El Ciclo del Agua

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Serie Aprender del RĂ­o, vol I AĂąo 2008

El ciclo del agua


1º Edición, octubre 2008 Publicado por: Asociación Territorios Vivos Apartado de correos 203043AP 28080, Madrid T. 608 185 519 proyectorios@territoriosvivos.org www.territoriosvivos.org/proyectorios Coordinación y realización: Laura Donada Con el apoyo de Roberto Aquerreta y socios de Territorios Vivos Diseño y maquetación: Elena Veguillas Ilustración: El Guisante Pensante Impresión: Imprenta y Papelería Marlys S.A. c/ Desengaño, 24 28004 Madrid Depósito legal: M-49884-2008 Impreso en papel reciclado Impreso en España – Printed in Spain


Serie Aprender del RĂ­o, vol I AĂąo 2008

El ciclo del agua


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Índice Territorios Vivos: la entidad Proyecto Ríos: el proyecto 1. Introducción 2. Nuestra protagonista: la molécula de agua 2.1. La molécula de agua 2.2. Propiedades del agua 2.2.1. Punto de evaporación, congelación y fusión 2.2.2. Capacidad termorreguladora 2.2.3. La densidad del agua y la estratificación 2.2.4. Cohesión, adhesión y acción capilar 2.2.5. La tensión superficial 2.2.6. Disolvente universal 3. El ciclo del agua 3.1. Evaporación: el paso del agua a la atmósfera 3.2. Formación de las nubes 3.3. Precipitación 3.4. Aguas continentales 3.4.1. Aguas subterráneas que corren debajo de nuestros pies 3.4.2. Ríos, lagos y demás familiares 3.4.3. Glaciares y hielos 3.5. Mares y océanos 4. Bienes y servicios ambientales 5. Las amenazas del ciclo del agua 6. El agua como bien escaso 7. Pongamos de nuestra parte

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Bibliografía consultada y otras lecturas interesantes

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El ciclo del agua

El presente monográfico ha sido elaborado por Territorios Vivos (www.territoriosvivos.org) en el marco del Proyecto Ríos (www.territoriosvivos. org/proyectorios), iniciativa de que se viene desarrollando en la Comunidad de Madrid desde el año 2007 y que tiene por objetivo implicar a la sociedad en la conservación y mantenimiento de nuestros ríos, canalizando su participación a través del voluntariado ambiental.

Territorios Vivos: la entidad Territorios Vivos es una entidad sin ánimo de lucro y de base social, nacida en el año 2004 a partir del interés de un conjunto de profesionales por la conservación del medio natural. Desde entonces, trabajamos movidos por el convencimiento de que la sostenibilidad depende del reconocimiento por parte de toda la sociedad de la importancia del buen funcionamiento de los ecosistemas naturales y de que todos y cada uno de nosotros (ya sea como individuos o como organizaciones), podemos contribuir a su conservación desde el compromiso y el trabajo conjunto. Sencillamente porque la buena salud de los ecosistemas redunda en una mayor calidad de vida, en una mejor sociedad. De un modo más conciso, desde Territorios Vivos queremos aportar nuestro grano de arena para ayudar a transformar la relación de la sociedad con el medio natural a través del reconocimiento del valor de los ecosistemas y de la importancia de su conservación y mejora, fomentando la im-

plicación y la co-responsabilidad. Esta es nuestra misión, nuestra razón de ser.

Proyecto Ríos: el proyecto La iniciativa del Proyecto Ríos surgió en Cataluña en 1997 gracias a la Asociación Hábitats. Dicha iniciativa fue creciendo y actualmente existe una red de entidades que la desarrollan en diferentes lugares de España. Estas entidades son ADEGA en Galicia, la Fundación Limne en la Demarcación Hidrográfica del Júcar, CIMA (Centro de investigación del Medio Ambiente) en Cantabria y Territorios Vivos en Madrid. El motor fundamental del Proyecto Ríos está formado sin duda por sus voluntarios, cuyo compromiso se materializa a través de la selección de un tramo de río de 500 metros de longitud, del que se van a responsabilizar realizando un seguimiento del mismo a lo largo del tiempo. Este seguimiento o Inspección de ríos consiste en medir una serie de características físicas, químicas y biológicas del tramo seleccionado al menos 2 veces al año para conocer el estado de salud del ecosistema y su evolución en el tiempo, aplicando la metodología y con ayuda de los materiales aportados por Territorios Vivos. Con todos los datos que vayan recogiendo los voluntarios sobre los ríos inspeccionados, se elabora un Informe Anual del Estado de Calidad de los ríos de la Comunidad de Madrid, de carácter informativo y propositivo, que es entregado a los

actores clave en materia de gestión de ríos para su conocimiento (Confederaciones Hidrográficas, Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Ayuntamientos, órganos de gestión de espacios naturales protegidos, ONG, etc.). Cuando el grupo de voluntarios conoce de forma exhaustiva su tramo de río y tiene detectados perfectamente los problemas que le afectan, puede implicarse de forma más activa en su conservación y proponer ideas para solucionarlos, pasando a la etapa que nosotros llamamos la Adopción de ríos y que pone en práctica iniciativas de custodia del territorio. El Proyecto Ríos es un proyecto abierto a todo tipo de público interesado en poner su granito de arena para la conservación el estado de los ríos de la Comunidad de Madrid o en el resto de las comunidades en las que se está desarrollando. Para participar en él no es necesario tener conocimientos previos en la materia; la metodología usada es sencilla y la formación necesaria se imparte de forma previa a los grupos de voluntarios para que puedan participar de forma plena en el Proyecto Ríos. ¡Todo el mundo está invitado! Para conocer más acerca de la iniciativa o participar activamente en el Proyecto Ríos, ponte en contacto con las entidades que desarrollan la iniciativa en las direcciones que recogemos en la tabla siguiente. Y no dejes de visitar las páginas web, donde encontrarás detalles sobre el Proyecto Ríos y podrás acceder a documentos e in formación de interés acerca de los ríos y su conservación.

Ámbito geográfico Entidad

Página web

Madrid

Territorios Vivos

www.territoriosvivos.org/proyectorios

Cataluña

Associació Hábitats

www.projecterius.org

Cantabria

CIMA

www.proyectorioscantabria.com

Galicia

ADEGA

www.proyectorios.org

Valencia

Fundación Limne

www.limne.org

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1. Introducción Una de las características que diferencian nuestro planeta del resto de planetas conocidos es la enorme cantidad de agua que podemos encontrar en él y por eso, se le conoce como el Planeta Azul. De hecho, más de las tres cuartas partes de la superficie de la Tierra están cubiertas por agua que, en su mayor parte, es agua de mar (97%). Además, todos sabemos que el agua es esencial para la vida de todos los seres vivos pero los ríos se contaminan más cada día, vertemos toneladas de basura al océanos todos los años, construimos urbanizaciones en las riberas de los cauces, usamos agua en casa sin pensar que es necesario el ahorro... ¿No merece todo esto una reflexión?

un río, cómo se forman las cuevas, cómo es posible que algunos bichos anden sobre la superficie del agua sin hundirse, cuál es la diferencia entre un mar y un océano o cuánto agua tenemos en nuestro organismo y para qué la usamos? Todo esto y mucho más se recoge en estas páginas para que cuando las cierres después de haberlas leído, sepas algo más sobre este líquido elemento del que tanto se habla y que tan importante es para la vida. Y para que también, si quieres, puedas contárselo a tus amigos, tus familiares, tus hijos, tus alumnos, tus compañeros de trabajo, tu pareja… Este monográfico va dedicado a todos aquellos curiosos y aprendices de todo, pero especialmente a las personas que nos han ayudado en su elaboración, a la Associació Hábitats y a los voluntarios del Proyecto Ríos que cada día, con su implicación y compromiso, hacen de esta iniciativa un proyecto común que poco a poco va transformando nuestra relación con el medio. ¡Va por ellos! Esperamos que les sirva para conocer más de cerca nuestros ríos y para seguir mejorando día a día en sus inspecciones de río.

2. Nuestra protagonista: la molécula de agua 2.1 La molécula de agua

En el presente monográfico vamos a aprender qué es exactamente el agua, cómo se comporta y cómo se mueve por el Planeta Tierra. Y también qué podemos hacer entre todos para conservarla. ¿Te has preguntado alguna vez cómo se forma

Pues para ser la protagonista de la historia, hemos de empezar diciendo que el agua parece a simple vista un poco sosa, porque es un líquido insípido, inodoro e incoloro. O sea, que no sabe a nada, no huele a nada y es transparente en estado puro. ¿Qué es lo que le hace entonces tan especial?

La fórmula química del agua es H2O, lo que quiere decir que cada molécula de agua está compuesta por un átomo de oxígeno y dos átomos de hidrógeno, que al unirse adoptan una posición que vista desde fuera, parece una V.

Estos átomos se mantienen unidos por enlaces químicos en los que comparten unas mini-partículas llamadas electrones. Los electrones están cargados negativamente. Si miramos más en detalle la molécula de agua podemos decir que, pese a que su carga neta es neutra, el átomo de oxígeno de la molécula consigue atraer más fuertemente a estos electrones compartidos, lo que le hace tender a estar cargado más negativamente (-). Por el contrario, cada uno de los átomos de hidrógeno, con menos atracción por dichos electrones, tiende a presentar una carga positiva (+). Esta forma desigual de compartir los electrones y la disposición en V del enlace hacen que el agua sea una molécula bipolar, es decir, que tenga dos polos diferenciados: uno negativo y otro positivo. La bipolaridad de la molécula de agua no es una cosa sobre la que debamos pasar deprisa y corriendo, ya que es la responsable de muchas de sus particularidades. Esta estructura da lugar a la característica más importante de la molécula de agua, que es la ca-


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2.2 Propiedades del agua

pacidad de establecer enlaces débiles entre los átomos de oxígeno de una molécula de agua, cargados negativamente, con los átomos de hidrógeno cargados positivamente de otra molécula de agua vecina, por una simple atracción de cargas opuestas. Este tipo de enlace se denomina “puente de hidrógeno”. La geometría en V de la molécula de agua que hemos visto anteriormente, hace que cada una pueda establecer un puente de hidrógeno con hasta otras 4 moléculas de agua que haya alrededor. No obstante, en estado líquido, estas moléculas se mueven libremente y como estos enlaces en realidad son débiles, los puentes de hidrógeno se hacen y deshacen constantemente dando resultado a grupos de moléculas de agua de tamaño variado y vida muy corta (¡sólo de mil millonésimas de segundos!), que se reorganizan constantemente. Por lo tanto, podemos decir que el agua no es una gran cantidad de moléculas de H2O aisladas entre sí, sino un conjunto variable de moléculas que se relacionan entre ellas mediante puentes de hidrógeno temporales.

