Díatreinta 78

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R E V I S TA D E L A FA C U LTA D D E C O M U N I C A C I O N E S DE LA UNIVERSIDAD PRIVADA DEL NORTE AÑO XII | N°78

LA SALUD ENTRE FUEGO CRUZADO

REVELACIONES

La vida sexual de los Moche CINE NACIONAL

¿Por qué la película de “Cachín” tiene tanto éxito? Además: Una lectura de Juan Carlos Onetti / Viaje de ida y vuelta a Tayabamba /Ricardo Palma bajo la lupa de Eloy Jáuregui

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AÑO 12 | Nº 78 | mayo de 2013 Revista Editada por la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Privada del Norte

Director Luis Eduardo García Editor y Corrector Aquiles Cabrera Diseño y Diagramación José Carlos Castillo Ilustración de portada Cristian Palacios Editor Gráfico Omar Miñano Coordinadora Ana Rita Cabeza Columnistas Richard Licetti Alfieri Díaz Orietta Brusa

Redactores Fátima Madi Luck Ana Lucía Castillo Romy Frantzen Yulissa Tafur Autores Óscar Paz Campusano Gerardo Cailloma Sonia Luz Carrillo Eloy Jáuregui Valery Bazán Rodríguez Benjamin Edwards David Ramos Fotógrafos Diego Torres Alejandra Capurro Renato Barrantes Luis Tantajulca Rafaela Mesones Augusto Torres Víctor Guzmán

Las opiniones vertidas en los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente las opiniones y juicios de díatreinta.


Escribe: Luis Eduardo García

C U A D ERNO D EL TR IBAL

Director de la Facultad de Comunicaciones (Trujillo) leg@upnorte.edu.pe

La entraña política La política no tendría que ser mirada con tanto encono si en verdad fuera el arte del buen gobierno. ¿Qué falla entonces? ¿Los políticos, el arte de hacer política o la falta de firmeza ante la tentación? Los políticos en general no son personas a las que un ciudadano común y corriente estime. Más bien son seres que provocan por acto reflejo rechazo y, en el mejor de los casos, antipatía. No ocurre únicamente en el Perú. Sucede en todas partes, aunque aquí alcanza a veces ribetes folklóricos. Por supuesto que no todos los políticos merecen el rechazo y la antipatía, pues entre ellos hay buenos y malos. Las diatribas son desde luego para los últimos. “Un político -escribió H. L. Mecken- es cosa impensable como un ladrón honrado”. Lily Tomlin, ha sido más cáustica con los de su país: “El noventa y ocho por ciento de los adultos de este país (se refiere a los norteamericanos) somos ciudadanos decentes, trabajadores y honrados. Los del cochino dos por ciento restante se llevan todo el mérito. Pero, bueno, nosotros los elegimos”. Si adaptamos la afirmación de Tomlin a la realidad peruana, sin duda no notaremos la diferencia. Nosotros también tenemos nuestro dos por ciento. A los políticos, aunque parezca mentira, la gente en el Perú no les ha lanzado todavía los peores insulutos, aunque en verdad ya les ha lanzado muchos. Y ellos, felices los felices, porque de ellos será el Congreso, el Poder Ejecutivo y los ministerios. Les han dicho, por ejemplo, “corruptos”, palabra que de tanto uso ha perdido fuerza y valor. Corrupto, hay que recordarlo, es quien se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar. También quien vive la condición de dañado, perverso o torcido. Un “uñas largas”, se dice. El segundo insulto automático o instintivo que surge en la cabeza del ciudadano común y corriente es “mentirosos”. Mentiroso es el que dice o manifiesta lo contrario de lo que sabe, cree o piensa; el que induce a error; el que finge, aparenta o el que falta a lo prometido y quebranta un pacto. Los políticos mienten, mienten por que algo queda, pero no precisamente en la mente de los electores, lo cual quiere decir que la mentira hace rato que ha dejado de ser una falta grave. Supongo que a un político le resbalará que le digan “corrupto” o “mentiroso”. Es más. Frente a los insultos se entrenará en el cinismo y en la desvergüenza para mentir y ejecutar acciones

infames. Su descaro para mentir y corromper es, ciertamente, escandaloso. La doctrina cristiana no dice si los políticos entrarán o no al reino de los cielos, aunque sí les impide el paso a los corruptos y mentirosos. Lo malo es que si la tierra, como piensan algunos, es el infierno de otros planetas, los políticos nunca pagan sus culpas aquí. En el mejor de los casos, las pagan a medias o en cómodas cuotas mensuales (muy pocas veces anuales) en una cárcel dorada. Si debemos creerle a Frank M. Brodie, “la pasión por la política deriva generalmente de un apetito insaciable de poder, o ansia de tener amigos y aduladores, o ambas cosas a la vez”. ¿Cuántos aduladores le hablarán al oído a Alan García, Alejandro Toledo y a Ollanta Humala haciéndoles creer que no se merecen ninguno de los insultos que la gente les lanza espontáneamente por la calle? El poeta Paul Válery dijo que “la política era en realidad el arte de evitar que la gente participe en los asuntos que en realidad le conciernen”. Y vaya si los adulados y los aduladores lo saben. J.K. Gilbraith, consejero del presidente John F. Kennedy escribió algo basado en la realidad de su país que resulta una profecía para los tiempos que vivimos: “La política no es arte de lo posible. Consiste en elegir entre lo desastroso y lo desagradable”. ¿Reconoce este escenario, amigo lector? Frente a una situación como la descrita, nace el peor de todos los insultos, el que nadie ha lanzado todavía: “voto blanco” o “voto viciado”. No son palabras vulgares, pero si fueran bien acogidas sí que harían daño a los políticos que quisieran ganar la presidencia de nuestro país. Votar en blanco es un derecho y, por lo mismo, un elegante insulto. Si no gritamos las diatribas contra los políticos a los cuatro vientos será porque Fernando Savater tiene razón: “Lo más probable es que los políticos se nos parezcan mucho a quienes los votamos, quizás incluso demasiado; si fuesen muy distintos a nosotros, mucho peores o exageradamente mejores que el resto, seguro que no los elegiríamos para representarnos en el gobierno”. -3-


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EL SECRETO DE LOS MOCHES Una serie de descubrimientos en la ciudad perdida de los moches, enterrada hace más de 1.500 años, pone al descubierto sus misteriosas y desconocidas prácticas sexuales. Algunas escenas eternizadas en sus huacos revelan, según los arqueólogos, que el sexo fue parte de su compleja visión de la vida y la muerte. Escribe: Oscar Paz Campuzano @OscarPazC

Era como cualquier día de excavaciones al pie de las huacas del Sol y la Luna, hasta que un grupo de arqueólogos encontró una antigua cerámica moche que retrataba a dos hombres en pleno coito. Lo extraño, más allá de la comprometedora escena, era que la pieza fue hallada en la cocina de una vivienda común de hace 1,500 años. La pregunta sigue siendo ineludible: ¿hasta qué punto era normal dichos encuentros en ese pueblo de adobe y fantásticos mitos; refugio de agricultores, orfebres, guerreros y de los mejores ceramistas del antiguo Perú? Era la primera vez, en 20 años de excavaciones, que se encontraba una pieza de esas características, aunque se trataba de la segunda ocasión en la que el responsable de las investigaciones, Santiago Uceda, la tenía frente a sus ojos. Antes, pudo ver una muy similar en un museo trujillano, pero creyó que era falsa. Ahora, para él no es descabellado presumir que los moches sostuvieron relaciones homosexuales, probablemente sin censura y con la mayor naturalidad del mundo.

Esta es solo una pincelada de las complejas y desconocidas prácticas sexuales moche que, por ejemplo, tiene otra recurrente escena: la felación. Según presume la antropóloga Carolina Espinoza, esta pudo ser una forma de democratizar el sexo. “La mujer no tiene falo, pero tiene lengua”, dijo durante una discusión al respecto. Su explicación a los antiguos actos homosexuales –por su parte- tendría vínculos con los rituales de fertilidad ya que, incluso, los hombres de algunas culturas contemporáneas, un tanto remotas, se inseminan entre sí para iniciarse sexualmente. “Era otra forma de ver la vida; con otras reglas, restricciones y libertades”, dice. En esa misma ruta va el psiquiatra Hugo Gallo quien piensa que el ser humano continúa siendo el mismo que fue hace miles de años; claro que con otras culturas, leyes y motivaciones. Pero, en líneas generales, el mismo ser; conservando intactos sus rasgos de normalidad y anormalidad.

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¿Los moches se besaban en los labios? Probablemente, sí. Hay una cerámica que lo escenifica con una pareja sentada frente a frente, explorando partes que hoy siguen incitando placer. Se trata de un hombre con rostro de calavera y una mujer de trenzas: la vida después de la muerte estuvo, seguramente, muy ligada a candentes encuentros. Pero la incertidumbre sobre si estos huacos reflejaban la realidad tal y cual era vista, o si fueron solo visiones, se agudiza más con algunas piezas en donde las mujeres son penetradas por seres mitológicos o endiosados. ¿Existieron o fueron solo alucinaciones generadas por los rituales en los que se ingerían plantas enteógenas como el San Pedro? Y, entonces, ¿fueron reales los encuentros masculinos, los hombres extremadamente dotados y los ‘seres cadáveres’ estimulados por vivos? En realidad es muy difícil saberlo porque lo único concreto que hay son huacos. Lo demás son meras interpretaciones que se sostiene en otras. Entonces, será una duda permanente. *** Entre los moches y la conquista española no olvidemos que hubo más de 1,000 años de separación. Sin embargo, pese a que los antiguos peruanos del norte abandonaron sus templos, palacios y ciudades, obligados por catástrofes ambientales y guerras civiles, sus tradiciones se extendieron a través de sus descendientes que partieron a otras latitudes para edificar nuevas ciudades: lejos de su pasado. Con la llegada de los españoles a América, y la subsecuente conquista del imperio Inca, hubo una gran transformación cultural que consiguió lo que se propuso: 500 años después ni siquiera podemos definir con exactitud cómo éramos y pensábamos.

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Y, por eso, para Santiago Uceda no hemos sido lo suficientemente críticos con las primeras crónicas españolas en el Perú, que fueron alteradas por malas traducciones y una importante cuota de subjetividad colonial y cristiana. En algunos documentos religiosos de la época, aún se puede leer que los indios vivían en medio de vicios y pecados como la sodomía, la idolatría y la embriaguez. No por algo hoy lo seguimos creyendo. Incluso, algunos relatos cuentan que indígenas hombres vestían como mujeres y fornicaban entre sí. Hoy, seguramente, no tendría nada de extraño si no lleváramos cinco siglos pensando en que es pecado. Y es que, por entonces, el escándalo para los del viejo continente llegó a tal punto que comenzaron su labor evangelizadora con duros castigos y levantando iglesias como quien edifica cualquier cosa y en cualquier lugar. *** La discusión sobre la misteriosa sexualidad de los moche no es reciente. En 1994, los arqueólogos hallaron también en huacas del Sol y La Luna la tumba de un niño en donde había otra extraña cerámica. Esta vez se trataba de una felación ¿Qué relación podría tener el menor muerto con esa escena tan censurada, aunque tan íntimamente difundida en el mundo contemporáneo? Una de las hipótesis planteadas es que todo tiene relación con la reproducción. Santiago Uceda dice que tanto el niño como el sexo oral son infértiles por lo tanto algo los unía en la antigüedad. Ahora los arqueólogos están tratando de descubrir nuevas evidencias que permitan definir mejor ese lado hasta hoy oscuro de los moches, un pueblo que pese a todas las adversidades sigue aún presente.


