SIRGUA ARRIBA: historias y sueños de nuestro terruno

Tejiendo Bioculturalidad

Sirgua Arriba: historias y sueĂąos de nuestro terruĂąo

2019 Autores Yulieth Hillón Vega Comunidad campesina de montaña de la vereda Sirgua Arriba (Sonsón, Antioquia, Colombia) Aportes Juliana Gaviria Springer Valentina Mejía Calderón Andrés Felipe Jiménez Gómez Santiago Osorio Moreno Felipe Vásquez Jaramillo Fotografías Yulieth Hillón Vega Andrés Felipe Jiménez Gómez Diseño y diagramación Natalia Andrea Gil Flórez Yulieth Hillón Vega Ilustraciones Natalia Andrea Gil Flórez Impresión MT Colombia S.A.S. ISBN 978-958-8719-93-1

Universidad EAFIT Vigilada Mineducación

-Distribuir libremente -No lucro -Reconocimiento de autoría

En homenaje y en memoria de todos los abuelos y abuelas que han habitado nuestras veredas.

De aquellos que dejaron su huella hace mucho tiempo en los parajes de nuestro territorio y en nuestros corazones.

De los que murieron mientras se escribían estas líneas.

Y de los que aún pisan esta tierra con su andar lleno de sabiduría, o viven en ella por medio de los recuerdos.

CONTENIDO

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Presentación

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¿Dónde estamos?

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Nosotros: campesinos, montañas y aguas

4 5 6

Otros habitantes de nuestro territorio 4.1 Otros seres: la Patasola, la Madremonte, las รกnimas o el diablo

Haciendo memoria: creaciรณn de nuestros paisajes bioculturales

Nuestro habitar el territorio: modos de vida

Nuestra común unidad, nuestros acuerdos y nuestras costumbres con montañas y aguas

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7.1 Nuestras montañas y aguas 7.2 Costumbres comunitarias

Nuestros desafíos 8.1 Identidad y modos de vida campesinos 8.2 Territorio, montañas y aguas

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En la tierra de la esperanza

Vocabulario campesino

1 PRESENTACIÓN

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Ante

partes de este documento. Somos comunidades campesinas de montaña que conectan el pasado y el presente, y se reinventan constantemente (como lo mostramos en el capítulo 2. ¿Dónde estamos?).

Nuestras pieles curtidas por el sol, los colores de las montañas, nuestra idiosincrasia o la limpieza del aire y las aguas muestran que coexistimos con este territorio y que nos transformamos mutuamente (capítulo 3. Nosotros: campesinos, montañas y aguas).

Compartimos nuestro hogar con otros seres humanos y no humanos a quienes debemos respetar (capítulo 4. Otros habitantes del territorio), y somos fruto de una historia de siglos en esta tierra que honra a nuestros ancestros y que nos define (capítulo 5. Haciendo memoria: creación de nuestros paisajes bioculturales).

un mundo que no valora el campo o que subordina lo rural al beneficio económico que de él pueda obtener, los habitantes de nuestra vereda hemos tenido que buscar vías para proteger lo que somos y el vínculo que tenemos con nuestro territorio y con la naturaleza. Uno de esos caminos es el (re)conocimiento por parte de propios y extraños de ese rostro campesino que hace parte de las altas montañas sonsoneñas. Por eso, nos reunimos para contar el ser, el pensar, el sentir, el actuar, la historia y las preocupaciones de este territorio, incluyendo a todos sus pobladores humanos y Moramos estas montañas medianno humanos. De eso se trata este te modos de vida y costumbres que queremos mantener (capítulo 6. pequeño libro.

Nuestro habitar el territorio: modos Es un esfuerzo para recordar y de vida). Nuestra casa común, los afirmar quiénes somos, qué nos compañeros de hogar con los que une y cuál es nuestro lugar en el convivimos, la historia colectiva que mundo. Es allí donde está el es- compartimos y las formas de vida píritu que anima cada una de las

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que nos caracterizan nos enseñan y piden acuerdos comunes de convivencia para cuidar la tierra, los lares, las aguas, los animales, las plantas, las costumbres y la memoria (capítulo 7. Nuestra común unidad, nuestros acuerdos y nuestras costumbres con montañas y aguas).

Afrontamos grandes desafíos que ponen en peligro nuestra pervivencia como campesinos de montaña y, a su vez, la existencia de toda

la sociedad colombiana (capítulo 8.

Nuestros desafíos). Y, sobre todo, nos guía y nos mueve nuestro corazón, porque soñamos un futuro bueno para las generaciones de seres por venir (capítulo 9. En la tierra de la esperanza).

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2 ¿DÓNDE ESTAMOS?

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Tenemos muchas veredas vecinas, la mayoría pertenecientes al municipio de Sonsón. Al norte están Marmato, Yarumal y Robladito A; al sur, Perillo; y al occidente, San José de las Cruces, La Hondita y Sirgua Abajo. Al oriente limitamos con el municipio de Nariño, es la vereda Sirgua Arri- en particular con las veredas de ba. Se llama así por uno de los San Pedro Arriba y San Andrés. grandes caciques indígenas que habitaban estas tierras en el momento en que llegaron los españoles: el cacique Cirigua. Incluso, cuentan que el río Sirgua tiene ese nombre porque al cacique le gustaba pasar mucho tiempo en sus orillas. Al principio, Sirgua Arriba y Sirgua Abajo eran un solo territorio llamado Cirigua. Debido a su gran extensión y a lo extraño del nombre, sus primeros habitantes lo nombraron Sirgua y lo dividieron en 2 partes.

Esta

Estamos ubicados al suroriente del departamento de Antioquia, en el municipio de Sonsón. Existe una vía carreteable, en parte sin pavimentar, que nos comunica directamente con el pueblo de Sonsón.

Una escalera, una moto o un carro particular pueden traerlo en 1 hora y media o 2 horas al centro de la vereda.

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N

Lugares comunitarios Aguas

Mapa 1. Sirgua

(ElaboraciĂłn nuestra)

Caminos Bosques LĂ­mites

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3 NOSOTROS: CAMPESINOS, MONTAÑAS Y AGUAS

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bebida, aire puro, salud, plantas, animales, trabajo, protección, armonía, libertad, tranquilidad y paz.

¿Que

quiénes somos? La gente de Sirgua Arriba es una comunidad trabajadora y humilde, con sentido de pertenencia, que ama la montaña, el agua y la vida. Nos caracteriza la amabilidad y el ser serviciales entre nosotros mismos y con los que nos visitan.

Somos una comunidad con territorio y cultura. Nos une una casa común. Estas montañas que nos rodean son nuestro hogar; nos enlazan y nos convierten, más que en vecinos, en familia. Por eso, sentimos que somos parte de esta naturaleza y la amamos. ¡Y no podría ser de otra forma! Las montañas son vida y nos dan la vida; nos proporcionan todo. Por ellas somos ricos. Tenemos comida,

Por esos montes fluye otro elemento sin el cual todos moriríamos: el agua. Nada ni nadie ha vivido sin ella. Uno puede pasar varios días sin comer o, si no tiene luz, poner una velita, hacer una antorcha o comprar una planta; pero el agua no la reemplaza nada. Eso aplica para todos por igual –humanos, animales y plantas–, porque, a la hora del té, permite la vida. Gracias a ella el aseo, la salud, los modos de subsistir, la alegría y el tiempo libre son posibles.