Una vez conocidas las particularidades de la molécula de H2O y las peculiaridades de los puentes de hidrógeno, ya se pueden entender mejor algunas de las propiedades físicas del agua que la diferencian de otras sustancias que encontramos en la Tierra. Quizás podamos descubrir al fin cómo consiguen los peces vivir en un lago helado, cómo consiguen caminar unos bichos llamados zapateros sobre la superficie de un estanque o porqué flotan los cubitos de hielo en un vaso con agua.

2.2.1 Punto de evaporación, congelación y fusión El agua es la única sustancia que puede estar presente en la naturaleza en los tres estados (sólido, líquido y gaseoso) a las temperaturas naturales que se dan en la Tierra. No obstante, si no existieran los puentes de hidrógeno, el agua a temperatura ambiente sería gaseosa, como le ocurre a otras sustancias con similar peso molecular como el dióxido de carbono (CO2). Los puentes de hidrógeno son los responsables de que el agua se pueda mantener líquida en una franja de temperaturas relativamente amplia, que va de los 0ºC a los 100ºC aproximadamente. ¿Qué pasa una vez superamos estas temperaturas?

Cuando medimos la temperatura de una sustancia, en realidad lo que medimos es la velocidad con la que oscilan o se mueven de un lado a otro las moléculas que la componen. Cuando calentamos agua en un cazo, por ejemplo, lo que conseguimos es acelerar las moléculas de agua a base de aportar energía externa (calor). Si calentamos una cantidad de agua a más de 100ºC (punto de evaporación del agua), lo que hacemos es acelerar mucho el movimiento de sus moléculas, de forma que los puentes de hidrógeno entre ellas se vuelven menos estables de lo que ya son. Estas moléculas dejan de estar tan atraídas unas con otras y pueden separarse del resto, pasando a estado gaseoso. Por el contrario, cuando bajamos la temperatura, las moléculas de agua se mueven menos y los puentes de hidrógeno consiguen ser más estables. Cuando llegamos a los 0ºC las moléculas no se mueven casi, lo que aprovechan los puentes de hidrógeno para formar estructuras rígidas que mantienen atrapadas las moléculas en una red cristalina que conocemos como hielo. Cuando calentamos el hielo por encima de los 0ºC, va pasando a líquido paulatinamente, con lo que podemos decir que los 0ºC marcan el punto de fusión y de congelación del agua al mismo tiempo.

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El misterio del Microondas Calentar una sustancia significa aumentar la velocidad con la que se mueven las moléculas que la componen. Para conseguir esta aceleración, lo que hace el microondas es valerse de la propiedad bipolar de la molécula de agua: de la presencia de un polo negativo y otro positivo. Las ondas electromagnéticas que emite funcionan como si fueran un imán que atraen hacia sí las cargas de signo opuesto. De esta forma, en un momento, todas las cargas de un mismo signo se ven atraídas hacia una misma dirección, haciendo que todas las moléculas de agua se orientan de una forma determinada. Pero en cuestión de millonésimas de segundo, el campo electromagnético se invierte y la orientación de las moléculas de agua también, ya que estas cargas se ven atraídas en una dirección diferente.

Estas inversiones de la orientación del campo electromagnético suceden 2.500 millones de veces por segundo. Esto hace que las moléculas de agua se muevan girando sobre sí mismas a gran velocidad y chocando con las otras moléculas que componen la sustancia, aumentando con ello también su velocidad y la temperatura general de todo el conjunto. Y con todo esto, podemos deducir que un microondas no podrá nunca calentar una sustancia que no contenga agua en su interior. Es por eso que si metiéramos un plato vacío en el microondas, no conseguiríamos nunca calentarlo.


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2.2.2 Capacidad termorreguladora El calor específico del agua es de 1 cal/g.ºC, lo que quiere decir que es necesario aportar 1 caloría para poder aumentar 1 grado centígrado la temperatura de 1 gramo de agua. Tal y como vemos en la tabla adjunta, este valor es relativamente alto si lo comparamos con otras sustancias. Material Acero Tierra seca Granito Madera de pino Aire Hormigón

térmico y que por ejemplo, sea una de las herramientas que los animales usamos para regular nuestra temperatura corporal.

Calor específico 0,12 cal/g.ºC 0,44 cal/g.ºC 0,2 cal/g.ºC 0,6 cal/g.ºC 0,24 cal/g.ºC 0,16 cal/g.ºC

Tal y como se ha explicado en el capítulo anterior, calentar una sustancia no es más que acelerar las moléculas que la componen. ¿Por qué para el caso del agua es necesario tanto calor si lo comparamos con otras sustancias? Esta característica también es consecuencia de los puentes de hidrógeno. Pese a que son enlaces aparentemente débiles, los puentes de hidrógeno necesitan mucha energía para debilitarse. Estos enlaces son capaces por tanto de “sujetar” las moléculas de agua a pesar del aumento de calor, impidiendo así que aumenten su velocidad y por tanto la temperatura. Esto hace que la temperatura del líquido se eleve lentamente y que por un lado, tenga un calor específico muy alto y también, un punto de evaporación elevado. Esta capacidad de aguantar cambios bruscos de temperatura “exterior” sin aumentar mucho la suya, hace que el agua sea un buen regulador

acumulado. A una escala más amplia, si imaginas en la superficie terrestre y en el mar o los océanos, puedes pensar que mientras que la tierra se calienta rápidamente, el agua se mantiene a una temperatura más estable, lo que refresca el ambiente durante el verano. Sin embargo, durante el invierno, es capaz de enfriarse más lentamente que la tierra con lo que también puede aliviar el frío y modular igualmente la temperatura. ¿Te has dado cuenta alguna vez que los climas de las zonas de mar son más moderados que los de las zonas interiores?

2.2.3 La densidad del agua y la estratificación

Esta característica del agua juega un papel importante también en la regulación del clima. Si te fijas un día que estés a la orilla de un río, verás que durante el día las piedras se calientan más rápidamente que el agua. Tal y como se recoge en la tabla 1, las piedras, como el granito, tienen menos calor específico y hace falta menos energía para calentarlas que al agua. Por el contrario, durante la noche las piedras pierden más rápidamente que el agua el calor

La densidad del agua disminuye con la temperatura hasta alcanzar su máximo a los 4ºC (1 g/cm3). O sea, que eso que aprendimos en la escuela de que un litro de agua pesa exactamente un kilo sólo es cierto para el agua a 4ºC. A cualquier otra temperatura, el agua pesa un poco menos. Esto es porque a medida que el agua se va enfriando, las moléculas pierden velocidad y los puentes de hidrógeno se van fortaleciendo, haciendo que las moléculas permanezcan más unidas (más densidad). Pero si seguimos bajando la temperatura y nos aproximamos al punto de congelación, empieza a aparecer el hielo. ¿Te has preguntado alguna vez cómo es que el agua sólida flota sobre el agua líquida? Pues bien, el agua, una vez más, se comporta de forma diferente a otras moléculas ya que cuando se congela, se expande. Por debajo del punto de

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8 | El ciclo del agua en hielo mientras que el resto del agua del lago permanece a 4ºC. El hielo crece en grosor lentamente desde arriba hasta el fondo. Normalmente, no da tiempo a que se congele todo el lago antes de la llegada del verano, permitiendo así que exista vida acuática también durante el invierno.

2.2.4 Cohesión, adhesión y acción capilar

congelación, los puentes de hidrógeno son más firmes en redes cristalinas que mantienen las moléculas más alejadas unas de otras dejando huecos de aire entre ellas. Es decir, que hay menos moléculas por unidad de volumen en el hielo que en líquido y por tanto, el hielo pesa menos y flota. Y por tanto también, el mismo volumen de agua congelada ocupa más que dicho volumen en estado líquido. ¿Qué implicaciones puede tener esto para la vida en La Tierra? Pues muchas si pensamos, por ejemplo, en un lago. Cuando hace frío, la superficie del agua de cualquier lago se enfría al estar en contacto con el aire (que es capaz de variar su temperatura más rápidamente). Esto hace que su densidad aumente a medida que se acerca a los 4ºC. Esta mayor densidad hace que este agua superficial, más pesada, caiga hacia el fondo y sea remplazada por agua más caliente proveniente de zonas más profundas, en un proceso de movimiento continuo que va igualando la temperatura del agua en todo el lago hasta que toda la masa alcanza los 4ºC.

