10 65 años de frases que vibran en el tiempo y señalan el futuro
14 La Medellín que recibió a EAFIT hace 65 años
20 El Bloque 3. El rumor de los vestigios
26 El futuro como
28 Tecnología, aprendizaje e innovación, tridente que atraviesa el futuro
32 Habitar el futuro
36 Nos habita la cultura
40 Urbam: 15 años imaginando el futuro desde los territorios vivos
42 Feliz cumple a la Universidad de los Niños
44 Todo lo que somos
46 La mirada hacia adelante
48 Un tinto imaginario y quince preguntas al futuro
52 Firmamos el futuro de nuestro propósito
54 65 voces del futuro que queremos y creamos
60 Jugar a la postal de los 100 años
62 Somos futuro gracias a ustedes, nuestros graduados
Hay historias que no se escriben en línea recta, sino en espiral: regresan sobre sus pasos no para repetirse, sino para tomar impulso. Así es la historia de EAFIT. Un devenir que honra su origen mientras se atreve, una y otra vez, a imaginar lo que aún no tiene nombre.
Hace 65 años, un grupo de visionarios firmó una decisión: que el conocimiento sería la fuerza capaz de transformar vidas y dibujar futuros posibles. Desde entonces, esa convicción ha sido brújula, motor y promesa. Hoy sigue viva, expandiéndose en cada aula, en cada conversación, en cada proyecto compartido.
Esta edición de Somos, titulada Somos Futuro, no es un álbum del pasado ni un inventario de logros. Es una bitácora viva. Una sinfonía de voces, imágenes, memorias y proyecciones. Es también una invitación: a mirar el presente con los ojos del asombro, a preguntarnos qué Universidad queremos seguir construyendo, y para quién.
Leer (ver) esta publicación es acercarse a la memoria, sentir el presente y hacer un ejercicio de proyección.
Tiene tres grandes rutas, y cada una se instala en un paisaje distinto de lo que somos como universidad.
Primero, el origen, ese punto inicial donde la imaginación fue más fuerte
que la certeza, y donde las decisiones fundacionales sembraron una visión de largo aliento.
Luego, la transformación, que no es solo cambio, sino voluntad de ser distintos para responder con integridad y audacia a cada época.
Y finalmente, la promesa, un espacio para edificar el horizonte. ¿Qué preguntas nos hacemos hoy?, ¿qué papel jugarán nuestros estudiantes, nuestros colaboradores, nuestros aliados? Esa mirada que se lanza hacia lo que vendrá como gesto de compromiso con las preguntas que aún no tienen respuesta.
Somos Futuro se puede explorar en una línea temporal. O no. También se puede viajar por bloques, por páginas, como quien se detiene en una exposición en la que algo le habla, lo mueve, lo detiene o lo jala. No hay una única forma de navegarlo, como tampoco existe un solo camino para ser eafitense.
Lo que queremos es que a partir de las próximas páginas te encuentres con tus propias preguntas. Porque esta es, también, una invitación a imaginar futuros posibles desde la educación, desde la curiosidad y la comunión de caminos. Hoy, como lo hemos sido siempre, somos futuro.
Claudia Restrepo Montoya Rectora Universidad EAFIT
Somos futuro
La visión de los pioneros
Nuestra Universidad nació de una decisión visionaria. Nuestros fundadores imaginaron una institución donde el conocimiento tuviera el poder de transformar vidas e incidir en el futuro. Su legado no es solo el acto de haber creado una universidad, sino el haber proyectado un horizonte. En los primeros contenidos de este Somos recordamos ese acto audaz que se convirtió en el faro de nuestra misión: inspirar vidas, crear conocimiento y transformar sociedad.
Somos futuro
Voz del porvenir
Cumplió este 2025 un siglo de vida, el 13 de abril. Y eso es un privilegio para los eafitenses, que contamos con la presencia de Jorge Iván Rodríguez en los pasillos, en las clases que recibe en Saberes de Vida y en la construcción del futuro de EAFIT.
Él, uno de nuestros fundadores, recibió el pasado 20 de junio el doctorado honoris causa en Administración de parte de la Escuela de Administración, nuestra escuela madre, que también está celebrando 65 años.
Retrato: Róbinson Henao
Al firmar el acta fundacional en 1960, un grupo de empresarios dio origen a EAFIT como escuela y, con ella, a su primera unidad académica: la Escuela de Administración. Por eso, en este 2025, ambas celebran 65 años de historia.
Desde entonces el espíritu de futuro ha sido un sello. Fue la primera en Colombia en ofrecer un pregrado en Administración, un MBA del país, y también un doctorado en esta disciplina. Hoy, conservando su raíz empresarial, la Escuela es un espacio vivo donde confluyen temas como la sostenibilidad, la analítica, la estrategia, la innovación y el liderazgo de impacto. Con más de 90 profesores de planta y 300 de cátedra, y una diversidad de saberes potente, sigue siendo semillero de liderazgos, laboratorio de ideas y punto de encuentro entre la empresa, el conocimiento y el país.
Celebrar sus 65 años es reconocer el valor de una decisión fundacional que sigue marcando el rumbo: administrar es imaginar futuros posibles y construir caminos para hacerlos realidad. Esperamos seguir siendo el espacio de muchos primeros, como In-sight, el centro de estudios e impacto de liderazgo.
Cristina Vélez Valencia, decana de la Escuela de Administración
Palabras y frases poderosas y visionarias han acompañado la historia de EAFIT en 65 años de trayectoria, dejando huellas que aún resuenan en el tiempo. A través de estas se narra una historia llena de legado, transformación y futuro compartido.
