Revista Séneca Nº 36

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04 UNIANDINOS PRESIDENTE Jaime A. Santos Suárez GERENTE Carlos Mosquera Franco EDITORA GENERAL Irma Yenny Rojas Jovel REDACCIÓN Y EDICIÓN Carolina Tobar Amorocho Lina María Ayala Sánchez Yulieth Mora Garzón

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COMITÉ EDITORIAL Jaime A. Santos Suárez Carlos Mosquera Franco Jorge Prieto Tolosa Santiago Arcila Naranjo Irma Yenny Rojas Jovel Carolina Tobar Amorocho Lina María Ayala Sánchez DIRECCIÓN DE ARTE Kelly Castañeda Rua DISEÑO Manuel Alejandro Saenz Kelly Castañeda Rua REDES SOCIALES Ómar González

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CORRECCIÓN DE ESTILO Guillermo Díez IMPRESIÓN Imágenes y Texto LTDA. COMERCIALIZACIÓN María Páez Vásquez Cel: 311 262 0371 mpaezvasquez@gmail.com UNIANDINOS Bogotá. Calle 92 Nº 16-11 PBX: 616 2211 comunicaciones@uniandinos.org.co Barranquilla. Carrera 54 No. 75 - 45 Local 2 Barranquilla Barranquilla (Atlántico) Telefax: (5)3686851 - (5)3607830 uniandinosregionalnorte@yahoo.com Cali. Calle 4A Nº 35 - 31 San Fernando Viejo Tel: (2) 556 9946 Cel: 300 677 0553 www.uniandinos.org.co • www.revistaseneca.com • Bogotá - Colombia comunicaciones@uniandinos.org.co Copyright © 2016 | Todos los derechos reservados

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CON TE NIDO EDITORIAL

04 La mujer, protagonista en Uniandinos

CONTEXTO

06 Las mujeres en contexto

ACTUALIDAD

08 Ali Stone, la Uniandina que revoluciona los tornamesas en el mundo

TEMA CENTRAL

12 El mundo visto por mujeres

HISTORIAS

18 “La Cultura fue lo que le dio vida a la Asociación” 19 “Uno se debe destacar más por sus cualidades profesionales, y no

por su género”

ENTREVISTA

20 Distancia Cero: creación de conexiones reales

Opinión

23 Cambiar para movernos

PERFIL

24 Fanny Sanín: una vida en abstracto 26 Un pasaporte para rodar tras los sueños

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EN EL RADAR

29 Ellas en Red en el radar

Mundo Uniandino 31 Eventos del trimestre


REVISTA SÉNECA • Editorial

LA MUJER, PROTAGONISTA EN UNIANDINOS Por Jaime A. Santos Suárez Presidente Uniandinos

“Usted no puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas. Cada uno de nosotros debe trabajar para su propia mejora”. Marie Curie, primera mujer Nobel, 1903

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l papel de la mujer en la sociedad, la familia y nuestra Asociación se destaca por su alto sentido de responsabilidad y participación, que ha aumentado a través de los años, lo cual lleva a reflexionar sobre la importancia de apoyarla y darle mayor visibilidad.

En Uniandinos, hace unas pocas décadas, la presencia de hombres era muy marcada; hoy en día, las mujeres han igualado y superado los paradigmas que limitaban su desempeño; nos enorgullecemos de su presencia y admiramos su nivel de conocimiento. La mujer, en el trascurso de la historia, ha marcado huella; sin lugar a dudas, le ha tocado esforzarse más que los hombres, toda vez que su tiempo se ha visto dedicado en especial a la más noble de las tareas: ser madre, que la hace ser laboriosa, trabajadora y estudiosa, sin descuidar su familia. La mujer Uniandina es fuente inagotable de esperanza, alegría y equilibrio emocional, aun en las situaciones más difíciles. Suelen conquistar sus objetivos en los entornos más adversos, lo que las hace altamente efectivas y admirables. La amplia diversidad cultural de nuestro país permite contar con distintos estereotipos de mujer; según su lugar de nacimiento y formación, adquieren ciertas características de comportamiento, pensamiento y desempeño. En los últimos años ha sido mucho


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En Uniandinos, hace unas pocas décadas, la presencia de hombres era muy marcada; hoy en día, las mujeres han igualado y superado los paradigmas que limitaban su presencia

Jaime A. Santos Suárez Presidente Nacional

más común verlas convertidas en figuras de la política, la academia, la cultura, la industria, la ciencia, las finanzas, entre otros sectores. Esa irrupción del poder femenino, que pocas décadas atrás no pasaba de ser un ideal, hoy es realidad en nuestra vida cotidiana. Afortunadamente, cada día son más las mujeres que desempeñan cargos importantes y transcendentales en el destino de la nación, desde ministras, embajadoras, científicas, artistas, deportistas, periodistas, gerentes de empresas, pasando por un cúmulo de profesiones y artes que desempeñan las mujeres que están marcando historia globalmente. Son un claro ejemplo del esfuerzo y la dedicación que las caracteriza; su trabajo ha logrado traspasar fronteras y han conseguido dar otra mirada a nuestro país; por ello y mucho más, hoy las convoco a hacer parte activa de nuestra querida Asociación. Los Uniandinos no somos ajenos a los efectos de aislamiento que produce la crisis de conectividad entre personas, propia de esta época de vertiginosos cambios como resultado de la aceleración tecnológica y económica, que no son asimilados por la sociedad con la misma rapidez. En nuestra Asociación hay un número importante de mujeres —que crece, si sumamos esposas, hijas y hermanas de los hombres Uniandinos—, a quienes les propongo un camino de conexión intergeneracional dentro de nuestro grupo de Egresados de la Universidad de los Andes. Propuesta que consiste en que se conecten las Uniandinas, entrelacen nuestras familias, utilicen

su fuerza de trabajo en equipo y la solidaridad para apoyarnos y hacer de nuestra comunidad un modelo que quieran imitar otras colectividades de Colombia. Las redes sociales y la tecnología son sin duda herramientas para iniciar este diálogo que cierra brechas, conecta mentes y corazones en nuestra comunidad, y los que aún no pertenecen a ella, que son la mayoría, querrán aspirar a estar con nosotros y crecer sin límite hasta lograr una ejemplar Comunidad Uniandina. En este contexto, puede asegurarse que uno de los mayores baluartes con los que cuenta Uniandinos son sus mujeres. En marzo —Mes Internacional de la Mujer—, como homenaje, queremos invitarlas a aceptar el llamado de Uniandinos que estamos haciendo para interconectarnos y construir el tejido social femenino para nuestra querida Asociación. Uniandinamente,

Jaime A. Santos Suárez Presidente Uniandinos

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la Uniandina que revoluciona los tornamesas en el mundo Por: Carolina Tobar Amorocho

foto: Micke Holguín


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l sol de una tarde cualquiera cae en tonos cálidos. Bogotá se ve, desde muy arriba, sin caos, tranquila. Estoy en la casa de una de las artistas colombianas más prometedoras en la escena internacional: Ali Stone. Me saluda muy amablemente, como si nos conociéramos de hace tiempo; me ofrece algo de beber. Es muy sencilla; ahí, en la sala de su casa, un piano alemán Schiedmayer. Bogotana, de 24 años, de raíces santandereanas, Uniandina, DJ, productora y compositora. Billboard la nombró en el 2016 como uno de los cinco actos latinos recomendados; realizó la banda sonora de una película de terror, una de sus canciones es el himno global de la marca Forever 21 y fue parte del proyecto “Empowering Women”, en México. Le gustan los animales; en su casa tiene cinco gatos y un perro. Dos gatos nos hacen compañía mientras hablamos. En la habitación contigua a la sala, su estudio. Ahí tiene cuatro guitarras, una batería, dos micrófonos, dos amplificadores, un equipo de sonido, una consola de mezclas y un equipo de producción. Le encantan las Catrinas; tiene cuatro en su mesa de trabajo. Es amante de los superhéroes; tiene una máscara de Batman personalizada que ha usado en algunos de sus shows. Alicia Gómez toca piano desde los cuatro años; cuando era muy pequeña le diagnosticaron oído absolutoi; estuvo en el coro del colegio, y toca flauta y guitarra. Fue la guitarrista de su hermana Marre, también artista. Le gustan los instrumentos, pero no le despertaban esa verdadera pasión que la hiciera mover montañas.