Una vez que toda el agua del lago está a 4 ºC, el agua de la superficie sigue enfriándose y comienza a tener menos densidad, con lo que se mantiene arriba del todo y no desciende enfriando el resto de la masa. Si el frío continúa, esta capa superficial de agua va tranformándose poco a poco

Al fenómeno por el cual las moléculas de agua se mantienen fuertemente atraídas entre sí se le conoce como cohesión, que es una consecuencia de la existencia de los puentes de hidrógeno. La adhesión, por otra parte, es el fenómeno por el que el agua es atraída y se mantiene adherida a otras superficies gracias a los puentes de hidrógeno que se establecen entre las moléculas de agua y otras moléculas polares también (esto es lo que permite que las cosas se mojen). Las propiedades de adhesión y cohesión le permiten al agua disfrutar de otra propiedad: la capilaridad. Gracias a ella, el agua es capaz de ascender o trepar a lo largo de un canal siempre y cuando se encuentre en contacto con ambas paredes. ¿Qué pasa si metemos un terrón de azúcar en el café? Pues que el agua del café “invade” los pequeños espacios de aire que quedan entre los minúsculos cristales de azúcar, trepando cohesionada por los huecos que van quedando entre ellos gracias a la adhesión con las paredes. ¿Habías pensado que esto es lo que permite, junto a otros mecanismos, que los nutrientes de las plantas vayan trepando desde las raíces hacia las partes más altas sin que exista un corazón que las impulse?


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¿Sabías que…?

2.2.5 La tensión superficial Los puentes de hidrógeno todavía nos guardan más sorpresas que es interesante analizar. Al ir al río, por ejemplo, seguro que te has fijado en unos bichitos llamados zapateros que consiguen andar por encima del agua. ¿Te has preguntado alguna vez cuál es su misterio? Veamos si descubrimos cuál es el mecanismo que utilizan para conseguir semejante hazaña. Como hemos visto, en estado líquido una molécula de agua se ve atraída por las moléculas de agua que la rodean (cohesión). Esta atracción tiene la misma intensidad en todas las direcciones y por tanto, es como si no se ejerciera ninguna fuerza sobre la molécula. Todas las fuerzas se anulan entre sí y la molécula puede moverse libremente por el fluido. Sin embargo, sobre las moléculas de la superficie hay una fuerza neta hacia el interior del líquido, ya que no hay moléculas que “tiren” de ellas hacia fuera y las compensen. Esto hace que la superficie tienda a comportarse como una delgada película elástica que hay que romper para entrar en el líquido. Este es el fenómeno conocido como tensión superficial.

Seguro que durantes las inspecciones de río o en algún paseo por una zona húmeda, habrás visto alguna vez unos insectos que como por arte de magia, caminan por encima de la superficie del agua. La tensión superficial es la mayor responsable de la peculiaridad de estos animales, conocidos comúnmente como zapateros (Gerris lacustris). Debido a su tamaño son demasiado ligeros como para romper dicha tensión superficial y son capaces de moverse libremente por la superficie sin hundirse. Estos animales se desplazan remando con sus largas patas centrales, mientras que las de detrás actúan como timones. Las delanteras las utilizan para coger los alimentos. Todas ellas están cubiertas por almohadillas de pelos que repelen el agua, de modo que no se empapan, con lo que su movimiento sin hundirse se hace más eficiente.

Junto con la cohesión, la tensión superficial es la responsable de que el agua se agrupe en gotas cuando está en pequeñas cantidades sobre superficies no solubles como el vidrio.

2.2.6 Disolvente universal El agua es conocida como el disolvente universal ya que, pese a que no puede disolverlo todo (piensa que si no, no podríamos nunca guardarla en ningún recipiente), sí que es capaz de disolver una gran variedad de sustancias. Pero, ¿qué es exactamente esto de la disolución? ¿Por qué se disuelve en agua la sal de mesa y no el aceite? Ahora que somos unos expertos investigadores del agua, vamos a conocer mejor este fenómeno tan importante. La capacidad de disolución le viene al agua por su naturaleza bipolar y su capacidad de verse atraída por otras sustancias igualmente polares, como por ejemplo la sal de mesa (NaCl). Esta molécula está compuesta por un átomo de cloro con carga negativa (Cl-) y otro de sodio con car-

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10 | El ciclo del agua Esto ocurre con muchas otras sustancias en la naturaleza. La capacidad de disolución del agua es fundamental por ejemplo para que los nutrientes viajen por nuestro torrente sanguíneo o para que las toxinas sean excretadas a través del sudor y la orina. O para que se den en la célula muchas de las reacciones físico-químicas necesarias para mantenernos con vida, que no podrían darse si no fuera con ayuda de la disolución.

ga positiva (Na+). Todos sabemos que las cargas opuestas se atraen y esto es lo que mantiene unidos al cloro y al sodio. ¿Qué pasa cuando echamos sal en un vaso de agua? Pues lo que ocurre es que, por el mismo fenómenos de atracción de cargas opuestas, el cloro (-) atrae al hidrógeno (+) y se rodea de muchas moléculas de agua separándose del sodio. Igualmente, el sodio (+), se ve de la misma forma atraído por el oxígeno (-), separándose del cloro y rodeándose también de moléculas de agua. La consecuencia es que el sodio y el cloro se separan y se van rodeando por moléculas de agua, es decir, se disuelven.

El aceite no se disuelve en agua porque no es una molécula polar y por tanto, no tiene átomos con los que el agua pueda establecer puentes de hidrógeno. Esto le pasa a muchas sustancias que en presencia del agua no cambian su estructura, lo que también es importantísimo para la vida en la Tierra. ¡Menos mal que las membranas celulares, compuestas de lípidos y proteínas, no se disuelven en agua! ¿Qué sería entonces de nosotros?

3. El ciclo del agua Una vez comprendida el agua como molécula o como sustancia, ahora es interesante hacer una reflexión sobre su presencia en el Planeta Tierra. Vemos que hay agua formando los mares y océanos, en los ríos y también en los picos de las montañas en forma de glaciares o nieve. Observamos que cuando llueve, el agua se cuela por la tierra que pisamos y que cuando llegamos a un sitio de mar, el aire está más húmedo y pegajoso. Pero, ¿sabemos que todos estos estados del agua están conectados a través de un ciclo? Es curioso pensar que la cantidad de agua en el planeta no ha variado nunca, es decir, que existe en la misma cantidad hoy que en el origen de los tiempos. Lo único que hace es “viajar” por la Tierra siguiendo una serie de trayectorias, variando su localización y su estado físico, a través de un sistema cerrado que denominamos ciclo hidrológico. Así, el agua se acumula en la atmósfera como consecuencia de los procesos de evaporación que tienen lugar en la superficie del mar y de los continentes. El vapor de agua de la atmósfera se enfría y se condensa formando las nubes. Debido a la fuerza de la gravedad, el agua vuelve a caer al mar o sobre los continentes, ya sea en forma de lluvia, nieve o granizo. Este agua que reciben los continentes se infiltra en el suelo formando las aguas subterráneas o se escurre por la superficie formando los ríos, que acaban devolviendo el agua al mar. A veces, el agua se almacena transitoriamente en lagos, acuíferos o se


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condensaci贸n

precipitacion

aguas continentales

evaporaci贸n

mares y oc茅anos

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12 | El ciclo del agua solidifica formando glaciares. O incluso se almacena en nosotros, que también tenemos una gran proporción de agua en nuestro organismo. Pero lo más importante de todo es entender que el agua, en forma de líquido, vapor o hielo, constituye una gran unidad en movimiento perpetuo. El estado en el que podemos hallar el agua en un lugar y en un momento determinado es un tema de gran importancia para la vida. Esto nos hace pensar que todos estos ecosistemas de los que hablamos (la atmósfera, los ríos, los mares, las nubes, los acuíferos, los lagos…) están conectados, forman parte de un todo que debemos conservar de forma integrada ya que los impactos que ocasionemos en uno de ellos, indudablemente van a repercutir en los siguientes pasos de este ciclo hidrológico.

3.1 Evaporación: el paso del agua a la atmósfera El concepto de humedad se refiere a la cantidad de vapor de agua presente en la atmósfera. Es una consecuencia directa de la evaporación de la gran cantidad de agua presente en la Tierra, que llega al aire gracias al calentamiento del sol. De este modo, los océanos y la atmósfera, lejos de ser compartimentos estancos, mantienen un intercambio fluido y muy complejo de materia y energía, importante por ejemplo para la formación de las nubes, gracias a la evaporación del agua, o para la existencia de una gran variedad de vida en las primeras capas de los océanos, debido a la transferencia de oxígeno desde el aire. Pero esta humedad presente en la atmósfera no sólo procede de las grandes masas de agua

correspondientes a océanos, mares o ríos. También existe un aporte de agua directamente desde el suelo. Tal y como veremos más adelante, el suelo es capaz de retener agua en mayor o menor medida, dependiendo de su textura y permeabilidad entre otros factores. En los periodos entre lluvias, el aire que entra en los huecos y poros del suelo, va arrastrando consigo poco a poco las moléculas de agua allí retenidas a la atmósfera. Por otro lado, el agua de lluvia es interceptada por las plantas y desde su superficie pasa por procesos de evaporación sencillos a la atmósfera. La cantidad de agua que cae y que puede ser retenida de esta forma depende del tipo de vegetación y del tipo de lluvia (intensidad, duración, época del año en que se produce…), pudiendo llegar a significar en algunos puntos de la Tierra una proporción muy importante de toda la precipitación. Igualmente, el agua pasa a la atmósfera a través de las plantas en un proceso conocido como evapotranspiración. Por un lado, con sus raíces extraen el agua contenida en las capas superiores del suelo y la incorporan a su sistema de transporte interno por capilaridad hasta las hojas, donde es liberada en forma de vapor de agua a través de los estomas (poros de di-

chas hojas). Además, las plantas metabolizan las sustancias ingeridas a través de diferentes procesos químicos, dando como resultado CO2 (dióxido de carbono) y agua, que también es liberada a la atmósfera en forma de vapor. La humedad que la atmósfera puede soportar depende en gran medida de la temperatura. En los climas fríos, el agua presente en la atmósfera será mucho menor que en las zonas del Ecuador, ya que el aire caliente es capaz de contener más vapor de agua. La máxima cantidad de agua que puede contener la atmósfera en una temperatura dada se llama punto de saturación y la humedad que realmente tiene respecto de su máximo, humedad relativa.


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3.2 Formación de las nubes Las nubes no están formadas por vapor de agua, ya que entonces no las veríamos. El vapor de agua presente en la atmósfera asciende hacia capas más elevadas enfriándose, de modo que el aire ya no es capaz de retener toda el agua que contiene (al descender la temperatura desciende el punto de saturación) y se alcanza el punto de rocío, formándose pequeñas gotitas de agua y hielo. El vapor de agua puede ser forzado a ascender al encontrarse una montaña. Para sortear el obstáculo, se eleva, se enfría y se condensa. Igualmente, una corriente de aire también puede elevarse cuando una masa de aire caliente tropieza con una masa de aire frío y la más cálida (menos densa) se desliza por encima ascendiendo a niveles superiores. Por último, el aire también puede elevarse por sí mismo al calentarse por ejemplo en los días calurosos de verano debido al calor desprendido por la tierra y el irradiado por el Sol, por lo que se vuelve menos denso que el que le rodea y asciende. No obstante, para que verdaderamente se formen las nubes, es necesario que estas gotas minúsculas de agua se agrupen alrededor de pequeñas partículas sólidas, comúnmente llamadas núcleos de condensación: Estos núcleos de condensación no proceden únicamente de los océanos, ya que la atmósfera está recargada de partículas de polvo de naturaleza variada que pueden también actuar como núcleos de condensación. La forma de las nubes y su textura varían en función del calor que las impulse, la composición atmosférica y el viento que las empuje determinando su altura. En el siguiente dibujo se recogen la tipología de nubes más frecuentes:

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14 | El ciclo del agua ¿Sabías que…? Muchas de las actividades humanas producen gases contaminantes, entre los que se encuentran los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre. Estos compuestos reaccionan al contacto con el aire y producen unas pequeñas gotitas de agua en las nubes compuestas de ácidos sulfúrico y nítrico. La lluvia que producen estas nubes que contienen pequeñas partículas de ácido se conoce con el nombre de lluvia ácida.

3.3 Precipitación Tanto la lluvia, como la nieve, el aguanieve o el granizo se refieren al mismo fenómeno: la precipitación. Las gotas de agua de las nubes se encuentran sometidas a corrientes ascendentes y otro tipo de fuerzas, que las mantienen en constante movimiento. Al chocar unas con otras, se van agrupando y creciendo de tamaño, hasta que su peso supera las fuerzas ascendentes que las mantienen en suspensión y caen hacia la tierra en forma de lluvia. En el caso de que estas gotas atraviesen en su descenso capas frías en las que la temperatura sea menor al punto de congelación, llegarán a la superficie terrestre en forma de aguanieve.

La nieve se produce cuando se forman en las nubes cristales de hielo a consecuencia del frío, que al caer, van arrastrando gotitas de agua presentes en la atmósfera. Estas gotas, al entrar en contacto con el hielo se enfrían también y se suman a la estructura cristalina. Además, estos cristales cuajan juntos fácilmente, formando los conocidos copos de nieve. No obstante, para que la nieve llegue de forma sólida al suelo, es necesario que todas las capas de aire que van atravesando en su descenso tengan una temperatura inferior al punto de congelación. De otro modo, se derretirían en el camino y nos llegaría en forma de lluvia.

Es fácil pensar que la lluvia ácida trae efectos nocivos sobre la naturaleza, afectando a la flora y la fauna de la Tierra, entre los que está incluido el hombre. Así, la acidificación del agua supone por ejemplo la afección a las puestas de ciertas especies, creando malformaciones en su descendencia e impidiendo por tanto la viabilidad de sus poblaciones. Igualmente, los caracoles acuáticos se ven muy afectados ya que la acidificación del agua disuelve el carbonato, que es el principal componente de sus conchas sin las cuales no pueden vivir. Por otro lado, por ejemplo, el zooplancton es muy sensible a las variaciones de pH, descendiendo sus poblaciones y por tanto, afectando a los animales que lo utilizan como fuente principal de alimento. Estos son sólo algunos ejemplos de las consecuencias de la lluvia ácida sobre los ecosistemas.


El ciclo del agua

Muchas veces, las masas de aire húmedo son sometidas a fuertes corrientes ascendentes que las elevan en poco tiempo y las enfrían muy rápidamente, dando lugar a que las gotas de agua se transformen en partículas de hielo. Estas partículas van acumulando capas de más hielo unas encima de otras, hasta que su peso es suficientemente elevado incluso como para vencer las fuertes corrientes ascendentes y caen en forma de granizo.

3.4 Aguas continentales 3.4.1 Aguas subterráneas que corren debajo de nuestros pies Ya hemos visto que el agua de lluvia puede ser interceptada por la vegetación para pasar a la atmósfera por simple evaporación o a través de un proceso más complejo llamado evapotranspiración. Pero parte de la lluvia que llega a la superficie terrestre alcanza el suelo, formando acuíferos o discurriendo de forma superficial hasta el mar. Muchos tipos de suelos pueden absorber agua procedente de la lluvia a través de un proceso conocido como infiltración. Para ello, el agua aprovecha los huecos entre las partículas de suelo y todos los pasadizos naturales existentes, como pueden ser las grandes fisuras, grietas o cárcavas producidas por la sequedad, excavaciones de lombrices y otros animales o las cavidades resultantes de la putrefacción de las raíces de las plantas. Cuanto más poroso y permeable sea un suelo, más capacidad de infiltración tendrá.

En la capa más superficial del suelo encontramos lo que se conoce como zona del agua de infiltración, que es de donde toman el agua la mayoría de las plantas. El agua contenida en esta zona procede de la infiltración del agua de lluvia y parte de ella es transferida a la atmósfera por evaporación directa o a través de la evapotranspiración. Más abajo está la zona intermedia, a la que llega el agua sobrante por efecto de la gravedad, que tiene una profundidad suficientemente grande como para que ya no lleguen las raíces de las plantas. Debajo de esta capa, encontramos la zona de saturación, que la constituye la franja de terreno en la que todas las cavidades están cubiertas de agua. Es lo que se conoce como acuífero y su límite superior es lo que se conoce como nivel freático.

El agua de los acuíferos no permanece en el subsuelo retenida de por vida, sino que es capaz de moverse y emanar a la superficie en determinados puntos. La velocidad de movimiento irá en función de la permeabilidad del terreno, pudiendo ser tremendamente lento o rápido, como es el caso de los acuíferos que se desarrollan sobre roca caliza. En estos casos, el agua es capaz de ir disolviendo el contenido en carbonatos de este tipo de roca para ir generando pasadizos, cuevas y canales subterráneos por los que el agua se mueve con rapidez. De hecho, el río más importante de la Comunidad de Madrid, el Tajo, tiene su nacimiento en el afloramiento de un acuífero en una zona caliza conocida como Fuente de García (Sierra del Albarracín, Teruel). La orografía juega un papel importante ya que, cuando el nivel freático es cortado por una línea terrestre, el agua del subsuelo es capaz de emerger y aportar agua a ríos, humedales, lagos, manantiales, etc., formando así parte activa del ciclo hidrológico.

3.4.2 Ríos, lagos y demás familiares Cuando el suelo no es capaz de absorber toda el agua de lluvia que le llega, el excedente fluye sobre la superficie terrestre siguiendo la pendiente. A medida que va desplazándose, todo este flujo disperso se va agrupando en arroyos y después en ríos, los cuales conducen esta escorrentía hacia el mar. El conjunto de cursos de agua que circulan vertiente abajo desde el punto donde empezaron a fluir sobre la

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16 | El ciclo del agua superficie terrestre, se conoce como sistema de drenaje. A su vez, la porción de territorio drenada por cada sistema de drenaje se denomina cuenca hidrográfica, y se separa de las demás cuencas vecinas por la línea de cumbres entre ellas (también conocidas como divisorias de aguas).

manente o temporal por aguas poco profundas (o sea, cualquier humedal), también son fuente inagotable de recursos y biodiversidad. El caudal del río depende de las condiciones climáticas, que determinan el régimen de precipitaciones, y de la escorrentía, que determina la cantidad de agua que llega al cauce. Normalmente, el agua de un río no se mantiene constante de forma natural a lo largo del año sino que sufre fuertes variaciones estacionales, lo que hace que se pueda hablar en términos generales de dos niveles de caudal: el nivel de estiaje y el nivel de

crecidas. Esto se ve muy claramente en los ríos de la vertiente mediterránea de la Península Ibérica, que tienen un marcado estiaje y que llegan incluso a secarse en la épocas entre lluvias para alcanzar su máximo caudal de nuevo en otoño. Los ríos de la meseta o de la vertiente atlántica no son tan estacionales, pero también tienen regimenes marcados que alcanzan su mínimo en verano y su máximo en invierno. ¿De qué se alimentan los ríos que no se secan durante el verano? Pues aquí es donde juegan un papel fundamental las aguas subterráneas. Los

¿Sabías que…?

Pero el sistema de drenaje no es una simple red de canales por los que el agua discurre de un punto a otro favorecida por la pendiente. Este sistema es un ecosistema vivo en el que el agua, los cauces por los que discurre y los seres vivos que habitan en ellos mantienen una relación mutua de suma importancia para su buen estado de conservación. Por los ríos no sólo circula agua, sino que se arrastran partículas de diferente tamaño, de origen orgánico o mineral, y que tiene especial importancia para la fauna y la flora pues constituyen su fuente de alimento o determinan factores tan importantes como la turbidez del agua o la composición del lecho del río. Los embalses, los lagos, las charcas, las lagunas, las marismas o cualquier área cubierta de forma per-

Tendemos a pensar que en el río todo fluye aguas abajo arrastrado por la corriente, pero no siempre es así. Algunos salmones tienen un comportamiento muy particular. Mientras que su zona de alimentación está en el mar, realizan su puesta (freza) siempre en zonas de aguas dulces rápidas con fondos de gravas o cantos rodados. Esto les obliga a realizar largos viajes en grupo contracorriente hasta las zonas altas de los ríos, consumiendo todas sus energías debido al esfuerzo necesario y a que no son capaces de alimentarse en agua dulce. En este viaje, tiene especial importancia la presencia de presas u otras infraestructuras hidráulicas a lo largo del río, que frenan el remonte de estas especies y que impiden su reproducción, poniendo en grave peligro su viabilidad. Las poblaciones de trucha de nuestros ríos también pertenecen a la familia de los salmónidos y pese a que no se alimenta en el mar, sí que realizan viajes contracorriente a frezar en las zonas más altas y limpias de los cauces dos veces todos los años (primavera y finales de otoño), con lo que también es una especie que depende de la posibilidad de remontar el cauce para su supervivencia


El ciclo del agua

¿Sabías que…? Las avenidas son fundamentales para las dinámicas ecológicas de los ríos. Por ejemplo, ayudan a regular y renovar ciertas poblaciones de fauna y flora, genera una diversidad de hábitats que aumentan la biodiversidad, contribuyen a la distribución de nutrientes y alimentos por toda la cuenca, arrastran materiales sólidos, producen cambios de trazado… Es por tanto un fenómeno natural que no supone un riesgo para el ecosistema en general, sino para el hombre en particular. Los daños que ocasionan las avenidas no están tan relacionados con la magnitud de las mismas, sino con los tipos de ocupaciones que haya en los terrenos adyacentes que se inundan (campos agrícolas, polígonos industriales, poblaciones, infraestructuras viarias…). El río está vivo y antes de intentar dominar su naturaleza con infraestructuras, canalizaciones, embalses, etc., sería más lógico que para controlar este fenómeno cuidáramos la vegetación de la cuenca y las características del suelo, evitando ocupar los márgenes de inundación naturales, con el fin de evitar los episodios desagradables que acarrean estas variaciones naturales del caudal. Es decir, haciendo una buena planificación territorial.

acuíferos no dependen tan a corto plazo de las precipitaciones y se comportan como reservorios de agua durante las épocas secas, aportando agua a los cauces a través de sus afloramientos. Las aguas subterráneas tienen mucha importancia para el mantenimiento de los humedales, ya que los acuíferos y estos ecosistemas mantienen relaciones muy complejas fundamentales para su existencia. Cuanto más explotado está un acuífero, más profundo será su nivel freático y por tanto, menos afloramientos habrá en el terreno, lo que ocasionará que aquellos humedales que dependen de los mismos para mantener su viabilidad se vean altamente afectados Cuando el caudal de un río crece mucho debido a fuertes tormentas o aguaceros e inunda los terrenos adyacentes, decimos que estamos ante una avenida. En estos casos, llueve demasiado para que toda el agua sea absorbida por el suelo o la vegetación, aumentando la escorrentía y el aporte a los cauces en muy poco tiempo. La avenida será mayor o menor entonces dependiendo de la capacidad de acumular agua que tenga la cuenca. Si la cuenca está formada por terrenos con vegetación, gran parte del agua quedará retenida en el camino. Sin embargo, si atraviesa terrenos desnudos, el agua llegará con mayor facilidad a los ríos y arrastrará además gran cantidad de sólidos (tierra, lodo, restos vegetales…) que crean muchos daños en las zonas de depósito.

3.4.3 Glaciares y hielos Parte del agua que cae sobre la superficie terrestre es retenida por un periodo de tiempo variable en forma de hielo o nieve.

Un glaciar es una acumulación natural de hielo situada en tierra firme donde la precipitación anual de nieve supera la cantidad que se funde y evapora en el verano, acumulándose año a año y transformándose en hielo paulatinamente. Los más grandes y conocidos son los casquetes polares, ubicados en Groenlandia (en las proximidades del Polo Norte) y la Antártida (justamente en el Polo Sur). Ambos están formados por grandes plataformas de hielo que pueden alcanzar los miles de metros de espesor en algunos puntos. Así, el casquete polar de Groenlandia tiene una superficie de 1.740.000 km2 aproximadamente. El casquete polar de la Antártida es mucho mayor e incluso se extiende sobre el mar formando grandes plataformas de hielo flotante, alcanzando en conjunto los 13 millones de Km2 aproximadamente. Existen algunos glaciares más pequeños en Islandia, por ejemplo, o en la cima de las montañas más altas en las que las temperaturas se mantienen bajo cero durante prácticamente todo el año (en los Alpes por ejemplo). También encontramos agua acumulada en forma de hielo en los iceberg, que no son más que grandes masas de hielo continental procedentes de los glaciares. El agua del mar también es capaz de congelarse directamente debido a las bajas temperaturas, dando lugar a grandes plataformas de hielo marino. Por ejemplo, el Océano Ártico tiene una gran cantidad de hielo marino flotando sobre su superficie, especialmente durante el invierno, que por ejemplo, es de especial importancia para la supervivencia de los osos polares y algunas especies de focas y pingüinos.

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18 | El ciclo del agua

¿Por qué los ríos son de agua dulce y los mares y océanos de agua salada? La atmósfera primitiva estaba formada por una gran multitud de gases de diferentes naturaleza orignados por las emanaciones de la Tierra en formación, entre los que se incluía el vapor de agua. En aquellos tiempos, la temperatura era elevadísima y a medida que fue desecendiendo, los gases empezaron a cambiar su composición y a precipitar en forma de sales, al igual que el vapor de agua fue condensándose y generando la lluvia que dio lugar a los primeros mares. Esta lluvia al caer arrastró consigo todos estas sales precipitadas dando origen a la naturaleza salada de los mares y océanos. Hoy, en la actualidad, las sales siguen llegando a los mares y océanos. El agua de los ríos, aunque decimos que es dulce, arrastra a su paso por la cuenca una cierta cantidad determinada de sales procedentes de la disolución de los materiales por los que discurre, llevándolas hasta el mar. A lo largo del ciclo hidrológico, cuando la radiación solar evapora el agua para la formación de las nubes, muchas de estas sales no se ven arrastradas, permaneciendo por tanto en el mar u océano para ser utilizadas por la vida marina o precipitar en el fondo de forma sólida. Por otra parte, también tenemos que pensar que el tiempo de residencia (tiempo medio que permanece una molécula de agua en un determinado reservorio) en los mares es de unos 36.000 años y en los ríos de 13 días. Esto favorece la concentración de sales en los primeros, ya que los ríos tienen menos tiempo para disolver las rocas por las que pasan.

Los glaciares son ecosistemas dinámicos que se mueven a favor de la pendiente. La precipitación en forma de nieve supone una entrada continua de hielo en las zonas de acumulación, que va “viajando” hacia las cotas más bajas para ir fundiéndose o evaporándose y continuar así circulando a través del ciclo hidrológico. Su papel ecológico es muy importante para todos los seres vivos en la Tierra ya que están conectados con otras partes del sistema y juegan un importante papel en la regulación de las temperaturas terrestres, el nivel de los océanos y la cantidad de reservas de agua dulce en el planeta, entre otros.

3.5 Mares y océanos Hasta el año 2000, solamente había 4 océanos reconocidos en el mundo: el Pacífico, el Atlántico, el Ártico y el Índico. Sin embargo, en la primavera de ese mismo año la Organización Hidrográfica Internacional delimitó un nuevo océano: el Antártico. En cuanto a los mares en general, se diferencian de los océanos en que son mucho más numerosos y pequeños y suelen estar rodeados por tierra en buena parte de su perímetro. Todos los mares y océanos juntos suponen el 97% del total del agua en la Tierra, que está en constante movimiento e intercambio entre unos y otros. Esto nos da una idea de la importancia de los mares en el ciclo hidrológico, más allá de ser receptores pasivos del agua que llega procedente de los ríos. Por ejemplo, la parte más importante de la precipitación tiene lugar, sin duda, sobre los mares y océanos, debido básicamente a la gran superficie que ocupan respecto a las

tierras emergidas. Del mismo modo, gran parte de las nubes que se generan el la Tierra proceden de la evaporación del agua de la superficie de los mares y los océanos como consecuencia de la radiación solar. Pero los mares y océanos tienen muchas más funciones ecológicas que son fundamentales para el planeta Tierra. Por un lado, albergan una enorme biodiversidad, en forma de plantas y animales que viven en sus aguas y en los numerosos ecosistemas que encierran (fondos abisales, costas, acantilados, corales, arenas, playas…). Además, los mares y océanos cumplen una función reguladora de las temperaturas y el clima de la Tierra, tal y como hemos visto en capítulos anteriores. Absorben la energía procedente de la radiación solar y la almacenan en forma de calor, calentándose y enfriándose de forma mucho menos rápida que la tierra y modulando así las temperaturas de las zonas costeras. Pero además, el movimiento constante de las corrientes marinas distribuye esta energía calorífica alrededor del planeta, regulando también así el clima a escala global. Otra función importante es que los mares y océanos actúan como sumideros de carbono. Este carbono puede acabar precipitándose en forma de carbonato cálcico en los fondos marinos pero es la vida marina la que es de vital importancia en esta fijación. Son estos organismos, tanto vegetales como animales , los que incorporan y procesan este carbono procedente de la atmósfera (para la creación de conchas, la formación de coral, para la fotosíntesis, en su metabolismo…). Ahora podemos decir que, a parte de la selva del Amazonas, conocemos un enorme e importantísimo pulmón del mundo.


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4. Bienes y servicios ambientales Una vez visto el ciclo del agua como un todo, podemos pensar qué nos aporta conservar una buena salud de los ecosistemas acuáticos a nivel global. Lo primero que nos viene a la cabeza es pensar en el agua como un recurso para beber y una fuente de alimento. Pero el agua, o mejor dicho, los ecosistemas acuáticos, nos proporcionan muchos más servicios en los que no pensamos generalmente y que sin embargo, son tan necesarios para nosotros como el beber y el comer. ¿Sabías que…? Los materiales sólidos que llegan a océanos y mares se denomina basura marina y lejos de ser una cantidad pequeña de residuos molestos en algunas playas, se ha convertido en un problema a gran escala. Los plásticos y los materiales sintéticos, son los residuos más frecuentes en este tipo de basura y según un informe de Greenpeace (2007), son los causantes de la mayor parte de los problemas que sufren los animales y aves marinas. Los plásticos son materiales muy estables y resistentes que no se degradan ni se procesan según mecanismos biológicos naturales, por lo que permanecen en la naturaleza por mucho tiempo. Una vez en el mar u océano, los animales quedan enredados o los confunden con presas y los ingieren, causando graves daños y un gran número de muertes. Además, cuando los plásticos llegan al mar se erosionan y fragmentan en trozos cada vez más pequeños hasta quedar reducidos a fragmentos minúsculos del tamaño de un grano de arena, que según el informe de Greenpeace, puede que estén causando daños al medio marino, por ejemplo, al ser ingeridas por pequeñas criaturas marinas. Es verdad que se deben tomar medidas desde los gobiernos y las instituciones internacionales pero ¡siempre hay algo que hacer a nivel individual! ¿Y si empezamos a reducir las bolsas de plástico que utilizamos con medidas sencillas? Por ejemplo, llevando nuestras propias bolsas de tela cuando hagamos la compra en el supermercado o reutilizando las que tenemos en casa.

Antes de nada, hagamos un alto en el camino. ¿Qué es un bien o servicio ambiental? Pues son aquellos que los ecosistemas brindan a la sociedad y que inciden directa o indirectamente en la protección y mejora, tanto del ambiente como de la calidad de vida de los seres humanos. Pese a que son de una gran diversidad y tipología, de forma esquemática pueden clasificarse en: • Servicios esenciales: son los servicios de los ecosistemas que son necesarios para la producción de todos los demás servicios de los ecosistemas. En el caso del agua, podríamos decir por ejemplo que juega un papel importante en la formación del suelo, así como en el ciclo de muchos de los nutrientes fundamentales, haciendo posibles las reacciones químicas necesarias o transportando dichos nutrientes de un punto a otro. Igualmente, el agua es el medio en el que viven y se reproducen o alimentan gran cantidad de especies animales y vegetales. • Servicios de provisión: son los productos que se obtienen de los ecosistemas. Gracias a la

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20 | El ciclo del agua existencia de ríos y mares, los humanos pueden obtener peces para comer y encontramos en los humedales importantes reservorios de agua de los que beber o regar. Igualmente, gracias a los avances científicos, se han descubierto en el mar sustancias muy importantes para la fabricación de medicinas contra las enfermedades que afectan a muchos seres humanos. O si lo pensamos, todos hemos cogido conchas en la orilla en alguna ocasión para hacer un collar o decorar un objeto. • Servicios de regulación: son los beneficios relacionados con la regulación de los procesos de los ecosistemas. Este es el caso del agua (los mares sobre todo) como elemento regulador del clima que veíamos anteriormente en este documento, o el protagonismo del mar en la formación de nubes, y por tanto de la lluvia. Además, los mares juegan un papel importante en la regulación del cambio climático por ser capaces de retener y liberar grandes cantidades de carbono. • Servicios culturales: son los beneficios inmateriales que las personas obtienen de los ecosistemas a través del enriquecimiento espiritual, el desarrollo cognitivo, la reflexión, el recreo y las experiencias estéticas. Normalmente encontramos valores estéticos en paisajes relacionados con el agua (mares, ríos, cascadas, lagos, etc.). Estos ecosistemas, además, brindan unas oportunidades educativas muy interesantes, como es el caso del Proyecto Ríos. También, son lugares apropiados para el ocio o el recreo (descenso de rápidos, paseos en barca, natación, buceo, etc.) y en muchas religiones, hay un fuerte vínculo entre sus creencias y el agua. Las variaciones en la calidad de los ecosistemas acuáticos pueden suponer una alteración significativa de todos estos bienes y servicios que

generan. A su vez, ello repercutiría directamente tanto en nuestra calidad de vida como en la de las especies que habitan con nosotros en la Tierra. Se hace forzoso por tanto, conservar esa calidad ecológica de los ecosistemas de los que dependemos los seres vivos y para ello, es necesario hacer una gestión integrada que tenga en cuenta todos esos flujos que esconde el ciclo hidrológico y que mantienen conectados unos compartimentos con otros. Es necesario destacar que los ecosistemas sanos son capaces de generar enormes beneficios económicos, algunos de ellos fácilmente cuantificables en términos de mercado (por ejemplo, rentas asociadas al turismo de aventura en los ríos o los recursos piscícolas). Otros muchos son

complicados de valorar utilizando los parámetros de la economía convencional. De todos modos, se puede asumir que variaciones en el estado de conservación de los ecosistemas acuáticos pueden suponer una alteración significativa en los servicios que generan y por ende, llevar asociados una pérdida económica. Cuando contaminamos un acuífero, ¿estamos teniendo en cuenta cuánto nos costará almacenar y purificar ese volumen de agua para el consumo humano que ahora almacena y purifica el acuífero? El impacto económico que supone la degradación de los ecosistemas no es tenido en cuenta en los mercados financieros ni en los indicadores convencionales de nuestro bienestar y por eso, tienen muy poco peso específico en la toma de decisiones políticas que les afectan.


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5. Las amenazas del ciclo del agua Sería muy difícil resumir en este documento cuáles son todos los impactos que afectan hoy en día al ciclo del agua. Debido a su complejidad y a las complicadas relaciones que guardan unos componentes con otros, las cadenas de consecuencias serían enormes y costosas de cuantificar, sobre todo a medida que bajamos de escala. Pero esa es precisamente la idea que debe quedarnos: que todos estos componentes del ciclo que hemos estado viendo se conectan unos con otros y que la conservación de unos depende de la buena conservación de los otros. Esto quiere decir que es necesario hacer una buena gestión integrada en la que todos los elementos del ciclo hidrológico y sus flujos sean tenidos en cuenta a la vez, ya que si no cuidamos nuestros acuíferos, difícilmente podremos mantener nuestros ríos sanos y a su vez nuestros mares y los casquetes polares y...

Un buen ejercicio de reflexión es imaginar, con todo lo que ya hemos visto del ciclo del agua, algunas cadenas de impactos que se dan en nuestros días. Por ejemplo, imaginemos como punto de partida la construcción de una presa para consumo humano, agrícola e industrial. Esta presa alterará los regimenes de caudal del río aguas abajo, regulando las crecidas y reteniendo el transporte de sedimentos y nutrientes. A lo largo del curso del río, las comunidades animales y vegetales se verán afectadas por esta disminución del caudal o su extrema regulación, afectando a las llanuras de inundación y la vegetación de ribera. Además, también impedirá las rutas migratorias de ciertas especies como el salmón o la trucha, que no podrán remontar las aguas para reproducirse a las zonas altas del río. Igualmente, el menor caudal del río ocasionado por la presa y la atenuación de las avenidas naturales ocasionará una pérdida de la capacidad de transporte de los sedimentos en el cauce. Estos se acumularán antes de llegar al mar, lo que afectará a los ecosistemas de la desembocadura y sus comunidades de peces, que los necesitan para vivir. También afectará por ejemplo a los deltas, que ya no recibirán el aporte de sedimentos necesarios para asegurar su viabilidad y su buen estado de conservación. Igualmente, la sobreexplotación de los acuíferos para el consumo humano o la agricultura hará que descienda el nivel freático de los mismos, variando el aporte

¿Sabías que…? Las Tablas de Daimiel: El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel está formado por una laguna fluvial originada por la confluencia de los ríos Guadiana y Cigüela, pero que tiene también importantes aportes de agua subterránea procedentes de la descarga del acuífero 23. Como consecuencia de la implantación progresiva de regadío en la zona desde los años 70, este acuífero lleva oficialmente declarado como “sobreexplotado” desde el año 1994. Esto origina, entre otras cosas, que la superficie inundable sufra fuertes variaciones, habiendo épocas del año en las que apenas hay agua en un 1% del Parque Nacional. Esto, lógicamente pone en peligro todo el patrimonio natural de este enclave, habiéndose incluso pedido su desclasificación como espacio protegido por parte de algunos sectores de la sociedad.

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22 | El ciclo del agua de agua a determinados humedales, ocasionando en el largo plazo su desecación y la pérdida de biodiversidad asociada. En casos en los que los acuíferos estén además próximos a zonas de costa, ocurrirán fenómenos de intrusión salina, que dan lugar a la salinización del agua subterránea como consecuencia de la entrada de agua de mar hacia el acuífero arrastrado por la presión que ejercen los puntos de extracción. Esta intrusión afectará a la calidad del acuífero y por tanto, reducirá las fuentes de agua potable para la población, con lo que habrá que construir más infraestructuras hidráulicas. La extensión de la agricultura para el regadío hará que se reduzca la superficie vegetal natural del terreno, incidiendo sobre la capacidad de retención de agua de las cuencas hidrográficas y reduciendo espacios para el refugio y alimento de la fauna. La capacidad del terreno de infiltrar y retener agua es fundamental para la recarga de los acuíferos y para controlar también los caudales de los ríos y las avenidas así como su contenido en tierras y lodos. Por otro lado, el calentamiento global o cambio climático es la causa directa al derretimiento ace-

lerado del hielo en la Tierra. Según un informe de la organización Greenpeace de diciembre de 2003, entre los riesgos asociados al deshielo cabría destacar el cambio en las corrientes marinas frías que endurecería el clima de ciertas partes de Europa, el aumento significativo del nivel del mar (que daría lugar a migraciones de millones de seres humanos por inundación de muchas ciudades y pueblos), el aumento de las precipitaciones en la zonas del norte de Europa, desaparecerían ecosistemas fundamentales para la supervivencia de osos polares o focas marinas y por supuesto, se reducirían fuentes de agua dulce de las que dependen muchas poblaciones del planeta.

