y tú te empeñas en exprimirme sabiendo que soy un limón seco. Hay muchos, muchos millones de maneras de romperse por dentro. 46


de aniquilarse, de destrozarse, de quebrarse, de morir... cuando la penumbra estalla bajo vacío de palabras, más alla del silencio, ese que provoca daños irreversibles a la altura del corazón, el silencio que creamos porque sabemos que Hay muchos millones de maneras de romperse por dentro... y, nosotros, elegimos la peor.

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Viajeros de ternuras

A E. Palacios

Somos viajeros, viajeros de ternuras, cuyos caminos se cruzaron en noches cuajadas de silencios.

Somos viajeros, viajeros de ternuras arrastrando al llegar aquel equipaje de dudas, que ahora se ha convertido, con el paso de los años compartidos en risas, sueños y sentimientos, tan cómplices de esas charlas en pasillos que no eran por casualidad.

Somos viajeros, viajeros atemporales, viajeros de ternuras, esas que recobran paraísos perdidos, esas que crean universos de afectos, 48


esas ternuras… donde la amistad llueve suave sobre miradas alegres y confidentes, como la de los niños contemplando un juguete recién estrenado…

Somos viajeros, viajeros de ternuras, aventureros incansables, buscadores de mundos emocionales, en los que coincidimos aquel día para jurarnos, entre risas y abrazos, que no olvidaríamos jamás los momentos que compartimos…

Somos viajeros, viajeros de ternuras… y ya sólo nos queda despedirnos en este momento en forma de abrazo que construye recuerdos…

…fragmento eterno de ternura sincera compartida en aquella frase de “te deseo lo mejor para tu vida”, esa vida tan nuestra, 49


tan de viajeros, viajeros de ternuras, esa vida donde, sin duda, volveremos a encontrarnos en noches cuajadas de silencios.

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DISFRaZATE DE CUERDO. ( ?) ¿En qué quieres creer?. Elige tu propio Dios. En breve, rebajas. En breve, nueva temporada. Elige tu propio infierno. Disfruta del melodrama. Folla con tu psiquiatra. Elige tu delirio. Miente a tu psiquiatra. En breve, nueva colección otoño/invierno. Elige tu propio infierno. Dios aún sigue muerto. (respira) (Coge aire) Y, sobre todo, paga a tu psiquiatra. Toma tus medicamentos. Paga a tu psiquiatra. Toma tus medicamentos. Paga a tu psiquiatra. Disfrázate de cuerdo.

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POR QUE ESCRIBO

Escribo porque lo siento. Hay algo que necesita salir de dentro. Y ya está. No hay más historias. Son pulsiones de vida. Son pulsiones de muerte. Si te gusta, bien. Si no, también, ya que no escribo para los demás. De hecho, muchas veces escribo para tocar "los cojones". Cuando deje de sentir dejaré de escribir. Y, tal vez, cuando esto ocurra será porque estaré muerto. Besos. Pero, gracias por estar leyendo esto.

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NUNCA DIJE QUE EL INFINITO ESTARiA AL ALCANCE DE LA MANO (En cursiva extractos de Réjean Ducharme)

Nunca dije que el infinito estaría al alcance de la mano. Nunca dije que fuera enfermizo soñar con imposibles. Nunca dije que la humanidad no lo fuera, aunque se empeñe en demostrar lo contrario cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, con cada exhalación, oxígeno, con cada inspiración… Oxígeno, aire inundando nuestros universos pulmonares, aire renovador, aire sanador que acaricia nubes tentándolas a la lluvia, lluvia misericorde y racional que crea mares a ras de cielo, 53


ese cielo cuajado de espuma, esa espuma que nutre la savia de los árboles centenarios, árboles como éstos, que algún día también lo serán…

(esos árboles que estás plantando tú)

árboles como navíos surcando un mar que es el cielo, y cuyas hojas parecen nacer de él…

“La encina, ella es mi navío. Cuando ya no sé qué hacer me embarco. He anudado un banderín amarillo en la copa, (no sé si podéis verlo, intentad , al menos, imaginarlo) allí, arriba… muy arriba… justo al lado de la vieja lata de conservas completamente oxidada que cuelga del extremo de un cordel, si, esa vieja lata es mi ancla. Largad los continentes, largad este tiempo perdido nuestro, largad las sonrisas olvidadas, izad los horizontes. He puesto rumbo a unas riberas más escarpadas 54


y más volcánicas que las de este país. Izad los horizontes hacia ese universo imaginario donde la emoción es la norma y la locura la brisa que acaricia los cabellos de los marineros al amanecer, la brisa que acaricia nuestros cabellos mientras trepamos sobre las ramas más altas de nuestro navío imaginario, pero no por ello menos real, para ver los arrecifes que se desprenden de la bruma… para ver la luz del sol filtrándose entre las hojas, líneas de luz como cuchillos de sal penetrando mis pupilas, soñando llegar a esa tierra de hierba fresca de amanecer temprano donde yaceremos ajenos al dolor inducido, mientras dejamos que el aliento frío del dios del viento siga meciendo, incansable, nuestros cansados cabellos de viejos marineros que surcan mares sobre encina centenaria,

(ella es nuestro navío)

aliento frío como suave renovación 55


de un cuerpo ya medio erosionado por las turbulentas aguas de la vida; Existencia como mar imaginario de aguas cristalinas… y el placer de sumergirse y dejarse llevar por la corriente, con el agua formando remolinos alrededor de tus tobillos en una danza elegante, interminable, como el agudo chirriar de dos mil millones de grillos en los bosques-islas de este universo de pequeño formato donde atraca nuestro navío,