Además, tenemos raíces en esta tierra desde nuestros antiguos que nos permiten compartir pensares, actuares, lugares y tradiciones. Ser campesino de Sirgua Arriba significa ser amable, solidario, pujante, honrado, feliz, colaborador, honesto, descomplicado y saludable. Quiere decir, transitar los

mismos caminos o hablar de temas comunes cuando nos encontramos o vamos juntos en la escalera que recorre la única carretera que llega hasta aquí. Así mismo, nuestras tradiciones pueden parecer simples, pero son muy importantes y las respetamos: los cuidados de la casa, la comida, la forma de educar a nuestros hijos, lo que cultivamos y cómo lo hacemos, la manera cordial en que recibimos a los que vienen de afuera…

este territorio. Aquí la solidaridad es un valor esencial. Si alguien tiene papas o aguacate y el otro no tiene, va y le dice: “Venga, tenga estas papas o aguacates”; se van repartiendo las cosas. Esos también son los cimientos de los convites en los que trabajamos para sacar nuestros sueños adelante o lo que nos une alrededor de la Junta de Acción Comunal (JAC).

En resumen, los campesinos de Sirgua Arriba construimos país por Por esa misma razón, también nos medio de nuestro amor a la tierra, dedicamos a actividades similares la naturaleza, el agua y todos los que nos han permitido tener so- seres vivos. beranía alimentaria –la agricultura, la ganadería o la piscicultura–, y buscamos la manera de mejorar estas prácticas para el bien de todos. En esta vereda somos unos berracos para trabajar la tierra, trasmitimos lo que aprendemos para que se vuelva conocimiento de toda la comunidad y nos metemos en proyectos comunes para el bienestar de los habitantes de

4 OTROS HABITANTES DE NUESTRO TERRITORIO 25

de enumerar los principales con el fin de concientizar a propios y extraños de su existencia y buscar estrategias para protegerlos y convivir con ellos. De ahí salen las siguientes tablas con los animales y las plantas más conocidos los únicos en nuestro territorio (tabla 1 y taque habitamos este territorio! De bla 2). hecho, nosotros, los humanos, somos minoría. Compartimos nues- Así mismo, en esta tierra moran tra vereda con un sinnúmero de seres de otro tipo que en algunas animales, plantas y otros seres que, ocasiones hemos visto o sentido, igual que nuestra gente, hicieron y cuya existencia se corrobora de estos valles, montañas y ríos su gracias a las historias de nueshogar. Tenga plena seguridad de tros mayores. La Madremonte, los que va a toparse, sentirse acom- duendes, la Patasola, las ánimas y pañado o asustarse por alguno de las brujas rondan tanto la memoria ellos, cualquiera sea la actividad de los viejos, y también de ciertos que esté haciendo: caminar por adultos, como algunos parajes de el monte, recorrer nuestros cami- esta vereda, a veces sin que nos nos, ir al río, laborar en nuestros demos cuenta. Puede que su pretrabajaderos, hacer los oficios del sencia sea menos evidente y que, hogar, arreglar la huerta o simple- incluso, pensemos que no existen mente disfrutar el paisaje desde el o que han desaparecido; sin embalcón de la casa. Con solo abrir bargo, ahí están, como custodios de este territorio y su cultura, cerlos ojos los encontrará. ca o lejos de nosotros. Es por esta Nuestra vereda es supremamen- razón que nuestros abuelos relatate biodiversa y tiene un número ron sus experiencias con algunos significativo de especies de flora de estos otros seres…, para que y fauna. Nombrar a todos y cada nunca los olvidemos. uno de estos habitantes es difícil.

Sin embargo, nos dimos a la tarea

¡No somos

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Tabla 1. Animales de nuestras veredas Mamíferos Conejo De monte

Ardilla

Burro

Caballo

Chucha

Curí

Cusumbo

Erizo

Gato

Gurre

Lobo

Marrano

Casero De monte

Mico

Murciélago

Perro de monte

Rata

Ratón

Tigre

Tigrillo

Vaca

Zorro

Casero

Guagua Venada Rayada

Pájaros Aflechero

Águila

Aguililla

Azulejo

Barranquero

Búho

Caravana

Chocolero

Carpintero

Carrasco

Chincagua

Colibrí

Cucarachero

Currucao

Gallinazo

Garrapatero

Gavilán

Golondrina

Guacharaca

Guiza

Gulungo

Loro

Palomo

Pantanera

Pato

Pava

Pechirrojo

Perico

Sinsonte

Sirirí

Tijereta

Toche

Tórtola

Turpial

Gallina Casera Ciega

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Peces Bagre-sapo

Corroncho (capitán)

Sardina

Roja

Trucha

Arcoíris

Insectos, anfibios y reptiles Culebras

Cabeza de candado

Ciega

Mataganado

Verde

Abeja

Abejorro

Coral

Juetiadora

Tierrero Africano

Araña

Abuelito Guerrera

Insectos

Avispa

Quitacalzón Negra

Chicharra

Cucaracha

Cucarrón

Garrapata

Grillo

Gusano

Mosco

Pulga

Hormiga

Guateja Arriera

Zancudo Otros

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Lagartija

Rana

Sapo

Tabla 2. P l antas de n ues t r a s v ered a s

Árboles y otras plantas Aguacate Caucho

Arrayán

Canelo

Carate

Cargagua

Chaquiro

Chilca

Comino

Drago

Durazno

Chachafruto Chagualo

Chirimoya Cinco dedos Eucalipto

Frutillo

Granadilla

Guayabo

Guayacán

Laurel

Limón

Lulo

Mandarino

Manzanillo

Manzano

Mortiño

Naranjo

Nigüito

Níspero

Papaya

Palma

Helecho Cera

Pera

Pino

Piñón

Quemo

Roble

Salvia amarga

Sauce

Sauco

Sietecueros

Veranera

Yarumo

Flores caseras diversas

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Plantas medicinales Acedera

Alcachofa

Anís

Apio

Aroma

Caléndula

Canela

Cidrón

Clemor

Cola de caballo

Diente de león

Guaca

Eneldo

Hinojo

Limón

Limoncillo

Llantén

Malba

Manzanilla

Mejorana

Paico

Penca de sábila

Poleo

Romero

Ruda

Salvia amarga Sarpoleta

Sauco

Toronjil

Valeriana

Verbena

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Violeta

Yerbabuena

4.1 Otros seres: :

no la divisé más, me paré y corrí hasta mi casa. No fui capaz de la Patasola, la devolverme solo. Me tocó buscar Madremonte, las compañía para poder subir a saánimas y el diablo car los bueyes y la carga. Nunca Por allá en los años 50, yo vivía más volví a la finca a esas horas. por el Charco de la Torre, pero ¿Qué tal que me volviera a salir la tenía una finca arriba, por don- Patasola? de nacen las cañadas. Cuando yo subía a la montaña para sacar las Y a mí no fue al único al que se cargas de carbón, tenía que entrar le apareció uno de esos espíritus por una trocha casi hasta el borde de la naturaleza. Cuentan que la de la quebrada. Yo llegué, amarré Madremonte se le llevó una niña los bueyes y les cuadré la enjalma. a don Humberto Valencia. Él soEran las 4 de la mañana. Escuché lía residir arriba, en la casa donde un ruido extraño y algo que se me ahora vive doña Olga. Un día saacercaba por detrás rápidamen- lió a recoger agua y se llevó a una te, como dando brincos. Cuando muchachita para que le ayudara a volteé, vi que de un lado de la cargar los baldes. Misteriosamencascada salía una mujer azarosa. te, la niña se desapareció duranYo la reparaba: estaba vestida de te el trayecto. Toda la gente de la capote, tenía dientes muy largos vereda salió a buscarla. Cuando la y uñas bien filudas, y solo le veía encontraron, le descubrieron puras lombrices en el estómago. No se una pata. sabe qué se la llevó, pero mientras Me ericé del terror y lo único que la mantuvo en el bosque, la estuvo pude hacer fue tirarme debajo de alimentando a punta de gusanos. los bueyes bocabajo. Sentí que ella se acercó y le dio varias vueltas Es que ahora tiempo pasábamos a los bueyes...; quién sabe qué muchos miedos, porque había basestaba haciendo o buscando. Al tantes brujas y luces de ánimas. momentico noté que se alejaba, Unos años después de que me suentonces alcé la cabeza y seguí cediera lo de la Patasola, me puse sin verle la otra pata. Cuando ya

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a negociar con cerdos. Compraba marranos a 50 centavos y los llevaba al pueblo de Sonsón para negocio.

