Unidad y Lucha nº 283

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Marzo 2011 / Unidad y Lucha

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Especial 25 Aniversario del Referéndum de la OTAN “ El gobierno de Felipe González se vio obligado a convocar el referéndum sobre la pertenencia en la OTAN, para el 12 de marzo de 1986, como consecuencia de una fuerte presión política de base popular, que estaba dotada de una gran capacidad de movilización.”

El referéndum sobre la OTAN Consecuencia CARMELO SUÁREZ/

de la política de lucha por la paz de los países del bloque socialista

La situación de la lucha por la paz, en 1986, en nuestro país nada tenía que ver con el vaciado ideológico en que hoy se sitúan los movimientos antimilitaristas y pacifistas. Fueron las elaboraciones teóricas sobre la lucha por la paz con origen en la URSS, y en los países socialistas del Este europeo, las que marcaron la orientación política de una izquierda –fundamentalmente comunista, en sus diversas variantes- que impulsó la lucha contra la OTAN como bloque militar imperialista.

BASES FUERA

-2011 JULIO DÍAZ/

La extensión generalizada desde 1981 de Comités Anti OTAN con una amplia base popular en empresas, barrios, institutos, universidades…obligó al PCE a unificar su campaña “Bases Fuera” con los Comités Anti OTAN, naciendo de esa alianza la Coordinadora Estatal de Organizaciones Pacifista

(CEOP) como entidad unitaria que desarrolló la mayor parte de la campaña, primero por el Referéndum y después por el No. Unidad que posibilitó niveles de movilización popular desconocidos desde la firma de los Pactos de la Moncloa y que, pese a ser traicionada en un momento clave, enero de 1986 por el PCE al constituir la más “constitucional y europeísta” Plataforma Cívica por la Salida de la OTAN y luchar contra todo el poder del estado, consiguió la nada despreciable cantidad de 6.872.421 votos que equivalían al 38,85% de

razón:

No era, por tanto, una posición ética en relación a la violencia en sí o a una cierta visión idílica de las relaciones sociales y de la lucha de clases, sino una posición netamente antiimperialista y de defensa del socialismo. La lucha por el referéndum, esencialmente, fue un gran movimiento de masas de dimensiones impresionantes. En miles de lugares existían Comités Anti-OTAN, plataformas por la paz, y otro tipo de organizaciones similares con un enorme arraigo popular. Esta amplitud del movimiento fue consecuencia de una política de alianzas nada sectaria -en la cual la hegemonía era sin lugar a dudas de las posiciones defensoras del socialismo-, que fue llevada a cabo con un especial grado de madurez por unas organizaciones de izquierdas que habían asimilado con profundidad las orientaciones políticas emanadas de la Unión Soviética.

En esta situación el gobierno de Felipe González tuvo que recurrir a todo tipo de artimañas para violentar la posición -mayoritaria en el censo del país-, contraria a la incorporación de España a la OTAN. La claudicante posición de la socialdemocracia –que anteriormente a su entrada en el gobierno había usado un eslogan que decía “OTAN de entrada NO”- hizo del miedo a las consecuencias de una mayoría del NO el elemento central de su campaña: “perderíamos el tren de Europa, los americanos no se irían nunca de las instalaciones militares en España, etc.” Y finalmente la formulación de la pregunta vino a ser la expresión máxima del manejo. Un supuesto condicional –no estructura militar, no armas nucleares, reducción de bases militares yankis- que no tenia otra finalidad que llevar al engaño a una parte de las

personas convocadas a expresar su voto. La resolución del referéndum a favor del Sí -junto con la aceptación de la incorporación de España a la entonces CEE- validó a la socialdemocracia española como eficaz gestora de los intereses de la oligarquía. Se dio un salto cualitativo en el cierre de la “transición” y se cuadró la normalización del capitalismo español en el polo imperialista europeo. No hizo falta mucho tiempo para que el gobierno de turno liquidara las tres condiciones formuladas en la pregunta del referéndum, y pasáramos a la integración plena en que nos encontramos hoy. Integración en la OTAN en dos tiempos, como siempre que el capitalismo no puede conseguir su objetivo a la primera. Esa es su democracia.

Recuperar el movimiento antiotan y por la paz

“ Breve e insuficiente crónica de una derrota estratégica del movimiento popular de la que es necesario aprender para remontarla”.

los votos emitidos. Tras la derrota en el Referéndum, y pese a las declaraciones iniciales, el movimiento anti OTAN no fue capaz de sobrevivir y, de mano de la inteligencia del estado, que sin duda jugó su papel, y de la miopía reformista de muchos/ as de sus líderes, vinculados fundamentalmente al MC, la LCR y a sectores de cristianos de base , inició un camino de sectorialización de la lucha hacia la insumisión (MOC, Mili KK) y la ayuda al desarrollo ( campaña O,7, ONGDs) que no sólo condujo a la práctica desaparición del movimiento por la Paz e internacionalista como expresión política de amplia base social, sino que, además, sentó las bases para el

desarrollo, en la mayoría de los casos, de un movimiento por la Paz y de solidaridad internacionalista interiorizado y/o subvencionado por el estado con una incapacidad evidente de constituirse en un germen de contrapoder popular. Un fracaso que unido a la derrota de la experiencia socialista en la Europa del Este y a la definitiva homologación por el sistema del PCE, supuso, fundamentalmente entre amplios sectores de la Juventud, la ruptura con una memoria y una experiencia de lucha situada, sin género de dudas, en el campo revolucionario. Hoy la tarea que nos corresponde a aquellas organizaciones que, como el PCPE y los CJC, supimos mantener viva

esa memoria y esa lucha de organización y lucha popular, es recuperar, a través del trabajo y la coherencia que nos permita construir hegemonía revolucionaria en el movimiento popular, una iniciativa política y organizativa que desde la base reclame y exija la articulación de estructuras unitarias (locales, nacionales/regionales y estatales) capaces de unificar en una misma plataforma de lucha la multitud de expresiones populares de rechazo a las políticas belicistas e intervencionista del imperialismo y sus estructuras internacionales políticas (UE, ONU, OCDE), militares (OTAN, Euroejército) y financieras (FMI, BM, OMC, Foro de Davos).


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