Magazine Ustedes Humanos #3

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Toda crítica empieza cuando lo usual es sometido a un poder de extrañamiento. Tan habituados estamos a suponer que la tarea del intelectual y del artista en México consiste en operar como un mediador de la psicohistoria de la nación, que fácilmente damos por sentada la legitimidad de esta clase de programas. Vemos como algo natural configurar ¨lo indígena¨ como tiempo mítico brotando fantasmalmente a cada paso. ¨lo español/católico¨ como pretérito siempre vivo en lo religioso y popular, y lo ¨moderno¨ como el espacio de habitación de la elite que compone, claro está, estos discursos. Esos tres elementos son, ante todo, proyecciones historizadas de fuerzas contemporáneas negociando y luchando por un sitio en el presente político y económico, y no capas de tiempo percibidas desde la perspectiva del intelectual que se concibe como el sujeto moderno por antonomasia. Si algo caracteriza a esa ideología que conocemos como ¨pensamiento de lo mexicano¨ es subordinar el catálogo entero de ¨nuestra¨ cultura artística e intelectual a la tarea colectiva de ejercer, y renovar, la supuesta superposición del mestizaje. No pretendo aquí hacer una crítica detallada de esa ideología, que ya en buena medida Roger Bartra desmanteló en La jaula de la melancolía (1987)10. Pero esa crítica no ha sido extendida al terreno arquitectónico. Tenemos, pues, que la selección de locaciones de Total Recall no es un muestreo aleatorio de espacios de la ciudad de México, ni mucho menos un encuentro visual con el carácter posmoderno de esta metrópoli. Tratando de garantizar continuidad y un espacio de plena ficción a la película, su equipo de producción retomó ejemplos de arquitectura de una escuela arquitectónica específica, que comparte bases estéticas y programáticas comunes. Dicho de otro modo, el diálogo de Total Recall no es con la ciudad de México, sino con una arquitectura de época, y sus valores estético-políticos. En ese aspecto, la película constituye una especie de teoría, perfectamente consistente, sobre el carácter de esa arquitectura, en cuatro aspectos fundamentales. 1. Ser la arquitectura de un discurso autoritario que somete al individuo a la contemplación de su grandeza monumental. 2. Ser una arquitectura con una estética del lujo de una modernidad periférica sostenida por el trabajo barato. 3. Ser una arquitectura escenográfica, no sólo por estar predeterminada a ser el espacio de una representación teatral del poder, sino por sobre todo al tener entre sus ob10. Roger Bartra, La jaula de la melancolía. México, Grijalbo. 1987.

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