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CUESTIÓN DE PRIORIDADES

El grupo Volkswagen ultima su entrada en la categoría reina del automovilismo a partir de 2026 después de muchos años de tentativas e intentos de concesiones que nunca han llegado. Tendrán que decidirse antes del 15 de diciembre, y, para eso, primero tienen que valorar cómo lo van a hacer.

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CUESTIÓN DE PRIORIDADES

El grupo Volkswagen ultima su entrada en la categoría reina del automovilismo a partir de 2026 después de muchos años de tentativas e intentos de concesiones que nunca han llegado. Tendrán que decidirse antes del 15 de diciembre, y, para eso, primero tienen que valorar cómo lo van a hacer.

El gigante del motor alemán VAG planea entrar definitivamente en la Fórmula 1 aprovechando la nueva normativa que simplifica la estructura del motor suprimiendo el MGU-H, una parte de la unidad de potencia que ha traído quebraderos de cabeza a todos los ingenieros y provocado que las marcas invirtiesen cantidades ingentes de dinero para no terminar probando su eficacia ni eficiencia, como en un principio se había planteado.

Volkswagen redujo significativamente su presencia oficial en el automovilismo de competición desde el estallido del dieselgate en 2015, un escándalo relacionado con las emisiones de los motores a gasóleo de los coches de calle de todas las marcas que conglomeran este grupo y que lo sacudió hasta sus cimientos.

Al año siguiente, en 2016, decidieron retirar a Audi del Campeonato Mundial de Resistencia. Más tarde harían lo mismo con Porsche y dejaron de producir unidades del Golf GTI TCR, el modelo que la marca comercializaba para distintos campeonatos de turismos alrededor del mundo. Se dedicaron a dar apoyo oficial a los clientes que lo habían comprado y replicaron esta misma fórmula con el Audi RS3 LMS, primo hermano del Golf y destinado a participar en los mismos certámenes. Su presencia en las carreras quedó reducida, en esencia, a la Fórmula E. Pero parece que los germanos seguían teniendo la espinita clavada.

Y la categoría eléctrica, que vive sumida en una congelación del reglamento para mantener las mecánicas igualadas y ofrecer un buen espectáculo en pista, no da las posibilidades de innovación que buscan las fábricas. Esto ha provocado que

algunas de ellas salgan. Es el caso de Mercedes, Audi y, desde la siguiente temporada, también Porsche. Todas han huido para centrar sus esfuerzos en la siguiente generación de coches de resistencia o, directamente, para focalizar sus recursos en la Fórmula 1.

Volkswagen quiere entrar en el Gran Circo a lo grande: contando con doble presencia. En principio, planean que Audi entre como equipo propio y para ello tienen que hacerse con uno de los que ya forman parte de la parrilla actual. Llamaron a las puertas de McLaren, intentando agenciarse un 80% de la marca, pero se han encontrado con la negativa de Zak Brown, que tiene un proyecto interesante, rentable, en línea ascendente y que atrae patrocinadores gracias a su historia, prestigio, palmarés y resultados en pista. No lo quiere soltar. Deben tantear otras alternativas.

Y esto implica llamar a equipos de menos linaje que la escudería de Woking, aunque no por ello despreciables. Las alternativas son Sauber, que ve cómo su contrato con Alfa Romeo se va a acabar más pronto que tarde y no se ha terminado de entender en sus negociaciones con la familia Andretti. También están Williams y Haas, este último con serios problemas económicos, mantenido actualmente por el padre de Nikita Mazepin y con un propietario frustrado que en sus cinco años en la categoría ha visto más sombras que luces. planes para la marca de Stuttgart son que entre como motorista asociándose directamente con un equipo. Y el elegido sería Red Bull. La escuadra de la marca de bebidas se ha quedado sin apoyo oficial de Honda, que no sabe todavía si en 2026 pretende volver. Lo que sí sabemos son varias cosas.

La primera de ellas es que el resto de equipos se opone a la asociación Stuttgart-taurina roja porque piensan que tendrían mucha superioridad técnica. La segunda es que, en caso de no concretarse ninguna de las dos opciones anteriores, Red Bull tampoco ve con malos ojos producir su propia unidad de potencia. Y la tercera

EL PLAN

es que el equipo ha abierto en su sede un nuevo departamento que funcionará a partir del año que viene y se encargará exclusivamente de hacer girar sus motores lo mejor posible. Sean de la marca que sean.

Los rumores deben quedar confirmados o desmentidos antes del 15 de diciembre, jornada en la que se votará definitivamente la normativa que entrará en rigor a partir de 2026. Ese es el margen de maniobra del que dispone grupo VAG para encontrar un equipo que comprar y asociarse oficialmente con otro, si es que sus mejores planes de competir en la Fórmula 1 con dos marcas al mismo tiempo se terminan llevando a cabo.

Las repercusiones son claras. Por un lado sería la confirmación definitiva de que la era híbrida era el camino a seguir en la categoría reina después de que se abandonasen los motores V8 al término de la temporada 2013. Una reglamentación técnicamente muy complicada y que ha necesitado de muchísima inversión para llegar al punto en que se encuentra ahora.

La otra puede ser el último clavo en el ataúd de la Fórmula E con la espantada masiva de fabricantes. Un certamen que no ha sabido seguir una línea evolutiva equilibrada entre competición e innovación y que actualmente solo es capaz de ofrecer carreras entretenidas de 40 minutos y un calendario tranquilo para sus pilotos, pero ningún reto para los ingenieros ni la posibilidad de introducir elementos nuevos para las marcas, que están atadas de pies y manos en pro de mantener el espectáculo en pista a golpe de reglamento.

Se plantea un horizonte muy interesante en la perspectiva de la categoría reina con la entrada del gigante alemán. ¿Serán capaces de reunir todo lo que necesitan y decidirse antes de que se cumpla el plazo?

EL PLAZO Y LAS REPERCUSIONES

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