Cuando se graduó del colegio se fue a vivir un año a París; era un tiempo sabático y cultural. “Allá me empezó a gustar mucho la música electrónica, vi a DJ como Calvin Harris o Afrojack; me dejó impresionada, y ahí fue ese clic que despertó en mí toda esa pasión, todo lo que había aprendido, y fue lo que me generó esa intriga por la producción musical y el ser DJ”. Después empezó a estudiar Administración de Empresas en la Universidad de los Andes. Le llamaban mucho la atención el mercadeo y el poder crear su propia empresa. La Universidad le dio mucha disciplina y le enseñó qué es la responsabilidad. “Hay artistas que tienen todo el talento del mundo, pero no tienen esa disciplina o esa organización mental que enseña Los Andes para sacar los proyectos adelante. Me enseñó a trabajar y a esforzarme por ser la mejor, no a conformarme con que me fue bien, y ya”. En sus tiempos libres se ponía a ver videos y a investigar sobre producción musical. Fue algo que surgió más empírico, y para despejar la mente de la carrera. Comenzó haciendo remixes y los subía a YouTube. Hace tres años y medio hizo un remix de la artista Kesha y lo subió a su canal. Kesha lo vio, lo compartió en Twitter, y fue una bola de nieve. Miles de fans empezaron a preguntar por su remix; tuvo tanto éxito que la disquera de Kesha la contrató para sacarlo oficialmente. Esto la hizo pensar que su música podría tener un gran futuro. Creó su logotipo; hacía las cosas bajo su nombre, Alicia Gómez, pero

sonaba algo aburrido para una DJ, así que empezó a buscar un nombre artístico. “Quería que fuera sonoro y que no tuviera un país o una región que uno pudiera enmarcar, sino que fuera universal. Quería dejar el Ali porque así me han dicho toda la vida, y el Stone lo tomé de la frase ‘Carved in stone’ (Tallado en la piedra), porque ese es mi propósito de vida, que todo lo que haga perdure y quede marcado. Para crear ese nombre me sirvieron mucho las clases de mercadeo de la Universidad, y fue súper cool ver cómo mi carrera me ayudaba a perfilar este hobby”. La historia de Ali Stone es diferente a la de muchos artistas de su talla. Haber tenido una acogida internacional en el inicio de su carrera fue precisamente lo que abrió sus horizontes. Para un artista es muy difícil cruzar la frontera, porque generalmente la regla es empezar en la ciudad de origen, luego expandirse a otras ciudades en su país y después sí tratar de volverse internacional. A ella le pasó al revés. En Colombia empezó a darse a conocer hace tres años, en el concierto Megafest de la emisora La Mega. Para ella fue muy gratificante ver que, aunque no la conocían, el público la acogió y se conectó. A raíz de eso obtuvo su primer club de fans en Colombia. En el 2014 realizó el soundtrackii de la película colombiana Demental, lo que la convirtió en la compositora de música para cine más joven del mundo. “Era uno de mis sueños; desde pequeña siempre pensaba que era increíble poder transmitir tantas emociones sólo con la música, y fue gracias al remix que había hecho

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para Disney de la película Monsters University, que era como medio de terror. Al director de Demental le gustó mucho, y a mí las películas de terror me encantan”. Muchas de las críticas de la película destacaron el soundtrack como uno de los mejores del año, comparado con los de las películas de ese género que salieron para la época, como Insidius o The Purge. El 2016 fue un año maravilloso en su carrera musical. En enero le llegó una notificación en Twitter de que Billboard la había nombrado como única mujer y única colombiana en la lista de los cinco actos latinos recomendados para ver. A raíz de este gran logro, su nombre empezó a sonar en la industria musical. Su canción “Forever”, himno de la marca internacional Forever 21, fue lanzada para las campañas de Black Friday, y en ese momento, H&M estaba haciendo lo mismo con Katy Perry. La canción logró el puesto 17 en el top 50 de Brasil. También la contactaron los productores musicales de Game of Thrones y de Interstellar para decirle que querían trabajar con ella. “Mi estilo musical justamente se caracteriza por ser impredecible, porque eso tiene que ver con mi

formación musical. Cuando empecé con el piano, me iba por la música clásica; después escuchaba el pop noventero. Cuando empecé a estudiar guitarra, me fui por la onda del rock, del metal, del blues y del jazz. Fueron sonidos muy distintos, y ya después llegó la electrónica. En el momento de poner mi sello musical, decidí incorporar todo eso, porque es lo que justamente lo hace único. Busco que sea un viaje para cada persona y que puedan sentir ese valor artístico que yo siento con la música”. Una de sus canciones, “Falling for you”, sonó en la radio por seis meses, cuando por lo general las canciones rotan de dos a tres meses. Esta canción tiene un sonido muy diferente, una mezcla de distintos géneros y de su formación musical. “Fue muy real y muy leal a mis creencias musicales y a lo que yo soy. Es algo que me gusta a mí. Esa transparencia se devuelve en la acogida y el amor que tuvo en el público”.

El valor de la mujer La industria de la música electrónica es muy masculina, es algo que salta a la vista en los Line Upiii de la mayoría de festivales del género. Por esta razón, Ali Stone ha tratado de promover la igualdad de género

desde su profesión. Aunque en los últimos años el tema ha cogido mucha importancia, aún siguen existiendo inequidades. Ante esto, la artista afirma que “las habilidades no se definen por ser hombre o mujer, sino por el talento, y las mujeres tienen que ser vistas como seres capaces de poder hacer lo que quieran hacer”. La campaña Women Working for Women parte del proyecto Empowering Women, que promueve el empoderamiento de la mujer por su capacidad de trascender fronteras, de romper estereotipos y de marcar huella en el ámbito que quiera. La iniciativa resalta la labor de las mujeres que están creando un nombre en carreras generalmente masculinas. Empezó teniendo una vocería en espacios públicos por medio de representaciones artísticas. Una grafitera hizo una pintura de cada vocera con una frase de qué es el poder femenino para ellas. Ali Stone es la única colombiana en esta campaña que aún sigue vigente; representa a las compositoras de música y DJ. Su frase especial fue: “Ser mujer es ser guerrera y vencer los estereotipos que nos impone la sociedad”. Entre sus compañeras hay una piloto de carreras, una boxeadora, una tatuadora y una

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foto: Carolina Tobar Amorocho

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guitarrista de metal. La obra conceptual estuvo expuesta en el metro de México, en las paradas de buses y en los parques. Después se expandió a Italia y España. “A veces la gente siente que las DJ o son modelos o no saben hacer nada más, que no saben de música y que no tienen formación, y la verdad es que hay muchísimas mujeres talentosas en la industria y hay que romper ese estereotipo que tiene la gente. Yo en mis shows, por ejemplo, no sólo mezclo, sino que toco instrumentos y canto, y es mi forma de legitimar el talento que las mujeres tenemos”, afirma Ali Stone. Este año, la artista nos está sorprendiendo. En febrero lanzó su primer sencillo del año, “Dark Feelings”, tocó en el Electronic Basic

foto: Micke Holguín

Carnival, en México. Entre abril y mayo lanzará su primer álbum, que va a tener canciones en español, francés, portugués e inglés. Tal vez termine el año en Europa, pero algo que tiene claro es que el 2017 va a ser una oportunidad para mostrar su esencia.

i Habilidad de identificar una nota por su nombre sin la ayuda de una nota referencial, o ser capaz de producir exactamente una nota solicitada (cantando) sin ninguna referencia. ii Soundtrack significa banda sonora, en inglés. iii El Line Up hace referencia al listado de bandas o cantantes que sonarán en un festival.

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mundo

El visto por mujeres Por: Yulieth Mora Garzón


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Alexand r a Olaya-Castro

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ace cuarenta y dos años, la Asamblea de la ONU proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Proclamar, que es diferente a celebrar, que significa: publicar en alta voz algo para que se haga notorio a todos. Se proclama para reivindicar los derechos, para protestar contra la violencia y denunciar las injusticias, para hablar de feminismo, de igualdad de género. ¿Y por qué? Porque en todo el mundo, una de cada tres mujeres experimenta alguna forma de violencia física o sexual en el transcurso de su vida, según el informe anual 2015-2016 de ONU Mujeres. En Colombia, la brecha de género es del 72,67%, y el país se ubica en el puesto 39 en el Índice Global de la Brecha de Género 2016, del Foro Económico Mundial, un ranking que analiza la división de recursos y oportunidades entre hombres y mujeres en 144 países. El desafío es latente, diario y vital para un país que construye la paz. En esta ocasión les preguntamos a tres mujeres Uniandinas que, desde la creación de políticas públicas, la ciencia y el periodismo, hacen lo propio para desafiar la mecánica de ser mujer en un mundo diseñado por hombres. Este es el mundo visto por mujeres.

