fragmento FLASHBACK

Page 1

©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

FLASH BACK

de Vanessa Montfort

“Cada fracaso nos hace más humanos. El éxito te convierte en otra cosa.”

Esta obra se leyó por primera vez en el Royal Court Theatre de Londres (Jerwood Theatre Downstairs) el 7 de agosto de 2007 como parte de la International Residency for Emerging Playwrights. Fue interpretada por Natasha Parry y Mark Lockyer con dirección de Fiona Laird. Su creación ha sido posible gracias al apoyo del Royal Court Theatre y del British Council Spain.

1


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

PERSONAJES

Cornelia Grau

Una conocida y excéntrica fotógrafa de unos sesenta.

Alfredo Santana

El candidato a presidente que encabeza los sondeos electorales, de unos cuarenta.

La obra tiene lugar en el estudio de Cornelia. El tiempo será siempre a unos meses vista de las siguientes elecciones, suponiendo que los hechos que en esta obra se relatan no sean ya una realidad. Ésta es una obra en un acto, sin interrupciones.

Nota de la autora a la dirección Aunque lo dejo al criterio de la dirección, propongo que al entrar a la sala, a cada espectador se le haga entrega de una papeleta electoral con las opciones: “ALFREDO PRESIDENTE” y “ALFREDO NO PRESIDENTE” que podrán introducir si lo desean en unas urnas a la salida. Las barras / indican el lugar en el que el diálogo se superpone. Ésta es una comedia trágica, en ese orden.

2


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

UNO

Aún con luz de sala y sin ninguna indicación de que el espectáculo haya comenzado, empieza a sonar la música electoral y EL CANDIDATO camina triunfal por el patio de butacas, estrechando las manos de la gente, con confianza y una estudiada sonrisa. Es corpulento y viste un traje impecable. Alfredo alcanza el podio. Posa sus dos manos sobre él. Sonríe a la audiencia.

ALFREDO- Esta tarde lo primero que quiero hacer es daros a todos la enhorabuena. (Aplausos.) Que estéis aquí hoy es el primer triunfo. (Aplausos.) Porque estoy seguro de que la mayoría de vosotros sabéis muy bien por qué habéis venido hasta aquí. (Pausa.) Algunos de vosotros habéis venido arrastrados por un ideal. Lo sé. Otros habéis venido porque no encontráis opciones que os representen. Lo sé. Incluso algunos habréis venido comprobar si es verdad que tengo tanto carisma como dicen. Lo sé. Lo sé y no importa. Lo verdaderamente importante para mí es que estáis aquí, porque yo sí sé a qué he venido esta tarde, por qué he subido estas escaleras y estoy mirándoos de frente. (Pausa.) Yo he venido a pediros el voto. (Aplausos.) Porque, decidme: ¿Quién mejor que yo va a saber cómo es que te llamen diferente? ¿Quién va a luchar más por una tierra que aquel que la ha escogido? ¿Quién mejor para analizar nuestros problemas que aquellos que alguna vez estuvieron fuera y tuvieron perspectiva? (Se extingue la música hasta hacerse más íntima y emotiva. Él adopta una entonación de parábola.) Esto me recuerda a un niño durante un reciente viaje a Marruecos. Se me acercó para venderme una flor silvestre de las que crecían en cualquier descampado. Cuando le puse en la mano una moneda y le dije que podía quedarse con la flor, el niño me devolvió el dinero

3


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

ofendido. “Yo no pido limosna, señor”, me dijo levantando la barbilla, “yo vendo flores”. (Pausa) ¿Os dais cuenta? (Con fuerza.) Ese niño no pedía limosna, ese niño no sentía que nadie le regalaba nada, y ese orgullo es el que quiero ver en vosotros. ¡Nadie os está regalando nada, no pedimos limosna, estamos trabajando por este país! (Aplausos enfebrecidos. Música triunfal de nuevo.) Por eso, yo lucho con orgullo por los que como tú llevan años juntando el dinero para besar a sus familias. (Aplausos.) Yo lucho con orgullo por los que aún tienen la esperanza de tener una casa digna. (Aplausos.) Yo lucho con orgullo por los que sueñan con poder curar a sus hijos de la pobreza. (Aplausos.) Por eso, porque yo estoy orgulloso de vosotros, quiero pediros el voto.

(Una tormenta de aplausos que se transforma poco a poco en el sonido de la lluvia. Alfredo, mira al cielo y abre el paraguas. La luz cae sobre él en silencio. Se dispone a irse, pero ante, deja el paraguas abierto en el suelo, que queda iluminado sobre el oscuro. Sale de escena.)

