2 minute read

El Camino Sinodal hacia la Transformación de la UCA

Somos seres históricos: la vida de cada uno de nosotros está compuesta por muchos momentos que tienen relación entre sí, pertenecemos a un tiempo con sus oportunidades y límites. Somos el fruto de un amor que nos comunicó la existencia, y que nos acompañó para que pudiéramos desarrollar nuestra personalidad. Somos seres sociales porque necesitamos vínculos, ser con otros. De este modo no solo nos desarrollamos individualmente, sino también como familia, como pueblo. Somos peregrinos, caminamos en la geografía y en el tiempo porque queremos alcanzar una meta. La universidad también tiene estas características. En nuestro caso, la UCA es una institución que está llamada a caminar, a recorrer el camino de la cultura de nuestro tiempo, y por ser confesional ha de hacerlo recorriendo el Camino que es Cristo, que nos permite conocer mejor quiénes somos y descubrir el Misterio de Dios, como también cuáles son los desafíos epocales que tenemos, y nos ayuda a abordarlos con creatividad y esperanza en el marco académico “El hombre es el camino de la Iglesia”, nos enseñó san Juan Pablo II. Y la Iglesia nos invita a hacer ese camino caminando juntos, como pueblo de Dios, sinodalmente. Lo vemos reflejado en el Nuevo Testamento, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 15: ante el desafío que afronta la comunidad eclesial los discípulos se ponen en camino para el encuentro, se reúnen, hablan, escuchan, dialogan, discuten, deliberan y, con la asistencia del Espíritu Santo, deciden. Esto lo hacen todos: la comunidad, los presbíteros y los Apóstoles.

La UCA es una institución académica eclesial, consagrada a la docencia, la investigación y la extensión, fines de toda universidad, que se articulan con las virtudes teologales que guían e informan la peregrinación universitaria hacia la verdad y anticipan el gozo de realizarla en el amor. Para realizar mejor estos fines la UCA decidió dar inicio a un proceso inspirado en el camino sinodal, que tendrá una primera instancia de masiva participación, para que todos podamos conversar sobre el presente y el futuro de nuestra universidad. Será entonces el año 2023 un tiempo de diálogo, de deliberación para que “Participando todos, proyectemos el futuro. De las raíces a los frutos”. Este lema nos inspirará para mejorar nuestra misión como universidad, para que los diversos saberes, carismas y dones presentes en nuestra comunidad se integren más profundamente, en función de la tarea que nos convoca diariamente.

El tiempo de hacer el camino juntos renueva y profundiza la conciencia de corresponsabilidad de todos los miembros de la universidad según su propia identidad y misión, formando un solo cuerpo, en comunión unos con otros. Por eso será un tiempo de conversación lo más amplio y profundo posible, en el proceso de preparación de una Asamblea de la UCA. De esta manera, Docentes, Alumnos, Colaboradores, Graduados y Directivos entraremos en una experiencia de diálogo signada por la escucha atenta y el respeto mutuo. Todos estamos llamados según la lógica sinodal, que es la de todos, algunos y uno.

El camino sinodal desembocará entonces en la Asamblea de la Universidad, momento en el que algunos –aquellos que representan a los diversos miembros de la comunidad universitaria– cooperarán activamente en el discernimiento para elaborar las decisiones oportunas, según lo que ha sido consensuado por todos. Finalmente, el Rector, en conjunto con el Consejo Superior y el Consejo de Administración, juzgarán la conveniencia, el momento y la posibilidad de implementar dichas decisiones.

En este tiempo navideño pidamos al Niño Dios, cuyo nacimiento estamos celebrando, que derrame abundantemente su Espíritu sobre nuestra comunidad universitaria para que realicemos los designios de Dios para la UCA y así podamos comunicar más y mejor la vida en abundancia que nos trae Jesucristo, Hijo de Dios y de María, patrona de nuestra universidad.

This article is from: