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POLÍTICAS PÚBLICAS Y NATURALEZA: LA BÚSQUEDA DE UN KRATOS Y NATURA EN EQUILIBRIO

por José Manuel Aiza Burguete imágenes de Julia Shore

El contexto en el que vivimos demanda una idea de política que ponga a la naturaleza en el centro y entienda que el poder debe estar a su servicio para diseñar e implementar prácticas responsables con el medioambiente.

Es sabido que, desde sus orígenes, los seres humanos se han encontrado con diversos retos y problemáticas que los han llevado hacia el desarrollo de herramientas variadas, técnicas y tecnologías, así como de complejos modelos de organización social con el fin de sobrevivir. Los elementos sociales, políticos y económicos siempre han estado presentes. Sin duda cada revolución paradigmática humana, parafraseando a Kuhn, ha visto una modificación en alguno o en todos estos pilares. Sin embargo, pareciera que el ser humano, en su ambición desarrollista, olvida preguntas tan básicas y vitales como: ¿puede algo como la naturaleza subordinar nuestra conducta? ¿Estamos conscientes de la importancia de respetar nuestro entorno natural al momento de “desarrollarnos” como sociedad? ¿Qué hacen nuestros gobiernos y ciudadanos respecto del cuidado del planeta?

Para iniciar tomemos como ejemplo el concepto básico de la teoría económica, el principio de escasez. Lo escaso, desde su etimología latina excarpsus es aquello que resulta limitado, poco común, raro, de ahí su valor. Curiosamente se asocia a la ausencia, sin embargo, el objeto del concepto quiere denotar más bien insuficiencia.

Aunque Robert Malthus se preocupaba por el crecimiento desmedido de la raza humana y el conflicto de hambruna, al que llevaría este fenómeno contrastado con el crecimiento (menos acelerado) de los alimentos, hoy organizaciones y gobiernos se centran en generar ciclos de producción de tal manera que no deba sacrificarse la satisfacción de necesidades, sino optimizarse modificando el proceso lineal por uno cíclico.

A partir de esta premisa, la responsabilidad del poder y la implementación de políticas y programas deben conectar con la idea de un mundo con insuficiencia de recursos. Pensemos en el gran flujo mercantil actual, grandes corporaciones que cada vez tienen un mayor impacto social, económico y político, un planeta con una densidad de población impresionante de alrededor de ocho mil millones de habitantes con necesidades de consumo diverso, que a su vez producen una gran cantidad de desechos varios.

La actualidad demanda encaminarse a modalidades o estrategias de optimización de los recursos de producción, es decir, herramientas de política pública cuya lógica sea aprovechar los insumos de tal manera que pueda disminuirse el uso y extracción de recursos naturales y, por otro lado, generar una tendencia de reducción de residuos. En otras palabras, aprovechamiento.

Es más común escuchar hablar de iniciativas de sostenibilidad y/o desarrollo sostenible, sobre todo debido a que los antiguos modelos de producción en masa están siendo cuestionados y modificados por otros que permitan un resultado igual de eficaz, pero más eficiente. Incluso la ONU ha sentado un parámetro, en materia ambiental, para las diferentes naciones en sus ya conocidos 17 objetivos de Desarrollo Sostenible con miras hacia 2030. Lo anterior, consecuencia de un planeta que “sufre” anualmente de mayor desgaste por uso irracional de los recursos naturales.

La implementación de la economía circular y muchas prácticas y conceptos que la integran ya se han vuelto comunes entre nosotros, por ejemplo, el caso de las políticas y legislación sobre las “3R” (reducir, reciclar y reutilizar), la implementación de combustibles con una menor huella de carbono o la adopción (aún incipiente) de una cultura más ecológica preocupada por separar residuos, reparar antes de comprar y ampliar el tiempo de la vida útil de un producto, así como extender la obsolescencia programada.

Sin duda las acciones gubernamentales traducidas en certificaciones, materia de calidad y procesos apoyan creando modelos de empresas públicas y privadas más preocupadas por el medioambiente. Ejemplo de ello son los conocidos modelos de Empresas Socialmente Responsables y la sustitución de combustibles fósiles por energías limpias como el automóvil eléctrico.

Numerosos gobiernos locales y federales, así como renombradas empresas se suman año con año, ya sea por el desarrollo de tecnologías nuevas impulsadas para el ahorro, por las legislaciones en materia ambiental (cada vez más estrictas), por las certificaciones y los estándares como el renombrado ISO 14001 o por una obra de activismo ecológico. Casos específicos muestran que países como Finlandia, Dinamarca, Alemania, Noruega y Suecia son los más avanzados en la práctica de planteamientos de economía circular y sostenibilidad. En ellos participan tanto compañías multinacionales como regionales o locales. Algunas de las más conocidas son las 100 que integran a la Ellen MacArthur Foundation, donde destacan Danone, Apple, Philips, HP, Cisco, Rolls Royce, entre otras.

El camino es largo y nuestro país tiene mucho trabajo por realizar. Cifras del gobierno federal detallan que la generación de RSU (Residuos Sólidos Urbanos) ronda los 50 millones de toneladas al año, lo que significa que cada habitante en nuestro país genera cerca de 1.2 kilogramos al día, es decir, 400 kilogramos al año. Buenas políticas han sido implementadas, como el uso de materiales biodegradables, prohibición de ciertos plásticos (bolsas y popotes) y separación de residuos, sin embargo, no es suficiente.

La eficiencia y la eficacia industrial, política y administrativa deben ser repensadas, generando oportunidades de cambio sin afectar el consumo, sólo redireccionándolo. La directriz general será reutilizar y aprovechar lo existente, para dar certidumbre, seguridad y esperanza a todos los ciudadanos, entendiendo que el poder debe estar al servicio de la naturaleza y no al revés.

Julia Shore es una artista de bordado y textil que vive en California. Su obra busca traer una sensación de paz y calma a la vida, además de inspirar una conexión más profunda con la naturaleza y con nosotros mismos. www.naturalminimalism.com | Instagram @naturalminimalism

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