Alexandra Olaya-Castro es licenciada en Física de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, magíster en Ciencias-Física de la Universidad de los Andes y doctora en Física de la Universidad de Oxford (Inglaterra). En julio del 2016 recibió la Medalla Maxwell del Instituto de Física de Londres, por su rol central internacional en la biología cuántica y su contribución a la óptica cuántica en sistemas biológicos. Entre la lista de galardonados está, por ejemplo, el astrofísico británico Stephen Hawking. Hoy lidera un grupo de investigación del University College de Londres. El año pasado usted recibió la Medalla Maxwell del Instituto de Física de Londres, un reconocimiento históricamente entregado a hombres, y usted es una de las cinco mujeres en recibirlo durante la última década. ¿Qué significa este reconocimiento para usted, su equipo y el país? ¿A dónde cree que nos llevaría tener más mujeres en la ciencia? Para mí es una motivación a seguir haciendo investigación que se oriente a crear conocimiento científico en la intersección de varias disciplinas. Para el país es otra de las contribuciones que, como muchos otros científicos fuera del país, están dejando el nombre de Colombia en alto. Creo que el desarrollo científico está parcialmente estancado. En

gran parte porque hacemos ciencia y creamos comunidades científicas con los mismos criterios que hace un siglo. Estoy segura de que tener más mujeres en la ciencia nos llevaría a hacer ciencia de manera distinta, a mirar aristas que generalmente se ignoran, y, por lo tanto, salir de este estancamiento. ¿Cómo incentivar a las mujeres para que estudien carreras tradicionalmente ocupadas por hombres, por ejemplo, en el campo de la ciencia? He pensado mucho en esto; según los estudios, un aspecto que juega un papel muy importante en la elección que hacen muchas mujeres es que lo que hagan traiga beneficio a la sociedad. De acuerdo con eso, uno podría argumentar sobre los estereotipos. Muchas mujeres no escogen ciencia o ingeniería porque no conocen exactamente cuál es el beneficio que esto trae a las sociedades. Por ejemplo, recientemente entrevisté a una chica de 17 años que va a estudiar Física en University College de Londres (UCL). Me dijo que ella primero había considerado estudiar Medicina pero que entendió que con eso quizás podría ayudar a unos cientos de personas pero no a la humanidad. La física le abría la opción de ayudar a la humanidad, y, por lo tanto, su meta era estudiar e investigar en física.

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Durante su conferencia de TEDx Bogotá Mujeres, usted considera que los estereotipos son agujeros negros sociales, que atrapan la luz de mentes talentosas y creativas como las de las mujeres. ¿Cómo se contrarresta el efecto de los agujeros negros? ¿Esos “agujeros negros” pueden eliminarse? Mi propuesta es siempre buscar la opción B, esa que es contraria al estereotipo, esa que nos saca de nuestra zona de comodidad, la que lleva a cuestionarnos lo que hacemos, por qué y para qué, esa que nos lleva a imaginar y crear un mundo distinto al que conocemos. Esos agujeros negros sólo se podrán eliminar colectivamente, y por eso es necesario entrar en diálogo con otros que también estén rompiendo estereotipos. Pero hay que tener cuidado porque romper el estereotipo no significa reemplazarlo por otro.

por y para mujeres y hombres. Donde, por ejemplo, las mujeres salen a la calle sin temor de ser ultrajadas, y los hombres lloran sin temor a ser señalados de débiles. Un mundo donde nuestro conocimiento sobre las consecuencias a largo plazo de un parto traumático es tan conocido e investigado como el cáncer de próstata. Un mundo en el que la violencia sexual contra niñas y mujeres es inconcebible e improbable.

La inequidad de género se presenta, a veces, en acciones sutiles o invisibles. ¿Cuáles ha tenido que pasar usted en su entorno profesional, por ejemplo? Varias. Una reciente que enfrenté, que es sutil pero se ha repetido continuamente a través de mis distintas etapas profesionales, ha sido enfrentar actitudes condescendientes de personas (en su mayoría hombres pero también varias mujeres) que tienen poder sobre recursos y oportunidades que he necesitado.

Catalina Ruiz-Navarro es Maestra en Artes Visuales con énfasis en Artes Plásticas y Filósofa de la Universidad Javeriana, con Maestría en Literatura de la Universidad de los Andes. Es columnista semanal de El Espectador y El Heraldo y co-conductora de (e)stereotipas: feminismo pop latinoamericano (Estereotipas.com), que en 2016 ganó los premios Chiuku, de MTV, en la categoría de “Equidad de género”, y #LeadHers, de Marie Claire América Latina, en la categoría de “Políticamente incorrectas”. Su campaña #MiPrimerAcoso, lanzada desde (e)stereotipas, ganó el Premio Ciudad de México a la Acción Ciudadana del Año.

A menudo escuchamos “este mundo está diseñado por hombres y para ellos’. ¿Cómo se imagina un mundo diseñado por mujeres y para ellas? A mí me gustaría vivir en un mundo conjunto y armónicamente definido

Catalina Ruiz-Navarro

Usted ha afirmado que “El feminismo es la revolución social pacífica más eficiente y eficaz de todo el siglo XX”, y la idea general del feminismo se traduce, en esencia, a que no existe ninguna razón para que un sector de la población tenga más privilegios que otros. En ese caso, ¿por qué cree que muchas mujeres rechazan el feminismo? Una de las críticas base del feminismo es que el poder está mal distribuido en el mundo, está concentrado en unos cuerpos muy específicos, que son los de los hombres blancos cisgénero europeos o anglosajones. El feminismo exige una revolución frente a esta distribución del poder, y eso es incómodo, sobre todo para quienes ostentan ese poder, y por eso hay una larguísima campaña de desprestigio al feminismo que durante el siglo XX fue muy exitosa. Una estrategia muy efectiva para alejarnos del feminismo es decirnos que a las feministas nadie las quiere, que son amargadas,


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odiosas, horribles. Y esta estrategia es efectiva porque todos los seres humanos necesitamos amor, es una cuestión de supervivencia. Ante la falsa dicotomía entre luchar por los derechos y ser amadas, muchas mujeres, con razón, eligen la segunda. Pero el truco es que en realidad no hay que escoger, el feminismo es amigas, comunidad, y sobre todo amor, amor del bueno, que es el que se da en igualdad de condiciones. Todas las mujeres deberían ser feministas, porque el feminismo defiende los derechos de las mujeres, pero hacer esa defensa implica también cargar con las estigmatizaciones del feminismo, y eso es costoso de muchas maneras y difícil pues implica discriminación, ser objeto de violencia, etcétera. Cuando se habla de género se habla en muchos casos de hombres y mujeres, pero hoy día sabemos que hay mujeres y hombres diversos, que el género es un tema mucho más amplio. ¿Cuál es la respuesta del feminismo para incluir otros géneros en las discusiones sobre equidad? La bandera de la tercera ola del feminismo es que el género no está determinado por lo biológico, y, en cambio, es una construcción social. No hay nada biológico o físico que determine el género, y a menudo asumimos a personas como mujeres sin tener que revisar sus genitales o hacerles un test cromosómico. Usualmente asumimos que alguien es mujer u hombre porque ostenta una serie de símbolos asociados con el género, pero esto tiene que ver con una serie de elecciones. Esto quiere decir que la única manera de saber el género de alguien es preguntándoselo. Mujeres somos quienes nos autodefinimos como mujeres, y es importante reconocer en el movimiento feminista el

trabajo de las personas trans, que nos cuestionan esos determinismos biológicos que no sólo son absurdos, también justifican la discriminación de todas las mujeres. Según cálculos realizados por ONU Mujeres, y basados en información proporcionada por las Misiones Permanentes ante las Naciones Unidas, a enero de 2017, diez mujeres son jefas de Estado y hay nueve jefas de gobierno en el mundo. ¿Cómo ve la participación política de mujeres en Colombia? ¿Tendremos pronto una mujer presidenta en Colombia? La participación de las mujeres en Colombia en la política es muy baja, y los temas de género son marginales. Claro, la cosa ha mejorado; el último Congreso fue el Congreso con más mujeres elegidas en la historia de Colombia, y hoy se perfila una candidata importante como Claudia López, y antes tuvimos candidatas como Marta Lucía Ramírez y Clara López. Creo que falta mucho trabajo para que una mujer pueda llegar a la Presidencia en Colombia, sin que el hecho de que sea mujer sea un obstáculo o siquiera un tema. Tampoco creo que las mujeres en la política o en cargos de poder sean una solución automática a la desigualdad de género, esto ayuda en términos de representación, ayuda a que la sociedad acepte y se imagine a las mujeres en cargos de poder, pero si estas mujeres son machistas y no tienen perspectiva de género no van a hacer ningún cambio, solo van a sostener el statu quo. ¿Qué situaciones en sus entornos laborales o familiares ha tenido que pasar que demuestran sutil o claramente inequidad de género? Todas. Desde el acoso permanente por parte de desconocidos cuando salgo a la calle y sus miradas

morbosas desde que tengo siete años, como todas las mujeres, hasta que me interrumpan, me expliquen condescendientemente cosas que ya sé, o que no confíen en mis capacidades por ser mujer. En México me pasa, por ejemplo, que si salgo con mi esposo y pago la cuenta con mi tarjeta con mi nombre sacada de mi cartera, el mesero le pregunta a él “¿Cuánto de propina?”. Basta ver los comentarios de El Espectador para ver que hay una larga discusión sobre si soy fea o bonita, promiscua o frígida, cosas que son absolutamente irrelevantes en los foros de los columnistas hombres, y no puedo contar las veces que me han presentado en entornos profesionales haciendo primero un comentario sobre mi cuerpo: “la bella periodista”.