Las palabras, cuando las pronunciamos, siempre tienen un comienzo y un final, pero de todas quedan ecos que se resisten al olvido, que encuentran nuevas formas de persistir…
Un grito lanzando en una caverna, por ejemplo, podría rebotar cientos de veces antes de desaparecer; un cilindro de parafina preservado en la Biblioteca Británica conserva —casi intacta— una obra de Handel grabada en 1888; y todavía podemos indagar en los orígenes de nuestro Universo gracias a huellas sonoras de hace más de 7.000 millones de años. Es como si, de una u otra manera, el sonido se quedara flotando, esperando ser encontrado por oídos capaces de escuchar más allá del tiempo. Si midiéramos la historia de EAFIT en so-
nidos, por ejemplo, encontraríamos que, en estas seis décadas y media, han sido más de 2 mil millones de segundos de sonido continuo, millones de conversaciones en simultánea, o 341.64 terabytes de sonidos. Es decir, no importa si llevamos en esta Institución toda una vida o si hacemos parte de esta desde hace poco, todos hacemos parte de una sinfonía infinita de memorias que resuena y deja un eco para la posteridad.
Y basta con echar una mirada a los registros sonoros y audiovisuales de la Universidad para encontrar que hay algunos que se destacan porque son palabras inspiradoras, visionarias y llenas de futuro. Es como escuchar voces que, aunque nos hablan desde el ayer, nos señalan el mañana.
Jonathan Montoya Correa
Somos futuro
Entre los más de 30 medios locales y nacionales que hablaron de la creación de la Escuela de Administración y Finanzas (EAF),
en 1960, ese fue el titular con el periódico El Correo registró la noticia en su página central. Y no se equivocaba, porque en una ciudad de 700.000 habitantes en aquel entonces, y un creciente sector industrial en el que todavía no existía un programa de formación en administración y gerencia, eran palabras que evidenciaban que la llegada de la Universidad se anti-
cipaba a un momento histórico. Algo con lo que coincidió Luis Echavarría Villegas, uno de los fundadores de la Universidad y primer presidente de su Consejo Superior quien señaló, en este mismo diario, que la recién fundada escuela era el reflejo de un compromiso que tenía “la empresa privada y la industria con ayudar a la inmensa labor educativa que tenía el Estado”.
Ricardo Botero Mejía, rector de EAFIT (1971-1973)
Con la unión de esfuerzos con otras instituciones como Incolda, Andi, las universidades de Syracuse y Georgia (Estados Unidos) y la Fundación Whirlpool, la naciente EAF navegó con un solo programa de formación durante la mayor parte de la década, hasta que se enfrentó a un nuevo reto: la necesidad de diversificar sus campos de formación.
Las palabras de Ricardo Botero, sexto rector de la U, llegaron el mismo año en el que la Institución pasaba de ser una escuela para convertirse, de manera oficial, en una Universidad, abrazando otros campos del saber como las ingenierías de Sistemas, Civil, Procesos, Producción y la Geología.
Juan Rafael Cárdenas, uno de los fundadores de EAFIT.
Claudia Restrepo Montoya rectora de EAFIT desde 2021
Sucesos de apariencia relevante, encuentros discretos pero trascendentes y una que otra bagatela que se infiltró entre los hechos de impacto mediático, hicieron parte de la lista de acontecimientos del 4 de mayo de 1960, el mismo día en que un grupo de líderes empresariales se reunió para abrir las puertas de un futuro al que llamó Escuela de Administración y Finanzas.
Silvia Luz Gutiérrez Sánchez
Somos futuro
Medellín amanecía con cielos despejados y temperaturas suaves propias de un tiempo primaveral, los termómetros marcaban cerca de 16 grados al comenzar el día y no superarían los 23 a lo largo de la jornada. Las lluvias, presentes pero escasas, no alteraron el ritmo habitual de una ciudad que, en aquel entonces, albergaba poco más de 700.000 habitantes.
En las noticias del día, los consumidores de leche recibieron el anuncio de un incremento de 10 centavos por litro. Sin embargo, en los barrios y tiendas, el ajuste generó distintas reacciones: algunos comerciantes
limitaron las cantidades de venta, otros aplicaron precios por encima de lo autorizado y no faltaron quienes optaron por ofrecer su producto solo durante la mañana.
Mientras que esto ocurría, en el salón dorado del Club Unión se afinaban los últimos detalles para recibir a los asistentes de las conferencias de productividad organizadas por el Instituto Colombiano de Administración (Incolda). “Sabemos que estas conferencias constituyen el primer y más intenso esfuerzo desarrollado hasta ahora por la empresa privada del país, con el fin de estimular el aumento general de la
A las 3:00 de la tarde estaban cumpliendo con el itinerario los miembros de la delegación proveniente de Perú, para el estudio del tratado comercial con Colombia, quienes luego de visitar la Feria de Ganado, se desplazaron hasta las instalaciones de Fabricato. Finalizarían la jornada con un coctel en el salón Dorado del Club Unión.
En ese mismo instante, se encendieron los proyectores del Teatro Junín para el estreno de la película
La marca del cuervo, con Antonio Aguilar, “dos horas de suspenso y emoción, de intriga, de canciones, balas y romances”. Más tarde, en el mismo recinto, se presentó la compañía española de zarzuela y opereta Faustino García, con la obra Las leandras, para mayores de 21 años “por atrevida e ingeniosa. Deliciosamente pintoresca, pero no inmoral”, decía el anuncio.
La emisora La Voz de Medellín anunció, a través de la prensa, que el ganador del concurso de aficionados fue José Urrea, quien interpretó la canción Ruego, de Carlos Vieco, jurado del certamen. El vencedor recibió un cheque de
500 pesos y la promesa de actuar en programas de Radio Cadena Nacional. Otros ruegos que surtieron efecto fueron los de dos viudas de empleados de la empresa Solla, que notificó que les pagaría el seguro
de vida, pues sus maridos habían fallecido al servicio de la empresa.