(Sobre el oscuro continúa la lluvia, y sobre ella el sonido y la luz cimbreante de la nieve de una televisión que se ha quedado encendida. Suena el timbre de un portero automático. Alguien enciende una lámpara de mesa. Es CORNELIA, una mujer de unos sesenta y tantos, viste de negro con una estudiada dejadez. Una elegancia bohemia. Una vejez moderna. Se había quedado dormida en el sofá. Nos encontramos en su estudio y el paraguas blanco forma ahora parte del set fotográfico de la artista. La habitación es un loft destartalado que debe transmitirnos cierta sensación de desaliño. Hay dos sofás, el que aún ocupa CORNELIA es muy viejo, en él hay una manta arrugada, cojines aplastados, a su lado, una mesa baja con todo tipo de envases acumulados: bolsas de comida, vasos usados y botellines. De las paredes cuelgan algunas fotografías de retratos en blanco y negro pero llaman la atención cuatro, de gran formato, que permanecen ocultas por trapos negros. Puede parecer que es de madrugada, pero Cornelia ha estado fumando marihuana y se ha despistado. En realidad son las 5 de la tarde del día de la sesión de fotos. Aún tumbada, encuentra el teléfono.)

4


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

CORNELIA- ¡Iros al infierno! (Cuelga con violencia. El portero automático suena de nuevo. Se levanta y camina dando tumbos hacia él. Lo descuelga.) CORNELIA- ¡He dicho, al infierno! (Cuelga. Vuelve a sonar y entonces lo golpea hasta que se da cuenta de que el timbre que suena ahora es el de la puerta. La abre y aparece el CANDIDATO, que con un grueso portafolios debajo del brazo, la observa con una diplomática sonrisa mientras sacude las mangas de su gabardina). ALFREDO- Llevo 10 minutos llamando y llueve a cántaros. Espero que se trate de una broma. CORNELIA- Sin embargo yo espero que no. ¿Qué coño quiere? ALFREDO- Mi asesor de campaña, el señor Santos, habló con usted/… CORNELIA- ¿Sabe qué hora es? ALFREDO- (Aún sonriendo) Sra. Grau, el Sr. Santos ya me informó que usted tenía sus dudas sobre esta sesión pero pensé/... CORNELIA- Sólo le estoy preguntando si sabe qué hora es. (ALFREDO mira su reloj.) ALFREDO- Las cinco. CORNELIA- ¿Las cinco? ALFREDO- Sí, y me citaron a las cinco de la tarde en su estudio. (Cornelia se pone las gafas. Le mira de cerca y de pronto le reconoce.) CORNELIA- Joder… ALFREDO- Pero puede ser que haya habido un error y/ como me esperan… CORNELIA- Pase. ALFREDO- ¿Cómo dice? CORNELIA- Pase, pase. La verdad es que es usted más alto en persona y menos, como decirlo… morenito (Pausa.) Está claro que la cámara no le quiere. Dicho esto: ¿sigue empeñado? (ALFREDO pasa complacido al interior.) ALFREDO- Por supuesto. No sabe lo que significa para mí, (Sonríe.) y también lo que podría significar para usted/ porque… CORNELIA- Me suele ocurrir. Cuando fumo marihuana puedo dormir días enteros. (CORNELIA se estira y bosteza de forma exagerada.) ALFREDO- No obstante, tengo varias entrevistas pendientes para hoy/ así que... CORNELIA- ¿Sabe qué? Siéntese un momento mientras recojo todo esto y estudiaré su propuesta. ALFREDO- (Ríe.) ¿Estudiará mi propuesta? (CORNELIA hace sitio en el sillón invadido de todo tipo de cosas.) CORNELIA- Puede que huela algo a cerrado, como si se hubiera comido, dormido, sudado y fumado durante horas interminables de insomnio mientras te

5


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

tragas tres películas a la mitad, cinco horas de teletienda y un puñado de somníferos asqueándote de la puta vida… (Pausa.) No se deje llevar por las impresiones. No fue exactamente así. (ALFREDO pasa al interior, desconcertado.) ALFREDO- Ya… CORNELIA- Póngase cómodo. (Alfredo le tiende su portafolio que ella lanza con violencia a uno de los sillones.) CORNELIA- (Curiosa.) Ah, veo que el abrigo le da confianza. ALFREDO- (Sonríe forzado.) No, es que aquí hace algo de frío. CORNELIA- Ya, hay humedades por todas partes, no abro nunca las ventanas. Prefiero pudrirme yo antes de que se me pudra una foto. Esa es la verdad. (Cornelia le estudia con insolencia.) ALFREDO- Imagino que no le importará si repaso unas notas mientras se decide. CORNELIA- Haga lo que le parezca. (CORNELIA se dispone a servirse un café.) CORNELIA- (Alzando la voz) Pues fíjese si estaba desesperada anoche que hasta vi parte de su debate. (CORNELIA da vueltas nerviosas con el dedo en su taza, a modo de cucharilla.) ¿Quiere un café? ALFREDO- (Asqueado.) No gracias, muy amable. (Pausa.) Bueno, no era mí debate, había otros dos candidatos. CORNELIA- Sí, claro, había otros dos, obviamente, si no no sería un debate. ALFREDO- Pero, un momento, ¿cómo ha podido verlo? CORNELIA- No hablaba solo pero hablaba como si estuviera solo. ALFREDO- Qué interesante… ¿Eso cree? CORNELIA- No, eso vi. Y eso verán también otros 45 millones de españoles cuando lo emitan. ALFREDO- Pero ese debate era un ensayo. Perdone pero sigo sin comprender cómo ha tenido acceso. CORNELIA- Soy perro viejo, candidato. Siempre intento conocer antes por fuera a los que voy a retratar por dentro. ALFREDO- Retratar por dentro…vaya. (Pausa) Eso me recuerda… ¿Sabe lo que piensan los indígenas/…? CORNELIA- (Irónica.) ¡Ah! ¡Así que es usted indígena! ALFREDO- (Diplomático.) No, no… lo que ha dicho me ha recordado a que los indígenas, cuando les fotografiamos, piensan que les robamos el alma. CORNELIA- Bueno, yo sólo se la retrataré. ¡Sólo en el supuesto de que la tenga! (Ambos ríen forzados.)