árboles como navíos surcando un mar que es el cielo, y cuyas hojas parecen nacer de él… y es en ese mar donde como espíritu libre dejamos que vuele nuestra alma viajera, sobre lejano recuerdo de noche intempestiva … mientras la lluvia arrecia contra los campos sembrados por manos embrutecidas y cansadas. 56


esa lluvia que, imparable y majestuosa, parece querer aplastar mi cuerpo

(los nuestros)

contra el suelo verdoso del bosque formado por cientos de miles de árboles navío, como estos sobre los que cabalgamos más allá de los límites de lo imaginario…

esa lluvia que siempre estuvo allí, inundándolo todo, como sabio aderezo de pócima de trasgos, que, místicos, danzan alrededor de un fuego interior que nunca se apagará, al igual que la arrebatadora inocencia de estos mares-cielo que ahora surcamos en nuestras encinas-navío, por donde sobrevuela nuestro espíritu libre inundándose de oxígeno,

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con cada inspiración… con cada exhalación, cada segundo, aire inundando nuestros universos pulmonares, cada minuto, aire inundando nuestros universos pulmonares, cada hora, aire inundando nuestros universos pulmonares, cada día, aire inundando nuestros universos pulmonares, aire renovador, aire sanador que acaricia nubes tentándolas a la lluvia, lluvia misericorde y racional que crea mares a ras de cielo, ese cielo cuajado de espuma, esa espuma que nutre la savia de los árboles centenarios, árboles como éstos, que algún día también lo serán… Y quizá por eso… nunca dije que el infinito estaría al alcance de la mano. Nunca dije que fuera enfermizo soñar con imposibles. 58


Nunca dije que la humanidad no lo fuera, aunque se empeñe en demostrar lo contrario cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, con cada exhalación, con cada inspiración… Oxígeno. Oxígeno. Oxígeno. Oxígeno.

Dentro de ti. Oxígeno. Dentro.

Oxígeno.

(Ahora toca de nuevo aprender a respirar)

Oxígeno.

Fin. 59


Las guerras iíntimas

Las guerras íntimas se iniciaron con los disparos de metralla desde tu boca generando reproches que comprendían una infinita gama de negros y grises, salpicados de tonos de desesperanza, rabia, ira y, ocasionalmente, fracaso personal… Ira como detonante, Violencia que vendieron como nacida de la nada, agresividad innata como segunda piel, corazones desgarrados por las fiebres de la ira, una ira despótica como pedregada desbocada en infierno de tempestades emocionales; el fragor de la batalla antes de una ruptura el silencio atroz tras la derrota del amor, sangre derramada en urinarios de suicidas, semen acumulado en desagües oxidados tras la muerte de la pasión; estandartes ennegrecidos sobre suelo marchito de habitación violenta, arrebato de ira que nos contaminó con el virus del sufrimiento visceral, irreversiblemente destructivo como voz rota de viejo cantante de jazz consumido por la heroína… y, de fondo, los graznidos omnipresentes de los cuervos, ciñéndose estrictamente al guión, guión escrito por un demonio menor borracho de ira malsana, 60


esa violencia subliminal que arrasó universos infinitos de ternura donde la rabia mutó en arma de combate cuerpo a cuerpo, encarnecido y sofisticado en crueldad. Rabia como odio, ese odio que es una palabra breve, pero dolorosa, una consonante criminal y tres vocales hirientes, desgarradoras… (y una de ellas repetida con orgullo) Odio es más que un concepto, es una áspera emoción, que se cuaja como clavos oxidados en el epicentro del corazón. Odio es alambre de espinos, es campo de concentración, quirófano de miedos y quimioterapia inútil frente a tumor emocional. Odio es una palabra breve, casi como un suspiro. Odio es rabia egoísta y frustración narcisista. Odio es dependencia enfermiza, celotipia afectiva, lujuria de crueldades engendradas en manicomios de angustia y de dolor. 61


El odio enciende las hogueras de la nueva Inquisición: Es una áspera emoción, que se cuaja como clavos oxidados en el epicentro del corazón. El odio enciende las hogueras de la nueva Inquisición, aquella que nos devora por dentro y nos amamanta como psicópatas de feria ambulante en suburbio infectado por el virus de la mediocridad, que fue creado en laboratorios de lujo bajo la sombra de enormes fortunas de tipos que se creen mejor que tú. Odio es una puta del alma. Odio es básicamente rabia, y una palabra envenenada en el cerebro de un francotirador. Y el FRACASO EMOCIONAL como conclusión inevitable de esa contienda absurda por mantener ese delirante status de poseedores de la verdad absoluta, que tanto daño nos hace, nos hizo, nos hará, invariablemente, hacia dentro, en lo más profundo de nuestras emociones, que conservábamos en tarros de cristal impregnados de soluciones de formol, 62


resguardando esa esencia de inocencia de niño, que sólo usábamos en los momentos de dolor más extremo. Extremo como el uso de toda tu artillería pesada contra desprotegido corazón, blindado únicamente por venas cansadas de serlo y arterias heridas en su orgullo, aquél que nunca, tal vez, tuvieron… Y los misiles tierra-aire diezmando, inmisericordes (todo en las guerras íntimas lo es) las escasas ganas que teníamos de luchar “por salvar lo nuestro”. Nuestro, pronombre posesivo de primera persona del plural. Gramática ausente de sentimientos, afectos y emoción, gramática apocalíptica, gramática fría como balas perdidas, disparadas en la lejanía del olvido por francotirador mutilado de afectos, (afectos que devienen en odio y el Odio que es básicamente rabia, y, además, una palabra envenenada en su cerebro, que soporta un viejo lastre) con pesada mochila de carencias afectivas, mochila cosida literalmente a su espalda, más allá de la ominosa percepción del dolor: Ese dolor extremo, extremo como este proyecto de guerra íntima que iniciamos aquel atípico mes de junio, 63


seis meses después de la muerte de nuestro único hijo en aquel absurdo accidente de tráfico, accidente que nos condenó (a la rabia infinita y) al infierno de una vida vacía, y al coma auto-inducido del reproche infinito, que busca otro culpable que no sea uno mismo, por una vez, por un instante, por un segundo, ese culpable que no sea yo: pronombre personal de primera persona del singular.