Y un ruego que estaba a la espera del milagro, era el de un ciudadano miope que, luego de tomarse unas copas, olvidó en un taxi sus gafas “de diagnóstico color verde”.
Doña Luz Londoño abrió las puertas de su casa a un grupo de amigas del costurero para tomar el
té, quienes “pasaron una gratísima tarde departiendo cordialmente”.
En otra casa del sur de la ciudad conocida como Vizcaya, los esposos Germán Echavarría y Lucia Olarte, realizaron un festival, que incluía exhibición de orquídeas.
La entrada tendría un costo de 8 pesos y el dinero recaudado sería para el beneficio de la Cruz Roja.
La ciudad de Medellín también necesitaba recursos económicos para construir otra unidad en la central Guadalupe o una planta termoe-
Somos futuro
léctrica, con el fin de satisfacer las necesidades de los medellinenses del futuro. Se necesitaba mucho más que un festival benéfico: era necesario un empréstito con Estados Unidos. Para hablar de este tema, buscar soluciones a la emergencia de acueducto de la ciudad y estudiar el reajuste de tarifas de energía para los ciudadanos del presente, se citó a una junta con Empresas Públicas.
Para alumbrar las calles de Medellín, Empresas Públicas compró 100.000 bombillas de 100 y 120 voltios a la General Electric, que estarían debidamente marcadas para controlar el asedio de los maleantes; el valor del pedido fue de 178.000 pesos.
Y con la idea de iluminar el aeropuerto de Medellín en las noches, y adaptarlo a vuelos más allá de las 6:00 de la tarde, una comisión integrada por Gustavo Villegas Gutiérrez, gerente de Empresas Varias, y Jairo Duque Pérez, personero municipal, viajó a Bogotá para dialogar con la aeronáutica civil.
En los próximos días también viajarían, pero a España, los esposos Jenny Ocampo y Alberto Jaramillo, pues este último se integraría a la vida diplomática; por eso el 4 de mayo tuvieron una agenda bastante apretada que incluía, entre otras atenciones, el coctel programado por el Centro femenino a las 5:00 de la tarde y una cena ofrecida por Peter Santamaría y señora. Don Peter podría atender este compromiso luego de una importante cita en la ANDI.
Siendo las 4:30 de la tarde y provenientes de diferentes lugares de Medellín, llegaron al séptimo piso del edificio Grancolombia, a las oficinas de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), los señores Hernán Echavarría Olózaga, Juan Gonzalo Restrepo, Rodrigo Uribe Echavarría, Alberto Vásquez Lialinde, Jesús María Mora, Alejandro Uribe, José Gutiérrez Gómez, Luis Echavarría Villegas, Peter Santamaría, Rodrigo Uribe Echavarría, Luis Fernando Echavarría, Diego Tobón Arbeláez, Horacio Ramírez, Jorge Posada, Luis Fernando Cano, Jorge Iván Rodríguez, Juan Rafael Cárdenas, Ernesto Satizábal, Gabriel Ángel y Elkin Echavarría, quienes “actuando en sus propios nombres” procedieron a crear la Escuela de Administración y Finanzas, con do-
micilio en la ciudad de Medellín, que comenzaría a funcionar tan pronto como obtuviera el reconocimiento de personería jurídica.
Ese día, luego de concluir la última de las firmas que cierran las seis páginas de los estatutos de la fundación de la Escuela de Administración y Finanzas, más adelante EAFIT, se abriría la puerta de un futuro que lleva recorrido 65 años. Este hecho se sumaría a los acontecimientos que, con o sin trascendencia, fueron las fichas del rompecabezas que conformaron el 4 de mayo de 1960.
Somos futuro
ese campus elemental con un cauce ya sepultado, buscando el río. Más allá de la quebrada, en dirección al norte, donde hoy están la Plazoleta del Estudiante y la Biblioteca, todo se detiene. El campus se desarrollaba hacia el sur.
Hay, no obstante, una estructura permanente en esas fotos, cualquiera la época: el “Bloque tres”. Siempre está. Alrededor suyo lo demás se extiende y, conforme otros edificios aparecen, va cobrando centralidad. Así que vale preguntarse: ¿para qué estaba allí?
Aunque en seis décadas ha tenido muchos usos, desde aulas de clase hasta oficinas administrativas, su vocación inicial fue la de residencia estudiantil. Sin duda una rareza en el ámbito universitario colombiano y por eso identificarla como una intención de EAFIT es curioso. Pero parte de ese hacerse a la imagen y semejanza del modelo estadounidense planteaba viviendas para estudiantes.
También se conservan fotos sobre ello. Fueron tomadas por Gabriel Carvajal, un fotógrafo que tra-
bajaba a sueldo, y muy fácilmente se deduce que hizo puestas en escena destinadas a la promoción institucional. Son imágenes en las que los estudiantes posan en espacios limpios y organizados con escritorios bien dispuestos, camas bien tendidas, repisas para libros alineados, armarios bien cerrados, radios y tocadiscos, y algunos adornos de aire juvenil en las paredes. Pero con todo y lo prefabricado de esas tomas, es posible imaginarse lo vibrante que pudo ser ese edificio de seis módulos habitado por jóvenes que, seguro, eran bullosos y desordenados cuando no había fotógrafo.
Esta es una de las imágenes del render de la transformación que se adelanta actualmente en el bloque tres.
Y vale también divagar con cómo pudo ser una noche o una mañana en ese “Bloque tres” antes de que al campus finalmente se lo tragara lo urbano. Disponerse a eso produce una pequeña nostalgia.