6


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

ALFREDO- Vaya, ¿eso quiere decir que accede? CORNELIA- (Tajante.) No. (Pausa) Pero siéntese un rato. Me divierte esta situación. (ALFREDO se dispone a tomar asiento en uno de los sillones.) CORNELIA- (Incómoda.) ¿Piensa sentarse ahí? ALFREDO- No, es decir, donde usted prefiera. ¿Dónde había pensado?/ CORNELIA- Bueno, eso depende… ¿dónde se va a sentar? ALFREDO- Quizás en una silla esté mejor, tiene razón. Sí, quizás más enderezado/. CORNELIA- ¿En esa silla? ALFREDO- No necesariamente, dígame dónde colocará los focos y yo/… CORNELIA- No, no piense en los focos. Sólo siéntese. (ALFREDO se dispone a sentarse de nuevo.) CORNELIA- (De reojo.) Aunque tengo que serle sincera, nunca pensé que fuera a escoger ese sillón, francamente/. ALFREDO- (Impacientándose.) Aún no he escogido nada, sólo que como dejó mis cosas/… CORNELIA- Mire, no. Esa no es la actitud. Relájese, ¿de acuerdo? y los focos le perseguirán allá donde decida plantar el culo. Más o menos como le ocurre a diario. (Pausa) Simplemente quiero que encuentre su lugar en mi estudio. ALFREDO- Eso trataba de hacer, pero usted quizás sepa cuál es el lugar mejor/. CORNELIA- (Intrigada.) ¿Y por qué presupone que yo tengo que saber algo de usted? Yo no sé nada. ¿Acaso usted sabía algo de mí antes de despertarme hace un rato? / ALFREDO- No, desde luego que no. CORNELIA- (Molesta.) ¡Ah!, ¿con que no sabía nada de mí? ¿Cómo se atreve? ¿Y tampoco de mi trabajo? ¿Qué insinúa? ALFREDO- (Sonriente.) De su trabajo sí, por supuesto, de hecho no sé si sabe que yo / fui quien habló… CORNELIA- Usted empieza a interesarme cuando cruza esa puerta porque se convierte en mi personaje. Entra en mi laboratorio. ¿Quiere sentarse en el váter? ¡Adelante! Eso diría mucho de su personalidad, ¿no le parece? Y yo no tendría ningún problema en fotografiarle en el váter, si eso le hace especial ilusión/. ALFREDO- Bien, entonces creo que me quedaré aquí mismo. (ALFREDO se sienta de nuevo en el sofá y sonríe provocativo. Abre su portafolios y empieza a ojear sus notas.) CORNELIA- Está bien. ¡Estupendo! (CORNELIA le mira incómoda mientras se va a por dos enormes focos.) CORNELIA- Aunque… la verdad es que si ya me sorprendía esta obsesión suya porque le fotografiara yo, precisamente yo, ¡lo que ya me deja perpleja es su empeño por escoger ese sillón! (ALFREDO levanta la vista.) CORNELIA- (Molesta.)… porque es mi sillón, y hay otro ahí, más nuevo, más cómodo y más bonito, sin embargo ha escogido justo el sillón donde como, duermo, fumo y no le daré más detalles, porque/ no vienen al caso.

