Edición 19 | Trochando Sin Fronteras | Septiembre - Octubre 2014

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solidaridad expresada por muchos de los países del mundo subdesarrollado.

Por ejemplo, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya declaró ilegal la construcción del muro en Cisjordania. Eso sucedión en julio de 2004, tras consulta que hiciera la asablea general de la ONU respecto a la arbitraria medida que tomó Israel para separar a los habitantes palestinos de los israelíes. Ese muro, que ya supera los 700 kms de longitud, le ha valido a Palestina la calificación de ‘cárcel a cielo abierto más grande del mundo’.

Así mismo, la Misión de Investigación de los Hechos de la ONU sobre el conflicto de Gaza tras la ‘Operación Plomo Fundido’ de Israel denunció que: “Aunque el gobierno israelí ha tratado de que parezca que sus operaciones eran esencialmente una respuesta a los ataques de cohetes en ejercicio de su derecho a la autodefensa, la Misión considera que el plan ha ido dirigido, al menos en parte, a un objetivo bien distinto: El pueblo de Gaza en su conjunto”. Esa misión internacional también reconoció que “La prolongada situación ha creado una crisis de la justicia en el Territorio Palestino Ocupado que necesita de urgente actuación” (A/HRC/12/48, par. 1958). Al actuar de esa manera, Israel está violando sistemáticamente el derecho de los conflictos armados (DIH), que establece que

pueden atacarse combatientes y objetivos militares, pero que prohíbe expresamente el ataque a bienes y población civiles. En eso consiste uno de los más importantes elementos de esa legislación internacional: el principio de distinción. Este principio se establece en los Artículos 48, 51 y 52 del Protocolo Adicional I de 1977 a los Convenios de Ginebra de 1949. Ese régimen equivale a una forma de castigo colectivo que viola la incondicional prohibición estipulada en el Artículo 33 del IV Convenio de Ginebra y ha sido condenado internacionalmente por su ilegalidad. Esto pasa, como decíamos antes, a pesar de los repetidos llamamientos que representantes de la ONU han hecho a Israel para que acate el principio de precaución al lanzar ataques en la franja de Gaza, dado que allí el peligro es mayor, dado que se trata de uno de los lugares más densamente poblados del mundo (4200 personas por kilómetro cuadrado). Pero si sólo atacara objetivos claramente militares, es decir, si no se afectaran los bienes y la integridad personal de la población civil, Israel también estaría violando el DIH en su principio de proporcionalidad: ellos mismos han reconocido que han bombardeado edificios y barrios enteros a fin de eliminar a uno o dos militantes de la organización Hamas.

A raíz de esto, y gracias a la presión que la mayoría de países miembros de Naciones Unidad (latinoamericanos y africanos, principalmente), el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU adoptó la Resolución del 23 de julio de 2014 por la que se establece una comisión internacional independiente para investigar las violaciones del Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos en el Territorio Palestino Ocupado. Pero ¿por qué en el caso palestino la comunidad internacional se limita a emitir resoluciones y en otros casos como el de Ucrania se imponen drásticas sanciones económicas y políticas a Rusia por apoyar a los independentistas? ¿Por qué no se suspende el envío de armas desde Estados Unidos hacia Irsael para así disminuir su capacidad militar y con ello la magnitud de la masacre? ¿Por qué no se sanciona a Israel por el bloqueo económico que ha impuesto sobre Palestina? ¿Por qué no se inicia en la Corte Penal Internacional una investigación contra los líderes judíos que han ordenado los bombardeos contra población civil?

Las respuestas a esos interrogantes podrían encontrarse en la doble moral capitalista

DESDE PALESTINA

Agradecimiento del Comité Popular de Resistencia Palestino en Gaza y Rafah al Coordinador Nacional Agrario de Colombia - CNA A los hermanos campesinos, indígenas y afrodescendientes de Colombia. A todo el hermano pueblo de Colombia en lucha.

En esta hora de extremo sufrimiento para nuestro pueblo, víctima de un nuevo embate del gobierno sionista de Israel que ha asesinado a 1901 civiles, incluyendo 432 niños y bebés, 243 mujeres, 79 ancianos, y herido de gravedad a 9567 personas, un tercio de ellas niños y mujeres, nuestra voluntad de lucha y resistencia está más fuerte que nunca.

En este contexto, recibimos con gran emoción el saludo de nuestros hermanos campesinos, indígenas y afrodescendientes de Colombia. Nuestros pueblos tienen un enemigo en común: el imperialismo y sus intereses económicos. En su ilimitado afán por dominar el mundo, el imperialismo americano, sionista y europeo, representado en nuestra tierra por el ejército de ocupación israelí, no tiene reparos en masacrarnos. En su arrogancia, sus canales de televisión muestran el genocidio en nuestra tierra en vivo y en directo.

Agradecemos especialmente su saludo porque sabemos que el pueblo Colombiano se encuentra en lucha por sus derechos y su plena libertad hace más de medio siglo. Esperamos que esta muestra de solidaridad sea el comienzo de un diálogo entre pueblos en lucha contra un enemigo común.

Hermanos Colombianos, los palestinos somos los refugiados y desplazados más antiguos del mundo. Hace 56 años nuestras familias campesinas fueron brutalmente expulsadas de sus casas y fincas por el ejército israelí, a través de una campaña militar terrorista, ante la indiferencia del mundo. Desde entonces no hemos cesado

en luchar por todos los medios para retornar a nuestros hogares, acabar con la ocupación militar que sufrimos y lograr la libertad de nuestro pueblo, que como todos los pueblos de la Tierra tiene derecho a autodeterminarse y gobernarse según su voluntad. No es otra nuestra lucha.

Y hoy como ayer, ante la inacción de la mayoría de los gobiernos del mundo, incluyendo los gobiernos árabes aliados al imperialismo, con la complicidad de Estados Unidos y Europa, seguimos resistiendo y luchando por todos los medios. Porque nuestra lucha pasa de generación en generación, como las llaves de las casas de las que fueron expulsados nuestros abuelos, y que atesoramos como símbolo de resistencia y esperanza.

Desde nuestras calles y veredas, el pueblo resiste el genocidio que hoy perpetra el sionismo, armado por los Estados Unidos, cuyos intereses representan en nuestra región de Medio Oriente. Hace dos días, a pesar de los misiles que llueven sobre nosotros cada minuto, cientos de miles de vecinos tomaron las calles, llevando en andas a nuestros mártires, unidos por

un solo grito: “resistencia, resistencia, resistencia!” Celebrábamos la retirada de los soldados israelíes de Gaza, tras haber sido claramente superados en los combates casa por casa por nuestras milicias y facciones armadas, unidas en el Comité de Resistencia Palestina. La muerte de 64 soldados enemigos fue suficiente para lograr la victoria. El sacrificio de 580 milicianos en los últimos 27 días no será olvidado nunca por nuestro pueblo. Ahora nos toca vencer en la batalla política. Sólo tenemos dos opciones: la dignidad o la muerte. Elegimos la dignidad. Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos deben ser libres, nunca esclavos del invasor sionista. El enemigo nos pide que dejemos las armas para dejar de masacrarnos.

Resistir la ocupación es nuestro derecho inalienable. Hermanos Colombianos, queremos manifestar y ratificar, como lo hacen ustedes, que solo la unidad de los pueblos derrumbará los imperios que nos oprimen. Comités de Resistencia Popular Palestina Ciudad de Gaza, 09 de agosto de 2014


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