El liderazgo humilde Carlos Llano Cifuentes ¿Es posible impulsar y potenciar el liderazgo con una actitud humilde? En este mundo que exalta con entusiasmo al líder de personalidad magnética y al ejecutivo exitoso, Carlos Llano sostiene, contra toda lógica competitiva, que el auténtico liderazgo alimenta sus raíces en una actitud humilde que ayuda a cumplir los objetivos de la empresa y la hace más productiva. ¿Cómo puede esta cualidad ser tan menospreciada? Llano ofrece un adelanto de su último libro* a los lectores de ISTMO. ¿TÉRMINOS CONTRADICTORIOS? El título de este trabajo es deliberadamente provocativo. Un líder humilde nos recuerda a un cuadrado redondo. Nos hemos dedicado durante los últimos años al análisis filosófico de las cualidades humanas que se relacionan con la dirección de las organizaciones, de las cualidades humanas requeridas para potenciarla y de los defectos que el hombre con frecuencia padece, que la limitan y obstaculizan. En el fondo de las obras que han resultado de estos análisis aparece siempre, de una u otra manera, el requerimiento de la humildad. No obstante, la contradicción al parecer implícita entre esos dos conceptos (dirigir una organización y ser humilde) nos retraía de abordar con descaro este tema, arrinconándolo en el subconsciente, de donde reaparecía ante cada nuevo asunto o nueva obra destinada a la antropología de la dirección. El problema no es sólo conceptual, sino también empírico e histórico. a) Empírico, por cuanto que en una amplia encuesta practicada en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) México, sobre 24 cualidades que pudieran guardar alguna relación provechosa con la dirección general, la modestia, equiparable a la humildad, se considera en el penúltimo lugar, dejando ver la poca relevancia prestada a ese factor característico que algunas culturas