El “Bloque tres” es el vestigio que quedó de una época pasada. Durante los últimos años se mezclaron en él lo contemporáneo y lo antiguo: computadores portátiles, televisores de pantalla plana, e internet, con muros de ladrillo común y baldosas de losa amarilla con sesenta y tantos
años encima. La modernización arquitectónica de la Universidad hizo que su estilo esencial empezara a lucir anacrónico, pero al mismo tiempo eso le dio personalidad. Por eso era fácilmente identificable y una marca geográfica espontánea: “Al lado del tres”, “al frente del tres”, “detrás del tres”. Su posición central nunca varió; el campus a partir de la década del noventa finalmente se desarrolló de manera simétrica y cuando se sumaron la ceiba y el edificio de la Rectoría, esa suerte de punto de referencia interna se reafirmó como lugar.
Ahora bien, a pesar de esa permanencia sin interrupción, al “Bloque tres” le llegó una nueva hora. No por feo, como alguien dijo. Ni por viejo, como también se ha especu-
lado. Aunque en eso último sí hay algo de razón: cuando lo construyeron, ciertas normas de seguridad en el trabajo pertenecían al género de la ciencia ficción, e intentar acoplarlas hoy a la estructura de seis décadas se parece un poco a encajar un cuadrado en un círculo.
La explicación real, sin embargo, se relaciona con el plan maestro de la Universidad y la vocación de crear espacios para enseñar y para aprender que no necesariamente sean aulas de clase, o al menos no salones en su concepción ortodoxa. Todo esto acompañado, además, de la idea de rescatar a La Volcana como un activo del campus. En otro tiempo, bajo otros paradigmas, fue un obstáculo y por eso se cubrió.
Pero la imagen del cauce completamente abierto se materializará en un futuro próximo, y uno de los primeros pasos ocurrirá en la nueva versión del “Bloque tres”.
Esencialmente se va a desmantelar. Es decir, permanecerá únicamente su estructura, o parte de ella, y también algunos muros, pero no todos, y ciertas zonas del piso, aunque tratadas de manera diferente. El edificio completo se reformulará para que sobre él, y en él, crezca y se acople vegetación. El suelo será permeable y habrá un primer gesto de integración con la quebrada. Un río no es solo el agua que corre, sino los diez o quince o veinte metros de su ribera, así que La Volcana y el nuevo lugar que surgirá en reemplazo del “Bloque
Somos futuro
Origen es el título del proyecto de transformación del bloque tres.
tres”, estarán integrados paisajística y funcionalmente. En conjunto habrá espacios tipo ágora, un salón multipropósito, zonas de estudio, senderos… explicarlo es complejo, y el lenguaje no arquitectónico se empieza a quedar corto, así que para eso están los render. Y aunque esas imágenes se vean mejores que la vida y todo en ellas luzca tan atractivamente irreal, es posible apreciar que en efecto el proyecto se la juega por la decisión de revitalizar la relación que el campus tiene con el terreno sobre el cual se asienta, y con ello cambiar paradigmas sobre cómo debe verse una universidad.
Me permitiré, para cerrar, una nota personal. Fui uno de los últimos
habitantes del “Bloque tres”. Allá llegué con las ansiedades y las dudas y las timideces de todo primer día. Semanas después empecé el proceso para publicar un libro cuyo título de trabajo era El rumor de los vestigios. Trataba, o trata, sobre filosofía de la ciencia y teorías del conocimiento y la investigación, y entre varios temas plantea que las ideas del presente –de cualquier presente– albergan dentro de sí a otras que las precedieron en el tiempo. Existe un rumor que permanece y que es el último sonido del concepto original; un eco que es un vestigio.
El libro tomó forma en las oficinas de nuestra Editorial que desde hacía varios años estaban en el “Bloque tres”; entre esas clásicas paredes de ladrillo a la vista que fueron tan comunes, y las baldosas amarillas, algunas ya agrietadas de tantos pasos encima. Meses después publicamos el libro del que hablo, aunque con un título diferente para evitar confusiones con otro que resultaba más o menos similar. Pero la poética de ese nombre me quedó gustando, así como la idea de los ecos del pasado que siguen viajando de manera infinita y se manifiestan de nuevo. Todo eso me induce a pensar en las reverberaciones que deja el “Bloque tres”; en esos rumores inmateriales que acompañarán al lugar que se alzará sobre los vestigios materiales de las antiguas residencias estudiantiles.
Somos
Somos futuro
El futuro como transformación
Somos un espacio de ideas y proyectos que está en constante evolución. Cada día, en cada acción, imaginamos y construimos el futuro que nos proponemos. Así hemos transitado momentos y tomado decisiones que han ampliado nuestros horizontes, reinventado el aprendizaje, nos han conectado con el territorio y acercado a la tecnología para descubrir nuevas formas estar en la sociedad.
INNOVACIÓN,
INNOVACIÓN,
Cuando todos hablaban de IA, EAFIT estaba construyendo su laboratorio con Microsoft para resolver el verdadero desafío:
No seguir la corriente, crearla El profesor Juan Guillermo también rememora que desde finales de la década de 1980 se comenzó a hablar en EAFIT de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el ámbito educativo, y cómo esos desarrollos evolucionaron a un proyecto como el Centro para la Excelencia en el Aprendizaje -EXA (antes Proyecto 50), y cómo en la pandemia el trabajo de EXA fue la base para que, desde EAFIT, se ofreciera soporte para otras universidades en el uso apropiado de la tecnología.
Después, en la línea de tiempo, aparece el año 2012, cuando comenzó a operar el supercomputador Apolo, donado a EAFIT por Purdue University (Estados Unidos). Desde entonces esta máquina del tiempo ha sido un aliado
en proyectos de investigación, internos y externos, que requieren el análisis de datos y simulaciones que en equipos convencionales tardarían decenas o cientos de años, pero que Apolo logra hacerlas en tiempos abismalmente menores.