7


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

ALFREDO- (Resopla sonriente.) Ya le he dicho que si había algún problema con eso/… CORNELIA- No, simplemente me ha resultado algo invasivo, la verdad. ALFREDO- Ya. Pues entonces me levantaré/. (Hace el ademán y CORNELIA le impide levantarse.) CORNELIA- No, no, no... Ya no tiene remedio. (Se dispone ahora a colocar los focos a su lado.) ¿Dónde los prefiere, a su derecha o a su izquierda? (ALFREDO le responde con una sonrisa irónica.) CORNELIA- Muy rápido, sí señor. Entonces le pondremos luz de centro, que es la menos incómoda, ¿no le parece, candidato? ALFREDO- Está en su casa. (Vuelve a abrir su portafolios.) CORNELIA- Ayer ví el debate, ¿sabe? ALFREDO- (Mientras lee.) Sí, eso me ha dicho… CORNELIA- ¡Santo Dios!, quién nos iba a decir… (Pausa.) ¿No le parece cómico? ALFREDO- Pues no. ¿Debería? CORNELIA- Una tía, un marica y un inmigrante se presentan a las elecciones de España… ¡No me diga que no parece el comienzo de un mal chiste! (ALFREDO deja de leer y sonríe paciente.) ALFREDO- Yo no veo en mis oponentes a una mujer y a un homosexual, Cornelia… ¿me permite que la tutee? CORNELIA- Por favor. ALFREDO- Como te decía, veo en mis oponentes a dos políticos mucho más allá/… CORNELIA- Pues haces mal. Porque ellos ven en ti a un extranjero, a un extraño, a un inferior. ALFREDO- Pero yo soy español, Cornelia, le recuerdo el Título I de la Constitución: “son españoles todos los hijos de padre o madre española, aunque hayan nacido fuera de los dominios/… CORNELIA- Bueno, vale, vale, no sabía que fueras tan susceptible a ese tema. ALFREDO- No lo soy, simplemente estoy puntualizando. CORNELIA- Incluso has dejado el tuteo. ALFREDO- (Sonríe.) Lo siento, te tutearé de nuevo. CORNELIA- Tampoco es que te esté descubriendo América —nunca mejor dicho—. Lo que trataba de decirte nada más es que se ve a la legua que tu campaña está claramente enfocada a la minoría inmigrante. ALFREDO- (Interrumpe su lectura) Los sondeos no dicen precisamente eso. CORNELIA- Pues me sorprende. ALFREDO- ¿El que? ¿Que mi discurso, Cornelia, llegue a todos los españoles?, ¿o que hoy los españoles seamos multiculturales? (ALFREDO vuelve a leer.) CORNELIA- (Irónica) Sí, desde luego, te lo has estudiado muy bien… (Pausa.) ¿Sabes? Esta conversación me recuerda a un chiste que me contó un negro con mucho sentido del humor.

8


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

(ALFREDO levanta la vista y la observa en silencio). CORNELIA- ¿Tienes sentido del humor, Candidato? (Silencio.) ALFREDO- Imagino que vas a contármelo. CORNELIA- Bueno, si te empeñas.... Verás: “Un niño negro de Nueva York se sienta en las rodillas de su padre y le dice: papá, yo cuando sea mayor, quiero ser Presidente de los Estados Unidos. Entonces el padre mira orgulloso a su pequeño patriota y le dice: ¡Qué bien, hijo!, serás el orgullo de tu pueblo. ¡El primer presidente negro de los Estados Unidos! (Pausa.) ¿Y qué crees que le responde el crío? ALFREDO- (Irónico.) Estoy expectante. CORNELIA- …el niño le mira aterrorizado y exclama: ¡Pero papá! ¿Soy negro? (CORNELIA se echa a reír estrepitosamente.) ALFREDO- (Sonríe.) Muy gracioso. CORNELIA- (Ríe y tose) ¡No puede ser!, gritaba el niño, ¿soy negro? ¡No jodas que soy negro, papá! Es muy bueno, ¿verdad? ¡Muy bueno! En fin, sólo quería estar segura de que sabes lo que eres y dónde estás, no te vayas a llevar un disgusto un día de éstos… ALFREDO- Gracias. Todo un detalle. (Se frota las manos.) La verdad es que hace frío aquí. CORNELIA- Eso me decía siempre uno de mis amantes hace mil años. Mira, también era colombiano como tú. ALFREDO- No, yo soy español de origen colombiano. (Mira la hora y sonríe impaciente.) Cornelia, cuánto crees que tardarás en decidir si podré contar con esa foto, te aseguro que sería muy importante para mí. CORNELIA- Tranquilo, hombre… No es algo que pueda tomarme a la ligera, ¿comprendes? (CORNELIA acerca al set un pequeño radiador y lo enchufa.) Volviendo a los chistes, mira, para mí es así de sencillo: si hubiera tenido que ver el debate a través de un objetivo, vuestras imágenes habrían tenido estos pies de foto: “La mujer”, “El marica” y “El extranjero”. Y déjame decirte sin acritud, que eres, con mucho, la opción menos atractiva. ALFREDO- (Con perfecto acento) Identity Politics. CORNELIA- (Burlona) Pardon me? ALFREDO- Política de identidad. Así la llaman en Estados Unidos. Y si lo piensas bien, que por una vez se representen los ciudadanos por grupos humanos no está tan mal. ¿Qué tiene eso de malo? (CORNELIA se sirve una copa.) CORNELIA- (Indignada.) ¿Que qué tiene de malo? ¿De malo? No, quizás no tenga nada de malo si no fuera porque… ¿te sirvo? (Le ofrece la botella y él niega con la cabeza.)