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EMOCIONES DE SALDO

La vida se tornó infierno en el mismo instante en que ella se suicidó, sin motivo aparente, pero lo suficientemente hastiada de tu respiración de diablo viejo y cansado. Horas muertas mirando el ataúd antes de que las llamas lo abrazaran con fiereza, emociones de saldo compradas a prestamistas de dolor ajeno para simular daños, al menos, aparentes en lo agrietado de tu córtex cerebral; filtros emocionales oxidados, asepsia de sentimientos, abulia proyectada en el muro de la tristeza, melancolía caníbal y atrofia en el corazón... ...mientras el fuego consume un cuerpo que percibes como vacío e invisible, abismo hiriente en el otro lado de la cama, el lado de ella, la que se autoinmoló reivindicando un concepto pseudodelirante del amor, aquel que los enajenados siguen escribiendo con A mayúscula, la misma letra con la que, de forma casual, comienza la palabra ataúd.

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LA RELIGIoN DE VIVIR EN TI

El trabajo nos absorbe y la vida se disuelve tras los grises de momentos creativos amputados por la fiereza ciega e inmisericorde de la rutina atroz, devorasueños, escupedramas, indecente como la mediocridad social imperante a nuestro alrededor, y bajo sábanas con regusto a trauma construimos nuestro frágil refugio personal compartido para escapar de nuestros miedos más abyectos, y creamos momentos estancos de pasión ciega, arrebatada… donde las pieles se retroalimentan en batallas cuerpo a cuerpo, 66


lengua a lengua, mente a mente… con sudor como lubricante emocional capaz de devorar abismos interiores, que, juntos, devienen menos fieros, menos aterradores… sudor y olor a deseo capaces de apagar mil infiernos… mientras ternura infinita se extiende como virus por todas y cada una de las cavidades de nuestros corazones. Corazones como músculo, músculo como arma visceral, víscera como sentimiento, sentimiento como religión, la religión de vivir en ti.

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EMOCIONALMENTE NO DISPONIBLE

Solo quiero verte cuando estés sola Solo quiero atraparte si es que puedo. Solo quiero estar ahí cuando la luz de la mañana explote e ilumine tu rostro. No puedo escapar. Te amaré hasta el final. No quiero decirte nada que no quieras oír. Solo quiero que me digas: "Tan solo llévame a donde no he ido jamás" Se que quieres oírme seguir respirando. Te amaré hasta el final. Te amaré hasta el final. Te amaré hasta el final. Te amaré hasta el final. Solo quiero estar ahí atrapados en la lluvia. Solo quiero verte reír, no llorar. Solo quiero sentirte cuando la noche se ponga su capa. Me siento perdido entre tantas palabras. Solo puedo decir: Te amaré hasta el final. The Pogues

Love You 'Till The End

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Un día te planteas hacer un poema sobre una chica irlandesa cuando apenas conoces un minuto de la tormenta que la nutre desde dentro. La chica irlandesa tiene cabellos enredados sobre una memoria que aún no es capaz de digerir, cabellos que el sol golpea inmisericorde porque sabe que son capaces de brillar con luz propia, como astro único, aunque frágil, en universo particular donde el trauma cohabita con la titánica lucha por el renacimiento… chica irlandesa como ave fénix con cáncer terminal maltratado por quimioterapias equivocadas, ya que la quimio no sabe escuchar. Escuchar, Sabéis lo que quiere decir. Es sencillo: se trata de escuchar a una persona cuando habla. Se trata de entender cuando una persona dice BASTA. Luego, se trata de abrazar y recomponer los trozos del naufragio de la forma más equilibrada posible, 69


más humana, más coherente, más sensible, más tierna, con una ternura de la que nunca nos creímos capaces de sentir, pero con la que nos parieron nuestras madres, todas ellas. Madres. Si. Este poema es sobre escuchar, entender, dejar hablar a esa chica irlandesa que habita las grietas de nuestros corazones donde el agua rompe brava contra rocas insensibles con la única intención de compartir un poco de su fuerza interior, fuerza que arrastre esa piel que te cubre con falsa apariencia de distante, con textura de criatura emocionalmente no disponible, aunque, por dentro, el fuego de tus venas sea capaz de derretir glaciares viejos como el tiempo, 70


como ese tiempo que vive dentro del iris infinito de tus ojos, azules como ese mar salvaje, como ese cielo libre, como los sueĂąos de marinos cuyos barcos surcan delirios de espuma y caracola, donde las sirenas enmudecieron para escucharlos a ellos, a esos marineros con miles de arrugas en la piel, que atrapan recuerdos de millones de naufragios personales (como los nuestros) en la oscuridad de los bares del silencio profundo, de los que no entienden, de los que no escuchan, de los que no aprenden, de los que no quieren ver arder en brillos imposibles los cabellos de chica irlandesa, cuando corre descalza sobre la fresca hierba que impregna los sueĂąos de los domadores de palabras que saben que ella tiene cabellos enredados sobre una memoria que aĂşn no es capaz de digerir, 71