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POR L AS CARRETERAS DE L A LIBERTAD ¿Por qué en La Libertad, una región con un canon minero de 415 millones de soles y con un presupuesto para el año fiscal 2013 que asciende a más de mil millones y medio de soles tiene una red de carreteras tan deficientes? Cada viaje se convierte así en una aventura de la que no sabes si vas a volver con vida. Este es un testimonio de Gerardo Cailloma.

Escribe: Gerardo Cailloma Navarrete F/jesusgerardo.caillomanavarrete

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VIAJE A TAYABAMBA. La primera semana del mes de febrero tuve la oportunidad de participar directamente en el proyecto educativo BECA 18, que el Gobierno peruano realiza en diversas regiones de nuestro país con el fin de favorecer a las clases sociales más desfavorecidas en uno de los diversos programas de inclusión social. Por esos días, viajamos a la capital de la provincia de Pataz, pudimos tomar el examen a 77 candidatos de la zona e hicimos un viaje de retorno bastante accidentado y largo. Gracias a diversas gestiones institucionales y personales, se gestó este viaje, postergado por una serie de acontecimientos que pusieron en riesgo la vida de las personas involucradas. Hubo diversas adversidades infraestructurales y climatológicas que pude constatar personalmente. Situaciones inauditas como que para ir a esta Región perteneciente a La Libertad uno debe ir por Áncash, puesto que tiene un sistema vial mejor conservado que la que debería corresponder a nuestra Región; o que las lluvias condicionen toda la vida de estas zonas, su economía, su comunicación, su vida diaria. El día martes 05 salimos hacia la ciudad de Tayabamba con una persona de la oficina de Admisión de la Universidad en la que trabajo, responsable de la parte logística de la evaluación; y el chofer de la -8-

camioneta, ducho en la materia y viajero frecuente por la zona. Hora de partida: 6 am. Gracias a la información de colegas de trabajo, el mejor camino para ir era por las provincias serranas norteñas del Dpto. de Áncash. Ya a esa hora, el tráfico por la Panamericana rumbo a Chimbote es penoso. Ya es conocido lo peligroso que es este tramo, una vía de solo dos carriles y con un tráfico pesado que va y viene hacia los valles que conforman el proyecto Chavimochic. A tempranas horas van llegando muchos buses desde Lima y todos hacen una alocada carrera para llegar rápidamente a sus destinos. El viaje se realizó con algunos sobresaltos hasta Puerto Santa, cerca de Coishco. Desde ahí iniciamos nuestro ascenso para cruzar los Andes en tres oportunidades. Por una pista bien asfaltada llegamos a Chuquicara, un pequeño poblado en el que ya uno puede sentir el aire de la sierra. Aquí la gente puede proveerse de algunas cosas para el camino. Desde que se ingresa por esta carretera de penetración uno va, prácticamente, en paralelo al río Santa; en el camino hicimos un alto para ver algunas pequeñas represas que marcan el inicio del proyecto Chinecas. Chuquicara es el inicio de una serie de poblados de esta vía de penetración así como el final de la vía pavimentada; ingresamos a una carretera bastante bien

tenida (relativamente) hasta Sihuas. Pero como era temporada de lluvias, los rumores eran variados y algunos de ellos fueron ciertos: puentes caídos, derrumbes. Algo podía pasar. Es un viaje de adrenalina en cualquier época del año, por la contundencia de la naturaleza como tu principal rival. Nos jugó varias “bromas”; por ejemplo, hubo un pequeño puente que está sobre un lecho de riachuelo seco de una pequeña vertiente, el cual estaba en reparación a causa del desgaste de su piso metálico (una suerte de puente Bayly) por lo que hicimos un alto de una media hora más o menos; así comenzaban algunas complicaciones. No es un deporte de aventura, puesto que no escoges vivir estas experiencias. El tramo de Chuquicara hasta Yuracmarca es interesante, puesto que cruzas una serie de túneles que, en cierta manera, son parte del complejo Cañón del Pato. Si hubiéramos tomado la ruta hacia Huallanca, los túneles se hubieran incrementado e hubieran sido más extensos. Llegamos a una encrucijada siendo un puente una de las vías alternativas; cruzamos el mismo para nuestro camino a Sihuas. En realidad uno debe ser conocedor de estas rutas para no perderse, ya que hay poca señalización y, de repente, te topas con una bifurcación que no se halla en el mapa que llevaba a mano. Una odisea. Así, pues, con este cruce de puente dejábamos la vertiente del Pacífico y


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comenzamos a remontar nuestro primer cruce cordillerano. El ascenso es bastante interesante, cada vez más se acentuaba la profundidad abismal y el río Santa se volvía una hilacha plateada. El entorno era árido hasta llegar a una zona que se encuentra literalmente “en las nubes”. Lo que sucedía es que existe una gran condensación de humedad, hay una frondosa vegetación y también una tupida (y peligrosa) niebla todo el año. La vía era lo suficientemente ancha para el paso de dos vehículos en ambas direcciones, pero hubo tramos en los cuales peligrosamente se estrecha. Y en algunos tramos hallamos camiones estacionados que hacían la vía peligrosamente estrecha, con una suerte de pista enlodada por las lluvias y por la llegada de otros vehículos en la dirección contraria. Pese a ser temporadas de lluvias, la voluntad de la gente no se detiene y está en permanente movimiento; vimos varios camiones transportando madera, así como varios buses de diversas empresas. Un desafío al equilibrio. Después de cruzar esta zona de nieblas y despejado ya el paisaje, comenzamos a ascender un poco más para llegar a ciertas zonas mineras. Antes de llegar a Sihuas, el camino está trazado como una gran serpentina. Ya era casi mediodía y aún no se vislumbraba algún gran pueblo. El descenso fue rápido y a lo lejos contemplamos Sihuas. Luego de varias acentuadas curvas, llegamos a esta capital de provincia y no veremos otro gran poblado sino cuando ingresemos al Dpto. de La Libertad. Y para eso faltaban muchas horas más. En Sihuas almorzamos algo contundente para el resto del tramo. Sihuas tiene todos los servicios necesarios y además arreglamos mejor las maletas que iban en la tolva de la camioneta y eran mojadas por las persistentes lluvias. Y en verdad que actuamos rápidamente, puesto que una vez que salimos de Sihuas, se desató una fuerte lluvia. Ahora nos dirigíamos hacia la Serpiente de Oro de Ciro Alegría: el río Marañón. Es la frontera natural entre Áncash, La Libertad y algo de Huánuco. El camino ya muestra algunos derrumbes, deslizamientos y también, para suerte nuestra, un permanente mantenimiento. Corriendo paralelamente al río Sihuas, llegamos al Marañón. Las aguas bajaban cargadas y en el resto del tramo que nos faltaba íbamos ver un par de afluentes más. Recorrimos un breve tramo en el margen occidental y, luego, atravesamos un puente para ir al tramo orien-

tal, el cual nos llevaría a nuestro destino. Pronto llegaríamos a Mamaguaje, punto de bifurcación para ingresar a Huánuco, a la ciudad de Huacrachuco. De ahí, hicimos un ascenso de casi dos horas y media hasta el primer gran pueblo de La Libertad: Huancaspata. La lluvia era persistente y el tramo recorrido, que ya es la región La Libertad, estaba mal tenido en comparación de los tramos de Ancash. De Huancaspata a Tayabamba, el tramo duró casi tres horas y lo hicimos cayendo la noche. La carretera está plagada de agujeros y, por las precipitaciones pluviales, se hacían pozas peligrosas llenas de agua enlodada que no nos permitían conocer su profundidad. La llegada fue a las 9 de la noche. Ya no llovía, pero las calles estaban enlodadas y sentías la presión de la altura. La ciudad está ubicada un poco más de los 3,200 metros y eso ya pesa en nuestras actividades físicas. Una breve cena y luego instalarse a dormir para que el cuerpo se adapte.

“La carretera está plagada de agujeros y, por las precipitaciones pluviales, se hacían pozas peligrosas llenas de agua enlodada que no nos permitían conocer su profundidad” El miércoles 06 fue el día central: por la mañana tuvimos una reunión en la UGEL de Pataz. Las autoridades han puesto mucho interés y energía en el éxito del proyecto de BECA 18 y les preocupa, con justa razón, el futuro de esta juventud que, una vez concluidos sus estudios, puedan retornar a su Región para poder aportar a su desarrollo y resolución de problemas (que son muchos). A las 10:15 am. Fernando, el consejero de admisión y encargado de la logística del viaje, tuvo la oportunidad de presentar la Universidad tanto a alumnos como padres de familia. Esta reunión matutina fue bastante interesante, puesto que oíamos las dudas y temores de ambas partes. Estas regiones tienen todo el derecho de dudar de este tipo de proyectos, debido a que han sido (y son) víctimas de permanentes engaños electorales, pues han oído y oyen promesas y no reciben nada posteriormente.

Los jóvenes candidatos postulaban a carreras de ingeniería para poder solucionar el problema infraestructural de esa rica Región, pero con graves carencias. La ciudad queda a merced del capricho pluvial, puesto que, en las temporadas de lluvias, Tayabamba quedaba aislada por días. La ciudad, también, tiene problemas con el abastecimiento de agua potable (zona de estrés hídrico) y sus calles están en un estado lamentable que se acentúa con la lluvia, como pudimos constatar personalmente. Como la historia es fascinante, recurrimos a ella para saber un poco más de esta zona y el profesor Orlando Peña, y luego corroborado por Iván La Riva, nos dijo que fue en esta Región que el investigador Antonio Raimondi acuñó la frase “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”. La prueba fue tomada por la tarde, exactamente a las 4 pm. Se presentaron 77 candidatos, algunos de los cuales les tomó casi dos días para llegar a Tayabamba, ya que se desplazan a pie u otros medios. La realidad es tremenda. Pero el espíritu de estudio es envidiable, es una ola de energía que uno puede percibir cuando habla con cada uno de ellos, chicos y chicas con ansias de poder seguir una carrera universitaria y ven en este proyecto la oportunidad de sus vidas. Quizá no todos estén en la capacidad de poder seguir estudios universitarios, quizá sea mejor para varios de ellos seguir estudios técnicos (están participando otras dos instituciones técnicas de buen nivel). Y espero que todos estos jóvenes ansiosos de estudiar tengan una buena oportunidad para seguir los estudios correctos para su bienestar y el de todos aquellos que apuestan por estos jóvenes. Reto tremendo. Una vez concluidos los exámenes, nos fuimos a dar una vuelta por la bonita plaza de armas. La pausa entre la charla y el examen la habíamos aprovechado para hacer algunas compras como panes serranos, y dar una vuelta por la ciudad, la cual tiene sus diversos atractivos. Tayabamba es una ciudad minera, agrícola y comercial. De mejorar sus pistas, la ciudad no se vería tan sucia por los lodazales. La lluvia limpia si es que encuentra la forma de hacerlo. Pero no nos preparamos para ello. Y las pendientes de esta pequeña ciudad ayudarían a dejar la ciudad bastante despejada. Ya sin el compromiso del examen, me fui a tomar fotos en el interior de la iglesia, de techo alto, altísimo. -9-


