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Qué es el ayuno y comó funciona?

EL

AYUNO

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Terapia magna

“El ayuno es el remedio más grande, dentro de la física”

Paracelso (Médico del siglo XVI)

Desde tiempos inmemoriables, culturas de todos los tiempos, desde oriente hasta occidente, han practicado el ayuno. En las primeras civilizaciones el ayuno era parte de la vida. También lo era entre los antiguos persas. Para entrar en la escuela pitagórica era requisito hacer un ayuno. Sócrates y Platón ayunaron regularmente durante diez días seguidos, y muchos de los grandes místicos de la humanidad practicaron el ayuno en su camino hacia el “despertar”. Jesucristo se retiró al desierto para ayunar durante cuarenta días. Durante los primeros tiempos de la era cristiana la práctica del ayuno de veinticuatro horas era muy común. Es lo que se llamaba en latín: “Jejunium a vespera ad vesperam”. Ayunar desde el atardecer de un día al atardecer del siguiente. Diferente al ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, donde se ayuna desde el amanecer hasta la puesta del sol.

camino olvidado

El ayuno, que siempre ha acompañado al ser humano, es actualmente un camino olvidado hacia la salud. Parece una paradoja. Los médicos antiguos, desde los hipocráticos, utilizaban esta práctica como método de curación, pero en los últimos tiempos ha sido relegado a la amnesia. Personalmente creo que la práctica del ayuno es el mayor medio de curación: el camino más directo y sencillo de buscar la armonía interna perdida en la enfermedad. Durante la práctica del ayuno, el cuerpo busca su equilibrio u homeostasis interna, y nuestro “médico interior” nos guía en este camino. La explicación es muy sencilla. El ayuno despierta en nosotros las capacidades de autocuración. Es cuando le damos un descanso fi siológico a nuestro organismo, cuando éste inicia su propio camino de autocuración a través de sus mecanismos internos de desintoxicación y regeneración. Se produce lo que es conocido como autofagia, la completa regeneración de nuestras células, y lo hace guiado por la inteligencia somática, esa misma que permite que nuestro corazón lata, día y noche, o que nuestros pulmones se expandan y se replieguen incluso cuando dormimos. Es la fuerza vital natural, “vis medicatrix naturae”, el misterio de la auto-curación, o como decían los antiguos “mysterium magnum”.

Invertir la energía

La energía, en el momento del ayuno, se encauza hacia las zonas enfermas o a punto de enfermar. Durante las primeras horas, consume glucosa, posteriormente se utilizan las grasas y algo de las proteínas. El Dr. Rüdiger Dahlke señala que con el ayuno ahorramos un 30% de nuestra capacidad energética, exactamente la proporción que se necesita para llevar a cabo la digestión. Y toda esa energía que se ahorra se canaliza hacia la curación. A través del ayuno el cuerpo elimina todo lo que no es vital para su correcto funcionamiento. Se produce una verdadera autodigestión, autolisis o autofagia. El

Premio Nobel de Medicina del año 2016, Yoshinori Ohsumi, demostró una vez más que a través de la autofagia, las células reciclan sus componentes en mal estado y crean otros nuevos orgánulos celulares en condiciones óptimas. La autolisis o autofagia es la autodigestión y el autorreciclaje de las células y los tejidos con la ayuda de las enzimas intracelulares. La primera desintoxicación durante el ayuno es pues la desintoxicación celular. Las sustancias de desecho y tóxicas, son expulsadas del interior de cada una de las millones y millones de células que habitan en nuestro cuerpo. Desde el interior de las células las sustancias de desecho y tóxicas pasan al líquido extracelular, de éste a la sangre venosa o a la linfa, y a partir de ahí a la circulación sanguínea llegando a los órganos de eliminación. El ayuno no sólo limpia de impurezas los órganos de eliminación como son el hígado, los riñones, los pulmones, y la piel, sino que desintoxica todo nuestro organismo. Se trata de una desintoxicación y una regeneración con mayúsculas.

Microbiota saludable

Uno de los efectos directos del ayuno es que aumenta la variabilidad de la microbiota, siendo éste uno de los mejores signos de salud. No podemos olvidar que nuestro cuerpo tiene un órgano oculto al que se llamaba fl ora bacteriana, que actualmente se conoce como microbiota, y que es indicadora de nuestro estado de salud. El ayuno restablece en ese proceso la bioquímica y la fi siología normal y saludable de la microbiota intestinal y con ello de todo el organismo. El ayuno renueva la microbiota intestinal aumentando su diversidad. Se sabe que el número de bacterias en el organismo supera en diez veces al número de células. Gracias a las bacterias saludables del intestino se forman varias vitaminas (complejo B, vitamina K), se mantiene a punto el sistema inmunitario y se sintetizan ciertos neurotransmisores como la serotonina, por eso se conocen al intestino como el segundo cerebro. La salud de nuestro organismo depende en gran medida de la salud de nuestra microbiota, y el ayuno ayuda a su mantenimiento y recuperación.

Sistema inmunitario

Nuestro sistema inmunitario también se ve fortalecido. El sistema inmunitario más que un mecanismo de defensa es un sistema de equilibrio, de homeostasis, de autorregulación. Un germen o microorganismo sólo puede germinar si el terreno está “abonado” para ello y eso se produce si las células están llenas de sustancias de desecho y tóxicas, o están desorganizadas o descompuestas. En realidad los microorganismos son marcadores de la enfermedad, no su causa primera. El ayuno, en ese sentido, evita cualquier infección de bacterias alteradas o patógenas en el intestino, así como en el resto del organismo. Al eliminar los restos de nutrientes mal digeridos, que han sufrido fermentación (carbohidratos), putrefacción (proteínas) y enranciamiento (lípidos), deja sin “alimento” a millones de bacterias alteradas que podrían perjudicar al organismo. Podríamos extendernos hablando sobre los benefi cios del ayuno, pero me gustaría terminar haciendo referencia a lo que los antiguos llamaban el “mysterium magnum”, el misterio de la auto-curación. El poder de curación es siempre algo inherente al organismo vivo. Es el cuerpo el que se cura mientras ayunamos. Siempre lo digo, la curación es un proceso biológico y no un acto médico, y el método del ayuno, tan antiguo como la humanidad misma, ha sido, es y siempre será, TErApIA MAgNA.

Dr Karmelo Bizkarra Maiztegi

Licenciado en medicina por la Universidad del País Vasco. Director Médico del Centro de Salud Vital Zuhaizpe. Autor del libro “El poder curativo del ayuno” www.zuhaizpe.com