memoria por la que todos deberíamos aprender a imaginar nuevas rutas de sensibilidad, porque ya nos van sobrando todos esos cabrones que asesinaron la ternura, y que insisten en que la música no esté siempre inundando el aire de una tarde de otoño, cuando chica irlandesa se mece en columpio infantil de árbol centenario, donde sus sueños eran puros, su risa era fresca y sincera, y su mirada creaba océanos de luz… tal era el poder onírico de sus pupilas. Chica irlandesa, no me olvides nunca y nunca permitas que me abandone al vacío de un absurdo mundo sin ti. Déjame sentir la brisa de la fragancia de tu piel, déjame navegar por los mares de tu respiración, déjame abrazar la textura de los sueños que guardas en el cajón de tu secreto, déjame únicamente escribirte este poema como sencilla muestra de gratitud, como muestra de afecto… porque has vuelto a contar tu historia, 72


porque has vuelto a vibrar a través de las cuerdas vocales de tu emoción más allá de los desiertos del destierro autoinducido, más allá del infierno de lo emocionalmente no disponible… gracias infinitas, mi querida chica irlandesa, por dejar que me embriague con los licores destilados de tu alma, alma de chica irlandesa, que me atreví a abrazar para intentar recomponer los trozos del naufragio de la forma más equilibrada, más humana, más coherente, más sensible, más tierna, con una ternura de la que nunca me creí capaz de sentir, pero con la que nos parieron nuestras madres, todas ellas. Emocionales. Como tú. Querida chica irlandesa de mi corazón. 73


ESPACIOS MUERTOS

Hay espacios muertos en universo esperanza, pequeñas fisuras por donde se cuelan los suicidas, anónimos como versos de poetas malditos, y fieros como fiebres mal curadas.

Hay lluvias que parecen secar gargantas, toxicidad ácida oculta tras la bruma de amanecer no deseado, de amanecer mutilado por noche de tormenta inesperada.

Lejos queda ya el recuerdo de los abrazos de amantes heridos por la amargura de la rutina, esa que destroza sueños y los convierte en olvido de mentes afectadas por el invierno infinito del alzheimer. Invierno donde tú y yo nos ocultamos de los animales carroñeros que forman la jauría violenta de la raza humana, donde el dolor es la sangre que riega a destiempo los viejos corazones que laten lento. 74


Sí, desde luego que hay espacios muertos en universo esperanza, delirio desesperado de un alma que fue libre alguna vez, más allá de esos espacios muertos, por cuyas fisuras no dejan de colarse los suicidas…

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Habitacion 1006.)

Ella está sentada en una silla al lado de la ventana en la habitación 1006. Entro y me sonríe en un acto reflejo. El sol le da de lleno en el lado de la cabeza que le afeitaron para la intervención de neurocirujía. Me acerco hasta ella, saludo a la pareja que hay en la cama de al lado, le doy dos besos y le pregunto como le va. Ella agradece la visita. Si una cosa me gusta de ella es su sinceridad, y su naturalidad, con esa espontaneidad extrema que produce poseer cierto grado de demencia. A su lado, la pareja nos observa sonriendo. La mujer va rapada al cero y él la mira emocionado. Imagino que es su marido por el brillo acuoso de su mirada. Entonces, ella, la que está sentada en una silla al lado de la ventana en la habitación 1006, me mira y me dice: "José, cúrala", y yo me la quedo mirando a los ojos, a lo lúcido peculiar de su iris mientras insiste en su verbo: "Tú tienes poderes, tienes que curarla". Entonces, desvío la vista hacia la pareja que está en la cama de al lado en un hospital cualquiera, en la habitación 1006, y les sonrío. A ambos. Pero, sobre todo, a la mujer rapada al cero. Sigue la visita, hoy me apetece dedicarle tiempo, y voy a lo mío con ella, hablamos, planificamos, imaginamos su vida cuando deje el hospital... le miro las cicatrices, el corte de pelo a lo "indio",a lo "punki okupa", a lo "performer" de la vida intensa que estamos viviendo... El sol sigue allí, 76


entre todos los que ocupamos la habitación 1006. Es la hora de irme y me despido con dos besos. Me coge la manga, tira de ella y me vuelve a decir que la cure. La vuelvo a besar. Ella dice lo que piensa. Luego, voy hacia la pareja y le tiendo la mano al marido. La toma. Me sonríe. Y a la mujer le pregunto si puedo abrazarla. Me dice que si. Nos abrazamos. Tres segundos. El sol nos observa. En voz baja le susurro que le deseo lo mejor. Nos miramos. Sonríe. Es una mujer muy guapa a corta distancia. Y sus ojos tan vivos. Le doy las gracias. Salgo y cierro la puerta tras de mi justo cuando viene la enfermera a hacer las curas rutinarias. Cuando llego al ascensor oprimo el botón. Entro. Empiezo a llorar.

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parecias una bestia agazapada al filo de mi alma

"parecías una bestia agazapada al filo de mi alma, yo, acostumbrada a la urgencia de los hombres, no te vi llegar aunque llegaste disfrazada de inocencia como si nada pasara tendiendo la mano como si nada pasara pero pasaba, claro que pasaba pasabas tú por delante de mis ojos como un gato dejándome el aroma de tu nuca frente a mis ojos con un sólo movimiento de caderas, hacías que volviera la cabeza para seguirte y sonreías como si nada pasara y yo, confiada pensando que sí, que eras bonita tal vez, con aquel vestido de muñeca pero que no pasaba nada y claro que pasaba lo que no sabías es que yo era mujer herida 78