Cuando salíamos en la madrugada, bajando por la quebrada El Toro, resultábamos acompañados por una luz de ánima que nos seguía hasta el amanecer; a veces adelante, a veces atrás. También se escuchaban los lloriqueos de un niño. Dicen que una señora tiró un bebé a esa quebrada y, desde entonces, el niño llora por las noches. ¡Y eso no era todo! Por la piedra grande que queda al borde del camino, esa que parece un cohete, salía un perro negro que nadie veía en el día.

en todo el cuerpo. La muchacha no hacía sino gritar y pedir perdón a los papás por haber desobedecido. En otra ocasión, una jovencita le respondió de forma grosera a la mamá. La madre le dijo a su hija: “Se la va a tragar la tierra”; efectivamente, la tierra le llegó hasta el cuello. Los padres preocupados fueron donde un cura para que les ayudara. Él les dijo que el diablo la tenía agarrada y que había que dejarla hundir.

Don Daniel, doña María Nelly, don Rodrigo, don Alonso y doña Gloria Nelly, mayores de la vereda Sirgua Arriba.

Era extraño, pero esos seres ayudaban hasta en la disciplina familiar. Los abuelos relataban que en una finca vivía una familia: el papá, la mamá y la hija. Una vez, a la niña la invitaron a una fiesta en la vereda. Los papás no la dejaron asistir a la reunión, pero de todas formas ella decidió escaparse e ir, desobedeciendo a sus padres. Iba llegando al lugar cuando, de pronto, hizo un ventarrón, un huracán muy fuerte que la agarró y la trajo al árbol de limón de su casa. La bajaron sin ropa y con aruñazos

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5 HACIENDO MEMORIA: CREACIÓN DE NUESTROS PAISAJES BIOCULTURALES 35

Nuestros recuerdos nos

hablan de una historia en este territorio. A través de ella, es decir, de cómo hemos poblado esta tierra, de la manera en que les hemos dado forma a sus pliegues, de las huellas dejadas por nuestros ancestros, de la construcción de nuestras casas y trabajaderos, del organizarnos colectivamente…, en fin, de lo que hemos vivido sobre estas tierras, podemos evidenciar nuestra presencia viva en todos los rincones de la vereda, la relación que tenemos con la naturaleza y la identidad biocultural que existe en nosotros.

Nuestra tierra era el territorio de los indígenas siriguas. Ellos, junto con otras tribus aledañas (como los maitamaes, los purimaes o los sonsúes), provenían del grupo indígena tahamíes, y fueron llamados por los españoles los armados. Como nuestros aborígenes salieron a su encuentro cubiertos

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con diferentes objetos de oro (cascos, coronas, narigueras, pectorales, collares o cinturones), parecían vestidos con corazas al estilo de los caballeros armados europeos.

Cuando llegaron los conquistadores, los caciques Maitamac y Cirigua gobernaban todas estas tierras en una alianza política, familiar y económica pacífica que permitía la prosperidad de la región. Ese pacto pasaba por la boda de sus hijos, la cual nunca se llevó a cabo y creó la leyenda de la princesa Itaré (ver el recuadro en la página 38).

Estos antepasados eran agricultores, cazadores, recolectores, pescadores, comerciantes y orfebres que, al igual que nosotros, entendían la montaña como un todo.

Así, convivían y se abastecían de todas sus partes: aprovechaban los frutos que las zonas altas de las montañas les brindaban, cultivaban, cazaban y tenían animales en las partes medias y bajas, y pescaban y sacaban minerales de los ríos. Con la llegada de los conquistadores, estos primeros habitantes desaparecieron. La guerra y las enfermedades los exterminaron; los pocos que quedaron fue-

ron trasladados a otros territorios.

Algunos dicen que se los llevaron como esclavos a las minas de oro que quedaban en el resguardo de San Lorenzo, en el municipio de Riosucio, Caldas. Después de un tiempo de olvido y abandono en el que estos territorios estuvieron en manos de colonizadores que no se preocupaban por ellos, 36 colonos pobres y sin tierra de Rionegro y Marinilla, liderados por José Antonio Alzate, decidieron pedírselos al gobernador de la provincia de Antioquia, Francisco Baraya y La Campa. Después de 12 años de pleitos legales, 86 personas migraron a áreas cercanas a lo que hoy es Sonsón, y en 1800 fundaron el pueblo que lleva ese nombre. De los descendientes de esa gente y de otros que posiblemente llegarían más tarde saldrían las familias que fundaron nuestra vereda hace unos 150 años, pensamos que pudo ser entre 1850 y 1860: los Henao (Daniel, Jesús, Tiberio o Félix), los Muñoz (Isidro), los Manrique (Andrea y Mercedes), los Bedoya (Alonso), los Castaño (Marceliano), los Gallego, los Martínez y los Botero.

Desde que nos acordamos y hasta la década de los 90 del siglo XX, esta fue una vereda muy poblada. Las familias eran bastante numerosas; cada hogar estaba conformado por los padres y, por lo menos, 10 hijos. Incluso, entre 1970 y 1995 llegaba mucha gente a vivir porque les gustaba la tierra y el ambiente. En el tiempo de los antiguos había mucho respeto por la familia. Cuando el novio iba de visita a la casa de la novia, la pareja tenía que estar en la sala y el suegro o la suegra sentados en medio de ella. La visitica no duraba mucho. Uno conversaba; la novia le preparaba algo de comer y, al ratico, le pedía a uno que se fuera porque ya se tenía que entrar. Es que los hijos tenían que salir del hogar paterno casados y a los bebés tocaba bautizarlos al día siguiente de nacer.

Las casas de nuestras primeras familias eran hechas en cancel; los techos se construían con astillas de madera o con paja. Don Jesús Antonio Cardona Trujillo nos dejó muchas enseñanzas en ese oficio.

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La leyenda de la princesa Itaré Habitaban en esta comarca dos tribus de convivencia pacífica, de pujante laboriosidad e inteligencia, así como celosas de la ley. Estaban estas tribus bajo el mando de los grandes caciques Maitamac y Cirigua. De acuerdo a sus creencias y reglamentos, concertaron en un pacto de alianzas políticas y unidad familiar la boda de sus dos hijos. La hermosa y delicada princesa Itaré, hija del cacique Cirigua, debería casarse con el hijo del cacique Maitamac, en el tiempo de las lunas. El cacique Maitamac era amo y señor de esos campos.

Itaré llamaban los nativos a la hija del cacique Cirigua, por su belleza deslumbrante.

