Recopilatorio 23 de junio

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CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 23 de junio de 2021



LLEGAMOS. 20 de junio del 2021.

Serían las 06:59 –hora de México- del día 20 de junio del 2021, cuando, desde La Montaña y por entre un horizonte brumoso, se avistó tierra de la península ibérica. Serían las 09:14:45 cuando el navío fondeó en la bahía de Baiona o Bayona, Galicia, Estado Español, Europa. De ahí queda cerca, “a tiro de piedra”, la geografía llamada Portugal, y un poco al Noreste se avista Vigo. Tod@s bien de salud. Por cuestiones de papeleo y etcétera, La Montaña y el Escuadrón 421 permanecerán aquí hasta, tentativamente, el día martes 22 a las 1700 –fecha y hora de Vigo-, en que se hará el desembarco. La Guardia Civil del Estado Español abordó la nave, tomó los datos de la tripulación y pasajeros, revisó los pasaportes y realizó el chequeo de rutina. Sin novedad. Condiciones climatológicas: nublado, lluvias ligeras pero frecuentes, 15 grados centígrados. Al poco tiempo se acercaron varios veleros con compas de la Europa insumisa, para dar la bienvenida… o para comprobar si eran ciertos los rumores que corren por los barrios, campos y montañas del mundo: “los zapatistas han invadido Europa”. En tierra, al pie de lo que parece un faro, otro grupo gritaba algo como “¡Nos rendimos!”… Nah, es broma. Gritan que Zapata Vive, que Bienvenid@s, que… no se entiende bien. Portan pancartas y dibujos. Hasta donde se alcanza a ver, no hay señales obscenas –lo que puede indicar que no nos han repudiado… todavía-. Algún desubicado porta un cartel que reza: “Comedor La Palomita Insurrecta. Caldo Gallego, Empanadas Ídem y Xoubas. Descuentos especiales a Invasor@s, escarabajos y gato-perros”. En otro cartel se lee “¡Sáquenme de aquí!”. Las personas más prudentes usan las pancartas como paraguas. El cielo europeo llora conmovido. Sus lágrimas se confunden con las que humedecen las mejillas –curtidas a sol, mar, angustias y adrenalina-, del intrépido Escuadrón 421. En sus pasos, en sus miradas, en sus latidos, los pueblos mayas -así dirá la leyenda-, cruzaron el Atlántico en 50 días con sus noches, en su larga y accidentada travesía por la vida. 1


Afuera hace frío, pero dentro, en la geografía del corazón, algo como un sentimiento entibia el alma. En las montañas del sureste mexicano el sol sonríe y, del equipo de sonido, salen alegres las primeras notas de una cumbia. Claro, falta el desembarco, el traslado de la delegación aérea, la organización de la agenda, los encuentros,… y la fiesta de la palabra. Es decir, falta todo. SupGaleano. Junio del 2021.

Jun - 16 - 2021

La Calamidad Zapatista (Que narra la historia del encuentro del SupGaleano y la Calamidad, con el agregado de la Historia del Maíz Palomero y, en la sección deportiva: el primer partido de futbol mundial; así como otros infelices -para el Sup- acontecimientos) Notas de cabeza de página (nomás por joder a las de pie de página): (1) Una primera versión de esta historia fue contada, de viva voz, en el Segundo Puy ta Lecuxlejaltic, celebrado en el Caracol de Tulan Kaw en diciembre del 2019. Como texto era inédito, hasta ahora. En esta versión se mantiene el corpus original y se agregan algunos detalles que pueden ayudar o no a que más de uno se desespere, acostumbrado como está, tal vez, a lecturas mínimas en ideas y extensión. Es posible que usted detecte algunos spoilers sobre lo que ahora se conoce como “Travesía por la Vida”. No preocupar, suele suceder que el zapatismo enuncie cosas que no han sucedido todavía. Esa irresponsabilidad zapatista es ya legendaria, así que deje de quejarse y mal hablar. 2


(2) Lamentablemente, este texto no tiene los efectos especiales que se usaron en el mencionado caracol, y que le valieron, al SupGaleano, 7 nominaciones para “La Palomita de Cartón”, máximo galardón que se entrega a quien mayor número de tazones de palomitas de maíz , con harta salsa picante, consuma… sin recurrir a antiácidos. Nivel “con o sin película”. (3) Warning: las siguientes narraciones pueden contener imágenes que escandalicen a quienes carecen de imaginación, inteligencia y cosas igualmente sin valor en la modernidad. No se recomienda su lectura a adultos mayores de 21 años, a menos que sean supervisados por infantes menores de 12 años. ¡¿Cómo?! ¿Va usted a leer a pesar de esta seria advertencia? No le digo, si ya no hay valores, oiga. (4) La narración está inspirada en hechos reales. Los nombres se mantienen para deslindar responsabilidades ante la Comisión de Justicia de la Junta de Buen Gobierno… ¿Qué?, ah, claro, puede usted dudar de la veracidad de lo que aquí se narra, pero… ¿no dudó usted también de que los zapatones iban a invadir Europa? ¿Ah, verdad? Todos los seres que aquí se detallan, existen en la realidad. Si alguien no se imagina que esto sea posible, no es culpa de la realidad. Más bien es que le falta imaginación. (5) ¿Eh?, no, no le estoy regañando, estoy, como quien dice, dándole el contexto de lo que sigue y que es… -*Ésta es la historia de una niña zapatista a la que nadie quería, porque era, y es, diferente entre los diferentes. La niña que les cuento nació en una comunidad indígena zapatista. El nombre de su pueblo, región o zona, no importa ahora. Lejos de los espejos siempre, ella creció mirando y escuchando el mundo a través de la mirada y el oído de otras niñas y niños. Ella nació grande y es una niña grande. Y cuando digo grande, me refiero 3


a su tamaño, su estatura y peso, no a su edad cronológica. Pero, como ya les dije que miraba según la mirada de las niñas y niños de su edad, ella no era consciente de su diferencia. En su idea de sí misma, ella era tan pequeña como el resto de las niñas y niños de su generación, ahora entre 3 y 6 años de edad. Cuando nació, se cayó a los pocos días. Ya saben ustedes que la costumbre de las mujeres indígenas es que, después del parto, no tardan en reincorporarse a sus trabajos. Con el reboso cargan a la cría como mamá canguro, ahí el producto o producta come, duerme y hace las necesidades que llaman primarias (o sea 25 y 50 –orinar y defecar, para los neófitos-). Con la creatura incorporada a su propio cuerpo, la mujer maniobra con el reboso mientras hace sus trabajos, y, no pocas veces, se tercia el reboso a la espalda. Ergo, las mamaces son superiores a las canguras. En fin, esto le da a la creatura una superioridad sobre quien la creó, porque puede mirar lo que su madre no. Así, la cría mira lo que mira la mamá cuando la trae al frente; y mira lo que no mira su madre, cuando está a su espalda. Y ambas perspectivas sin abandonar la cercanía íntima con su creadora. Esta doble mirada, que les puede parecer normal a quienes nacen, crecen, viven y mueren en una comunidad indígena, le permite a la creatura escapar de la censura. Es decir, puede mirar cosas que tal vez la madre no quiere que mire, o no todavía. Oh, lo sé. Estoy especulando desde el mundo adulto sobre el mirar de la niñez temprana, pero esto es un cuento o una historia que ustedes nunca sabrán si ocurrió u ocurre realmente; o fue inventada en esas madrugadas solitarias, pobladas de café y humo de tabaco, que se reiteran en las montañas del sureste mexicano. Así que, volviendo a la niña, sus primeros días no se diferenciaban mucho de los del resto: en veces miraba lo que miraba la madre: el fogón, el altero de leña, la olla, los platos, la cuchara, el arroyo y la cubeta, los animales, el creador cómplice (“papá”, le dirá después) y, 4


tal vez, las demás creaturas de diversos tamaños que corrían y trabajaban y a quienes llamará luego “hermanos” o “hermanas”, y serán su primer conflicto. Porque, como todos ustedes saben, hermanos que no pelean entre sí, no son hermanos. Cuando le tocaba estar a la espalda, la niña miraba otro mundo. Ahí podría ser que le diera miedo lo que aparecía y se refugiara dentro del reboso, tal vez pensando: “no, demasiada información, ahora debo concentrarme en lo esencial en este mundo: llorar, comer, cagar, dormir, repite”. O podría ser que no se escondiera. Podría ser que sus ojos se abrieran más y sus manitas trataran de alcanzar el vuelo de un ave, o a ese pato (sin agraviar) que, sí, caminaba muy otro pero, ¿quién era ella para criticar, si ni siquiera sabía que esas dos cosas que tenía al final inferior de su cuerpo servían para algo más que tratar de meterlas en la boca? Lo que pasó le pudo pasar a cualquiera. La madre, atareada en acomodar la leña, se terció a la espalda el reboso y no se dio cuenta de que, en el movimiento, quedó expuesta la parte inferior y la niña, como les dije que era grande y pesada, se resbaló y cayó al suelo con un “plop” casi imperceptible, porque el charco con lodo en el que aterrizó aminoró el impacto. No todos los accidentes son desafortunados. A la niña no le dio tiempo de llorar porque, justo en ese momento, pasaba la mamá cucha, una gran cerda, con varios cuchitos persiguiéndola. La niña se unió a la procesión y, gateando, iba detrás como un cuchito más de la pequeña piara. ¿La mamá? Ni en cuenta. Fue hasta que regresó el marido de la milpa y le preguntó por la niña, que la mamá se dio cuenta de que el reboso a su espalda pesaba menos que de costumbre. Empezaron a buscar a la niña, pero no tardaron mucho en encontrarla: sentada junto con los cuchitos, la niña se divertía con el lodo y abrazaba a un cuchito que no estaba nada feliz con la muestra de cariño, porque, ¿ya lo dije?, la niña era grande y fuerte. 5


El hombre rio de buena gana y fue por su celular para tomarle una foto, pero la madre dijo lo que todas las mamaces que en el mundo son y han sido, dirían en un caso semejante: “¡Niña, eres una calamidad!” Puesto que la niña ya gateaba, dejó el reboso -lo que la espalda de la compañera agradecía profundamente-. La niña, además de grande, era curiosa. Una vez se le ocurrió probar qué pasaría si envolvía el leño encendido que cayó del fogón con un trapo. El asunto es que el trapo era el medio fondo de la compañera. La mamá se dio cuenta con el olor a nailon quemado y gritó: “¡Niña, eres una calamidad!”. Un día, su mamá la llevó al mercado en la cabecera municipal. Mientras la señora buscaba un medio fondo para reponer el quemado, la niña se acercó a una pirámide de latas y le pareció que las latas de mero abajo no estaban cómodas, así que quitó una de la base. El estrépito se escuchó en todo el galerón del mercado. El dueño del puesto tomó a la niña en brazos y la entregó a su mamá diciendo: “Señora, su niña es una calamidad”. Cuando se encontraban de nuevo, después de una larga jornada de trabajo, cada quien en lo que le tocaba, el señor y la señora intercambiaban informes. En su turno, la mamá iniciaba: “esta niña es una calamidad”, y seguía con una larga lista de travesuras. -*Como todos no deben de saber, los niños y niñas no respetan la champa del SupGaleano. No importa cuántas trampas y obstáculos ponga el Sup, siempre encuentran el modo para aparecer en el dintel de la puerta pidiendo mantecadas, un balón, o simplemente un cuento. Una tarde apareció una niña grande de cuerpo. El SupGaleano, con ese tacto diplomático que le caracteriza, le preguntó: “¿Tú quién eres? No te conozco.” La niña, como es lógico, respondió: “Yo soy una Calamidad”. Al SupGaleano le cayó en gracia la honestidad de la niña, así que la dejó estar en la champa hasta que su mamá llegó a buscarla. La se6


ñora se deshacía en disculpas y es que su hija era una calamidad. El SupGaleano, que siente empatía por la niñez -tal vez porque él mismo no llega ni siquiera a la pubertad-, sólo murmuró: “pues la niña no lo hurta, lo hereda”. A partir de entonces, la niña Calamidad aparecía de tanto en tanto en la champa y, como es de deducir, hacía una calamidad. Por ejemplo, la niña había observado que el SupGaleano regañaba al gato-perro porque se orinaba en el suelo y la pared de la casita. Un día llegó su gana de 25 de la Calamidad y se subió al colchón todo hollado y quemado del Sup -porque el Sup es un irresponsable que fuma pipa en la cama (no es cierto, es decir, sí soy irresponsable pero no es el tema, el colchón ya estaba hollado de por sí y a veces estornudo y ya se imaginan)- y se hizo de 25. El Sup se embraveció y le preguntó a Calamidad por qué hacía así. Y la Calamidad, con esa lógica apabullante de la niñez, le respondió: “Pos dijiste que no se hagan 25 en el suelo”. El Sup no supo qué decir y con el trapeador hizo lo que pudo para limpiar el colchón, que tampoco era como para presumir. Entre que una familia de ratones lo había agarrado de vivienda y las quemadas de las briznas de tabaco que se caían de la pipa, pues tampoco era para que el Sup se pusiera remilgoso. Y para corroborarlo, el gato-perro lo miraba al Sup con cara de: “ahí está, yo soy un santo comparado con la Calamidad”. Y por lo mismo, el gato-perro simpatizaba con la niña. Sus travesuras parecían mínimas comparadas con las de la temible Calamidad. Así que la niña, el Sup y el gato-perro se llevaban bien, tal vez porque los tres eran disfuncionales. O sea que digamos que nunca llegarán a ser unos ciudadanos modelos, ni ganarán premios, ni tendrán puestos gubernamentales o cosas igualmente horribles. A pesar de eso, cuando llegaba la pandilla de Defensa Zapatista, la Calamidad se escabullía, porque sabía que no era bien vista por el resto de la humanidad. Pero, como decía el finado SupMarcos (que diosito lo tenga en su santa gloria y la virgen santísima lo colme de bendiciones): “cuando 7


creas que no puede pasar algo peor, siempre puede aparecer la pandilla de Defensa Zapatista”. “Las desgracias nunca andan solas”, digo yo, así que no tardó en ocurrir que confluyeran una serie de fenómenos en lo que sería el antecedente de la tormenta perfecta. Sí, llegó el día, aunque más bien era tarde, en que la Calamidad entró al selecto grupo de Defensa Zapatista, cuya segunda al mando, Esperanza Zapatista, no hacía sino reiterar lo paradójico de su nombre… CALAMIDAD Y LA BANDA DE DEFENSA ZAPATISTA Era una tarde en las montañas del Sureste Mexicano. En el potrero de la comunidad, un grupo de niños y niñas jugaban con un balón. Bueno, eso podría parecerle a quien no conozca a esa banda. En realidad se trataba de un riguroso entrenamiento del equipo infantil de fútbol de Defensa Zapatista. Ahora mismo están practicando el contragolpe, maniobra que Defensa Zapatista explica así: “Hagan de cuenta que vienen con el balón los malditos enemigos del equipo contrario, que son más grandes que nosotras, que juegan mejor que nosotras, que todo el público los apoya, que están mejor alimentados que nosotras, mejor entrenados que nosotras, que tienen el uniforme cabal y que estamos en su cancha o sea que ellos son locales. ¿Qué hacemos?”. El Pedrito se encoge de hombros, las hipótesis de Defensa Zapatista siempre le parecen erróneas de principio y mal planteadas. El caballo choco deja por un momento de masticar la botella de plástico, parece que lo piensa un momento, y luego sigue masticando como si nada. El gato-perro se pone detrás de Defensa, así que parece que él también espera la respuesta. La Esperanza Zapatista se da cuenta de que es la única que queda, entonces se arma de valor como mujeres que somos, nada de que nada, resistencia y rebeldía, y levanta su manita. Defensa Zapatista respira con alivio y dice: “A ver, Esperanza, ¿qué hacemos?”. La Esperanza Zapatista carraspea un poco y, siguiendo el método zapatista fundado por el finado SupMarcos, responde: “¿Corremos?” 8


El gato-perro mueve la cola con aprobación. Pedrito está a punto de decir que la respuesta-pregunta de Esperanza abre un nuevo terreno epistémico. El caballo choco sigue masticando pero ahora con más enjundia. Defensa Zapatista se mesa los cabellos y grita: “¡No! Nada de correr. Nada de que nada, resistencia y rebeldía. Lo que hacemos es dar un contragolpe. Un patadón pues, que aviente la pelota muy lejos. A ver, Pedrito, tú patea el balón”. El Pedrito será muy trucha para la teoría del conocimiento y los paradigmas epistemológicos, pero siempre patea chueco. Así que el balón, en lugar de ir a la cancha contraria, va a caer a la pequeña laguna que está a un costado del potrero… perdón, del campo de entrenamiento de alto rendimiento autónomo, permiso de la Junta de Buen Gobierno, número no-sé, sede en el Caracol de Tulan Kaw, domicilio conocido. La pandilla se agolpa a la orilla y mira con desolación que la pelota ha quedado flotando justo en medio del mar inhóspito… ok, en medio del charco, porque la “laguna” no mide más de 10 metros de diámetro y no rebasa los 50 centímetros de profundidad. La Esperanza Zapatista, con ese optimismo que su nombre delata, dice: “Seguro hay tiburones muy fieros, de ésos que ni te mastican. Ahí nomás te tragan y mueres cruelmente en la panza del tiburón, en medio de pescaditos y botellas de plástico que se zampó antes”. El caballo choco para las orejas cuando escucha “botellas de plástico”, pero no se mueve. Mientras Esperanza ha descrito ese bello cuadro impresionista modelo “Sharknado”, el Pedrito ha consultado en su celular y aclara: “Imposible, no hay tiburones en agua dulce. Por lo tanto, no hay nada que temer de esos selaquimorfos”. Todos respiran aliviados. Pero el Pedrito prosigue: “por otro lado, es muy probable que haya cocodrilos” y señala algo parecido a un tronco que flota en la lagunita. Todos se estremecen. 9


El gato-perro, por su parte, es perro pero es gato, así que nada de mojarse. Defensa Zapatista razona: “bueno, de todas formas ya estaba viejo ese balón, que tal el Sup tiene otro guardado, o que pida uno con los ciudadanos.” Mientras toda la pandilla está tratando de disfrazar de prudencia su miedo, la Calamidad, que ha estado observando todo desde un su escondite, sale, se mete al agua, recoge el balón, regresa con él, y lo pone frente a Defensa Zapatista. La pandilla, después de salir de su estupor, aplaude a rabiar, intenta levantar en hombros a Calamidad pero pesa mucho, así que optan por darle unas palmaditas en la espalda. Recuperado el balón, Defensa Zapatista empieza a dar nuevas instrucciones, pero, cuando voltean a mirar, Calamidad ha vuelto a lanzar el balón al agua. Defensa le pregunta: “¿Qué hiciste?”, y, como respuesta, Calamidad se vuelve a meter al agua y saca de nuevo el balón. Le vuelven a aplaudir. La tercera vez que lo hace, la pandilla recibe la pelota con un silencio sepulcral. A la quinta vez tienen que agarrar a Calamidad entre todos para que no vuelva a aventar el esférico al agua. Calamidad se desconcierta: ¿Qué el juego no se trataba de eso? El equipo se retira un poco, guardando celosamente el balón, lejos de la compulsión de Calamidad; sólo Defensa Zapatista queda pensando y mira intrigada a la niña. En su complicada mente, llena de estrategia y táctica futbolísticas, entiende ahora lo que le dijo alguna vez el finado SupMarcos: “la maravilla de la sorpresa, no está sólo en hacer algo inesperado, también en dónde hacerlo, cuándo hacerlo, con qué hacerlo… y con quién hacerlo”. La carita de la niña Defensa Zapatista se ilumina. Le pregunta a la niña: “¿Cómo te llamas?” La niña responde: “Yo soy una Calamidad”. 10


Defensa abraza a la Calamidad y le dice: “Tú vas a estar en nuestro equipo. Y ahora te llamas la Calamidad Zapatista.” Y, dirigiéndose al resto del equipo les comunica: “ya tenemos una nueva arma secreta”. Todos miran aterrorizados como, mientras Defensa explica una nueva y compleja estrategia de juego a la que llama “resistencia y rebeldía”, la Calamidad avienta de nuevo la pelota al agua y, después de sonreír, se lanza al mar embravecido… ok, a la lagunita, para recoger el balón. Esperanza jura que una ballena monstruosa le acercó el balón a Calamidad. Pedrito aclaró que no era una ballena, sino el Kraken que se había venido a refugiar a tierras zapatistas… ok, a aguas zapatistas. El asunto es que la Calamidad estaba feliz porque tenía nuevos amigos, y no cualquier grupo de amigos: era la pandilla de Defensa Zapatista, la única que tenía en su contra órdenes de restricción en prácticamente toda la estructura organizativa zapatista. La Calamidad Zapatista tendrá unos 3 ó 4 años y, como es la más pequeña de edad, aunque no de cuerpo, les dice “doña” a las mayores, como le enseñaron. A Defensa Zapatista le dice “Doña Defensa”, lo que no les cae en gracia ni a ella ni a Esperanza, que viene siendo “Doña Esperanza” a sus 8 años. Ya en su nuevo grupo, la Calamidad sintió la necesidad de avisarle a su antigua banda infantil. Dio un sentido discurso de despedida a unos cuchitos que sólo la olfatearon y le mordieron el pantalón que portaba. Los presentes juran que a la mamá cucha se le nublaron los ojos. Los Subs, el CCRI, las zonas, las JBG, los MAREZ, y todas las comisiones autónomas habidas y por haber, podrán quejarse lo que quieran, pero si algo hay que reconocerle a la pandilla de Defensa Zapatista es que se protegían unas a otros. Así que la Calamidad pudo ya asistir a los distintos actos públicos del EZLN a los que antes no podía por tenerlo prohibido, ya que se temía que fuera a hacer una calamidad. 11


No era pues extraño que, en los eventos, se viera pasar una niña rodeada de una fiera escolta de milicianas. Pero todos sabíamos que no la estaban cuidando a ella, sino a los asistentes, porque, bueno, era una calamidad. El Pedrito le explicó así: “Es que la compañerita Calamidad, pues cómo te diré, pues es una calamidad. Nadie la quiere, sólo el SupGaleano y Defensa Zapatista la quieren. Y nomás se hablan con el Sup y luego se ponen a cantar ambos dos mutuamente, la Calamidad y el SupGaleano. Muy fiero cantan, como que les duele la panza. Pero ellos piensan que cantan muy bonito. Y hacen sus obras de teatro, pero nadie mira. Sólo están los grillos. Y el Sup dice que aplauden los grillos, pero qué va a ser, si los grillos nomás hacen su ruidero todo el tiempo, no es que aplauden. Pero la Calamidad lo cree y hace su caravana para agradecer, que así le enseñó el Sup, y entonces el Sup le cuenta unas historias terribles y maravillosas mientras se atascan de palomitas”. Y precisamente ahora, en la champa, sólo están el Sup, el gato-perro y la Calamidad. Y ahí nomás, de pronto, el Sup se echa en la boca un puñado de palomitas con salsa picante, da un trago de conocido refresco de cola, y empieza a contar… La Historia del Maíz Palomero. Hace mucho tiempo, cuando el tiempo empezaba a caminar a los tumbos, como viejito bolo, los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, se reunieron en una su asamblea y tomaron el acuerdo de encargar a la más sabedora de todos, Ixmucané, que hiciera a los hombres y mujeres de maíz. Pero los dioses varones eran muy tarugos, como de por sí, y no se dieron cuenta de que no se podía porque todavía no se había creado el maíz. Entonces la Ixmucané les dijo: “Ah hermanitos, de plano no se puede creer, ¿cómo voy a hacer a la humanidad de maíz si todavía no existe el maíz?” “Ta bueno”, dijeron los dioses varones, “pero ahí lo veas porque ya es acuerdo de asamblea y tiene que vas a cumplir”. 12


La Ixmucané rezongó un buen rato, como de por sí rezongan las mujeres, que cómo quieren que haga si no hay cómo, que de plano no lo piensan los pinches varones, que ahora cómo le hago, que a ver qué llega en mi cabeza para resolver la problema. Mientras está pensando la Ixmucané, los dioses varones empezaron a mal hablar: que esa Ixmucané es una haragana, que no cumple el acuerdo, que se hace pato; o pata, dice otro; y otro uno: “y eso que todavía no hacemos los patos”, y así. Y entonces se dijeron que por qué tienen que esperar a la Ixmucané si ellos son sabedores. Y entonces hicieron a los primeros hombres y mujeres de lo primero que encontraron, o sea de madera. Entonces los hombres de madera no se mueven bien, caminan como que tienen calambre. Entonces hicieron otros de oro, pero son muy pesados y ni siquiera caminan. Y mientras los dioses varones están pensando cómo hacer, los hombres de oro obligaron a los de madera que los cargan y los llevan de un lado a otro y los alimentan y los honran. Y los dioses ya no saben qué hacer y entonces llega la Ixmucané y lo mira todo cómo está, y se embravece pues, y los regaña a los dioses varones, que por su culpa va a tardar eso de que los de oro esclavizan a los de madera. Y los dioses varones: “acaso fuimos nosotros, quién sabe de dónde salió eso, nosotros estamos ocupados en cosas importantes”. Y la Ixmucané: “nada de que nada, además de tarugos, cobardes que no se hacen responsables de las tonterías que hacen y a esto que mal hicieron le vamos a llamar patriarcado, porque puros machitos se malpensaron esa injusticia”. Y ya que les dio su buena regañada, la Ixmucané les mostró que ya lo creó ya el maíz. Y entonces los dioses varones aplaudieron, y se 13


felicitaron y dijeron que ellos habían tenido esa gran idea, y que Ixmucané sólo hizo en la práctica lo que ellos lo pensaron en la teoría. La Ixmucané ya ni dijo nada, pero traía en sus manos maíces de todos los colores y así fue creando a los hombres y mujeres que poblaron el mundo y también creó a loas otroas porque, dijo, es bueno que el mundo sepa que tiene muchos mundos dentro y no sólo los que se miran ahí nomás. Se hicieron así los hombres, las mujeres y loas otroas, y los dioses se fueron a echar baile. Quedó la Ixmucané mirando sus manos y lo miró que no se acabó todo lo que usó para crear el maíz, que quedó todavía un poquito. Entonces Ixmucané se pensó que faltaba otra lección para el mundo que entonces empezaba a andar. Y entonces la Ixmucané creó unos maíces más pequeñitos y los echó en la tierra para que se nacieran. Tiempo después, ahí andaban los maíces de un lado a otro, trabajando para que tuvieran fuerza los hombres y mujeres y otroas que estaban construyendo el mundo. Pero nadie le hacía caso a los maíces pequeñitos, los burlaban y los despreciaban. Y todos los maicitos pequeños están como tristes porque nadie los toma en cuenta. Entonces en la cabeza de un grupo de maíz pequeño llegó el pensamiento de que no está cabal así, que por qué los desprecian y no los toman en cuenta. Y se inconformó. Y ahí está el grupo de maicitos pequeñitos inconformados. Y los demás maíces pasaban y decían: “bueno, pues ahí está ese grupo de maicitos inconformados, pero son muy pequeñitos, nadie los va a tomar en cuenta.” Entonces los del grupo de maicitos pequeños quedaron pensando que así nomás no se puede, que todo va a seguir igual aunque se inconformen. Entonces llegó la Ixmucané, que andaba haciendo la ronda en el mundo, para ver que se fuera haciendo todo cabal. Y lo topa al grupo de maicitos y les pregunta que qué hacen. Y los maicitos le cuentan de su inconformidad. La Ixmucané se ríe pero no de burla, sino de cariño, y les dice a los maicitos: “bueno, miren hermanitos, es que no basta con que se inconforman, hay que ponerse en resistencia y rebeldía. Quiere que se rebelan o sea que tengan rabia, coraje pues, y que se organizan”. 14


Se fue la Ixmucané porque los dioses varones seguían haciendo tarugadas y ella tenía que ver de componer. El grupo de maicitos quedó pensando lo que dijo la Ixmucané y dijeron: “sale pues, nos vamos a enojar”. Y empezaron a pensar en todas las humillaciones y desprecios que les habían hecho y más entraba su coraje y se calentaban de rabia. Y más y más, y ya están colorados de tanto coraje y ya no se aguanta el calor y ¡pum!, que se revienta uno, y brinca y se pone esponjoso, luego otro y pasa un viento y los levanta. Y todos se quedan admirados de que los maicitos vuelan. Y los demás maicitos pequeños empiezan a hacer igual, y al rato revienta y brinca otro, y otro, y otros. Luego muchos, y el aire se llena de maicitos reventados. Y una niña lo mira el aire y dice “parecen como palomas”. Y un niño dice “sí, pero chiquitas”. Y la niña: “eso, como palomitas”. Y el niño, como de por sí son los niños, lo agarra una palomita y la come y dice “está muy sabrosa”; y la niña dice “sí, pero como que le falta algo”, y ahí nomás encuentra un frasco que la Ixmucané había dejado como olvidado y le pone a la palomita y como que pica pero así, sabroso. Y entonces la niña y el niño llaman a todos los niños y niñas y niñoas del mundo, y empiezan a pepenar los maíces voladores, y los ponen en un tazón y le echan la salsa picante y se ponen a comer hasta que les dio diarrea, pero como quiera la hacen una su fiesta. Y entonces los demás maíces todo lo miraban muy admirados y sorprendidos porque esos eran los únicos maíces que podían volar y entonces los respetaron ya a los maíces pequeñitos. Y ya le quedó su nombre de “maíz palomero”, que quiere decir, “maíz que vuela y hace fiesta”. Eso en un idioma que ahorita inventé. Y tan-tan. La Calamidad aplaude encantada. El gato-perro no aplaude, porque se le han quedado atrapadas las patas en las palomitas con salsa picante y, paciente, se las está lamiendo, porque acá no se desperdicia nada… cuando de palomitas se trata. 15


La Calamidad ha declarado que va jugar a las palomitas. Se para en medio de la champa y empieza a aguantar la respiración y a hincharse, hasta que se pone roja y luego morada (como los niños cuando hacen berrinche), y el Sup está ya por darle un zape para que respire, cuando la Calamidad brinca y grita, al exhalar, “¡PUM!”; y mira al Sup esperando que haga la mismo, y como el Sup sigue comiendo como si nada, la Calamidad le dice “Bueno, ¿sos zapatista o no?”. Al Sup Galeano le dan en la pata de palo así que contiene la respiración, pero con el humo del tabaco y las palomitas que le llenan la boca, sólo alcanza a toser estrepitosamente, arrojando pedazos de palomitas a medio masticar. Y la Calamidad, con la carita llena de palomitas propias y salpicadas, aplaude entusiasmada porque, dice, el Sup ha hecho el sonido de muchas palomitas reventando. Y el Sup casi se ahoga, pero se alivió rápido cuando llegó la insurgenta de Sanidad y dijo “hay que inyectar”. Todos corrieron, en primer lugar el gato-perro -no lo fueran a confundir con un Supcomandante-, y sólo quedó la Calamidad que ya se va, con la mochilita de la sanitaria, hacia la pequeña laguna donde un par de ballenas retozan y saltan, sabiéndose a salvo de los barcos de los pinches grandes capitalistas chinos-japoneses-coreanos que, en lugar de seguir sus usos y costumbres, o sea de hacer Anime, K-Pop (팬덤 군대 일어) y murallas, las quieren cazar para convertirlas en dólares, wons, yens, euros y los restos en pesos… DE CÓMO EL EQUIPO DE DEFENSA ZAPATISTA GANÓ SU PRIMER PARTIDO INTERNACIONAL Cierto día, se realizó el primer partido internacional donde se enfrentaron el equipo intergaláctico de mujeres que luchan, contra el equipo muy otro capitaneado por Defensa Zapatista. La extraña estrategia de la directora técnica del equipo zapatista, parecía funcionar: Cuando el equipo contrario tenía el balón y pasaba a la ofensiva, la Calamidad entraba al campo de juego, tomaba el balón y lo lanzaba a la laguna. 16


En ese momento, el equipo de Defensa Zapatista empezaba a esparcir rumores de tiburones muy fieros que habitaban en esa laguna. El Pedrito aclaraba que no era posible, pero que seguro había cocodrilos gigantes. La Esperanza contaba de una ballena enorme que, cada tanto, emergía con un pasamontañas blanco. En fin, el pánico era sembrado con una habilidad que olvídate de las redes sociales. Claro, la Calamidad entonces se volvía a meter al agua y volvía con el balón. Y el equipo contrario, en lo que se llama fair play, la felicitaba y trataba de alzarla en hombros, pero cuándo, ni hablar. A la cuarta vez, el equipo internacional de mujeres que luchan pidió la expulsión de la transgresora que, cada tanto, arrojaba el balón al mar infestado de tiburones tigre, lagartos y caimanes, hidras, Krakens y hasta ballenas asesinas (así dijeron); pero resulta que se dividieron entre ellas, porque empezaron a discutir de la sororidad de género, de que expulsar a la Calamidad era una muestra de que el pensamiento heteropatriarcal contaminaba a las mujeres. Tardaron discutiendo, y cuando se dieron cuenta, el gato-perro hacía una pared de antología con la cabeza del caballo choco, que se había quedado dormido en el límite del área grande, y, con un estilo que ni Messi-Ronaldo, anotaba en el marco contrario, lo cual fue festejado no sólo por el público que abarrotaba el potrero, quiero decir, el estadio (aunque en realidad sólo estaban el SupGaleano, el Elías Contreras, y un solitario puesto de palomitas donde dos insurgentas se aburrían soberanamente), también por Defensa Zapatista, porque era la primera vez que el gato-perro no anotaba en su propia portería. La jueza silbó el final y terminó el partido. La banda de Defensa Zapatista había conseguido su primer triunfo mundial. Nuevamente trataron de alzar en hombros a Calamidad, y nuevamente fracasaron. Así que el festejo no encontraba forma de materializarse. 17


Pero el SupGaleano resolvió todo cuando dijo que era un rumor, que no estaba nada confirmado, que tal vez se trataba de una fake-new; pero que él había escuchado que el Vlady le había entregado al SubMoy una caja de donas de muchos sabores. Que el SupGaleano se lamentaba de que no fueran mantecadas, pero, como dice un dicho -que él inventó en ese momento-: a falta de mantecadas, donas; y que el SupMoy estaba ido en el festival de Cine, y que había dejado cerrada con llave la Comandancia General del ezetaelene, lo que era un problema, pero la solución estaba en que le había dejado la llave al SupGaleano quien, justo en ese momento, dejaba caer la llave delante de la pandilla; y que le iba a dar mucha pena decirle al SupMoy que perdió la llave en el estadio, ok, en el potrero, pero que la pandilla de Defensa Zapatista había apoyado y la habían encontrado; y “aquí está la llave SupMoy, cuéntame cómo estuvo el festival de cine”. Y que cuando el SupMoy se diera cuenta que de la caja con donas sólo quedaba el cartón, el SupGaleano le iba a informar que, en la pequeña laguna que está en el Puy, habían avistado a una gran ballena que, en la mandíbula, sostenía un pedazo de dona color arcoíris, lo que, intuía el SupGaleano, indicaba que podría tratarse no de una ballena, ni de un ballenato, sino de unoa ballenoa, y que nuestro deber como zapatistas era darle cobijo y apoyo, porque la diferencia no se debe perseguir ni castigar, sino festejar, por ejemplo, con un baile y, qué casualidad, el SupGaleano recién la había autocriticado a la comisión musical porque los compañeros musiqueros sólo tocaban la Yaquecita y que ya chole con ésa (la otra noche la habían tocado 53 veces), y con la de “así, así, así” (32 veces el baile anterior), y la Comisión Musical dijo “ahí lo vamos a ver”; y en eso los compañeros musicales se arrancan con la Cumbia del Sapito y, como todos saben, el sapito es primo hermano de la ballena; y en el sonido anuncian que hay baile, y entonces el corredero de gente, hasta las tercias y tercios dejan botados los equipos, y se llevan al SupMoy al baile… Y sólo quedan, solos, el SupGaleano y el gato-perro, que le ladra y le maúlla, y entonces el SupGaleano dice: “sabía que tú te ibas a dar cuenta”, y se quita la gorra y, diciendo la palabra mágica “alakazam”, saca una dona, de chocolate otra vez, la última dona de las montañas 18


del sureste mexicano, y, como el chocolate se ha derretido y le quedó toda pegajosa la cabeza, el SupGaleano piensa cómo le va a hacer para limpiar el pasamontañas. Y, mientras comparte con el gato-perro, el SupGaleano empieza contar una historia terrible y maravillosa de una niña que se llama la Calamidad Zapatista quien, para mala suerte de los dos, se aparece en ese momento con la mezcladora de sonido de los tercios y les dice “¿Jugamos?”, mientras se dirige a la laguna para arrojar el aparato a donde unoas ballenoas saltan felices de que las tomen en cuenta. Y sí, ni modos, el gato-perro y el SupGaleano tuvieron que compartir la dona con la Calamidad y así la detuvieron, pero sólo un momento, porque la Calamidad ya encontró el maíz palomero del SupGaleano y, con las mejillas manchadas de azúcar, les dice festiva: ¡vamos a jugar a las palomitas! Tan tan. Desde las montañas del Sureste Mexicano. El SupGaleano. Dándose cuenta de que no es posible limpiar el pasamontañas con saliva, pero resuelve el problema poniéndose un sombrero vaquero encima. Guapo el hombre, lo que sea de cada quien. ¡Ajúa! 2019-2021

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En Travesía por la vida, zapatistas llegan a Europa

Gloria Muñoz - Los de abajo - La Jornada - 19 de junio de 2021 Este fin de semana, contra viento y marea, literal, arribará la delegación zapatista marítima al puerto de Vigo, Galicia, donde ya los esperan representantes de diversos colectivos procedentes de Grecia, Alemania, Italia, Francia, Portugal y, por supuesto, de diversas ciudades de España, quienes llegaron no sólo a acompañar a los rebeldes chiapanecos en este intrépido viaje, sino a conocer y hermanar sus propias luchas. Como en toda iniciativa zapatista, la incertidumbre predomina: la agenda del recorrido, cuántos más llegarán por vía aérea, cómo se distribuirán por el continente, cómo se trasladarán entre un país y otro, quiénes son los que viajan por el Congreso Nacional Indígena (CNI), y un largo etcétera que está por develarse. Lo importante es que, como todo lo que anuncian desde hace más de 27 años, están ya en Europa y su objetivo está por cumplirse. Navegar con buena estrella Las comitivas zapatistas, la que partió el 2 de mayo del mar caribeño, y las delegaciones que arriben por vía aérea, realizan esta travesía cuando, como en 1994, nada les decía que “sí”. Al capitalismo salvaje y a la pandemia que emana de él, con las consabidas distancias y restricciones sanitarias, sumaron el reto de reunir los recursos y, por si fuera poco, el racismo estructural en México que les negaba, por el sólo hecho de ser indígenas, su derecho a obtener un pasaporte. Pero todo va siendo sorteado. Navegan, sin duda, con buena estrella y el viento a favor. Las viejas y las nuevas generaciones están reunidas ya en puerto de Vigo, donde convergen algunas de las 3 mil personas que participaron en 1996 en el primer encuentro Intergaláctico, cuando muchos y muchas de las ahora presentes aún no habían nacido, como tampo20


co buena parte de los comisionados zapatistas que están por llegar. Un cuarto de siglo exactamente separan una iniciativa de la otra. Y siguen luchando por un mundo en el que quepan muchos mundos, aunque no todos, es cierto, pues como para qué reunirse con fascistas. Como en toda actividad zapatista prevalece el baile, aunque los desafíos son tan grandes co-mo el mar que acaban de cruzar en el velero La Montaña. La disputa por la historia ha comenzado. losylasdeabajo@yahoo.com.mx

De viajes, espejos y contrastes

Silvia Ribeiro* - La Jornada - 19 de junio de 2021 Siete y siete. Mayo de 2021. En viaje inverso al de los conquistadores, zarpó desde Islas Mujeres el barco La Montaña, llevando a siete delegadas y delegados de comunidades zapatistas a Europa, en una Travesía por la Vida. Luego de 47 días de navegación arribó a las islas Azores, Portugal, el mismo día que se reunía en Inglaterra el G-7. Los, las y loas siete zapatistas van a encontrarse con colectivos, organizaciones y movimientos para compartir luchas, dolores, alegrías, rabias, aprendizajes desde abajo. Hay mucho entusiasmo, expectativa y meses de organización colectiva para recibir y compartir con la delegación zapatista, a la que se sumarán delegadas y delegados del Congreso Nacional Indígena. Fueron invitados a encontrarse en tierras y territorios de 30 países europeos. Sin que nadie los invitara, los siete gobiernos del G-7 anunciaron desde el cemento estéril cómo seguirán la guerra contra la gente y el planeta, en un discurso disfrazado de verde y caritativo. (Claves para entender los mensajes del G-7, https://tinyurl.com/te33bfbp). Trece y trece. Mayo de 2021. Un equipo del portal Desinformémonos, coordinado por Yásnaya Aguilar Gil y Gloria Muñoz Ramírez lanzaron el viaje artístico, visual, escrito y auditivo Tzam Trece Semillas, navegación paralela a la Travesía por la Vida (https://tzamtrecesemillas.org/). 21


