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EL ORGULLO DEL LEÓN

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SALA DE PRENSA

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EL ORGULLO DEL LEÓN HERIDO

Max Verstappen ha perdido el liderato del Mundial en dos Grandes Premios de la forma más desafortunada, dura y contundente posible. Un golpe certero a la vanidad del contendiente al título

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Por: Rubén Carballo

Verstappen celebra la victoria en el Gran Premio de Austria el pasado mes de julio © Red Bull Content Pool

Si uno analiza el desarrollo del Mundial de Fórmula 1 de este año se dará cuenta que estamos viviendo un campeonato puramente a rachas en cuanto a la lucha por ganarlo se refiere. La escasa pretemporada, de tres días en Bahréin, que levantó un poco las alfombras de Mercedes y Red Bull, dio paso a cuatro carreras que dejaron claro que Hamilton y su flecha plateada iban a estar en la batalla como en las anteriores siete temporadas, gracias a sus triunfos en Sakhir, Portimao y Montmeló, en los que además Bottas cumplió con su tercera posición; pero también que este año Verstappen no iba únicamente a testimoniar el octavo título del británico, sino a peleárselo. Segundo en todas las victorias de Sir Lewis, el talento neerlandés hizo ver en Imola que lo de este año iba en serio, ganándole en un duelo directo en Tamburello y manteniéndole a raya durante toda la carrera.

Aquel sentimiento de presentar batalla terminó por transformarse en superioridad en las siguientes cinco carreras. Asistimos a un paseo militar de Verstappen: ganó en un circuito de manos como Mónaco, demostró ser mejor en Bakú, aunque Pirelli le jugó una mala pasada, destruyó las numerosas opciones de su rival en Paul Ricard y dominó hasta el aburrimiento en las dos carreras de Austria. Allí poseía un favoritismo histórico, pero lo cierto es que en este segundo tramo del año se confirmó la superioridad del coche ideado por Adrian Newey sobre el dominador de toda la era híbrida. parecido volar por los aires con los resultados cosechados por Max en estas dos últimas carreras, donde el destino, como queriéndole cantar al oído que va a tener que sudar este título hasta el final, dando el todo por el todo hasta Yas Marina, le ha reservado una muy dura complicación, por inesperada, por efectiva en cuanto a perder la cabeza de la general, por nefasta en el momento, justo antes del parón vacacional, y sobre todo por ajena a sus circunstancias, especialmente la de este pasado fin de semana en Hungaroring.

El león neerlandés, junto a su fiel cohorte de seguidores, que pueblan las gradas de cada circuito, esperaba retornar a su guarida en una posición medianamente cómoda, pero finalmente no ha podido hacerlo. Silverstone significó, en primer lugar, el inicio de una guerra encarnizada por el accidente con Hamilton. Más allá de opiniones varias sobre quién tiene la culpa o no (en mi opinión, por cierto, un incidente de carrera), la realidad es que Verstappen quedó fuera de carrera por el toque de su máximo rival, que además consiguió ganarla. Un golpe que podríamos considerar demoledor.

Pese a ello, y después de una semana y media de llantos indiscriminados y excesivos por parte de ambos equipos, jefes y pilotos (con Hamilton pecando de una excesiva humildad falsa y Verstappen de una recurrente inmadurez), lo bueno para Max es que se presentó en Hungaroring como si ‘nada’ hubiese pasado. Al menos en cuanto a pilotar el Red Bull se refiere, porque volvió a demostrar que el domingo estaba para ganar en cuanto a ritmo, a pesar del ‘despiste’ de la tercera posición en clasificación, en la que además Hamilton quiso encenderle haciendo gala de un esperado cinismo -que repitió el domingo

estaba para ganar en cuanto a ritmo, a pesar del ‘despiste’ de la tercera posición en clasificación, en la que además Hamilton quiso encenderle haciendo gala de un esperado cinismo -que repitió el domingo en su batalla con Fernando Alonso- tras dejar entrever que quería enterrar el hacha de guerra. A eso hay que sumarle que, en la rueda de prensa de dicha jornada, dejó claro que estaba harto de la parafernalia creada alrededor por los medios de comunicación, avisando de que su afán era el de competir en carrera, sabedor que podía devolverle la jugada a Hamilton. Lo más duro para Verstappen es que no se esperaba la nueva jugarreta que le deparaba Hungaroring a la hora de destapar el tarro de las esencias. Valtteri Bottas, haciendo gala del nefasto nivel que está exhibiendo en 2021, hizo, sin pretenderlo, una labor de equipo perfecta: provocó el accidente que dejó sin medio coche a Max y además dejó sin carrera a Checo Pérez. Irónico que de una actuación tan paupérrima lo que quede es un doble favor tan excelente al equipo que le podría valer la renovación, Toto Wolff no lo quiera.

El resultado de la acción del Bottas 5.0 fue

Verstappen observa de reojo a Hamilton antes del GP de Hungría el pasado domingo © Red Bull Content Pool

la carrera más complicada para Max hasta la fecha, sufriendo en todo momento, peleándose con el coche y dejándose la misma vida para ganar metros con respecto a sus rivales, salvando así una insuficiente novena posición, pero que sabe a triunfo por lo milagrosa que resulta. Aparte de esos dos puntos, también hay otra cosa muy buena sobre Verstappen, y es que en ningún instante le perdió la cara a la carrera. Es demasiado icónica la decisión de seguir a Hamilton para evitar un ‘undercut’ y que se le marchara, cosa que casi consiguen, con un coche con el que el 75 u 80 por ciento de la parrilla seguramente se habría retirado.

El orgullo del león, por tanto, está muy herido, como reza el título. Han sido dos golpes directos a las opciones de Verstappen… pero, afortunadamente, no a su gen competitivo. Esta tercera etapa del campeonato, antes del parón, ha sido para Hamilton, pero el holandés está ya preparado para la cuarta. Si el Red Bull sigue respondiendo como en esta primera mitad de año, Max está preparado para volver con más fuerza que nunca. Con un Lewis al alza, veremos hasta dónde nos lleva esta montaña rusa.

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