La familia: Comunicación afectiva,

comunicación efectiva
La infancia: crecemos y nos separamos

comunicación efectiva
La infancia: crecemos y nos separamos
• Fantasma del trauma
• Fantasma del autoritarismo
Conexión y regulación emocional
Desarrollo cerebral
Resiliencia
Parentalidad positiva
• Parentalidad positiva: aquel comportamiento parental dirigido a promover los derechos de los niños, sus capacidades y su buen desarrollo para lograr un bienestar personal, social y familiar.
• En la parentalidad positiva son muy importantes las redes de apoyo sociales y comunitarias porque:
EDUCAR NO ES UNA TAREA SOLITARIA
•
Componentes:
–
Afecto: buenas relaciones, cálidas y que den seguridad.
–
Estructuración de la vida cotidiana: que los hijos tengan una vida ordenada en rutinas, normas y valores.
ORDEN Y ORGANIZACIÓN DE LA VIDA FAMILIAR
–
Reconocimiento de logros: a medida que los niños van avanzando en su desarrollo.
ESTIMULAR SU DESARROLLO
–
No acudir al castigo físico, ni al maltrato psicológico
NO PODEMOS CUESTIONAR EL ESPACIO DE SEGURIDAD DEL NIÑO
• Los buenos tratos a la infancia son los aportes de cuidados, afecto, estimulación, protección, educación y socialización que son necesarios para el desarrollo de una personalidad infantil sana.
• La estructura y el funcionamiento del cerebro están directamente modeladas por la experiencia interpersonal (el vínculo de apego):
NUESTRO CEREBRO SE
CONSTRUYE EN LA RELACIÓN
• LOS BUENOS TRATOS
• En el cerebro del niño se establecerán conexiones relacionadas con destrezas emocionales y sociales que le servirán ahora y a lo largo de toda su vida.
• Las neuronas que se encienden juntas permanecen juntas.
• Un contexto de malos tratos es aquel gestionado por adultos que no tienen las competencias para:
• Cuidarles / protegerles (dar seguridad, en la medida justa, porque la sobreprotección es una forma de maltrato )
• Atender a sus necesidades (para lo que se requiere capacidad empática)
• Darles y demostrarles afecto
• Estimularles (dar acceso al descubrimiento, permitir la autonomía…)
• Educarles (transmitir valores, marcar límites…)
• La ausencia de:
• contacto físico
• ternura
• conexión emocional (divertirse juntos)
• cuidados parentales adecuados
• La sobrexcitación por experiencias traumáticas altera la organización de las zonas prefrontales, cuyo período sensible para su organización se sitúa entre 10 y 18 meses.
• Algunas consecuencias:
– Problemas en la regulación emocional a través de la reflexión y el pensamiento.
– Alteraciones en las capacidades de pensar, hacer proyectos, y verbalizar la experiencia.
–
Dificultades en las relaciones afectivas y sociales (dificultad empática, de confianza y vinculación)
–
Tendencia a pasar al acto, agrediendo por ejemplo.
–
Dificultades a manejar las frustraciones.
– Problemas de conducta.
• Es la capacidad de un niño o niña para enfrentar los desafíos de su crecimiento y desarrollo incluyendo circunstancias difíciles e incluso traumáticas, gracias a sus cualidades mentales, afectivas, relacionales, cognitivas y conductuales resultado de los buenos tratos familiares y sociales.
• CONFIAR EN QUE LOS NIÑOS SON
CAPACES SI TIENEN UN BUEN CONTEXTO
• Estar presentes y tenerles en cuenta.
• Dedicarles tiempo exclusivo para la ESCUCHA
ACTIVA:
– Si tienes más de un hijo intenta buscar un espacio individual para cada uno (a pesar de que uno de tus hijos requiera más atención)
• DAR RESPONSABILIDADES: fomenta la autonomía: déjales tomar pequeñas decisiones, elegir entre diferentes opciones acordes a su edad, que vayan haciendo cosas solos…
• Facilitar el acceso a situaciones en las que pueda relacionarse con otros niños.
• Establecer límites y ser consistente con ellos. Los límites:
• Dan seguridad padres fuertes con las ideas claras.
• Les señalan el camino seguir.
• Dan información acerca de cómo funciona el mundo y las relaciones.
• NO COMPARES: ni para bien ni para mal.
• Valórale por ser ella/ él mismo.
• Cuidado con las ETIQUETAS: las etiquetas tanto positivas como negativas son perjudiciales:
• Negativas: identidad negativa, baja autoestima, desmotivación…
• Positivas: hiperexigencia, miedo, esclavo del rol del hijo bueno.
• Ante un mal
comportamiento:
JUZGA LA CONDUCTA Y NO AL NIÑO.
Ej: “Eres malo” por “Está mal que empujes a otros niños”
https://www.youtube.com/watch?v=Xw MWSUJKHYQ
https://www.youtube.com/watch?v=_qC8Dtq-BcA
• Déjale explorar: probar cosas nuevas, equivocarse. No le des las soluciones de manera inmediata porque lo que el niño entiende es que no crees que él sea capaz de hacerlo solo.
• Déjale y si fracasa, conecta emocionalmente, normalizándolo, y háblale de qué cosas se pueden hacer para mejorar.
Los padres han de mostrarse como personas que también fallan y se equivocan.
• Se sensible a sus progresos por pequeños que sean.
• Refuerza en positivo los procesos y no sólo el resultado final.
• Valora el ESFUERZO
• Ser estratégicos a la hora de hacer halagos:
• Céntrate en la conducta.
• No hagas transacciones con el afecto.
• No te referencies.
Es importante que el niño sepa exactamente qué te ha gustado y además así los halagos son más creíbles
• La sobreprotección es un reflejo de los miedos de los padres y no de los miedos de los niños.