Arribaron en ese entonces los conquistadores españoles e instalaron allí sus dominios, a la orilla del Arma. Al mando de un gran piquete estaba el capitán Hernán Rodríguez de Sosa. Desde el primer instante se prendó de la joven Itaré y ella, a su vez, se sintió atraída por la realidad y la fuerza de un amor que la hizo dejar de lado todo compromiso con su padre, con su raza y con su tribu.

El aguerrido capitán venció totalmente a la tribu y conquistó el amor de Itaré. Ella fue condenada por su padre, el cacique Cirigua, a causa de la solicitud de reparación del cacique Maitamac, a morir ahogada en las aguas del río Aures; sacrificio que prefirió a renunciar al amor del capitán Rodríguez, quien le prometió que un día regresaría por ella.

En las noches de luna llena se escucha un largo y triste lamento que sale desde el fondo del río y se confunde con los rumores del agua y los árboles…

Ignacio Escobar Londoño (En: Mercedes Ramos, 1996. Remembranzas del viejo Sonsón.

Sonsón: Litotipo)

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Él era una persona muy hábil para el aserrío y la carpintería. Con la ayuda de sus hijos y de un tío armó su propia casa, incluso las puertas. Además, siguiendo las costumbres de la época, los abuelos construían los baños lejos de la vivienda y tenían bateas o lajas de piedra con lavaderos. De otro lado, la moda para las mujeres eran batas largas y prensadas, y los hombres vestían pantalón a la rodilla o arremangado, sombrero, zurriago, machete terciado y ruana o mulera de cuadros. Se andaba descalzo.

música de cuerda. Los músicos eran don Carlos Henao y don Luis Ángel Henao.

Los abuelos no tenían relojes ni radios para saber la hora de hacer las cosas, por ejemplo levantarse, comer o sembrar. Ellos se guiaban por el sol, la luna y el cantar de los gallos. Tampoco contaban con energía eléctrica ni con servicio de salud. Por eso eran muy importantes el trabajo de las par-

Como no había carretera, sino solo caminos, para ir a Sonsón iban trochando y galopando en bestia, muchas veces por el camino que va para Roblalito. Por allá en 1958 la carretera llegó hasta Ventiaderos, cerca a Los Medios. Luego, en los años 60 la arrimaron hasta el río Sirgua. En esos tiempos bajábamos la carga en bestias y bueyes hasta allí, a la bodega del señor Adán Jiménez. Nos tardábamos unas 4 o 5 horas en ese trayecto. Llegaba uno cansado y se tomaba unos guaros para volver a la casa a media noche. También se hacían fiestas en la vereda con

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teras, como doña Doniela Rivera y doña Tulia Paneso, y la sabiduría de las plantas medicinales.

La escuela era en tablas y solo se estudiaba hasta segundo grado, porque no había más. En 1962 eso cambió. Llegaron dos profesores a la vereda, don José Luis Urrego y don Ensueño Loaiza Sánchez, y empezaron a dar hasta quinto de primaria. Más adelante aparecería Corporación Educativa para el desarrollo integral (COREDI).

Hasta 1990 hacíamos lo que aprendimos de nuestros antepasados: morábamos y trabajábamos toda la montaña dividiéndola en partes.

Arriba teníamos usos forestales.

Nuestros abuelos y padres sacaban de allí carbón, cáscara de encenillo y bejuco para venderlo en el pueblo de Sonsón. Esa era su principal fuente de sustento, pues era lo que demandaba Antioquia en ese momento. En las partes medias teníamos agricultura y ganadería (reses, marranos y ovejos), ya que después de la quema las tierras malas se usaban para pastos y las buenas para cultivos.

Para mantener estos últimos también usábamos la parte alta de la montaña; de ella se obtenía la en-

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varadera como tutor de la arveja, el tomate o el fríjol.

El ganado vacuno era para vender, o se sacaban de él la leche y el queso. También había familias que tenían su propio rebaño de ovejos.

Con la lana fabricaban alfombras, cobijas, ruanas u otras prendas de vestir para la familia o para la venta. Los abuelos complementaban su dieta alimenticia con animales de monte: guaguas, gurres o conejos sabaneros. Aunque algunos se iban a cazar con perros para ponerle la carne a la comidita, muchas veces debían perseguir a los animalitos debido a que dañaban los sembradíos. Por ejemplo, al gurre, que arranca el fríjol y la papa buscando lombrices.

En aquellos tiempos, el manejo de la montaña era diferente al que le damos hoy en día. Como ahora, había potreros para ganado y agricultura, pero se utilizaban procedimientos más sanos que seguían los conocimientos tradicionales de los mayores. Así, se usaba un calendario para la siembra en el que se determinaban meses específicos para realizarla (diciembre,

Semana Santa); la luna creciente era la fase lunar más idónea para esa actividad; se dejaba descansar la tierra y se rotaban los cultivos y los animales en los pastizales para preservar el suelo. Igualmente, no se usaban químicos, se abonaba orgánicamente con porqueriza y boñiga de vaca, y se araba la tierra con pica y bueyes. ¡Con decirle que solo hasta 1978 entró el primer tractor a Sirgua Arriba!

Antes, el que más sacaba conseguía llevar a Sonsón, máximo, 3 cargas de lo que se cosechaba: papa capira, papa criolla, fríjol, maíz, lulo, tomate… productos de tierra fría. Si transportaba más, se quedaba con lo sacado porque nadie se lo compraba; es que no había mucho comercio. A veces, la gente sembraba para comer y darles a los animales, es decir, autoconsumo. Con el queso, todo el mundo salía corriendo para Sonsón a venderlo. Además, no había carretera ni transporte. ¿Cómo íbamos a movilizar tanta carga? Solo hasta la década de 1970 se hizo el trazado de la vía; ¡qué ilusión la que teníamos de verla! Después se construyó sin balastro y llegaba

no más un camión que se trancaba a cada rato.

En todo ese proceso la organización fue muy importante. En los años 70 el profesor José Luis Urrego nos incentivó a establecer mejor la JAC y a trabajar en pro de los intereses comunitarios. Gracias a ello, se vio la carretera, la escuela de madera se hizo en material, se inauguró el aula múltiple y apareció la Asociación de Padres de Familia. En ese trabajo colectivo recordamos bastante las labores conjuntas que realizamos para la llegada de la luz en los años 90.

Nadie se imagina cuánta fue la alegría que sentimos cuando por fin la tuvimos. Nos acordamos mucho de que nos dejaron 2 meses sin energía durante el conflicto armado, porque mataron a 2 trabajadores de las Empresas Públicas de Medellín (EPM) y nadie quería venir a arreglar el daño. Cuando la luz llegó, eso era una gritería muy espantosa… justo en una Navidad. ¡Para qué más Navidad si había llegado la energía!

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De 1995 para adelante el ambiente ya no fue el mismo. 2 hechos causaron esas transformaciones. la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) le puso limitaciones a los usos que antes hacíamos del bosque: no se podía quemar carbón, había que pedir permiso para talar árboles... Con esas restricciones tuvimos que volcarnos totalmente hacia la agricultura y la ganadería.