En 13 meses, presentarán desde los pueblos indígenas las 13 demandas que el EZLN dio a conocer desde su nacimiento público en 1994: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz, a las que luego sumaron derechos de la mujer y derecho a la información. “Tzam, que es dialogar en ayapaneco, es el corazón de este proyecto”, nos cuentan. Irán compartiendo mes a mes, las miradas desde diversos pueblos, naciones, tribus y barrios indígenas, que dialogan con cada una de las 13 demandas/semillas zapatistas. Trece semillas, 13 meses, 130 colaboradores y colaboradoras, de mayo de 2021 a mayo de 2022. Comenzaron con reflexiones sobre trabajo, en relatos, poemas, imágenes y canciones de 10 mujeres indígenas de los pueblos o’dam, ayuujk, mazateco, zapoteco, nahua, tsotsil, mazahua y totonaco. Cada una de ellas nos deja pensando, ante ninguna se puede pasar indiferente. Desde imágenes que están vivas y nos interpelan con su belleza y expresión, a relatos que nos mueven de corazón a mente. En breves textos y poemas consiguen trasmitir la historia y presente de México, con las muchas capas de violencia y opresión que han vivido como mujeres, trabajadoras , indígenas, campesinas, migrantes a las ciudades. Todo junto a la profunda identidad, dignidad y lucha que sostienen y las sostiene. Guadalupe Vázquez Luna, tsotsil, reflexiona “...en el campo no ganamos un sueldo, generamos nuestra propia economía y eso también quiere decir que generamos nuestros propios trabajos; por lo tanto, tenemos independencia. Es por esto que nos quitan nuestras tierras ya que, teniendo tierras, nos salimos de las garras del capitalismo. Por eso es tan importante no dejar nuestras tierras, nuestras tierras generan trabajo y economía propia”. “Para mí la madre tierra, es vida, amor, coraje y ternura”, entreteje Teresa Castellanos Ruiz, nahua, desde la resistencia a la termoeléctica de Huexca. Tierra que no olvida que el asesinato de Samir Flores Soberanes sigue impune. 22


Son muchos los sentidos que despierta Tzam Trece Semillas, invitando a recorrer estas veredas de diálogo. No se puede dejar de caminarlas (https://tzamtrecesemillas.org/). 43 y 43. Mayo y junio de 2021. Otra vez, los gobiernos se ensañan contra las justas demandas de las escuelas normales rurales, perseguidas y castigadas por alojar a hijas e hijos de campesinos que quieren estudiar y trabajar por un mundo mejor. Las estudiantes de la escuela Mactumactzá, Chiapas, demandan hacer su examen de admisión en papel, pero el gobierno de Chiapas les exige hacerlo virtual, sabiendo que no tienen Internet, computadoras ni medios para hacerlo. Ante la protesta de los y las estudiantes, fueron reprimidos violentamente con cárcel, golpes y abusos sexuales. Poco después, en otra protesta por esto y por dos compañeras asesinadas de la escuela normal Carmen Serdán de Teteles, Puebla, respondió el gobierno de Puebla encarcelando a 43 estudiantes, fatídico número que recuerda los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Las y los estudiantes encarcelados fueron liberados, pero continúan con cargos pendientes como si fueran delincuentes, lo cual debe eliminarse inmediatamente. La desaparición forzada y asesinato de estudiantes de Ayotzinapa, hechos en los cuales ha sido señalado el Ejército como un actor fundamental, sigue impune y sin aclararse. En fuerte contraste, desde que inició el actual gobierno creció la militarización. Las fuerzas armadas pasaron a controlar puertos, megaproyectos devastadores como el Tren al que se oponen los pueblos mayas. El Ejército y la Marina fueron absurdamente incluidos en el Consejo General de Investigación Científica y ahora el presidente propone integrar la Guardia Nacional con funciones de policía, a la Secretaría de Defensa Nacional. El espejo de arriba refleja impunidad, golpes, represión, sordera. El de abajo dolores y rabias, pero también vida, luchas justas y ánimo colectivo que se fortalecen y no terminan con estas travesías. * Investigadora del Grupo ETC 23


El EZLN reinventa Europa, sean bienvenidos Marcos Roitman Rosenmann - La Jornada - 19 de junio de 2021

Lo humano se forja entre humanos. Nada le es ajeno. Su historia, sus costumbres, sus artes, sus ciencias, sus amores, odios y guerras. El planeta es uno, sus habitantes múltiples y diferentes. La mirada del otro nos confiere plenitud, nos permite integrar, saber de los saberes que habitan el mundo. Nos humaniza. Nos hace compartir, respetar, cooperar. Hoy, el EZLN encarna en su quehacer los principios y valores que dignifican la condición humana. Son una voz de alerta, al tiempo que testimonio de resistencia, lucha e integridad ética. No sucumben a los cantos del poder del dinero. Son trasgresores, por eso asombran y se convierten en referente político. Sus acciones no dejan indiferente, conllevan un alto nivel de compromiso. Por ello los persiguen, caricaturizan y criminalizan. Les niegan sus pasaportes, su identidad, les piden hablar latín y griego, leer Homero o Plutarco en perfecta declamación, es la sociedad criolla. Luego los llenan de trámites, atacan con la burocracia, tratan de impedir que viajen, que muestren la otra cara de México. Aquella que asesina en Ayotzinapa, que mata campesinos, militariza, persigue y encarcela a los zapatistas. Que reprime a los maestros, a los defensores de los derechos humanos y líderes medioambientalistas. Un territorio hostil para ejercer el periodismo independiente. Acribillando a balazos, responde el poder político cuando destapan sus complicidades con los cárteles de la droga y el crimen organizado. Baste ver la portada de La Jornada a diario, lleva 1547 y 1494 días pidiendo se aclare y detenga a los responsables políticos de los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdez, respectivamente. Tienen miedo, mucho miedo de ser descubiertos. Dominadores cautivos presas de su colonialismo interno. Portadores de odio y frustración, perdidos en su mundo de poder. Fuertes con los débiles y sumisos con los poderosos. Así son nuestras plutocracias, desde el río Bravo hasta la Patagonia. Hablan inglés y desprecian a sus pueblos, más aún si reivindican su condición de tzotziles, tarascos, zapotecos, mayas, mapuches, aymaras, ngöbes o tupi-guaraníes. Oligarquías incapaces de aprehender, viven en el 24


estercolero de su mediocridad. Pero los zapatistas no se han amilanado, han logrado romper el cerco. Emprendieron el viaje a Europa y han tomado tierra en las islas Azores, mismas que hace cinco siglos fueron puente para los viajes de conquista y colonización de portugueses y españoles. Hoy no vienen encadenados, ni como esclavos. Se desplazan por voluntad. Lo hacen para dialogar e intercambiar mundos. Tienen interlocutores, los esperan. Hablan una misma lengua, expresan solidaridad y lucha contra el capitalismo. Sin ninguna duda, su palabra será escuchada y compartida y sus saberes asombrarán a sus escuchas. Los zapatistas han resignificado el lenguaje, le han dado nueva vida, dotado de fuerza. Han liberado las palabras del maltrato y degradación a la que fueron sometidas por las élites políticas. En su quehacer, la democracia es mandar obedeciendo. Nos hablan del buen gobierno, de autonomía, de digna rabia, esperanza, amor, del bien común, crean y recrean el mundo. Sin mucho aspaviento han construido un pensamiento emancipador. Esa es su grandeza. Llaman a pensar alternativas a la explotación capitalista, a la degradación medioambiental, a enfrentar juntos la crisis planetaria. No imponen dogmas, cuestionan y cuando yerran no disimulan, asumen y avanzan. Los zapatistas nos advierten: el capitalismo, es una hidra de mil cabezas, convierte humanos en monstruos, incapaces de amar, salvo a sí mismos. Ególatras, misóginos, narcisos, egoístas, sectarios. Adjetivos sobran. El capitalismo acaba con el ser humano, lo empequeñece, le resta dignidad. En este viaje los zapatistas se encontrarán con una Europa que les dará la bienvenida, es la Europa de los pueblos, la que resiste a los mercaderes, a los megaproyectos, a las trasnacionales. Se verán las caras y reconocerán con luchadores curtidos, como ellos, en mil batallas. En medio de una pandemia, unos con cubrebocas y otros con pasamontañas. Pandemia que desnuda el egoísmo de los países ricos. La vacuna contra el Covid-19, tiene nombre de especulación, negocio y empresas farmacológicas. Una lección para no olvidar. Los zapatistas tomarán nota e invitarán a conocer su rebeldía y sabios como son, escucharan a sus interlocutores. Lo harán en un mundo donde lo humano se desvanece bajo la bandera de la explotación y la criminalización del pensamiento. 25