• Cuida la expresión de tu miedo porque tu miedo asusta al niño y le transmite la idea de que el mundo es un lugar peligroso.
• Intenta mantener la calma y transmitir seguridad: eres su base segura.
• Busca apoyos para gestionar las situaciones difíciles.
• Padres preocupados niños inseguros.
• No le critiques delante de otros niños o de otros adultos significativos para él.
• Valida sus emociones con CONEXIÓN
EMOCIONAL:
“es normal que te cueste pero tenemos que intentarlo”
• En el desarrollo evolutivo normal de todos los niños aparece una etapa (entre los dos y los cuatro años de edad) que resulta especialmente agotadora para los padres.
• Aunque no existen fórmulas milagrosas y al final la paciencia siempre va a ser el ingrediente secreto.
• PADRES CANSADOS = POCA PACIENCIA
• Cuando el niño comienza a desplazarse y por tanto a ganar más autonomía, irá manifestándose su necesidad de mostrarse diferente, de diferenciarse de sus padres y el entorno.
• Apareciendo la conocida etapa del “no” y la necesidad de empezar a tomar pequeñas decisiones.
• Sin embargo, tropiezan con el inamovible hecho de que uno no puede hacer siempre lo que desea.
• En este momento, el niño es aún muy pequeño para manejar y comprender sus emociones, por lo que la forma más natural de gestión de la frustración es la rabietas (¡si en los adultos ya es difícil manejar la frustración intenta ponerte en el lugar de un niño pequeño!).
• Cada rabieta será una oportunidad para enseñar al niño a autorregularse.
• Es una etapa necesaria y positiva en el desarrollo del niño y que hay que verla como tal, conectando con lo positivo.
• Cuidado con que los momentos negativos inunden nuestra relación con él, o con llevarlo a lo personal: “lo haces para fastidiarme”
o Que los niños cooperen y hagan lo correcto.
o Que desarrollen de destrezas y capacidades para manejar situaciones exigentes, frustrantes y tormentas emocionales que puedan hacerles perder el control.
• Disciplina efectiva significa que estamos enseñando habilidades y alimentando, en el cerebro de los niños, las conexiones que les ayudarán a tomar mejores decisiones y a desenvolverse bien en el futuro.
• Los castigos y las reacciones punitivas suelen ser realmente contraproducentes, no sólo en lo referente a la construcción del cerebro, sino también cuando se trata de conseguir que los niños cooperen.
• Conectar: significa que le damos a nuestros hijos atención, que los respetamos lo suficiente para escucharles y que les transmitimos apoyo.
• Conexión no equivale a permisividad
• La conexión profunda empática debe combinarse con límites claros y firmes.
• Redirigir: tan pronto como hemos conectado con nuestro hijo y le hemos ayudado a tranquilizarse, para que pueda oírnos y entender, podemos orientarle hacia una conducta más apropiada y ayudarle a encontrar un comportamiento mejor.
• Lo primero de todo mantener la calma y el control.
• Acuérdate de que es la única forma que encuentra de expresar su frustración y malestar.
• Es importante mostrar con el ejemplo el propio autocontrol, manteniendo una actitud firme y segura.
• Una vez comenzada la rabieta, es importante mantener nuestra postura y no ceder ante sus exigencias.
• Si cedemos pasado un tiempo de rabieta puede aprender que esa es la forma de conseguir las cosas, y después será mucho más difícil que desaparezcan.
• Cuanto más larga sea la rabieta, más importante será no ceder.
• Al inicio, podemos intentar distraerlo con otra cosa. Pero si esto no es posible porque ya está inmerso en la rabieta:
o No le toques si no quiere, pero si el niño se deja, abrázalo suavemente para ayudar a la autorregulación. Si repele el contacto físico y te retira es mejor dejarlo tranquilo.
• Cuando el niño está muy enfadado no sirve intentar razonar (al igual pasa con los adultos), no le des discursos ni largas explicaciones cuando está emocionalmente desbordado.
• Es mejor hablarle con palabras simples, poniéndole nombre a sus sentimientos y aplaza la conversación educacional para cuando esté tranquilo:
Ej: “estás enfadado, cuando estés calmado hablamos”.
Rabietas
• Si la rabieta perdura, la mejor opción es dejar de prestarle atención y esperar a que termine de desahogarse.
• Deja que se calme solo, pero siempre permaneciendo en el mismo lugar que él, sin perderle de vista (a no ser que sintamos que estamos perdiendo el control sobre nosotros mismos y necesitemos salir un momento a tomar aire para después volver junto a él más tranquilos).
El mensaje que debemos trasmitir a un niño pequeño es que así no va a conseguir lo que quiere, pero que nosotros siempre vamos a estar ahí.
• Además de esto:
• Si estáis en un lugar público molestando a otras personas, es recomendable sacar al niño de la escena, llevarlo a un sitio más íntimo hasta que se le pase, sin violencia.
• No te avergüences del comportamiento de tu hijo ante una rabieta, vívelo con normalidad y te ayudará a no perder los nervios.
• Si hace algo peligroso o va a romper algo, retíraselo y ponlo fuera de su alcance sin decirle nada y sin alterarte demasiado. Si por su seguridad es necesario contenerlo físicamente, hazlo con firmeza y afecto.
• Cuando se vaya tranquilizando, no se le debe gritar ni castigar, sino darle seguridad, reforzándole que se haya tranquilizado. Cuando todo haya pasado y lo veamos oportuno, será el momento de explicarle lo inadecuado de su comportamiento.
• Por último, después de una rabieta no es recomendable mencionar el episodio con otras personas delante del niño para no etiquetarlo y no prestar atención al mal comportamiento.
• Los niños acaban por adquirir los roles que se les asignan.