De las primeras máquinas que llegaron, antes de Apolo, se conservan fotografías en blanco y negro. Era un buen tiempo el que llevaba cargar el rollo fotográfico en la cámara, salir a tomar las fotografías, ir al laboratorio a revelar y luego hacer las copias respectivas. Hoy entre tomar una fotografía en el celular y mirarla pasan segundos, además que existen herramientas no solo para intervenir las imágenes, sino para crearlas a partir de prompts. ¿Es familiar la palabra prompt? Habla de
inteligencia artificial (IA), una herramienta que la Universidad conoce y trabaja desde el siglo pasado. Porque en esa línea, en una época más reciente y acorde con la dinámica de futuro, la Institución le dio vida en el año 2022 a Nodo, centro de formación que desarrolla capacidades en personas y organizaciones para atender las oportunidades y desafíos relacionados con la tecnología.
La creación de Nodo, expresa José Alejandro Betancur Álvarez, su director, está en sintonía con la decisión que se vislumbró en EAFIT desde mediados de los 70 de no seguir la corriente tecnológica, sino crearla. “El cambio real nunca es incremental. Por eso la Universidad no se conformó con actualizar equipos cada cierto tiempo. Apostó por lo extraordinario: un centro de supercomputa-
ción que procesa en segundos lo que tomaría años resolver manualmente.
Y cuando todos hablaban de IA, ya estaba construyendo su laboratorio en colaboración con Microsoft. No para presumir de tecnología puntera, sino para resolver el verdadero desafío: democratizar el acceso a estas herramientas”, reflexiona.
Desde la perspectiva de José Alejandro, la relación con la IA también pasa por el beneficio que ofrece al aprendizaje en varios niveles: personalización del aprendizaje; aceleración del feedback y aprendizaje basado en errores; e hipereducación y educación inmersiva, entendiendo el concepto de hipereducación como la forma en la que la IA facilita nuevas formas de enseñanza combinando experiencias físicas y virtuales, y usando
simulaciones, realidades aumentadas y laboratorios inteligentes.
Es así como la conversación que EAFIT ha entablado con la tecnología trasciende a múltiples espacios físicos y virtuales. Porque en la Universidad la tecnología no solo es una herramienta. Ernesto Garnica Barraza, director de Tecnologías de la Información de la Universidad, explica que apoya procesos; hace parte del corazón del Proyecto Educativo Institucional y, alrededor de esta, se ha adoptado una transformación digital que abarca diferentes frentes como la infraestructura tecnológica, la experiencia de usuario, la analítica de datos, la habilitación de nuevos negocios, entre otros.
Esta herramienta también es crucial como habilitadora en la creación de
trayectorias educativas flexibles y personalizadas; en la consolidación del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, y en la mejora de la eficacia y la sostenibilidad de los procesos administrativos.
Así lo considera Ernesto, quien en un ejercicio de proyección concluye que “en el futuro la Universidad deberá fortalecer y expandir su relación con la tecnología para seguir siendo una institución ágil, conectada y consciente, especialmente centrada en las personas; orientada a la generación de valor para la sociedad; en conexión con la ética y el uso responsable de sus herramientas; y favoreciendo la colaboración con empresas, con el sector público, con los emprendedores, con las redes académicas y los ecosistemas de ciencia, tecnología e innovación”.
tipo y EAFIT juega en ese sentido un rol importante como bisagra”.
Patricia cree en la vida que ebulle del campus y que tiene su corazón el equipo trabaja para que cada usuario tenga una experiencia me-
este momento: 1494 y 1506, textos originales, incunables además, El El diálogo como
El tejido vivo que es la cultura en EAFIT pone su atención, ade-
Urbam: 15 años imaginando el futuro desde los territorios vivos
Hace 15 años, con la creación del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales - Urbam, EAFIT decidió llevar la Universidad a las calles. No para dictar clases, sino para impulsar procesos de transformación urbana sostenibles que impactaran de forma positiva la vida de las personas.
La visión con la que nació Urbam sigue hoy vigente. Hasta la fecha, se han ejecutado 42 proyectos de consultoría de incidencia en territorios tanto locales como internacionales (Bolivia, Panamá, Jamaica y Costa Rica), y han congregado más de 10.000 asistentes en 180 mesas de trabajo. Todas estas iniciativas alineadas con la idea bajo la cual surgió el Centro: “Integrar las dimensiones del urbanismo, del ambiente y los procesos sociales en un ecosistema diná-
Kelly Manosalva Fajardo
mico de aprendizaje, investigación y acción”, como lo recuerda Alejandro Echeverri Restrepo, cofundador y exdirector de Urbam.
Las raíces de Urbam se han nutrido con una perspectiva que reconoce la importancia de integrar a las personas
con su territorio. En ese sentido, ha enfocado sus esfuerzos en formar profesionales capaces de aportar a una transformación sostenible. Hoy ya son 134 graduados de la maestría en Procesos Urbanos y Ambientales, y próximamente se espera la primera cohorte del pregrado en Diseño Urbano, único en
Colombia. “Hemos hecho un trabajo en doble vía, en el que llevamos lo que aprendemos en los territorios a las aulas y, desde allí, pensamos cómo enriquecer los procesos territoriales”, asegura Natalia Castaño Cárdenas, directora de Urbam.