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Luego cenamos relativamente temprano, puesto que el plan era salir a las 5 de la mañana hacia Trujillo. Pero el clima nos iba a jugar una mala pasada: no bien nos acostamos, se desató un fuerte aguacero que ya nos iba a dar una idea de los que iba a pasar a nuestro retorno. Incluso habíamos quedado con un joven parte del proyecto que iba a retornar con nosotros en la camioneta. A la hora pactada y ya con todos nuestros bultos preparados, nos decidimos partir, pero el joven no se apareció; se las olía. Como queríamos llegar temprano a Trujillo, salimos raudos de la ciudad, aún con lluvia. Ya en el camino nos íbamos a encontrar con ciertos vestigios un poco alarmantes. Una camioneta estaba mal parqueada en la ruta; los ocupantes se quedaron en ella, ya que la camioneta no podía prender a causa del agua que había ingresado al distribuidor, agua acumulada en los charcos de la ruta. Felizmente nuestra camioneta era alta, pero ese indicio nos estaba alertando de lo que se nos venía. El paisaje era impresionante, pese a lo persistente de la lluvia y el frío que iba penetrando en la camioneta. Seguimos avanzando hasta llegar a Huancaspata. En el camino vimos pequeños derrumbes y en algunos tramos el paso era un poco difícil. En ese descenso nos topamos con una camioneta que nos dio la primera advertencia: un derrumbe había interrum-10-

pido el paso ya cerca del Marañón. Seguimos descendiendo, puesto que teníamos la esperanza que esta situación fuese pronto resuelta. Nos encontramos con dos jóvenes en motocicleta y nos dijeron que sí había paso, eso nos dio optimismo. Pero luego nos hallamos una camioneta que llevaba policías y delincuentes. Retornaban puesto que la carretera sí estaba obstruida. Llegamos hasta Mamaguaje para curiosear. Era una realidad; desde ese momento las conjeturas comenzaron a crearse como que eso se arreglaba en un par de horas o que teníamos que regresar a Trujillo por Huamachuco con huelga de mineros y la posibilidad de más y peores derrumbes o huaycos. En Mamaguaje comimos algo (la idea era tomar un buen desayuno en Sihuas) y, viendo que la cosa tenía para largo, decidimos regresar a Huancaspata para pernoctar. Habíamos conversado con la gente de la zona, en el lugar del único teléfono del pueblo para saber las noticias. Tuvimos que subir nuevamente hasta Huancaspata y buscar un hotel. Hallamos uno para pasar la noche y salir temprano al día siguiente. Pero ya tratando de instalarnos en dicho pueblo, comenzó el rumor de que ya carretera ya se había abierto. Llamamos por teléfono al lugar y nos confirmaron. Eso significaba que íbamos a viajar toda la noche. Coordinamos con otra camioneta para poder ir juntos y poder ayudarnos. Llegamos al tramo abierto a eso de las 10 de la

noche. Antes pasó un camión y pensé que nuevamente nos íbamos a quedar en la zona. Además no teníamos mucho combustible. Logramos pasar este tramo no sin un buen susto. El camino hacia el Marañón estaba despejado, pero uno nunca sabe lo que puede ocurrir. Felizmente y con los cinco sentidos totalmente atentos, nos fuimos desplazando a buena velocidad hacia Sihuas. Llegamos a esta ciudad a la 1 pm. Desde ahí comenzamos otro ascenso. La carretera era iluminada solo por los faros de la camioneta. Pocas zonas eran reconocibles debido a la tenue neblina. Pronto pasamos la zona de la espesa niebla y desde ahí comenzó el descenso hacia el río Santa. Pero hubo tramos en los que veías ramales de carretera y no tenían señalización, ¿estábamos yendo por buen camino? Dos veces tuvimos que retornar por el camino andado. Los nervios te traicionan y ves solo un laberinto de caminos sin paneles. Todo en una noche cerrada. De pronto vimos el puente que conectaba con la carretera a Huallanca y respiramos tranquilos. Aquí hicimos una pascana. En el lugar vimos varios camiones y camionetas que hacen un alto para descansar un poco. La ruta es dura. Ya era casi 4 de la mañana. Ya nos quedaba el tramo de los túneles y de ahí a Chuquicara. Seguimos en nuestro camino y entramos a la Panamericana a las 6 pm. Llegamos a Trujillo a las 8 de la mañana. Me esperaba una buena siesta. Fin de viaje.


EL PODER DE LA INVENCIĂ“N Lectura de Para una tumba sin nombre de Juan Carlos Onetti a la luz de La verdad de las mentiras de Mario Vargas Llosa. Escribe Sonia Luz Carrillo F/ sonialuz.carrillo


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Considerada una de las obras cimeras de la narrativa latinoamericana, Para una tumba sin nombre (1959) presenta la poética de Juan Carlos Onetti, narrador uruguayo nacido en Montevideo, en 1909 y formado literariamente en momentos en los que se expandía la estética vanguardista en las ciudades de Montevideo y Buenos Aires. Como recuerda Angel Rama, su nacimiento literario está marcado por la aparición de la influyente revista Sur - con su propuesta de modernización que implicaba la incorporación de las letras argentinas al concierto occidental - así como un golpe de estado que inicia una larga temporada de gobiernos militares “sobre un trasfondo social de intensa crisis” y la presencia del pensamiento de Ortega y Gasset (Revista de Occidente) Paul Valery y Waldo Frank . Tanto en la pintura como en la narrativa - dice Rama- se empezará a representar la vida urbana de las clases medias. Esta nueva concepción artística se basa en la unidad de la obra artística, su autonomía, la rigurosa composición interna, el uso coordinado de los elementos significativos, su instalación en el plano estético, su voluntad de otorgar significado al entorno, y el reconocimiento de la libertad en la creación. Concepción que, por otro lado, empiezan a compartir simultáneamente los artistas de casi toda América Latina. En Para una tumba sin nombre encontramos un claro ejemplo de la nueva actitud expresada como ambición estética, la misma que en algunos escritores implicaba búsquedas cautas y en otros más arriesgadas. El tema es la ficción y su siempre difícil relación con la “realidad real”. Por ello, en las líneas que siguen se exponen los hallazgos de una lectura de la obra de Onetti fundamentalmente a la luz de las nociones que sobre la naturaleza de la ficción literaria propone el narrador peruano Mario Vargas Llosa en su obra La verdad de las mentiras (1990) , en la que una y otra vez insiste que “las novelas mienten - no pueden hacer otra cosa - pero esa es solo una parte de la historia. La otra es que, mintiendo, expresan una curiosa verdad, que sólo puede expresarse disimulada y encubierta, disfrazada de lo que no es”.

Elegimos Para una tumba sin nombre porque, pese a que el tema de la escritura se halla presente en casi todo el corpus onettiano, es en esta obra en la que de manera más nítida, el autor reflexiona y nos propone una reflexión acerca del poder y las virtudes de la ficción. Estimula esta lectura la posibilidad de establecer las coincidencias entre ambos autores frente al tema de la ficción literaria. Onetti, usando la propia ficción, mientras Vargas Llosa, elige el ensayo. La obra de Onetti es un contar cómo se cuenta una historia. Se trata de la historia de “una mujer de Santa María, en Buenos Aires, (que) en la entrada de una estación, sobre una plaza, cuenta un cuento a los viajeros; viene de, va a alguna parte y necesita dinero para el pasaje. Para que le crean, lleva consigo un chivo” . Sobre esta matriz, un conjunto de voces narra los acontecimientos ya en forma de testigos - informantes o como narrador principal que es el que plasma la escritura. Pasan sucesivamente de narrador a lo narrado y queda establecido que el acto de narrar - y por ello la escritura - que es consecuencia de la observación directa, entraña el riesgo de la mentira, en el sentido de variar la realidad objetiva al “contaminarla” de subjetividad. Es obvio que esta particularidad estilística de narradores múltiples no es gratuita, ni exclusiva de esta obra en Onetti, quien en la casi totalidad de sus obras expone lo que Angel Rama llama “el cuestionamiento a la capacidad cognoscitiva del escritor” , fruto además de un rasgo de la modernidad cual es la asunción de la realidad con todas sus dudas e incertidumbres . Esta característica de Para una tumba sin nombre, nos hace recordar inmediatamente las reflexiones de Mario Vargas Llosa cuando analizando Tambor de hojalata de G. Grass, en la que también se hace uso de este recurso, señala: “Haríamos mal en ver en esta identidad cambiante del narrador un mero alarde estilístico. Se trata sin duda de un símbolo más que representa esta doblez... ser simultáneamente el narrador y lo narrado, quien escribe o inventa y el sujeto de su propia invención. La condición de Oscar, desdoblándose

así, siendo y no siendo el que es en lo que cuenta, resulta una perfecta representación de la novela: género que es y no es la vida, que expresa el mundo real transfigurándolo en algo distinto, que dice la verdad mintiendo” La obra de arte en general y la literatura por extensión, es una aceptación gozosa y lúdica de la capacidad humana de inventar, y esta invención se da en la elaboración de múltiples sentidos que hacen de ella un texto abierto a la intervención del receptor, partícipe activo en la elaboración del sentido. En el caso de la obra que analizamos esta participación deja de ser una invitación y se convierte en - como en todas las obras de Onetti - en un imperativo de gran fuerza. Desentrañar la simbología de la obra deviene así en una condición ineludible para poder acceder al gozo estético.

IMÁGENES EN UNA TUMBA SIN NOMBRE. En primer lugar, quisiera detenerme en el título. Si asumimos que la conjunción de verdades y mentiras de las que está plagada la historia proviene de una y otra voz narradora, cobra sentido la frase “sin nombre” como un señuelo de la incapacidad de atribuir a un narrador identificado e infalible la autoría de este foso, de esta tumba, que sería la realidad distorsionada e inasible. Luego encontramos al chivo, símbolo fundamental y representación de la obra, la escritura de ficción; lo “irreal” que se alimenta a expensas de la realidad. “Enorme y quieto, blanco sucio, creciendo a cada minuto, desinteresado de la gente y sus problemas, hediendo porque sí. El cabrón que es lo que cuenta” . Una ficción, una mentira, de la que nos ha dicho el autor que es : “Un chivo no nacido de un cabrón sino de una inteligencia humana, de una voluntad artística” . Y nos remarca que es lo único que cuenta. Esta valoración de la ficción es la misma que hallamos en Mario Vargas Llosa con ocasión de su análisis de Auto de fe de Elías Canetti. Ahí señala: “Para que una obra de ficción lo sea, ella debe añadir al mundo, algo que antes no existía, que sólo a partir de ella y gracias a

Onetti, Juan Carlos. Para una tumba sin nombre. Barcelona. Seix Barral, 1980 Montevideo: Ediciones Signo, 1959 Conceptos expresados por Rama en un artículo publicado en stui di letterstura Ispano -americana. Milán. No. 13-14, 1983 pp 45 -61 En: Juan Carlos Onetti. Serie El escritor y la crítica. Madrid : Taurus ediciones, editor Hugo Verani, 1987 p. 75 3 Con este mismo título apareció en 1984 un artículo de M.V.Ll. en el Diario El País de España. Antecedente de esta frase encontramos la opinión del escritor peruano Sebastián Salazar Bondy, en 1965: “La novela es una invención, el arte es una invención, es una gran mentira, es la más maravillosa de las mentiras”. En: Primer Encuentro de Narradores Peruanos. Arequipa 1965. Lima, Latinoamericana editores. 2da. Edición, 1969 p. 104 4 Vargas Llosa, Mario. La verdad de las mentiras. Lima: Peisa, 1990 p. 7 1 2

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“Todo es mentira. Inventamos el cuento por la simple curiosidad de saber qué era posible construir con lo poco que teníamos”.

