AÑO 1, NÚMERO 1, SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2 0 1 6
Rector Dr. Salvador Corrales Ayala Vicerrector Lic. Salvador Alejandro Corrales Ayala Director Académico Mtro. Jorge Esteban Salinas Miller
Director Centro de Investigación y Diseño Curricular Director Editorial Dr. Ricardo Jesús Balcázar Garcilazo
Diseño Editorial Karina Rivera Fotografía Rafael Corrales Murillo
Editor en Jefe Lic. Salvador Alejandro Corrales Ayala
Banco de imágenes Shutterstock
Coordinadores Editoriales Lic. Sheila Sara Zetina Serrato Lic. Orlando Olguín Copca
Diseño Web Francisco Javier Rojo
Asesoría Editorial Juan Antonio Perujo Directora de Relaciones Públicas Ariadne Salomón Guzmán Director de Arte Iván Fuentes
Community Manager Lic. Sheila Sara Zetina Serrato Lic. Orlando Olguín Copca Colaboradores Dr. Ricardo Jesús Balcázar Garcilazo Lic. Dulce Rebeca Cañón Reyes Mtra. Georgina Cortés Cabrera Mtro. René Chargoy Guajardo Lic. Alberto Fernández de Lara Dr. Jorge Alberto Hidalgo Toledo Lic. Orlando Olguín Copca Lic. Norma Angélica Silva Gómez Dra. Leticia Vivian Romeu Lic. Sheila Sara Zetina Serrato
Revista Trasluz (Año 1, No. 1, septiembre -diciembre de 2016) aparece cada cuatrimestre publicada por el Centro de Investigación de la Universidad de la Comunicación. Oficina: Zacatecas N.120, Col. Roma Norte, C.P. 06700, Delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México. Tel. 52652220. Impresión: Alsa Publicidad. Isabel la Católica 341—B Col. Obrera.C.P. 06800 Delegación Cuauhtémoc,Ciudad de México. Tel. 57415904. Certificado de reserva de derechos al uso exclusivo 04-2016-080319290500-102; ISNN: en trámite, expedido por el Instituto Nacional de Derechos de Autor. Editor responsable: Lic. Salvador Alejandro Corrales Ayala Pérez de Alba. Distribución gratuita: Zacatecas N. 120, Col. Roma Norte, C.P. 06700, Delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México. Tiraje: 1,000 ejemplares.
ÍNDICE SECCIÓN
EDITORIAL MENSAJE DE BIENVENIDA RECTOR
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MENSAJE DE BIENVENIDA VICERRECTOR
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CARTA EDITORIAL
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SECCIÓN
INVESTIGACIÓN EL USO EXPRESIVO DE L A INFORMACIÓN EN LOS FENÓMENOS COMUNICATIVOS
Leticia Vivian Romeu
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SECCIÓN
CRÍTICA Y OPINIÓN L A REALIDAD AUMENTADA EN L A TELEVISIÓN Ricardo Jesús Balcázar Garcilazo PL ATAFORMAS DE DISTRIBUCIÓN AUDIOVISUAL
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Georgina Cortés
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Alberto Fernández de Lara
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PERIODISMO AMBIENTAL. CRUZAR EL PANTANO René Chargoy Guajardo
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EDUCACIÓN AMBIENTAL PARA L A SOCIEDAD Sheila Sara Zetina Serrato
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MICHEL FOUCAULT Y EL ESTRUCTURALISMO DEL PODER EN L A SOCIEDAD Orlando Copca
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CUERPO, ESPERA Y SUSPENSIÓN. DE MARGUERITE DURAS A GOTTFRIED HELNWEIN Norma A. Silva Gómez
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INDUSTRIAS CULTURALES EN MÉXICO: REFLEXIONES PARA ACTUALIZAR EL DEBATE Jorge Alberto Hidalgo Toledo
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PROBLEMATIZAR, NI MÁS NI MENOS
SECCIÓN
RESEÑAS
SECCIÓN
MISCELÁNEOS
DICTAMINADORES
EL RETO DE L A COMUNICACIÓN INTERNA DE MARCA Lic. Dulce Rebeca Cañón Reyes
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MENSAJE DE BIENVENIDA R E C T O R UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN Hace 40 años se fundó nuestra casa de estudios: la Universidad de la Comunicación, por ello resulta difícil describir, en tan pocas líneas, los sentimientos y emociones que representa la creación desde sus cimientos de algo tan grande. Me siento honrado de liderar una institución que entiende que es formadora de profesionistas y asume el compromiso de generar conocimiento, como función fundamental de un centro académico, sabiendo la importancia que tiene la investigación para el desarrollo de un país. La investigación nos permite descubrir nuevos caminos para resolver los problemas a los que nos enfrentamos. De esta manera la ciencia contribuye a despertar la creatividad y el pensamiento crítico que son fundamentales para la formación de profesionistas responsables y proactivos que produzcan soluciones innovativas. Estamos ante una de las tarea más arduas, pero al mismo tiempo más nobles: la educación. Son años de esfuerzo, responsabilidad y compromiso de hombres y mujeres que han creído en nuestro proyecto. El cambio de un país está en sus jóvenes y en todos los que contribuimos a su educación; debemos seguir luchando por conseguir que las generaciones crezcan libres, con un pensamiento puesto en el futuro, viviendo plenamente su presente, valorando y dando sentido al aprendizaje del pasado convirtiéndolo en experiencia. La Universidad de la Comunicación, no sólo celebra 40 años de su fundación, sino que reafirma el compromiso adquirido desde el primer día con la primera generación que pisó estas aulas, que fomenta entre los jóvenes la creatividad, el espíritu emprendedor y la curiosidad por aprender y generar conocimiento. Es por eso que hoy nos llena de orgullo presentar nuestro Centro de Investigación y su revista Trasluz incubando el conocimiento y compartiéndolo para con ello aportar lo que nos corresponde como institución educativa. Las universidades, y quienes las integramos, tenemos que seguir siendo el faro encendido que guíe y de sentido a la vida en sociedad, y al aprendizaje, formando profesionistas críticos, responsables de su entorno y comprometidos en su crecimiento diario. Estamos ciertos de las oportunidades que nuestros estudiantes tienen para fortalecer el crecimiento económico y social de nuestro país y trabajamos para contribuir con ello. Por ello, les invito a integrarse a este nuevo proyecto, que estoy seguro generará buenos resultados y que será el parteaguas de futuras investigaciones.
DR. SALVADOR CORRALES AYALA Rector
MENSAJE DE BIENVENIDA V I C E R R E C T O R UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN
La Universidad de la Comunicación, de cuya comunidad ahora son ustedes parte, es una de las primeras instituciones en impartir licenciaturas y posgrados especializados en el área de la comunicación y sus diversas disciplinas. Es por ello, que la Universidad reafirma su compromiso con la educación y se congratula, una vez más, al iniciar una nueva faceta, la cual se consolida con la conformación de su Centro de Investigación y Diseño Curricular (CIDUC). Por ello, ahora ustedes estimados investigadores, docentes y alumnos, tienen el compromiso de generar conocimiento en todas las áreas del saber de la comunicación. Las investigaciones que se lleven a cabo deberán permitir esclarecer nuestras raíces y poner en contexto nuestro presente, elementos indispensables para construir el futuro que queremos. Debemos generar proyectos que resulten importantes para el desarrollo del conocimiento en nuestro país y que esto permita superar los problemas por los que pasamos actualmente. Hoy iniciamos una aventura intelectual y da principio una etapa fundamental para la Universidad de la Comunicación. Aprovechen todo lo que les brinda. ¡Cuídenla, quiéranla y defiéndanla! ¡Bienvenidos a su Universidad!
LIC. SALVADOR ALEJANDRO CORRALES AYALA PÉREZ DE ALBA Vicerrector
CARTA EDITORIAL D I R E C T O R CENTRO DE INVESTIGACIÓN UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN En la actualidad cuando se nos encomienda llevar a cabo una investigación, con tan sólo mencionar dicha palabra, nos preocupa, nos inquieta, nos genera miedo, ya que en ocasiones no sabemos por dónde comenzar. Hacer investigación no resulta difícil, lo difícil es meditar acerca de cuáles son las problemáticas que nos aquejan en la actualidad y que debemos descubrir claramente. La investigación implica vivir con pasión las ideas, es sentir la satisfacción de lograr lo que en algún momento veíamos lejos, es estar satisfecho con cada reto que se vaya superando. Debemos tener paciencia y curiosidad, ya que pueden pasar años intentando resolver un problema. Hay situaciones que demoran en resolverse, y cuando pasa eso es una satisfacción enorme. No hay cosa más grata que entender un fenómeno y muchas veces darse cuenta cuán ignorante eres. Es provechoso el estar todo el tiempo aprendiendo cosas intelectualmente desafiantes, distintas y arriesgadas. Puede que la gente quiera que le digas que estás resolviendo el gran problema de la vida, pero no, lo que hacemos son pequeños pasos sistemáticos. Así es como avanza el conocimiento, pero mostrar esto a veces cuesta. Existe la cultura de que todo lo que se hace tiene que ser útil, y no necesariamente debe pasar eso, podemos llegar al error y tomar nuevos ejes de investigación. El fracaso no es la derrota, sino la oportunidad de mejorar las cosas, hacer de nuestro mundo, nuestro entorno y nuestra persona, la mejor versión posible. Es importante formar a gente que vaya construyendo una visión crítica para asumir que es una responsabilidad mejorar las cosas. Alejarse de la cultura light y reconocer en la virtud de la investigación, un espacio de trascendencia. Se tiene que generar una habilidad que nos permita traspasar gran parte de nuestros conocimientos, y con ello, motivar a las nuevas generaciones a seguir la senda de las personas que nos dedicamos a la investigación. Ellos mismos se darán cuenta de la gracia que implica la indagación del conocimiento y que de a poco pueden contribuir a la mejora de nuestro país. Eso les produce mucho entusiasmo. Finalmente puedo decir que siempre existirá temor a la crítica. Tú puedes decir: lo resolví, pero alguien te dirá que está mal o hay una forma más simple de hacerlo. El trabajo constante, honesto y bueno, es lo que brinda soporte a nuestra sociedad y a nuestras Instituciones, pero lo más importante, eleva el espíritu humano a la búsqueda de la verdad. Por ello, es necesario tener paciencia y, sobre todo, encontrar el placer y encanto por lo que hacemos.
DR. RICARDO JESÚS BALCÁZAR GARCILAZO Dir. Centro de Investigación y Diseño Curricular de la UC
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EL USO EXPRESIVO DE LA INFORMACIÓN EN LOS FENÓMENOS COMUNICATIVOS LETICIA VIVIAN ROMEU UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
INTRODUCCIÓN: Información y comunicación son dos términos que se entienden casi siempre separados, y lo son, pero no tanto. No ha faltado el manual de comunicación que ha aseverado que la información es un dato –varían los manuales entre aceptar si es un dato simbólicamente interpretado o una propiedad de las cosas como tal– y que la comunicación es la transmisión o envío de ese dato a un destinatario por medio de un mensaje cifrado donde viaja la información a través de un canal; o bien se habla de que en lugar de entender la comunicación como envío, habría que concebirla como un proceso de ida y vuelta donde el dato va y viene de un polo a otro, intercambiándose, resignificándose, negociándose. Este tipo de definiciones, a mi parecer, reproduce la idea de que la información y la comunicación son cosas muy distintas, y en nuestra opinión esto es parcialmente cierto porque las entendemos como caras de una misma moneda.
LETICIA
VIVIAN ROMEU DOCTORA EN COMUNICACIÓN POR LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA
Actualmente es profesora-investigadora de la Universidad Iberoamericana y directora de la Revista Iberoamericana de Comunicación.
A nuestro juicio, la comunicación es un fenómeno, y en ese sentido se trata de un fenómeno de la experiencia. Su ocurrencia, por ello, no depende siempre de la voluntad o inten1 ción de quien la ejerce –la intención aparecería bajo ciertas circunstancias–, sino más bien de una intencionalidad que es a su vez, como lo señala Merleau-Ponty (1985), una suerte de vivencia significativa, anclada en la facticidad de la experiencia a través del cuerpo y por ello también implicada en el movimiento y la emoción, más que en la razón o motivación racional e intelectiva.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel II; de la Red Internacional de Investigadores sobre la Frontera (RIIF); de la Asociación Mexicana de Investigadores en Comunicación (AMIC); de la Asociación Latinoamericana de Estudios sobre el Discurso (ALED); del Programa de Estudios Semióticos (PES-UACM). Ha publicado diversos libros y artículos académicos en revistas nacionales e internacionales.
Intención e intencionalidad son, así vistos, conceptos diferentes. Para nosotros, la comunicación es esencialmente un fenómeno de la intencionalidad –y no necesariamente de la intención, aunque sin excluirla–; por ello en ningún caso,
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Entendemos intención aquí como aquel acto de volición orientado a un fin preestablecido.
podemos definir únicamente la comunicación como un fenómeno que pone en común las intenciones de los “hablantes”, a 2 pesar de que esta idea es bastante extendid a.
En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la comunicación es definida como “la acción o efecto de comunicar o comunicarse”, lo que equivale a “hacer al otro partícipe de lo que uno tiene // descubrir, manifestar o hacer saber alguien alguna cosa // conversar, tratar con alguien de palabra o por escrito // transmitir señales mediante un código común entre el emisor y el receptor”. Pero esta definición, si bien recrea las ideas de transmisión e interacción antes dichas, deja fuera la condición fenoménica de la comunicación, es decir, no apela a su dimensión experiencial-perceptiva-cognitiva.
Por otra parte, si bien la comunicación se asume como el mecanismo a través de la cual se produce sentido, esto no resulta muy preciso. Históricamente, desde el campo de estudios de la comunicación, se ha intentado definir la comunicación como aquello que produce sentido de diversas maneras: una es por medio de los procesos de transmisión e intercambio de significados, y otra es con la interacción, presupuesta ésta ciertamente sobre todo en la idea de intercambio, aunque no reducida a ella. En ambos casos, no obstante, la producción de sentido se halla vinculada con la construcción de conocimiento, misma que no puede ni debe ser confundida con la comunicación.
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Al respecto concidimos con Peters en su libro Hablar al aire. Historia de una idea de la comunicación , Fondo de Cultura Económica, México, 2014, cuando afirma que la búsqueda de la intención como ideal de la comunicación suele ser algo más ideático que posible.
Por ello, resulta a nuestro juicio, insuficiente para dar cuenta de un fenómeno tan vasto y heterogéneo como el de la comunicación, que presupone indefectiblemente –a nuestro modo de ver– 3 la experiencia de aquellos “hablantes” que intervienen en él.
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Ponemos comillas en el término hablantes ya que con ello evitamos circunscribir a los involucrados en los procesos y actos comunicativos como aquellos que hablan, literalmente. Para nosotros, los hablantes son más bien figuras teóricas que permiten configurar a todos aquellos seres que intervienen en la comunicación, hablen literalmente éstos o no. Por ejemplo, los animales serían hablantes también, en tanto ellos son también susceptibles tanto de producir como de gestionar el sentido.
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Si leemos con más detenimiento la definición anterior, nos percatamos además de que la comunicación se define como 1) lo que tiene que ver esencialmente con sujetos humanos, vinculando con ello una noción de información capaz de redituar sentidos solamente en términos simbólico-conceptuales e histórico-socioculturales; 2) lo que precisa de un código común y, por supuesto, de un mensaje que el receptor pueda entender, lo que cancela la idea de la comunicación como interacción, para apelar a la más problemática de la transmisión, y 3) aquello que se circunscribe al uso del lenguaje, de cuya tradición racionalista se excluye justamente la experiencia en tanto impresión senso-perceptiva e inscripción corporal.
Ello no necesariamente debe guardar relación con el significado del diccionario, sino que se trata también de un acto que se reviste de pragmatismo, en tanto no se despliega necesariamente a favor del significado semántico de las cosas, sino que incorpora la significación pragmática o fenomenológica que le damos a las mismas. Merleau-Ponty (1985: 76), ha hecho un esfuerzo muy significativo en aras de demostrar que la percepción es un fenómeno a partir del cual se dota de sentido a las cosas del mundo, siendo la percepción un fenómeno de la experiencia del ser, a partir de su ser-estar en el mundo. Bajo esta premisa, resulta incorrecto pensar que las cosas tienen un significado per se , lo que cancela la idea de una esencia de las cosas, es decir, de la existencia de la información como ajena a los procesos de construcción de sentido. Aquello que llamamos significado semántico –ya sea denotativo o connotativo– se revela en esa dirección conceptual, pero resulta más bien de un proceso arbitrario y convencional en que colectivamente, –ya sea por imposición o por consenso,– se fijan o atan los significados a las cosas. Sin embargo, el término significación alude justamente al carácter fáctico-pragmático de la asignación de sentido, lo que implica la construcción de significado a partir de la experiencia de vida de los seres 5 que lo gestan o producen en el mundo en que se desenvuelven.
Esto, insistimos, no es en sí mismo incorrecto, aunque sí insuficiente. Nosotros pensamos que es importante pensar la comunicación como un fenómeno de la experiencia porque es la experiencia el fenómeno que nos pone en contacto –a nosotros como seres humanos, y al resto de los seres sentientes, –inteligentes o no– con las cosas del mundo, ya sea que se trate de un mundo físico o natural, como de un mundo simbólico-cultural, conceptual y/o social. Si la idea de la comunicación como transmisión resultara correcta, la idea de la comunicación como interacción sería insuficiente, ya que ésta es plausible gracias a que la interacción constituye el modo de darse la experiencia entre seres. Ni transmisión ni interacción, en nuestra opinión, pueden dar cuenta de lo que es la comunicación como fenómeno. Para nosotros, la comunicación es el uso –un uso específico, como más adelante veremos– de la información por parte del ser para gestionar su vida por su su interacción en/ con el mundo. A demostrar esta tesis dedicaremos la reflexión que ensayamos en este texto.
Al tomar en cuenta lo anterior, si la comunicación fuera sólo un proceso de producción de sentido –aunque para nosotros esto es más una consecuencia de la comunicación que la comunicación misma–, únicamente los seres sentientes –inteligentes o no– podrían configurarla. En consecuencia con ello, esta construcción de información o producción de sentido no puede restringirse únicamente a lo humano, como tampoco, derivado de lo anterior, puede hacerlo en torno a lo lingüístico 6 o a lo simbólico-conceptual . En ese sentido, proponemos definir al fenómeno comunicativo como aquel que usa la información construida vía la experiencia del ser en/con el mundo. Esto a su vez es lo que nos hace pensar que la comunicación no puede restringirse a la experiencia humana, sino que debe extenderse a todos seres sentientes.
¿A QUÉ PODEMOS LLAMAR
“LO COMUNICATIVO”? Como ya dijimos, y a pesar de toda la vaguedad conceptual y epistémica que se registra en torno al concepto de comunicación, parece ser mayormente aceptado que la comunicación es algo con lo cual se produce sentido. Producir sentido es por tanto producir significado, es decir, se trata de un acto de atribución donde ciertas “cosas”4 son asociadas con un significado.
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Llamaremos cosa a todo aquello que forma parte del mundo natural, social, cultural-simbólico y/o conceptual.
Indudablemente, entender la comunicación como un uso concreto o específico de la información construida, precisa de fincar dicha definición desde los postulados fenomenológicos que implican pensar al fenómeno comunicativo desde la experiencia, y la
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Hemos de aclarar que hablamos del ser, englobando en esta categoría lo que Heidegger entiende por ella, es decir, los entes –incluyendo al ser humano, pero no reduciendo a él esta conceptualización–, aunque por razones afines a nuestra reflexión –(que es el fenómeno comunicativo)–, excluimos de ellas las cosas no vivas en tanto éstas no pueden producir sentido. 6 Nadie que tenga mascotas puede negar que éstas producen sentidos, no sólo para o entre sí –lo que es propio también de otros animales menos o nada inteligentes–, sino para las personas mismas.
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experiencia no es otra cosa que una impresión de sentido espacio-temporal de las cosas del mundo en estos seres, específicamente en su corporalidad. Maturana y Varela (2009), desde las teorías del conocimiento, conceptualizan este proceso a partir 7 de lo que han llamado el “acoplamiento estructural” , l o que coincide con lo que la biosemiótica 8 propone como aquello que, parafraseando a Hoffmeyer (1997), pudiera denominarse como “semiosis natural”. Aquí, indudablemente, el cuerpo y todo el aparato sensorial –aunque no se excluye la mente en los seres inteligentes– juegan un papel relevante. Desde estas perspectivas, todo proceso al que los seres sentientes, inteligentes o no, se enfrentan en su cotidianidad vital puede ser entendido como experiencia, pero siendo que –desde la perspectiva biosemiótica– toda experiencia es necesariamente “interpretada” en aras de la sobrevivencia del ser, los procesos de experiencia no son otra cosa que procesos de producción de sentido o interpretación, aún y cuando estos sentidos sean poco desarrollados9. Desde las tesis biosemióticas la interpretación se entiende desde su carácter cognitivo indudable; por ello interpretar no es otra cosa que producir sentidos, ya sea que se asigne desde un universo de sentido preexistente –como aquellos que se dan en lo social-cultural, mayormente arraigado en los seres pensantes que se organizan en las sociedades complejas–, o bien 10 que se atribuyan desde una instancia más sensorial . A partir de lo anterior, es plausible colegir que toda producción de sentido deriva de un proceso de interpretación, y toda interpretación es, en principio, resultado de la experiencia del ser ante las cosas del mundo. 7 El término “acoplamiento estructural” ha sido propuesto por los biólogos Humberto Maturana y Francisco Varela como aquello que en términos biológicos define la adaptación, y en términos cognitivos define los cambios del estado interno de los organismos vivos por la emergencia de conductas congruentes con el medio. Para mayor información, se recomienda consultar la obra de los autores, referida al final en las referencias de este trabajo. 8 La biosemiótica es una rama de la semiótica que tiene su origen en los trabajos pioneros de Jacob von Uexkül y Thomas Sebeok. Actualmente es liderada por el biólogo Jesper Hoffmeyer. Es entendida como un paradigma reciente de la biología teórica que postula el carácter natural-cultural del signo como unidad de análisis en los seres vivos. Este campo de estudio emergente integra a la semiótica con la biología, enfocándose en el estudio de los procesos de significación en la naturaleza y el reino animal con fines de evolución y sobrevivencia. Desde un punto de vista biológico y evolutivo, la biosemiótica entiende la evolución de la vida vinculada con la evolución de los sistemas semióticos, de manera que propone entender tanto el proceso evolutivo de selección y los procesos semióticos o interpretativos como procesos naturales, es decir, propios de la evolución y de la adaptación. 9 En el caso de los seres sentientes no pensantes, el sapo por ejemplo, la experiencia de su estar en el agua le debe ofrecer algún tipo de beneficio, ya sea para respirar, para refrescarse, para obtener alimento, etc.; de manera que el sapo interpreta de alguna manera la información “construida” por él sensoperceptivamente sobre el agua, como buena, positiva o placentera. También el sapo puede interpretar el peligro, en tanto lo percibe como tal y de esa forma actúa en función de su sobrevivencia. Como se podrá apreciar, una mala interpretación, en estos casos, cuesta la vida, por lo que es plausible pensar que los mecanismos y aparatos de percepción de los seres sentientes y/o pensantes se desarrollan en pos de la sobrevivencia, de manera que la interpretación contribuye a la evolución de la vida no sólo natural–(como en el caso del sapo)–, sino también social, tal y como sucede a los seres humanos en las sociedades complejas.
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Lo anterior nos lleva a afirmar que toda interpretación o construcción de información presupone, al menos, su uso en términos de intencionalidad, aunque ello no agote el fenómeno comunicativo en sí mismo. La intencionalidad, y no la intención, define así el umbral mínimo de la comunicación, por lo que ésta puede definirse además como el uso intencionado –proveniente de la intencionalidad– y/o intencional –proveniente de la intención– de la información construida por medio de la experiencia del ser en/ con el mundo con fines de adaptación y sobrevivencia. Y es que la información, como señalan los enactistas , no existe como tal, sino que se construye (Varela, 2005: 120), de lo que se desprende que la información tiene una dimensión cognitiva mediante la construcción de conocimiento, y una dimensión interactiva en tanto dicho conocimiento se obtiene por la vía de la experiencia gracias a la interacción. Por ello, aunque cognición e interacción resultan procesos asociados con la comunicación, no son comunicación. La comunicación, como ya hemos dicho, ocurre cuando se usa la información o conocimiento construido a partir de la relación fenomenológica del ser con las cosas del mundo/ el otro para gestionar su vida en el mundo en que se desenvuelve. De lo anterior se colige que lo específicamente comunicativo es un uso que los seres sentientes –inteligentes o no– hacen de la información construida por la vía de la experiencia perceptiva con las cosas del mundo. Esta definición de uso, debemos aclarar, no reivindica un sentido en torno a la función de las cosas –las cosas por sí mismas no tienen ninguna función–, sino que apela, siempre fenomenológicamente, al carácter fáctico y pragmático que las cosas tienen para el ser, reclamando así un sentido de utilidad que puede ser tanto consciente –intención– como pre-consciente –intencionalidad–. 11
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Baste pensar en la experiencia de producción de sentidos de los bebés –(sin lengua y sin conceptos para aprehender los significados y valores de la cultura), que lloran cuando se sienten mojados o cuando tienen hambre; incluso en seres humanos adultos, esto también aplica. Sirva de ejemplo las situaciones en que los adultos deben ejercer una decisión interpretativa más básica, ante la sensación/percepción de un peligro en la que no media más que la experiencia sensorial vivida como retirar la mano del fuego en un acto casi involuntario, pero no exento de sentido. 11
El enactivismo o enactismo es una corriente de las teorías del conocimiento que se opone al cognitivismo tradicional, el cual soporta su explicación bajo el paradigma computacionalista / representacionalista bajo el que se considera a la cognición como un procesamiento de información. A diferencia de ellos, los enactivistas arguyen que la cognición es una actividad continua que se delinea a partir de procesos autoorganizados de participación activa en el mundo, y por la experiencia y autoafección del cuerpo animado. Para mayor información, se recomienda consultar la obra de Francisco Varela referida en las referencias de este trabajoy el texto “ El enactivismo y la naturalización de la mente”, de Ezequiel Di Paolo, En D.P. Chico y M.G. Bedia (coords.) Nueva ciencia cognitiva. Hacia una teoría integral de la mente. Madrid: Plaza y Valdés, 2013. Texto también disponible en línea en: https://ezequieldipaolo.files.wordpress. com/2011/10/enactivismo_e2.pdf
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tanto resulta, de cierta manera, única e individual 13;en cambio, en el caso de la enunciación o expresión-intervención, ésta posee un carácter social/simbólico, siendo la comunicación gestada de tipo simbólico, en tanto se construye a partir del conocimiento previo compartido, lo que involucra tanto a la información sociocultural como a la memoria, vinculada ésta estrechamente con la tradición, valores e ideología de una época o sociedad.
