Guia de corea

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Patrono del Ayuntamiento de Crimea, y los numerosos jornaleros en paro provocan en 1856 el “motín del pan”. En Palencia, la agitación se inicia en el barrio de La Puebla y estalla la víspera de San Juan. En el motín, también denominado “de las mujeres”, al ser acaudillado por mujeres trabajadoras, madres y esposas que reclaman mejoras en los jornales y pan más barato, destaca la fuerte personalidad y liderazgo de Dorotea Santos, una joven, soltera, de condición humilde, probablemente trabajadora en la industria textil. Desde primeras horas de la mañana del día 23 de junio desde los talleres textiles se convoca a la protesta y al poco tiempo se congregan en el puente Mayor unas 4.000 personas con el propósito de quemar las fábricas de los acaparadores y especuladores del trigo. La multitud saquea e incendia, en la zona de Puentecillas, la fábrica de harinas de Las Once Paradas, propiedad de Enrique de la Cuétara. Desde allí la masa se desplaza a Viñalta, al salto del canal de Castilla, donde explota la fábrica, en arriendo, José Ortiz, alcalde de la ciudad; el cual, tratando de impedir la sublevación, resulta herido. La harinera es pasto de las llamas.

La harinera de Viñalta aprovechaba la energía producida por el salto de agua

heridos y un muerto, un zapatero conocido por Samplón. Puestos en fuga, los amotinados se dirigen a la casa de don Manuel Martínez, sita en la calle de San Juan, con intención de quemarla, sin conseguirlo; mas, el soldado de la Milicia Nacional, Pedro Arroyo, muere a golpes de sable y su cuerpo es arrojado a un pozo. Se declara la ley marcial y el ejército toma el control del orden público. Con la noche llega la calma y el inicio de la represión. Se detiene a los presuntos cabecillas, conduciendo a los hombres a la cárcel sita en el desamortizado convento de San Pablo y a las mujeres a una sala del de San Francisco. Comienzan los Consejos de Guerra.

Restos de la fábrica de harinas de Viñalta, construida en torno a 1790

Don Manuel Martínez, terrateniente y capitán de la milicia urbana, con un grupo de adeptos, desoyendo las órdenes del gobernador civil, repele a tiros el asalto a su fábrica de San Román, próxima al puente Don Guarín, resultando varios

Sólo cinco días más tarde, el 29 de junio de 1856, a las 8.30 de la mañana, cuatro hombres (Carlos Molina, Maximino del Río, Manuel Alejos y Gregorio Fernández) son fusilados y Dorotea Santos González, la Cascaja, de 19 años, considerada una de las principales instigadoras del estallido social, es ajusticiada con garrote vil en un cadalso instalado frente al ábside de San Pablo.

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