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ella formará parte de la inconmensurable realidad. Ese elemento añadido es lo que constituye la originalidad de una ficción, lo que diferencia a esta, ontológicamente, de cualquier documento histórico.” Ese “añadido” para hacer creíble la historia que Rita cuenta a los que aborda en la estación, es el chivo.

Rita, personaje y narradora aludida es también poderosa representación de la vida, la realidad, los hechos, lo que es usado, explotado, en aras de la ficción. De sus virtudes y abyecciones se alimenta el chivo; está unida a él, condenada en “la morbosa esclavitud al chivo”. La realidad “real” tan enigmática o tan imposible de ser conocida en su totalidad como la propia ficción. Tanto así que al final se duda de su existencia o de su identidad. La realidad prostituida, víctima y culpable a la vez, y ante la que él o los narradores manifiestan alternativamente lástima, indiferencia u odio. Realidad que a todos nos involucra. Juegos de verdad y mentiras ante el que: “Todos somos culpables... los culpables éramos todos nosotros, sin excluirla a ella.” Rita, o la realidad, que tiene ante la ficción una actitud ambivalente. Odia y ama al chivo que ella nutre. Vargas Llosa lo expresa de otro, casi idéntico, modo: “Sueño lúcido, fantasía encarnada, la ficción nos completa, a nosotros, seres mutilados a quienes ha sido impuesta la atroz dicotomía de tener una sola vida y los deseos y fantasías de desear mil. Ese espacio entre nuestra vida real y los deseos y las fantasías que le exigen ser más rica y diversa es el que ocupan las ficciones... Esa es la verdad que expresan las mentiras de las ficciones : las mentiras que somos, las que nos consuelan y desagravian de nuestras nostalgias y frustraciones”. Por otro lado, Díaz Grey, Jorge Malabia, Tito Perotti, Godoy y la mencionada Rita son los múltiples narradores, testigos e informantes, representaciones de las distintas perspectivas de encarar un relato de ficción. Jorge Malabia y Tito Perotti , testigos e informantes orales de quienes Díaz Grey irá tomando aspectos de un relato con los que construirá su propia inacabada versión. En un pasaje, Malabia que alcanza unos breves datos sobre el velorio de

Rita dice: “un velorio en que durante muchas horas no hubo nadie más que yo, un cadáver, un cabrón rengo y hambriento... Con esos datos puede hacer su historia.” Todos comparten la incapacidad de conocer realmente la verdad, tal vez porque como dice Vargas Llosa “Al traducirse en palabras, los hechos sufren una profunda modificación.” Cuando esta modificación se da en clave literaria, en el sentido de escritura - invención es fácilmente asimilada como verdad. Como señala Josefina Ludmer “ Lo escrito por el médico (Díaz Grey), lo manifiestamente inventado creado, es lo que, en el vértigo de las versiones y los cuentos, persiste como verdad; Tanto Jorge como Tito adoptan de inmediato la existencia de Ambrosio y su creación del chivo y no la cuestionan.” Interesante aspecto al leer Para una tumba sin nombre es el de las posiciones del creador con respecto a los mecanismos de la creación. Primero, hay una alusión al “Precursor” (¿ narrador omnisciente?) “No Ambrosio, ya que había desaparecido, aventado por su propia obra, por el detalle de perfección que se aventuró a imponer.” Obra con características ante las que “el público empezó a mostrar una desconcertante tendencia a decir que sí casi sin dificultad”. Esa facilidad del mensaje unívoco, de la estructura manida, repugna al creador y lo impulsa a las búsquedas formales. Nuevas técnicas de narrar , nueva estructura del relato, eso aparecerá gozosamente: “alguna noche de ayuno, de forzada lucidez, decidió, simplemente, que el truco podía seguir siendo útil si se le daba vuelta como un guante, si la cabeza pasaba a ocupar el sitio de la cola”. Clara alusión a la transposición de tiempos en el relato, entre otras técnicas modernas. Luego Ambrosio, “el perfeccionador” que ingresa “usando con cautela los pocos elementos disponibles. Puede ser imaginado más que lacónico; casi mudo, permanentemente arrinconado, con la expresión pensativa de quien persigue sin éxito algo en qué pensar.” El trabajo en la formulación de un lenguaje artístico propio, la ambición de consolidar un estilo, presente en todo creador. “Y otra vez silencioso, como si todavía no hubiera aprendido a hablar, como si persistiera en la añosa tentativa de crear

un idioma, el único en que le sería posible expresar las ideas que aún no se le habían ocurrido”. Onetti, en boca de sus personajes proclama que en la misma creación de ese lenguaje está la propia creación de un escritor : “ignoraba que estaba vacilando entre su verdadero nacimiento y la permanencia en la nada”. El elemento narrativo constituido por la anécdota es el pretexto para que todos los otros funcionen. La dosis de “realidad” en un relato determina la naturaleza del mismo. De hecho, tanto la Historia como el Periodismo, en el decir de Vargas Llosa “encarcelan en el tiempo artificial del relato ese torrente sin riberas del tiempo real”. Pero, como luego añade, la novela se rebela y transgrede la vida, mientras los otros géneros no pueden hacerlo. En todo caso se trata de “sistemas opuestos de aproximación a la verdad.” Es inútil buscar la veracidad en la anécdota que dispara la imaginación. A los lectores nos basta que sea verosímil ese mundo distorsionado maravillosamente por la ficción. Preguntado sobre el tema el mismo Juan Carlos Onetti responde: “ En cuanto al mundo distorsionado, concedo. Pero o uno distorsiona al mundo para poder expresarse o hace periodismo, reportajes, malas novelas fotográficas.” Por su parte, el narrador peruano es reiterativo al propugnar: “No es la anécdota lo que en esencia decide la verdad o mentira de una ficción. Sino que ella sea escrita, no vivida, que esté hecha de palabras y no de experiencias concretas.” En un momento dirá : “... en la distorsión de la realidad ... se esconde una profunda verdad. Una verdad secreta e inasible, huidiza como el azogue, que trasciende lo episódico y no se puede verificar objetivamente, una verdad sutil, cuya silueta solo se delinea a través de las fantasías (las mentiras) que ella misma inspira.” A la modificación de la realidad representada en palabras se añadirá otra que nos dice Vargas Llosa “A esta primera modificación se entrevera una segunda, no menos radical: la del tiempo. La vida real fluye y no se detiene, es inconmensurable, un caos en el que cada historia se mezcla con todas las historias y por lo mismo no empieza ni termina jamás. La vida de la ficción es un simulacro en el

5Esta simflificación de la historia se halla en : “Contar el cuento” estudio de Josefina Ludmer (1959) . En : Juan Carlos Onetti. Serie El escritor y la crítica. Madrid : Taurus ediciones, editor Hugo Verani, 1987 p. 298. 6En el artículo citado anteriormente, Rama señala que es fundamentalmente a partir de Los adioses “El narrador deviene en oquedad... transponiéndose todo él en palabra narrativa, en literatura”. 7Vargas Llosa . Ob. Cit. p. 152

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mos leído exactamente igual respecto al chivo. De hecho en cualquier creador está presente como la única motivación válida el gusto de hacerlo, la gratuidad de la creación, su dimensión lúdica y gratificante. Esto se traduce en palabras de Jorge Malabia (en conversación con Díaz Grey, el narrador escritor): “Todo es mentira. Tito y yo inventamos el cuento por la simple curiosidad de saber qué era posible construir con lo poco que teníamos: Una mujer que era dueña de un cabrón rengo, que murió,... Usted estaba casualmente en el cementerio y por eso traté de probar en usted si la historia se sostenía. Nada más.”

“Esto era todo lo que yo tenía... Es decir, nada; una confusión sin esperanza, un relato sin final posible...” que aquel vertiginoso desorden se vuelve orden.” En Para una tumba sin nombre, el narrador Díaz Grey al final nos habla de los materiales previos a la creación: “..esto era todo lo que yo tenía...Es decir, nada; una confusión sin esperanza, un relato sin final posible, de sentidos dudosos, ... Ignoraba el significado de lo que había visto , me era repugnante la idea de averiguar y cerciorarme ...(la historia) La hice con deliberadas mentiras...” Uno de los testigos informantes, Jorge Malabia también había dicho respecto al chivo (respecto a la creación) “ Un chivo. Tan blanco, inmóvil y perfecto como un chivo de juguete. Tan increíblemente fiel a la idea que pueda 8 Onetti. Ob. Cit. p. 114 9 Ibídem. P. 98 10 Vargas Llosa, Ob. Cit. p. 90 11 Onetti, p. 122 12 Vargas Llosa, p. 12

tener de un chivo un niño o un artista fracasado que se ganara la vida trabajando para una fábrica de animales de juguete. Era una mentira y continuó siendo esa estimulante mentira durante toda la historia.” POR QUÉ Y PARA QUÉ ESCRIBIR? LAS MOTIVACIONES “Lo único que cuenta es que al terminar de escribirla me sentí en paz, seguro de haber logrado lo más importante que puede esperarse de esta clase de tarea: había aceptado un desafío, había convertido en victoria por lo menos una de las derrotas cotidianas”. Así termina la obra de Onetti. La primera frase nos es familiar, la había13 Ludmer, Josefina. En Ob. Cit. p. 320 14 Onetti, pp. 103 a 106 15 “Onetti y sus demonios interiores” En : Marcha No. 1310 Montevideo , julio de 1966 16 Vargas Llosa , p. 9

Díaz Grey (¿Onetti?) menciona la paz conseguida por la seguridad de haber logrado lo más importante que puede esperarse de esta clase de tarea: la creación. Ella significa la victoria frente a las derrotas cotidianas. Mario Vargas Llosa insiste en muchos momentos de la obra citada en el carácter compensatorio, vicario y gozoso de la creación (y la re - creación a través de la lectura). Coincide una vez más con el narrador uruguayo. Como hemos podido observar, casi con idénticas palabras, la narrativa de Onetti y la argumentación de Mario Vargas Llosa han enarbolado la libertad de la creación a despecho de toda servidumbre, la noción de la autonomía del arte y la indeclinable independencia del creador. Para terminar, quisiera señalar que las nociones de obra abierta y receptor partícipe también quedan expuestas en la novela de Juan Carlos Onetti. Recordemos especialmente, a Malabia diciendo a Díaz Grey: “La dejamos así como una historia que inventamos entre todos nosotros, incluyéndolo a usted. No da para más.” Y más precisamente a través de la respuesta de este: “Sí. Quiero decirle que da para mucho más la historia; que podría ser contada de manera distinta otras mil veces”. Como otras mil veces podrá ser leída. De hecho, será leída. Siempre de manera distinta, de manera creativa, es decir, también mentirosa. 17 18 19 19 20