Cristina Vélez Valencia Cristina Vélez Valencia es historiadora y magíster en Historia de la Universidad de los Andes. Fue docente de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes en pregrado y MBA, y de la Universidad del Rosario. Sus intereses de investigación han girado

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en torno a la historia empresarial y el rol de las mujeres en las organizaciones productivas. Desde 2010 forma parte de la Asamblea de Profamilia. Actualmente es la Secretaria Distrital de la Mujer, entidad dedicada al diseño y la ejecución de políticas públicas para las mujeres de Bogotá. Desde la Secretaría Distrital, ¿cuál es el tópico más recurrente en referencia a discriminación por género? El tópico más recurrente está relacionado con el derecho a una vida sin violencias. Nuestro trabajo es en un 70% reactivo e implica atender legal y psicológicamente y proteger a mujeres víctimas de diferentes tipos de violencia basada en género. Por ejemplo, sabemos que en el año 2015, el 84,4% de los exámenes que realizó Medicina Legal por presuntos delitos sexuales fueron hechos a mujeres. Otro ejemplo, del año 2015, es que del 41,1% de mujeres agredidas físicamente, el posible agresor fue su pareja o expareja (datos OMEG 2015).

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En todo el país hemos conocido casos de violencia contra la mujer, pero en los últimos años, los casos en Bogotá han dejado a la sociedad estupefacta. ¿Cuál es el reto que tiene la ciudad en ese sentido? ¿No deberíamos estar dando ejemplo? El reto que tenemos está centrado en hacer prevención para los casos de violencia logrando desnaturalizarla. El hecho de que la sociedad se escandalice frente a casos de feminicidio demuestra que hemos logrado avances en el tema y que vamos en una buena línea; los medios ya mencionan el feminicidio, y además está tipificado como delito con la Ley 1761 de 2015. En 2016

se reportó el número más bajo de asesinatos de mujeres en Bogotá en trece años, y podemos hablar de un quiebre de tendencia a la baja. Este logro se debe en parte precisamente a que la sociedad se haya despertado y a que haya un mayor acceso a la justicia. La sociedad colombiana tiene un estereotipo de mujer muy marcado, además reforzado con la televisión y los medios. ¿Cómo cree usted que se combaten este tipo de estereotipos donde las mujeres son instrumento de los hombres? Generando espacios de reflexión frente a estos estereotipos, poniéndolos sobre la mesa. Una amiga feminista dice que todos llevamos un pequeño patriarca interno y que tenemos que luchar contra él. Estos espacios de reflexión deben incluir a todo el mundo, medios de comunicación, creadores de contenido, publicistas, líderes de opinión, etcétera, y deben partir de un ejercicio honesto de evaluar prejuicios. También es importante rescatar los referentes positivos que rompen estereotipos y recrean nuevas realidades. Uno de los problemas más comunes que enfrentan las mujeres es el enganche laboral, y cuando se produce, el acoso laboral es otro detonante que asumir. ¿Cómo elevar a las organizaciones el interés por los temas de género dentro de sus compañías? Tenemos una labor gigante en lograr que las empresas asuman su corresponsabilidad en la prevención del delito y la garantía del derecho de las mujeres a una vida sin violencias. Ello implica involucrar al sector

privado y visibilizar sus iniciativas por hacer de sus espacios de trabajo Espacios seguros para las mujeres. Un ejemplo de esfuerzos en este frente es que hemos acompañado la realización del ranking de equidad de género en las organizaciones Aequales, en el que se reconoce a las organizaciones con mejores prácticas en temas de inclusión laboral de mujeres, con todas sus aristas, y prevención de todas las formas de violencia en el lugar de trabajo. ¿Ha sentido en algún punto de su vida alguna discriminación profesional o personal, sólo por el hecho de ser mujer? En Colombia, el debate de género está atravesado por el debate de clase y raza. Obviamente me han dicho pesadeces en reuniones sobre cómo me veo, o sobre cosas tradicionalmente asociadas al hecho de ser mujer, como que soy muy sensible, o muy llorona. También vivo el veto tácito que tenemos las mujeres de gozarnos la ciudad de noche, pero creo que entender que he tenido acceso a oportunidades de educación que no han tenido otras mujeres me obliga a ponerme en la posición de entender que lo que yo he vivido obedece a una lógica de privilegios y no se acerca en nada a la experiencia, por ejemplo, de una mujer forzada al desplazamiento, sin redes familiares, que llega a Bogotá a jugarse la vida.


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La Cultura fue lo que le dio vida a la Asociación, María Teresa Guerrero

Por: Carolina Tobar Amorocho “Yo creo en la historia, creo que si no se mantiene ese vínculo histórico y se hacen remembranzas e íconos que ayuden a esa historia, la gente no vibra con lo que es realmente la realidad”, me dice María Teresa Guerrero mientras hablamos de historia y hace énfasis en que ese pensamiento aplica para la toda historia en general. Le pregunto sobre su historia en Uniandinos y me cuenta que en 1986 se afilió a la Asociación, en el Congreso que lideró Eduardo Aldana, pues vio el potencial que estaba por crearse y por trabajar. Ella se graduó de Bellas Artes de la Universidad de los Andes en 1966, fundó la carrera de Textiles y Arte en la misma institución, y veía una oportunidad muy grande de crear el vínculo UniversidadAsociación para los estudiantes, los egresados y los trabajos que se hacían.

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“Lo veía como algo muy importante en mi pasión y amor tan grande que tuve por la Universidad, lo que significaba y lo que había de Asociación, que estaba muriéndose completamente”. Comenzó a realizar actividades culturales, y de ahí surgió la idea de crear una Galería para brindarles un espacio a los profesores y estudiantes de Textiles y Arte. Esa idea es hoy la Galería Espacio Alterno, que en 2017 cumple treinta años. “La Galería le dio vida a la Asociación. Doy fe absoluta de que realmente la Cultura fue lo que hizo que no se muriera esto, estaba emigrando, pasando de un lugar a otro porque no había con qué mantenerlo ni nada”. Cinco años más tarde de su vinculación a la Asociación, María Teresa Guerrero fue elegida como la primera mujer presidente de Uniandinos (1991) y reelegida al año

siguiente (1992). Fundó la Revista Séneca y fue la cabeza en la compra de la casa de la 92, que hoy es patrimonio y que se convirtió en la Sede Nacional de Uniandinos. “Para mí fue una sorpresa cuando fui nombrada como primera mujer presidente; yo, que era de una carrera que no tiene que ver con Ingeniería, ni Economía, ni ninguna de estas carreras que destaca la Universidad… y bueno, manejé una presidencia con mucha pasión”. En ese entonces, Guerrero era la única mujer en la Junta Directiva Nacional, y ser la cabeza de la institución era algo muy nuevo para ella, pero contó con el apoyo y acompañamiento de mujeres como Myriam Ochoa, Clara Inés Palado y Marina Villamizar. “Para mí, además de ser un recuerdo maravilloso, me da un orgullo muy grande porque, gracias a Dios, la casa sirvió como un inicio muy importante. Me dio mucha felicidad. Dije: ‘¡Por fin vamos a tener algo propio que va a ser de la Asociación!’. No olvido esos momentos”. Hablamos de la mujer, me cuenta que en los años sesenta, cuando estudiaba en la Universidad, predominaban los hombres, y aunque esto ha cambiado mucho, y en Uniandinos hoy tenemos un equilibrio en número de hombres y mujeres, para ella, “la mujer es la que puede transmitir el cariño, la pasión, el amor por hacer que las cosas broten y que sean bien armadas y constituidas”. Le augura a Uniandinos un gran futuro; espera que se vuelva una imagen buena para la sociedad, que se mantengan los recuerdos de tanta gente que ha entregado su vida y sus actividades a esta institución, que es lo que es hoy, porque hay mucha gente que le ha dedicado su vida, porque quiere que la gente vibre con esto que tiene algo en el espíritu que hay que saberlo mantener.