Seguramente la Europa del colonizador, de los imperios e imperialismo, la que inventó América, al decir de Edmundo O’Gorman, querrá seguir demonizando la presencia de los zapatistas, refugiándose en su mentira renovada siglo tras siglo: la superioridad étnica racial de la raza caucásica, blanca y aria, del hombre sobre la mujer y el derecho de conquista. Patente de corso para subyugar y someter a pueblos enteros. Para expoliar sus riquezas, para hacerlos esclavos y traficar con ellos. Genocidio y etnocidio, dos palabras que nos les gusta escuchar a sus banqueros, empresarios, cardenales, obispos o papas, reyes, presidentes de gobierno, sean conservadores o liberales, socialdemócratas o progresistas. La Europa que se yergue sobre millones de cadáveres justificados en su razón cultural. Prefieren hablar de pueblos sin historia. Cualquier adjetivo es útil para justificar su holocausto. Europa conquistó el mundo, se hizo occidente y propuso su civilización como orden mundial. Los zapatistas llegan para reinventar Europa, para repensar juntos la historia, rescribir sin odio, rencores, ni culpas. Una historia para liberar no para justificar holocaustos en nombre de la civilización.

El antimonumento, puño-corazón Raúl Zibechi - La Jornada - 18 de junio de 2021

La comunidad Puerto Resistencia, en Cali, que lleva 50 días en lucha contra el mal gobierno de Iván Duque, inauguró esta semana una construcción de 12 metros de altura, que forma un brazo que se extiende hacia el cielo y culmina con un puño que sostiene un cartel con el lema “Resiste” (https://bit.ly/35usREV ). La obra colectiva fue construida por obreros que trabajaron colocando andamios, soldando y puliendo, mientras la comunidad barrial acercaba arena, cemento y palas. Algunas personas donaron las luces para la iluminación del espacio y muchos objetos. “Con esto demostramos al gobierno que sí podemos y el gobierno enojado porque le dimos un ejemplo, lo que hacen los pobres, que la unión hace la fuerza”, relata un vecino (https://bit.ly/35usREV ). 26


Artistas y pintoras se encargaron del decorado de la enorme pieza, con escudos multicolores y las caras de varios manifestantes caídos. Una de las pintoras, Valentina, relató a los reporteros su imagen de la obra: “El monumento significa que empezamos desde abajo y vamos creciendo desde la noche, y arriba cuando termina el día, encontramos nuestra palabra ‘Resiste’”. Y agrega que “resistencia es victoria”. La obra se concluyó en apenas 19 días de minga y la inauguración fue una fiesta comunitaria en la que hubo música y un “cacerolazo sinfónico”, con el bullicio de miles de jóvenes, mayores, niños y gente de todas las edades que provenían no sólo del barrio sino de muchos puntos de bloqueo de Cali. Baile y más baile cerraron una jornada memorable. La obra fortalece la identidad del pueblo caleño, que sigue en pie pese a las dudas y retrocesos del comité de huelga, dispuesto a negociar con el gobierno algunas promesas que no se harán realidad. Las “primeras líneas” de autodefensa, porque las hay de jóvenes, de madres, de sacerdotes y hasta de militares retirados, se pueden sentir tan identificadas con la obra colectiva como las familias sacudidas por la represión y la muerte. En rigor, se trata de un antimonumento, bien distinto y hasta antagónico respecto de los que construye la cultura colonial y patriarcal de la clase dominante. Se trata de una obra colectiva y comunitaria, hecha desde abajo por los de abajo, anónima; por tanto, mientras los monumentos tienen autor, que recibe sus beneficios, Resiste fue hecho por el pueblo y está dedicado al pueblo, mientras los monumentos de arriba están dedicados a varones blancos, militares las más de las veces, violentos y genocidas que reciben el patético nombre de “héroes”. En segundo lugar, en la obra de Cali no se exaltan individuos, no se construyen pedestales ni caballos sobre los que monta el “héroe”. Porque los monumentos de arriba encarnan el maltrato y destrucción de lo vivo: se elevan sobre miradores, encima de animales, de los seres humanos y no humanos. Miran a la humanidad desde arriba, como les corresponde por lo que son. 27


El antimonumento Resiste enseña todos los colores de la vida, en contrate con la mortecina uniformidad de los monumentos de arriba. Fue construido con los materiales de la resistencia (como los escudos de la autodefensa) y de la vida cotidiana, aquellos que la comunidad fue aportando en silencio y con el entusiasmo de ver reflejada su identidad en una obra que nadie podrá olvidar. La construcción del antimonumento fue necesariamente posterior al acto de justicia realizado por el pueblo misak, la madrugada del 28 de abril, cuando inició el paro al derribar el monumento al invasor Sebastián de Belalcázar en un mirador de la ciudad. No fue un capricho sino la decisión colectiva de las 58 autoridades de los tres pueblos misak que condenaron al conquistador por genocidio, acaparamiento de tierras y violación de mujeres durante la conquista. Crear y construir lo nuevo no puede hacerse sin desorganizar y desbaratar lo viejo. No decimos destruir, porque se trata de desmontar el lugar de los opresores, desarticular el sistema capitalista y corrernos del lugar de oprimidos, que pasa por dejar de sostener tiranos y caudillos. Destruir es otra cosa. Por eso la delegación zapatista en Europa tiene “prohibida la portación y uso de armas de fuego de cualquier tipo, y no puede ni proponer, ni sugerir, ni alentar cualquier actividad que implique, o derive en, el uso de armas de fuego en el lugar donde haga su trabajo”, señala el comunicado del 14 de junio (https://bit.ly/2RZR8PY ). El antimonumento Resiste durará tanto como la comunidad organizada perdure en su capacidad de movilizarse y defenderse colectivamente. Los cuerpos represivos esperarán el momento para demolerlo, como escarmiento a quienes se atrevieron a soñar mundos nuevos. Sin embargo, la memoria es terca y quienes se levantaron una vez, saben que volverán a hacerlo cuando sea necesario. La construcción colectiva muestra en lo alto un puño: “Un puño cerrado es un corazón”, dijo un comunero. La dignidad de los corazones-puño, abriendo caminos. 28


La compasión y las urnas

Javier Sicilia - Revista Proceso - 15 de junio de 2021 De todos los principios éticos, la compasión –sentir el sufrimiento del otro– es el más difícil de practicar: a nadie –dice André Compte-Sponville– le gusta ser su objeto. Tampoco sentirla. En México, sin embargo, la compasión, socialmente hablando, se volvió casi inexistente. Lo que ha prevalecido en los últimos 16 años es precisamente su contrario: la dureza, la crueldad, la indiferencia, la insensibilidad. Lo muestran los más de 300 mil asesinados, los más de 88 mil desaparecidos y las más de 4 mil fosas clandestinas, que permanecen impunes y cuyo número aumenta. Pese a esa realidad inaceptable, a la que en los meses previos a las elecciones se sumaron –según Etellekt Consultores– 910 agresiones contra aspirantes y candidatos –91 de ellas asesinatos– ningún partido (aun cuando muchas de estas víctimas fueron de sus filas), ningún gobierno, ningún candidato, ninguna organización civil ha llamado ni llamó a la unidad nacional; ninguno a poner de lado las diferencias y a exigir como prioridad del país una política de Estado conjunta en favor de la justicia y la paz; ninguno a salir juntos a las calles para salvar la democracia. Por el contrario, como si esos hechos fueran la norma y la democracia existiera en esas condiciones, gobiernos, partidos, candidatos, ciudadanos, acompañados por la prensa, prosiguieron su marcha hacia unas elecciones ensangrentadas, llenas de dinero sucio y de cárteles asociados con ellas. Muchas personas, incluso, han mantenido en las redes sociales una violencia verbal que hiela la sangre. Si hubiese habido compasión –esa virtud que, al sentir el sufrimiento ajeno, se niega a mirarlo con indiferencia–, jamás habríamos aceptado ir a las urnas sin que antes partidos y gobiernos limpiaran sus filas de criminales, corruptos e imbéciles; sin exigir que, por encima de nuestras diferencias políticas y de nuestras concepciones del rumbo del país, se hubiera puesto como única prioridad de la nación una política consensada de justicia y paz. Lejos de ello, repitiendo 29


