Independencia: ¿para qué y para quién? Puedo entender el deseo de independencia de un sector de la sociedad catalana, lo que no entiendo ni acepto es que ese deseo lo manipulen los políticos para ocultar sus miserias y sus malas gestiones.
Somos un país que se caracteriza porque cada uno va a lo suyo. Nos gusta hacer la guerra por nuestra cuenta; y en vez de unirnos y sumar, nos gusta dividirnos y fastidiar. En pocas palabras, nos encanta ser (o parecer) muy independientes. Allí están mis paisanos catalanes demostrando lo mucho que les gusta pedir/gritar la independencia. Y lo malo es que el mito va creciendo, progresa adecuadamente para los intereses partidistas y políticos de una clase/casta dominante que ha encontrado en la palabra independencia el gran chollo de su vida, al menos de su vida política. La palabra independencia se utiliza de manera tan versátil como la palabra felicidad, que tampoco dice mucho pero lo sugiere todo, incluso lo que no significa. Tienes que ser feliz, te dicen. Sí, vale, ¿pero cómo? En el caso de la independencia la retórica es superior, no sólo está el cómo sino el por qué y sobre todo para qué hay que ser independiente… ¡Para vivir mejor, hombre! Ah, usted perdone. ¿Y qué significa o cómo se significa ese vivir mejor? ¿Vivir mejor yo y toda la sociedad o el vivir mejor es sólo para la casta política dominante? ¿Vivir mejor significa que en vez de quejarme de Madrid me quejaré de Barcelona? ¿O hay alguna ventaja más? –“Sí que la hay –replica el insigne independentista-, todo el dinero será para nosotros”. Ah, ya entiendo, el dinero será para 'vosotros' los políticos catalanes, no para los catalanes, ¿se refiere usted? O sea, que para los ciudadanos todo seguirá igual que ahora, cuando no peor. De momento sólo sabemos que hay un deseo de independencia que la situación general -dominada por la falta de expectativas, los partidos obsoletos y las ideologías deprimidas- propicia y fomenta: “Quiero el divorcio, Mariano”. “Pero por qué, Montserrat, con lo que yo te quiero y te cuido”. “Tu no sabes lo que es querer y cuidar a una mujer (léase a un territorio). Estoy harta de ser tu esclava, quiero ser libre”. “Pero Montserrat, si eres más libre y próspera que nunca…”. Aunque Artur Mas hablé de falta de libertad, el problema no es ese. Lo que falta en mi tierra, Cataluña, hoy día es dinero. Ese dinero que algunos gobiernos -tripartitos o de conveniencia y unión-, han dilapidado y mangoneado. Pero siempre es mejor buscar un enemigo externo. Eso