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Uno se debe destacar más por sus cualidades, y no por su género Ana Julia Vargas

muchísimo el apoyo de todos los expresidentes y donde trabajó con pasión y esfuerzo. Es una tarde lluviosa, y ahí estamos Ana Julia Vargas y yo, dos mujeres de disciplinas distintas, hablando del rol de la mujer en la sociedad. “Uno se debe destacar más por sus cualidades profesionales, y no por su género. Yo me hubiera sentido muy frustrada si alguna vez en mi vida me hubieran dado un puesto por ser mujer. Cuando una mujer se destaque, lo va a ser porque es una buena profesional, un buen ser humano, pero el hecho de ser mujer se lo hace más difícil”, afirma con certeza Ana Julia Vargas, la segunda mujer presidente de Uniandinos (2002-2004). Se graduó de Ingeniería Civil de la Universidad de los Andes en 1976. Meses antes ya era afiliada a Uniandinos. Han pasado cuarenta años, y para ella, ser parte de la Asociación significa el vínculo con la Universidad y la manera de retornarle a la sociedad mucho de lo que la Universidad le enseñó. Estudiar en Los Andes fue un esfuerzo enorme para ella y su familia, pero también es su mayor orgullo. Recuerda la Presidencia con profundo agrado, como el periodo más importante de su vida personal, donde sintió

“Económicamente, la Asociación empezó a prosperar porque veníamos de un momento difícil, de un dinero que se perdió por una mala inversión, y yo logré entregar la Presidencia con las finanzas saneadas, y eso para mí ha sido uno de los mejores logros. También se compró la tercera casa, que internamente la conocíamos como la ‘Casa Vélez’ porque el dueño era de apellido Vélez”. Para ella, una mujer presidente lleva un sentimiento maternal intrínseco que le permite mirar la Asociación como un hijo, y, aparte de su tarea como responsabilidad, está su tarea afectiva. Es por esto que la mujer tiene mucho por hacer en Uniandinos y tiene mucho por qué luchar para destacarse en la Asociación. “Yo creo que la mujer en Uniandinos tiene mucho campo; son muchas las que trabajan en la base de la Asociación, pero son muy pocas las que están en los altos cargos. En la Junta siempre son minoría, las presidentes de Capítulos no son la mayoría… A mí ese tema me preocupa porque el número de afiliados mujeres es muy significativo, y pienso que debería haber más participación”. Ana Julia Vargas considera que Uniandinos tiene mucho potencial aún sin desarrollar, pues ha demostrado ser más grande que sus egresados, y siente que cada día se consolida más, se afianza más, se proyecta más. Le augura una amplia participación a nivel nacional, que su aporte al mundo sea cada día más significativo, que sea una Asociación representativa para consultarle temas de diferente índole.

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REVISTA SÉNECA • Entrevista

DISTANCIA

CERO: CREACIÓN DE CONEXIONES REALES

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Por: Lina María Ayala Sánchez

iana Duarte es ingeniera industrial de la Universidad de los Andes, docente de la Universidad Sergio Arboleda y Fundadora de Distancia Cero. Una mujer apasionada por el conocimiento, aficionada a la lectura, amante de las manualidades, emprendedora, sensible, organizada y con una gran capacidad para idear.

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Esta Uniandina, a través de su Fundación Distancia Cero, busca resignificar el valor de la Universidad y apoyar los espacios educativos para que se conecten con la realidad.

¿Por qué decidió estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad de los Andes? Soy una persona a la que siempre le ha gustado coordinar cosas. Mi papá me trajo ese típico libro de las carreras, y ahí lo que decía de ingeniería industrial

era que estaba orientada a organizar, a coger algo que tiene muchas partes, muchos componentes, y darle un sentido; eso fue lo que entendí y me atrajo. Ingeniería Industrial era una carrera de gestión con mucho potencial y muy estructurada que me permitía observar muchas cosas que son de mi interés, por ejemplo, el arte y el medioambiente, que son temas que siempre me han llamado mucho la atención.

¿Qué le ha aportado a su vida el paso por la Universidad?

En la Universidad hice pregrado y maestría, creo que fueron seis años. La Universidad de los Andes enseña a ser muy riguroso, a saber lidiar con las restricciones de tener tiempos, objetivos, y sobre todo a tener una proyección de lo que uno quiere hacer, y estar siempre pensando en eso e intentar lograrlo; ese es el sentido más


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importante que tiene la Universidad. Le da a uno mucha confianza y seguridad.

aquejan en la actualidad. Y creo que la forma más clara de erradicar dichas causas es la educación.

En la carrera como tal, uno de los aprendizajes más relevantes que me dejó es el pensamiento sistémico. Comprender que el todo es más grande que las partes es la base fundamental para entender las dinámicas de la sociedad. Me enseñó que todos, de una forma directa o indirecta, somos responsables del estado de nuestro planeta. Es una cuestión de ser consciente de nuestro rol como tomadores de decisiones y contar con las herramientas para hacerlo de una forma más acertada. Creo firmemente que existen causas estructurales que se deben transformar si deseamos dejar de crear problemas colectivos que nos

¿Cuál es el lema de tu vida?

Puede sonar un poco filosófico, pero es: el tiempo no existe, sólo el ahora. Con todo lo que he hecho desde que empecé mi carrera, me ha tocado lidiar con muchas cosas que antes pensaba no podía hacer, por ejemplo, hablar en público, tomar decisiones rápido, hacer cosas que nunca había hecho y hacerlas bien; eso genera mucha ansiedad. Al final entendí que el hecho de sentir ansiedad se da porque uno siempre está pensando que las cosas pueden salir mal, y eso significa no estar viviendo el momento. El tiempo no existe, el futuro no existe, el pasado ya pasó.

¿En qué momento empieza a realizar acciones frente a las problemáticas del país y qué la llevó a hacerlas?

Todo lo que he hecho lo siento más como una experiencia personal, un aprendizaje y un laboratorio. En Ingenieros Sin Fronteras, una opción que se tiene a mitad de carrera en Ingeniería Industrial, la profesora Catalina Ramírez, afiliada a Uniandinos, mostraba historias que yo nunca había visto. Entonces había problemáticas de Ciudad Bolívar, del agua, y eso me pareció interesante porque se veía como un reto, como algo interesante que estaba fuera de mí. Más allá de decir impacto social o impacto ambiental, esas situaciones que están por fuera de la zona de confort hacen que ser profesional sea mucho más interesante y retador, hacen que se tomen decisiones con la realidad.

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Todo esto fue en el 2010, y para entonces estaba la crisis de la ola invernal, me tocaba pensar temas de logística en torno a cómo gestionar albergues temporales para emergencias; eran temas reales que yo nunca había visto, y fue eso lo que me llamó la atención, el hecho de ser capaz de proponer. Siento que me reta como persona pensar temas de problemática social. Ingenieros Sin Fronteras fue un llamado de cómo ver la realidad desde la ingeniería, poder aportar, y que tuviera sentido lo que había estudiado. Detrás de las comunidades y de las zonas en las que he trabajo hay personas increíbles que tienen otro ritmo de vida. La vida de ellos es simple, es concreta, y a pesar de tantas situaciones, son felices, eso me ha intrigado mucho. Y fue eso lo que me llamó para empezar a trabajar en esos temas; es eso, más que el hecho de cambiar esto o lo otro. Es un reto personal de entender, conocer personas y lugares, para generar ideas.

¿Cómo nace Distancia Cero?

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Empecé a trabajar con Ángela Delgado, ingeniera industrial, en un proyecto llamado Diarios de la Quinua, que se trataba de cómo fomentar este grano andino que antes nadie conocía. Ángela se fue a hacer su maestría, entonces quedé sola, y habíamos empezado un proyecto chévere, pero tocaba pararlo porque ella no estaba. En ese momento conocí a David Osorio, ingeniero industrial de los Andes, y él quería hacer su tesis en temas de emprendimiento, y fue ahí cuando se me empezó a meter ese chip, porque hasta ese momento yo tenía más un perfil de investigadora

en proyectos de impacto social y ambiental. Entonces empezamos a fusionar lo mío, que es Ingenieros Sin Fronteras, y lo de él, que son temas de estrategia y consultoría.

La Universidad de los Andes enseña a ser muy riguroso, a saber lidiar con las restricciones de tener tiempos, objetivos, y sobre todo a tener una proyección de lo que uno quiere hacer, y estar siempre pensando en eso e intentar lograrlo En el 2015 fui al evento Peace Startup; ahí conocí a Carolina González, diseñadora industrial de la Universidad Nacional; teníamos que realizar una actividad, que consistía en hacer un emprendimiento tecnológico para conectar a los campesinos con estudiantes y profesores a través de preguntas, para que las trabajaran en sus clases por medio de una aplicación; trabajé con Carolina y con otras dos personas y quedamos de terceros. De esa experiencia me quedaron tres grandes cosas: ese tema de conectar preguntas con las universidades, utilizar las herramientas digitales, y Carolina, que era una persona que sabía comunicar muy bien las ideas. Entonces ahí ya estamos: David, con lo de consultoría; Carolina, con su excelente habilidad para comunicar y yo, con Ingenieros Sin Fronteras. A mediados del 2015 nos llegó una oportunidad de diseñar el programa de Ingeniería Industrial de Uniminuto Cundinamarca, entonces, cuando nos llega la primera oferta de un cliente, decidimos constituirnos y creamos Distancia Cero.

¿Cómo funciona Distancia Cero?