Bajo esta premisa entonces, la información es usada –útil-izada) – por el ser para gestionar su vida en el mundo en el que se inserta, siempre en constante interacción con él, de manera que esto le permite decidir interpretativamente sobre ellas y sobrevivir y adaptarse así no sólo en el medio natural –como es normalmente el caso de los animales 12–, sino también en el medio social, simbólico, conceptual y cultural donde los seres humanos mayormente nos desenvolvemos.
EL FENÓMENO COMUNICATIVO,
Pero ¿qué utilidad o utilización, más allá del cognitivo e interactivo, puede haber en el uso de la información construida en la experiencia del ser en/con el entorno? Para nosotros, este uso concreto de la información para la emergencia de la comunicación como fenómeno es la expresión. Expresión que bien puede darse como mera existencia o actuación y expresión que se da para intervenir el entorno, o el mundo propio o ajeno, lo que ya presupone la relación social –insistimos, no solamente humana –. Si bien la expresión-actuación deviene en el uso de una información que se construye básicamente a partir de la experiencia sensorial-perceptiva del ser, y cuyo resultado es una especie de performance existencial que expresa meramente un estar-ahí; la expresión-intervención, precisa de una información que se construye vía una red simbólica preexistente y compartida que es lo que permite una expresión adecuada a la relación social en la que se da. A esta expresión le llamamos enunciación.
UNA PROPUESTA PARA SU CLASIFICACIÓN A PARTIR DEL USO DE LA INFORMACIÓN SIMBÓLICA Y NO SIMBÓLICA Para mostrar cómo opera la construcción de sentido al interior de los fenómenos comunicativos a partir del uso que los diferentes seres dan a la información construida, es posible considerar dos usos bien diferenciados: 1) el uso para sí –intencionados–, donde el ser usa la información construida de forma autogestiva, es decir, enfocado a su sobrevivencia biológica y siempre de forma pre-consciente y fáctica vía la intencionalidad, para gestionar su vida, sin intervención del otro; y 2) el uso para sí –intencional–, el cual se da tanto a partir del otro como para el otro, en tanto uso orientado a un fin concreto y donde la información se construye previa y racionalmente para algo. Ninguna de estas formas son excluyentes en sí mismas; por el contrario, podemos registrar su ocurrencia en un mismo fenómeno comunicativo, sobre todo en el caso del comportamiento comunicativo en los seres humanos. Sin embargo, para hacer más fácil la tarea tipológica, las separaremos.
Una última acotación antes de terminar este apartado precisa de enfatizar que en el caso de la expresión sensible o expresión-actuación, la comunicación gestada es no simbólica, ya que la información se construye a partir de la condición sensible del ser, lo que depende de su propio aparato sensoperceptivo, por lo
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Pensemos en las hormigas kamikazes que se inmolan instintivamente para salvar al resto de su colonia, o en los salmones que nadan kilómetros y kilómetros contracorriente para desovar y morir en las garras de osos que esperan su llegada cada temporada de procreación. Hay en estos animales un uso de la información, en el primer caso vinculado con el peligro y la sobrevivencia de la especie en el segundo, de reproducción, que no está orientada a un fin consciente o premeditado. En el caso de los bebés algo parecido sucede: su llanto para procurarse atención es comunicación porque el bebé usa pre-conscientemente la información que tiene a mano, que puede ser la percepción de la ausencia o presencia de sus padres, para llamar su atención hacia él en tanto la necesita o la desea. No es el conocimiento lo que mueve al bebé a llorar, más bien es el uso de una información (percepción de soledad) lo que etona su comportamiento comunicativo. En ese sentido, la comunicación se revela como el uso de un saber para la acción/interacción de los seres con las cosas del mundo, en este caso, los padres. El caso de los seres humanos adultos suele ser más comprensible para ilustrar el concepto de comunicación que proponemos. Interactuamos con el otro porque necesitamos conocer algo de él o a partir de él con diversos fines. En las sociedades humanas complejas, ello implica mayormente la disputa por el poder simbólico vía la comunicación, tal y como la entendemos en los medios, la publicidad, la comunicación interpersonal, organizacional, intercultural, política, u otras, mediante lo que hemos llamado en los estudios de la comunicación, procesos de socialización.
Con “de cierta manera”, nos referimos concretamente a que si bien cada aparato sensoperceptivo es individual, como especie todos los seres sentientes y/o pensantes poseemos un aparato sensoperceptivo similar, lo que nos puede hacer sentir y/o percibir más o menos lo mismo, en dependencia de si las variables de contexto son o no similares
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Los seres no simbólicos o no pensantes –o en un estado no simbó lico aún, como sucede con los bebés, e incluso con otros animales “inteligentes” recién nacidos– usan la información mayormente con fines autogestivos, es decir, enfocados a su sobrevivencia biológica en tanto su único despliegue perceptivo parte de su sensibilidad. La información construida a partir de esto es de tipo no simbólico, por lo que su uso permite gestionar la existencia, la adaptación y la sobrevivencia vía la mera expresión-actuación, es decir, de forma no reflexiva a la manera en que ocurre el proceso de acoplamiento estructural propuesto por Maturana y Varela (2009).
Cuando el ser construye información con respecto al otro o para el otro, lo puede hacer tanto desde su despliegue sensorial como desde el despliegue simbólico, racional e intelectivo16;por ello, mientras en la actuación sólo tiene lugar la mera expresión sensible, en la intervención la expresión se torna enunciación que es la acción que presupone no sólo la existencia del otro, sino la intención de afectarlo y/o afectarse por medio de ella. Desde el uso heterogestivo se privilegia el mundo de la relación social, misma que constituye el escenario por excelencia para la construcción de sentido, operando gracias al intercambio de información. Dicha relación social, no obstante, puede pensarse articulada desde tres registros o subtipos: de confianza, empatía y simpatía; de rechazo o confrontación; y de negociación o transacción. Desde esta perspectiva, el comportamiento comunicativo que mayormente se desata en el uso heterogestivo es intencional ya que la información que se construye desde este uso es esencialmente simbólica, en tanto precisa de ser compartida a través de referentes/referencias, códigos, lenguajes, signos, que es lo que permite presuponer una afectación eficaz; de ahí la importancia del carácter lógico o expresivo de su soporte textual 17.
Los seres sentientes e inteligentes, en cambio, usan la información vía la expresión-intervención y con fines de sobrevivencia tanto biológica como sociocultural, pero lo hacen a partir de su relación con el otro; de ahí que lo llamemos también uso heterogestivo. Por su condición simbólica, estos seres experimentan un despliegue perceptivo mayormente simbólico, lo que les permite separarse del objeto/sujeto –algo imposible en el uso autogestivo–, por medio del lenguaje –ojo, no debemos caer
Partimos de la conceptualización que hace Katya Mandoki sobre la sensibilidad em los términos de sensorialidad desde el cual ella lo define. Su propuesta, aunque no discute com la fenonmenología, la incorpora veladamente, por lo que podemos decir que la sensorialidad activada es una de las formas en que se despliega la experiencia. Aunque Mandoki se refiere a los fenómenos de sensibilidad desde la Estética, hemos optado por tomar su conceptualización en tanto ésta se afirma en dos corrientes que la autora considera necesario desarrollar en el estudio de los fenómenos sensibles: la bioestética –(entendiendo por ésta, la ciencia que estudia los fenómenos sensibles en el mundo físico-biológico)– y la socioestética que se ocuparía del estudio de los fenómenos sensibles en el mundo social, específicamente se refiere a lo social humano. Nosotros, aunque marcamos distancia con algunos de los postulados conceptuales de la propuesta de la investigadora mexicana, asumimos su conceptualización de la sensibilidad como condición de apertura sensible al mundo por parte del ser, en tanto ser vivo, ya que consideramos que esta conceptualización resulta pertinente en lo general para referirnos a los fenómenos de sensibilidad, tengan lugar éstos en seres humanos, o en otros seres vivos. Para mayor información se recomienda consultar la obra de la autora: Prosaica I y II, F ondo de Cultura Económica, México, 2006. 15 Lo tímico es entendido desde la psicología y la psiquiatría como una categoría afectiva, relacionada con la sensibilidad, en referencia a los llamados “afectos basales” –(dolor o placer)–. Está asociada, desde una primera aproximación, con el cerebro reptiliano o primitivo, que es la parte del cerebro humano donde se originan nuestros impulsos e instintos, y al cerebro límbico, donde se almacenan nuestras emociones y recuerdos. Para mayor información, se recomienda consultar las obras de Henry Ey, Tratado de Psiquiatría, y la de Paul Mc Lean, El cerebro triuno.
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en la tentación de reducir la razón y el lenguaje a la mente y al lenguaje humano, y por tanto tampoco a la palabra– y expresarse con respecto a él. Por eso este tipo de expresión supera la actuación –aunque no la elimina– para abrirse a la enunciación que es un acto expresivode agencia o intervención en el mundo, ya sea propio o ajeno; por eso la orientación del comportamiento comunicativo en el uso heterogestivo puede ser tanto centrípeta como centrífuga, aunque siempre en relación con el otro, y a partir del lenguaje.
Esto, como se puede notar, aplica para cualquier clase de ser sentiente sea inteligente o no, y se instituye como un uso orientado al mero despliegue expresivo de su sensibilidad 14 o capacidad de sentir. Desde el registro tímico 15 más rudimentario, podemos tener dos clases o subtipos de sensaciones: las que resultan agradables y las que disgustan. Como se puede apreciar, esto contribuiría a la construcción de sentidos muy poco desarrollados a partir de la fuente sensible, por lo que la expresión-actuación del ser tendría exclusivamente una direccionalidad centrípeta vinculada a la autogestión de su experiencia vital en/con el entorno.
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Aunque aquí se dan por separado debido a los fines tipológicos que nos ocupan, debemos aclarar que desde la fenomenologia, base epsitémica –junto a la biosemiótica– de la cual partimos en nuestra propuesta, el despliegue sensorial y simbólico-conceptual o reflexivo pueden darse juntos. Esto es justamente lo que ocurre en los comportamientos comunicativos de los seres humanos. 17 Aunque esta clasificación resulta dicotómica y general, no hemos querido incorporar otras clasificaciones debido a que esta nos parece suficiente para delimitar a grandes rasgos los tipos de signos de los que un texto puede estar conformado. En ese sentido, más allá de las complejas y múltiples tipologías de signos, consideramos que ésta se adecua a nuestros objetivos ya que permite dar cuenta de las textualidades diversas resultantes de sus combinatorias, en aras de poder definir el mayor o menor grado de entendimiento implicado en la enunciación. Los signos suelen dividirse en lógicos y expresivos (consultar La semiología, de Pierre Guiraud, México, Siglo XXI, 2004). Se llaman signos lógicos a aquellos que son convencionales, arbitrarios, “objetivos”, generales, abstractos y simbólicos, y su ejemplo, por excelencia, es la palabra. Los signos expresivos son contingentes, subjetivos, motivados y singulares, y su ejemplo más representativo es el arte. No obstante ello, esta separación no es factible en la realidad. Los signos suelen aparecer imbricados de manera conjunta a través de la textualidad, facilitando u obstaculizando en mayor o menor medida su entendimiento y reconocimiento. Hay textos de naturaleza más expresiva como los que se conforman con los sonidos de la música, la mirada, los olores, e incluso los gestos, a partir de los signos táctiles; y hay otros textos de naturaleza más lógica como aquellos que emplean colores, formas geométricas, palabras, o cualquier otro referente compartido. En cualquier caso, podemos hablar más bien de superficies textuales híbridas, en tanto emplean diversos tipos de signos.
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CONCLUSIONES Como se ha podido ver hasta el momento, la propuesta presentada contempla una visión bastante integral de los fenómenos comunicativos como fenómenos que vía la expresión, permiten gestionar la vida de los seres sentientes inteligentes y no inteligentes a partir de la producción/construcción de sentido resultado de su actividad perceptiva en/con el medioambiente o entorno. La perspectiva biosemio-fenomenológica de la que hemos partido nos ha permitido explicar de forma muy breve el modo en que opera la comunicación en la realidad natural y social, lo que a su vez posibilita pensar al uso expresivo de la información como objeto de estudio de la comunicación en tanto ésta se concibe como fenómeno de la experiencia vital del ser en el mundo en el que se desenvuelve. Los usos expresivos de la información que hemos propuesto: autogestivo –intencionado– y heterogestivo –intencional–, modelan no sólo los modos de operación de la comunicación –actuación e intervención, respectivamente–, sino que también permiten definir su direccionalidad, el tipo de información que se construye y los fines expresivos para los cuales es usada. Sin embargo, aclaramos nuevamente, se trata de usos que no están divorciados esencialmente unos de otros porque parten de una concepción fenomenológica de la comunicación
que favorece la aparición u ocurrencia de fenómenos comunicativos complejos, tal y como se dan en la realidad natural, social, simbólica y cultural. En ese sentido, consideramos que la propuesta aquí esbozada no sólo contribuye a delinear una conceptualización clara y precisa del fenómeno comunicativo, sino también de ofrecer una vía epistémica para su abordaje. Ésta, si bien recupera la tradición conceptual y teórica del campo académico de la comunicación hasta nuestros días, posibilita también la necesaria apertura del campo hacia un abanico de objetos amplios que puede estudiar la comunicación, y que hoy son esencialmente relegados de su reflexión e investigación.
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LA REALIDAD
A U M E N TA D A
EN LA TELEVISIÓN DR. RICARDO BALCÁZAR GARCILAZO UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN
RICARDO
BALCÁZAR G. DOCTOR EN PEDAGOGÍA POR LA UNAM
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, especialista en producción de cine, radio y televisión, maestro en Comunicación, grados obtenidos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Doctor en Pedagogía grado obtenido por La Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Coautor de diversos libros en el área de la comunicación, psicología y tecnologías. Ponente a nivel nacional e internacional en el área de la comunicación, educación y TIC. Se ha desempeñado en diversas áreas de la producción televisiva y radiofónica, así como el periodismo en empresas públicas y privadas. Actualmente es director del Centro de Investigación y Diseño Curricular de la Universidad de la Comunicación, catedrático-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en el Centro de Estudios de la Comunicación y catedrático en la Escuela Superior de Guerra de la SEDENA.
La televisión mexicana actual está pasando por una transformación que ha respondido a la incursión de las tecnologías vigentes, le encontramos con tendencias multipantalla, Internet, redes sociales, resolución de pantalla, pero sobre todo la utilización de la realidad aumentada, lo que constituye los pilares que marcan los cambios tecnológicos de la televisión del futuro. La realidad aumentada (RA) se entiende como la tecnología que por medio de distintos dispositivos incorpora información digital (real o virtual) a información obtenida de un entorno real, aportando información adicional, es decir, añade una parte sintética virtual a lo real. Esta es la principal diferencia con la realidad virtual, puesto que no sustituye a la realidad física, sino que sobreimprime los datos informáticos al mundo real. La televisión de realidad aumentada añade mediante nuevas capas de información virtual a la información que aparece en la imagen producto del programa sintonizado, el proyectar la imagen a universos extendidos que tiene como base principal el uso de multipantallas auxiliares y presenta al espectador una nueva óptica de realidad, gracias a las tablets o smartphones. Si este medio de comunicación era reconocido como responsable de crear opinión, mitos, lenguaje y costumbres; con el uso de la tecnología, la televisión incrementa de manera desmedida su potencial. Por lo tanto, la realidad aumentada es una tecnología que se basa en la superposición de contenido virtual –texto, imágenes, videos o animación 3D– directamente sobre el mundo real, enriqueciendo así la experiencia visual.
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LA TELEVISIÓN Y SU M U T A C I Ó N C O N S T A N T E La televisión como invento no cuenta ni con ochenta años de su historia, un periodo insignificante si lo comparamos con la historia de la humanidad, pero una eternidad desde la perspectiva del constante cambio del entorno tecnológico de las últimas décadas. No solo se puede hablar de evolución constante en las tecnologías de la comunicación y la información (TIC), sino también de una revolución tecnológica a la vista del cambio de modelo en la manera de hacer y entender la información. La televisión de la década de los cincuenta no tiene nada que ver con la actual. Las formas de emisión y producción se han modificado de forma drástica, pero se ha producido un hecho fundamental que ha dado lugar a un cambio de modelo: la digitalización. Dicha evolución ha generado transformaciones en la forma de producción en las industrias televisivas, al igual que en los métodos de captación y difusión de la señal audiovisual. Los procesos de digitalización han modificado aspectos que estaban consolidados en las televisiones, posibilitando la producción audiovisual digital, la gestión de información online, el acceso a contenido desde los móviles, la interconexión con la red, generando lo que se conoce como televisión social. El modelo digital audiovisual ha transformado el medio televisivo hacia una televisión social, accesible, multiformato y multisoporte, móvil y en continua evolución hacia una personalización e individualización en la difusión de los contenidos. La televisión es ahora mucho más que un canal de difusión de información, se ha convertido en un lugar para el intercambio. Ahora los servicios de gestión documental de las empresas audiovisuales se ha adaptado a una realidad cambiante en el marco de un modelo diferente de producción –que tiene en cuenta las distintas plataformas comunicativas que la televisión utiliza–, y de interacción con sus usuarios –más allá de los periodistas–.
En este escenario los servicios de información tiene la obligación de adaptar sus hábitos a las nuevas formas de hacer televisión, y estar alerta ante los sistemas que hoy se vislumbran como potenciales y que pueden estar a disposición de los usuarios en los próximos años. Con la RA, los servicios de documentación de empresas como Televisa y TV Azteca han ido habitualmente a remolque de los requerimientos institucionales, algo que se explica tanto por el cambio tecnológico, como por ciertos hábitos de trabajo. Por otra parte la Federación Internacional de Archivos de Televisión (FIAT/IFTA), la organización de carácter supranacional más importante del sector, facilita recomendaciones, pero en la práctica, no suelen ser utilizadas por la mayoría de las empresas televisivas. Además, esa institución va igualmente por detrás de las realidades. La RA no se traducirá probablemente en un cambio en el modelo televisivo, pero sí representará una ampliación en los canales y métodos de difusión de los contenidos que afectará a la gestión de la información generada.
ESTADO DE LA REALIDAD AUMENTADA La evolución tecnológica ofrece cada vez más posibilidades. La RA, a diferencia de otras tecnologías, no suplanta la realidad sino que la complementa y, hasta cierto punto, la mejora, implementando en tiempo real la combinación de objetos virtuales y reales.
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HISTORIA DEL C O N C E P TO Una de las experiencias de RA fue trabajada por Ivan Sutherland (1968) cuando crea el primer sistema de RA. Dicha experiencia consistía en hacer uso de un casco con una pantalla, en la que se podía ver información simple. El término RA se acuña hasta 1992, cuando es utilizado para identificar la superposición de materiales generados por computadora sobre imágenes del mudo real por Thomas Caudell y David Mizell (1992). Dos años más tarde encontramos uno de los principales trabajos de RA, de la mano de Milgram y Kishino (1994), quienes analizan el concepto relacionado con la tecnología HMD (head-mounted display). Un año más tarde, los mismo autores (Milgram et al., 1994) consideran RA como un término medio entre los entornos virtuales y la realidad. Otros autores, con posterioridad, han definido RA como la mezcla y/o unión entre el mundo real como parte principal con elementos virtuales que lo acompañan, complementan o aclaran. Se destaca también la clasificaciónn que realiza Parhizkar (2011) de las aplicaciones de la RA: de escritorio, para móviles y Web. Azuma (1997) describe las peculiaridades de la RA desde el punto de vista tecnológico, centrándose en el “aumento” y en los “visores”. Define el primer elemento como la posibilidad de los dispositivos de incluir mayor cantidad de información sobre los objetos del mundo real –visual, sonora, entre otros–. El autor aborda la necesidad de contar con visores para poder llevar a cabo la combinación del mundo real con la información virtual, utilizando para ello tecnología óptica o de video. Fermín-Lobo (2013), por su parte, identifica elementos comunes, y en cierta manera irrenunciables, de la RA: la ubicuidad y la información 3D. La RA está en expansión y se aplica en ámbitos diversos como la educación, la medicina, negocios, industria del videojuego, y también en el mundo televisivo. La industria del videojuego es la que ha apostado con mayor énfasis por el uso de la RA, aunque en cada entorno de los señalados se han ido analizando sus posibles vías de utilización.
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La mayor parte de los usos vienen por la incorporación de una cámara que aporta información a la realidad y que cada vez cuenta con mayor capacidad de interectuación, tanto en dispositivos fijos como móviles (Henrysson, Billinghurst, Ollila, 2005). La RA sigue siendo una tecnología de futuro que aún requiere ser investigada para poder establecer qué oportunidades ofrece. En la bibliografía revisada se ha hallado un conjunto de ventajas e inconvenientes a nivel tecnológico. Fermín-Lobo (2013) muestra como su principal ventaja la obtención de información con valor añadido sobre un aspecto determinado de forma ubicua. En definitiva, información que complementa, suplanta y/o mejora la obtención de conocimiento asimilada de la realidad. Flórez-Aristizábal (2013) indica que la RA cuenta con los dispositivos de pantalla, computadora, dispositivo de entrada y rastreo. Olmedo y Augusto (2012) destacan tres tecnologías: 1. Visión por computadora: potencialidad de aprovechar las características visuales de lo capturado naturalmente por la cámara. 2. Rastreo y geolocalización: el video es etiquetado por la capacidad del dispositivo de detectar su orientación y posición, utilizando para ello sensores. Ejemplos de dispositivos son los smartphones y tablets. 3. Visualización: tecnología que se utiliza para el despliegue de una escena aumentada. Las más empleadas son proyectores de video, dispositivos que se ubican en la cabeza como cascos o equipos a la altura de los ojos, sistema basado en navegadores, entre otros. Algunos de los dispositivos más destacados son: 1) Head-mounted displays: dispositivo colocado en la cabeza o en un casco. Obtiene la información por medio de cámaras. Son utilizados tanto para realidad virtual como para realidad mixta. 2) Computadoras personales y laptops: desplazados actualmente por los móviles, fueron los primeros utilizados. 3) Pantallas de mano: (smartphones y tablets): dispositivos más usados para la RA en estos momentos, debido a que sus sensores aportan información sobre geocalización del usuario. 4) Pantallas espaciales: hologramas, dispositivos ópticos, video proyectores, entre otros).
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f) Dispositivos para videojuegos: originalmente los dispositivos de RA fueron creados para videojuegos, implementados por Wii de Nintendo, Move de Sony PS3 o Kinect de Microsoft. Los programas de RA tiene facilidad de uso, sin altos requerimientos de conocimientos tecnológicos. Hay programas en el mercado tanto gratuitos como de pago, de precios muy variados, y sobre plataformas diversas como PC, Web, móvil o varias de ellas (Meneses-Fernández; Martín-Gutiérrez, 2013).
LA R E A L I DA D A U M E N TA DA EN LA T E LE V I S I Ó N En le área de las ciencias, humanidades, ingenierías, entre otras áreas, han utilizado como herramienta la síntesis de imágenes por computadora para representar sus ideas de forma visual, así como para representar ambientes aún por construir en la vida real. El continuo intento por controlar y utilizar las imágenes va mucho más allá del uso de las computadoras, se remonta a la fotografía y el cine.
Como señala Galán-Cubillo (2010), en la televisión se utiliza la escenografía virtual en aplicaciones de realidad virtual desde la década de 1990, cuando se realiza en algunos casos la versión inversa de RA: en televisión se superpone imagen real sobre el entorno virtual, mientras que en la RA, se superpone imagen virtual sobre imagen real. Se debe entender por tanto la realidad virtual como antecedente de la RA en televisión, cuyo más claro exponente es la superposición de imágenes en Croma-key. Se puede hablar de tres estadios en el uso de la RA en televisión: 1) Primera Fase: utilización de Croma –key, especialmente para escenografía, aunque también se ha empleado con otros fines. 2) Segunda Fase: utilización de RA superponiendo imagen generada por computadora a la imagen real. Se incorpora información sobre la imagen real. Esta utilización es más habitual de lo estimado. Un ejemplo es la publicidad sobre el terreno de juego en partidos de futbol, escudos de los equipos, líneas que determinen el terreno de juego. Otros ejemplos son el uso de grafismos de forma que aparecen ante el conductor como si fueran realmente un holograma; estadísticas en tiempo real; utilización de Google Maps para acceder al lugar exacto de las imágenes, entre otros.