El futuro imaginado hace 15 años hoy cobra vida. Urbam sigue avanzando con una visión de largo plazo que busca integrar los avances científicos en materia de datos, con el propósito de seguir incidiendo en la planificación territorial, el cambio climático y la calidad de vida. Así, el Centro reafirma su compromiso con los territorios vivos y con un urbanismo que transforma desde el conocimiento y la acción.
a la Universidad de los Niños, 20 años inspirando ciencia
En este 2025 la Universidad de los Niños celebra 20 años de historia. A propósito de este aniversario, como exparticipante y apasionada por la ciencia, quiero contar en este texto cómo inicié allí un recorrido por los juegos y la pregunta que me ha convertido en investigadora. Gracias por sembrar en mi la curiosidad y el aprendizaje.
Juliana Lalinde Velásquez
Somos futuro
Los viernes siempre fueron mis días favoritos en el colegio. No solo porque llegaba el fin de semana sino porque, una vez al mes durante unos cinco o seis años, era el día en el que tenía permiso para usar jean, una camisa colorida y, mientras mis amigas estaban en clases, pasar la mayoría del día yendo a la Universidad.
No iba a ver clases o presentar parciales, iba a jugar, hacer actividades y, sobre todo, a responder preguntas. Entre los círculos de juegos que organizaban en la plazoleta del bloque 38, los talleres que realizábamos en salones que se sentían tan adultos y los cierres en auditorios, recorrimos tantas veces los corredores de EAFIT que empezó a sentirse como nuestra propia universidad, una Universidad de los Niños.
Fue natural entonces que, después de tantos años de aprender la importancia de preguntarnos por las cosas que nos rodean, mi camino conti-
En un mundo en el que las preocupaciones y dudas de los niños se descartan por ser inmaduras, la Universidad de los Niños me puso al mismo nivel de estudiantes universitarios e investigadores.
nuara en EAFIT, ahora sí con clases y parciales, estudiando dos pregrados que me retaron académicamente y me recordaron todos los días lo que la ciencia puede hacer por la sociedad.
En un mundo en el que las preocupaciones y dudas de los niños se descartan por ser inmaduras, la Universidad de los Niños me puso al mismo nivel de estudiantes universitarios (nuestros talleristas) e investigadores, quienes me hicieron sentir que mis opiniones y aportes eran tan válidos como los suyos. Esto es lo que ahora, más de quince años después de mi primer Encuentro con la Pregunta, recuerdo y me motiva a seguirme formando (ahora apuntando a un doctorado) para comprender e impactar el mundo que me rodea.
Después de todo, ahora soy yo la investigadora y me paso mis días respondiendo preguntas, igual a como lo hice en todos esos viernes de colegio en los que iba a la universidad.
Todo lo que somos
Víctor Muñoz y Valeria Mejía Echeverría
Somos lo vivido. Somos, también, un pedazo de La historia. Somos los lugares que habitamos y que nos habitan. Somos las personas con quienes nos cruzamos. Somos, como en esta colección de imágenes, presente y futuro a la vez. Somos semilla, somos acción, somos conexión, somos una construcción incesante.
Te invitamos a visitar las muestras expositivas a propósito de los 65 años de EAFIT, en el bloque 18 de la Universidad. Somos futuro
La mirada hacia adelante
El futuro no se espera, se crea. Es una construcción que nace a partir de la curiosidad, de las preguntas. ¿Qué preguntas nos hacemos hoy?, ¿qué compromisos firmamos?, ¿cuál papel juegan los estudiantes y los graduados? Todo esto nos habla de una Universidad que no le teme al cambio, porque su vocación es anticiparlo.
Quince preguntas al futuro
¿Qué nuevos aprendizajes debemos fomentar para seguir siendo relevantes?
En un mundo de transformación acelerada, los conocimientos tradicionales deben complementarse con habilidades de pensamiento crítico, ético, digital, planetario y relacional.
¿Cómo podemos educar a seres humanos que no teman al cambio, sino que lo abracen como parte de su identidad?
Las próximas décadas pertenecerán a quienes vean en la transformación no una amenaza, sino un campo fértil para sembrar sentido y propósito.
1no 3res 4atro
¿Cómo preparar a los estudiantes para trabajos que todavía no han sido inventados?
El futuro exigirá no solo competencias técnicas, sino flexibilidad mental, creatividad, y una inagotable capacidad de aprender, reaprender durante toda la vida y hacer preguntas.
2os
¿Qué de nuevo debemos incorporar para preparar líderes capaces de regenerar ecosistemas y sanar territorios?
El porvenir demandará no solo innovación tecnológica, sino también una visión restaurativa que reconozca la naturaleza como aliada y no como recurso.
¿Cómo podemos contribuir a gestionar la memoria colectiva en un mundo en el que casi todo puede ser editado o moldeado?
Proteger la verdad, los saberes ancestrales y la memoria cultural será un acto esencial de resistencia y humanidad.
5inco 6eis 7iete
¿Qué deberemos preservar y qué deberemos dejar morir para mirar al futuro con franqueza?
Avanzar implica honrar la memoria sin aferrarse a moldes caducos; exige discernir con sabiduría qué merece ser legado y qué debe ser transformado.
¿Qué significa ser relevantes no solo en términos de aprendizaje, sino también históricos?
Una universidad verdaderamente trascendente no solo enseña para el presente: siembra ideas que, silenciosamente, tallan el porvenir.
¿Cómo enseñaremos la empatía para que el contacto humano no se vuelva un lujo?
Procurando que, aunque estemos rodeados de tecnología, atesoremos nuestra capacidad de sentir con otros, que será la última fortaleza de las civilizaciones humanas.
¿En qué nuevas humanidades debemos pensar para entender mundos mediados por el algoritmo, la biotecnología y las realidades inmersivas?
Replantear nuestras preguntas fundamentales —sobre el ser, el tiempo, la belleza y el bien— será ineludible en territorios aún inexplorados.
