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EL ORIGEN DE NUESTRAS

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SEGUNDO NACIONAL

SEGUNDO NACIONAL

México es un país lleno de riquezas, abundancia y colorido, lo mismo puede decirse de nuestro lenguaje, que más que castellano, es un castellano mexicanizado. Tenemos en nuestro acervo y en boca propia, expresiones curiosas y palabras con matices populares que sólo aquí se hablan, y eso sin mencionar los giros que desembocan en albures (pero esa es otra historia).

Los mexicanos hemos encontrado expresiones que se remontan a un pasado distante y a eventos mundanos que luego se convirtieron en anécdotas, y más tarde, dieron lugar a frases que empleamos cotidiana e inconscientemente.

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A Chuchita la bolsearon

¿Han escuchado que a “Chuchita la bolsearon”? Bolsear es sinónimo de robar o ser robado. Pues bien, en los tiempos coloniales, había una tal Chuchita trabajadora doméstica que cuando la enviaban por el “mandado” con dinero para comprar, volvía a casa con cara compungida y poca mercancía, alegando a sus patrones y en su defensa que la habían bolseado. Cuando esto se hizo más frecuente generó entre sus patrones y la gente, una nueva expresión de incredulidad: “No me digas que a Chuchita la bolsearon”.

Ignoramos si Chuchita era una mujer caritativa que donaba parte de esa mercancía a los necesitados, si era el objetivo predilecto de los ladrones o era ella una trabajadora taimada que se aprovechaba de sus patrones. De lo que podemos estar seguros, es que le oímos esta frase, alguna vez, a nuestros abuelos o abuelas, y como sea, hay que estar prevenidos, así que ¡aguas!

¡Aguas!

Si hubiéramos vivido hace un siglo o más, habría sido muy desagradable que re pentinamente fuéramos bañados por una lluvia de desechos humanos provenientes del cuenco de una bacinica. Ocurrían en aquellos entonces catástrofes semejantes, culpa de la gravedad y de la distracción de los paseantes. Es por eso que desde los pisos de arriba, las personas más consideradas lanzaban el grito de “¡aguas!” para advertir a los que andaban debajo de sus ventanas o balcones.

Aunque dudamos mucho que alguien haya chupado faros por algo como esto, pero seguramente era una experiencia sucia y desagradable, pero sabrá la bola si nos equivoco o no.

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