9


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

… si no hubiera sido, cómo decirlo, la consecuencia, porque es eso, una triste consecuencia de la abstención del 90 por ciento en las últimas elecciones. ALFREDO- Todas las crisis, de una forma u otra, son motores de cambio/. CORNELIA- ¿Crisis? No, el problema, candidato, es que hoy por hoy, a las personas formadas como yo tendrían que prendernos fuego al sillón para que moviéramos el culo y fuéramos a votar/. ALFREDO- ¿Me dejas decirte una cosa?/ CORNELIA- El problema es que es mucho más fácil buscar nuevas almas cándidas a las que tentar, que trabajar por contentarnos/ a los descontentos. ALFREDO- Está claro que no me vas a dejar. (Pausa.) Decía que se le ha dado el relevo a grupos marginados de la sociedad/, para expresar… CORNELIA- ¿Grupos marginados? (CORNELIA ríe estrepitosamente.) Me hago pis. Lo siento, esto ha sido demasiado. (Sale de escena. Se mete al baño y deja la puerta entreabierta.) ALFREDO- (Alza la voz) Sí, alégrate, si gano pienso impulsar la LGM: nueva Ley para los Grupos Marginados (Lee en su dossier.) “Artículo 52: Disminuidos psíquicos, físicos, inmigrantes, homosexuales y mujeres”. CORNELIA- (Fuera de escena) ¡Más y más buenas noticias! ALFREDO- (Con entusiasmo.) A partir de ahora podría serlo, para ti y para mí, podría serlo, porque… querida Cornelia, tú y yo, aunque no lo creas, viajamos en el mismo barco. (Pausa.) ¿Me dejas que te haga una pregunta? CORNELIA- (Fuera de escena) Si pudiera impedírtelo… ALFREDO- Te reconozco que me sorprendió y me halagó pero… ¿por qué accediste a conocerme si no estabas segura de querer fotografiarme? Sé que no encajo en el tipo de personaje que suele interesarte. (Suena la cadena, CORNELIA entra en escena ajustándose los pantalones.) CORNELIA- Pues mira, ahora que lo dices, yo quería hacerte la misma pregunta: por qué habéis escogido para este trabajo a… ¿cómo decía El País hace nada?: a “la artista que amenaza la belleza”, “Al máximo exponente del racismo plástico”. Esta me encanta. (Pausa.) No acabo de encontrarle una lógica, te lo confieso. ALFREDO- (Sonríe.) Yo he preguntado antes. CORNELIA- Pues para serte sincera, he sentido la misma curiosidad morbosa de un aracnofóbico. (Pausa.) ALFREDO- (Atónito.) ¿Cómo dices? CORNELIA- Morbo. Morbo por acercarme a una tarántula enjaulada. (Pausa) Qué le voy a hacer si estoy especializada en monstruos… (CORNELIA empieza a destapar una a una, las grandes fotos que permanecen ocultas tras sábanas negras. Todas menos una.) CORNELIA- Monstruos. Bestias de la ciencia, bestias de las artes, mi objetivo ha retratado a bestias del crimen y de la marginación. Durante treinta años, mi sueño ha sido elaborar, ¡qué cojones!, he elaborado, un inmenso bestiario.

10


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

ALFREDO- (Fascinado.) Dios… son fantásticas. CORNELIA- Mi obsesión ha sido capturar a ese monstruo que se asoma a los ojos de cada uno de nosotros. ALFREDO- (Susurra.) Fantásticas… CORNELIA- Eso que la gente llama por error, personalidad. (Pausa.) Y sin embargo no es un destello de la persona lo que brilla ahí, si no de la bestia. Eso es lo que yo llamo monstruosidad. (Ambos observan los retratos que ahora los rodean.) Míralos, (Pausa.) a veces pienso que también ellos nos observan desde el otro lado. Por eso los oculto. (Pausa.) ¿Qué te parece? Vivo como Francisco de Goya, encerrada entre mis monstruos que se descuelgan de las paredes. ALFREDO- ¿Y yo podría ser uno más? (Sonríe fiera y coloca el último paraguas.) CORNELIA-¡Bueno!, esto ya está. Ahora te explicaré cómo va a ir la cosa. ALFREDO- Entonces… ¿firmarás ese contrato? ¿Lo harás? (CORNELIA le dedica una sonrisa maquiavélica.) CORNELIA- Digamos que creo que puedo proponerte un pacto. ALFREDO- Estupendo… estupendo. (Saca un papel.) Pero necesitaría que en algún momento formalizaras/ aquí… CORNELIA- (Lo deja en la mesa.) Todo a su tiempo. No nos estresemos, ¿eh? ALFREDO- Está bien. Está bien. Estoy listo. CORNELIA- No, no lo estás. Te lo aseguro. (Pausa.) A ver, cómo explicártelo… Yo tengo una idea muy socrática de mi fotografía. ALFREDO- Y yo de mi política. Creo que empezamos a entendernos. CORNELIA- Quiero decir que nunca sé qué momentos voy a captar ni por qué. Empezaremos sólo charlando, hasta que te acerques, peligrosamente, a la verdadera imagen que tienes de ti mismo, y… ALFREDO- De acuerdo/. CORNELIA- y… y… esa imagen será la que yo logre fotografiar y la que nos servirá para mostrar esa verdad que tú eres. ALFREDO- Está bien, pero antes deberías/… CORNELIA- Sí, es verdad, antes debería enseñarte una mínima nomenclatura… ALFREDO- ¿Nomenclatura? No creo que sea necesario, estoy acostumbrado a estas sesiones. CORNELIA- …cuando yo te diga la palabra “clavado”, escúchame bien porque soy muy maniática con esto, “clavado”, esto quiere decir… ¿te acuerdas del juego de las estatuas? ALFREDO- Pues no, no, creo que no. CORNELIA- ¿No has jugado de niño al juego de las estatuas? Claro, no sé de qué me asombro, estarías vendiendo droga a los turistas en un semáforo, bueno, es igual, cuando te diga “clavado” quiere decir que te quedes quieto, que ni siquiera pestañees, como si fueras un cuadro fijo a una pared invisible, como Cristo en la cruz, ¿estamos? ALFREDO- Muy bien. “Clavado”. De acuerdo. Pero tengo un problema. CORNELIA- Si sale lo que pienso que va a salir, tendrás más de uno. ALFREDO- Mi chofer está dando vueltas por la zona hasta que terminemos, así que sólo necesito saber el tiempo aproximado que esto nos va a llevar/. CORNELIA- (Indignada.) ¿Tu chofer? ¿Tiempo aproximado? ¡Esto es la leche! ¿Me tomas el pelo?

11


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

ALFREDO- Bueno, como comprenderás no puedo tener a ese pobre hombre… quiero decir, (Sonríe.) Defiendo un programa populista, ¿entiendes? CORNELIA- (Irónica.) Entiendo, sí, claro que entiendo… ¡Oh, qué terrible imagen! ¿Quieres que te diga aproximadamente en cuánto tiempo puedo desnudarte? Eso dependerá de ti, cariño. ¿Tienes prisa? Bien, pues no nos andemos con rodeos: desnúdate. ALFREDO- ¿Cómo dices? CORNELIA- Que te desnudes. ALFREDO- (Ríe nervioso.) Estás de broma. CORNELIA- No, ¡tú te estás tomando esto a broma! Tú, que has venido (Burlona.): ¡quiero mi foto!, ¡quiero mi foto! Si no eres capaz de desnudarte sólo porque yo te lo pido, es que necesitas tiempo por delante. Pero por el amor de Dios, ¡si ni siquiera te has quitado el abrigo! ¿En qué coño estaba yo pensando? (Pausa.) Mira, ¿sabes qué? Lárgate, ¿vale? ¡Mueve tu culo fuera de mi estudio! (Pausa.) ¡Ahora! (CORNELIA se da la vuelta y camina hacia su sillón). ALFREDO- Ok, Ok, está bien. Entro en el juego. Ya está. (Pausa.) Pero lo de desnudarme, sería una metáfora… (CORNELIA le estudia complacida y enciende uno de los focos.) (Deslumbrado.) ¿Era totalmente imprescindible que me dejaras ciego? (Silencio. Cornelia sigue preparando el estudio.) Pensé que en un principio sólo querías hablar/… CORNELIA-“¿Sólo querías hablar?”¿Crees que estamos aquí para eso? (Se carcajea.) Me recuerdas a un chiquillo virgen diciéndole a una puta vieja: “Espera, espera un poquito, pensé que sólo querías hablar”. ALFREDO- (Sonríe algo incómodo.) Yo no tengo especial interés en que hablemos, pero había entendido que tu técnica consistía/ en eso. CORNELIA- Bien, pues al principio sólo hablaremos, (Pausa) ¡Pero te advierto que nunca beso en los labios! (Suena el móvil de Alfredo. Lo coge. CORNELIA va moviendo los focos, dirigiéndolos hacia su rostro mientras habla.) ALFREDO- (A Cornelia) Disculpa un segundo. (Al móvil) Sí, Santos, ¿qué tal? (Pausa.) Sí, estoy con la fotógrafa. Dime (…) Bien… Bueno, sí, parece que accede. (Baja la voz.) Pues sí (…) No, te aseguro que no te lo imaginas, de hecho vas a tener que compensarme por esto (…) Que no… (…) Pero bueno, ¿esta es la fe que tienes en mí? Te lo prometí y voy a hacerlo, ¿de acuerdo? Sólo que va a ser… (susurra) va a ser más duro de lo que creía, eso es todo (…) Sí, sí, por favor, dile que en dos horas, más o menos (…) Perfecto, perfecto (…) Ok. Gracias. Hasta luego. (CORNELIA ha cogido del suelo, por fin, su cámara. Una cámara manual, usada, que se la cuelga al cuello.) ALFREDO- Bueno, pues todo arreglado. CORNELIA- ¿De verdad? ¡Y antes de que te elijan! Eres la hostia, desde luego. (Alfredo mira la cámara que cuelga ahora del cuello de Cornelia.) ALFREDO-

Vaya, vaya… qué preciosidad.

12


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

(Se dispone a cogerla pero ella se lo impide con brusquedad.) CORNELIA- Preferiría que no la tocaras. ALFREDO- Vaya, lo siento. CORNELIA- Acabo de sentir como si me metieras la mano entre las piernas. ALFREDO- Oh, lo siento. (Observa la cámara.) Pero esto, esto es una reliquia. CORNELIA- Toda yo soy una reliquia, cariño… ALFREDO- ¿Es una Leika manual, verdad? CORNELIA- Sí, el objetivo más luminoso que existe (La acaricia.) El más perfecto. El más parecido a mi ojo. ALFREDO- Muy impresionante. CORNELIA- No. Eso no es impresionante. ¿Sabes lo que de verdad es impresionante? ALFREDO- (Entusiasmado.) Qué. CORNELIA- (Se apasiona.) Que ningún objetivo sea tan perfecto como el ojo humano. (Pausa.) Porque estos ojos (Se señala los suyos.), enfocan a una velocidad sobrenatural. Las pupilas se contraen o dilatan como un diafragma perfecto para que pase, mira (Hacia la luz.) ¿lo ves? para que pase la luz justa, sólo la necesaria para hacer saltar los volúmenes del plano. La imagen llega invertida a nuestro cerebro como un negativo natural y en el tiempo de un pestañeo, ¡zas!, la imagen viaja, viaja a lomos de la luz hasta tu memoria mientras la colorea el tiempo, dependiendo de lo que esa imagen haya supuesto, ¿entiendes?, dependiendo de la importancia que haya tenido para ti. (Pausa.) ¿Y sabes al final qué fotos son las más importantes, Candidato? ALFREDO- No. CORNELIA- Las que no he hecho. Las que sólo he podido atrapar en un parpadeo son las que llevo impresas en la retina. (Pausa.) Si estos ojos fueran los que te retrataran… Si lograra, si consiguiera captar con esta cámara lo que veo en ti… ALFREDO- (Hipnotizado) Qué. Qué ves en mí. CORNELIA- ¡Pues cada vez menos, la verdad! (Se pone unas gafas.) ALFREDO- ¿Miopía? CORNELIA- No, vista cansada. Cansada de observar la puta vida. Esa es la única ventaja que tiene este ojo… (Señala la cámara.) …que éste nunca se cansa. (Pausa.) Bueno, siéntate y cállate un ratito, ¿vale? Que si no nos van a dar las tantas. ALFREDO- ¿Siempre hace este frío aquí? (Cornelia le observa despreciativa y empieza a mirar a través del objetivo. Con un gesto le indica que se dirija al set.) CORNELIA- ¿Sabes una cosa? ¿Sabes qué me disgusta aún más que que seas inmigrante? ALFREDO- (Ríe atónito.) ¿Pero cómo puedes hablar así? Decir que en general te disgustan/ los inmigrantes. CORNELIA- Mucho. Pero lo que más me revuelve las tripas, fíjate, es que seas político. (Mira la cámara.) Ya decía yo, esto está lleno de mierda. ALFREDO- Bueno, ahora sólo falta que me digas que eres de esas que sólo nos quieren poniendo ladrillos.

13


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

CORNELIA- (Le apunta.) Ja. Vaya topicazo. No, por supuesto que no… ALFREDO- Ah, me había preocupado, porque me habías parecido una mujer moderna/, preparada… CORNELIA- Yo soy de las que no os quiero ni siquiera poniendo ladrillos. ALFREDO- (Sonríe.) No puedes estar hablando en serio. CORNELIA- (Con asco.) ¡Pero un político! Yo siempre he fotografiado gente de bien: artistas, drogadictos, asesinos convictos… ALFREDO- (Irónico) Ah… ya, claro… CORNELIA- …pero siempre gente que decía la verdad. (Desmonta el objetivo y extrae algo.) Ummm, ¿cómo habrá llegado esto hasta aquí? ALFREDO- Ya, ya veo cuál es tu discurso, pero déjame decirte, mi querida Cornelia, que no me esperaba que salieras precisamente con un prejuicio tan tópico y absurdo. CORNELIA- (Vuelve a encajar la lente) ¿Me has oído? Asesinos convictos. ALFREDO- Sí, sí, muy impresionante, de verdad. “Gente de bien”, no como yo, creo que todo el mundo en este país sabe de tus, como decirlo… extravagantes amistades. CORNELIA- … pero lo alucinante, lo verdaderamente increíble, es que hasta ahora, hasta ahora mismo, sólo me habían interesado las personas que decían la verdad. ALFREDO- ¿Y? CORNELIA- Y por eso tú me supones un nuevo reto. ALFREDO- (Irónico.) Sigue, sigue, te escucho. Esto se pone cada vez más interesante. CORNELIA- (Baja la cámara.) Verás, hoy, después de haberme fumado toda la maría que tenía en casa, creo que he tenido una revelación: (Pausa.) Te he visto sentarte todo confiado en mi sillón, como una mosca en una tela de araña y me he dicho: ¿qué pasaría, Cornelia, si por una vez retrataras a alguien que no quiere mostrarse? (Le apunta de nuevo, le acosa.) ALFREDO- Pero yo me estoy mostrando constantemente a los ciudadanos. CORNELIA- …qué cojones pasaría, qué ocurriría si arrojara luz sobre un personaje que se maquilla de palabras, con palabras que hacen sombra. ALFREDO- Espera, espera, espera, espera un momento, dejemos esto claro, antes de que sigas con tu fascinante experimento. CORNELIA- … si mi objetivo captara la desnudez de un hombre que se esconde tras las palabras —blablablablabla…— como un cuerpo se esconde tras la ropa. ALFREDO- (Impacientándose.) Señora mía, mi jefe de campaña ha querido contratar una de sus fotos como cartel electoral. Terminemos cuanto antes. No estoy para juegos. (ALFREDO le baja la cámara.) CORNELIA- Pero por supuesto que esto es un juego. Por supuesto. (Pausa.) Joven, me doy cuenta que eres muy poco perspicaz. ¿Pero de verdad pensabas que iba a poner a tu servicio mi talento a cambio de nada? Lo que te estoy proponiendo, precisamente, es un juego. Y como eres un buen político, o eso dices, aceptarás el reto. Verás, a ver si desde mi perspectiva lo entiendes: tú eres un extraño que ha decidido entrar en mi casa, en mi país para dejarse usar/… ALFREDO- No, no, no… Espera un momento/. CORNELIA- … un hombre que quiere el dudoso honor de ser el primer extranjero que llegue a presidente de mi país/… ALFREDO- ¿Y me quieres explicar qué tendría eso de malo?