Distancia Cero busca unir el entorno rural y la tecnología, ya

que la gente tiene preguntas, y los ambientes académicos necesitan preguntas para que tengan una experiencia de aprendizaje mucho más enriquecedora, y a la vez, las personas que preguntan puedan empezar a avanzar para mejorar su calidad de vida. Para lograrlo, creamos tres servicios: el primero, Consultoría en innovación educativa, enmarcada en crear programas para ver la universidad como un sistema abierto que piensa la realidad en tiempo real; el segundo es Comunicación creativa del impacto, para hacer visibles los proyectos sociales que hacen las universidades, los cuales son muy significativos; y el tercero, la Plataforma Retos Ciudad-Región, busca fomentar el aprendizaje basado en retos, donde el estudiante se involucra de forma activa desde un enfoque de co-creación en la resolución de una pregunta problema relevante para el contexto de la ciudad o región en la que habita. Desde la plataforma construimos con comunidades y Pymes retos que se transforman en la pregunta de investigación de espacios educativos existentes como las tesis de grado, los semilleros y los proyectos de aula. También visualizamos a través de nuestra herramienta digital www.retos.co el proceso de co-creación que se desarrolla a lo largo del semestre académico, con el fin de articular los resultados entre diversos periodos, instituciones educativas y ciudades. Creemos que la generación masiva de equipos de co-creación y el aprendizaje basado en retos son una clara estrategia en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) planteados en la Agenda 2030.


REVISTA SÉNECA • Opinión

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Cambiar para movernos Sandra Beatriz Sánchez López, PhD. Historiadora y analista de medios, Sandra estudia las relaciones entre los medios de comunicación, el periodismo y algunas categorías de poder, especialmente género y clase, desde una perspectiva histórica. Su más reciente investigación es sobre la producción de publicaciones de y para mujeres, la profesionalización del periodismo de mujeres y la consolidación de una cultura visual en las sociedades de consumo latinoamericanas del siglo XX. Sandra es profesora del Centro de Estudios en Periodismo (Ceper) de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes.

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os tiempos que habitamos llegaron luego de una intensa historia de luchas, no sólo públicas sino íntimas, por defender un lugar para las mujeres en los ámbitos socioeconómico y político de nuestras sociedades contemporáneas. Aunque con menor agitación que en otros lugares como Estados Unidos e Inglaterra, y en Latinoamérica, Uruguay y República Dominicana, Colombia también dio esas batallas por la visibilización de las mujeres, iniciando en el siglo XIX, pero especialmente desde los años treinta del XX. Pasaron, pues, las décadas, y la vida de las mujeres se estima ahora como instancia en progreso. Tanto mejor parece todo, que ellas mismas sienten el declive de las ataduras a patrones fijos de comportamiento y se arrojan a expresiones muy variadas de subjetividades femeninas, por ejemplo. Pero hay complicaciones. Están, por una parte, las que las estudiosas de la condición de las mujeres nos han mostrado durante años: las cuestiones de género se intersecan con las de otros elementos de definición social, siendo la clase y la raza dos muy importantes, y que modifican la experiencia vital de las mujeres, una a una, grupo a grupo. Con ello, la vida de todas las mujeres no es mejor; tampoco todas las mujeres con prerrogativas de clase y raza tienen una buena vida como mujeres; ni todas las mujeres sin esos privilegios viven mal. Ser mujer pasa, entonces, por una malla intricada de rasgos políticos rutinarios que modifican esa condición de ser mujer aquí y allá, a veces atenuando el aspecto de género para dar paso a otro más. La otra complicación está en el hecho de que, a pesar de reconocerse los cruces con otros elementos de definición social que relativizan el bienestar o malestar de todas las mujeres como un grupo homogéneo,

la vida de las mujeres sí tiene por lo menos algunos sentidos compartidos. Por eso, cualquier mujer conoce el grado de vulnerabilidad de una habitante de la calle que menstrúa dejando que la sangre de esos días se adhiera a su ropa. Sabe que ello es exponer las funciones físicas más básicas de una mujer en la escena urbana, además en un mundo y un tiempo donde el pudor de la sangre de la menstruación sí se nos ha enseñado por tener úteros y vaginas, y sólo por ello. Ser mujer no es lo único que se es cuando se es mujer, pero sí una parte importante de la existencia de las mujeres, y por eso, aún hoy, como en ese pasado no muy lejano de luchas por defenderlas, podemos considerar la necesidad de cultivar una reflexión y acción donde ellas sean el centro. El asunto es cómo hacerlo. En efecto, hay muchos detractores, para quienes murieron los problemas de patriarcado que dieron pie a un feminismo que hoy sería trasnochado. Frente a esto, la exigencia sería un cambio drástico de todos alrededor del tema de las mujeres: los militantes de género podrían abandonar su dogmatismo en el lenguaje para entrar a dialogar, sobre todo ejerciendo una comunicación afable que les permita a sus disidentes comprender mejor sus opiniones; los que se ven como vanguardistas en su desdén por el feminismo y se convencen así de su inutilidad podrían afinar su conciencia histórica para observar que su posición es viable únicamente porque el proceso de crítica de género que comenzó en el pasado la soporta. Por igual, militantes y detractores tendrían que dejar atrás su anhelo de victoria, abandonar sus líneas de intolerancia –la vehemencia combativa de los primeros, y la desidia excesiva de los últimos– para mover el tema de las mujeres a un lugar menos polarizado y, entonces, más fructífero en la práctica.

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Por: Yulieth Mora

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Es una tarde de julio de 2016. Fanny Sanín nos recibe en el lobby del EK Hotel, en el norte de Bogotá. Lleva un par de días en la ciudad para asistir a varios compromisos; uno de ellos es el acto de cierre de la exposición En Abstracto, que se exhibió para el público durante un año en el Museo Nacional de Colombia. Otro, para inaugurar una Exposición Itinerante de su obra en el Museo Rayo, en Roldanillo (Valle del Cauca). Después, Medellín, y de nuevo, Bogotá. Está cansada, lo advierte.

Entre las manos sostiene varias guías de estudio de su obra, por si tiene que explicar preguntas que le hacen todo el tiempo: ¿Por qué y en qué momento su obra se transforma hacia la geometría? Siempre tiene que explicarlo: “Mi obra no ha cambiado drásticamente. Nunca. Ha sido toda una evolución, eso sí. Una vez hice una exposición y un crítico argentino me dijo: ‘Fanny, vas a pasos gigantescos hacia la geometría’ y dije: ‘Está loco, ¿cuál geometría?’”, lo dice mientras abre los folletos y muestra una de sus primeras obras, la que envió a la competencia del Salón de Artistas Nacionales en 1962, luego de graduarse de la Universidad de los Andes, la primera que expuso, la misma que ubicaron junto


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a artistas como Manzur, Villegas y Roda, que habían sido sus profesores, la obra que ha vuelto a su lugar porque la donó –junto a otras ocho– al Museo Nacional de Colombia, recientemente: el Óleo No. 1B.

“¿Salió el sol?” “Cuando vivía en Monterrey (México) era muy simpático, porque las amigas me invitaban a tomar té, y siempre decía que ‘no’ porque estaba trabajando… Sí, creo que uno sacrifica muchas cosas, pero creo que valió la pena. Me siento muy realizada con lo que hago, con mi pintura… el día que no pinte, ese día, me siento mal. Necesito esto”.

trabajando, ella para Linearte, el estudio que fundó con su hermana Rosa Sanín, quien también fue artista y Uniandina; y él para la firma Ingetec. Compartían el mismo edificio. Meses después, la boda, luego un avión hacia Illinois, luego México, Londres, Estados Unidos. “Uno se va quedando, vivir en otros países, sus culturas, lo que estás viviendo, los museos, todo lo que uno hace, le enriquece, lo nutre, y aunque no sea una influencia posiblemente dentro de uno, eso sucede de manera inconsciente”, dice la artista.

“No es fácil llegarles a las personas”

“Para mí la luz es muy importante. No trabajo con luz artificial. En Londres era terrible, lo primero que le preguntaba a Mayer –mi esposo– era: ‘¿Salió el sol?’. Cuando era invierno, oscurecía muy temprano… A veces hace un día bellísimo como para ir al parque, pero ese día tengo que trabajar porque hay buena luz”.

La obra de Fanny Sanín es vital en la pintura abstracta colombiana y latinoamericana. Sus estudios sobre composición, forma y color son largos, íntimos, incansables; hoy, la simetría es principal y el pincel no se nota, “mucha gente me pregunta: ‘¿Luego, ya no llegaste a la meta?’. Pero si uno llega a la meta, entonces se acabó. Creo que el mundo de la abstracción sigue siendo importante”.

Fanny Sanín y Mayer Sasson vivieron en México y Londres pero desde 1971 viven en Nueva York, “una ciudad estimulante pero apabullante”, dice ella. Vienen a Colombia cada año, y sólo sábados, domingos, o los días de viajes como estos, ella no pregunta si el sol salió, “cuando viajo ni siquiera me traigo nada para pintar, me gusta ver a mis amigos, ver la ciudad”.

El lenguaje de su trabajo es pictórico, sus obras están numeradas, y esa es la muestra de una búsqueda en la abstracción pura, “No le pongo nombre a las obras, sería ficticio ponerle uno, porque no están contando una historia y sería inventarla… por eso es que la gente se pierde mucho, se frustran porque no hay una historia… pero a veces la gente que no tiene ni idea del arte tiene

Mayer es ingeniero eléctrico de la Universidad de los Andes. No lo conoció en el campus, sino

Fotos tomadas por Olga Lucía Jordan

menos prejuicios, porque le llega algo, le llega el color. Es difícil que la gente entienda el arte abstracto, no es fácil llegarles a las personas”, explica Sanín. “Yo creo que el espectador podría estudiar un poquito más”, remata.