Pero como el mundo había cambiado, para ser rentables y poder vender algo tuvimos que aprender a trabajar con el químico, porque no sabíamos cómo hacerlo. Primero, echábamos mucha gallinaza; sin embargo, con el tiempo, eso ya no servía, así que empezamos a usar más fertilizantes. También comenzamos a utilizar los matamalezas y los plaguicidas (ya que la plaga también llegó), y sin darnos cuenta, poco a poco, la tierra se fue dañando. Hoy en día, si no se usan químicos (no se abona o se le tira baño al cultivo), no hay cosecha.

da con el vendedor y ese monto se mantenía por un buen tiempo; por eso, la gente sembraba y, ahorrando, conseguía comprar su propia tierrita. Pero desde una época para acá uno tiene una cosecha y no logra conseguir precio.

La agricultura es muy traicionera ahora; un producto puede estar en este momento caro y a la semana barato. Por decir algo, hoy la papa tiene un valor y mañana puede estar por el suelo, entonces el campesino no sabe qué hacer.

Esas son las razones por las que en la actualidad no se puede vivir del campo. Los tiempos ya no dan. Antiguamente se sembraba lo mismo y todo era muy abundante…, ya no.

Pero hubo una segunda circunstancia que nos afectó aún más: el recrudecimiento del conflicto armado. Al principio la guerrilla no se metía con los civiles; andaban por aquí y tocaba colaborarles si lo pedían. En el 2000 llegaron todos los grupos: la guerrilla, los paramilitares, los soldados; todos se mantenían por la vereda y ahí sí arreció la guerra. A veces no se Y no solo eso. Antes se vendía la oían sino fierros en los corredocosecha por una suma fija acorda-

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res detrás de las casas. Una vecina contaba que una noche se levantó y prendió la luz y, en ese mismo momento, le gritaron que la apagara. Ella siempre alcanzó a ver el corredor de su vivienda lleno de gente, de puros guerrilleros. A un señor de apellido Peñas, que tenía una finca muy grande con mucho ganado por estas tierras, se lo llevó la guerrilla. Lo tuvieron bastante tiempo encerrado y le quitaron mucho dinero; eso le causó la muerte. El 5 de marzo del 2003 perdieron la vida de forma cruel el señor Juan José Bedoya y la señora Libia Martínez.

Todo eso, es decir, los enfrentamientos, las vacunas, los asesinatos de algunos familiares y vecinos, el robo del ganado (¡las vacas se las comía era la guerrilla!), la apropiación de nuestras casas, las idas al pueblo para comprarles mercado, los retenes de diferentes grupos, entre otras cosas, hicieron que un buen número de nosotros se desplazara permanentemente o por períodos entre el 2003 y el 2010. Solo algunos valientes continuamos en el territorio. Así, aunque se seguía trabajando la tierra, la agricultura y la ganadería

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mermaron y muchos cultivos, animales y pastos quedaron abandonados.

Cuando todo se calmó, volvimos y empezamos a morar estas montañas otra vez. En el 2016 ya había más de 50 casas habitadas en esta vereda. También ha llegado gente nueva, personas que están aburridas de vivir en las ciudades porque son muy estresantes, y en el campo encuentran aire fresco y tranquilidad. Algunos residieron en Sirgua Arriba hace años y regresaron nuevamente por aquí, a vivir y a trabajar. Otros son familiares de gente que ha sido toda la vida de este lugar. Últimamente ha llegado personal desconocido debido a la demanda de trabajadores de las aguacateras.

En este tiempo hemos contado con la ayuda de organizaciones no gubernamentales, del Estado y de nuestro trabajo colectivo (la Alcaldía, el Comitato Internazionale per lo Sviluppo dei Popoli –CIPS–, Familias en Acción o convites).

Había mucho que restaurar: casitas acabadas, parcelas hechas puro rastrojo, monte que antes hacía par-

te de nuestras fincas, animalitos perdidos… Decidimos limpiar y hacer lo que sabíamos hacer: cultivar. Sin embargo, la agricultura, por las razones que expusimos antes, nos ha sido cada vez menos rentable. Así que le hemos apostado a la ganadería lechera, a la piscicultura y al jornaleo. Esto último en las empresas aguacateras que están llegando a nuestro te-

rritorio y que están transformando nuestro paisaje biocultural. Pero eso es harina de otro costal. Ya hablaremos de ello.

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6 NUESTRO HABITAR EL TERRITORIO: MODOS DE VIDA

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campesino termina endeudado o perdiendo su finca.

Vivimos

de la agricultura y de la ganadería. Casi todos los trabajaderos de nuestras fincas (La Ilusión, La Tusa, San José, La Beta, La Pradera, El Destierro, El Valle, Pasto Azul…) tienen lo mismo: cultivos de tierra fría y ganado de engorde y lechero. Por ello, en nuestros paisajes es característico encontrar el fríjol, la arveja, los frutales y, en menor cantidad, el maíz y la papa. También hay cebolla, tomate de árbol, lulo, granadilla, aguacate, gulupa y mora. Todos ellos tanto para vender como para el consumo familiar. Sin embargo, como podemos ver en nuestra historia comunitaria, eso se ha ido acabando. Hace unos años las cosas rendían, los cultivos daban mucha producción y a la gente le quedaba plata. Hoy por hoy, los precios son muy bajos o hay que sacar mucho gasto para que la tierra dé (pesticidas, fertilizantes, entre otros), por lo que, así se venda bien, no queda nada. Incluso, el

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Lo anterior ha hecho que muchos dejemos de trabajar la tierra y nos dediquemos a otras actividades.

Unas de ellas han sido las trucheras y la ganadería. Antes había piscicultura, pero se había acabado por la violencia. La gente que retornó ha invertido en ese negocio nuevamente y le ha ido bien.

Incluso, en este momento, muchas mujeres trabajan en las trucheras.

Por otro lado, si bien desde antaño hemos tenido animalitos para carne y leche, lo lácteo se ha con-

un convenio con Unilac (La Unión, Antioquia) para que nos comprara la leche almacenada en el tanque.

Así, tenemos un precio fijo y el camión viene cada 2 o 3 días y se lleva en promedio 1.200 litros. Aunque el arreglo ha sido serio y nos ha ayudado económicamente, tiene requisitos y contrapartidas que, en ocasiones, afectan nuestra autonomía y nuestros ingresos. Hay que pagar una cuota para entrar, cumplir ciertas condiciones de sanidad (no antibióticos, no agua en la leche o rapidez en el transporte de la zona de ordeño al tanque), comprar directamente a la empresa lo que necesiten las vacas como contrapartida del acuerdo (cuido como suplemento del pasAlgunos de nosotros nos asociamos to o medicinas para los animales), (en el 2016 éramos 12) e hicimos vertido para algunos en una fuente importante de ingresos en los últimos años. Hasta hace unos 10 años la leche era para consumo familiar o la vendíamos a la quesera que había en Sonsón, llevándola en tarros. Los recipientes se transportaban en la escalera diariamente. Cuando esta empresa se acabó, la producción de leche disminuyó en la vereda. Por un buen tiempo nos dijeron que iban a abrir otra quesería, pero nunca sucedió. No obstante, decidimos seguir buscándole una salida a ese producto, y en la administración municipal de 2012-2015 nos ganamos el tanque comunitario de almacenamiento de leche.

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o abonar y bañar seguido los potreros. Otros también tenemos nuestros animales y trabajamos la leche al margen del tanque, ya sea para consumo familiar o para hacer queso y venderlo en Sonsón. Nos levantamos temprano a ordeñar, a las 5 de la mañana, traemos la leche a la casa y la arreglamos en queso prensado. Ese es un negocio que no deja mucho. Para un kilo de queso se necesitan 10 litros de leche y el producto lo pagan muy barato en Sonsón; en el 2016 daban 6 mil pesos por kilo, y a veces menos.

gallinas, pollos y huevos para el gasto y para vender.