Ibídem, p. 187 Ibídem p. 10 Onetti, p. 98 Onetti, p. 142 Onetti, p. 142

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CAUSA PERDIDA

Escribe: Richard Licetti Director de la Facultad de Comunicaciones (Cajamarca)

Polémica ley sobre la comida chatarra A propósito de la preocupación gubernamental por una “alimentación saludable” Uno ¿La familia Humala-Heredia se sienta cada mañana a la mesa a desayunar mazamorras de cañihua, kiwicha, tarhui y quinua? Las niñas Illariy y Nayra, así como el benjamín de la familia, Samin, ¿tienen algo contra las cadenas de comida rápida? ¿Se les ha visto alguna vez lanzando piedras contra locales de Kentucky Fried Chicken, Burger King o Las Canastas al grito de “¡malditos, por culpa de ustedes la ropa ya no nos queda!”? ¿Tiene Samin prohibido, a sus cortos tres años, pronunciar frases del tipo “papi, me provoca una pizza”, u “hoy día quiero almorzar una cajita feliz”, o “mami, ayer me comí tres bolsas de papitas fritas en el colegio”? ¿Ollanta y Nadine han decidido secretamente volverse vegetarianos, veganos o algo parecido? ¿Cree de corazón el Presidente, tras promulgar la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para niños, niñas y adolescentes, que ese es el camino para convertir a este en un país de gentes atléticas? ¿Tiene realmente algo contra los gordos? Dos De acuerdo a los iluminados congresistas que pergeñaron la ley, los comerciales de comida rápida inducen a la obesidad. Siguiendo el mismo razonamiento tendríamos que decir que la gente se resfría porque ve anuncios de antigripales. Desde donde se le mire, no hay forma de sostener la supuesta lógica de causa-efecto que debe haberlos guiado. Pero aun dando por cierta esta tesis, cabría preguntarse si la publicidad es causa eficiente de la obesidad nacional. O dicho al revés: ¿el sobrepeso de los peruanos es sólo atribuible a la publicidad de comida rápida? ¿Acaso el predominante fenotipo local no

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está vinculado a una dieta abundante en carbohidratos que no utilizados convenientemente pasan a convertirse en tejido adiposo? ¿Acaso no existe una enfermedad –la diabetes- que no controlada se manifiesta irremediablemente en un aumento del volumen corporal? Pero por otra parte se maneja una premisa ya revisada y superada: la de que la publicidad y los medios por los que llega ejercen en los individuos un poder absoluto. Grueso error, pues la publicidad apenas muestra, presenta e invita, ya que la decisión final siempre estuvo y estará en el consumidor. Mucho más en estos tiempos de intensos flujos informativos y de propuestas que buscan ser cada vez más personalizadas. Así que inferir que una jugosa hamburguesa vista por la televisión moviliza per se a multitudes detrás de ella es, por decir lo menos, de un reduccionismo monumental. Tres No está en cuestión el propósito de que los niños se alimenten de manera saludable. Para eso están sus padres que sabrán qué darles, cuándo y en qué medida. Lo que no puedo admitir es que nuestra condición de seres libres sea perturbada por la pretensión de prohibir y censurar. Tengo plena confianza en lo que mis hijas eligen comer y lo que no. Respeto sus gustos, antojos y compulsiones gastronómicas. Jamás me opondré a que coman lo que les venga en gana. No tengo la menor intención de inmiscuirme en decisiones que son absolutamente suyas. Por si fuese necesario, a menudo nos divertimos viendo programas culinarios y salivando con estupendos comerciales de comida, sin movernos de donde estamos. ¿Se entiende, autodenominados “padres de la patria”?


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Escribe: Alfieri Díaz

AL FIERRO

Nos hace falta vitaminas “Si existe una ley que acorrala y sataniza a los cigarrillos y al trago, es consecuente que se extienda también a las comidas que a largo plazo causarán daños irreversibles en el organismo”. Según la encuesta demográfica y del salud Endes, el 24% de los niños en el Perú sufre de obesidad y sobrepeso. Un 8% de los peruanos padece de diabetes y se presume que en una década ese porcentaje se va a duplicar. Cánceres del Primer Mundo como el de colon y estómago se vienen multiplicando, al igual que los casos de osteoporosis y el culpable de esta pandemia que afecta a nuestro país y al mundo en general, se debe, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la llamada junk food que nosotros traducimos como ‘comida chatarra’ cuando su significado literal es ‘comida basura’. Sustancias como el tabaco son acusadas de ocasionar cáncer de pulmón y de garganta, las drogas ‘duras’ o ‘blandas’ de quemar mental y socialmente a las personas, el alcohol de dañar el hígado y las neuronas; todas ellas por ende han sido en las últimas décadas perseguidas, restringidas y perseguidas por atentar contra la salud humana, por qué entonces no proceder con la misma rigidez con los alimentos envasados a los que se les atribuye diversos tipos de cáncer, diabetes y otras enfermedades crónicas no transmisibles. Si bien soy un defensor del libre albedrío, es decir del derecho de los seres humanos a decidir que viandas o sustancias consumir según les venga en gana sin que el Estado lo regule o censure, opino que si existe una ley que acorrala y sataniza a los cigarrillos, el trago o la marihuana, es consecuente que ésta se extienda también a las comidas que a largo plazo causarán daños irreversibles en el organismo. No estoy de acuerdo que se les prohíba o agrave con impuestos — como quiso el régimen de Humala en un primer momento— pero sí restringir o dosificar su consumo entre los menores de edad. La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, aplaudida por la OMS y atacada por la SNI (Sociedad Nacional de Industrias) que no hace nada por elaborar productos con menos sodio, azúcar y grasas trans, busca justamente proteger a quienes están en plena

formación física y mental. Expender gaseosas, golosinas, snacks y diversas fritangas en los quioscos equivale a expender puchos y cerveza a la hora del recreo. No soy químico ni galeno pero apostaría que la ingesta de toxinas es parecida. Antes de que el Ministerio de Salud decretase la norma, el colegio donde estudia mi hijo incentivó a las madres de familia a preparar loncheras ‘nutritivas’, es decir que no compren envasados y se tomen el trabajo de cocinar (hábito que las amas de casa por facilismo están perdiendo). De buenas a primeras se volvió al jugo natural, a la fruta, al pan con mortadela, al huevo que explota como bomba pestilente dentro del aula, etc. Una vez que Alfi se quedó a dormir en la casa de mi suegra que no estaba aleccionada en el tema, le envió una bolsa de papitas Lays (esas que promociona Lionel Messi) y la profesora y otras madres le hicieron tal bullyng aleccionador que ahora se esmera por cumplir con la normativa nutricional (aunque de vez en cuando mete en la lonchera un chupetín o un jugo Pulp de contrabando). Promocionar la nutrición en un país desnutrido es una actitud loable mientras no se caiga en extremismos, en la que todo padre de familia consciente se debe comprometer. Si se cumple con promover la educación y la información antes que la prohibición, contará con el apoyo de todos los que creemos en el Mens sana in corpore sano (que aparece en las Sátiras de Juvenal). Finalmente, como comunicador me parece saludable que de ahora en adelante la publicidad deje de mentir al promocionar supuestos beneficios de alimentos y bebidas no alcohólicas artificiales. De ahora en adelante la etiqueta de los productos y los mensajes publicitarios deberán advertir: “Alto en sodio, azúcar y grasas saturadas; evitar su consumo excesivo”... porque como bien dice mi viejita, “todos los excesos son malos”, casi tanto como las prohibiciones.

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Ricardo Palma:

La tradición de la ruptura Una incursión a la obra del escritor peruano Manuel Ricardo Palma Soriano, a quien muchos consideran solo un escritor tradicionista o que era conocido como “El Bibliotecario Mendigo”. No, Palma fue un revolucionario del periodismo. Aquí algunas claves del arte de este peruano notable. Escribe: Eloy Jáuregui @eljauregui Ilustración: Jhon Vergara

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Ricardo Palma es al periodismo lo que Vallejo a la poesía: un descomunal aventajado. Aquel que revise su obra completa quedará más que patidifuso por la vastedad de sus textos que se originan por su ADN de escritor integral, infectado por el virus del periodismo. Debo citar al historiador Oswaldo Holguín Callo (1), uno de los más puntiagudos estudiosos de Palma quien escribe: “Durante medio siglo (…) ejerció diversas tareas vinculadas a las numerosas formas de participar en la edición de un periódico: corrector de pruebas, ayudante de cronista, redactor, crítico de teatro y taurino, editorialista, editor, corresponsal, responsable de la sección literaria, colaborador rentado, etc.”. Pero Ricardo Palma es más que un brasero de la prensa. Es fundador de un género periodístico-literario íntegramente peruano: el ‘Tradicionismo’. Es decir, una forma de narrar de manera axial una noticia que trasciende el contexto y lo factual. Cierto la tradición fue su hallazgo y su cadalso. Una ‘tradición’ de Palma es un oxímoron. Una estrechura más que constructo narrativo y que tiene por fuente etimológica otro hipernexo, aquel que provine del griego oxímoron u oxímoron: “oxys”, que dícese de lo agudo, ácido o punzante. Mas no del anémico oxímoron alatinado y que es del uso de las figuras retóricas que resultan de la combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido. Por ejemplo: “un silencio atronador” (DRAE). O a la manera del “ciego maravilloso”: “Así los gnósticos hablaron de una luz oscura; los alquimistas, de un sol negro”. (“El Zahir”: Jorge Luis Borges). Palma inventa el “Nuevo periodismo” aunque se ofenda Tom Wolfe. Si algunos arqueólogos de la textualización fijan a Babilonia como la cuna del manejo de la información masiva ya que algunos sujetos y/o objetos, desempeñaban la tarea de escribir a diario todos aquello de la ocurrencia pública, religiosa y económica, en tablas de arcilla y con signos cuneiformes y, luego en Roma, el oficio se hace del ejercicio de sonoros comentarios, anales históricos y actas, con edictos –de por medio--que ya manipulan las noticias sobre hechos relevantes, así el cimiento del periodismo rupestre va pasando por el “Journal d’un burgeois” (¿El diario de los burgueses? ¡Qué horror!), en París o las gazzetas venecianas. Y hasta llegar al primer periódico en la historia, impreso y publicado en Alemania en 1457, el “Nurenberg Zeitung”, pues así me atrevo a decir que en América, es con Palma que el periodismo se hace artefacto implacable en la forja de la opinión pública, con el agregado que es obra de arte, texto de polifonías y registros de contentos. Es don Ricardo Palma que advierte el advenimiento de la crónica. Género que elimina la llamada “pirámide invertida”. No la derroca. Le impregna luminosidad y brillo. Es periodismo, el de Palma, por tanto es noticia. Y por limeño es chismoso. Así cuenta lo que otros callan. Para muchos, y en especial para la recordada Susana Rotker (2), le hallo un olvido. Se sostiene que el primer equívoco es que el periodismo y la ficción son dos escrituras diversas. El segundo, que el primer puente entre ambos lo construyeron Tom Wolfe, Truman Capote y Norman Mailer con el nombre de Nuevo Periodismo. Hasta ahí reconozco su aserto. Pero luego dice que: “la crónica es la unión entre periodismo y ficción, y que nació mucho antes de latinoamericanos como José Martí, Rubén Darío o Manuel Gutiérrez Nájera, entre otros”. Es decir a caballo entre