La tendencia al uso de metáforas visuales para representar el mundo ha hecho posible, y en cierta manera necesaria, la investigación para la representación de imágenes, desarrollando para ello software y hardware cada vez más sofisticado –imágenes tridimensionales por ejemplo- (Heras-Lara; Villarreal-Benítez, 2004).
3) Tercera Fase: utilización de dispositivos externos apara visualización de RA. Esta fase, aún en estado de investigación, puede cambiar realmente la forma de ver, utilizar e interactuar con la televisión. Consiste en ofrecer información textual, hipertextual, sonora, visual, audiovisual por medio de dispositivos externos a la pantalla de televisión, interactuando con ella, y obteniendo información que complementa, mejora y aumenta la información facilitada por el método tradicional.
El realismo alcanzado con el trabajo de imágenes por computadora es impresionante. Evolución que puede verse de forma clara en la evolución y calidad de imágenes para videojuegos, así como en la realidad virtual y en otras experiencias como el teatro-domo.
Los objetivos visibles por medio de RA no podrán ser perceptibles en la televisión si no es mediante la utilización de dispositivos externos.
No solo se copia la realidad, sino que se aplica para aportar nuevos detalles informativos, formativos o de entretenimiento. La RA ha sido ya ensayada en las artes escénicas, por medio de la incorporación de elementos audiovisuales equipados con realidad virtual expuesta entre los actores (Boj; Díaz, 2007). Igualmente en el ámbito de la televisión en el caso de los programas de deportes, noticias, escenografías y la publicidad en empresas como Televisa y TV Azteca, principalmente. La utilización de la RA en la televisión se ha traducido en algunos cambios en producción y postproducción, al incluir elementos generados por computadora. (Galán-Cubillo, 2008).
Los dispositivos móviles como las tablets y smartphones son el mejor sistema para obtener la nueva información que facilita la RA, aunque no se deben descartar los cascos tradicionales de RA, ni tampoco el desarrollo de gafas por medio de la cuales se podría acceder a contenidos complementarios. Otra empresa es NHK con su NHK Hybridcast, el cual combina RA al crear puentes virtuales para conectar la televisión y la tablet, con fin de dotar de interactividad programas. InAir es un pequeño dispositivo que interconecta el smartphone o tablet vía HDMI a un televisor 3D o 2D que enriquece la experiencia del televidente, tras darle una expansión al contenido que se ve en este.
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Aún están por determinar, descubrir y pilotear todas las posibilidades que nos puede facilitar esta tecnología. Lo que parece claro es que producirá un enriquecimiento informativo y/o formativo al completar y mejorar los contenidos audiovisuales.
Las posibilidades de acceso a la realidad virtual por medio de dispositivos móviles (teléfonos y tablets), así como la gran potencialidad de las gafas de RA, con la combinación de la integración de la televisión con la navegación sincronizada por la Red potenciando la televisión a la carta, hace imparable la evolución tecnológica y el cambio de modelo de la televisión.
INFORMACIÓN AUDIOVISUAL
Por lo tanto, se consideran dos realidades de descripción de la imagen, unificando los puntos de acceso onomásticos, cronológicos, temáticos y geográficos. Dicha descripción será idéntica, con las miasmas normas y requerimientos.
FA C I L I TA D A P O R R A : C A M B I O S EN LOS GESTORES DE BASES DE DATOS La gestión de la información audiovisual se ampliará a dos niveles: a) nivel televisivo, b) nivel RA. A priori parece oportuno realizar el análisis documental de estos dos niveles por separado. No obstante, parece también imprescindible el análisis de una nueva realidad: la fusión de los elementos audiovisuales de las dos realidades. ¿Por qué? El material audiovisual de la RA puede tener una relación sincrónica o asincrónica respecto al contenido. Por ello, en algunos casos son necesarias las dos realidades para captar correctamente el contenido del mensaje, mientras que en otros momentos la relación puede ser inexistente. El primer caso (en el que existe la relación) es el que se habrá de analizar de manera conjunta, no sólo desde el punto de vista de la información audiovisual, sino desde su contenido. Centrémonos en los dos niveles de análisis que conlleva la utilización de RA: imagen propuesta por la RA y el mensaje enviad por el método tradicional ( y excepcionalmente el nuevo mensaje generado por la fusión de las dos realidades). Se plantea como mejor opción la descripción a dos niveles, donde quede reflejado en la base de datos de gestión documental como una noticia y/o emisión es tratada por un lado en la realidad televisiva y por otro en la RA. La descripción del material RA será idéntica al material televisivo, pero en un segundo nivel de análisis, pudiendo así analizar y describir con el mismo sistema las imágenes de ambas realidades. Ahora bien, al contar con una información en dos niveles siempre se debe determinar en qué realidad ha sido emitida, ya que se debe tener presente que la visualización de RA no se habrá instalado en los hogares en un primer momento sino probablemente tras diferentes oleadas de integración tecnológica.
Por último, el análisis de RA más realidad televisiva, es decir, del mensaje que se desea transmitir de la unión de ambas realidades, se llevará a cabo en un campo de resumen en texto libre con dos alcances: a) Descripción de los contenidos sonoros, textuales, hipertextuales y audiovisuales; b) Descripción del contenido del documento televisivo-RA. El análisis propuesto, soluciona los problemas derivados de la emisión de contenidos en varias realidades, sin tener que llevar a cabo grandes cambios en los sistemas de gestión documental de las empresas audiovisuales. Y no sólo eso, sino que se incorporan nuevas posibilidades para la recuperación desde el momento en que se integra mayor información en texto libre de diferente naturaleza que podrá servir de base para la recuperación posterior. No obstante, se deberá tener cuidado, ya que dichas descripciones podrían traducirse en un aumento de ruido documental en la recuperación de información.
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CONCLUSIONES La RA puede hacer cambiar algunos modelos de transformación y acceso a la información televisiva. Puede provocar grandes mutaciones e infinitas posibilidades en el acceso a nuevos contenidos, sobre todo en aparatos externos a la propia televisión. Gafas de RA, tablets, smartphones , tecnologías móviles de Apple, nos permiten contar con información a dos niveles accesible por la pantalla televisiva y por una pantalla auxiliar. En definitiva, la RA no va a suponer un cambio drástico para los servicios de documentación de las cadenas televisivas; únicamente se tendrán que adaptar los gestores de bases de datos para incluir la información emitida a través de ella, que atendiendo a su naturaleza no tendrá un tratamiento especial ni diferente al realizarlo ya para los documentos. Si se traducirá en un cambio en los sistemas de difusión y, en cierta manera, de producción, ya que habrá que pensar en varios niveles audiovisuales a la hora de ofrecer productos televisivos. Todo ello constituye un nuevo campo en que se abre especialmente en el terreno de la publicidad y muy especialmente como elemento integrado dentro de la filosofía de la televisión social, ya que por medio de los lectores periféricos (vislumbramos las gafas y celulares como herramientas más adaptadas), no solo se podrá acceder a contenidos sino a interconectar la televisión con los cibertelespectadores.
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PLATAFORMAS DE DI STRI BUC I Ó N AUDIOVISUAL: BLIM
¿LA NUEVA OPORTUNIDAD DE TELEVISA? GEORGINA CORTÉS CABRERA UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN / UNAM
GEORGINA CORTÉS CABRERA
La creciente integración de las tecnologías de la información y la comunicación en el quehacer cotidiano de las personas, ha cruzado todas las fronteras sin excepción, abarcando especial y ampliamente el sector del entretenimiento, ámbito clave para la caracterización de usos diversos en las formas emergentes de comunicación soportadas en la plataforma de Internet.
MAESTRA EN COMUNICACIÓN POR LA UNAM
Maestra en Comunicación con orientación en Tecnologías de la Información y la Comunicación por el programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; licenciada en Ciencias de la Comunicación con especialidad en Producción Audiovisual por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM; profesora de asignatura a nivel licenciatura en la FCPyS; integrante de la División de Posgrado de la Universidad de la Comunicación. Hoy día se desempaña como Coordinadora de Titulación, Becas y Servicio Social de la UC.
No cabe duda que el sector del ocio se ha consolidado como una de las actividades preferidas por los cibernautas, al menos en México en donde el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 2015) a través de su Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2015 señala en los resultados relacionados con la categoría de Usuarios de Internet por Entidad Federativa, Según Principales Usos, 2015 que el 71.4% de la población mexicana efectivamente dedica el uso del Internet para fines de ocio. Pero el dato no se queda sólo ahí, igualmente se reporta que un 76.6% de cibernautas mexicanos dedica su tiempo de conexión a acceder a contenidos audiovisuales exclusivamente, lo que caracteriza a este sector como uno de los preponderantes en la actividad de los usuarios de esta latitud. Seguido de este dato, se puede ubicar a la Asociación Mexicana de Internet, mejor conocida como AMIPCI que a través de su 12° Estudio Sobre los Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2016 , 1 destaca que dentro de las cinco actividades más importantes que llevan a cabo los usuarios de Internet en México es ver películas/series en streaming , 2 colocando –de nueva cuenta– a la industria del entretenimiento en una de las categorías de importancia en consumo a través de Internet.
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Estudio realizado en abril de 2016. El streaming es una tecnología que nos permite consultar un archivo de video o audio directamente desde Internet en una página web o en una aplicación móvil, sin descargar dicho archivo a nuestro dispositivo. El streaming se ha consolidado como una de las tecnologías más relevantes en nuestro actual consumo mediático a través de Internet, en donde por medio de plataformas de transmisión de contenidos como Netflix, Spootify, Dezeer, entre otras podemos tener acceso a variedad de contenido audiovisual sin acaparar la memoria de nuestros dispositivos y disponibles en el momento que determinen los usuarios.
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Por otro lado, la actual diversificación de artefactos que inunda el mercado de las tecnologías de la información y la cada vez mayor oferta en el ancho de banda de las conexiones a Internet platean un escenario mayormente orientado al consumo de varios contenidos originados en estas plataformas digitales, reorientando el sendero de los consumidores. Lo planteado anteriormente, apenas y alcanza a definir algunas generalidades en materia de consumo y migración de usuarios a Internet, perfilando -y sin aras de ser tremendista- una migración importante de sujetos que en el pasado surtían su demanda de ocio a través de medios como la radio, la televisión y todo aquel repertorio de medios de masas que han sido eventualmente desplazados por la oferta emergente en Internet. Especialmente en el caso de la industria audiovisual, de a poco el fenómeno de la migración de las audiencias ha obligado que empresas mexicanas como Grupo Televisa, viren su ejercicio de distribución a sistemas digitales como el ya referido streaming y emprender proyectos tan ambiciosos como la naciente plataforma denominada Blim, que no solamente debe ser leída como la plataforma de contenido de habla hispana más importante a nivel mundial, sino que además fundamente las bases de un nuevo modelo de negocio que una empresa como Televisa poco ha explorado y sobre todo en un terreno casi fangoso, en donde su actividad en materia de medios digitales no ha hecho otra cosa más que seguir apostando a la reproducción de contenidos que distribuye desde su sistema tradicional; es decir a partir de la venta de sus productos al mercado audiovisual mundial y a su ya conocido y desgastado Canal de las Estrellas.
CONTENIDO COMO SERVICIO A casi 20 años de la fundación de la posicionada Netflix, que saltó al mercado a través de su plataforma de servicios Over-The-Top 3, los operadores de telecomunicación que integran dentro de su oferta el pago por evento y las empresas de medios de comunicación como Grupo Televisa, se han visto en la imperiosa necesidad no sólo de revisar e integrar nuevas estructuras para la distribución de sus contenidos, sino que también se han planteado retos para allegarse a este nuevo segmento del público que prácticamente vive acaparado por las pantallas de los dispositivos móviles. En este sentido, la actual distribución de contenidos audiovisuales a través de Internet no sólo debe apelar al uso exitoso de las tecnologías de la información y la comunicación con el fin de ampliar el espectro de salida, sino que ahora más que nunca el catálogo de las obras audiovisuales debe ser el más amplio posible, a fin de llamar la atención a un mayor número de clientes. En el caso de México, hoy día la oferta disponible para los asiduos consumidores de estos contenidos está demarcada por plataformas como Clarovideo operada por American Móvil, la ya referida Netflix, la exhibidora cinematográfica Cinépolis con Klic y ante este escenario Grupo Televisa con Blim. Lo que vale la pena destacar de cada uno de los servicios señalados es la diversidad de los contenidos que ofertan, en donde existen claras diferencias entre cada uno de los proveedores, haciendo de estas bibliotecas audiovisuales el insumo básico de su modelo de negocio, sólo basta ver la siguiente tabla, mostrada el pasado mes de mayo en el periódico El Financiero-en su versión en línea- para identificar este aspecto.
3 Una plataforma de servicios Over-The-Top (OTT) es aquella que transmite o
difunde contenidos a diferentes dispositivos – como smartphones, tabletas o smartTV´s – a través de internet. Éstas no requieren de infraestructura para su transmisión, sino que hacen uso de las redes de los proveedores de Internet.
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Cuadro comparativo entre plataformas de distribución audiovisual de más importancia en México
CONTENIDOS
NETFLIX
CLAROVIDEO
BLIM
CINÉPOLIS KLIC
COSTO MENSUAL
$99
$69
$109
$25
OTROS PAQUETES
$129/$159
GRATIS A CLIENTES TELMEX
−
$40
SERIES (NÚMERO)
99
403
102
−
PELÍCULAS
330
120
441
1300
TELENOVELAS
17
−
55
−
DEPORTES
5
99
−
−
DOCUMENTALES
75
346
−
−
−
1,085
−
−
INFANTILES
75
38
103
125
TOTAL
610
2,091
760
1,425
KARAOKE
DATOS ABRIL DE 2016
Ahora bien, a pesar de que plataformas como ClaroVideo y Klic son quienes proveen una mayor oferta en sus catálogos, es Netflix la que se consolida como líder en el mercado mexicano. Aquí viene lo más interesante en este tema y planteamiento de la posible viabilidad del modelo de negocio de Televisa a través de Blim, si de acuerdo con los datos arrojados por la fuente de El Financiero, Blim apenas supera en un 10% en oferta a Netflix y, a pesar que ClaroVideo y Klic tienen significativamente un mayor contenido disponible ¿qué le hace pensar a Grupo Televisa que, de acuerdo con la consultora The Competitive Inteligence Unit (2015) Sector Convergente Telecomunicaciones y Radiodifusión en México, podrá competir de manera relevante ante el creciente 32% de suscriptores de esta modalidad de servicios? Pues bien, de acuerdo con el propio Director de Contenidos de Grupo Televisa, José Bastón (febrero, 2016) quien señaló en la presentación de Blim en el recién desaparecido noticiario matutino Primero Noticias que esta plataforma… “Es un esfuerzo
Fuente: Periódico El Financiero, mayo 2016.
más de Televisa para distribuir nuestros contenidos hacia todas las personas que lo quieran consumir. Nuestro verdadero negocio es la distribución y producción de contenidos. Ahora es por Internet en una plataforma bajo demanda, pero por suscripción mensual”. Ante esta declaración puede asumirse que la apuesta de Grupo Televisa es la de sostener su sistema de producción-realización pero ahora con distribución en Internet; es decir, mantener la primacía de sus contenidos en el género telenovela, sin olvidar la producción realizada por Videocine a la que igualmente se tendrá acceso y la nueva apuesta en contenido original con series de confección nacional; además de esto, también hay series y películas estadounidenses pero no son la oferta principal del servicio; el contenido para niños también presente y, además se añaden documentales creados por la BBC y Fox pero aún son muy pocas las opciones disponibles, aspecto entendible en tanto que la fuerza mayor de este servicio plantea centrarse en la propia producción de la empresa.
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BLIM: EL RESURGIMIENTO DE TELEVISA EN LA ERA DIGITAL Ante esta breve radiografía de qué es Blim como plataforma de contenidos audiovisuales, es de esperarse que eventualmente el contenido de Televisa dejará de proveerse por medio de Netflix y otros canales de distribución y, posteriormente sólo se pueda acceder al mismo a través de esta plataforma. No obstante, el proceso de migración no sólo supone desposeer a los competidores de estos contenidos, igualmente Televisa sortea al menos dos nuevos retos importantes: 1) entender que la tecnología no es la categoría que hará la diferencia entre más o menos suscriptores, sino que invertir y diseñar en nuevos formatos podría establecer una diferencia relevante y, 2) diseñar una estrategia de consumo que en el futuro no afecte a filiales como iZZi. Al contrario, definir un rumbo en donde integre no sólo sus canales de televisión abierta, además de que igualmente capitalice sus alianzas de distribución de contenido y enriquezca la oferta de Blim, para de este modo dejar en el pasado los viejos ejercicios de televisión en Internet en donde proyectos como Esmas TV, VEO y TVolución solo dieron cuenta de la falta de conocimiento en el diseño de estrategias de distribución y del uso y consumo de tecnología de los usuarios. Justamente es el punto número dos el que debe razonarse con mayor detenimiento en tanto que Grupo Televisa, aún no tiene bien definido el actual esquema del mercado audiovisual en Internet y con ello la empresa se expone a un potencial fracaso. Trasladar contenido de un canal a otro no supone la incorporación del actual esquema mercadológico de distribución audiovisual impuesto por las nuevas formas de consumo de los usuarios, sino que considerar aspectos tan relevantes como el precio –como se pudo observar en la tabla, Blim es la plataforma más costosa–, su posición como distribuidor multicanal en donde la oferta audiovisual de la naciente app no se complementa con la ya dispuesta en su canal de televisión abierta. Además de que eventualmente el “contenido exclusivo” se va exhibiendo por este canal tradicional sin dar oportunidad de alimentar genuinamente este nuevo espacio, así como también la falta de consideración en su adaptabilidad tecnológica, ya que no es compatible con dispositivos como Google Chromecast y poner
a disposición una plataforma de las características de Blim para competir con gigantes como Netflix, implica prever un fuerte desarrollo a fin cubrir las potenciales salidas a las que el consumidor pueda allegarse y así aproximarse al servicio y como estas, muchos otras diferencias al parecer se dejaron al aire y restaría dejarle al tiempo y, por supuesto a las futuras tendencias de consumo, el destino que Blim tendrá como plataforma de distribución audiovisual.
CONCLUSIONES El futuro de la televisión está decidiéndose en estos momentos; la atención que ha despertado Grupo Televisa a través de la puesta a disposición de su plataforma de contenidos denominada Blim, deja entrever una de las realidades más significativas en el ramo de la distribución de contenidos audiovisuales, en donde se plantea que el futuro del que se hace referencia está en Internet. De esta manera, Televisa no sólo sortea su lucha en contra de los nuevos competidores, sino también contra sí mismo, en donde el reto de esta nueva forma de consumo televisivo supone además de apostar por el desarrollo de plataformas digitales, desafiar el diseño de contenidos que realmente constituyan una opción ad hoc al actual perfil de los consumidores, partiendo del hecho de que el acceso a la programación estará definido por el gusto personal. Las nuevas generaciones consumen contenido audiovisual diverso y, eventualmente están dispuestos a pagar por él, de ahí la consideración de que el elemento contenido sea el principio rector para vislumbrar la posible caída libre del imperio audiovisual que ha acaparado por décadas Grupo Televisa. Así que renovarse o perecer…
REFERENCIAS 1. CASTAÑARES, Itzel (2016). ¿Netflix, Claro o Blim, cuál es la mejor opción? Periódico El Financiero (en línea). Disponible en: http:// www.elfinanciero.com.mx/empresas/netflix-claro- o-blim- cuales- la-mejor-opcion.html 2. CIU (2015). Disponible en: www.phe-ciu.net 3. CLARES Gavilán, Judith; Jaume Ripoll y Alberto Tognazzi (2013).
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Distribución Audiovisual en Internet. Vod y Nuevos Modelos de Negocio. Barcelona: UOC. 4. FRANCÉS, Miquel (2010). El Nuevo Espacio Televisivo. El Valor Estratégico de los Contenidos. TELOS 84: Cuadernos de Comunicación e Innovación. España: Fundación Telefónica. 5. FRANCÉS, Miquel; Germán Llorca Abad (et. Al.)(2014). La Televisión de la Crisis ante el Abismo Digital. España: Gedisa. 6. INEGI (2015). Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares. Disponible en: http:// www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/encuestas/hogares/ regulares/dutih/2015/default.aspx
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7. Noticieros Televisa (productor) (2016). Presentación de la Plataforma Blim. Primero Noticias (noticiario): 22 de febrero. México: Grupo Televisa. 8. OJER, Teresa y Elena Capapé (2012). Nuevos Modelos de Negocio en la Distribución de Contenidos Audiovisuales: El Caso Netflix. Revista Comunicación, Nº10, Vol.1, año 2012, PP.187-200. ISSN 1989-600X. Disponible en: http://revistacomunicacion.org/pdf/n10/ mesa1/015.Nuevos_modelos_de_negocio_en_la_distribucion_ de_contenidos_audiovisuales-el_caso_de_Netflix.pdf
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PROBLEMATIZAR, NI MÁS NI MENOS ALBERTO FERNÁNDEZ DE LARA QUESADA UNAM / UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN
ALBERTO FERNÁNDEZ
DE LARA QUESADA
LICENCIADO EN PERIODISMO Y COMUNIDAD COLECTIVA POR LA UNAM
Desde 1989 es académico especializado en la impartición de asignaturas de las áreas de metodología de la investigación científica y del trabajo periodístico y comunicacional en la UNAM y la Universidad de la Comunicación. Más de 20 años como reportero-redactor, editor y coordinador editorial. Ha recibido la Medalla Gabino Barreda al Mérito Universitario, por la UNAM, y el premio José Vasconcelos a la Excelencia Académica, por la Alianza para la Educación Superior (ALPES).
Sentenciaba Aristóteles en la antigüedad griega que problemas “son aquellas circunstancias que aparecen en nuestra vida cuando no tenemos bien definidos nuestros propósitos”. Entendemos muy bien el espíritu con que el estagirita pronunciaba este proverbio, aun antes de traspolarlo al horizonte del discurso científico-académico: cuántas veces en nuestra cotidianidad nos complicamos la vida por no precisar con toda claridad lo que pretendemos llevar a cabo en diferentes espacios nuestra existencia. Por ejemplo, en nuestra alimentación, frecuentemente comemos lo que se nos antoja repentinamente, sin reparar en su valor nutritivo y, sobre todo, que su consumo consuetudinario desencadena negativas repercusiones en nuestra salud. De tal suerte, hoy la población mexicana encara un grave problema de sobrepeso u obesidad. En otro tenor, al salir a divertirnos con la familia y/o los amigos sin un plan de acción definido, corremos el riesgo de acudir a lugares muy concurridos, caros y muy probablemente decepcionantes por la insatisfacción de nuestras expectativas. Cuando en una empresa u organización para la que prestamos nuestros servicios no existe una bien determinada agenda de trabajo, corremos el riesgo de pasar por lapsos de inactividad e incertidumbre, por una parte, pero también vendrán jornadas agobiantes y extenuantes, fruto de la inexistencia de un cronograma correctamente estructurado. El repertorio para ejemplificar los desasosiegos derivados de la imprecisión de finalidades en nuestros quehaceres cotidianos, puede ser muy abundante, pero algunos botones de muestra nos han sido útiles para interpretar la esencia de las palabras aristotélicas arriba expuestas. Esto al menos en un sentido muy ordinario.
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Si nos remontamos al entorno académico, encontramos muy comúnmente que los estudiantes de los niveles superiores padecen la sombría atmósfera de la ambigüedad y la confusión frente al reto de componer un proyecto de investigación que les permita solventar una verdadera necesidad de su contexto social o del ámbito teórico de su competencia. De la necesidad de solucionar los complicados escenarios anteriores, emerge el objetivo de este ensayo: contribuir a que estudiantes, particularmente de licenciatura, puedan recorrer con la mayor facilidad posible la ruta crítica que conduce de la identificación de un tema a su planteamiento. Ese derrotero al que nos referimos lleva un tema general hasta el planteamiento de un problema de investigación, atravesando por la examinación de la problemática y el paso clave de la problematización. El reconocimiento de estas etapas define la estructura a la que se ciñe este ensayo.
PARA C O M E N Z A R Así, en una primera instancia, la cuestión básica por resolver es saber transitar por este itinerario de la lógica de la investigación, como si de menuda cosa se tratara. Seguramente el recorrerlo habitualmente desde los primeros semestres de una licenciatura o aun antes, en el ciclo propedéutico del bachillerato, generarán una de las mayores virtudes de nuestra madurez intelectual cuando lleguen los supremos retos de la elaboración de protocolos para trabajos recepcionales de grado. Es posible que muchos preceptores den por descontado y hasta obvio este procedimiento. Sin embargo, justamente ante lo que se cree manifiesto o muy patente es cuando estamos más expuestos a la comisión del error. Suponemos, por ejemplo, que el estudiante que arriba a los semestres postreros del ciclo de licenciatura, llega provisto con las nociones óptimas para desfilar por el sendero que conduce del tema al problema de la investigación. Semejante jactancia es equivalente a la repetida actitud de los maestros de los niveles básicos de educación de presuponer consabida en sus chicos la naturaleza del ensayo como género del trabajo intelectual. ¿Acaso no es familiar la asidua solicitud de una tarea finisemanal de un ensayo sobre “X” o “Y” temas para alumnos que en el mejor de los casos cursan la segunda mitad de la etapa primaria? Seguramente la respuesta es afirmativa.