“Siempre hay música cuando estoy pintando” Fanny Sanín tiene 79 años. En 2015, la Universidad de Antioquia le entregó el Título Honoris Causa de Magíster en Artes, que no se esperaba, porque no estudió allí. Su obra ha sido expuesta en Roma, Nueva York, Bogotá, Ciudad de México, Barranquilla, Londres, Texas, Madrid, por nombrar algunos lugares; ha estado en las galerías y los museos más importantes del mundo; su legado internacional y la trascendencia de su obra ya viven en la historia del arte colombiano. En su taller en Nueva York, de nueve de la mañana a cinco de la tarde, se escucha música mientras trabaja; le tomó el gusto después de años de escucharla en casa. Confiesa que le gustaba escuchar vallenatos, aunque Rosa, su hermana, se pusiera “molestísima” con ella, “Ahora escucho de todo, para trabajar, más que todo la música clásica; me gusta la música popular de muchos países, folclórica, árabe. Siempre hay música cuando estoy pintando, me rodeo de ese ambiente, me aíslo de los ruidos de afuera. A veces lo paro por un rato y me queda el silencio”.

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Rodar asa Un p porte par a

...... Fotos tomadas por Anderson

Bonilla, Ciclismoenlinea, suministradas por Luisa Mora

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En Bogotá hay ciclorrutas por las que todos los días se movilizan miles de personas. Los domingos y festivos hay Ciclovía, un espacio especial para montar en bicicleta que nació en 1974 y que después de diferentes etapas se tecnificó en 1995. En este encuentro semanal, más de un millón y medio de ciudadanos recorren 113 kilómetros de las calles capitalinas de 7:00 a.m. a 2:00 p.m. Incluso, la revista Forbes afirmó que la capital colombiana es tan amigable con las bicicletas como Copenhague.

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De Bogotá son Esteban Chaves, el ciclista que logró en 2016 el segundo lugar en el Giro de Italia, y el tercero en la Vuelta a España, y Luisa Mora Madriñán, la protagonista de esta historia, una egresada de la Universidad de los Andes y asociada a Uniandinos, que se montó a su bicicleta persiguiendo sus metas y demostrándole al mundo que los sueños sí se pueden lograr. Hizo parte del equipo de Go Cycling en la Primera Vuelta a Colombia Femenina, culminó la carrera y hoy tiene nuevos horizontes en su mirada.


“El rugby es un deporte En sus marcas... de bárbaros, jugado por lacaballeros” Transcurre década de los noventa, Luisa tiene tres años, y su padre le enseña a montar en bicicleta. En su juventud, él también compitió en ciclismo, y ella, desde pequeña, tenía bicicleta. Hoy ella cuenta: “Fue chévere porque él nunca me obligó a montar y a entrenar, yo lo cogí después como gusto mío”.

En 10º y 11º se iba al colegio en bicicleta con un grupo de amigos, recorriendo diariamente más de 117 cuadras. “Eso era una carrera, yo dejaba la maleta en el bus del colegio, me iba en bicicleta, y la idea era llegar antes que el bus, y lo lográbamos, le ganábamos al bus”. Después entró a estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad de los Andes, y le agradece profundamente que le enseñó autonomía, le mostró todo tipo de personas y fue el escenario perfecto para hacer amistades perdurables en el tiempo. A la Universidad también se iba en bicicleta, 8 kilómetros de ida y 8 kilómetros de vuelta a casa; montar la motivaba y la hacía feliz.

Listos...

Hace dos años cambió el ritmo de su vida. Empezó a montar en bicicleta con el fin de llegar con un grupo de amigos pedaleando al Nevado del Ruiz. Al proyecto lo llamaron “La Bici en la Cima”. Meses después, quince bicicletas emprendían esa aventura. Sus días empezaban montando desde muy temprano. “Empezaba el día muy bien; en la carretera, en las montañas, se nos atravesaban vacas, y después uno llegaba a cálculo a las 8:30 de la mañana”.

Con el tiempo se motivaba a explotar más su talento y a probar nuevas cosas. “No me imaginé nunca montar en bicicleta de ruta; un día tenía mi bicicleta de montaña pinchada, y mi papá tenía dos de ruta; cogimos una, le bajamos el sillín lo más que se podía; yo nunca había tocado esa bicicleta, y subí Patios con mi papá. Me gustó; sentí que me estaba yendo bien; seguí montando en esa bicicleta”, cuenta Luisa.

Ya...

En enero de 2016 fue su primer encuentro con el entrenador del equipo de ciclismo Go Cycling, quien la invitó a competir en la Primera Vuelta a Colombia Femenina con ellos. El tiempo le coincidía perfecto para entrenar; terminaba clases en mayo, se graduaba en octubre, y la competencia era en noviembre. Se dedicó de lleno a la bicicleta; su clase más temprana era a las 3:30 p.m., para poder entrenar toda la mañana. “Montar no es solamente salir y montar, y ya. La bicicleta siempre tiene que estar bien; me la pasaba en el 7 de Agosto arreglándole cosas. Duré un año y medio saliendo todos los días de 4:30 a.m. a 7:00 a.m. Montábamos desde 20 kilómetros hasta 100 kilómetros en un día normal. Los fines de semana era más largo, salíamos de 6:00 a.m. a 2:00 p.m.”. En la competencia eran 105 ciclistas, la mayoría profesionales; viven de eso, se dedican 100% a montar. El equipo de Luisa no; eran siete mujeres, cinco de ellas Uniandinas, y cada una tiene su vida aparte.


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Demostraron que no hay que ser ciclista profesional para poder ser un buen ciclista.

junto a tres hombres, el Atlántico, desde Cádiz (España) hasta la isla de Saint-Martin, en Norteamérica.

“Todas nosotras [su equipo] terminamos la vuelta, que creo es un logro grande. Personalmente eso me daba mucho miedo, era dedicarle diez meses a competir cinco días; si al segundo día algo me pasaba, era como si los diez meses no hubieran servido de nada. A la que mejor le fue del equipo quedó de octava”.

La primera parada fue las Islas Canarias; ese era un trayecto de prueba para decidirse a cruzar el Atlántico con esa tripulación. El recorrido, que iba a durar tres días, se demoró siete. Se les rompió una vela, se enfrentaron a una tormenta, y con cada día que pasaba, el tiempo tomaba más peso. Asumieron su decisión y continuaron el viaje.

Para Luisa, todos los momentos del viaje fueron emocionantes. Su madre la acompañó todo el tiempo; iba en el carro de apoyo, y ella la alentó en todos los momentos difíciles. Nostálgica y feliz, cuenta: “Es muy emocionante ver que a uno lo están esperando en los pueblos, que la gente se quiere tomar fotos con uno, sentirse en una carrera profesional. Llegando a Manizales, había mucha gente al borde de las carreteras apoyándolo a uno, con una botella de agua, empujándolo o simplemente aplaudiéndolo”.

La navegante

El mar es inmenso, profundo, acelerado, fuerte y tormentoso; así, lleno de sorpresas, como es Luisa, quien además es navegante desde los siete años. En el 2013 fue la única mujer en su tripulación que cruzó,

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Los dirigía el capitán, pero los tres tripulantes eran capitanes de turno. Por las noches, cada uno tenía que manejar tres horas solo, pero el rol más importante de Luisa fue darles tranquilidad durante el viaje. Llegaron el 25 de diciembre a SaintMartin, en plena Navidad, después de 36 días de viaje; la idea inicial era llegar el 12. “Son muchos días en los que uno no tiene nada que hacer, solamente pensar y estar bien mentalmente para que a uno no lo molesten las circunstancias del viaje”.

Lo que viene

La vida de Luisa es de extremos; no fue suficiente navegar, y decidió emprender una aventura para cruzar el Atlántico; no fue suficiente montar en bicicleta, decidió darle la vuelta a Colombia sobre ruedas. Las dos disciplinas se complementan: en la navegación no se ve nada más que azul, es un espacio pequeño en el que no se puede hacer mayor cosa, pero en donde el poder de la mente es lo más importante. En el

ciclismo hay mucho esfuerzo físico, se ven muchos paisajes, se suben montañas y hay que estar fuerte por dentro para aguantar por fuera. Desde abril del año pasado creó un emprendimiento de bicicletas que se llama Bucket App. Es una aplicación en donde se pueden encontrar todos los servicios para bicicletas: repuestos, mantenimiento, nutrición, entrenamiento, rutas… y aunque cree en su proyecto, ahora Luisa quiere buscar trabajo en Ingeniería de Proyectos. Empezó el 2017 viajando y montando, sus dos pasiones. Fue desde Cali hasta Ecuador, 700 kilómetros en una semana, 14 horas diarias sobre las ruedas. “El año pasado, la bicicleta era mi vida entera, ahora es un complemento para vivir. Yo monto todos los días, pero ya no es con la misma presión de estar bien físicamente para la Vuelta a Colombia, es la forma de empezar el día. Lo rico de la bicicleta es que uno va a sitios, cada día uno puede hacer una ruta diferente”. En la navegación empezará el ciclo panamericano en un barco de tres personas; quiere entrenar más competitivamente en la navegación que en el ciclismo. “Tenemos el Nacional de ese barco en marzo y el Mundial en noviembre, y el próximo año, Centroamericanos”. Así es Luisa, una mujer decidida, capaz de cumplir lo que se propone, emprendedora, soñadora, fuerte y serena a la vez, una mujer con alma Uniandina.