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el siglo XIX y el siglo XX. Que el Nuevo Periodismo se escribe en principio en español de Latinoamérica y que se funda a partir de una retórica romántica, de la modernidad, de la industrialización y el cosmopolitismo que conmocionaba a los escritores. Y si con estos insumos se funda el modernismo, tan caro a la poesía, Susana Rotker incluye también a la crónica. El yerro es que Rotker no conoce la obra de Palma. Según César Miró (3), Palma publica por primera vez en El Comercio 1848 cuando apenas tenía 15 años. Y desde ahí y hasta que estiró la pata no paró de escribir, amén de ser marino, senador por Loreto, defensor de Miraflores en la guerra con Chile y director de la Biblioteca Nacional. Es en aquella vida entintada de su embrujo emplumado, que Palma vive intensamente a partir de sus textos y contextos. Que así debe ser un periodista. Una esponja que observa el detalle de cada intersticio de su Lima, aquella ciudad que encanecía en el imago de Felipe Pardo y Aliaga y Manuel Ascencio Segura. Y Palma siente que a un texto periodístico había que inyectarle la secuencia del cuento, el hipo de la novela, el lampo de la poesía, el acto teatral. Por esto y aquello, es genial al galvanizar un trenzado con todas estas herramientas. Así, el texto deja de ser soso e insípido, un mero relato sin brillo de ocurrencias, que así se escribía en aquel entonces. Palma en la arquitectura de su textualización incorpora la “escena”, la “locación” y el “diálogo”. Adhiere básicamente las esquirlas de la cultura popular –el habla de los callejones y quinterones— y sobre todo, la temperatura de las palabras de esa Lima que se que autodemolía por el advenimiento de la turbulencia moderna y la melancolía del coloniaje como hubiese dicho Chocano. Sus tradiciones no es una observación comentada, sino que pasa a ser un texto integral, coherente y compacto. Es Palma quien aprehende de otros ensamblajes narrativos e emulsiona su “Yo”, esa visión de su imaginario con el sentimiento colectiva. La historia personal con la histórica. Su habilidad retórica tiene de las travesuras de Manuel Atanasio Fuentes o de Abelardo Gamarra –dos de sus inspiradores— e incorpora el humor, la ironía y la sátira. Precisamente, Roy L. Tanner, (4) sostiene: “Palma ubicado en una corriente de escritores costeños, limeños, todos los cuales recurrieron profusamente a la sátira/ o la ironía. Comenzando con la poesía de Mateo Rosas de Oquendo, percibimos un tono satírico constante también de Juan del Valle y Caviedes, la poética de Esteban de Tarralla y Landa y “El lazarillo de ciegos caminantes” de Alonso Carrió de la Vandera”. Además que Palma toma del romanticismo, el entusiasmo por el pasado nacional, una actitud de independencia, defensa de la libertad individual y la justicia, y un deseo de progreso político y social. Diré finalmente que Palma revoluciona la escritura de su época. Acaso ese barroco que incorpora lo jocoso, lo poético y lo macabro. Aquella figura de la muerte que se mezcla en el regocijo del baile de los vivos, en carnavales negros e indios. Fue pues su obra, también, una respuesta al malestar de una época, y que aparece [o reaparece] en épocas conflictivas como la nuestra. Palma, arrejuntando situaciones y personajes, nos enseña una capacidad de autoconservación que debemos tener los periodistas. El texto como tren eléctrico de las mudanzas, teatro de sombras de vida y desgracias, apetencia de


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“Palma nos enseña una capacidad de autoconservación que debemos tener los periodistas. El texto como tren eléctrico de las mudanzas, teatro de sombras de vida y desgracias, apetencia de dicha entre la miseria y a veces desde la miseria misma, iluminada por la gracia”. dicha entre la miseria y a veces desde la miseria misma, iluminada por la gracia. Así, Palma es masivo por popular desde la cátedra política pasando por la cultura del callejón que es la redención de la familia, el sótano de la solidaridad con los iguales, con todos los ángeles al borde de sus infiernos, vagón de vidas en el arraigo, las inocencias en el filo del crematorio y el paraíso. Que así debe ser la vida, digo, la vida de un periodista. CODA Y Ricardo Palma nos sigue sorprendiendo. La investigadora Luz Samanez Paz, Fundadora del Movimiento Cultural “Ricardo Palma”, sostiene que el tal Palma no nació en Lima sino en Talavera de la Reina (Andahuaylas - Apurímac), e indica categóricamente que Ricardo Palma no se llama ni Ricardo, ni Palma, sino que

respondía al nombre de Felipe Cusi Mena, hijo de Don Manuel Cusi (descendiente de la nobleza Inca por parte de madre, e hijo ilegítimo de padre español), y doña Francisca Mena, que cambiaría su nombre cuando decidió llevar el apellido de su padrastro Don Gregorio Palma. Al igual que otro apurimeño célebre, José María Arguedas, el futuro tradicionista sufrió mucho en el seno de su familia y, para librarse de los vejámenes, su madre tuvo que entregarlo a unos religiosos que lo habrían llevado a Lima, antes de que Felipe cumpliera los 5 años, por lo que decidió cambiarse el nombre y ocultar su origen e inclusive la verdadera fecha de su nacimiento. Otra: un solemne metiche como es el inefable Marco Aurelio Denegri, a propósito, aseguró en su programa “La función de la palabra” que Palma habría sido más viejo, que había nacido ocho años antes y tampoco en Lima sino en Apurímac. La dejo ahí.

(1) Holguín Callo, Oswaldo. Algo de periodismo. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. 2007. http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=26506&portal=232 (2) Rotker, Susana. La invención de la crónica. Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano. 2004. (3) Miró, César Los oficios de Don Ricardo. Ediciones Cuper Perú. Lima, 1994. (4) Tanner L. Roy El Humor de la Ironía y la Sátira en las Tradiciones Peruanas. Editorial Universitaria Ricardo Palma. Lima, 2005.

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De alemanas vegetarianas y corazones altiplánicos En un vuelo Madrid-Lima nuestro cronista conoce unas jóvenes alemanas que le dieron algunas clases de aimara, nutrición, y otras hierbas que alegran la existencia. Escribe: Valery Bazán Rodríguez F/ValeryBazan

Otra vez en el aeropuerto, ya no sé si vengo o me voy, ya no sé si vuelvo o me revuelvo. El puente aéreo te obliga a pisar la encorsetada y cejilarga Madrid, si esta ciudad llevara corbata sería una pajarita marrón pegada al cuello, y un bastón largo tampoco le iría mal. El único bastón que yo usé es el de brigadier del colegio secundario estatal que estaba a una cuadra de mi casa, un cargo que me gané por trompearme con el peor alumno del salón, el más problemático. Barajas parece una enorme y larga pecera, los exteriores de esa enorme arquitectura son una oda a lo multirracial o quizás a la comunidad gay por la cantidad de colores que se van degradando desde el verde, hasta el anaranjado, pasando por el rojo. Mientras me paro en una faja móvil con mi maleta de mano, que ha excedido en 4 kilos el peso permitido, y me dejo llevar por esa cinta que es una bendición para los viajeros con poca prisa, los viajeros y turistas no me son extraños, me parecen miembros de una nación cuyos habitantes no pueden vivir sin maletas ni tampoco sin gruesas chompas o aparatosos sacos envueltos en el antebrazo. Los aeropuertos son naciones sí, debes presentar tus documentos para entrar o salir de ellos, hay todo tipo de almacenes, puedes encontrar comida, hallar todo tipo de bebidas, las aeromozas son hermosas, los pilotos son odiosamente guapos y algunos aeromozos son gays hasta cuando no se mueven.

Seguro muchas vidas se han engendrado en ese aeropuerto y en los miles de aeropuertos del mundo, muchas infidelidades se han consumado en esas salas de espera, en los baños, en las salas VIP, en el rincón de alguna sala de espera en horas de la madrugada donde la poca vigilancia no llegaba. Creo que mientras me dejaba deslizar por la faja móvil del aeropuerto vi pasar en sentido contrario a Tom Hanks con barba, como en “La Terminal”, y mientras divagaba una aeromoza de cabello negro intenso, de un metro ochenta y cinco, me arrimó con su bolso Louis Vuitton mientras charlaba alegremente con un capitán de aspecto casado pero sin anillo de matrimonio. Juro que segundos después vi a la aeromoza llevarse la mano izquierda hacia una línea protuberante de la cintura y acomodarse el calzón, trajinado minutos antes. Las mejillas rojas daban pie al pensamiento malvado y lujurioso. Tras varios idiotas pensamientos y tras varias elucubraciones que delataban mi falta de actividad sexual, me asomé a mi puerta de embarque, sin saber cómo, ya había llegado. El panorama es distinto a los años anteriores. Dos filas de viajeros, extranjeros en su gran mayoría, esperaban el llamado de una cuarentona azafata de aspecto andaluz para abordar el Airbus con destino a Lima, la capital del Perú y la ciudad del caos gris. Aún quedan cuarenta y cinco minutos para

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el despegue y mientras me acomodo al final de la cola una chica de cabello castaño claro me pregunta “¿este es el vuelo sesenta y uno veinte?”. Le digo que sí, que es el sesenta y uno veinte de Iberia y el 4032 de Lan, ambas aerolíneas mantienen una alianza, y ella descansa en el suelo su larga y embutida mochila mientras yo imagino que en esa mochila caben cinco de las mías e incluso yo en posición fetal y los puños pegados al pecho. No la veo con intención de buscar otro sitio para esperar el llamado a abordar el avión, no es guapa pero es simpática, no es larguirucha pero es alta, su figura bien proporcionada deja asomar firmeza en los músculos y curvas generosas bajo la espalda y en los pechos. Parece atractiva o al menos eso me dicen mis mil días de abstinencia sexual, exagero, no son mil pero lo parecen. Le pregunto a dónde viaja y por qué, sí, lanzo dos preguntas seguidas, en ráfaga corta, con silenciador porque mi voz es bajita, a eso hay que agregarle las patochadas que la gente conversa en voz alta a nuestro alrededor. La alemana de mochila roja responde que se va a Santa Cruz, Bolivia, pero que hará una semana de ruta en Perú, paseos a Cusco, Ayacucho y Lima la esperan. Me dice que viaja a Bolivia porque extraña a sus amigos, porque desea practicar el aimara y porque otra visita al Cementerio de los Ferrocarriles no le vendría mal. Una ex mía alguna vez me mostró fotos sentada en ese lugar, desde entonces perdió encanto para mí, esa niña, que alguna vez amé por obra y gracia de Lucifer, tiene la cualidad de quitarle gracia a los lugares bellos, ojalá nunca vaya a Machu Picchu, al menos hasta después que vaya yo. Le pregunto su nombre, se llama María Isabel, y no me sorprendo de conocer otra alemana más con nombre castellano, incluso con la fonética nazi ese nombre sonaría dulce. María Isabel tiene 21 años, me lleva una cabeza de altura y me confiesa que es vegetariana. Le pregunto desde cuándo y me dice que desde los siete años. Sentía que me vacilaba pero su mirada franca y su tono de voz masticando un castellano básico y átono no se prestan a la estafa, no ganaría nada mintiéndole a un peruano despistado. Cuando descubrió que los animales que la rodeaban día a día, allá en el pueblo donde ella nació, servían para alimentarla y eran servidos muertos, fritos o sancochados en un enorme plato de manos de su madre, decidió no comerse más a esas víctimas de la gastronomía humana. Por empatía, por pena, por condescendencia, por amor, porque después de comerse un conejo no podría ir por el campo sin vergüenza al mirar a otro conejo, por lo que