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Y a fuerza de ser sinceros, el encargo termina resuelto por los más viejos de la casa, sin desdén de su experiencia, pero con embargo de su conocimiento sobre la índole del ensayo. Referentes constantes de este tipo de salidas son charlas de familia o con amistades. Vistas así las cosas, percibimos el trasiego de la escolaridad mexicana con abundantes vicios que desembocan en insuficiencia metodológica en la “hora cero” de la preparación de la tesis, la tesina u otra modalidad de titulación. Esto nos conduce, en lo que al asunto de inicio de esta oportunidad se refiere, a redimir el sesgo para caminar del tema al problema.
EXPLORACIÓN DEL MARCO TEÓRICO Es insoslayable imbuir en los estudiantes de la licenciatura entre más temprano será mejor la identificación del ámbito teórico pertinente para la selección de un tema de investigación. Esto es, que el asunto previsto para emprender la investigación, se inscriba en el marco teórico de la especialidad a la cual corresponde su formación profesional. Evitemos, a toda costa, ser intrusos en áreas de las cuales carecemos de un conocimiento profundo o incluso abanderamos entendederas muy precarias. El suministro de las asignaturas del área teórica del plan de estudios es crucial en este cometido; por lo tanto, los académicos que imparten esas asignaturas están llamados a suscitar una conciencia en sus estudiantes acerca de la relevancia que cobran los saberes expuestos en esos cursos para la ulterior sustentación de trabajos de investigación. Por supuesto, antes de caminar la legua, es imprescindible asirnos al rastreo del marco teórico de referencia. De esta manera, podremos marchar por veredas más seguras y de contornos reconocibles. No obstante, el anterior es apenas el primer paso en un derrotero que continúa con el desafío de afrontar una problemática. Entendamos ésta como aquella condición confusa de un cierto paraje teórico de nuestra disciplina de estudio que demanda una interpretación original o actualizada.
La problemática también puede emerger de la necesidad de encontrar solución a un determinado inconveniente de nuestro entorno social. Buena provisora en este sentido es la complejidad de nuestro mundo actual. Decantarse por una dificultad en particular es cuestión de un habitual asomo a los medios de comunicación de nuestro tiempo, verdaderos escaparates de acentuados embrollos o conflictos sociales.
“LA REBELDÍA DE PENSAR” Con base en la comprensión de las dos etapas previas, el investigador se encuentra bajo condiciones de acometer la crucial cabalgata de la problematización a través del puente que provee el arte de la mayéutica. Esto es, la habilidad para preguntar. Primigenia aptitud de nuestra condición humana, es la correcta y profunda formulación de preguntas. Es el paso determinante para cruzar la pasarela de la problematización al problema. Es aquí donde, como bien nos lo ha expresado el maestro Óscar de la Borbolla en diferentes foros, comienza “la rebeldía de pensar”.
Se trata del momento crítico en el que habiendo identificado una laguna de conocimiento, el investigador “debe estar consciente de qué es lo que se ignora” (García Córdoba y García Córdoba, 2013: 41). Porque como nos lo enfatizó el eminente galeno mexicano Jacinto Licea Mendoza durante un homenaje que le rindió el Instituto Politécnico Nacional, “lo malo no es ignorar algo, sino no saber qué es lo que se ignora”.
CONTRA LA C U LT U R A DEL MÍNIMO ESFUERZO La maduración, la cristalización de la pregunta de investigación es lógica derivación de saber pensar. Meditar en la(s) variable(s) que ocasionan el efecto o los efectos de un fenómeno o problemática que nos interesa estudiar, produce un planteamiento de problema relevante, original, trascendente. Para esto debemos estar dispuestos a abandonar nuestra zona de confort, requiere espíritu crítico e imaginación del investigador. Reflexionar urge de las presentes generaciones capacidad de observación, simiente del método científico. Y se suscita a partir de la “verificación empírica” (Münch y Ángeles, 2007: 14) que moverá a los jóvenes investigadores a armonizar los
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recursos documentales de los que disponemos en el gabinete –incluidas las modernas tecnologías de la información y la comunicación– con la examinación del entorno citadino. A lo largo de dos décadas, mucho he insistido a los alumnos de los seminarios de investigación en la UNAM, en la Universidad de la Comunicación y algunas otras instituciones de educación superior donde he tenido el privilegio de participar como docente, que la calle es el gran laboratorio del científico social. Lo anterior precisa una vocación dinámica, la cual no se ve muy favorecida por la cultura de nuestros tiempos –el horno de microondas, el control remoto del televisor y el clic de la computadora nos han enseñado a ser “prácticos” o gestores del mínimo esfuerzo–. No obstante, nuestra naturaleza de animales gregarios pone nuestros pasos en la gran ciudad y el desgaste de nuestras suelas debe ser directamente proporcional a la avidez de toparnos con revelaciones entrañadas en nuestro objeto de estudio.
APRENDER A PENSAR Conviene en la problematización que florecerá el problema de investigación apoyarse en algunos procedimientos de razonamiento que aplicados sistemática y disciplinadamente germinarán una bien sustentada pregunta de investigación. En muchas ocasiones, como apuntamos previamente, asomarnos a los contenidos de los medios de comunicación puede instalarnos en una problemática que promueva las consideraciones suficientes para encaminarnos hacia la pregunta de investigación. Esto no se produce como una mera ocurrencia mientras desayunamos y tenemos simultáneamente encendida la televisión en un noticiario. “Nunca en el breve lapso de un día, la espiga germina”. La cosecha es recompensa de un esfuerzo consuetudinario, de un hábito irrenunciable e inalienable del comunicador. Faltaba más, “en la casa del herrero azadón de palo”. El seguimiento de la prensa –no acotado únicamente a los medios impresos, como en otro tiempo se concebía, sino incluso de los medios audiovisuales– es un deber de actualización profesional y, por lo tanto, ético.
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La trascendencia de este recurso, denominado “follow-up” o seguimiento en la prensa estadounidense (Benavides Ledesma y Quintero Herrera, 1997: 206), puede desencadenar eclosiones como el caso Watergate que condujo al presidente Richard Nixon a la dimisión en el verano de 1974. Una resonante investigación periodística en la que palpitó el seguimiento como detonante de varias preguntas que ocasionaron varias líneas de investigación. Igualmente provechosa es la síntesis, no entendida ésta como capacidad de resumir una idea o un texto. La acepción que aquí concurre es la inteligencia para buscar “similitudes en acontecimientos que aparentemente son distintos o que ocurren en sitios diferentes. En suma, busca tendencias en los acontecimientos noticiosos” (Benavides Ledesma y Quintero Herrera, 1997: 207). La síntesis, independientemente de gravitar en el día a día del acontecer de la sociedad global, se soporta en la información que el científico profesional ha reunido a lo largo de su instrucción, de su roce multidisciplinario y, desde luego, de su capital cultural. Factores todos éstos que enriquecen la visión con que se problematiza el tema y se enuncia un juicioso planteamiento. Por otra parte, consideremos la capacidad predictiva que el investigador debe desarrollar a partir de las tendencias manifiestas de una determinada problemática. A esta técnica se denomina proyección. Se trata de bordar un pronóstico sobre el derrotero y las consecuencias que pueden originarse en un suceso que ha reportado alguna o varias complicaciones en el entorno social. El propósito de las investigaciones nacidas a partir de este planteamiento, es generar una alerta o referente para instrumentar alguna propuesta que remedie la problemática. Pensemos por un momento en la necesidad de problematizar temas como el envejecimiento de la población mexicana en la siguiente generación. El pronóstico de las Naciones Unidas al promediar el presente siglo es de 20 millones de personas adultas mayores en México. Otro asunto que puede recurrir a la proyección para conducir a una problematización, lo componen diferentes padecimientos de salud crónicos, cuya condición incurable demanda de las instituciones de salud una estrategia bien estructurada para procurar calidad de vida en los pacientes. En fin, estamos ante una fórmula conveniente para evitar que las cuestiones preocupantes en la actualidad se tornen más complejas, sufridas y costosas en el porvenir.
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Los cambios de punto de vista y punto de observación (Benavides Ledesma y Quintero Herrera, 1997: 210-211) se incorporan al repertorio de procedimientos racionales para la problematización, con el llamado al investigador a afinar su sensibilidad para explorar las problemáticas desde perspectivas originales.
sus protocolos. Vistas así las cosas, soslayan la ruta crítica ilustrada en la primera parte de este ensayo. La mayoría desconoce o entiende parcialmente los procesos racionales que se han recomendado en las páginas recientes para conducir la problematización hasta el problema o pregunta de investigación.
Así, en el cambio de punto de vista, el estudioso debe esmerarse por dar un tratamiento novedoso a problemáticas que han sido abordadas de maneras muy tradicionales, lo que ha conducido a etiquetar como trillados los problemas que plantean.
Coligen con ligereza que han llegado a la etapa concluyente de una profesión o de un ciclo de estudios de grado con la pericia para gestar un protocolo de investigación riguroso y sólidamente argumentado en su problematización, sin necesidad de salir a la calle a observar. Frecuentemente su monta de lectura es insuficiente y, sobre todo, no se brindan tiempo de balance para reflexionar los aspectos importantes que debe atender el estudio.
Para ejemplificar el cambio de punto de observación, acudamos a las complicaciones que representa el sistema de transporte público de la Ciudad de México. Seguramente aquel investigador que pretenda hablar del tema desde la comodidad del volante de su automóvil y los datos duros que consiga en fuentes autorizadas, apenas habrá cumplido la mitad de su misión. El complemento devendrá de su aproximación al testimonio que le proporcionen los usuarios de los medios de transporte en la cotidianidad de la metrópoli. Únicamente así alcanzará una plena objetividad en su reporte de investigación. Sólo nos resta apuntar la focalización, procedimiento que educa al investigador a delimitar con toda precisión el espacio físico –geográfico– y temporal –momento histórico–donde se ubica la problemática específica que pretende analizar. Y es que a muchos estudiosos en ciernes “se les hace chico el mar para hacer un buche de agua”. No por una deliberada mala intención, sino por carecer de una asesoría pertinente, incurren en desbordar el planteamiento de su problema con la creencia de que de esa manera será más completo su informe y en consecuencia más convincente al momento de ser expuesto a un cuerpo colegiado para su evaluación. Como cualquier falacia, ésta también tiene piernas cortas y no llegará muy lejos. Peor aun, puede generar un efecto búmeran, contraproducente para la economía, el tiempo y, sobre todo, el entusiasmo del investigador.
CONSIDERACIONES FINALES Tal vez por influencia de la Mercadotecnia, que vende soluciones a los problemas, los investigadores inexpertos o en formación evitan conceptuar como problema el motivo de sus indagaciones. Entienden que sólo es necesario identificar un tema como materia prima de lo que después sucederá en
En el tiempo postmoderno y la lógica de la industrialización todo parece urgir, pero la cientificidad tiene su propio ritmo y no debe ni puede pasar por alto tareas de un proceso sistemático. Por eso la problematización es consecuencia de leer, observar, reflexionar, analizar e interpretar; un círculo virtuoso que define la personalidad del genuino investigador. Y es que como bien lo percibía el ilustre periodista polaco, historiador por la Universidad de Varsovia, Ryszard Kapuscinski, el elenco sensorial del reportero –aunque esto se extiende a todos los comunicadores en general– se integra por estar, ver, oír, compartir y pensar (Kapuscinski, 2003). La anterior debe ser una sucesión gozosa de acciones que nos edifica personal, profesional y humanísticamente. Y como ufanamente pregonaba Alberto (Arturo de Córdova) en una de las piezas clásicas de la cinematografía mexicana, El rebozo de Soledad , al enfrentar los mezquinos intereses particulares de sus pares médicos: del círculo de los codiciosos nunca han emanado genios de la talla de Luis Pasteur, Santiago Ramón y Cajal, Sigmund Freud y otros. Común denominador de todas las lumbreras anteriores fue su inconformidad ante el conocimiento alcanzado en sus disciplinas hasta el momento histórico que les tocaba vivir; el maravilloso motor de su sabiduría era su penetrante inteligencia para problematizar, ni más ni menos. Este repaso final de tema general, examen de la problemática, problematización y planteamiento del problema, es una hipérbole emotiva del objetivo original de este ensayo. La polémica o controversia, lo enriquecerá.
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REFERENCIAS Benavides Ledesma, José Luis y Carlos Quintero Herrera, Escribir en prensa , México, Alhambra Mexicana, 1997. García Córdoba, Fernando y Lucía Teresa García Córdoba, La problematización , México, Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México-Limusa, 2013.
Kapuscinski, Ryszard, Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar), México, Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, Fundación Proa, Fondo de Cultura Económica, 2003. Münch Galindo, Lourdes y Ernesto Ángeles, Métodos y técnicas de investigación, México, Trillas, 2007, tercera edición.
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PERIODISMO A M B I E N TA L C RU ZA R E L PA NTA NO RENÉ CHARGOY GUAJARDO UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN
L A RACIONALIDAD AGOTADA
RENÉ CHARGOY G. MAESTRO EN
COMUNICACIÓN POR LA UNAM
Maestro en Comunicación por la FCPyS, UNAM; Maestro en Educación Ambiental por la UACM. Ha sido profesor en la UNAM, Universidad Iberoamericana, Tecnológico de Monterrey y Universidad de la Comunicación entre otras instituciones de educación superior. Periodista desde 1975 en diarios y revistas, radio y televisión. Editor de la revista Los Ambientalistas. Diez premios a nivel nacional por relatos, artículos y ensayos. Autor de Viva las Ciencias de la Comunicación I y otros cinco títulos más.
Incursionar en el periodismo ambiental nos conduce a exponer, comentar y promover un diálogo de saberes, con la idea de incitar a que modifiquemos la racionalidad que justifica y da soporte a un desarrollo social insustentable. Se trata de ir construyendo espacios de opinión y debate en los que se reflejen cosmogonías diversas que impulsen la democratización de los procesos de gestión ambiental. Esa tarea divulgadora va más allá de una misión informativa. Para concretarse requiere que el periodista o el académico articulista no se sometan a los dictados de una ciencia que sigue a pie juntillas el modelo mecanicista, y que es continuadora de la impositiva realidad del mercado. Dicho periodismo se ve precisado a cuestionar cualquier disciplina científica que se aferre “al ideal positivista que busca aprehender y controlar la realidad” (Leff 2008, 158). Escribir y opinar sobre temas ambientales es una oportunidad generosa para desnudar los motivos no revelados de algunas ciencias empeñadas en cerrar cauces a una nueva racionalidad, a una ética de la otredad y a un impostergable intercambio de maneras de pensar, ser y estar en el mundo. Un periodismo ambiental, éticamente sostenido, es crítico de la globalización que acelera los procesos de degradación socioambiental. Construye en su discurso una visión mediática plural de los efectos y de la trascendencia de una crisis civilizatoria. Destaca, incluso, la continuidad y las conexiones de los ecosistemas, y revalora los procesos de desarrollo sustentable de los pueblos que hacen comunidad, renunciando así a la competitividad, al individualismo y a la acumulación ilimitada.
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Otra de sus tareas es no ideologizar el saber ambiental emergente, como también el sumarse a la difusión de una racionalidad social que se dirija auténticamente hacia la diversidad y la complejidad. Este tipo de periodismo de investigación especializado coadyuva a que los distintos públicos expuestos a los medios se despojen de estrechas estructuras mentales, y opten por pensar en la multicausalidad y en las relaciones de interdependencia de los procesos de orden natural y social, que determinan los cambios socioambientales en el contexto de la globalización económica-ecológica. El periodismo ambiental ha de renunciar a darle continuidad a la divulgación de una ciencia ocupada prioritariamente de objetivar la realidad y de cosificar el mundo. Está ahí para invitarnos a que nos volquemos creativamente en la divulgación de conocimientos y nuevos saberes, a fin de aportar significativamente en la construcción de una racionalidad orientada a un desarrollo sustentable, democrático y equitativo. La apuesta de este ejercicio periodístico es por otorgarle un lugar protagónico al saber ambiental emergente, desmarcarnos de la tendencia dominante a sobrevalorar una ciencia unitaria, lineal y transformadora de la realidad desde la óptica que sube al pedestal la racionalidad económica y tecnológica, la misma que mercantiliza a la naturaleza y que a la vez justifica hábilmente un crecimiento a todas luces depredador y, en consecuencia, insustentable.
LO VULGAR SE HACE POPULAR Cuando uno intenta divulgar conocimiento especializado a través de los medios, busca que el público al cual dirige la información comprenda lo más posible el tema que se aborda, además de despertar en él un mínimo de curiosidad, asombro y sentido crítico por aquello que lee, ve o escucha. Cuando la información que se maneja es de carácter científico, se espera que el periodista sea muy meticuloso con el lenguaje empleado, traduzca tecnicismos y haga accesibles al gran público sus escritos y/o comentarios. El propósito no es instruir a ávidos sujetos heterogéneos desde el púlpito mediático, ni desmantelar creencias de audiencias atraídas por lo frívolo, sino que con paciencia, mucha ciencia y apertura a otros saberes, ir modificando lo que Manuel Calvo llama “este retrógrado estado de espíritu que excluye la ciencia de la cultura general” (Calvo 2003, 15).
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ENTRE CIENCIA Y SABERES Enfocarse a temas especializados en la prensa diaria requiere de una destreza para traducir lenguajes que de origen son algo técnicos y densamente abstractos; implica también hacer un manejo preciso de los datos y de las fuentes; mostrar habilidad al momento de relacionar conceptos; así como desarrollar una capacidad de análisis que trascienda la opinión sustentada en “el yo creo”, “a mí me parece”, “considero que”... y otras expresiones por el estilo, aun cuando no se hagan del todo explícitas. Un periodismo especializado demanda creatividad en la exposición y cierta audacia que han de detectarse en las reflexiones vertidas. Ahora que, informar y difundir temas ambientales mediante un lenguaje generosamente accesible para la audiencia, a la vez que despertar en éste el interés por la problemática ambiental, conlleva sus riesgos, entre los cuales de entrada asoma el coquetear con lo sensacionalista y perderse en los excesos; aceptar una membrecía vitalicia como escéptico casado con la desesperanza; o en otro extremo afiliarse sin derecho de réplica a una visión catastrofista en las notas, crónicas o reportajes que se vayan acumulando. El periodista que hace divulgación científica, en específico de temas ambientales, y que no cuenta con una formación como ambientalista, biólogo, químico, físico, ecólogo o educador ambiental, tiene que valerse de las herramientas que le da su propia profesión y realizar un mayor esfuerzo por allegarse de la información técnica de la que no puede prescindir, y a la que ha de recurrir directamente o través de la explicación que obtenga de los más experimentados para exponer y comentar el asunto en cuestión. Periodistas y especialistas, así como divulgadores de otros saberes, han de apreciar que cualquier problemática ambiental que se quiera destacar en los medios de difusión exige contextualizarse, además de que los obliga a observar cuidadosamente tal o cual problemática ambiental inserta en sistemas complejos. El abordaje de la información debe estar lo más cercano posible a esos parámetros, con el propósito de encontrar la forma más clara y asertiva de interpretarla holísticamente, en donde cada una de las partes se descubre interconectada entre sí, expuesta y activa en el juego de la interdependencias.
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NO ME DEFINA S COMPADRE Responder a la pregunta ¿qué es el periodismo ambiental? obliga a ambientalizar los hechos que se reportan mediáticamente en las secciones especializadas. Para el español Rogelio Fernández el periodismo ambiental “atiende la información generada por la interacción del hombre o de los seres vivos con su entorno, o del entorno en sí”.(Fernández 2004: 275). Ésta es una definición tan amplia que de entrada con tales pretensiones resulta inabarcable el ejercicio de un periodismo que se supone es especializado. Desde una perspectiva dualista el entorno puede ser literalmente cualquier cosa distinta a nosotros como individuos, ya no digamos como especie. El periodismo ambiental tiene que hablarnos de problemáticas ambientales generadas por la intervención de civilizaciones hegemónicas que imponen sus prácticas de dominación, poder y que, sin lugar a dudas, edifican sus propios e identatarios andamiajes culturales. Más que hablar de todas las interacciones posibles con el entorno, en el periodismo ambiental hay que enfocarnos a desentrañar con evidencias las realidades complejas de la relación ser humano/naturaleza, porque no somos uno y el entorno, sino simultáneamente un adentro y afuera, uno o muchos segmentos y el todo. Sin embargo, en las academias, en los medios y en muy diversos foros científicos insistimos en la separatividad porque es una forma cómoda e ilusoria de “adueñarse” de la naturaleza, y percibir a ésta como fuente inagotable de recursos. Naturaleza a la que por lo regular le adjudicamos mucho más precio y desprecio que valor. Si bien, es conveniente no extralimitar los contenidos del periodismo ambiental, tanto que pierda sus propios rasgos y peculiaridades, tampoco hay que fragmentarlo en minúsculas partículas informativas que nos impida luego relacionar acertadamente los factores que ayudan a comprender la problemática ambiental que se describe y analiza en cada texto o emisión. Por su parte, Joaquín Fernández, periodista español, coincidente en nacionalidad y apellido con el anteriormente citado, define el periodismo ambiental como una especialidad “cargada de futuro, que se ocupa de la actualidad relacionada con la naturaleza y el medio ambiente y, en especial, con aquellos aspectos que tienen que ver con sus degradación. Periodismo ambiental frente a otras posibles alternativas también
frecuentes e incluso más populares y bien sonantes, aunque probablemente menos rigurosas, como las de periodismo ecológico, periodismo verde o periodismo medioambiental”.(Fernández, 1995: 68). De entrada sabemos que es una especialidad periodística, de eso no hay la menor duda, pero Fernández cae en otra obviedad cuando menciona que ésta se dirige a asuntos actuales. El periodismo por definición es dar cuenta de los hechos de interés público del día, de aquellos sucesos noticiosos más o menos relevantes para una sociedad. Esa es una de sus funciones primordiales y lo que le da sentido a este oficio saturado de episodios tan contradictorios como polémicos. Lo inconcebible de este intento fallido de definición es que asiente que la actualidad exigida al periodismo ambiental esté relacionada con la naturaleza y el medio ambiente, como si fueran dos conceptos contrapuestos y no muchas veces empleados como sinónimos o intercambiables. Lo que sigue es también cuestionable sin necesidad de mucho cavilar: ¿periodismo ecológico? Sí, siempre y cuando se restrinja a reportar sobre los alcances, virtudes y desengaños de la ecología como disciplina científica. ¿Periodismo verde? El color como denotación informativa cargada de clorofila. ¿Periodismo medioambiental? Posible alternativa para quienes gustan agregar más letras a sus tarjetas de presentación.
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En la concepción de Mariana del Pilar Loayza, comunicóloga peruana, el periodismo ambiental es “una especialidad interdisciplinaria, ya que en él confluyen los conocimientos adquiridos y empleados en distintos campos de estudio, tales como el de las ciencias fácticas, las ciencias naturales y las ciencias sociales. Esto ocurre por la misma razón que el medio constituye un área interrelacionada con múltiples factores y fenómenos de la realidad”.(Loayza 2008, 86). Es claro que estamos frente a un periodismo especializado, pero eso no garantiza su posible carácter interdisciplinario, pues una cosa es convocar a científicos de áreas diversas del conocimiento para obtener de ellos información y asesoría, que luego se plasma en los escritos y colaboraciones en medios electrónicos, y otra muy distinta construir una información partiendo de autorías varias que se desprenden de grupos de trabajo integrados por personas de diferentes disciplinas científicas, coexistiendo con otro tipo de saberes, desarrollando visiones de conjunto, y fomentando la cooperación de múltiples áreas del conocimiento. Si difícilmente eso ocurre en la academia y en los centros e institutos de investigación, mucho más lejos se encuentra de acontecer en el ejercicio del periodismo ambiental. Las fuentes de información se derivan de múltiples disciplinas, pero esto no significa que el periodismo ambiental por esa única razón se constituya en una labor multidisciplinaria. En el mejor de los casos el periodista dedicado a la divulgación ambiental tendrá una formación que comprenda varias disciplinas, lo cual es muy enriquecedor para el ejercicio de su oficio y de paso ampliar su perspectiva. Loayza comenta que en este tipo de periodismo confluyen las ciencias fácticas, las naturales y las sociales. Esta división es errónea porque en todo caso debería hacerlo entre las ciencias fácticas y las formales, o bien entre las sociales y las naturales, aunque la acepción para estas últimas se encuentre hoy en día a revisión. Si nos detenemos en otro intento de definición sobre la materia hallamos aquella que propone el periodista uruguayo Víctor Bacchetta, quien señala que “se trata de un periodismo de investigación que guarda estrecha relación con el periodismo científico; tiene un carácter educativo u orientador; cumple una responsabilidad social específica, y debe ejercerse con profesionalismo, objetividad y responsabilidad, sin confundirse con la militancia
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ecologista” (Bacchetta 2000, 2). Desde luego que es un periodismo que exige de la investigación, no se espera una simple nota que sólo aporte unos cuantos datos, y mucho menos se trata de la descarada reproducción de boletines de prensa. Su relacióncon el periodismo científico no es tan familiar como lo es con la divulgación científica, mientras que su carácter educativo no resulta ser una condición sine qua non, dado que su función primordial no es educar audiencias, sino sensibilizarlas y con ello coadyuvar a que su conciencia ambiental se expanda, y en un momento dado sus comportamientos, conductas y actitudes frente al medio ambiente se modifiquen y tengan una repercusión favorable en el entorno. Lo que sigue a esta idea son recomendaciones de Bacchetta para quien se arriesga y apasiona por este quehacer variopinto, aceptables en su mayoría, salvo que la pretendida objetividad habrá que desmenuzarla en: no tergiversar información, sujetarse a los hechos, opinar con fundamentos, describir con precisión y no perder el subjetivo estilo de hacer periodismo ambiental, y no tanto de ambiente, aunque el humor no tiene por qué quedar excluido. De las cuatro definiciones aquí revisadas rescatamos algunos elementos para construir una que nos ofrezca más claridad, extensión y profundidad. Ensayemos una aproximación. Periodismo ambiental es la construcción de un pensamiento que considera el ambiente como un sistema, en el cual se dan relaciones complejas entre los elementos bióticos y abióticos. Tal pensamiento ambiental se expone como una visión integradora, y se hace mediante la estructuración de un discurso mediático, a partir de un trabajo de investigación periodística sobre temáticas ambientales, empleando para ello distintos géneros como la nota informativa, la crónica, la entrevista y el reportaje difundidos en medios de alcance masivo. Es un ejercicio ético-cultural que reconecta nuestras identidades con la naturaleza y está orientado a revelar la falsa separatividad del ser humano con aquélla. El periodismo ambiental se fundamenta en la compartición de saberes y conocimientos que favorecen una toma de conciencia por parte de los distintos públicos, en cuanto a las severas y a veces irreversibles consecuencias que la insustentabilidad del modelo económico imperante tiene en la salud de nuestro planeta y los seres vivos que lo habitan. Este tipo de periodismo, fuera ya del intento de una definición formal, ayuda a la recreación del conocimiento sobre problemáticas ambientales y de la realidad científica con elementos
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de la vida cotidiana. Ambas hay que hacerlas significativas y comprensibles para el público destinatario, contribuyendo de ese modo a disminuir las barreras cognitivas y reducir los espacios de representaciones inaccesibles, que mantienen al común de la población distante e indiferente de los asuntos ambientales, en particular, y de la ciencia y otros conocimientos en general. Se ejerce el periodismo ambiental para describir, reflexionar y criticar mediáticamente lo que se hace y se deja de hacer como sociedad humana en relación con los complejos sistemas que configuran a la naturaleza, y en cuanto a nuestras comunidades relacionadas con aquella. Pero sobre todo se trabaja en este tipo de periodismo para incentivar acciones de preservación, conservación y sustentabilidad más acordes y compatibles con la aleatoriedad, azar, probabilidad, fricción, disipación, no equilibrio, irreversibilidad y fluctuaciones que se presentan en el medio ambiente. Es propósito de este periodismo de divulgación científica dar cuenta, mediante un lenguaje accesible y no divagador, de aquello que la ciencia observa, experimenta, modela, teoriza y generaliza con respecto a lo que se define y expresa como ambiental.
LA COLORIDA OSCURIDAD DEL AMBIENTE El concepto de ambiente en la prensa escrita y audiovisual ha sido sistemáticamente reducido, lo ambiental suele interpretarse como lo físico. Sin embargo, la noción de ambiente no es ajena a la de sistema, y en este caso en particular va más allá de una consideración material (medio ambiente). El ambiente abarca elementos físicos y procesos culturales, sociales, políticos y económicos, que están relacionados íntimamente y por lo cual no deben ser vistos de manera aislada. Una de las características relacionada con esta concepción de ambiente es la que se refiere a todos los lugares, a los seres vivos y sus innumerables actividades. Hacer periodismo ambiental no se reduce a publicar o difundir información sobre lo que suponemos tiene que ver con el denominado medio ambiente, concepto fundamental que nos refiere a un sistema multidimensional de interrelaciones complejas en continuo estado de cambio. Sistema sobre el cual existe una aceleración y alteración de origen antropocéntrico.
Al referirnos a este tipo de periodismo no estamos hablando de manera exclusiva de aquel que se ejerce en el campo de la divulgación científica, o del que se acomoda sin oposición alguna en el listado de la tipología no generalista. Nos referimos a un periodismo que se fundamenta y encuentra su propio sentido de existencia y definición en la construcción del pensamiento ambiental, es decir, en la historia, la narrativa, las múltiples miradas, el sentir, el constitutivo ético y en la dimensión estética. En suma, en todo aquello que nos induce a pensar crítica y creativamente lo ambiental, y que nos señala que la sociedad-naturaleza rebasa el entorno natural.
PENSAR Y CONMOVER Pensar ambientalmente desde el periodismo es denunciar y contrastar la concepción de naturaleza que el mercado exalta, aquella que celebra y promueve la sobreexplotación de los recursos naturales. Implica, además, criticar el antropocentrismo con sentencia positivista que define de una vez y para siempre nuestra desvirtuada relación con la naturaleza. Exige en todo momento valorar la posibilidad de crear sociedades sustentables, regeneradoras, inteligentes creadoras de equilibrio y armonía. Se trata de conmover a los ciudadanos para que modifiquen sus hábitos de consumo y amplíen sus acciones ecológicas, más allá de separar la ba-su-ra o pedalear en Ecobici un domingo por la mañana. Pensar ambientalmente desde el periodismo es relatar con hechos y pruebas historias de vida alteradas por el daño ecológico producto de la actividad humana. El tratamiento que se hace de un hecho, acción o práctica reflexiva que trae a colación, por ejemplo, el complicado manejo de los residuos tóxicos, la contaminación de ríos, la escasez y distribución inequitativa del agua para consumo humano, entre otros temas interconectados, resulta en muchos sentidos la reafirmación de la crisis por la que atraviesa nuestra civilización occidental, moderna, industrializada e hipertecnificada, misma que ha generado sin pudor el consumo desbordado y desigual, así como las nada sustentables políticas ejercidas por muchos gobiernos miopes e inmediatistas. En cada nota publicada o difundida hay que aportar elementos informativos y de prueba, que den cuenta a la audiencia acerca del deterioro y desgaste ambiental sin precedentes que vivimos en esta época. Necesariamente en este quehacer hay que describir y analizar los impactos que la actividad humana ha
generado en la biosfera. En este andar se contribuye de cierta manera a consolidar el proceso de alfabetización ambiental de los ciudadanos.
UN CIERRE FICTICIO En este arte y oficio de narrar historias ambientales hay que dejar muy claro que hemos ido demasiado lejos en nuestro abuso hacia la “Pachamama”, y que con nuestras deslumbrantes conquistas tecnológicas estamos al borde de destruir las fuentes mismas de nuestra existencia como especie. En todo lo que se escriba y comente en los medios de difusión en cuanto a temas ambientales, ha de prevalecer el principio de que la especie humana tiene que aprender a convivir con el resto de la naturaleza. En cierto modo, desde estas tribunas de gran alcance se complementa una estrategia de educación ambiental, fundada en educar para comprender y transformar el mundo. Hay que permanecer alertas para no seguir cultivando con nuestras “sesudas disertaciones mediáticas”, lo que para Jorge Wagennsberg es “cierto moneteísmo científico llamado mecanicismo”. Lo que sigue es entretejer las historias que expongan abiertamente cómo hacer frente a la limitación de los recursos y capacidades de los ecosistemas, sin regatear e ignorar las necesidades de las generaciones por venir. El periodismo ambiental nos entrega nuevas narrativas que nos convocan a configurar de una manera más armónica nuestra relación con la naturaleza, y en la cual ya no tiene cabida el mercado como valor supremo, a no ser que nos empeñemos tozudamente en acelerar nuestra extinción como especie.
Hasta aquí un primer intento por esbozar lo que el periodismo ambiental es y no. Más adelante, en otra oportunidad, podríamos plantearnos cómo seleccionar y valorar los hechos ambientales que habrán de transformarse en pequeñas o grandes historas empíricamente significantes, y que nos descubran qué tanto hemos cambiado favorablemente nuestra relación con la naturaleza, o si seguimos buscando obcecadamente la “prosperidad” a costa de la vida misma.
REFERENCIAS BACCHETTA, V. 2000. Perfil del periodista ambiental. En: Primer Foro Interamericano de Periodismo Ambiental. 5 de abril, Porto Alegre, Brasil. BOFF, L. 2013. La sostenibilidad. Qué es y qué no es, España, Salterrae, Presencia Social. CALVO HERNANDO, M. 2003. Divulgación y periodismo científico: entre la claridad y la exactitud, México, Dirección General de Divulgación de la Ciencia. UNAM. Fernández, J. (1995). Periodismo Ambiental en España , Madrid, Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente, Secretaría de Estado del Medio Ambiente y Vivienda. Fernández, R. (2004). Periodismo ambiental y periodismo sostenible. Ámbitos, revista andaluza de Comunicación 11-12, 260-289. Leff, E. (2008). Discursos sustentables, México: Siglo XXI. Loayza, M. (2008). Periodismo y medio ambiente. Un binomio para el logro del desarrollo sostenible. (Tesis). Perú: Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Toledo, V. (2015). Ecocidio en México. La batalla final es por la vida. México: Grijalbo.
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EDUCACIÓN AMBIENTAL
PARA L A SOCIED AD SHEILA ZETINA UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN
SHEILA SARA ZETINA SERRATO LICENCIADA EN
DISEÑO GRÁFICO POR LA UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE MÉXICO
Especialidad en Visualización Creativa por la Universidad de la Comunicación (UC); Maestría en Educación y Comunicación Ambiental por la Universidad de la Comunicación (UC); Profesora en la Universidad de la Comunicación (UC); Coordinadora editorial de la revista Trasluz del Centro de Investigación de la Universidad de la Comunicación (UC).
El objetivo de este texto es manifestar la importancia de tener educación ambiental ligado con la legislación internacional sobre el cuidado del medioambiente para poder lograr la participación de los gobiernos y sus sociedades, generando conciencia de que los recursos naturales no son infinitos y se deben proteger para beneficio de la vida en el planeta Tierra. La Real Academia Española (2016) define medioambiente como el “conjunto de circunstancias o condiciones exteriores a un ser vivo que influyen en su desarrollo y en sus actividades”. La Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2016) habla del medioambiente como el “conjunto de todas las cosas vivas que nos rodean”, por lo tanto, el medioambiente es el espacio en el que se desarrolla la vida con la suma de seres bióticos y abióticos que en combinación conforman un conjunto de recursos de los cuales obtenemos alimento, combustible, agua y materias primas. El ser humano está inmerso en el medioambiente y hace uso de sus recursos naturales, mismos que entendemos como todo aquello que es tomado de la Naturaleza, el problema no es que se haga uso de ellos, sino que se exploten a tal punto de agotarlos y contaminarlos. El reto está en lograr tener un desarrollo sustentable y sostenible entendiendo sustentabilidad como el proceso para utilizar los recursos en beneficio del medioambiente y la economía, y la sostenibilidad como el hecho de lograr que esos recursos permanezcan a lo largo del tiempo. “La ambivalencia del discurso de la sustentabilidad surge de la polisemia del término sustainability, que integra dos significados, uno, traducible como sustentable, que implica la internalización de las condiciones ecológicas de soporte del proceso económico; otro, que aduce a la durabilidad del proceso económico mismo. En este sentido, la sustentabilidad económica se constituye en una condición de sostenibilidad del proceso económico” (Leff, 1998: 19).
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La problemática ambiental se ha abordado con mayor fuerza a partir de la década de los sesenta, cuando se comienza a manifestar la preocupación por el daño que se le ha generado al planeta a partir del uso indiscriminado de sus recursos naturales. La Naturaleza ha sido vista por el hombre como un conjunto de recursos a su disposición, dotando de valor económico a cada uno de estos y dejando de lado el valor intrínseco que tiene por la importancia para la vida de cada ser viviente de este planeta. “La perspectiva antropocéntrica de una Naturaleza como objeto y mercantilizada siempre resultó incómoda para muchos ambientalistas. Desde fines de la década de 1960 se sumaron intentos por romper con esa postura y reconocer que la Naturaleza tiene ciertos valores que le son propios, independientes de la utilidad para el ser humano, y que por lo tanto, se le debe reconocer como un sujeto” (Gudynas, 2010: 49). Es por ello, que se considera de suma importancia el educar a la gente en función del cuidado medioambiental, para que la sociedad identifique la realidad del problema y se sume en acciones participativas para aminorar y, en un sentido más ambicioso, contrarrestar el daño al medioambiente. La educación es definida como el “derecho humano fundamental esencial para poder ejercitar los demás derechos” (UNESCO, 2016). Educar a las personas implica provocar en ellos el análisis y la reflexión. En el caso de la educación medioambiental esto permite que los individuos sean agentes de cambio que respeten el uso de los recursos naturales y busquen vías óptimas para el cuidado del medio ambiente. Es más fácil aprender aquello que es significativo y que es posible aterrizar en la realidad. En una educación tradicional se enseña a no dudar y a recibir la información de forma automatizada, aceptándola sin cuestionarla; sin embargo, en el caso particular de la educación ambiental, no funciona memorizar los preceptos para un mundo mejor, se requiere hacer propio el conocimiento a partir de la actuación. Cada región tiene diferentes problemáticas de acuerdo con su contexto. Dichos problemas se conectan entre sí y ninguno es más importante que otro, ya que el resultado global es el mismo; sin embargo, se deben abarcar todos y cada uno de los mensajes y acciones que se llevan a cabo contemplando que cada entidad tiene códigos diferentes. Es primordial que la sociedad entienda los beneficios y las múltiples formas de acercarse, y lograr en lo individual y en lo social, la protección medioambiental desde el lugar donde vive, esto con
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el fin de ser amables con el planeta, para beneficio del mismo. Pero sobre todo, para beneficio de la población humana. Entender qué tanto sabe y entiende la población acerca de este tema y cómo adquiere el conocimiento, permirtirá generar propuestas de comunicación viables, la educación ambiental debe aterrizarse a lo local para poder ser significativa, con esto no se atacan las acciones que a nivel global se llevan a cabo. Sin embargo, corresponde a cada entidad, reconocer las necesidades propias de su medioambiente para poder generar acciones objetivas y alcanzables que apoyen el cuidado de los recursos naturales de ese lugar y, a partir de ello, tener una cadena de conocimiento que se transmite de una generación a otra, quienes irán modificando sus actividades en pro de la naturaleza a partir de la modificación de su entorno. Si el ser humano se hace consiente de su entorno, entonces comprenderá que todo lo que afecte el medioambiente repercutirá en sí mismo, y eso afectará a las generaciones siguientes. Vivimos inmersos en un espacio local que es parte de un entorno mayor que es lo global, si el aire, el agua, la tierra, los alimentos se dañan o escasean, golpea directamente en la calidad de vida de las personas y esto repercute en su salud.
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MEDIOAMBIENTE Y SALUD Las afectaciones medioambientales repercuten, entre muchas cosas, en la salud. Por lo tanto, tener educación sobre el tema para poder evitarlo ayudaría para alejarnos de posibles enfermedades y afecciones relacionadas con nuestra falta de consciencia. Cuidar el medioambiente no implica solamente evitar destruirlo, es también proteger nuestro cuerpo de las posibles consecuencias. La salud como derecho universal es responsabilidad no solo de las autoridades sanitarias, sino de todos y cada uno de nosotros, tiene que ver, entre otras cosas, con educación y eso conlleva a responsabilidad. El artículo 112 de la Ley General de Salud dice: “La educación para la salud tiene por objeto fomentar en la población el desarrollo de actitudes y conductas que permitan participar en la prevención de enfermedades individuales colectivas o accidentes, y protegerse de los riesgos que pongan en peligro a la salud” (Sánchez, 2013:107). El medio ambiente está ligado con la salud humana a partir de que respiramos el aire de nuestro ambiente y nuestros alimentos son recursos naturales –animales, vegetales, agua– sujetos a los propios contaminantes que generamos, por eso sería irresponsable no contemplar que el cuidado de la salud está sujeto al cuidado medioambiental. La Ley General de Salud plantea la obligación de educar a la gente informando las causas y prevenciones de enfermedades, éstas pueden ser de origen diverso. La Secretaría de Salud del gobierno federal, informa en su página Web de múltiples factores que pueden repercutir en nuestra salud, cómo prevenir y hacer frente a cada uno de ellos (Secretaría de Salud, 2016). La invitación va en función de informarnos y trabajar como una sociedad organizada y consciente de que las problemáticas son reales y nos afectan a todos, dando propuestas para actuar a tiempo.
LEGISLACIÓN Es responsabilidad de los gobiernos y de sus sociedades darle el valor biocéntrico a la Naturaleza y ser radicales en la toma de decisiones, comprender que el cuidado de los recursos naturales es nuestro deber, ello nos obliga a actuar en favor del planeta.
El medio ambiente no marca fronteras, existe y genera vida de acuerdo con las condiciones climáticas que existen en cada lugar, si éstas se modifican, la naturaleza también lo hace, el ser humano se encuentra inmerso en estos medios, no es ajeno y no está libre de ser afectado. Es por ello que hacerse consciente de las consecuencias que puede producir en el medio ambiente también le aquejan, debe resultar en acciones positivas en beneficio de todos. Actuar de forma local no significa que los beneficios van a ser sólo para ese lugar, éstos van a extenderse, culturalmente y visiblemente, ya que para el derecho medioambiental no existen fronteras, el daño que se le hace a un lugar va a repercutir extensivamente en otros espacios. Las interrelaciones se desenvuelven en una serie de ecosistemas que son compartidos por más de un Estado. “Una actividad capaz de degradar el ambiente, no conoce de límites políticos territoriales y sus efectos podrían desarrollarse sobre el espacio geográfico correspondiente a más de una nación” (Roque, 2008: 5). Por lo tanto, si mencionamos que hablar y tomar acciones desde lo local es importante, entonces, se debe delimitar cada proyecto a la entidad en la que se viva, en función de conocer los diferentes acercamientos educativos sobre el medio ambiente para la población, para poder reconocer fortalezas y debilidades. La educación medioambiental no es un tema nuevo en el mundo, existen movimientos mundiales que han buscado el equilibrio entre el hombre y la naturaleza, Nuestro futuro común mejor conocido como Informe Brundtland (1987) presentado para la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, es un avance importante en materia medioambiental, en él se manifiesta entre otras cosas el daño a la Naturaleza ocasionado por el desarrollo económico, aparece uno de los primeros intentos de introducir el concepto de sostenibilidad, planteando que el desarrollo sostenible “es garantizar las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Lo que significa utilizar y distribuir de forma equitativa los recursos, a modo de beneficiar a quiénes más lo necesitan. El Informe Brundtland no es el primer y único intento para tratar la problemática medioambiental. A lo largo de la historia se han desarrollado diversos tratados a nivel internacional que en un plano político, muestran el deber ser de las naciones para cuidar los recursos naturales del planeta y proteger a la humanidad, lo que no significa que cada uno de sus preceptos sean llevados a cabo para cumplir ese objetivo
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tampoco son necesariamente parte de los conocimientos significativos de nuestra población, ya que quedan como conceptos teóricos no necesariamente entendidos y llevados a la práctica. Por tratados celebrados por México, debe entenderse: “… cualquier acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular”, artículo 2, inciso a , de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969) , así como aquellos celebrados entre México y organizaciones internacionales (SEMARNAT, 2016). Las leyes mexicanas se rigen por el Derecho Internacional Ambiental en el cual no existen fronteras, porque la afectación de un ecosistema no afecta a un país solamente dentro de sus fronteras si no que las rebasa. Según la S ecretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT, 2016) México cuenta con 46 tratados internacionales de carácter medioambiental, habiendo firmado como nación ese número de documentos las preguntas son, qué se ha llevado a cabo, qué sabe la población mexicana acerca de lo que puede hacer para proteger los ecosistemas nacionales y con ello cuidar el medio ambiente, y sin ser tan ambiciosos y no hablar en términos tan amplios, qué conoce la población de su comunidad y cómo se le educa en estos términos. La SEMARNAT en su página Web y redes sociales aporta actualmente diversa información respecto al cuidado medio ambiental, por medio de infografías, artículos, postales y otros recursos, incluso cuentan con un vínculo dentro de la misma página llamado Educación ambiental que contiene diferentes videos y textos acerca del tema. También pone a disposición de la población cuadernos educativos con gráficos que permiten que el mensaje sea fácil de adquirir, estos son repartidos en diferentes instituciones educativas y laborales con el fin de llegar a la población, dicho material tiene dividida la información en rubros de acuerdo con lo que se puede hacer para cuidar el medio ambiente, desde casa, la escuela, la calle, el trabajo y el transporte, más diversos consejos acerca del consumo responsable. Es un material sencillo que permite una lectura rápida, con lo que es posible obtener un pequeño acercamiento a la educación ambiental.
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En la Ciudad de México existe la Ley Medioambiental que es de orden público e interés social, su objeto es: “Definir los principios mediante los cuales se habrá de formular, conducir, y evaluar la política ambiental, así como los instrumentos y procedimientos para su aplicación” (Sánchez, 2013: 136). Dicha ley cuenta con diversas regulaciones y recomendaciones para conservar el medio ambiente y prevenir que lo afectemos, “fomentar la educación ambiental y el otorgamiento de los incentivos para la aplicación de tecnologías en esa materia; la elaboración y aplicación de planes y programas sobre política ambiental” (Sánchez, 2013: 137). El gobierno de la Ciudad de México cuenta con secretarías que trabajan para cumplir con la reglamentación. La SEDEMA, Secretaría del Medio Ambiente, es una dependencia que forma parte del Gobierno de la Ciudad de México, teniendo como objetivo el hacer de la ciudad una urbe verde con políticas ambientales que le den a la población una mejor calidad de vida. Cuenta con seis rubros de trabajo prioritarios (SEDEMA, 2016 a): 1. 2. 3. 4. 5. 6.
Calidad del aire y cambio climático Movilidad sustentable Suelo de conservación y biodiversidad Infraestructura urbana verde Abastecimiento y Calidad del Agua Educación y comunicación ambiental
La Dirección de Educación Ambiental (DEA) depende de ésta Secretaría y busca la educación en el cuidado y la protección de los recursos naturales, cuenta con dos subdirecciones: la de Centros de Educación Ambiental , responsable de manejar los centros Ecoguardas, Acuexcomatl y Yautlica, en los cuales se llevan a cabo numerosas actividades dirigidas al público en general y a estudiantes de educación básica. Y la Subdirección de Procesos Escolarizados y Comunicación Educativa, responsable de elaborar campañas de difusión sobre temas ambientales actuales, así como de brindar capacitación a empresas, instituciones, promotores y educadores ambientales. SEDEMA (2016, b) La educación ambiental sumada al ejercicio de la ley puede repercutir en una sociedad más participativa y consiente de la importancia de cuidar lo que tiene por “hogar”, ya que el planeta Tierra, hasta el momento, es el único espacio en el que se puede dar la vida para el ser humano y los seres vivos que en ella habitan.
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CONCLUSIONES
REFERENCIAS
La educación ambiental es eje de importancia para generar cambios en la consciencia social, y con ello, generar cambios medioambientales a corto, mediano y largo plazo, para ello, se requiere que la información sea entendible y la sociedad pueda llevarla a la acción.
Gudynas, Eduardo. (2010). La senda biocéntrica : valores intrínsecos, derechos de la naturaleza y justicia ecológica, Revista Tabula Rasa, núm. 13. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=39617525003
La información puede llegar a través de acciones específicas del gobierno, la escuela puede lograr que los conocimientos sobre el cuidado medioambiental accedan al núcleo familiar. Sin embargo, existen otras formas por medio de las cuáles se puede aprender a cuidar el planeta y es con la experiencia que se transmite en cada comunidad de una generación a otra.
Leal Salcedo, Roque. (2008). La Organización de las Naciones Unidas y el desarrollo del derecho internacional ambiental, Revista Terra Nueva Etapa , vol. XXIV, núm. 36. Recuperado de: http://www.redalyc.org/html/721/72103608/ Leff, Enrique. (1998). Saber ambiental. (Primera edición). México: Siglo Veintiuno Editores.
Educar a la sociedad desde lo local permitirá que se comiencen a modificar los hábitos de consumo y con ello la forma de vida en pro del medioambiente, esto mismo se tendrá que ver reflejado en las siguientes generaciones porque el conocimiento se vuelve cultural y se transmite a través de la historia con la repetición.
Sánchez Gómez Narciso. (2013). Derecho ambiental. (cuarta edición). México: Porrúa.
A todo lo anterior, es importante conocer que existen leyes que rigen nacional e internacional el derecho medioambiental, que la Naturaleza tiene un valor intrínseco que no tiene que ver con la utilidad que nos da, y que trabajar de forma individual y al mismo tiempo como sociedad organizada para promover el cuidado de los recursos permitirá que las siguientes generaciones puedan tener una buena calidad de vida y el manejo óptimo de los recursos. Combinar el actuar del gobierno y de sus ciudadanos, fomentando la participación y el compromiso de la sociedad, permite acciones coherentes en función de la protección medioambiental, de nada sirve tener leyes que se quedan en lo teórico y no se llevan a cabo en la práctica.
SEDEMA. (2016). Recuperado de: http://www.sedema.df.gob. mx/sedema/index.php
Por lo tanto, las leyes por sí solas no funcionan, se requiere educar a la población y modificar la percepción sobre los temas medioambientales y con esto moldear la cultura para que el conocimiento pase de generación en generación y se modifiquen los hábitos para con ello lograr el cuidado del planeta y todo lo que en él vive.