.......................................... Fuentes: http://www.idrd.gov.co/sitio/idrd/node/1606 http://www.forbes.com/sites/annabel/2014/04/29/south-americas-next-capital-ofcool-bogota/#2a919dc07ca9 https://es.wikipedia.org/wiki/Esteban_Chaves


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REVISTA SÉNECA • En el Radar

llas en Red

Ellas en Red es una iniciativa del Capítulo de Empreandinos de Uniandinos. Este Grupo nació en el 2014 con el propósito de visibilizar mujeres emprendedoras y empresarias que con sus proyectos impactan positivamente el desarrollo del entorno y del país.

Las Uniandinas Lina María Gómez, María del Pilar Zapata y Catalina Jiménez son las gestoras de este Grupo, que tras el pasar de los años se ha fortalecido. Desde febrero de 2015, habitualmente realizan sus eventos el segundo martes de cada mes, en los cuales comparten experiencias y brindan herramientas que aportan y dejan al público asistente una enseñanza en diferentes áreas. Lina afirma: “Es un espacio de conocimiento, es un espacio para aprender”.

Proyectos para el 2017 En alianza con el Centro de Emprendimiento de la Universidad de los Andes, Ellas en Red realizará sus charlas y talleres en la Universidad; podrán participar las estudiantes tanto de pregrado como de posgrado. Adicionalmente, este Grupo extenderá su iniciativa a la Regional Suroccidente de Uniandinos, para que más empresarias exitosas sigan compartiendo sus experiencias de emprendimiento para las mujeres.

El rol de la mujer Para Ellas en Red, la mujer tiene diferentes roles y debe prepararse para cumplir sus sueños y lograr transformar el mundo. Sin importar el papel que desempeñen dentro de la sociedad, cuentan con carisma, entrega, sensibilidad, inteligencia y sexto sentido, cualidades que crean sinergia para generar unión y ayudar a crecer a todos los que las rodean. Pilar afirma que “las mujeres podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos, eligiendo los caminos correctos, así parezcan más lentos. Debemos tomar de todo momento las cosas buenas, aprender de las cosas malas, pero lo principal es valorarnos y querernos, somos mujeres”. Por su parte, Lina está convencida de que el secreto está en que las mujeres confíen en ellas mismas y en que sean coherentes entre lo que piensan, dicen y hacen. Afirma que es necesario soñar con cosas que transformen el mundo porque “si sueñas con cosas grandes, las puertas se te abren”. La esencia de la mujer está en “creer en ellas, realizar acciones y que sean agentes que cambien el país para disminuir las desigualdades”.

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...................................................................... Manténgase atento a las actividades del trimestre. Amplíe información sobre estos eventos durante los meses correspondientes en www.uniandinos.org.co www.revistaseneca.com o en el PBX. 6162211

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Feria Laboral Organiza: Desarrollo Profesional Lugar: Sede Nacional Uniandinos / Universidad de Los Andes


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Las mujeres detrás de Ellas en Red que hay muchas mujeres cabezas de familia sin mayores oportunidades, que de una u otra forma son los pilares, no sólo de su núcleo familiar, sino de la sociedad, lo que las hace capaces de ejercer transformación.

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ina María Gómez

Es Ingeniera Industrial de la Universidad de los Andes, con enfoque en computación visual, y una apasionada por el emprendimiento femenino. Ha sido una persona privilegiada y considera que es su deber realizar acciones que retribuyan en otras personas todo lo que ella ha recibido. Es una mujer sensible a la cual la impactan la pobreza y la desigualdad que hay en Colombia. Considera

Es cofundadora y CCO de TecSore - Tecnología Cambiando Realidades Sociales, un emprendimiento social que reúne dos intereses particulares: la tecnología y el género femenino. Este proyecto busca contrarrestar el embarazo adolescente, una problemática latente en la sociedad colombiana, y además ayudar a que las niñas tengan un objetivo a largo plazo, a través de dos cursos online: Soy Mujer, que busca empoderar a las niñas y brindarles herramientas para que puedan tomar decisiones asertivas en términos de sexualidad; y Descubre tu Pasión, que ayuda a que las niñas encuentren su pasión enfocándose en un objetivo de vida trascendental para llevarlo a la realidad. Junto a Paulo Chaparro, cofundador y CEO de TecSore, y Laura Sarmiento, directora de Proyectos Sociales, Lina Gómez realiza acciones que transforman la sociedad. Para mantener en el radar a TecSore y ser voluntario, envíe un mail a tecsoreapp@gmail.com

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M

aría del Pilar Zapata

Es Economista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y realizó un posgrado en Evaluación Social de Proyectos en la Universidad de los Andes.

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Considera que Ellas en Red ha logrado que los afiliados Uniandinos tengan contacto con entidades que trabajan por y para la mujer; un ejemplo de ello es la Red de Mujeres Científicas de Colombia. Ve a la mujer como un eje multiplicador, y afirma que “todos sus logros los transmite a la familia y por ende a la sociedad”. Para María del Pilar, la mujer por naturaleza es dedicada a los demás, y cuando logra equilibrar las metas con su familia, es imparable. Afirma que es necesario que la mujer obtenga un balance en todo lo que hace; de lo

contrario “su sentido de culpa la hace vulnerable, lo que la lleva a un círculo vicioso y de estancamiento”. Si quiere asistir a los eventos de Ellas en Red o ser parte del Grupo, envíe un mail a capitulos5@ uniandinos.org.co


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Regional Norte

Carlos Mosquera, Alejandro Gómez, María del Socorro Castañeda y Jaime Santos

Pedro Quizena, Ramón Caballero, Carlos Mosquera, Jaime Santos, Ivan Daza, Marco Antonio Fonzeca

Jose Luis Avendaño, Pedro Quizena y Alvaro Baquero

Amín Ariza y Alberto Manotas

Ricardo Veliz, Jaime Abenoza y Gustavo Lagares

40 años Regional, Agrupación Musical Millo

40 años Regional, Alejandro Gómez Cepeda y Emma de Gómez

40 años Regional, Alma de Lagares y Gustavo Lagares

Miguel Antequera, Octavio Acevedo

Jorge Mazenett, Jaime Gómez y Claudio Manotas

Blasco Ibáñez, Blanquita de Ibáñez y Teresita Rueda

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REVISTA SÉNECA • Mundo Uniandino

Regional Suroccidente TERTULIA-TALLER 100 AÑOS DE SOLEDAD Bajo la coordinación del maestro Alejandro Buenaventura, los Uniandinos afiliados a la Regional Suroccidente, disfrutaron de la lectura de pasajes, de la obra del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.

CINEANDINOS: PELÍCULA NEGACIÓN

Nuestros afiliados disfrutan del mejor cine en este espacio, donde las películas son elegidas, tras un dedicado análisis realizado por un cinéfilo.

TALLER DE DRAMATURGIA “¿Por qué hablamos de dramaturgia?, ¿Para qué nos sirve?, ¿Para qué hacemos esta investigación?”, son algunas de las preguntas a resolver en el Taller de Dramaturgia.

VIERNES SOCIAL: “UNA VUELTA AL MUNDO A TRAVÉS DE LOS OÍDOS”

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Los asistentes pudieron disfrutar de diferentes ritmos de Medio Oriente, Egipto, China, Japón, Irlanda y la región andina, con Brahiam Mora, quien dio gala de su talento en la interpretación de algunos instrumentos musicales.


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Sede Nacional

Donación de Uniandinos al programa Quiero Estudiar

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Exposición Domesticar lo Indomesticable

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Exposición Domesticar lo Indomesticable

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Exposición Domesticar lo Indomesticable

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Evento de integración ingeniería

Fiesta graduandos medicina

Noche de cortos

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UniandinosNetworking

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Noche de cortos


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Evento Los millennials en las organizaciones hoy

Carolina Angarita CEO de Google en el evento Los millennials en las organizaciones hoy

35 Método Educativo Europeo Mixto - Calendario B Doble titulación: italiana y colombiana Tres idiomas: Español, Italiano e Inglés (TOEFL) ICFES nivel muy superior

Los niños felices crecen con el Volta

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