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sea, María Isabel no llegaba a la mitad de su educación primaria y ya había decidido no comer carne por el resto de su vida. Y acota algo más, que tal como se ve y se siente, fue una buena decisión. Ya la había visto hace buen rato y su aspecto era el de una deportista. Le pido que me enseñe algunas frases en aimara, lo hace gentilmente, a los dos minutos ya he olvidado las palabras, la pronunciación y sobre todo el significado. Ya no sirvo para los idiomas, mi acrofobia selecciona los idiomas o dialectos hablados en las alturas y los margina de mi cerebro, los discrimina y yo no me doy por enterado hasta que intento recordarlos y descubro la gran burla de mi inconsciente cabrón. María Isabel sube al avión, yo espero un ratillo más, me agobian los montones de personas, el vapor invisible de la gente causado por la calefacción es inaguantable. Siempre he detestado los fluidos y aires ajenos. Cuando subo, dos azafatas de la entrada del avión me saludan ya cansadas, una cuarentona y una treintona que quizás tuvo algún revolcón en ese mismo avión con algún piloto. Voy a la ventanilla, Dios existe, además de la suerte de ir mirando el paisaje y el mar por horas, quizás vea algún rayo rompiendo la atmósfera como sucedió la primera vez que viajé a España hace 10 años. A mi lado va otra alemana, quizás tiene treinta años más que María Isabel, le cuesta hablar español, se dirige a Santa Cruz también, le prometo que le presentaré a mi flamante amiga vegetariana que debe estar en algún lado de ese mismo avión, que es compatriota suya y que no come carne. Me emociono por un instante, las coincidencias no existen, por algún motivo la vida las puso en mi viaje. La alemana del asiento de al lado es muniquesa, viaja a ver a su marido, un boliviano de quien no tiene foto. No le hace ascos a la carne, en su viaje anterior comió carne de llama y disfrutó de su sabor en La Paz, ciudad que también visitará. Cuando sirven la horrorosa cena que sirven en algunos aviones abro el plato de cartón y veo unas albóndigas de carne molida que parecen de jebe. Cierro el plato, cierro los ojos, me reclino en el asiento y pongo la música en el canal de música barroca, todos los temas son de Juan Diego Flórez, me relajo, y paso del aborrecimiento a la carne molida a preguntarme por qué el tenor peruano no se apellida Flores con s. El avión va sin turbulencias y yo echo de menos las tormentas que sacuden el cielo del Océano Atlántico.


Escribe: Orietta Brusa

CRÓNICAS MARCIANAS

Así habló Bergoglio ¿Por qué el Papa Francisco pide procrear más hijos en un mundo en crisis? Así habló Bergoglio, como todos los papas, afuera del espacio y del tiempo. En una homilía ha afirmado: “El matrimonio sea una elección definitva. Y no es suficente un solo hijo”. Será porque, en la Biblia, está escrito: “Procread y multiplicaos y henchid la tierra; sometedla, dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”. Génesis 01/28. Ya estamos gozando de los resultados de este poder que un dios poco precavido nos otorgó. Evidentemente, necesitábamos más gente de la que dios había creado. Claro que el papa está de acuerdo con un Jehovah que, en ese entonces, estaba preocupado por la escasez de fieles. Y comparte las opiniones de un libro que tiene 3 mil años de ancianidad. Por eso que sigue alentando la humanidad a procrear. Los 7 mil millones de individuos que pueblan la Tierra parece que no son suficientes. Este optimista discurso fue pronunciado mientras las estadísticas del divorcio, en Italia y en el mundo, suben. Lo mejor es que la mayoría de separaciones (72%) y divorcios (62.7%) acontece entre las parejas con hijos. Otro dato que tampoco le llamó la atención, es el número de suicidios en la UE. Del 2008 (año de la crisis) la cantidad ha ido subiendo más de 20%. En Italia ha pasado de 2,828 en el 2008 a 3,028 en el 2010. En Grecia es del 40% más. Casi todos los suicidios son por razones económicas. Hace poco se ha suicidado un obrero desempleado con mujer embarazada. Una pareja (homicidio-suicidio) alrededor de los 50 años, se autoeliminó por graves problemas económicos. Hay pequeños empresarios que se ahorcan, desempleados que se queman vivos, precarios que se tiran del techo. Casi cada día. Tal vez porque no tienen un buen número de hijos que mantener. En la mayoría de los países europeos hay recorte en la salud. En Italia van 9 millones (sobre 57) los que ya no se cuidan porque la cura tiene un costo que no siempre la gente puede enfrentar. Han regresado tuberculosis, malaria y dengue. Para no mencionar SIDA y hepatitis B, en aumento de cuando el gobierno ha cerrado los centros de asistencia para drogadictos y no pasa las jeringas estériles gratis. El empleo precario afecta a 4.080.000 trabajadores y el desempleo a 2,423.000. Me centré sobre todo en los datos italianos

porque este discurso tan oportuno ha sido pronunciado en una iglesia romana. No en Vaticano. En una iglesia dedicada a la virgen que, según la tradición, no siguió la orden divina y tuvo solo un hijo. Bergoglio es tan humilde que se va entre la gente común y corriente, a pie o en ómnibus. Menos mal, así se da cuenta de cuánto cuesta el ticket. A esto, tendría que agregar el gasto para comida, ropa, zapatos, alquiler y todo lo demás que una familia necesita. Pero él, como todos los curas, nunca ha mantenido una familia (oficial). La crisis que afecta el mundo no parece el clima ideal donde criar a un hijo, menos a dos o tres. Estamos acabando los recursos energéticos; animales y plantas se están extinguiendo y el papa quiere que se hagan más hijos: un solterón que hable de matrimonio, es como una supermodelo anoréxica que dicte un curso de gastronomía. ¿De qué hablan? ¿Qué saben de temas tan ajenos a su realidad? Y no hablamos de homosexuales: las uniones civiles han sido definidas, por el cardenal Beroglio, “un signo del diablo y un ataque devastador a los planes de Dios”. Puede ser porque tiene miedo que sus curas abandonen el camino a la santidad y se vayan a casar. Parece de viajar con la máquina del tiempo. H.G. Wells estaría feliz de tener un discípulo tan creativo. En una entrevista, hizo referencia a que en el orden mundial el primer lugar de gastos superfluos lo tienen las mascotas. Consideró que se las “idolatra”. “Está la idolatría de comprar, alquilar, tener un afecto que yo doy como quiero, donde quiero, sin la libertad de la respuesta, ¿verdad? Es toda una caricatura del amor”. Casi como la libertad de las respuestas que enseñan en el catecismo sobre el amor de dios. Mucho mejor los que matan animales, los abandonan, los que, como siempre, se sienten el centro del creado y piensan que los animales son hechos para su personal diversión y consumo. Y menos mal que Francisco se ha quitado el armiño de encima. Por humildad, claro. No por amor a los animales. De una cabeza que razona así ¿Qué se puede esperar? Parece que el actual papa pertenece a la vena más conservadora de la iglesia, con Wojtyla, Ratzinger y todos los otros reaccionarios. Antes el dogma y el amor a los seres sobrenaturales, luego el pensamiento y una praxis actualizada para los humildes hombres.

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Cecile VR flavors.me/vrcecile Locaci贸n: Playa Vaquitas, Lima. (Frente al Front贸n).


MAR Hay un mar más allá del mar Sin peces sin vientos Un mar sin sol,sin sal, sin barcas Su inmenso fondo metálico No refleja lunas ni estrellas ni dioses Un mar que se extiende inabarcable Como el lomo gris de una ballena Ardiendo en el desierto. Carlos García Miranda. En Relatos de tus poemas, Barcelona, 2012 (Recordando el primer año de su partida)


Grace Sandoval Casamayor f/grace.casamayor Locaci贸n: Mar del Plata, Argentina

Es el Sur quien nos lleva y nos olvida hacia el alba postrera. Sus presagios, aprendidos sin miedo en las estrellas, son tan solo la forma como el agua centellante ha llegado. Luis Hern谩ndez



Leo Burnett, David Ogilvy y Bill Bernbach juntos en un bar en Lima Los tres genios de la publicidad mundial se reunieron unos instantes en nuestra capital para una charla nostálgica sobre los mejores recuerdos de su vida y su carrera. Nuestro testigo aún jura que no bebió de más. Escribe: Benjamin Edwards | @Benjaedwards Ilustraciones: Cristian Palacios | @cpmadalengoitia


mayo 2013 • díatreinta

Anoche fui testigo de una conversación entre tres señores mayores de edad, amigos que, de no haber estado con unas copas encima, aseguraría eran Bill Bernbach, David Ogilvy y Leo Burnett. No eran gerentes, tampoco directores, creativos o planners de las agencias que llevan sus apellidos ¡Eran ellos mismos! Lo sé porque he visto sus fotos en innumerables revistas y muchos videos en YouTube. Los sigo, los he seguido siempre. He tenido una especie de fijación con sus personalidades y lo que significaron para sus clientes y para la industria que creció detrás de ellos. Sí, puede decirse que el influjo de un bar ruidoso donde el humo del cigarro, el sonido de las copas chocando con las botellas, la media luz y la conversación animada pudo haber nublado mi percepción. Sin embargo ellos tres entraron a media noche, cuando el enorme reloj que se levantaba al costado del viejo piano marcó la hora, se sentaron en una mesa retirada de la barra y un mozo se acercó para servirles una generosa ración de bourbon. Menos a David Ogilvy, que pidió scotch. - Bill, cómo estás viejo perro, qué idea la tuya de venir a Lima a vernos las caras. - Leo Burnett lo miró con sus ojos viejos. - Era mi turno ¿no? - respondió William Bernbach con el vaso en la boca, sonriendo ante la ocurrencia de convocar la primera reunión en la provincia del mundo. - Deberías considerar su edad, ya no está para estos trotes - acotó irónico Ogilvy. Rieron. - Cierto, pero el mundo ha crecido desde que no lo habitamos. ¿Has visto lugar más simpático que este?preguntó el neoyorkino como excusándose. - Un algo de De Hems. - Olgilvy giró la vista y reconoció en sus muebles el viejo estilo victoriano del bar que lo había albergado en sus momentos de soledad. Se emocionó. Desde su muerte no había vuelto a regresar. - De Hems, qué lugar querido David, aunque sea holandés. - Leo le miró con ironía, complacido por el trato tan elegante y cortés que le daba aquel hombre treinta años menor que él y que ahora los cruzaba con su mirada. - Cuando sea mi turno, los dos estarán obligados a tomar, junto a mis buenos amigos holandeses, esa crema negra y amarga irlandesa que calienta el estómago y afila la creatividad. Chocaron sus vasos y los secaron de un trago. David Olgilvy siempre había admirado a Leo Burnett, pero nunca se lo había dicho ¿Celos profesionales? No lo sabía, pero desde que no estaba en el mundo se había vuelto más sentimental. - Estuvimos en tu discurso del sesenta y siete en Chicago.- dijo. Bernbach miró sorprendido al británico, se suponía que jamás dirían algo al respecto. Leo levantó la mirada. - Lo supe, siempre lo supe. No los vi, estaba muy emocionado, pero varios ayayeros se encargaron de subirme el ego con ese hecho. - Miró a Bill y movió la cabeza de la forma que más se parecía a Alfred Hichcock. David llamó al mozo para que rellenara los vasos. Había pasado mucho tiempo desde que habían acordado visitar la Tierra y, ahora allí, cada uno tenía la sensación de una cómoda lejanía, como si fueran turistas en un mundo que no les pertenecía. - Dime Bill, ¿Muy diferente las cosas a como las dejaste? preguntó Burnett con interés.