Secreatría de Salud. (2016). Recuperado de http://www.gob.mx/salud/documentos/dgps-materialeseducativos-y- de-comunicacion-de-riesgos- 12231
SEDEMA. (2016). Recuperado de:http://www.sedema.df.gob. mx/educacionambiental/index.php/educacion-ambiental/ que-es-la- dea SEMARNAT. (2016). Recuperado de http://www.semarnat. gob.mx/temas/agenda-internacional/tratados-por- pais ONU. (2016). Recuperado de: http://www.cinu.org.mx/ninos/ html/onu_n5.htm
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MICHEL FOUCAULT
Y EL ESTRUCTURALISMO DEL PODER EN LA SOCIEDAD ORLANDO COPCA UNVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN
ORLANDO COPCA L ICE N C IA D O E N CI ENCI A S DE LA COMUNICACIÓN POR LA UNIVERSIDAD DEL VALLE DE M É X I C O , C A M P U S Q U E R É TA R O .
Licenciatura en Filosofía por la Universidad Intercontinental (UIC); estudiante de la Maestría en Comunicación para la Ata Dirección en la Universidad de la Comunicación (UC). Profesor de tiempo completo en la Universidad de Fútbol y Ciencias del Deporte (UFD); locutor radiofónico para Radio y Televisión de Hidalgo, 98.1; articulista de cultura en el periódico El Independiente; Actualmente trabaja para el Centro de Investigación de la Universidad de la Comunicación.
EL R E N A C I M I E N T O Y L A PROY ECCIÓN D EL H U M A N I S M O Para poder hablar del Renacimiento, es necesario mencionar en primer lugar la Edad Media, dos contextos que a pesar de ser diametralmente opuestos son consecuencia uno del otro. Con la consolidación de la religión cristiana en Europa y su normatividad en la vida pública, económica y política, una nueva concepción cosmogónica se introdujo en la sociedad, donde todo giraba alrededor de una divinidad creadora, cada aspecto de la vida tenía una explicación celestial, convirtiéndose la fe, en el alfa y omega de la existencia humana. El cristianismo, pasó de ser una religión perseguida por el Imperio romano a ser la piedra angular de diferentes sociedades. Los monasterios y sus catedrales se convirtieron en el epicentro de la vida, mientras que el feudalismo se consolidó como una forma de control territorial. La etapa de la Edad Media o también llamada, por algunos autores, Oscurantismo, dejó de lado los aspectos de la ciencia y los avances técnicos y tecnológicos. Aunque paradójicamente, en este tiempo aparecen las universidades. Con estos antecedntes, el Renacimiento inició reclamando un lugar en la vida pública, siendo uno de los momentos históricos que vienen a determinar gran parte de las raíces de la Modernidad europea. Dichas ideas, a la postre viajarían al mundo, formando un sólo pensamiento, un sólo sentido, una sola cultura: Occidente.
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Los principales postulados del Renacimiento, son; el retorno a culturas como Grecia y Roma, el cultivo del espíritu y el bienestar del cuerpo, la libertad de ideas, la práctica del hedonismo, el gusto por las artes, el cual, será fundamental para entender al nuevo individuo y la humanización del mismo hombre. (Bravo, 2016). Hay que acotar que el Renacimiento fue un tanto conflictivo visto desde el pensamiento de Enrique Dussel y su manera no eurocéntrica de estudiar la historia; en el sentido de que parte de África, la India y otros lugares de Oriente, ya tenían más conocimientos técnicos, teóricos y prácticos de las tecnologías, nuevos inventos y una conciencia más abierta acerca del hombre, un avance significativo del mundo y su entorno físico. En pocas palabras, el Renacimiento italiano de los siglos XV y XVI, en otras culturas ya había empezado a desarrollarse desde el siglo XI aproximadamente. El mismo Dussel, afirma, que la llamada Modernidad europea aparece desde la conquista de los pueblos amerindios, gracias al saqueo que realizaron de ellos. Pero la historia la hacen quienes la escriben, por tanto, en teoria, Occidente inicia su Modernidad con el Renacimiento italiano. El Renacimiento, sitúa en la mal llamada historia universal a gran cantidad de países, territorios y naciones, culturas y civilizaciones, sin que ninguna de estas lo haya pedido, el Renacimiento le da al hombre europeo un espíritu libre, al amerindio un lugar en la historia y al hombre oriental lo desdeña.
Pero este culto a la razón, heredado del Renacimiento, inició a fracturarse, los postulados de progreso a través de la razón que permitían al hombre vivir y cuidar su sociedad, lo empezaron a rebasar por completo. La primera mitad del siglo XX, permitió; dos Guerras Mundiales; las armas químicas que tuvieron sus primeras cicatrices en Hiroshima y Nagasaki; los campos de concentración; le siguió la Guerra Fría; los conflictos étnicos en Ruanda; la Guerra de Vietnam; la Guerra Civil en Angola; colonizaciones y revoluciones. La utopía de la Modernidad, trajo el descontento de las sociedades. El filósofo argentino, José Pablo Feinmann, muestra a lo largo de su obra, cómo todas estas tragedias son derivadas de la diosa razón, afirmando que, nada de esto pudo haber sido posible si no se pensara, no se hubieran podido matar a 6 millones de personas en Auschwitz, sin un esquema de racionalización eficaz. Estos acontecimientos y muchísimos más, fueron caldo de cultivo para pensadores y críticos, a la inversa, el pensamiento de ellos, produjeron movimientos que derivaron en los años siguientes en el soporte social colectivo de las teorías del pensamiento; Louis Althusser, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Herbert Marcuse, Theodor Adorno, Max Horkheimer, Jürgen Habermas, Martin Heidegger, Mircea Eliade, Friedrich Nietzsche, Leo Strauss, Erich Fromm, Jacques Derrida, entre otros. El pensamiento francés, va a ser fundamental para realizar una crítica hacia el capitalismo, que cada vez más, entraba a los países como una ideología y se convertía en una forma de vida, en un sistema que se apropia de la realidad. Rechazo que inició Marx y Heidegger continuó.
EL SIGLO XX A partir de la concepción histórica del siglo XX, llegan diferentes cambios en muchas partes del mundo, algunas naciones decaen, otras se consolidan, mientras los procesos de modernidad continúan en el mundo occidental. Aspectos políticos, económicos, artísticos y sociales, van siendo absorbidos por el sistema dominante, el capitalismo. En este siglo ya se habla por completo el lenguaje de la civilización, el progreso, la razón y los derechos, la Edad Moderna junto a la Revolución francesa, renuevan los ideales del hombre, donde la razón iluminista, buscaba alejarse de todo signo de barbarie, con el fin de alcanzar la plenitud de una sociedad desarrollada y de progreso. Postulados que habían promovido, pensadores como Voltaire, Diderot, Rousseau y el mismo Kant.
LA D É C A D A DE LOS A Ñ O S SESENTA A finales de los sesenta, muchos países alrededor del mundo buscaban manifestarse en contra de los sistemas sociales y económicos, principalmente los jóvenes y la clase obrera, con lo que el 68 fue un año crucial para muchas naciones. Todo inició en el mes de enero, con la llamada Primavera de Praga, donde se buscó cambiar el socialismo totalitario hacia una orientación más humana de esta doctrina. Posterior a esto, surgió el Mayo Francés, donde las manifestaciones y las huelgas ponen de manifiesto su descontento contra el sistema dominante, Francia sirvió
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como punto de inflexión para que más naciones ejercieran presión sobre su clase política y los esquemas dominantes. En España, aparecen movimientos opositores al franquismo; en Italia, las luchas sindicales se vuelven más comunes. El hartazgo de los conflictos bélicos en Norteamérica fue cada vez más notorio. Después de su participación en la Segunda Guerra Mundial, se enfrascaron en la Guerra Fría, seguida inmediatamente de la Crisis de los Misíles y la prolongada Guerra de Vietnam. Ante una sociedad que se convertía en la nación hegemónica de Occidente, donde los estándares y parámetros financieros, políticos, artísticos y de vida iban implantándose, el descontento general y generacional no se hizo esperar, necesitaron expresarse de una u otra manera. El hipismo fue una salida, junto al fes tival de Woodstock, la música; el sin sentido de la razón y el abuso
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de las drogas, eran una manifestación contra la ola de muertes, dentro y fuera de su nación. En México, la matanza de la plaza de Tlatelolco, se convirtió en hito nacional, a unos días de celebrarse los juegos olímpicos, donde hubo las protestas raciales por parte de algunos deportistas con el Black Power. En Argentina, se replican los movimientos estudiantiles y obreros, para que al año siguiente del 68, hagan su aparición las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) grupo guerrillero que incendió trece supermercados en Buenos Aires. Uruguay se suma a este fastidio dentro de su nación, pero América Latina, no sólo estaba contagiada por una Europa que ardía o únicamente por el Mayo Francés, el origen del empoderamiento social, provenía de la lucha de gente como Ernesto Guevara, quien fuera asesinado en Bolivia.
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INICIOS DEL ESTRUCTURALISMO Dentro de un mundo convulsionado, es donde surge el estructuralismo, hundiendo sus raíces en la lingüística de Ferdinand de Saussure, realizando una crítica hacia la verdad que han querido implantar a lo largo de la historia grupos como; el marxismo, el fascismo, nazismo, franquismo, el cristianismo o el capitalismo. En palabras de Dosse (2004), historiador y epistemólogo francés, el estructuralismo despertó e inquietó durante los años cincuenta y sesenta la vida intelectual francesa, y desde ella, se irradió a otros países, a otras tradiciones culturales y a otros ámbitos. El estructuralismo se vincula, de acuerdo con sus diferentes textos, con la tradición aristotélica recuperada en la Edad Media, con el desarrollo de la retórica, la lógica, el nominalismo y, ya en el siglo XVII, con la gramática de Port-Royal, una línea explícitamente reivindicada por Chomsky. El estructuralismo, rechazó de forma inmediata las ideas del subjetivismo, historicismo y el humanismo, estos tres, puntos centrales del existencialismo. a partir de ese momento, el hombre, pasa de ser sujeto de la historia, como lo manifestó insistentemente el Renacimiento, a ser objeto de la historia y de la cultura. Ese hombre que para Sartre, a pesar de vivir enajenado es libre, pues dentro de su prisión mental, siempre conservará por mínima que sea, la forma de rebelarse, en el rincón más recóndito de su ser; en cambio, para Marx, el hombre es un ser que debe y necesita rebelarse ya que será en ese momento cuando alcance su plenitud en la historia. En el estructuralismo, el hombre pasa de ser sujeto de la historia y de la cultura, a ser objeto que se conoce por la objetividad y la neutralidad científica, los estructuralistas tienden a estudiar al ser humano desde fuera, como a cualquier fenómeno natural, y no desde dentro, como se estudian los contenidos de conciencia (Rodriguez, 2003). Lévi Strauss, antropólogo francés (1995), realizó el estudio estructural del mito, con el cual, buscó manifestar la fragmentación que el estructuralismo estaba dispuesto hacer de todas las cosas, incluso del mismo hombre; mencionando que el mito al igual que el lenguaje se conforma por partes constituyentes, las cuales deben ser detectadas, separadas y relacionadas con una amplia red de
significados, de esta manera, cada uno de los fenómenos culturales pueden ser considerados productos de un sistema de significación, el cual, se define en relación con otros elementos dentro del sistema, como si fuera el propio sistema quien dictase los significados. “Los mitos, en apariencia arbitrarios, se reproducen con los mismos caracteres y a menudo con los mismos detalles en diversas regiones del mundo. De donde surge el problema: si el contenido del mito es enteramente contingente, ¿cómo comprender que, de un extremo al otro de la Tierra, los mitos se parezcan tanto? Sólo si se toma conciencia de esta antinomia fundamental, que pertenece a la naturaleza del mito, se puede esperar resolverla.” (Levi Strauss, 1995: 231).
MICHEL FOUCAULT Uno de los momentos más representativos a nivel intelectual y social del estructuralismo, llega con Michel Foucault a mediados de los años sesenta y quien se consideraba así mismo, el sucesor de Sartre, reflejado con gran claridad en su obra, Las palabras y las cosas, donde también denota la influencia de Nietzsche, el pensador del sinsentido. Si Nietzsche había afirmado, “Dios ha muerto”, Foucault dirá, “el hombre ha muerto”, esto, a partir que el ser humano deja de ser el punto central y el principio de todo, eliminando también el pensamiento de René Descartes “cogito, ergo sum” (pienso, luego existo). Lo que sugiere Foucault, es salir del sujeto, el hombre ya no constituye la realidad, sino que es una relación más para formar las estructuras. Foucault, al poner al hombre como una cosa más dentro del entramado social, lo empieza a estudiar como a cualquier otro objeto insertado en la estructura. Dentro de su teoría menciona, donde hay poder, hay resistencia al poder, “el poder de la razón”. Lo que el francés buscaba, es exponer a la razón, sacarla y evidenciarla, pues esa razón que supuestamente era lo que nos diferenciaba de los otros animales, en realidad, había sido instaurada para dominarnos (Foucault, 1968). Lugares como el manicomio o las cárceles, son creadas por una sociedad racional y disciplinaria, para dominar al mismo hombre, porque estos lugares son el mayor cuestionamiento a la razón. Ante esto, cada uno de nosotros como individuos en particular, vamos cediendo nuestra voluntad a un estado del que finalmente debemos depender, adecuar nuestros actos y someternos a sus leyes; de otro modo, nuestra libertad, es coartada por las instituciones que nos dictan lo que está bien o mal, hasta dónde podemos o no podemos actuar. Feinmann, al realizar un estudio sobre el estructuralismo,
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específicamente sobre la figura de Foucault, estará de acuerdo que la razón de la burguesía capitalista necesita afirmarse, pero dicha afirmación, sólo podrá darse, cuando se logre negar a la locura, afirmando a la sociedad que construye, negando a la delincuencia y otros males colectivos que se dan dentro de las estructuras, por eso se construyen los manicomios y las cárceles. A partir del dominio de la razón sobre el hombre, se puede inferir que las diferentes ciencias, en su fin último, no buscan el conocimiento del ser humano, sino su dominio. La modernidad le da la razón a Foucault, ya que los postulados principales de este tiempo, eran hacer del hombre un ser más libre, que la técnica y la tecnología hicieran su vida más simple y las ciencias sociales lo hicieran conocerse más. Estas premisas fracasaron rotundamente y le jugaron completamente en contra, entre mayor ha sido el conocimiento, más son las tragedias, siendo la Edad Contemporánea, en especial el siglo XX, el más sangriento de la historia humana. En este caso, lo más importante es buscar la verdad, esa que la Modernidad ha ido implantando a través de un sistema como el capitalismo, a lo que Foucault dirá; la verdad como tal no existe, lo más cercano a ella, es su imposición, el poder que crea la verdad, pues lo único que existe es la interpretación de ella (Foucault, 1968). En el libro, Genealogía de la moral de Nietszche, se aprecia la idea que alimenta el postulado, “no hay hechos, sólo interpretaciones” y que Foucault retoma constantemente. El hecho es uno, las interpretaciones son múltiples, pero dentro de las sociedades existen grupos definidos que imponen la verdad, usando los medios que tienen a su disposición, la verdad será la repetición de algo hasta que uno lo crea (Nietzsche, 2000). Apropiarse de la subjetividad de los individuos es la meta de cualquier sistema que busque ser adoptado y seguido. Otra de las críticas que hará Michel Foucault es al historicismo de Hegel, aludiendo que el sujeto con el paso del tiempo toma conciencia de sí, hasta llegar a la autoconciencia total, Foucault tomará una posición diferente, pues para él, la historia no tiene un devenir; mucho menos vivimos en una historia lineal. Más bien, es discontinuidad permanente, donde los avances y los retrocesos se confrontan en todo momento, el paso del tiempo no hace mejor al hombre y a su historia, quizá, el ser humano de hace 500 años, era mejor que el de hoy (Foucault, 2002).
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E L P R E C I O QUE PAGAMOS COMO S O C I E D A D La historia nos hace darnos cuenta que ni un teocentrismo, un humanismo o un existencialismo han dejado satisfecho al hombre, o lo han llevado a una mejor calidad de vida. Es necesario buscar respuestas a todo aquello que la diosa Razón ha ido provocando. Quizá el estructuralismo, lo que busca es de una manera ignorar al hombre, insertándolo en una amalgama, dejándole de dar toda la importancia y mezclándolo con todos los demás aspectos que conforman a la sociedad; religión, economía, técnica, cultura, instituciones. Quitarlo del centro para ser juzgado a través del mismo conocimiento que se critica. Hoy las instituciones están por encima de las personas, el Estado con todo y sus leyes o derechos humanos, juzga a los individuos no en cuestión de su inferida superioridad, sino a partir de ser una cosa más en el mundo. Así como hay leyes para los animales, las hay para los hombres, para la arquitectura histórica, para las obras de arte, leyes específicas para los políticos y militares, para el medio ambiente y leyes para la economía. Todos los que habitamos un espacio físico dentro de la sociedad, únicamente somos una parte, y como tal, debemos ocupar nuestro lugar con todo lo demás; los productos y las marcas segmentan a las personas por color, edad, raza, estrato económico; los medios digitales deshumanizan con mayor aceleración a quien los creó. Las empresas, los equipos deportivos, los partidos políticos y los grupos de trabajo, hablan hoy de modificar sus estructuras para una mejor funcionalidad. La historia que continúa su andar, deja muy en claro que el conocimiento ha rebasado al hombre hasta dominarlo, la sed de saber crece y ese afán por controlar los diferentes entornos, ha llevado a que el poder de la razón se adueñe del mismo ser humano. Después de matar a Dios, el hombre ha corrido con la misma suerte, pero esta muerte no lo es en el sentido literal, sino que hoy, ya no somos el centro de la sociedad, hemos dejado de idealizarnos como la criatura hecha a imagen y semejanza de Dios que propagaba el cristianismo o el individuo que dominaba todo, del cual, presumía la Edad Moderna. Hemos caído en lo dicho por Thomas Hobbes, nos hemos convertido en lobos de nosotros mismos.Pero lo más preocupante, es la indiferencia que nos causa, quizá, después de permanecer embelesados durante cientos de años, hoy es saciedad lo único
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que nos queda; Albert Camus, logra reflejar de buena forma esta paradoja de la existencia en su libro, El mito de Sisifo: “Los dioses condenaron a Sísifo a empujar eternamente una roca hasta lo alto de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron, con cierta razón, que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza” (Camus, 2010: 155).
prójimo es, en este plano, un objeto del mundo que se deja definir por el mundo” (Sartre, 2008: 359). Camus, imprime una delgada línea, entre la vida y el hombre, donde el ser humano va encariñandose con su propio absurdo, para que su realidad ya no le parezca tan absurda.
El pensamiento francés que se ha encargado de ir definiendo y redefiniendo el rumbo de Occidente, a través de sus pensadores, desde la Ilustración, la Modernidad, la Época Contemporanea y la Postmodernidad; hace veinte meses, se ha convertido en el blanco de la racionalización humana que creó, críticó y hoy se vuelve contra su alma mater, dejando 225 muertos desde los ataques al semanario Charlie Hebdo, los seis atentados en París y finalmente lo ocurrido en Niza.
Bravo, P. (18 de 05 de 2016). tecnicopascualbravo.edu. Recuperado de http://www.tecnicopascualbravo.edu.co/inicio/actualidad/icfes_filosofia.pdf
Francia, la cuna de la democracia moderna, la patria de Baudelaire, Napoleón y Foucault. Ha sido presa de la razón, esa que el ser humano ha buscado evidenciar para mostrar su superioridad, para dominar sus diferentes entornos. Hoy, ya no tenemos un control sobre ella, ni siquiera en el contexto de la semántica, pues lo que hace varios años, era denominada razón, en este momento es irracionalidad, no hay diferencia entre hombre y esclavo, entre dominado y dominador. “El
Lévi-Strauss, C.(1995). Antropología estructural. Buenos Aires: Paidós.
REFERENCIAS
Camus, A. (2010). El mito de Sísifo. Trad. Esther Benítez. Madrid: Alianza. Dosse, F. (2004). Historia del Estructralismo. Madrid: Ediciones Akal. Foucault, M. (1968). Las palabras y las cosas. Argentina: Siglo XXI. Foucault, M. (2002). Vigilar y Castigar. Argentina: Siglo XXI.
Nietzsche, F. (2000). La Voluntad de Poder. Madrid: EDAF. Rodriguez, R. (2003). Estruscturalismo logico. Recuperado de https://roxanarodriguezortiz.files.wordpress.com/2013/01/estructuralismo. Sartre, J. P. (2008). El ser y la nada: Ensayo de ontología fenomenológica. Trad. Juan Valmar. Buenos Aires: Losada.
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CUERPO, ESPERA
Y SUSPENSIÓN. DE MARGUERITE DURAS A GOTTFRIED HELNWEIN NORMA A. SILVA GÓMEZ UNAM / UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN
NORMA A. SILVA GÓMEZ LICENCIADA EN
HISTORIA DEL ARTE POR LA UNIVERSIDAD
IBEROAMERICANA
Egresada de la Universidad Iberoamericana (UIA) de la Licenciatura de Historia del arte y por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de la Licenciatura en Arqueología. Candidata a Maestra en Saberes sobre Subjetividad y Violencia por el Colegio de Saberes. Docente de la Academia de San Carlos (FAD/ UNAM).Tutora y Jurado FONCA (Secretaría de Cultura). Locutora y productora del programa de radio por internet profanaciones.
“Todo aprendizaje emana de cierta Escuela Popular. Desde hace algún tiempo han proliferado grupos que rinden culto a la idea de que el dolor es un instante y su permanencia, una representación. Puede parecer curioso que a escondidas de las autoridades se reúna un grupo de personas para discutir las posibilidades que es capaz de provocar el dolor humano. No está lejano del inconsciente colectivo el abominable pasado imperial, con sus hambrunas y guerras civiles que costaron millares de vidas, así como tampoco los estragos de la República Popular, que hizo del dolor individual de los ciudadanos una tragedia común”. Mario Bellatin La escuela del dolor humano de Sechuán.
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INTRODUCCIÓN El inicio de un escrito siempre compromete su pasado y futuro, el presente se escapa de las manos del que escribe, de la mirada del que acaricia letras impresas, de la(s) memoria(s) que encuentra/n surcos en el decir. La historicidad del relato se antoja a ficción, mentira que cobija la brutal herida de la violencia, opacidad de recuerdos, discontinuidades, arritmia del registro que fractura y escinde un abismo entre el: “he vivido, he leído, he recordado, he sentido, he dicho”, plegaria que suena a rito pagano. Al final, cuerpo: cuerpo/signo, cuerpo/fragmento, cuerpo/historia, cuerpo/memoria, cuerpo/evidencia, cuerpo de todos. Espectros que demandan lugar, rostros inexactos que amenazan la perfecta narrativa del censo, estadística de ocultamiento, archivos lapidarios que niega al amante, al padre, al hermano, al hijo –y a sí mismo– la posibilidad de narrar la piel con heridas, gritos, afectos, deuda, ¿silencios? El estado en el que coloco este “mi decir” es en el de un extraño levitar de dolor, estado primario, sin lenguaje, casi animal de un “aullar sin ruido” –que refiere Marguerite Duras en su obra El dolor (Duras, 1999) tan grande que no solo enmudece, asfixia, atraviesa, desarticula y requiere espacio. La espera, cuerpo/cadáver y suspensión, serán los tres tiempos en los que desplazaré el estatuto del dolor, terror e imagen, y su compleja relación de presentación–representación, consumo, espectáculo y vacío. El texto cerrará con la idea del la suspensión como retardo y levitación –esta última– entendida como intento fallido y melancólico de un presente que no termina por acontecer, verticalidad que intenta fugarse de la horizontalidad del progreso y de un futuro que permanece vinculado a su pasado como ruina. La suspensión del tiempo es la duda que invita –como a la mujer de Lot– a mirar “hacia atrás” la Sodoma que es destruida, nuestra propia ruina, condición de sujeción que petrifica, aterra y anuda de forma infinita a la muerte, a todas la muertes. Los dos primeros tiempos transitarán por la obra de Marguerite Duras, destacando la idea de cuerpo, espera, afecto y memoria. donde. La tercera parte del escrito será su “contraparte” una reversa discursiva, académica en la figura de la razón que articula sistemáticamente saberes, conceptos, justificando la
estructura visual y la propuesta artística de Gottfried Helwein en su serie “Epifanías”. Las cuatro obras referidas son: Epifanía I (Adoración de los magos), Epifanía II (Adoración de los pastores/ovejas), Epifanía III (Presentación en el templo), Epifanía IV (American Madonna).