Entre el 2013 y el 2014, la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Sonsón hicieron un proyecto para la siembra de aguacate hass en la región. Para entrar, las personas tenían que pasar el análisis de suelo (tierra no arcilluda), estar a 2.4 00 metros sobre el nivel del mar, tener propiedad y comprometerse a sembrar mil palos de ese aguacate. Algunos de nosotros nos inscribimos y salimos beneficiados. Nos daban las plantas, la semilla, el abono, la asistencia técnica y el insecticida por un año.

Mucha gente no quiso porque el aguacate se demora como 3 o 4 años en producir, y eso para un agricultor es mucho tiempo. Por otra parte, colaboraban solo con los insumos del primer año y era en el segundo año cuando había que meterle más dinero en baños y abono. El aguacate tiene mucho gasto. Sin embargo, varios están viendo que ese cultivo sí puede dar y están queriendo sembrar.

Dadas las condiciones de la agricultura y la venta de leche y queso, un buen número de nosotros estamos más centrados en levantar crías de ganado vacuno para la venta en ferias, porque se gana mejor y se tiene un ahorro a largo plazo. Igualmente, varios arrendamos potreros para que otros pongan a pastear ahí sus animales o jornaleamos en los trabajaderos de los vecinos o en las fincas aguacateras que hay en la vereda.

Además, ciertas familias tienen marraneras que les permiten ob- En el 2015 llegaron las empresas tener algún ingreso, y es muy co- aguacateras a la vereda. Primero, mún que en nuestras casas haya

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vinieron a comprar unos aguacates para llevarlos a un laboratorio y ver si eran buenos. Como les gustaron, volvieron; están comprando tierras y sembrando en grandes cantidades: de 40 mil a 60 mil palos. Es fácil ubicarlos porque son grandes extensiones sembradas de ese solo fruto. Cómo nos vaya con ellas y qué repercusiones tenga su llegada para nuestras montañas, aguas, formas de vida campesina y relación con la naturaleza, no sabemos. Ellos dicen que vienen a colaborar y no a atropellar, que están comprometidos a ayudarnos con la vía, la escuela y el empleo… De hecho,

se ha pensado ampliar la carretera para sacar el aguacate, y hay personas de la comunidad trabajando en los sembradíos. Sin embargo, estamos teniendo consecuencias en nuestro territorio y en nuestra vida comunitaria que nos preocupan.

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7 NUESTRA COMÚN UNIDAD, NUESTROS ACUERDOS Y NUESTRAS COSTUMBRES CON MONTAÑAS Y AGUAS

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7.1

Como

colectivos de vida, el elemento esencial que nos caracteriza es la común unidad que tenemos con lo humano y lo no humano que nos rodea, es decir, a lo que estamos unidos o lo que nos une: la montaña, el agua o los vecinos. Ella se ha expresado en la descripción de quiénes somos y en el vínculo con nuestras tierras, sus montañas, sus aguas o los otros seres que las habitan. Así mismo, esa común unidad se puede ver en lo que hacemos, es decir, en los modos de vida que tenemos. Otra forma de manifestarse tiene que ver con la manera en que nombramos nuestros territorios y las reglas que hemos creado alrededor de algunos de sus elementos y en nuestras relaciones cotidianas. A continuación, describiremos nuestras montañas, nuestras aguas y nuestra relación y regulación con ellas.

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Nuestras montañas y aguas

Somos una vereda entre montañas. Todos los puntos cardinales de nuestro territorio están custodiados por ellas. Tradicionalmente, los altos que nos circundan llevan el nombre de las fincas que quedan en ellos; como somos dueños de predios que van hasta la cuchilla, las montañas son nuestras, y por tanto las bautizamos de esa manera. Al norte quedan los altos La Pradera, La Tusa, La Palma y La Beta. Al oriente, en la Cordillera Central, los altos La Ilusión, La Cristalina, La Bedoya y San José. Al occidente, la cuchilla El Silencio y el morro La Pelada. Por último, al sur están el cerro Pasto Azul y los altos El Destierro, El Toro y El Valle.

Como ya hemos dicho, las montañas son esenciales para nuestras formas de vida campesina.

Ellas nos dan agua y aire limpio, y la tranquilidad en el diario vivir. ¡Irse a caminar o escuchar pajaritos levanta el ánimo! Además, sus

laderas nos dan trabajo, nos permiten sembrar nuestros alimentos y cultivos o nos proveen de pasto para los animales, madera para construir nuestras casas, leña para el fogón, animales para complementar nuestra dieta alimenticia o envaradera para mantener nuestras actividades agrícolas.

vida campesina. Las usamos para pescar, dar de beber a los animales domésticos y al ganado, las tareas domésticas (lavar ropa o hacer aseo), la construcción de casas y de nuestros trabajaderos, las peceras y la diversión (bañarnos o nadar). Aunque a veces regamos cultivos y pastos, los mantenemos más con agua lluvia; no es lo misIgualmente, somos una vereda sur- mo el agua de riego que la que cae. cada por múltiples aguas. Muchas de ellas llevan el nombre de la fin7.2 Costumbres ca en la que nacen; sin embargo, comunitarias hay tantas que no las hemos bautizado todas. El río más impor- Somos conscientes de la importantante que cruza nuestra vereda es cia de nuestras montañas y aguas el Sirgua, pero también están las en nuestras formas de vida; por quebradas La Bedoya, El Toro, San eso tenemos unos acuerdos coJosé, La Sirenita, San Andrés, Pie- munitarios relacionados con su dras Blancas, Cañada Fea, La Beta, propiedad, su uso y su cuidado.

El Zapato, Chiquita, Don Félix, La Toma, La Cristalina, El Rosario, La 7.2.1 Propiedad de montaCascada, La Corraleja, El Bruno, ñas y aguas La Pelada, Don Gabriel y El Novillero. Así mismo, contamos con Las montañas son nuestra casa numerosos nacimientos; de hecho, y, al ser parte de nuestras fincas, casi todas nuestras fincas tienen cada una le pertenece a la familia que la habita y la trabaja. Lo uno propio. mismo pasa con el agua. Los naLos nacimientos de agua y algunas cimientos de agua son propios, quebradas se utilizan, sobre todo, es decir, de la familia en donde para consumo familiar. Por su par- se encuentran, y en muy pocos te, las quebradas recrean nuestra

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casos de los vecinos que la necesiten, previo permiso del propietario del lugar donde nace el agua. Por tanto, respetamos los linderos y las aguas de cada uno, y no nos pasamos a las montañas de los otros ni tomamos de sus aguas.

Sin embargo, la solidaridad es una regla en nuestra relación con las montañas y las aguas. Compartimos la leña y el agua con el que no las tiene, pero siempre pidiendo permiso al dueño y teniendo en cuenta las necesidades de las 2 partes.

Igualmente, en nuestra vereda tenemos un sistema de aguas comunitarias que beneficia a la es-

cuela y a 20 casas cercanas a esta.

Este es de propiedad comunitaria. El número de personas que se benefician de dicho sistema seguirá subiendo, pues los vecinos estamos construyendo alrededor de ese lugar y está llegando más población a vivir y a trabajar en la vereda.

7.2.2 Uso y cuidado de montañas y aguas Respetamos la forma de hacer las cosas de cada integrante de la comunidad y confiamos en el real saber y entender de cada uno; por tanto, cada familia toma sus propias decisiones sobre el uso y el cuidado de sus montañas y aguas.