8cho 10iez 11nce
¿Qué nuevas formas de comunidad y aprendizaje surgirán en un mundo hiperconectado y, a la vez, paradójicamente solitario?
El desafío será construir comunidades híbridas —presenciales, virtuales y emocionales— capaces de sostener vínculos genuinos y resilientes.
9ueve
¿Cómo seguir combinando el rigor del conocimiento con la creatividad de la imaginación?
Resolver los desafíos inéditos del futuro exigirá tanto la hondura del método como la valentía del pensamiento divergente.
12oce
¿Qué formas de conocimiento serán necesarias cuando la frontera entre lo real y lo virtual se vuelva casi indistinguible?
Formar seres capaces no solo de navegar simulaciones, sino de discernir lo auténtico y construir sentido en realidades múltiples será vital.
¿Qué reflexiones debemos hacer alrededor de la noción de “campus” en una época en la que el aprendizaje es ubicuo, aumentado y nómada?
La universidad deberá ser red, constelación, umbral abierto: más hogar de búsquedas que edificio de certezas.
¿Qué más debemos mirar para no solo formar ciudadanos que resuelvan problemas, sino que sean capaces de formular los problemas correctos? En un mundo saturado de soluciones instantáneas, la sabiduría residirá en la pregunta profunda que precede toda verdadera transformación.
15
¡Esta pregunta la planteas tú!
Desde que esta conversación inició, siempre has tenido una silla dispuesta para entrar al diálogo.
Firmamos el futuro de nuestro propósito
Hace 65 años, un grupo de soñadores firmó el acta que dio vida a nuestra Universidad, convencidos de que el futuro no se espera, se crea. Hoy renovamos ese gesto fundacional, sabiendo que aprender no es solo pensar: es vivir, experimentar y compartir. Hoy, otros eafitenses volvemos a firmar esa acta como un ejercicio de imaginación activa, como un compromiso con nuestra impronta de construir nuevos caminos.
65
voces del futuro que queremos y creamos
El futuro que quiero construir es.....
En el aniversario número 65 de EAFIT, 65 estudiantes comparten lo que significa para ellos construir futuro. Sus frases, diversas y poderosas, son un reflejo de los sueños, valores y propósitos que guían a una generación decidida a transformar su entorno. Porque en cada visión hay una chispa de lo que vendrá. Porque el futuro se intenciona.
Noveno
El futuro que quiero construir articula la formación ética y el bienestar colectivo.
Maestría en Mercadeo
rodeada de propósito, crecimiento y personas que sumen a mi vida.
El tu fu ro que quie
El futuro que quiero construir es uno en el que cada decisión de compra refleje un compromiso con el bienestar colectivo y el futuro del planeta. semestre Segundo
El futuro que quiero construir es uno donde la comunicación sea un puente para transformar, inspirar y sanar. semestre Quinto transparencia brillan.
empresas no solo ganen, sino que también inspiren, transformen y dejen huella positiva en la sociedad.
El futuro que quiero construir está guiado por la empatía, la innovación y el poder del diseño como motor de cambio. semestre
El futuro que quiero construir está lleno de oportunidades y sueños para todo el mundo. semestre Sexto
Laura Melissa Zapata
2.
6.
Yessica María Osorio Ospina
5.
Maestría en ciencias de la administración
semestre Primer
El futuro que quiero construir es exitoso, lleno de logros personales y profesionales que reflejen el esfuerzo y la constancia que me caracteriza.
semestre Primer
El futuro que quiero construir es de abundancia.
semestre Primer
El futuro que quiero construir es placentero, lleno de momentos de tranquilidad, satisfacción personal y alegría, en el que pueda disfrutar lo que hago y compartir mi camino con quienes amo.
semestre Primer
El futuro que quiero construir es exitoso, basado en la disciplina diaria, el compromiso con mis metas y la perseverancia.
Derecho
semestre Tercer
Derecho
semestre Primer
El futuro que quiero construir es con mucha felicidad. 13.
Nicolás Sarmiento Martínez
semestre Octavo
El futuro que quiero construir es uno donde dejo de encajar en lo que existe y empiezo a crear lo que sueño. 15.
Mercadeo
semestre Tercer
El futuro que quiero construir es paz.
Derecho Publico
semestre Segundo
El futuro que quiero construir es positivo.
El futuro que quiero construir es exitoso, no solo en lo profesional, sino también en lo personal, rodeado de bienestar y amor.
semestre Tercer
El futuro que quiero construir se fundamenta en la felicidad y el bienestar genuino.
16.
semestre Tercer
semestre Séptimo
cons ir tr u ro
El futuro que quiero construir es exitoso, sólido y con propósito.
El futuro que quiero construir es de asombro, en el que todos los días avancemos y logremos más por la humanidad, en el que no paremos de soñar y sintamos que todo es posible.
semestre Séptimo
El futuro que quiero construir es resolutivo.
semestre Segundo
El futuro que quiero construir es grandioso
semestre
El futuro que quiero construir es amor: un lugar donde todas las personas puedan ser auténticas, sentirse vivas y vivir con alegría.
semestre Sexto
El futuro que quiero construir es próspero, uno que esté lleno de oportunidades.
semestre
El futuro que quiero construir es transformador: es un futuro que me permite ejercer como abogada mientras impacto la sociedad de manera positiva y sigo creciendo como persona y profesional al cumplir mis metas y sueños.
El futuro que quiero construir es uno que sea un lugar más seguro, próspero y con oportunidades para mí y mi familia.
on c s tr u ir
Moisés Vergara Ingeniería en Sistemas
semestre Cuarto
El futuro que quiero construir es seguro, estable y lleno de certezas.
semestre Cuarto
El futuro que quiero construir es uno en el que pueda aportar soluciones reales a los problemas de mi entorno, usando el conocimiento y la creatividad para generar impacto positivo.