Además, el derretimiento de los polos por causa del cambio climático se convertiría en un pez que se muerde la cola. El hielo juega un importante papel en la regulación del clima, ya que es capaz de reflejar parte de la radiación solar de vuelta al espacio evitando parte del calentamiento terrestre. Además, a medida que se derriten las acumulaciones de hielo de la Tierra el carbón atrapado en los suelos es liberado hacia la atmósfera en forma de metano, que es un potente gas que potencia el efecto invenadero. Por tanto, el metano liberado hacia la atmósfera genera más calentamiento global lo que, en consecuencia, derrite más cantidad de suelos congelados


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6. El agua como bien escaso Actualmente, más de mil millones de personas carecen de acceso a agua potable y más del doble (dos de cada cinco personas en la Tierra) no cuenta con servicios higiénicos adecuados para eliminar sus residuos. Así, el acceso a agua potable, o más bien, la falta del mismo, se ha convertido hoy en día en uno de los principales retos a nivel mundial en el ámbito de los derechos humanos más fundamentales. Un problema que no sólo tiene efectos devastadores sobre la salud de muchas poblaciones, sino que también dificulta el acceso a educación y el desarrollo de muchas personas: la falta de agua potable refuerza el círculo vicioso de enfermedad y pobreza. ¿Sabías que la cifra de muertes por diarrea en 2004 debidas al consumo de agua contaminada fue seis veces superior a la media anual de muertes por conflictos armados desde 1990? (UNEP, 2006).

Siguiendo con la idea del recuadro, de los 3.800 km3 de agua consumidos cada año en todo el mundo, sería interesante preguntarnos ¿qué porcentaje representa el volumen de “agua-vida” sobre el total? Pues bien, partiendo de que la ONU establece una dotación elemental de unos 30-40 litros por habitante y día, los volúmenes “de agua-vida” necesarios a escala global se sitúan entre el 1% y el 2% de los caudales usados en todo el mundo. Muy poco, ¿no crees? Esto, además, supone un porcentaje mínimo en comparación al volumen de agua que efectivamente se destina a otros usos como la agricultura (que supone el 70%). Esto nos hace pensar entonces que el hecho de que haya un enorme porcentaje de la población mundial que no tiene acceso al agua potable, no tiene tanto que ver con la escasez de recursos hídricos o el acceso a tecnología específica, que existe y está disponible, sino más bien con la falta de voluntad política para resolverlo, y no solo a nivel internacional, sino también a nivel nacional y local.

Fuente: Adaptado de “Human Development Report 2006”, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (UNEP)

¿Sabías qué…? La Fundación Nueva Cultura del Agua, establece diferentes tipos de agua: Agua-vida: la necesaria para la supervivencia tanto de seres humanos como de todos los seres que dependen de ella Agua-ciudadanía: El agua destinada a tener mejor calidad de vida (electrodomésticos, jardines, etc.) Agua-negocio: El agua destinada a fines productivos Agua-delito: El uso ilegítimo del agua (sobreexplotación, contaminación, etc.)

¿Sabías que en Etiopía el presupuesto militar es 10 veces el presupuesto destinado a la mejora de las infraestructuras de agua y saneamiento? (UNEP, 2006) ¿O que a nivel mundial, son precisamente las familias más pobres quienes están pagando mayores precios por el agua que consumen, al no poder acceder a los servicios públicos? (Ibid) Tal y como defiende la Declaración Europea por una Nueva Cultura del Agua, tenemos que superar el clásico e insostenible enfoque de que el agua es solo un recurso productivo (potenciado durante décadas por las administraciones públicas), reconociendo y valorando adecuadamente todas las dimensiones que tienen los ecosistemas acuáticos. Esto exige que adoptemos una adecuada escala de valores y que, por encima

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24 | El ciclo del agua de todo, se priorice el uso del agua necesario para la supervivencia de los seres humanos y de los ecosistemas, lo que hemos llamado el aguavida, y en cualquier caso, deben perseguirse y castigarse los usos ilegítimos (agua-delito), que atentan contra el resto. Ya hemos visto que el agua cumple funciones muy diversas y que van mucho más lejos de servir únicamente para regar cultivos, generar energía eléctrica y satisfacer las demandas de los hogares y centros turísticos. Aunque suene manido, el agua es, sencillamente, fuente de vida. En España el consumo anual de agua se acerca a los 40 Km3 –¡el mismo volumen que el de 16 millones de piscinas olímpicas!–, donde la agricultura, con un 75% del total, destaca como el principal consumidor del agua extraída. Esto es debido a la gran superficie que se cultiva en regadío, y a este respecto es sorprendente que el riego por inundación o gravedad, precisamente el menos eficiente, siga siendo el método más utilizado en nuestros campos. El agua destinada a la industria, los servicios y los hogares representa menos de una cuarta parte del consumo global (INE,2006), pero no es poco. ¿Sabías que España, con una media de más de 170 litros por persona y día, es el país europeo que más agua consume en el ámbito doméstico? Si no nos quedamos únicamente en contabilizar el agua consumida directamente, sino que atendemos al agua “contenida” en los diferentes productos y alimentos habituales, es decir, al agua verdaderamente utilizada en todo su proceso de producción, llegamos a un concepto muy interesante: “agua virtual”, que nos permite medir más adecuadamente el impacto de nuestro consumo sobre los recursos hídricos. Quizá te sorprenda saber cuál es el volumen de “agua virtual” contenida en algunos bienes de consumo general:

Cantidades de agua (litros) para producir… Una botella de cerveza (250 ml)

75

Un vaso de leche (200 ml)

200

Un vaso de vino (125 ml)

120

Una rebanada de pan (30 gr) Una hamburguesa (150 gr)

40 2.400

Un kg de carne de vaca (industrial)

15.500

Un kg de carne de pollo (industrial)

6.000

Un kg de cereales

1.500

Un kg de maíz

900

Un kg de naranjas

500

Una manzana Una camiseta de algodón (500 gr) Unos vaqueros Una hoja de papel A-4 (80 gr/m2) Un par de zapatos (piel de vaca)

70 4.100 10.850 10 8.000

El agua virtual es un concepto esencial para calcular el consumo de agua total de un colectivo de población, como puede ser un país, y que viene representado por su huella hídrica, es decir, el total de agua virtual consumida por dicho colectivo en un periodo concreto, y es un indicador muy útil para conocer el impacto de la demanda de agua de un país respecto a los recursos hídricos del planeta. Para el cálculo de la huella hídrica de un país no podemos atender únicamente al agua virtual contenida en los productos y alimentos

producidos domésticamente, es decir, a nivel nacional, sino que tenemos que tener en cuenta también las exportaciones e importaciones . Como estamos inmersos en un sistema de comercio internacional, es muy posible que estemos consumiendo bienes producidos por ejemplo en Suecia, y por tanto, elaborados con los recursos hídricos de aquel país, mientras que nosotros también “exportaremos”, por ejemplo, agua contenida en naranjas valencianas y enviadas al mercado europeo. En la huella hídrica, influye también lo eficiente que sea la cadena de pasos desde la producción


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efectiva de un bien hasta que llega a nuestras manos: si por ejemplo hay pérdidas de alimentos durante su almacenamiento o su transporte, estas pérdidas suponen un gasto inútil del agua virtual utilizada en su producción. Así, hay menos pérdidas en la cadena de producciónconsumo, menos agua será necesaria para satisfacer una misma demanda y por tanto, menor huella hídrica. ¿Cuáles son los países con mayores huellas hídricas? En primer lugar se sitúa Estados Unidos, con 2480 m3 por persona y año (es decir, el equivalente a más de un millón y medio de botellas de agua mineral de 1,5 litros), mientras que en segundo lugar se sitúan países del sur de Europa, como España y Portugal. ¿Y por qué un habitante de un país consume más “agua virtual” que otro? Por un lado, tiene que ver con el nivel de desarrollo del país: a mayor desarrollo, más infraestructura y más consumo de recursos, entre ellos agua. Pero por otro lado, influyen factores como la superficie destinada a regadío (gran consumidor de agua), el clima (cuanto más cálido, más agua se evapora en los cultivos y más se necesita)… y el comercio internacional, ya que, por ejemplo, si un país no cuenta con recursos hídricos suficientes para producir melones, tendrá que importarlos de otros países en los que si se puedan cultivar, en algo así como un comercio de “agua virtual” entre regiones con mayores y menores recursos para la producción. Un problema común a no pocos países surge cuando ni se cuenta con recursos hídricos ni se puede acceder al comercio internacional en buenas condiciones: en estos casos, la población tendrá muchas dificultades para satisfacer sus necesidades, profundizando en la espiral de pobreza.

7. Pongamos de nuestra parte Si el problema del acceso a los recursos hídricos a nivel mundial tiene más que ver con la estructura del mercado internacional, la voluntad política y la sostenibilidad de los modelos de producción y consumo que con una posible superpoblación, podemos llegar a pensar que la solución a este reto se encuentra, exclusivamente, en manos de la clase política. En buena parte es así, pero es importante transmitir la idea de que los cambios sociales, generalmente, se originan en los propios ciudadanos. Asumir la relación que existe entre nuestros actos y nuestro entorno, nos hace conscientes de nuestro papel como elementos del “socioecosistema” en el que vivimos; este es un paso previo a hacernos ciudadanos responsables. A partir de ahí, la suma de voluntades puede hacer el resto.