el ritual vacío de las elecciones, cuyos resultados –lo hemos visto en cada una de ellas– terminan por acrecentar la violencia y contaminar cada vez más la vida política y social del país, se optó por lo contrario. Al ir a las elecciones en esas circunstancias, se depositó un voto en favor de la violencia y el crimen. Nada que no tenga que ver con esas plagas saldrá de las cajas de pandora de las urnas. No importa si al votar se hizo por personas que guardan un sentido de la dignidad. El problema no es de personas –ojalá lo fuese–, sino de estructuras e instituciones penetradas por gente relacionada con el crimen organizado o contaminadas por sus métodos y conductas. El propio Andrés Manuel López Obrador, que debería ser el garante de la paz, ha sido uno de los principales promotores de la crueldad y la indiferencia. Su supuesto cristianismo, que reduce a Jesús a un simple luchador social, olvidó, en su ignorancia, una de las bases de la doctrina del pobre de Nazaret: la compasión, que acompaña al agapé –la manoseada caridad reducida a dádivas–. Al olvidarlo, AMLO, lejos de asumir, como Jesús, el sufrimiento de las personas –incluyendo el de los enemigos– y a rehusarse, como él, a aceptarlo con indiferencia, se contaminó de saduceísmo y se volvió solidario del crimen. Por ello traicionó la agenda de justicia transicional pactada con las víctimas (las acusó de ser un show y de querer “manchar” su “investidura”), destruyó las instituciones creadas para defenderlas, levantó vallas contra las mujeres, mandó “al carajo” a las víctimas del siniestro de la Línea 12 del Metro, entronizó a las Fuerzas Armadas, ha sido connivente con la familia del Chapo Guzmán y con el crimen organizado que se ha apoderado de amplios territorios del país y del Estado (aquel –dijo un día después de las elecciones– “se portó en general bien, el viernes, sábado y domingo [mató sólo] a 209, menos de 70 por día”) y ha convertido “las mañaneras” en un sanedrín de juicios sumarios. Esa ausencia de compasión que lo caracteriza y que promueve cada día es la misma con la que, con otras retóricas, gobernaron Calderón, Peña Nieto y gobiernan muchos gobernadores, presidentes municipales y “representantes” de esa abstracción llamada “pueblo”; la misma que ha llevado a muchos sectores sociales a polarizarse 30


y perder de vista la captura del Estado y de los partidos por parte del crimen; la misma que condujo a una porción de la sociedad a las urnas a ejercer un voto tan democrático como solidario de una lógica partidista inaceptable. Mientras no seamos capaces de recuperar la compasión y, con ella, la indignación para crear una agenda consensada de justicia y paz, las urnas seguirán siendo un simulacro democrático y el destino de eso que aún llamamos Patria el de una violencia incontrolable y un matadero cada vez mayor. La compasión, decía Schopenhauer, es la base de la moral. Se opone a la crueldad (el mal mayor) y al egoísmo (fuente de todos los males). Mientras no volvamos a ella, jamás haremos lo que debemos hacer: detener el horror y sentar las bases para un nuevo pacto social, una nueva forma de democracia y un suelo donde volver a florecer.

Nochixtlán: un lustro de impunidad

Rogelio Vargas Garf ias* - La Jornada - 20 de junio de 2021 Este 19 de junio de 2016, a cinco años de la masacre perpetrada por las fuerzas represivas del gobierno de Enrique Peña Nieto contra el pueblo de Nochixtlán, Oaxaca, tierra del ilustre pedagogo Abraham Castellanos, aún huele a sangre fresca y pólvora. Las familias de los asesinados, heridos de bala, golpeados y desplazados claman justicia. Sin embargo, es muy poca, muy parca la solidaridad que se brinda a este pueblo indígena digno, que defendió –hasta con su vida– los principios de una educación pública democrática y científica, amenazadas por la reforma educativa de los partidos del extinto Pacto por México (PRI, PAN, PRD). Miles fueron los policías federales y estatales que, en un domingo de plaza, atacaron con armas de grueso calibre a profesores de la sección 22 y a ciudadanos de la población. El saldo de la agresión fue de ocho muertos, 27 detenciones violentas y arbitrarias, 150 31


heridos de bala y proyectiles de todo tipo, lanzados por policías uniformados y disfrazados de civil. A punta de gases lacrimógenos arrojados desde un helicóptero que los cazaba desde el aire, 32 niños fueron desplazados. Un lustro después, los policías que dispararon y asesinaron, y los autores intelectuales que ordenaron la masacre, gozan de impunidad. Algunos son funcionarios gubernamentales, tienen fuero constitucional o aspiraron a un cargo de elección popular presentándose como candidatos en la pasada contienda electoral. Los responsables de las graves violaciones a los derechos humanos tienen nombres y apellidos. Entre ellos se encuentran el entonces gobernador Gabino Cué Monteagudo, el ex comisionado general de la Policía Federal, Enrique Francisco Galindo Ceballos; el titular de la Comisión Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia; el delegado de la Secretaría de Gobernación en Oaxaca, Germán García Moreno Ávila; el delegado del Cisen, Raúl Ernesto Salcedo Morales, y otros personajes, que, al frente de sus cargos policiales, tomaron la decisión de disparar sobre un pueblo inerme. La masacre de Nochixtlán fue un crimen de Estado, de la que se debe dar cuentas, sin importar el color del partido al que los responsables pertenezcan ahora. Los familiares de las víctimas y sus abogados han tocado todas las puertas a su alcance y han buscado, sin suerte, audiencias con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Han recurrido a asambleas de la CNTE, sin que se les preste la atención debida. Se han topado con una enorme cantidad de trabas jurídicas y burocráticas para hacer valer su derecho a la verdad y a la justicia. Los han querido sobornar. Han sufrido atentados, golpizas y amenazas. Y, a pesar de ello, han resistido. No se rinden, ni se rendirán, hasta alcanzar la justicia y la verdad. El Comité de Víctimas de Nochixtlán (Covic) ha denunciado en innumerables ocasiones durante los últimos años las injusticias y pe32


nurias que han sufrido. Desgraciadamente, pareciera haber quienes quieren comprar su silencio y su dignidad con una recompensa, con un pago por sus muertos, con una dádiva a la que llaman “reparación del daño”. A cambio de ella, se les pide perdonar a los que ordenaron la masacre. La respuesta de las víctimas y sus familiares ha sido contundente. En todos los tonos, una y otra vez, han dicho: “¡no nos rendiremos!, ¡nuestra firmeza y dignidad no están a la venta!, ¡exigimos cárcel para los que ordenaron disparar!, ¡ni perdón ni olvido!”. Esta firmeza y dignidad del pueblo indígena mixteco de Nochixtlán es ancestral. Se equivocan los que creen que los van a convencer para que abandonen su lucha y dejen de lado la memoria de sus muertos. El pueblo ñuu savi, pueblo de la lluvia, tiene fincada sus raíces históricas guerreras en sus antepasados indígenas, en sus tradiciones sagradas inviolables, en su vocación de alma de jaguar. El Covic y sus abogados han logrado sentar en la silla de los acusados –para que declaren– a varios de los asesinos intelectuales. No ha sido fácil. Se ha tenido que remar contra la corriente y contra las instituciones que procuran justicia en México. En este caso, como en tantos otros más, la FGR funciona como instrumento de contención y protección para los potentados. El trato no es parejo. Para los pobres y desprotegidos, largas, papeleos y suplicios burocráticos; para los poderosos y los políticos de renombre, buen trato, protección, arreglos en lo oscurito e impunidad. Nochixtlán y los maestros de la CNTE no se van a doblar ni a vender. Como lo dice el ilustre maestro nochixtleco Abraham Castellanos, tienen el deber de erguirse contra la tiranía y saber protestar contra la brutalidad de los opresores. En palabras del famoso historiador Fernando Benítez, el pueblo mixteco es el pueblo del país de las nubes. Eso, en otras palabras, quiere decir que, cueste lo que cueste, es un pueblo dispuesto a tomar el cielo por asalto. * Profesor de educación básica

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RECOPILATORIO CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 23 junio 2021


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