por ansiedad emocional permanente vacía de recuerdos de afectos y de sentimiento me atrajo tu pasión me atrajo tu desespero tu necesidad de conocimiento descarnado más allá de convencionalismos de pautas establecidas y tu alma, desde ese día, fue para mí un reto sellar nuestro pacto con el beso perfecto acostumbrada la urgencia de los hombres me confié hasta que te abalanzaste sobre mí con la rabia que contenías rabia de mujer herida y fui más frágil que nunca mas temerosa que nunca porque no sabía qué hacer con ese cuerpo que era tan parecido al mío y todo era probar y saborear e inventar no sabíamos nada nos descubríamos a cada roce cualquier caricia era un estallido incomparable a nada de lo que hubiéramos vivido hasta ahora 79


nos llamaban salvajes porque no había razón en ninguno de nuestros actos solo sentíamos que debíamos amarnos hasta acabarnos salvo aquellos pequeños instantes en que me mirabas con ojos llorosos de emoción y yo te decía después de cubrirte de besos que cada pliegue de tu cuerpo era una estrella fugaz en nuestro universo particular y que tu sonrisa era como la aurora boreal y después bebías a sorbos los jugos de mi cuerpo mientras sonaba de fondo una música decadente de voz aterciopelada de hombre cansado y urgente como nos prometimos no ser nunca salvo para el deseo que nos condenó al abismo de nuestros miedos de mujeres heridas de mujeres amándose más allá de las cenizas de un mundo que agonizaba a nuestro alrededor mientras parábamos el tiempo en la habitación donde siempre se ponía el sol 80


que habitaba en tus ojos de miel, y yo tan herida tan vacía compartí contigo mi equipaje de melancolía nos llamábamos "únicas" porque únicas nos creíamos hasta que nos dimos cuenta de que ni siquiera eso sería suficiente

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Consuelo

Aún se escucha el eco de todos los desastres. El mundo es un lugar en ruinas infectado y vacío de almas. Tan solo queda el consuelo de regresar a aquel lugar, aquella habitación donde nos apartábamos del mundo hace tanto. Donde huíamos para convertirnos en náufragos. Quisimos subir demasiado alto, demasiado deprisa, por escaleras que sólo eran de bajada. Agotamos las fuerzas y rendimos. Nos rendimos al mundo, al irreal que nos venden, al absurdo. Qué cómodo fue dejarse llevar por la corriente, qué fácil seguir a la manada. Pero todo era mentira. Permanecimos demasiado tiempo inmersos en el negro, en un vacío tan profundo que parecía que no había nada más, que no quedaba luz, ni esperanza. Pero siempre queda algo, un resquicio, un ápice de sueño al que aferrarse. Sólo hay que saber encontrarlo.

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Camino hacia la puerta entreabierta, hay luz al fondo. Me golpea el recuerdo de la pasión de las caricias de antaño, de la fuerza de una frase inacabada, del deseo violento oculto tras las ondas de tu pelo y de la mirada perdida en el techo, donde todo era blanco Allí, donde nos alimentábamos de nuestros vacíos internos tras el desastre y el caos de la negrura de aquella adicción que nos hizo cómplices del deseo voraz de no tenernos, de no sentirnos, de no mirarnos. De fingirnos más allá de nuestro reflejo en el espejo de luz negra, como tu cabello enredado en mi infierno, con todas las promesas que nunca cumplimos. Aún se escucha el eco de todos los desastres. Ahora solo queda el vacío. Camino hacia la puerta entreabierta, hay luz al fondo Volvemos a estar aquí, mirando ese papel pintado que tanto odiábamos, destrozados por la vida que no elegimos fuera de esta habitación de hotel de encuentros prohibidos. Y encontramos la paz. Y sabemos que aún no es demasiado tarde. El tiempo se detiene, parece aliarse con el delirio de creer que nunca nos mentimos, 83


que no pusimos bombas lapa a nuestros corazones. Y un te quiero, tan antiguo como nuestro, nos vuelve a matar por dentro Y guardamos la certeza de que nunca fuimos crueles. No estaba en nuestras manos, pero sí, ahora, volver a la paz mutua de sabernos locos y equivocados Y al final, después de caminar a tientas, nos encontramos sedientos en una habitación tan seca, tan muerta y vacía que lo único que puede salvarnos es nuestro propio aliento. Y allí, cara a cara, comprendemos que nada está perdido, mientras quedemos dos.

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Declinacion de verbo hiriente temporal.

Yo decepciono, tú lo comentas. La vida ya no es lo que imaginamos. La vida ya no es. La vida mata. Yo he muerto más veces de las que puedo recordar. Y, es ahí, cuando la desidia gana la jodida partida del daño selectivo, ese daño básicamente emocional.

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ESTAMOS AQUi, MUTANDO. Estamos aquí, mutando. Apenas sin hacer ruido. Soñando lo que queremos ser. Noche infinita. Susurro. Arcoiris invisible. Luciérnaga de emoción. Hoy las vidas son un caos y hacemos estudios teóricos sobre el suicidio, sólo con la intención de "verlo venir", porque el mundo escupe hacia abajo, en el abismo insondable de la tristeza impuesta por los poseedores de la verdad absoluta, que mienten como perfectos autómatas del sinsentido. Estamos aquí, mutando. Y la música, que nos apacigua y nos da alas invisibles para volar en un cielo fragmentando que estalla en colores de vino y acuarela maldecida por ojos ciegos, donde el temblor se torna norma tras vaciar cinco vasos de ginebra de un solo trago. Hembra muerta. Macho despojo. Cura podrido y mortaja de infiernos. Mareva en el corazón, penetrando como bisturí de fiebres. Todos nacimos rotos por dentro y ahora, encima, nos cobran un euro por las tiritas que no sirven de nada, tan solo de PLACEBO.

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LOS PECADOS CAPITALES

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Avaricia

Más allá de los huesos estaba el afán de posesión de la carne, cartílagos emocionales arrancados sin compasión, dentelladas fieras de animal atroz amaestrado por domadores infectos, contaminados de deseo enajenado comprado a los prestamistas del Dolor.

Tiempo mutante que aulla su soledad en un rincón húmedo y oscuro, enjaulado tras barrotes de oro en la cárcel de los mil millones de lamentos, donde se traficaba con avaricia de sueños arrebatados a enfermos de Consumismo Terminal, 88


a adictos al vacío de sentimientos, allí donde se vendían huesos calcinados a cambio de una transfusión desesperada de 20 miligramos de ternura con un 80% de pureza.

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Envidia

Deseo conspirando bajo respiración apurada de fiebres. inquietud más allá de un paladar herido de sequía; donde la aridez de un desierto de emociones desgarra un corazón sumido en la rutina de la vieja idea de que los tiempos pasados siempre fueron mejores…

…Hombres que habitan los bares del Infierno arrastran sus propias palas para cavar sus tumbas con la fiereza de los bastardos heridos en un orgullo que nunca fue real; paladas de tierra negra en el subconsciente, animales reptantes a manadas por vías muertas de estaciones de trenes fantasmales, donde los ecos de las voces violentas siguen estrellándose contra baldosas rotas de los urinarios colectivos de almas, asesinados por abyecta envidia psicopática de habitar pieles ajenas y vivir las vidas atrapadas en otros ojos, más allá de la abulia abismal de la propia existencia, 90


allí donde sólo circulan autobuses cuajados de suicidas, que acuden en ciega procesión al último espectáculo del viejo Mago octogenario del mundo conocido, aquel que sacó una soga de su chistera y se ahorcó con ella bajo el cálido aplauso de la Hipocresía más perversa.

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GULA

La tragedia del hambre infinita, la tragedia del deseo voraz, el drama del acto de tragar como demolición; derribo interior, intestino devorador, digestión como religión purificadora, extraño ritual de almas violentadas por jugos gástricos en perpetua combustión;

Gula ciega, esperpéntica, tragedia griega en sí misma, harakiri emocional, suicidio bastardo, arcadas nihilistas impuestas por terrorismo mediático de fagocitadores del optimismo ajeno, que, convertido en ruinas, deambula demente por las cornisas del Olvido, 92


por los angostos pasillos del Fracaso en las ciudades poseídas por la Soledad más cruel, que cómo estómago abismo traga, traga y traga con fiera ansia animal cualquier leve resquicio de humanidad.

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IRA

Violencia que vendieron como nacida de la nada, agresividad innata como segunda piel, corazones desgarrados por las fiebres de la ira, una ira despótica como pedregada desbocada en infierno de tempestades emocionales;

el fragor de la batalla antes de una ruptura, el silencio atroz tras la derrota del amor, sangre derramada en urinarios de suicidas, semen acumulado en desagües oxidados tras la muerte de la pasión;

estandartes ennegrecidos sobre suelo marchito de habitación violenta, arrebato de ira que nos contaminó con el virus del sufrimiento visceral, irreversiblemente destructivo como voz rota de viejo cantante de jazz consumido por la heroína…, y, de fondo, los graznidos omnipresentes de los cuervos, 94


ciñéndose estrictamente al guión, guión escrito por un demonio menor borracho de ira malsana, esa violencia que arrasó subliminal universos infinitos de ternura.

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LUJURIA

Lujuria estallando como subidón de ácido más allá de los límites de la cordura; habitación violenta y sudor atrapado en las grietas de las paredes como algo rutinario, como si siempre hubiera estado allí, en las viejas jodidas grietas que, como pedazos de carne muerta, se retuercen como tocadas por descarga eléctrica de dudosa catadura moral;

lujuria, fogonazo abyecto en ciénaga cerebral, deseo mudo vociferando en la densa oscuridad, y hembra a horcajadas de la demencia en fiero acto ritual… …pieles atrapadas sobre cama sodomita en la penumbra adictiva de la pasión, donde los hombres aman por error a millones de putas blasfemas, a cambio de jirones de perversión, 96


que, herida de cáncer terminal, infecta toda la médula espinal de los sentimientos, hipotecados en la trastienda del fracaso emocional, donde la lujuria estalla como subidón de ácido más allá de los límites de la Cordura.

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PEREZA

Pereza residual como vómito de viejo perdedor amamantado con respiración artificial en contenedor de almas, aséptico como infecto hospital, donde la ilusión languidece bajo tormenta de pastillas para minimizar el dolor.

Pereza residual, dolorosa como lombriz intestinal, como infarto de miocardio, como derrame cerebral; pereza como ictus mutante de una sociedad que lo dejó de ser, amputada por la carencia de ilusiones más allá de la tristeza más voraz.

Pereza residual como fragmentos de alimentos sin digerir en estómago emocional, donde la arcada es la norma 98


y el Asco la suprema religiĂłn, en cuya Iglesia se arrodilla el mismo viejo perdedor, que despuĂŠs de visitar todos los bares del Infierno, vomita, vomita y vomita litros y litros de puta pereza residual.

99


SOBERBIA

Sombras chinescas que agrandan tu tamaño, escenario ideal para timadores de feria, tiempos muertos vendidos como suero de rejuvenecimiento;

salas de parto vacías y olvidadas, soberbia en ojos invidentes, soberbia penitente arañándote la espalda, escupiéndote en la cara.

Soberbia penitente amputando tus neuronas a cambio de falsas promesas vestidas de publicidad bastarda.

Soberbia sodomita, soberbia caníbal, inframundo de puñaladas a traición bajo estandartes de poder crepuscular. 100


Olor a podrido bajo textura de palabras oxidadas sobre rancias emociones, de saldo, de saldo, de saldo.