De esta forma, talamos las montañas según lo que necesitamos sembrar o los animales que tenemos, pero no nos subimos hasta el morro porque sabemos que tenemos que conservar. Igualmente, cada casa se suministra su agua; en otras palabras, cada uno construye su infraestructura, arregla y usa el agua libremente (sin ningún tipo de costo), siguiendo las normas de su propia unidad familiar.

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Aquellos que hacen usos que pueden contaminar el agua (como las trucheras) saben que deben devolverla a las quebradas limpia y cumplir ciertos requisitos. Por otra parte, la mayoría de nosotros tiene pozos sépticos para las aguas residuales.

deben ayudar a las montañas.

Por ejemplo, no es bueno sembrar pino porque pone árida la tierra.

El trabajo conjunto es la norma cuando se comparte el agua.

Se recurre al vecino o vecinos para arreglar la avería conjuntamente. En ese sentido, existe un sentimiento de pertenencia y responsabilidad del agua compartida. Por ejemplo, un vecino roza la acequia y lava los tanques una semana y el otro realiza esa misma labor la siguiente semana o cuando tenga tiempo. En cuanto al sistema comunitario de agua, los vecinos y padres de familia se encargan de su mantenimiento mediante convites.

No prender fuego ni tirar escombros que provoquen incendios en las montañas.

Además, tenemos normas que protegen las montañas y las aguas y que nos permiten seguir viviendo en y con ellas. Enumeramos algunas: Si se corta madera, hay que sembrar árboles. Estos árboles

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Conservar los nacimientos de agua, por ejemplo, no talándolos o sembrándoles árboles.

No tirar basuras ni contaminar las montañas ni las aguas. En cuanto a estas últimas, sabemos que lo que se haga aguas arriba afecta aguas abajo.

Evitar tirar animales muertos a las quebradas.

Cuidar los animales que estén en vía de extinción.

8 NUESTROS DESAFÍOS

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son muy pocas para nosotros y debemos luchar muchísimo para salir adelante. La economía nunca juega a nuestro favor y los precios bajan y suben sin ninguna estabilidad. Por esto lo que se vende no compensa lo que se invierte.

Somos

una vereda muy afortunada. En nuestras tierras hay gente, nos rodea la naturaleza, el agua corre libremente, contamos con oportunidades de trabajo y existe una carretera que nos comunica con el pueblo de Sonsón. Sin embargo, tenemos desafíos que están dificultando nuestra existencia campesina, nuestras formas de vida, nuestro territorio y la posibilidad de un buen vivir. Nombramos algunos retos que deben ser analizados en lo local, lo regional y lo nacional. De su solución dependerán nuestra existencia como comunidades, nuestra bioculturalidad y la supervivencia de todos.

8.1 Identidad y modos de vida campesinos

Los usos agropecuarios tradicionales se están perdiendo en nuestra vereda. La agricultura para cultivos de tierra fría se está reduciendo, ya sea porque la tierra se usa solo para el aguacate o porque no hay con quién trabajar.

Nuestros jóvenes y las personas que vienen de otros lados se están empleando en empresas donde les pagan de pronto un mínimo, pero con todas las de la ley; a un pequeño agricultor no le da para costear todo eso a punta de fríjol, arveja o tomate, teniendo en cuenta los precios que tienen en el mercado. Además, si uno se mete en el negocio, ¿quién compite con empresas tan grandes en el territorio? Todo eso termina quebrando al campesino.

La compra de grandes extenLa sociedad no valora a los siones de tierra por las empresas campesinos ni lo que producimos. aguacateras nos preocupa. No saSentimos que las oportunidades

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bemos hasta dónde este hecho puede acabar con nuestra soberanía alimentaria, permitir el acaparamiento de predios por parte de unos pocos y afectar nuestras formas de vida campesina y la pervivencia de nuestros bosques y aguas. Es importante concientizarnos de las consecuencias negativas que esto puede traer, para que podamos tener herramientas para decidir mejor si vendemos nuestras tierras o dejamos de sembrar.

El uso que pueden hacer las compañias aguacateras del agua y del suelo nos inquieta. También la contaminación que pueda generar sobre estos recursos. La vereda tiene mucha agua y eso les ayuda a esas empresas a ser rentables, al no tener que pagar por ella. Pero compartir el agua con tanta siembra de ese fruto puede empezar a ser un problema. Así mismo, están la deforestación de las cabeceras en donde nace el agua y la contaminación de la misma por las fumigaciones y el abono del aguacate. Las aguas se utilizan en nuestro territorio para el consumo

humano, para los animales y para las plantas. Si bien las acequias se pueden tapar o entubar para que no les caigan esos venenos, nuestras aguas corren por los suelos y todos esos pesticidas pueden llegar tarde o temprano a las quebradas y los ríos, propios o de nuestros vecinos.

La llegada de personas externas a la comunidad para trabajar en las empresas aguacateras ha traído problemas sociales que nunca habíamos enfrentado. Los robos a las casas o la drogadicción en nuestros jóvenes son algunos de ellos.

Ciertas necesidades básicas de nuestra gente no están cubiertas, en particular la salud, la electricidad, la vivienda digna y la recreación. No contamos con un centro de salud que atienda a nuestra población, por lo que debemos ir hasta el pueblo de Sonsón en caso de necesidad. Algunas casas no cuentan con luz o necesitan mejoramientos importantes para ser habitables.

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l D e sva D isc r i m

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Nuestros jóvenes y niños no nos inquieta. Hemos visto persotienen espacios de esparcimiento, nas que han venido a tomar fotos o a filmar sin pedirnos permiso y como canchas o salas de juego. sin darnos explicaciones de para El Estado tiene desprotegidos qué va a ser utilizado ese matea nuestra comunidad y al campe- rial. El Estado no nos provee de sinado en general. Este abando- información clara y no hay particino se refleja en la desvalorización pación comunitaria en las decisiorural, en las necesidades insatis- nes que se piensa tomar al respecto, fechas que ya nombramos y en buscando el consentimiento libre, la desatención a nuestras vías de previo e informado que se necesitaría en estos casos. Es posible acceso. que los proyectos se hagan río 8.2 Territorio, montañas y abajo, pero las aguas que los alimentan provienen de las veredas aguas que quedan en la cabecera, por La información proporciona- lo que nuestra voz al respecto es da por el Estado sobre las decisiones esencial. de delimitación de áreas protegiAlgunas pocas zonas de nuesdas (páramos o bosque alto andino) y de los planes de manejo que tra vereda pueden estar minadas determinarán las normas de esas aún. Algunos vecinos tienen miezonas es inexistente o poco clara. do de caminar o realizar cualquier Tampoco se ha realizado un tipo tipo de actividad en esos lugares. de participación comunitaria para Las restricciones de Cornare la toma de esas determinaciones que busque el consentimiento li- a los usos domésticos que hacebre, previo e informado que las le- mos de las montañas dificultan yes colombianas exigen para estas nuestras formas de vida. Nuestra comunidad no saca madera para situaciones. comercializar, sino para el uso faLa posible llegada de proyectos miliar y para nuestras actividades energéticos, en particular hidroeléc- agropecuarias. tricas, al municipio de Sonsón y, posiblemente, a nuestro territorio

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Los animales con los que habitamos el territorio son valorados y respetados por nosotros.

Sin embargo, algunos hacen parte de nuestra dieta (aunque la caza es muy poca) y otros pueden afectar nuestros cultivos. Debemos llegar a acuerdos concertados que permitan evitar los peligros que generan los animales dañinos y, al mismo tiempo, protegerlos.