14


©Vanessa Montfort, 2007

Flashback

CORNELIA- Bueno, yo sólo quiero saber si eres la persona idónea. ALFREDO- Yo no tengo por qué convencerte, Cornelia. CORNELIA- (Ríe.) ¿Cómo que no? ¡Por supuesto que sí! ¡Por supuesto! Mira, vamos a hablar un poco de política, ¿de acuerdo? (Pausa) Yo creo, como los griegos, que un gobierno se basa en la convicción, en la libertad de un ciudadano de convencer y ser convencido… Por eso te reto a que me convenzas y yo, por mi lado, trataré de convencerte a ti. ALFREDO- ¿Tú a mí? ¿De qué? CORNELIA- De que te retires de estas elecciones, por supuesto. ALFREDO- (Ríe a carcajadas.) ¿Estás loca? ¡Los sondeos empiezan a serme favorables! ¡Me debo a mi gente! ¿Por qué haría una tontería semejante? (Pausa.) Los tiempos cambian, Cornelia, y, por cierto, los griegos también pensaban que los extranjeros eran esclavos por naturaleza. (Pausa.) Mira, mira, Cornelia, me lo estoy pasando estupendamente pero, Cornelia, escúchame bien, porque te voy a dar una mala noticia: los que llegamos a este país como inmigrantes, no estamos aquí como tus invitados/. CORNELIA- Pero hoy sí, porque ésta es mi casa, te estoy haciendo una invitación, ergo… eres mi invitado. ALFREDO- En tal caso no se me está tratando con la corrección debida. CORNELIA- ¡INCREÍBLE! Increíble… ¿Me pides corrección? ¡Corrección! Ahora has dado en el clavo. ¿Así es como piensas acometer las críticas en el parlamento cuando te digan que no tienes ni puñetera idea de lo que estás hablando? Dirás: “Señores. Sólo les pido corrección” ALFREDO- Yo no tengo porqué demostrar que soy mejor que los demás/. CORNELIA- ¡Pero por supuesto que sí! ¿De qué universo vienes? Yo tuve que demostrar que era mejor fotógrafa que los fotógrafos. ALFREDO- No estás siendo justa/. CORNELIA- ¡Claro que no! ¿Alguien ha hablado de justicia? Hola… ¿alguien lo ha dicho? ALFREDO- (Indignado.) ¿No crees que ya es tiempo de que la gente como yo deje de pedir perdón? CORNELIA- Creo que no me estás entendiendo, Candidato… No. Mira, no tengo ni idea de por qué estás empeñado en que precisamente yo te saque esa puñetera foto, y estoy dispuesta a hacer una excepción, a pesar de que me das grima, pero a cambio, lo que yo te propongo, lo que te estoy ofreciendo, es que si es verdad que no eres sólo una lombriz que han colocado en el cebo de una urna para que te sigan todos los de tu especie; si es verdad que quieres ser el representante de todos nosotros porque te sientes uno más, te estoy ofreciendo la oportunidad de que me convenzas. A mí, que no me gustas, que soy de esa otra especie que te tienes que ganar. Te estoy retando a que te quites ese traje de Armani, del que por cierto no rellenas bien los hombros ni conjunta con ese discurso tuyo de filósofo popular, y mires a esta cámara con los ojos desnudos. Si tú tienes razón, esa foto te dará las elecciones. Pero si yo tengo razón, aflorará el lobo con hambruna que veo dentro de esos ojillos de perro huérfano. (Silencio. Ambos se miden. Se observan. Como dos animales antes de pelear por un trozo de selva.) ALFREDO- (Toma aire.) ¿Cómo era la palabra? (CORNELIA permanece en silencio sin comprender.) ALFREDO- La palabra, ¿cómo era la palabra? CORNELIA- (Complacida.) Ah… Ya veo (Pausa.) ¿Clavado? (Un potente flash nos lleva al oscuro.)

15


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.