CUERPO / ESPERA. LO QUE RETORNA DEL EXTERMINIO. “Si no se considera este crimen nazi como algo que hay que generalizar a escala del mundo entero, si no se entiende como un crimen a escala colectiva, el hombre del campo de concentración de Belsen que ha muerto solo, con un alma colectiva y una conciencia de clase […] ha sido traicionado. Si se toma el horror nazi como un hecho alemán, y no como un hecho colectivo, se reduce al hombre de Belsen a dimensiones de ámbito regional. La única respuesta que puede darse a este crimen es convertirlo en un crimen de todos. Compartirlo. Como las ideas de igualdad, de fraternidad. Para soportarlo, para tolerar la idea, compartir el crimen” (Duras, 1999: 58) Ella espera, sabiendo que solo tiene eso, la seguridad de que tiene que aguardar, ¿qué espera? Un regreso, su marido, un cuerpo, una noticia. El tiempo siempre acompaña, pero no siempre de la misma forma, no ahora, no en el momento en el que ella sabe que sería “extraordinario” el regreso de Robert (su esposo). Y sujeta a la incertidumbre, se dice a sí misma “he de tener mucho cuidado y no convertirlo en un acontecimiento extraordinario. Lo extraordinario es inesperado” (Duras, 1999: 13) en ese momento sabe que está sujeta a un tiempo distendido que la condiciona, mezcla de tensión, esperanza de un retorno, memoria que se borra trastornada por la constante narrativa que ha perdido la dirección, no obstante, es obligada a recorrer repetidamente la senda de los recuerdos. ¿Qué recuerda? ¿Para qué recuerda? ¿Qué ha decantado los devenires repetitivos de la voz que siempre cuenta lo mismo? ¿Qué dolor es la deuda que obliga a la memoria a no decaer, no obstante que su condición última sea construir/se, fracturar/se, anudar/se, negar/ se y autoafirmar/se una y otra vez? ¿Qué caricia, afecto, dolor, silencio ha escapado a su enunciación? Ella sabe que la guerra ha terminado. La Alemania nazi ha sido vencida por los aliados, pero aún así, ella sigue presente. La muerte como condición de guerra acompaña su espera, así
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aparece una imagen, la del cadáver 1. Y su afecto reclama en palabras de Duras (1999c) “Ya nada me pertenece en el mundo excepto ese cadáver tirado en una cuneta” (16). El recuerdo como espectro no le en el mundo excepto ese cadáver tirado en una cuneta” (16). El recuerdo como espectro no le permite el sueño, cuando duerme, se mira así misma “...en la cuneta oscura, junto a él muerto” (Duras,1999: 18). Ella es testigo del fin de la guerra, los desfiles, el sonar festivo de los nuevos cantos en otra lengua, otros rostros, bandera, himno. Ella mira a detalle los impecables uniformes que ahora cubren la desnudez de los cuerpos de guerra, los zapatos ya no se acumulan arrancados de raíz a sus dueños, ahora caminan, tocan el suelo, rompen su caótica horizontalidad, y forman parte de un aparente orden, que responde a los cuerpos que los portan. ¿Qué cuerpos? Los cuerpos victoriosos, acicalados, cuero que cubre piel, aromas que ocultan los humores del tiempo. Ellos son la nueva jerarquía, ataviados en un vano intento de fracturar y ocultar la ominosa coincidencia, de apariencia, que los vincula con el pasado nazi. Lo cotidiano es la ficción que encubre el desastre, escenario de la ruina que intenta invertir su lógica de muerte suplantando memoria con monumentos de olvido; vergüenza de un falso “renacer”. Ellos han abandonado a los que siguen esperando a vivos, muertos, cuerpos, los sin tumba ahora negados de nombre, borrados de la historia y ausentes de duelo. Y aquí una primera división: los que esperan, los que observan, los que olvidan casi como exigencia de vida y los que ordenan. Lo que regresa es un fantasma, el residuo de la violencia de guerra, la delgadez de la muerte, puro gesto, máscaras de dolor que tensan el límite entre el cuerpo y el cadáver. El espectro manifiesto –casi encarnado– habita en casa. Ella lo mira, intenta reconocer detrás de la grotesca máscara al cuerpo de la cuneta, de los sueños. Lo que mira es la imagen de un cuerpo que la rebasa, olores, texturas y la mirada del recién llegado que es un profundo abismo en el que teme perderse. Ella sabe que él es una excepción, viajero que ha regresado de entre los muertos, donde el fin de la guerra había cavado una tumba para él. Es el testigo que la muerte no ha logrado silenciar. Ella piensa “¿Qué se hace en el último segundo cuando se pierde la guerra? Se rompen los platos, se rompen los cristales a pedradas, se matan a los perros” (Duras, 1999: 34). En esta lógica, el cuerpo que ella mira, ha logrado vivir al mandato de borrar los archivos, quemar los cuerpos y silenciar las palabras con sus
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En este apartado estoy pensando el cadáver desde la perspectiva de Julia Kristeva que lo plantea como lo “caído” (cadere, caer), cloaca y muerte. Y distingue la muerte significada en el ejemplo del encefalograma, puro referente. El cuerpo ahí acaecido, que se pudre, el desecho, lo que apesta, coloca al viviente en su limite de representación con su condición de mortal. El cadáver como contaminante que invade, trastoca y es ilimitado, aún más, si se trata del cuerpo profano sin sacralidad para tomar distancia e invertir el orden de lo impuro y abyecto.
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portadores. ¿Y qué ha quedado? Ese cuerpo -casi cadáverque la mira desde esa máscara tallada por el dolor. Y así, de pie, intenta reconocerlo, “solo de pie lograba soportarse” (Duras, 1999: 38). El cuerpo–cadáver exige comida, come de forma abismal, la razón lo abandona, solo obedece al acto repetitivo de llenar ese hueco que alguna vez llamó estómago y que ahora es solo un vacío que amenaza con devorarle. Por eso hay que comer, comer con el hambre irracional que nace del terror, de la certidumbre de saberse casi muerto y casi vivo. Ella lo mira, le lleva alimento, comparte su vacío, ha perdido el apetito, él se lo ha llevado todo. Ella piensa “la gente muere de cáncer, de un accidente de automóvil, de hambre no, de hambre no mueres, antes te suprimen. Lo que el hambre ha hecho lo completa una bala en el corazón. Yo quisiera poder darle mi vida. No puedo darle un pedazo de pan. A eso ya no se le llama pensar, todo está en suspenso” (Duras, 1999: 42) Ella también está suspendida con él, de alguna forma sigue esperando, sujeta, en una especie de encadenamiento que acapara “...que une el cuerpo de ellos a la vida” (Duras, 1999: 42) a su vida .
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Me lo vertían en la boca. En los gritos” (Duras, 1999: 61) y aún así, los gritos no podían ser ahogados, salieron, presos, hambrientos, irracionales e ilimitados, como ese cuerpo-cadáver, 4 despojo de vida, que se decía ser el recuerdo esperado.
Y así, esperando el último indicio de la ocupación y el festejo de los que han ganado, da lugar a la angustia por lo que se avecina como confirmación de la muerte de Robert. Y suspendida en su cuerpo, es arrebatada –en un segundo– de su ficticia levitación. Y piensa: “Terminaron los latidos de las sienes. Ya no se trata de eso. Mi rostro se deshace, cambia. Toda yo me deshago, me abro, cambio. No hay nadie en la habitación donde estoy. Ya no siento el corazón. El horror asciende lentamente como una inundación, me ahogo. Ya no espero, de miedo que tengo” (Duras, 1999: 44).
El cuerpo que ha regresado es solo eso, cuerpo, todavía no ha sido nombrado. Ella lo mira a distancia, detenidamente, intentando recuperar indicios que le permitan llamarlo Robert, un “algo” para asignar identidad a esa debilitada articulación de huesos y piel, que le resultaba tan desconocida. El doctor que lo atiende, mira intrigado aquél cúmulo de precariedades, intentando reconocer vida en un respiro, algún movimiento, señales que indiquen que “la forma aún no estaba muerta, flotaba entre la vida y la muerte” (Duras, 1999: 63).
El final de la guerra es solo una palabra, casi una esperanza, considerando que la Europa que ella mira es el escenario de la guerra, las invasiones, los territorios en pugna, historia escrita en la memoria de un pueblo que ha olvidado ó que le ha sido negado el duelo (Butler, 2010) La Europa que habita es la de la reliquia, el monumento, el memorial y la ruina. La muerte en esa tierra, le parece que siempre llega antes que la paz. La guerra es inquilina permanente de cada casa. Y la razón, lo que ha logrado, es hacer una historia que honra sus desastres, gabinetes de evidencias destinados al olvido, archivos que contienen miles de palabras, miedos, registros de torturas, clasificadas, catalogadas, memorias reprimidas, saberes aniquilados. 2
La mierda, sí la mierda (Agamben, 2005), es indicio – y evidencia– de que esa forma levitaba entre lo vivo y lo muerto como inestable tensión escatológica de lo inhumano. El olor, la textura, el color “verde oscura como cieno de un pantano” (Duras, 1999l: 66) vaciamiento, residuo que ella miraba aterrada. Ya se habían cumplido “diecisiete días escondiendo a sus propios ojos lo que sale de él, igual que le escondemos sus propias piernas, sus pies, su cuerpo, lo increíble” (Duras: 1999: 66), lucha constante en la que incluso la muerte se cansa. Ella lo ha dejado, el dolor es egoísta, enferma, acapara, no 5 acepta que los dolientes formen comunidad de amantes. Los 6 dos están enfermos de carencia de amor. Él se refugia en la soledad del aislamiento y Ella en otra soledad, la soledad del “Otro” que acompañó su agónica espera. Los dos, solos, se miran a distancia. Lo que miran, son los recuerdos de los afectos que los vincularon, encabalgamiento de imágenes que enmudecen la palabra. El mar los cobija, rompe el silencio que amenaza con cuestionar los recuerdos, todos se han ido. Ella mira a Robert y sabe que solo le/s queda eso y el tropel de recuerdos que se aglutinan en una imagen que siempre evoca: “Él se levantó y avanzó hacia el mar. Yo me acerqué a la orilla. Le miré. Él vio que yo le miraba. Guiñaba los ojos detrás de las gafas y me sonreía, movía la cabeza balanceándola levemente, como se hace para burlarse de alguien. Yo sabía que él sabía, que él sabía que cada hora de cada día yo lo pensaba: <<No murió en el campo de concentración>>” (Duras, 1999: 76).
El que cuida, archiva, suprime y escribe historia, es un sepulturero, un condenado a trabajar entre muertos, sujeto al intento de poner orden a ese caos que devora cualquier lógica. La historia como registro, y coro de muerte, repite siempre el mismo estribillo “no fui yo, obedecía una orden, 3 no sabía que ocurría, es por el bien de ustedes, fui una víctima de las circunstancias, esos muertos son de otro, no es mi país, no entiendo su lengua, yo recuerdo, no puedo contarlo, he olvidado, etc.”. Ella ha mirado nuevamente ese cuerpo, lo que queda, es el recuerdo deformado por la distancia del tiempo. Ella piensa: “Ya no lo recuerdo con certeza. Debió mirarme y reconocerme y sonreír. Grité que no, que yo no quería ver. Me volví a ir, subí de nuevo la escalera. Gritaba, de eso me acuerdo. La guerra salía en mis gritos. Seis años sin gritar. Me encontré en casa de unos vecinos. Me estaban obligando a beber ron.
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La idea general de este apartado esta ubicada en la lectura del “Mal de Archivo” de Jacques Derrida. 3
La idea general de este apartado está inspirada de la obra de Hanna Arendt, en particular, a la figura del burócrata, del operador, durante el Juicio de Adolf Eichmann.
4 Idea
del Musulmán de los campos de exterminio.
5 Idea
general retomada del planteamiento de NANCY, Jean-Luc de la comunidad inoperante y de los amantes. 6
Sigmund, Freud. Trabaja el tema de la melancolía y de la carencia de amor, como algo que enferma.
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BORRAMIENTO E IMAGEN. LO INDECIBLE FIGURADO “Negra noche del alba te bebemos de noche te bebemos de mañana a medio día te bebemos de tarde bebemos y bebemos [...] cavamos una fosa en los aires no se yace allí estrecho”. Paul Celan, Fuga de muerte.
Ella leía interesada un libro de Jacques Derrida (Derrida, 1996). Donde el filósofo afirmaba: “La imagen en general no existe. Lo que llaman imagen mental y lo que yo denominaré aquí imagen–objeto, siempre inscripta en una historia, una historia técnica, son dos caras de un único y mismo fenómeno, caras que no pueden separarse más de lo que pueden hacerlo el significado y el significante que, en el pasado, definían las dos caras del signo lingüístico” (Derrida, 1996: 181). El texto aclaraba las distinciones tiempo, espacio, significado, relaciones y diferencias, entre la imagen mental e imagen–objeto. Interesada, seguía leyendo e intentando, como desde hacía algunas décadas, encontrar respuestas para el horror de lo vivido. La mirada se detuvo casi de golpe, su cuerpo tembló al leer “La diferencia que se impone con mayor inmediatez es que la imagen objetiva perdura, mientras que la mental es efímera. Del mismo modo, un recuerdo objeto perdura […] puede perdurar mucho tiempo, hasta millones de años si un vestigio es verdaderamente una especie de recuerdo objetivo […] mientras que un recuerdo «mental» se borra ineluctablemente, y a corto plazo: la memoria viva, la memoria vivida, es esencialmente lo que flaquea, y siempre termina por dejarnos. La muerte no es otra cosa que la borradura total de la memoria” (Derrida, 1996: 181). Los sonidos de la cafetería le acompañaban en su reciente viudez. Las manos sostenían el libro como un muro que le separaba del mundo, puerta a una memoria que la acompañaba como una segunda piel.
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Ella leía interesada ese libro que había llegado a sus manos regalo de algún conocido, no lo recordaba, en ocasiones celebraba sus olvidos. Durante años intentó olvidar todo, al menos, ese pasado de cuerpos –cadáver que resistían la atrocidad de la muerte. Ella intentaba comprender las grandes diferencias de esas muertes, y la reciente muerte de su pareja, tan distintas, que le parecía no tenían ni en común el duelo. Las otras muertes –que ella insistía olvidar– siempre tenían el rostro del espectro, no había duelo posible, se vivía en él, suspendida, levitando de forma atemporal y esperando la caída…o el borra miento de la muerte que anunciaba Derrida. La imagen metal es el retorno de alguna imagen objeto, es su remanencia (Derrida, 1996: 182) nuevamente afirmaba Derrida. La persistencia de la memoria y la mirada, el fantasma convocado por el ejercicio del recuerdo, punto de encuentro entre la imagen y la imaginación. Ella prefería el encuentro con los libros, saturada y violentada por las imágenes de prensa –y el ruido– durante la guerra, celebraba el silencio del encuentro con la lectura. El dolor le había facilitado la renuncia a periódicos, radio, revistas, cine y televisión, cualquier cosa que replicara mecánicamente, como simple archivo del dolor, la historia vivida, su historia, la de Robert, la de los espectros que la acechaban. Le parecía que muchos de estos medios, debilitaron lo que había sucedido, aplanando al nivel de espectáculo –con perversos escaparates para el morbo– la precariedad humana . En este contexto la decorativa imagen de la muerte, de igual forma, funcionaba como documento –testimonio, discurso jurídico preso del orden de lo legal. Archivos que administraban los casos que se llevaría a juicio y desechaba –mecánicamente– los legajos ó expedientes que no “funcionaban”. Y ella pensaba en todo ese corpus de documentos como tumbas escrituradas, tinta que fracasaba en su intento por narrar la brutalidad de esos cuerpos en los campos de exterminio, lo irrepresentable e inapalabrable. Ella buscaba –entre líneas– la respuesta a sus recuerdos ó ¿memoria? Ella le llamaba emoción, cercana a lo que describía Deleuze como esa emoción que no es del orden del `yo’ sino del acontecimiento, el pliegue, carente de filtro y, por ello, aterrador. No podía evitarlo, constantemente pensaba lo perturbador de su plegamiento y más aún en el retorno, el despliegue. Y su cuerpo, ahí, convulsionado por aquella revolución generada por el avance de diversas intensidades que se actualizaban constantemente.
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La mirada le parecía que siempre le engañaba, no le permitía ver la franja, lo intermedio del pliegue, el medio decir de las cosas. Ella creía que la desplazaban súbitamente, le generaban cierto vértigo. Alguna vez intento acercarse nuevamente al cine, luego lo abandonó, después de leer una entrevista a Henri Bergson donde hablaba de la duración en la percepción como lo que crea una interioridad que sitúa a la memoria en el plano de lo psicológico. Ella sonreía al recordar esta cita, pensaba en la lista de psicoanalistas por los que había pasado, sabía que ese escrito ya contaba con un reverso… hasta la fecha, seguía anotando nombres. El cuerpo le pide caminar, se deja llevar sin rumbo establecido, lento, los años reclaman lugar. La caminata la sumerge en ese mundo vacío de miradas, imposibilitado de encuentro y saturado de escaparates con falsas promesas de fuga. Ella se detiene de golpe, uno de esos escaparates la aborda súbitamente. Lo que mira le aterra, su cuerpo crispado contrasta con la fascinación incrédula de los que en éxtasis miran esa imagen como idólatras. El espectacular que soportaba la imagen, también, coronaba la entrada al museo. Le parecía que de alguna forma, alineaba la infinita, disciplinada y dócil fila de visitantes. Pensaba en lo amenazada que se sentía, resistiéndose a observar, sabiendo que una vez que posará la mirada en esa imagen, jamás podría escapar de ella. El miedo –ó algo similar– crispó su cuerpo.
Le resultaba doloroso el re/conocer aquellos impecables uniformes, la aparente serenidad de esos cuerpos que –en sí mismos– representaban el control. El cabello impecable, tirante e inmóvil, sin barba, pieles tersas, el uniforme sin manchas, sin arrugas; decorado por la infinita gama de honores de un sistema de terror. Lo que miraba, nuevamente, es el despliegue de la perfecta imagen de propaganda nazi. Le dolía encontrase nuevamente mirándolos desde esa perspectiva, la del que se sabe –o es colocado– como inferior, del que mira hacia arriba. Le recordaba como los obligaban mediante el cine, radio y prensa, a mirar y escuchar sus discursos desde esos altares mediáticos. El asco regreso a su cuerpo, el estómago le recordó que aún seguía vivo, que no había olvidado, que respondía al vacío y la angustia que lo había alimentado por meses, años, décadas. Extrañada por su impulso, se formó en la fila, su edad le facilitó el acceso casi inmediato. Al buscar dinero para pagar el boleto se asomó su pasado, el tatuaje en su piel y los números que le arrebataron familia, tierra, lengua, afectos y cuerpo. Los empleados le miraron, seguramente sería la primera vez que veían uno directamente, sin esperarlo, tan cerca, tan incomprensible que actuó en ellos como extraño salvoconducto con efecto narcótico. Le entregaron su boleto, sin pago… finalmente el mundo estaba en deuda con ella, miraban el tatuaje e intentaban no olvidar los números, sin nombre –y ahora sin rostro– sintió que nuevamente la habían borrado.
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Al recibirlo, se sentía como una pieza más de ese museo de ruinas. La miraban con especial fascinación. Ella a diferencia de todo lo que exhibían estaba viva, eso creían, tenía un aura que no sabían cómo nombrar. Ella le llamó “la sombra de la muerte”. Enojada cubrió su marca, signo absoluto de violencia que nuevamente la separaba de la comunidad, siempre maldita, cuerpo– evidencia del exterminio, vida precaria, prescindible. La imagen de sí misma como espectáculo viviente le molestó, se retiró rápidamente. ¿Qué podía esperar en un mundo de cifras, donde volumen, cantidad, acumulación, excedente, marca el re/ conocimiento? Y avanzó por las salas, preguntó por la obra que exhibían en la entrada del museo y la llevaron directamente. En el recorrido algo la incomodó, volteó de reojo y comprendió que la seguían con la mirada, estudiaban sus movimientos, sus reacciones ante los objetos, cartas, zapatos y todos los objetos que formaban ese memorial –monumento de la maquinaria de muerte nazi. Ella encarnaba el testigo, el silencio, el cuerpo de guerra, la que portaba la voz para afirmar o negar si aquello tan terrible había acontecido. En ese momento ella sentía su existir como un peso, no como una gracia. Y comprendió lo que había leído de Lévinas. En ese momento su existir como un encadenamiento con ella misma, atascada en ella misma. Y recordó a Sarte cuando decía que “existir es esto: beberse sin sed” (Finkielkraut, 1989: 16) Y ella horrorizada por su ausencia de sed/ser, se buscaba en todos los rostros, buscaba la posibilidad de ser reconocida por el otro, perder el poder, saberse un rostro desnudo, impugnado, amado, entregar a la lectura su rostro envejecido como pura definición, donar su miseria, afecto, potencia del encuentro, llamamiento al otro. La imagen la recibía nuevamente. El título: Epifanía I. (La adoración de los Magos). Ella pensaba al ver esos cuerpos uniformados que los “magos”, también fueron “soberanos” que administraban la muerte más que la vida. ¿Magos? ¿Acaso su magia consistía en desaparecer en los crematorios los cuerpos de miles de judíos, niños, homosexuales, disidentes, etcétera. ¿importa distinguir? Lo que habían desaparecido es la posibilidad de pensar lo humano más allá del desastre, la catástrofe, lo ominoso, lo inhumano, de pensar/se en el “otro” en lo/s “otro/s” en la comunidad de mortales. Miraba la “dignidad militar” con la que representaban a esos hombres, su vestimenta que cuadraba, ajustaba y limitaba el cuerpo del poder soberano, único e infinito. En contraste, recordaba su cuerpo y el de Robert, desnudos, sucios, caóticos, sin nombre, cubiertos por su propia inmundicia, acumulados en fosas comunes, brazos, manos, cabezas, restos, puro resto, el residuo, lo finito, el homosacer, el musulmán.
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En la pintura los personajes analizaban a la mujer y a su producto, el niño, el hijo de la raza perfecta, el mesías ya los guiaba, solo faltaba la perfecta encarnación de la mitología, de lo sagrado, el nacimiento del hijo de dios. El nombre “ Epifanía” le recordaba que estaba ante algo sagrado, el acontecimiento, la visión de los hijos de la perfección. La mujer vientre – máquina, mostraba el producto, altiva, orgullosa y dispuesta a su infinita reproductibilidad. No hay padre, todos son padres, hermanos e hijos. El niño es mirado como espécimen, no con adoración religiosa, por el contario, su cuerpo será vigilado, controlado, disciplinado, milagro de la eugenesia, de la razón instrumental y científica del hombre. Lo rodean como lobos, asechando a sus presa. Ella siempre pensaba que todo el ritual de masculinidad nazi se fundaba en la muerte, por eso, la mujer como creadora de vida, debía ser controlada, guiada, desnaturalizada, su peligro sería reconocido como el más letal, la capacidad de dar vida en un régimen de muerte. La segunda imagen se llamaba Epifanía II (La adoración de los pastores) . La madre (cita profana de las madonas renacentistas) mostraba su hijo a un grupo de hombres. Los espectadores, asistentes al espectáculo de la creación, de la maternidad controlada; miraban intrigados, fascinados, sin cuestionar. A diferencia de la imagen anterior. En esta ocasión, el “publico” estaba organizado en una suerte de improvisada gradería, a distancia, la mirada como único dispositivo de interacción. Ella se detuvo en la mano del niño, le recordaba la creación de Miguel Ángel. El momento de Dios creando vida. Lo que la sacó de su efímero análisis no fue solo su rampante ateísmo, sino el gesto del niño, el dedo, precisamente, el dedo del niño, que si bien al inicio le recordó los frescos de la capilla Sixtina, también le trajo a la memoria, la imagen del manso cordero que levantaba la mano como saludo y orden. El “pastor” de masas que terminaría siendo el lobo más sanguinario de Europa, Y ella pensó, corderos, simples corderos, eso le parecían también esos hombres, no pastores que guiarían al pueblo, sino burócratas, alienados, dóciles corderos que llenaban los vagones de alimento, para la sed de venganza del lobo, la bestia soberana que recorría Europa. Le parecía terrible la imagen del niño como territorio de lo ominoso, como el hijo de la bestia, como producto de una idea de expansión genética que dictaba la muerte de otros, a consideración del régimen, no iguales. Y pensaba en los documentales, los pequeños niños judíos en los campos de concentración que miraban fijamente el objetivo de la cámara, separados por una malla, por la infamia e indiferencia.