En otros casos, existen compromisos entre varios países para impulsar modelos de gestión del agua más sostenibles: es el caso de la denominada Directiva Marco del Agua, aprobada en el año 2000 y que representa una de las normas legales más avanzadas en el ámbito de la conservación y la buena gestión de los recursos hídricos. Al nivel de ciudadanía, ¿cómo podemos aportar pequeños –y grandes– granos de arena para un uso responsable del agua? Vamos a ver unos consejos prácticos con los que apoyar de forma sencilla el medio ambiente y con los que colaborar a la conservación de los sistemas acuáticos

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13 consejos para consumir menos Asumir nuestra responsabilidad como individuos es un gran paso, pero no nos quedemos ahí. Puedes proponer cambios a tus amigos y familiares e incluso potenciar la asunción de compromisos por parte de las instituciones públicas, al nivel que sea posible. Recuerda que la administración local es la más cercana a la ciudadanía y puede estar, por tanto, más abierta a sus propuestas. Infórmate sobre las diferentes organizaciones e iniciativas que estén trabajando en un mejor conocimiento de los recursos hídricos y en su conservación, y súmate a la causa. ¡Unirte a Proyecto Ríos puede ser un gran primer paso!

 No laves los alimentos  Con tus decisiones bajo el grifo sino en un recipien-

te. Al terminar, puedes utilizar esta agua para regar las plantas.

 Cada vez que te laves

los dientes o te afeites, cierra el grifo. Nos podemos

haber acostumbrado al relajante sonido del agua al correr, ¡pero el coste ambiental y social que supone este despilfarro no lo compensa!

 Cuanto más adapta-

das estén tus plantas a la climatología de tu zona, menos agua y necesitarán y serán menos propensas a

plagas y enfermedades. Además, enriquecerán tu jardín al atraer a numerosas especies que directa o indirectamente dependen de ellas.

como consumidor, potencias cambios: al renovar tus elec-

trodomésticos, búscalos con etiqueta ecológica. Pueden ser más caros pero a medio y largo plazo, ahorrarás dinero.

 Controla y arregla en cuanto puedas las posibles pérdidas de agua en

grifos y cañerías. Te sorprenderías de la cantidad de agua que puede perder un grifo que cierra mal. Si quieres comprobarlo, no necesitas más que un vaso graduado para medir volúmenes o de un recipiente de volumen conocido, y un reloj: mide el tiempo que tarda en llenarse y con un simple cálculo matemático obtendrás la cantidad de agua que se pierde, todos y cada uno de los días, a través de esa junta defectuosa y, en principio, inofensiva.


El ciclo del agua

 Si tienes que descongelar alimentos, nunca lo

hagas bajo el grifo.

 Si tienes plantas en

el exterior, riega al anochecer o al amanecer

para evitar las pérdidas por evapotranspiración. Ahorrarás hasta un 30% de agua y las plantas la podrán aprovechar mucho mejor. En el jardín, utiliza riego por aspersión para las grandes superficies y por goteo para árboles y arbustos.

 Coloca difusores y demás  Procura que tu ali-

dispositivos de ahorro en los grifos.

mentación sea equilibra-  Si no tienes cisterna de da y no abuses del consumo de carne: doble carga, posiblemente tenno sólo te lo agradecerá tu salud, sino que generarás un impacto mucho menor sobre nuestros recursos hídricos.

 No abuses de la lejía,

puede dificultar el funcionamiento de las depuradoras al afectar a las bacterias que se encargan de la depuración de las aguas. Si es posible, utiliza detergentes ecológicos, sin fosfatos.

 ¡Una ducha frente a bañarte ¡supone ahorrar 150 litros! Llenar la bañera para bañarte es una gozada pero tómalo como lo que

es: un lujo que no puede convertirse en una costumbre. En la ducha, controla asimismo el consumo de agua: no la necesitas mientras te enjabonas. Existen, asimismo, cabezales de ducha de bajo consumo con los que se pueden ahorrar hasta la mitad o más. Con una sencilla prueba podrás ver si merece la pena cambiar tu cabezal: coloca un cubo debajo de la ducha y ábrela al caudal habitual. Si tarda menos de 20 segundos en llegar a la línea de los 3 litros, tienes una clara oportunidad de reducir el consumo de agua en tus duchas.

gas una cisterna de capacidad única de 8 litros. Para ahorrar agua, puedes meter dos botellas de agua llenas dentro de la cisterna; cada vez que la utilices te permitirán ahorrar de 2 a 4 litros. Y sobre todo, no utilices el inodoro como papelera.

 Con el lavado de pla-

tos y de ropa es donde más agua se gasta. Aprovecha la capacidad tanto del lavavajillas como de la lavadora; si no tienes lavavajillas, enjabona los platos sin dejar correr el agua y después enjuágalos uno por uno pero colocando todos en la misma pila, así el agua que escurre irá eliminando la mayor parte del jabón en el resto. Una lavadora puede consumir hasta 90 litros de agua y un lavavajillas hasta 30, así que utilízalos inteligentemente.

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Bibliografía consultada y otras lecturas interesantes Aquí encontraréis las fuentes que han sido consultadas para escribir este texto así como otros documentos que pueden resultaros interesantes. Cuando un documento también se encuentra disponible en Internet os facilitamos el enlace correspondiente. Algunos documentos y páginas están en otros idiomas, os lo indicamos también entre paréntesis. Por supuesto estas lecturas son sólo una parte de la gran cantidad de material disponible en las bibliotecas y en Internet. Cada día surgen nuevos documentos y nuevas páginas con las que es posible seguir aprendiendo y enseñando sobre el agua. ¡Buena lectura a todos!

ASOCIACIÓN TERRITORIOS VIVOS www.territoriosvivos.org PROYECTO RÍOS MADRID www.territoriosvivos.org/proyectorios PROYECTO RÍOS CATALUÑA www.projecterius.org (página en catalán) PROYECTO RÍOS CANTABRIA www.proyectorioscantabria.com PROYECTO RÍOS GALICIA www.proxectorios.org (página en gallego) PROYECTO RÍOS CUENCA HIDROGRÁFICA DEL JÚCAR www.limne.org

Aldaya, M., Llamas, M.R., Garrido, A. y Varela, C. (2008) Importancia del conocimiento de la huella hidrológica para la política española del agua. Artículo de la revista “Encuentros Multidisciplinares”, Vol. 10, Nº 29, páginas 8-20. Associació Hábitats-Projecte Rius (2002) El cicle de l’aigua (edición en catalán). Chinery, M. (1997) Guía de campo de los insectos de España y de Europa. Ediciones Omega, S.A. Greenpeace (2003) El estado de la criosfera, lo que el hielo nos cuenta (Folleto informativo). Disponible en Internet en la dirección: http:// www.greenpeace.org/raw/content/espana/reports/estado-de-la-criosfera-lo-que.pdf Greenpeace (2007) Contaminación por plásticos en los océanos del mundo. Informe de Greenpeace que puedes descargarte en la dirección: http://www.greenpeace.org/espana/reports/contaminaci-n-por-plasticos-en Instituto Nacional de Estadística (2008) Estadísticas e indicadores del agua (Cifras INE, Boletín informativo del Instituto Nacional de Estadística). Disponible en Internet en la dirección: http://www.ine.es/revistas/cifraine/0108.pdf Naciones Unidas (2006) Informe de desarrollo humano 2006. Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua. Disponible en Internet en la dirección: http://hdr.undp.org/en/reports/global/hdr2006/chapters/spanish/ (disponible en otros 8 idiomas para los amantes de las lenguas) Stralher, A.N y Stralher A.H. (2000) Geografía Física. Ediciones Omega, S.A. Fundación Nueva Cultura del Agua y Ministerio de Medio Ambiente (2008). Más claro, agua. Una visita guiada a los principios de la Directiva Marco del Agua. Disponible en Internet en la dirección: http://www.unizar.es/fnca/docu/docu216.pdf

MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE Y MEDIO RURAL Y MARINO: http://www.marm.es/ (disponible en varios idiomas) Con numerosos documentos sobre temas relacionados con el medio ambiente. SISTEMA ESPAÑOL DE INFORMACIÓN SOBRE EL AGUA: http://hispagua.cedex.es/ (disponible en castellano y en inglés) Con numerosos documentos relacionados con el agua. Entre ellos se encuentra la traducción al castellano del informe “Water footprints of Nations” elaborado por la UNESCO: http://hispagua.cedex.es/documentacion/especiales/especial_huella_hidrica/introduccion.htm CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL TAJO: http://www.chtajo.es Con información general y administrativa sobre esta cuenca. AGRUPACIÓ DE SERVEIS D’AIGUA DE CATALUNYA: http://www.asac.es (página en catalán) WATER FOOTPRINT: http://www.waterfootprint.org (página en inglés) Sitio oficial desarrollado por la UNESCO (http://www.unesco.org) y la universidad holandesa de Twente (http://www.utwente.nl), donde se expone toda la información sobre el concepto de huella hídrica y agua virtual. Uno de los informes disponibles en esta página se encuentra traducido al castellano en la página del Sistema Español de Información sobre el Agua. FUNDACIÓN NUEVA CULTURA DEL AGUA: http://www.unizar.es/fnca/index3.php (página en castellano pero también disponible en portugués e inglés). Esta fundación es una entidad sin ánimo de lucro y de ámbito Ibérico (España y Portugal). En esta página encontraréis información sobre la Fundación, sus congresos, proyectos así como acceso a numerosos documentos de interés. EARTH TRENDS ENVIRONMENTAL INFORMATION: http://earthtrends.wri.org/ (página en inglés). Portal de información sobre cuestiones medioambientales, sociales y económicas, perteneciente a la fundación americana World Resources Institute. Tiene unas bases de datos muy interesantes sobre recursos hídricos y ecosistemas acuáticos.



El Proyecto Ríos es una idea original de la Asociació Hábitats que Territorios Vivos está desarrollando en la Comunidad de Madrid desde el año 2007.

La realización y publicación de este manual ha sido posible gracias al apoyo de las siguientes entidades:


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