Soberbia criminal, de rebajas, de rebajas, de rebajas.

Soberbia infinita, de oferta, de oferta, de oferta.

Soberbia intransigente, de regalo, de regalo, de regalo.

Soberbia intransigente hecha a tu imagen y semejanza, 101


soberbia sobrevalorada en informativos carroĂąeros, donde lo demente copula con lo abyecto.

102


emociones asociadas

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Colera.

Cólera estallando en la retina con la fiereza del llanto de un recién nacido, cólera que agrede la sensibilidad, cólera violenta como la muerte de una ilusión, cólera proviniente del espacio exterior, como el virus de Burroughs que, tras el drama, creó el lenguaje;

interzona de pensamientos donde las alimañas esconden el alimento de sus crías, más allá del lado prohibido del sueño, donde lo indecente se suele ahogar en los charcos de sus propios vómitos.

Interzona emocional que deviene en oasis anímico, maldecido por parias de la visceralidad, donde al agua se torna fuego y la luz estridencia de dolor. 104


En la interzona de las ciénagas del corazón la cólera cohabita con el deseo insatisfecho, que se arrastra insensato sobre suelo herido de fragilidad, cuando la sangre brota deforme a través de la oscilante textura de los hemisferios cerebrales.

La cólera dinamitó sueños sociales inventados por fanáticos de la igualdad, cuando la emoción se volvió un bien perecedero, moneda de cambio de usureros de lo abyecto, que, a cuatro patas, se permite una carcajada.

Cólera que clava dentelladas en cordones umbilicales de dudosa reputación, como las manchas de semen reseco que se amarillean sobre el colchón.

Cólera blasfema herida en su propio orgullo, más por devoción que por error, cólera que nos suspende ingrávidos 105


sobre el techo de nuestra habitación interior, cólera distante que entierra viejas amistades que murieron víctimas de una pandemia de sinrazón.

Cólera mutilasueños, cólera escupeodios, cólera tipificada en viejos manuales de psicología;

cólera de saldo, cólera como lavativa, cólera como exoesqueleto, en definitiva… …cólera como Infierno.

Interzona efímera como lamento intermitente y mudo de presa herida de soledad;

Soledad mutiladora, soledad asfixiante como telaraña infinita donde malvive la siniestra araña 106


de la Suntuosa Insensibilidad… …donde lo malsano es norma y la podredumbre religión… …y, al final, el viejo fundido a negro hace que la cólera desaparezca como si nunca hubiera existido, más allá de la frontera de la locura, donde las luciérnagas vuelan por error.

107


Vergüenza

A Patty de Frutos, por la inspiración de su lluvia verbal

Vergüenza vive en la trastienda de la culpabilidad, servida en bandeja de plata por la tradición judeocristiana en fechas señaladas.

Vergüenza es debilidad, es un trauma a la altura de la garganta de los que no aprendieron a gritar.

Vergüenza es un verbo blasfemo en boca de un mártir social, elegido a dedo por esclavos del ritual de la normalización hipócrita de las doctrinas morales, creadas a partir de la transcripción de los sueños de buitres carroñeros 108


disfrazados de seres humanos.

Vergüenza son tiempos muertos arañando silencios de pecados que nunca lo fueron.

Vergüenza es un estado mental, vergüenza es dolor intenso infinitesimal;

vergüenza del instinto suicida que embriaga los sentidos los días de bajón emocional;

vergüenza es la cara oculta de las verdades a medias que se solapan con palabras de necedad, que se insinúan amantes aquejados de bipolaridad.

Vergüenza es un estado mental que vive en el patio de atrás de unos ojos que no dejan de llorar.

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VergĂźenza es debilidad, es un trauma seco a la altura del corazĂłn de los que nunca aprendieron a amar.

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Miedo

El miedo nunca se fue, agarrado en la espalda como fuego desatado en combustión espontánea, como alas de ángel en llamas; ambos sabemos mucho de él, conocemos la incertidumbre sinuosa de sus meandros decadentes y el olor inmundo de sus aguas estancadas, como nuestras vidas, en forzado standby emocional con el vértigo clavado en el cerebro y la degradación vertiginosa en los talones, pudriéndonos de abajo arriba como planta terminal que se consume en segundos interminables, como aquella mirada que nos condenó al fracaso y a ser engullidos por la voracidad caníbal de un miedo atroz, que siente pánico de su propia sombra;

miedo del miedo 111


y sudor frío en un acto irreverente donde las gotas se cuajan y solidifican a la altura aproximada del corazón;

miedo en arrebato de fuego, miedo en éxtasis de llamas, miedo inmisericorde, miedo intestinal que ennegrece la sensibilidad del paladar, que aún atesoraba reseco el aliento de nuestro último beso, desesperado como la luz en los ojos de los ajusticiados por desamor... en fragmentos de crueldad trascendente anclada en miedo que quizá nunca se fué, agarrado en la espalda como fuego desatado en combustión espontánea.

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Rencor.

Rencor habla con palabras ciegas Por falta de remordimiento aparente.

Rencor habita en las sombras Por miedo a la violencia de su propio nombre. Rencor es rencoroso Debido a una ancestral carencia de Autoestima.

Rencor mataría por ser como tú, Rencor asfixiaría tu seguridad aparente En la diezmillonésima de segundo exacta En la que percibes que tu vida No es más que una farsa Simulada en una realidad 3D Creada por publicistas mediocres.

Rencor habla con palabras ciegas Porque nació mudo Y, a pesar de ello, te engañó… Con sus palabras. 113


Rencor (2)

Rencor era ese momento extremo, más allá de los ojos que se clavaban dentelladas después de la muerte de la pasión;

Música de fondo con acento brasileño y la sonrisa entregada a flor de piel, donde el miedo superó una crisis espiritual de segunda clase, como la vida que elegimos para compartir... donde la hipocresía se convirtió en norma de un viaje abortado con el jodido viento a favor...