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En los campos de concentración la infancia nacía muerta, la que llegaba, se le mataba inmediatamente en las cámaras de gas, sabían que había niños, cuando clasificaban y separaban los zapatos y la diminuta escala de algunos, los aplastaban con la inmensidad de confirmar la máxima infamia. Ella sabía que los mataban, lo que ignoraba y se enteraría posteriormente, que en ocasiones, los conservaban, los criaban como mascotas, compañeros de juegos para los hijos de los militares encargados de cada zona. Las historias de atrocidades, de experimentos, mutilaciones parciales, desmembramientos, fueron el bestiario con el que se inscribió el discurso de la ciencia y el avance médico. La tercera imagen le recordaría estas historias. Epifanía III (Presentación en el templo). Los hombres rodeando a la niña que está tendida en una mesa, indiferentes a la presencia de la infante, posan para la cámara. Ella pensaba en las clases de anatomía donde se disectaban los cuerpo, criminales en la mayoría de las ocasiones. Este teatro de muerte, donde el cuerpo de la niña, tendido e indefenso es ignorado. Los rostros de los hombres, son borrosos, monstruosos, inexactos. La anormalidad, lo informe, no está en la niña, expuesta como espécimen de análisis. Ella pensaba en Jospeh Mengele, conocido como el “Ángel de la muerte”, más cercano a un jinete apocalíptico que dejaba tras de sí, muerte y destrucción. Hombre de ciencia, antropólogo, médico, obsesionado con los gemelos, con saberes filosóficos… lo terrible tiene rostros inesperados. Ella miraba esas imágenes, recordaba el horror, ese que habita al cuerpo como un recuerdo sensorial. En alguna ocasión vio una película Apocalypse now. Y recordaba viendo esa imagen con la niña ¿muerta?, el diálogo del coronel Kurtz, que decía: “He visto el horror… horrores que tú no has visto. Pero no tienes el derecho a llamarme asesino. Tienes derecho a matarme. Tienes derecho a hacerlo… pero no tienes derecho a juzgarme. Es imposible describir el horror en palabras a aquellos que no saben lo que verdaderamente significa. Horror, horror. El horror tiene una cara… y tú debes hacer del horror tu amigo. Horror y terror mortal son tus amigos. Si ellos no lo son, entonces son tus enemigos, a los que debes temer. Son en verdad tus enemigos. Recuerdo cuando estaba con las fuerzas especiales. Parece que han pasado siglos. Nos internamos en un campamento a inocular niños. Dejamos el campamento después de haber inoculado a los niños de polio y un hombre viejo vino corriendo hacia nosotros. Estaba llorando, no podía ver. Volvimos allí y ellos habían llegado y… habían amputado cada brazo inoculado. Estaban en un montón. Un montón de pequeños brazos. Y recuerdo… yo… yo lloré. Lloré como una abuela. Quería arrancarme los dientes. No supe qué quería hacer. Y quiero recordarlo;
nunca quiero olvidarlo. Nunca quiero olvidar. Y entonces me di cuenta… como si me hubiesen disparado… como si me hubiesen disparado con un diamante… una bala de diamante justo en mi frente. Y pensé: Dios mío… el genio de esto. El genio. El deseo de hacer esto. Perfecto, genuino, completo, cristalino, puro. Y entonces me di cuenta de que eran más fuertes que nosotros, porque ellos podían soportar eso… ellos no eran unos monstruos. Eran hombres… oficiales entrenados. Estos hombres que luchaban con sus corazones, que tenían familias, que tenían hijos, que estaban llenos de amor… pero tenían la fortaleza… la fortaleza… para hacer eso. Si yo hubiese tenido diez divisiones de estos hombres, entonces nuestros problemas hubiesen terminado rápidamente. Tienes que tener hombres que tengan moral… y al mismo tiempo que sean capaces de utilizar sus instintos para matar sin sentimentalismos… sin pasión… sin juzgar… sin juzgar. Porque es el juzgar lo que nos derrota” (Presentación de Francis Coppola. 1979). Ella conocía ese sentimiento, habitaba en su piel. Y también sabía de esos “guerreros” que mataban bajo una lógica llamada “la solución final”. Y a la distancia, seguía preguntando ¿Cuál es el problema que tanto temían y querían solucionar? La cuarta imagen de esa pequeña sala se titulaba Epifanía IV (América Madonna). La imagen completamente desacralizada, ya no se presenta nada, el niño se ha quedado sin seguidores, señala a un policía que parece lo increpa, el segundo policía, apenas atiende el evento. Lo burdo, lo inestable del sistema de representación, le parecía revelaba que solo se sustentaba en su técnica. Le parecía que el desarrollo técnico de la imagen, su pulida precisión que tocaba el límite de la fotografía y la pintura tradicional, no solo en la temática, sino también en los soportes y discursos, se vaciaba. La aparente estabilidad del medio se fracturaba, algo de la obra le parecía estaba suspendido y borroso. La técnica irrumpía en un estado de cosas, intentando atrapar algo mediante esta prótesis pictórica, que nos aleja en la medida que pretende suplantar la verdad o dar cuenta de una verdad irrepresentable en sí misma. Lo que ella presenciaba, le parecía eso que Derrida llamaba Tecnoestética, pero que fallaba en su intento de “aparejamiento” con la realidad, al menos de la que querían referir. Eso que se pone en el estatuto de la re/presentación como el “ha sido” es tan ficticia, como la escala monumental de la
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obra, que consideraba más cercana a una pantalla de cine o una televisión de plasma, un escaparate de un centro comercial, siendo eso, solo el territorio de una espectacularidad, elogio de la mimesis que apareja la superficie de las cosas a la muerte por su consumo inmediato. La mirada se vincula con la pintura, algo de ella tocaba esa imagen, algunos fantasmas, pero el punto intermedio, brecha, tensión y suspensión; no la generaba la técnica, lo generaba el recuerdo de las heces de Robert, su cuerpo pendiendo entre la vida y la muerte. Lo que acontecía se fugaba en tanto lo quería nombrar, Ella contemplaba el fracaso de todo sistema de representación, lo que había sucedido se presentaba en sus pesadillas, en el tatuaje –ahora pase de entrada al museo– antes pase de salida de la comunidad de los vivientes. La discontinuidad entre una imagen y otra, entre sala y sala, entre tema y tema. Los textos, mezclados con objetos “recuperados” de distintos campos de concentración, daban cuenta de una nueva estrategia de “montaje” en este caso curatorial. Y casi sentía esa voz que decía “Viva la experiencia del holocausto y regrese a casa como si nada”. El turismo del holocausto como estrategia de historicidad publicitaria le perturbó.
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En ese lugar la discontinuidad la marcaba su cuerpo, su propia presencia, aterrada miró como la miraban, así de voraz, el avance de la maquinaria de producción de afectos la había devorado y ahora ella devenía en mujer – pieza viviente – fantasma… una reliquia más de esa ruina llamada cultura. Ella se miro a sí misma suspendida entre un pasado que la convoca con gritos distorsionados, un presente que se resiste al encuentro y un futuro que la aprisiona como puro borramiento.
REFERENCIAS Agamben, G. (2005). Elogio de la profanación. Barcelona: Anagrama. Coppola, F. (1979). Apocalypse Now. Estados Unidos: American Zoetrope. Bellatin, M. (2001). La escuela del dolor humano de Sechuán. México: Tusquest. Butler, J. (2010). Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Argentina: Contextos Ideas. Celan, P. (2007). Letras libres. Obtenido de http://www.letraslibres.com/revista/poemas/fuga-de-muerte. Derrida, J. (1996). Ecografías de la televisión . Entrevistas filmadas. Buenos Aires: Eudeba. Duras, M. (1999). El dolor. España: Alba. Finkielkraut, A. (1989). La sabiduría del amor. México: Gedisa.
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INDUSTRIAS CULTURALES EN MÉXICO: REFLEXIONES PARA ACTUALIZAR EL DEBATE JORGE ALBERTO HIDALGO TOLEDO UNIVERSIDAD ANÁHUAC
JORGE ALBERTO
HIDALGO TOLEDO DOCTOR EN
COMUNICACIÓN POR LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC Maestro en Humanidades y Doctor en Comunicación Aplicada por la Universidad Anáhuac. Fue Presidente del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación de las Ciencias de la Comunicación, CONEICC para el periodo 2012-2015. Titular de la Cátedra Televisa en Innovación en Contenidos y Titular de la Cátedra FISAC-Anáhuac en comunicación para la responsabilidad ante el consumo. Investigador del Centro de Investigación para la Comunicación Aplicada (CICA). Actualmente es Coordinador de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Anáhuac. Coautor del libro: Comunicación Masiva en Hispanoamérica: Cultura y literatura mediática (2005) y Signo Vital: Comunicación estratégica para la promoción de la salud (2010).
En 1944, en el texto La Dialéctica de la Ilustración de Theodor Adorno y Horkheimer, clasifican a los medios de comunicación como Industrias culturales; pues a su juicio eran los medios los que lograban sintetizar el cambio radical que se estaba produciendo en la forma de producción y en la configuración de la cultura mediante dos nuevos fenómenos: por un lado, la expansión del mercado cultural y, por otro, la cultura de masas. Adorno y Horkheimer argumentaban que el modo de producción cultural era similar a la vía que tenían otras industrias que manufacturaban bienes de consumo; ello convertía la cultura en una operación estandarizada, repetitiva y rutinaria. Tras los estudios culturales británicos y norteamericanos en la década de los setenta el concepto de industrias culturales cobró una nueva acepción más vinculada con la reacción de las audiencias en la cultura de masas buscando los aspectos liberadores de los receptores y el consumo cultural. Hoy nos queda claro que los medios influyen poderosa y sutilmente en la configuración de valores, visiones, procesos de socialización, identidad, ámbitos históricos, religiosos, territoriales, étnicos, de género y homogeneización de pautas culturales. Ahora bien, si es con la comunicación que se crean significados compartidos hay que dar cuenta del poder de las industrias culturales y el modo como junto con la globalización han impactado en las mezclas culturales, ideológicas y sociales,
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derivando en hibridaciones que van más allá de lo mediático. Eso es justo lo que permite el libro Industrias culturales en México: Reflexiones para actualizar el debate coordinado por la Dra. Delia Crovi Drueta (2013). El libro conjunta 15 ponencias de destacados investigadores de la comunicación, presentadas durante el 2010 y el 2011, en el seminario permanente “Industrias culturales en México”, desarrollado como parte de las actividades del Proyecto PAPIME PE-300910 financiado por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México. La multiplicidad de miradas que exploran a lo largo del texto y actualizan el debate iniciado por la Escuela de Frankfurt, nos permiten dar cuenta de cómo hoy las industrias culturales tienen una doble naturaleza, ya que por un lado son un sector de la actividad económica perfectamente identificable y con características propias capaces de agregar valor económico y social a todas las naciones y, por otro, son actividades que se desarrollan con base en creaciones originales y artísticas que
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combinan la producción y comercialización de contenidos que son intangibles y culturales en su naturaleza. Así tenemos que las industrias culturales: 1) agregan valor económico y social; 2) son una forma de conocimiento; 3) fomentan la innovación, producción y comercialización; 4) promocionan y mantienen la diversidad cultural; 5) aseguran el acceso democrático a la cultura; 6) contribuyen con empleos y al Producto Interno Bruto; y 7) son portadoras de identidad, valores y sentido. Los textos que nos presenta la obra coordinada por la Dra. Crovi nos permiten profundizar en el ciclo de vida sustentado en el consumo de bienes culturales tales como la televisión, la telefonía móvil, los videojuegos, el cine, los medios digitales, los periódicos, la música y la publicidad. Los autores a lo largo de sus valiosos trabajos de investigación, identifican desde el proceso creativo hasta los modos de producción, fabricación, difusión, comunicación, transformación, exposición, distribución, adquisición y reproducción de estas importantes industrias culturales.
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Un gran aporte de este texto es que permite identificar un nuevo entramado que se da entre las industrias creativas, las mediáticas, las del entretenimiento y el sector cultural. Entrecruce, al parecer, olvidado por muchos analistas en la materia. El abordaje teórico analítico presentado por el capítulo elaborado por la Dra. Florance Toussaint ahonda, por una parte, en la evolución de las industrias de la cultura desde 1980 hasta el año 2010. Mientras que el texto de Gaetan Tremblay y Peierre Moeglin sobre las industrias culturales y políticas en torno a la creación y a su régimen de propiedad intelectual, dialoga en perfecta concordancia con el análisis hecho por la misma Delia Crovi sobre las estrategias y políticas gubernamentales en torno las industrias culturales en México. La Dra. María de la Luz Casas, explora en su capítulo, el futuro nacional a partir de la alta concentración que existe en nuestro sistema de medios. Así nos desdobla el registro histórico desde la modernización acelerada (1950), hasta los años del desencanto y la esperanza (2011) pasando por los actores que participaron en la transición democrática y la intervención de los medios en el espacio público. El Dr. Raúl Trejo Delarbre, en ese mismo tenor nos presenta el paisaje de la televisión mexicana y la centralización y concentración mediática que termina afectando la vida pública, la democracia y el pluralismo de un país. En su texto encontrarán referencia a los abusos y fallos en el sistema de regulación, las responsabilidades de los estados, los monopolios y desigualdades. Para cerrar las vacilaciones del modelo televisivo mexicano, la Dra. Crovi, nos ubica en el contexto de la transición hacia la televisión digital terrestre. Anticipándose a las discusiones que hoy vivimos vinculadas con lareforma constitucional en materia de telecomunicaciones, ella pone en la mesa de discusión los aspectos derivados de los operadores dominantes, la necesidad de renovación de las bases jurídicas, el poder instituido desde la mediatización de la política y la falta de pluralidad en la oferta de contenidos. Con el capítulo del Dr. Gabriel Pérez Salazar se adentra la reflexión en las industrias culturales en la era digital. Nos habla de las nuevas plataformas como medios de distribución y consumo y las estrategias contrahegemónicas de apropiación que se dan entre los nuevos usuarios.
Dos textos particulares, el de María Elena Meneses y el de Jerónimo Repoll profundizan en la industria periodística y los diarios gratuitos en México. Así se explora el periodismo convergente, los sectores estratégicos, las transformaciones laborales, la conformación de grupos multimedios, la crisis de contenidos, la escasez de diversidad, el nuevo ecosistema mediático, la competencia y proximidad, así como los nuevos espacios de recepción. De igual forma Antulio Sánchez y Jorge Fernando Negrete Pacheco, exploran, cada uno en sus capítulos, el impacto de las nuevas tecnologías en la industria musical. El tratamiento de los monopolios, los derechos de autor, las ventas, los ingresos, las políticas culturales, la piratería y el copyright , se convertirán en referentes obligados para quienes investigan esta industria. Las nuevas industrias culturales como lo son la telefonía móvil y los videojuegos son analizados por Jorge Bravo y José Ángel Garfias respectivamente. Ambas industrias las circunscriben en el corazón de las multiconvergencias. Sus textos resultarán de gran interés para quienes debaten si son o no industrias culturales. Sus trabajos incorporan a la era digital, la discusión de la economía política de las industrias culturales. Tecnología, creatividad, información, relaciones sociales, modos de producción y apropiación se entretejen en la era de la información en estos dos nuevos sectores. La industria cinematográfica es revisada por Marta Fuertes quien nos presenta una evolución de las políticas culturales y de mercado que nos permiten entender la construcción de la estructura cinematográfica nacional actual. Finalmente, Dan de Jesús Delgado, incorpora a la discusión de las industrias culturales a la industria publicitaria. En su capítulo se analiza la conformación y renovación del sector, la dimensión creativa y creadora de significados comunes que no puede dejarse de lado siendo la industria que soporta al resto de las otras industrias. Por tanto, el trabajo de compilación hecho por la Dra. Delia Crovi, da cuenta que la relación entre cultura y economía no sólo es conceptual, sino también histórica, práctica y significativa. Este profundo trabajo de revisión sociohistórica ayudará a investigadores y a académicos a visualizar cómo las industrias culturales se digitalizaron, consolidaron, desregularon y globalizaron. Cómo las fuerzas del mercado “liberaron” al sector de las telecomunicaciones y forzaron a los gobiernos a achicar el gasto, hipercomercializar y eliminar subsidios, favoreciendo la privatización de las comunicaciones y las industrias culturales.
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De igual forma permitirá a los estudiosos en el tema a comprender que: 1) se digitalizaron la mayor parte de los servicios de telecomunicaciones; 2) se vivió una acelerada carrera hacia la convergencia y migración tecnológica; 3) se expandieron los mercados, evolucionaron los precios, las inversiones y las dinámicas económicas del sector multimediático y de las industrias creativas, culturales y de entretenimiento; 4) se favoreció la economía de escala; 5) se abrieron nuevos circuitos de distribución; 6) se generaron y homologaron estándares y protocolos de producción, calidad e interconexión; 7) se dieron reformas legales que generaron superposición e inestabilidad entre los organismos de control mediático; y 8) se aceleraron los procesos de privatización y concentración de los medios de comunicación.
Gracias al trabajo de estos 15 autores podremos identificar los elementos que favorecieron la conformación de gigantescos grupos y conglomerados de medios, así como la suma de circunstancias que se adicionaron al desarrollo del sector mediático y cultural en nuestro país.
Sin duda este libro ofrece a muy diversos públicos una gran panorámica de los factores que han contribuido a que las actuales industrias culturales se reordenen en una nueva geopolítica de la información y el entretenimiento.
REFERENCIAS
Este texto es una invitación para romper con la escasa y casi nula discusión pública y ciudadana que se hace del tema en la materia. Espero que sirva de pretexto para que más académicos discutan y sigan reactualizando el debate de los medios y las industrias culturales como el más importante vehículo de construcción de sentido que tiene la sociedad contemporánea. (Crovi Drueta, 2013).
Crovi Drueta, D. (Coord.), 2013. Industrias culturales en México: Reflexiones para actualizar el debate. México: Universidad Nacional Autónoma de México y Tintable Editores.
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EL RETO DE LA COMUNICACIÓN INTERNA DE MARCA REBECA CAÑÓN UNIVERSIDAD DE LA COMUNICACIÓN / UNIVERSIDAD ANÁHUAC
REBECA CAÑÓN REYES MAESTRA EN
MERCADOTECNIA POR LA UNIVERSIDAD ANÁHUAC SUR Egresada del IMP de la licenciatura en Mercadotecnia, y maestría en Mercadotecnia por la Universidad Anáhuac. Se desempeña como gerente de Trade Marketing en AdSpace Mkt. Experiencia con marcas como RadioShack México, Tiendas +Kota, Nenuco, Vitacilina, Nike Vision. Docente de Universidad de la Comunicación y Universidad Anáhuac México Sur.
El responsable de las acciones de una marca en el mercado, es el gerente de marca. Es quien se encarga de lograr el mayor grado de satisfacción del consumidor con la línea de productos a su cargo. Vigila las características del producto, lo que supone estar al pendiente del cuidado de las materias primas y del proceso de producción. Asimismo, es el responsable de las estrategias de precio que establece con base en la competencia y los requerimientos del punto de venta. Estas tareas forman parte de los desafíos diarios de esta gerencia incluyendo las tareas que forman parte de la naturaleza mercadológica en una organización. Para Kötler (1996), el proceso mercadotécnico comprende una secuencia de cuatro actividades genéricas fundamentales: (a) el análisis de las oportunidades de mercadotecnia, (b) el diseño de estrategias, (c) la planificación de programas y (d) la organización, gestión y control del esfuerzo de mercadotecnia, por lo que el gerente se apega a estas principales actividades estratégicas, desarrollando a su vez los componentes tácticos de manera cíclica. En sus tareas de comunicación, estos gerentes, en colaboración estrecha con agencias de publicidad, crean campañas publicitarias para cumplir objetivos que construyan el valor de la marca y generen un alto grado de lealtad por parte de sus consumidores; No obstante ¿qué debe haber detrás, en la compañía, para que toda lo que se comunica del producto –conocido como promesa de marca– se cumpla y no defraudemos al consumidor? Iniciaremos por decir a juicio simple que este gerente debe contar con el apoyo de todas las áreas de la compañía para que se involucren como parte de un plan integral y contribuyan no solo con tareas aisladas. Entonces aquí surgen provocaciones y esto incita al gerente de marca hacia una campaña de comunicación interna.
Si el gerente trabaja de manera unilateral estableciendo objetivos del producto en el mercado y no comparte internamente lo que quiere lograr cuantitativa y cualitativamente en el corto o en el mediano plazo, entonces ninguna de las áreas –fuera de la comercial– podrá aportar interés al plan. A lo largo de varios años en mi inducir como staff de marketing, detecto que un problema constante es la falta de comunicación de una campaña de marketing a otras áreas y puede tornarse grave si no trabajan en conjunto construyendo una “cadena de valor” del producto. Michael Porter, ha propuesto la cadena de valor como un instrumento para identificar el modo de generar más valor a los consumidores desarrollando una serie de actividades estratégicamente relevantes, destinadas a diseñar, producir, comercializar, entregar y apoyar un producto (Kotler, 2009: 39) y por lo tanto propongo como tarea imperante del gerente de marca trabajar en comunicación interna y dar paso a acciones de intramarketing haciéndonos empáticos que las actividades de apoyo hacen posible la entrega de las actividades primarias y consisten en: infraestructura de la organización –administración y gerencia–; recursos humanos –reclutamiento, contratación y capacitación de empleados–; tecnología –mejora de productos y el proceso de producción– y abastecimiento. Aunque en las empresas hay una tendencia a no compartir, no comunicarse, porque erróneamente se piensa que la información es poder; así, algunas personas piensan que retener la información los deja en una posición superior, privilegiada;
creen que si sueltan información se verán en desventaja frente otros. Ante todo, esto no es poder: es inseguridad. En las organizaciones existe ansiedad de los empleados por conocer el mayor número de información; así que cuanto mayor es la comunicación, se evitan tergiversaciones y damos mensajes claros y precisos (Adela Castro: 2014). El gerente de marca, se encargará de trabajar en un plan de comunicación para el área de finanzas, compras, producción, almacén, logística y ventas. Es un solo plan pero con diferentes públicos (las áreas mencionadas). Un solo plan que tiene como objetivo que todas las áreas participen activamente en el cumplimiento de su plan y se sumen a la cadena de valor. Un plan que compromete a la retroalimentación y a identificar las mejores prácticas en soluciones o métodos que logran de manera consistente un objetivo de negocios. Este plan interno de comunicación, consiste en generar empatía para garantizar el éxito de los programas externos, utilizando un enfoque de identificación plena de las necesidades de los consumidores. Debe ser una sabia combinación de comunicación, motivación e incentivación y, sí, debe ser llevado a cabo por la gerencia de marca. Implica tiempo adicional de trabajo; debe ajustar su presentación al tipo de audiencia –área– para que quede cautiva y se incorpore activamente. Se inicia por formular una promesa de marca, un compromiso. Se identifica y trabaja con los directivos más implicados pero contando con todos los departamentos para que los colaboradores perciban la marca internamente y la atención sea más
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exitosa. Es importante que el gerente de marca pueda guiar o transmitir los mensajes clave para motivar y generar compromisos frente a la estrategia que se quiere implementar. Esto da pie a sugerir que paralelamente se preocupe por desarrollar habilidades para el manejo de auditorios mediante discursos claros y contundentes cuidando su comunicación oral y escrita. Exige, además, asumir el reto de escuchar a las diferentes áreas y saber administrar la información que de cada una emane. Solo hasta que se incorpora un plan formal de comunicación interno, la gerencia de marca podrá conocer y documentar información referente a diseño de productos, diseño de empaques, diseño de la cadena de suministro, etc. Fortaleciendo así el desarrollo de estrategias detalladas y sólidas. Permite un enfoque profundo de los productos, en todo su proceso, y genera empatía de la contribución de cada área para una correcta toma de decisiones. Los beneficios son consistentes y favorecedores para el área de mercadotecnia; se asume cooperación, coordinación, colaboración y compromiso con todas las áreas involucradas de la marca. Se fomenta la participación con el fin de lograr oportunidades competitivas del producto y que todos los involucrados velen por los intereses del plan presentado. Se entiende que esta iniciativa de comunicación se lleva a cabo una vez al año, como generalmente se presentan los planes de marca e implica una erogación del presupuesto del
área para la ejecución correcta de las presentaciones necesarias. Como recomendación, y como se comentó anteriormente, se hace una presentación por área ajustando el contenido a su tenor. Asimismo, se debe sistematizar la integración de esta tarea de comunicación en mercadotecnia. Corresponde pasar por procesos de aprendizaje propios y naturales en cada presentación. Debemos comprender que en el futuro, cada área recibirá tantas presentaciones como familias de productos existan en la compañía. Fomentemos presentaciones eficaces, que se cumplan en el tiempo establecido y que no impliquen embarcar tareas a nuestras audiencias. Todo este reto, finca en esta gerencia una nueva visión directamente ligada con la generación de beneficios internos que incluyen canales activos de comunicación, facilitando interacción efectiva. Debe eliminar las barreras internas que dificulten el plan, garantizando que la comunicación externa –la publicidad– se encuentra plenamente alineada con la interna cumpliendo así la promesa de marca al consumidor.
REFERENCIAS De Castro, A (2014). Comunicación Organizacional. Colombia: ECOE. Kotler, P. (1996). Dirección Mercadotecnia . (octava edición). México: Pearson.
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Dra. Nedelia Antiga Trujillo Doctorado, Maestría y Licenciatura en Sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Dr. Ricardo Jesús Balcázar Garcilazo Doctorado en Pedagogía con orientación en Innovación Tecnológica Educativa por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Maestría en Comunicación con orientación en Tecnologías de la Información y Comunicación y Licenciatura en Ciencias de la Comunicación con la Especialidad en Producción Audiovisual por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la (UNAM).
Dr. Vicente Castellano Cerda Doctorado en Ciencias Sociales orientación en Comunicación, Maestría en Comunicación y Licenciatura en Ciencias de la Comunicacióncon por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la (UNAM).
Mtra. Georgina Cortés Cabrera Maestría en Comunicación con orientación en Tecnologías de la Información y la Comunicación por el programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Licenciatura en Ciencias de la Comunicación con especialidad en Producción Audiovisual por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, (UNAM).
Dr. Alejandro Gallardo Cano Doctorado en Ciencias Sociales; Maestría en Comunicación; Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, todos los grados obtenidos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Dr. José Ángel Garfias Frías Doctorado en Ciencias Políticas y Sociales; Maestría en Comunicación; Licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Dra. Silvia Inés Molina y Vedia de la Cruz Doctorado en Sociología y Maestría en Ciencias de la Comunicación, por la Universidad Autónoma de México (UNAM); Licenciatura en Sociología, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina.
Dr. Rafael Reséndiz Rodríguez Doctorado en Ciencias de la Información y la Comunicación, en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris; Maestría en Ciencias y Técnicas de la Información, la Comunicación y la Expresión, en la Unidad Pluridisciplinaria de Técnicas de la Expresión y la Comunicación, en la Universidad de Bordeaux, Francia; Licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva por la Universidad Autónoma de México (UNAM).
Dr. Ricardo Rivas García Doctorado en Filosofía, por la Universidad Autónoma de México (UNAM); Maestría en Filosofía y Crítica de la Cultura, por la Universidad Intercontinental (UIC); Licenciatura en Filosofía, por la Universidad Pontificia de México y Universidad del Valle de Atemajac.
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