El futuro que quiero construir es uno que permita que el bienestar de los colombianos mejore.
Nathaly Constanza Díaz Comunicación Social
semestre Quinto
El futuro que quiero construir es un lugar donde pueda vivir cada día como si fuera primavera.
El futuro que quiero construir es de oportunidades para todos, en lo laboral y en lo educativo. Uno en el que podamos vivir con tranquilidad y paz.
El futuro que quiero construir es uno donde pueda ser parte de una generación de líderes que impulsen la innovación, la sostenibilidad y el bienestar colectivo. semestre Segundo
El futuro que quiero construir es uno donde gracias a los conocimientos que adquirí durante mi carrera pueda crear una empresa familiar. semestre Sexto
34.
semestre Séptimo
El futuro que quiero construir es uno en el que el acceso a la educación sea la regla general, prime la empatía y todos nos tratemos como iguales sin excepción alguna.
María Fernanda Plata Negocios Internacionales
semestre Tercer 32.
Jerónimo Salazar Aguirre
semestre Sexrto
Alejandra Metaute Administración
Luis Alejandro Cárdenas Ingeniería Civil
semestre Cuarto
30.
El futuro me inspira ....
Isabela Quintero Fernández
semestre Sexto
El futuro me inspira a transformar mis ideas en impacto, a crecer desde lo que me apasiona y a creer que, con amor y disciplina, los sueños se cumplen.
semestre Cuarto
semestre Cuarto 41.
Negocios Internacionales a luchar por mis sueños para hacerlos realidad.
El futuro me inspira a expandir mis horizontes y conocer nuevas formas que puedan servir como inspiración para hacer de Colombia un lugar cada vez mejor.
mejor cada día y a retarme
semestre Quinto
El futuro me inspira a crear y soñar.
Isabella Uran Agudelo
semestre Séptimo
El futuro me inspira por que es el lugar donde mis sueños más ambiciosos serán una realidad.
semestre Primer 37.
semestre Sexto
El futuro me inspira a dejar mi propia huella.
semestre Sexto
El futuro me inspira a estudiar.
El futuro me inspira a consolidar visiones empresariales que fortalezcan el crecimiento del sector musical y cultural a través de la innovación y la gerencia estratégica.
semestre Séptimo
M e ins p i ra
El futuro me inspira a trabajar y luchar por mis sueños.
Mariana Díez Velásquez
Finanzas
Isaac Bedoya Finanzas
David Santiago Cardona
semestre Noveno
semestre Quinto
semestre Tercer
El futuro me inspira a ser mejor persona.
50.
r o El
semestre Sexto
El futuro me inspira a crecer y ser mi mejor versión.
semestre Primer
El futuro me inspira a mejorar las cosas a mi alrededor y a mi misma.
El futuro me inspira a aprender cosas nuevas cada día.
semestre Séptimo
El futuro me inspira a sanar.
semestre Tercer
fu tu
El futuro me inspira a crecer y crear nuevas posibilidades para mí y otras personas.
semestre Sexto
El futuro me inspira a pensar en soluciones.
semestre Quinto
El futuro me inspira a cuidar a quienes amo.
52.
semestre Primer
El futuro me inspira a crear e innovar.
semestre Segundo
El futuro me inspira a crecer personal y profesionalmente.
semestre Segundo
El futuro me inspira a soñar.
Mercadeo
Mercadeo
semestre Segundo
El futuro me inspira a alcanzar el éxito con determinación y propósito.
semestre Segundo
El futuro me inspira a crear, soñar e inspirar.
m e in s pi
59.
Antonia Arango Durango Biología
semestre Noveno
El futuro me inspira mediación, pausas en la mirada; un pacto sensible, hospitalario y bello.
Maestría en Comunicación es uno profundamente humano por la tecnología, siga siendo guiado por la empatía.
Alejandra Fernández Vélez Mercadeo
semestre Quinto
El futuro me inspira a ser parte de una generación que deje huella en el mundo.
El futuro me inspira a ser, a crear, a existir a través de los otros, de mi misma, del mundo.
semestre Quinto 63.
María del Pilar Vargas Comunicación social
El futuro me inspira a seguir haciendo lo que amo, a vivir con gratitud cada experiencia y aprovechando cada oportunidad que se me presenta.
semestre Tercer
El futuro me inspira a experimentar y vivir plenamente.
El futuro me inspira a crear con pasión, comunicar con propósito y transformar realidades con cada palabra. semestre Quinto 61.
Melissa Muñoz Guzmán Comunicación social
65.
Miguel Espinal Valencia Economía
semestre Séptimo
El futuro me inspira a creer en la conectividad que acerca territorios, en la creación de oportunidades y en las innovaciones asequibles.
PROMPT: Hyperrealistic futuristic university campus, seamless integration of advanced technology and nature, vertical gardens on modern buildings, AI-powered solar trees with organic design, autonomous delivery drones flying overhead, students interacting with holographic displays, open-air classrooms under futuristic structures, smart benches with integrated digital screens, eco-friendly tropical architecture, cinematic lighting, ultra-detailed, photorealism, wide-angle view
Jugar a la postal de los 100 años
Camilo Díaz González, José Alejandro Betancur Álvarez y ChaGPT
¿Y si pudiéramos ver el futuro? Nos dio curiosidad y quisimos “jugar” a ver cómo será EAFIT en el año 2060, cuando cumpla un siglo. Usamos inteligencia artificial para crear, con prompts, una imagen artificial. Puede ser bizarra y tener errores porque no es un render ni un negativo, es una invitación a que sigamos imaginando y creando la Universidad que nos soñamos.