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TRISTEZA

Donde las entrañas se retuercen en espirales imposibles, donde tu amor es cáncer terminal.

Sentimiento roto, adictos a la tristeza de botella vacía que llora olvidada…

Penumbra emocional, tiempos muertos, ganchos de carnicero, armas de fuego, muerte violenta del corazón.

Y en el desierto llueven piedras, rocas negras de dolor, Connecticut ya no es lo que era y nosotros, que envejecemos peor que Dios.

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ODIO

Odio es una palabra breve, pero dolorosa, una consonante criminal y tres vocales hirientes, desgarradoras…

(y una de ellas repetida con orgullo)

Odio es más que un concepto, es una áspera emoción, que se cuaja como clavos oxidados en el epicentro del corazón.

Odio es alambre de espinos, es campo de concentración, quirófano de miedos y quimioterapia inútil frente a tumor emocional.

Odio es una palabra breve, casi como un suspiro. 116


Odio es rabia egoísta y frustración narcisista. Odio es dependencia enfermiza, celotipia afectiva, lujuria de crueldades engendradas en manicomios de angustia y de dolor.

El odio enciende las hogueras de la nueva Inquisición, aquella que nos devora por dentro y nos amamanta como psicópatas de feria ambulante en suburbio infectado por el virus de la mediocridad, que fue creado en laboratorios de lujo bajo la sombra de enormes fortunas de tipos que se creen mejor que tú.

Odio es una puta del alma.

Odio es básicamente rabia, y una palabra envenenada en el cerebro de un francotirador. 117


RABIA

Rabia, mirĂĄndote en el espejo de los mil millones de fracasos, eres tĂş.

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epilogo SOMOS MEMORIA Raquel Delgado

No somos más que la suma de nuestros recuerdos y la huella perdurable que impregnamos en los demás. Somos el primer aliento, el primer llanto, el primer paso. Somos la estela de nuestros ancestros, semilla y flor, fruto maduro que nutrirá la tierra del mañana. Naciste luz, corazón salvaje que no creía en los imposibles. Naciste esperanza. Naciste poeta. No somos más que la suma de nuestros recuerdos. Jugábamos a dibujar palomas de la paz en la arena, a observar el ir y venir de las olas, recuerdas? Siempre a primera hora, cuando la playa estaba desierta y nos pertenecían los primeros rayos de sol, y luego escuchábamos Dust in the wind… all we are is dust in the wind… Eras el príncipe que salvaba a la princesa, eras el compositor, el que soñaba ser músico, el que soñaba ser poeta, el que soñaba. Tú y tus sueños, tú y el mundo. Eras las mil historias que siempre tenías para contar, eras memoria. Yo nací luna, corazón salvaje que no creía en los imposibles. Nací conciencia y sosiego. Era tu reflejo más alocado y tu paz. Una mirada bastaba para sabernos. El uno terminaba la frase del otro para romper en mil risas que nadie, excepto nosotros, entendía. Eso éramos, la estela del paso del tiempo impregnada en nuestra memoria. Éramos tanto que olvidamos guardar para mañana. Un día se pararon las agujas de tu reloj, y ya no había presente, sólo recuerdo, ahí residía tu esencia. Seguías siendo, y eras el niño de pantalón corto y rodillas rozadas, y el capitán del barco pirata. Eras la locura de los dieciocho y los chistes de los veinte, eras cada una de las miles de canciones que eras capaz de recordar, eras tu mano aferrada a la mía al cruzar la calle. Eras las tardes de fútbol, la bondad de tus padres, el amor de tus hermanos. Eras esa copa de vino en ocasiones especiales, las tardes de sofá abrazado a tu mujer, eras la primera palabra de tu hijo, eras la suma de tus recuerdos. Ahora que ya no estás, perduras en mí, y me aferro a las últimas cosas que compartimos. Soy la última vez que hicimos nuestros los primeros rayos de sol, soy el último concierto, el 119


último poema que te recité. Soy el último abrazo, el último te quiero, el último todo va a salir bien. Soy tu última risa, y tu último llanto, soy el último beso que te di. Eres porque perduras en mí. De ti aprendí que cada momento cuenta, que la vida es un instante fugaz, y que lo único que importa es el amor, ser feliz, rodearte de amigos de esos que son para siempre, caminar con la cabeza erguida, y que de tu boca sólo debe salir la verdad. Aprendí que sólo merece la pena preocuparse por aquello realmente importante. De ti aprendí que hay gente maravillosa que puede llegar a calarte muy adentro, y que el amor no duele, si duele no es amor. Me enseñaste que el amor no se exige ni se ruega, sólo se siente y a él nos entregamos para ser. Me enseñaste el poder de la risa, y que un día encontraría a alguien con quien podría reír eternamente, alguien con quien una mirada bastaría para sabernos, alguien a quien desearía besar a cada instante, alguien con quien compartir la esencia de lo que soy, la estela de mis recuerdos. De ti aprendí que el mañana es incierto, que lo único que tenemos es el ahora, y que siempre somos recuerdo, tal vez por ello ponga el alma en cada acto, y sonría sin contención, y abrace con todo mi cuerpo, y bese con pasión, quiero impregnar a la gente que amo. Si no hay mañana quiero que recuerden que mis últimas palabras fueron te quiero, que el último abrazo fue de los que perduran, que el último beso fue un te quiero con todo mi ser, porque ese recuerdo me permitirá seguir siendo, y en ese modo de ser amarlos eternamente.

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