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díatreinta • mayo 2013

- Las cosas cambiaron mucho desde tu partida - respondió. Ogilvy alejó su silla de la mesa lo suficiente para cruzar sus largas piernas y colocar un puro en su boca. - Surgieron cosas buenas y otras no tanto. “Every Day” de David Matthews, comenzó a sonar y Bernbach tocó su oreja con el dedo índice para que pusieran atención. Asintieron: era buena música, sin dudas. - La publicidad fue de las últimas - sentenció, cambiando el gesto en sus cejas. - Se convirtió en un tema financiero - dijo Ogilvy recordando el día que WPP compró su empresa. - ¿No hiciste eso por dinero? - Leo era ácido, y sabía que picaba en lo más profundo de la esencia sajona. - Bueno, ser estudiante de Literatura no daba mucho, había que hacer algo para comer - retrucó Bernbach con los ojos brillantes al recordar sus primero años de trabajo. Eso lo sabíamos desde que la vieja McCann Erickson inventó el negocio. McCann, viejo astuto... pobre Alfred. - Burnett suspiró y vio su rostro viejo reflejado en el vaso, a pesar que el tiempo ya no tenía sentido alguno. - No los conocí. - Yo tampoco. - Yo sí, la verdad es que tuvieron la intuición de comprender para dónde iba el mundo. - Bueno, sí. Convertirse en la empresa que sirve a sus clientes creando demanda para lo que ellos producen…- dijo Ogilvy que se conocía de memoria muchas de las sentencias famosas de los grandes de la publicidad. - Brillante - masticó Leo y miró con ojos de profesor a Bill. -Tú eres el mejor creativo que he conocido, pero estos señores crearon el negocio. A mí se me ocurrió un vaquero pasado en hormonas y tú, David, nos dijiste que nunca olvidásemos que la publicidad había sido creada para vender. Hicimos millonarios a nuestros clientes. Lo pasábamos bien, pero luego perdimos nuestra esencia. Ogilvy soltó una bocanada larga y continuó. - No sirvió de mucho.- La voz del británico comenzó a sentir el efecto del whisky y su acento comenzó a engolar el habla como la de su padre, que prefería el gaélico. -Ya, desde los setenta el asunto fue hacer comerciales ocurrentes. - “Cuando la sangre hierve, con cuánta prodigalidad presta el alma juramentos a la lengua; pero son relámpagos, hija mía, que dan más luz que calor”…- entonó Bill a Shakespeare. - Tantos relámpagos que las compañías comenzaron a hacer lo que nosotros dejamos: diseño, investigación… ¡Resultados! …Conocer a las personas, todos los Mister Jones que compraban sus productos y servicios, los que les daban de comer - murmuró al final Burnett con la voz borrosa. Los tres se quedaron en silencio, Bernbach miró su reloj y frunció el ceño. El más viejo se perdió en el pasado. Colocó sus manos sobre la mesa, las miró fijamente y las recorrió desde las uñas hasta la muñeca, una y otra vez mientras su memoria despertaba y lo situaba en Michigan, en su pueblito original, estudiando periodismo y trabajando en un periodicucho de Illinois, luego en Detroit -32-


mayo 2013 • díatreinta

haciendo sus pininos en Cadillac Motor Co. Y cuando fundó su agencia con ocho personas, las manzanas verdes y un cliente que confió ciegamente en él y al que le devolvió la ayuda con una de las mejores campañas del siglo. En su mujer que nunca había vuelto a ver después de su muerte. - Extremos peligrosos, interrumpió Olgilvy. - Se olvidaron de la gente. Se centraron en las marcas - dijo no muy convencido Bernbach que toda su vida había trabajado para que las marcas dieran qué hablar. - Bill, tú afirmaste que el chisme era el más poderoso medio de comunicación - dijo David. - El mundo cambió mucho y nosotros ya no inventamos nada fuera de lo convencional. Los gerentes y profesores de marketing nos reemplazaron. - Iba a pronunciar la palabra “consultor”, pero prefirió guardársela para no amargar la velada. - Una camada de muchachos emprendedores apareció y se convirtieron en los verdaderos creativos. Recuerdo a uno de apellido Jobs. Fue a mi oficina, tenía una idea que yo podría haber inventado, o ustedes, en otros tiempos. - Esa empresa revolucionó el mundo - precisó Bernbach, que la había visto crecer. - Creó un producto llamado “Manzana”. - Mis manzanas, maldito bastardo - ronroneó Burnett. Rieron. Bernbach , recordó cuando llegó a su mente la idea que usaría para vender la marca alemana que había producido un auto en la época nazi a una sociedad neoyorkina boyante dominada por judíos. - Lo hicimos siempre, vivimos para eso,- murmuró Ogilvy que se iluminó como siempre lo hacía después de una divagación literaria. Recordó el bar de sus mejores conversaciones y se imaginó a George Sims inspirándose para regalarle un verso en su honor a aquella barra que soportaba sus acaloradas discusiones con cualquier extraño que se sentase a su lado: “When oysters to September yield, and grace the grotto’d Macclesfield, I will be there, my dear De Hem, to wish you well and sample them”. - ¿Querido David? – Leo, trajo de vuelta a Ogilvy. - Que nuestra vida giró alrededor de una idea que nos unía a todos los que hacíamos publicidad. - Hacer que la gente hiciera lo que nos imaginábamos - Bernbach se entusiasmó. - Imaginar, potente afrodisíaco - suspiró Burnett. - Imaginar algo, pero algo concreto. Trabajábamos para que la gente hiciera y no solo sintiera. Tu campaña para el Beetle fue un éxito porque el auto se vendió como pan francés y la tuya, la de Marlboro, que la sacó de su unoporciento. El silencio dio paso al último trago mientras el reloj marcaba la una de la mañana. Bernbach pidió la cuenta. Los tres se levantaron, se colocaron sus chaquetas y caminaron juntos hasta la puerta giratoria. Se estrecharon las manos y dijeron algo que no alcancé a descifrar y se alejaron, cada uno en una dirección diferente. -33-


díatreinta • mayo 2013

Asu Mare no representa al “cine peruano, lo supera El peculiar filme auto biográfico de Carlos Alcántara, el recordado Machín de Pataclaun, sin duda ha despertado muchas pasiones entre ocultos cineastas de culto y simples espectadores que hace mucho esperaban una película peruana que los haga reír y llorar. Al fin y al cabo el cine, si bien es un arte, siempre se ha fortalecido como una gran industria. ¿Tiene algo de malo pensar en el espectador/potencial cliente? Escribe: David Ramos @YoDash

Es muy poco probable que haya un “boom” del cine peruano a raíz de “Asu Mare”. Y eso, simplemente, porque la producción basada en el unipersonal de Carlos Alcántara, “Cachín”, nada tiene que ver con el cine al que nos tienen acostumbrados los directores y productores nacionales: calatas, drogas, el mundo es un asco, más calatas, una calata famosa, y el Perú está lleno de cosas muy tristes. Porque claro, nuestro “cine peruano” está lleno de directores muy “artistas”, que intentan relatar el “drama humano” en el que nunca hay solución, todo está fregado, para qué vivir. Nada importa, la “nada nadea”. Y hay casos de pésimas imitaciones de películas estadounidenses. Y luego están los directores y productores que, a sabiendas de la pésima calidad de sus películas, de rodillas imploran “apoya al cine nacional, por favor”. Pésimas animaciones, con aún peores argumentos, intentan cobrarte lo mismo que las demás en cartelera. Apelando, nuevamente al “por favor, apoya al cine nacional”. “Asu Mare” no se llevará ningún Óscar, probablemente. Pero no lo necesita. Se lleva el cariño de la gente, las risas inacabables, los que lo vieron por dos o más veces, los que -solamente en Trujillo, no quiero ni imaginar Lima- seguían formando colas inacabables en los cines una semana después del estreno. De paso, la producción de “Asu Mare” no costó lo

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mismo que una de esas continuaciones de Crepúsculo. Y aún así, la derrotó. Queda claro entonces, que el asunto central en una buena película -lo cual no quiere decir que no importe en absolutono es la plata. No es un humor burdo de programa televisivo de fin de semana tampoco, como para el que haga la generalización, vinculando la masiva asistencia a la lectoría de diarios “chicha”. Quienes ya habíamos tenido el placer de asistir a su unipersonal gozamos bien en la función de cine. Personalmente, me divertí como nunca antes con ninguna película peruana. Y no hubo la ya característica -y patética- escena innecesaria de calatas que acompaña a buena parte de las producciones hispanoamericanas. ¿Cómo repetir el éxito de “Cachín” y generar un “boom” del cine peruano? Quizás eso se dé cuando los directores y productores piensen más en el público, en cumplir con ellos, en entretenerlos, en buscar en verdad sintonizarlos y no ofrecerles simplemente la visión de un guionista o un director que quieren hacer “arte” y nada más. Bueno, es mi humilde opinión. No soy un cinéfilo, crítico de cine, ni nada parecido. Soy solo un espectador más que quedó satisfecho, por primera vez, con una espectacular película hecha en Perú.


mayo 2013 • díatreinta

La película más exitosa de todos los tiempos en Perú: ¡Asu Mare! 1. El estreno de la película generó importante expectativa en el público peruano. El trailer de la cinta superó el millón de visitas en Youtube en menos de 45 días. 2. Un día antes de su estreno, se registró la venta de 35 mil entradas en preventa. 3. La película batió récord de espectadores en su estreno en Perú: tuvo el primer día más de 152 mil espectadores en 255 pantallas. Logrando superar el récord de espectadores en su primer día que ostentaba la cinta Amanecer - Parte 2, de la saga Crepúsculo, con 142 mil 515 espectadores. 4. Considerado un éxito de taquilla, obtuvo en sus primeros cuatro días más de 640 mil espectadores en 286 pantallas de todo el país. 5. Terminó su primera semana en cartelera superando el millón de espectadores, con un total de 1 millón 37 mil 948 espectadores en 295 pantallas. Se convirtió en la cinta que más rápido alcanzó esa cifra de espectadores en el país y la cinta peruana más vista. 6. New Century Films, distribuidora cinematográfica encargada de la distribución de la película en los cines del Perú, anunció que el filme de Carlos Alcántara se convirtió en la película más exitosa de todos los tiempos en Perú gracias a sus 2 millones 347 mil 086 de espectadores que hasta su tercera semana en cartelera han visto la película. Su número de espectadores superó a la La Era de Hielo 4, producción que ostentaba este récord desde el 2012, con 2 millones 318 mil 671 de personas.

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FACULTAD DE COMUNICACIONES

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Del 17 al 21 de Junio

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