Nuestras aguas han sufrido una disminución en algunas ocasiones, sobre todo en los veranos fuertes. Desconocemos la razón de esta merma en su flujo.

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Los sistemas comunitarios y familiares de agua necesitan ser mejorados en su infraestructura para que el agua llegue más fácilmente a nuestras viviendas.

9 EN LA TIERRA DE LA ESPERANZA 69

para que podamos vivir bien sin afectar nuestra naturaleza, pues queremos que en un futuro haya más bosques y aguas.

Queremos

cerrar este recordar y reconocernos juntos caminando nuestros sueños. Hablar de ellos no significa soñar despiertos, inventar o hacer globos sin razón. Quiere decir concebir, crear y criar desde el trabajar unidos, siguiendo la sabiduría de los mayores y con la alegría del pensar-sentir-actuar compartido. Reafirmando nuestro poder de soñar, convocamos, creamos soñando (disoñamos) y damos propósito a otros mundos posibles donde todos los seres de nuestro territorio puedan vivir en armonía.

Es nuestra imaginación/memoria creadora, que despierta y realiza el presente.

Deseamos una comunidad en igualdad, con gente emprendedora y con ganas de trabajar la tierra. Esa comunidad tendrá un centro de acopio en la misma vereda, para que sean los compradores quienes vengan y los campesinos no tengan que transportar sus productos y venderlos a cualquier precio.

Queremos una Sirgua Arriba con una capilla, un puesto de salud y una carretera buena. Así mismo, una escuela más grande, varios profesores y espacios de recreación y convivencia para todos; de esta forma, crearemos una comunidad más sana y activa.

Nuestra vereda tendrá viviendas dignas con todos los servicios básicos, y programas y facilidades para los niños, los jóvenes y los Nos soñamos nuestra vereda con adultos mayores. todas las oportunidades posibles para que pueda vivir mucha gente con una muy buena calidad de vida. En ella existirán facilidades de trabajo, estudio y recreación

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En ella los campesinos seremos buscarnos para cumplir con sus tan valorados e importantes que obligaciones, y no nosotros a ellas. las entidades del Gobierno irรกn a

10 VOCABULARIO CAMPESINO 73

Aparejo: conjunto de correas y otros objetos que se colocan sobre los caballos o mulas para montarlos o ponerles carga.

Aretas: aretes.

Arrancar la yuca: juego de niAgregado: empleado o mayor- Ăąos en el que un jugador se sube a domo de finca. un palo y no se puede dejar tumbar por los demĂĄs.

Aguadulce: agua con panela.

Astilla: tabla corta sacada de Aguamasa: sobras de comida la madera de ciertos ĂĄrboles. Sirve que se les dan a los marranos. para hacer techos.

Aguasal: sopa que contiene Atado: conjunto de verduras agua, huevo, cebolla, cilantro y, amarradas, como el cilantro, la en algunos casos, papa. cebolla, etc.

Alforjas: costales que se utilizan de a dos, una a cada lado de la bestia, y permiten repartir el peso.

Atembado: sonso, bobo.

Atisbar: ver, mirar.

Algo: alimento que se toma Avenido: conforme, colaboraentre comidas, generalmente en la dor o en armonĂ­a. tarde.

Aventado: atrevido, osado.

Almud: medida para pesar graAzaroso: que da miedo, terror nos hecha en madera. o impresiona mucho.

Angarillas: tabla sostenida por Bacinilla o mica: recipiente que dos barras que sirve para transportar una carga entre 2 mulas o varias personas.

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se pone al lado de la cama para Cabezales: lazo con el que se orinar por la noche. agarra el animal.

Bañar o hacer baños (en un cultivo): echarle plaguicida a un cultivo.

Cacharro: situación inesperada.

Calabazo: recipiente o vasija útil para diferentes usos. Se fabriBaritiar: llevarles la comida a ca cortando por la mitad el fruto los trabajadores. del árbol calabazo (o totumo) y sacándole la pulpa y las semillas.

Bejuco: liana de material vegetal con la que se amarra algo; Calabozo: herramienta corta paguadua. ra podar y rozar. Está compuesto por una hoja de acero curva (en Berraco: fuerte, guapo. forma de hoz) y un mango de madera largo.

Berriondo: hábil, valiente. También puede significar enojado.

Canalón: camino o gruta.

Bestia: animal de carga. PueCancel: construcción hecha en de ser mula, caballo o yegua. tablas de madera.

Bicoca: algo pequeño.

Cantarilla: rifa que se pregona por las calles.

Bogadera: líquido para tomar, por ejemplo, el claro del maíz o Capacho: hojas que cubren o agua con panela y limón. envuelven el maíz.

Bogar: beber con rapidez.

Bolear: tirar, arrojar.

Boleta: pedazo de papel donde van anotadas las cosas a comprar en el pueblo.

Carbonero: persona que se dedica a elaborar carbón de la madera y a venderlo.

Carranchín: alergia.

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Cascajito: fragmentos de pie- otros. El jugador que ha sido condras, ladrillos y materiales duros. gelado 3 veces toma el lugar del que persigue a los demás.

Casco: uña de los equinos. TamChupado: moretón dejado en el bién se le conoce como pezuña. cuerpo por una mordedura suave.

Chamba: zanja que sirve como Chuspa: bolsa de papel. lindero; roto en el camino.

Cincha: faja que pasa por debajo de la barriga del caballo o la Chivero: carro pequeño con ca- mula y permite asegurar la silla. pacidad máxima de 10 personas, Claro: residuo que queda de que se usa para el transporte de personas, insumos o cosechas. Es cocinar el maíz. Se consume con el transporte característico de las la mazamorra o solo. veredas habitadas por pocas persoColgar los guayos: morirse. nas, por lo que tiene rutas establecidas en días y horarios específicos.

Coca: recipiente o plato hondo.

Chocolatiar (ojos): humedeciColino: planta pequeña sin trasmiento de los ojos sin que lleguen plantar. a caer lágrimas.

Chapolera: recolectora de café.

Chócolo o chocolito: maíz tierno.

Conchudo: abusivo.

Chocozuela: rótula.

Contemplar: mimar.

Convite: unión de muchas perChucha congelada: juego de niños en el que un jugador persi- sonas para hacer algo. gue a los demás para tocarlos y Cosechero: recolector de frucon su toque dejarlos inmovilizados, congelados. Los jugadores tos de algún cultivo. que no han sido congelados pueden descongelar con su toque a los

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Cristiano: persona.

El putas: el diablo.

Enrastrojarse: llenarse de arCuarta: medida de longitud. Es la distancia que hay entre los de- bustos y maleza un pedazo de dos pulgar y meñique cuando la tierra. Esto sucede cuando un tepalma de la mano se abre mucho. rreno no se trabaja y se cubre de nueva vegetación.

Cubierta: estuche donde se Entierros: tesoros indígenas, guarda el machete. dinero o monedas de oro y plata que se encuentran sepultados en Cuchinas: pies la tierra.

Cuchuco: sopa de maíz quebrado.

Envaradera: palo de madera que los campesinos utilizan para Cuzca: colilla del cigarrillo. tutorar algunos cultivos que neDesecho: camino que sirve de cesitan enredarse para crecer, por ejemplo, el fríjol o la arveja. En la atajo. actualidad algunas organizacioDesmatonear: quitar las ma- nes están produciendo postes de lezas que aparecen en un cultivo. plástico para evitar la deforestación por medio de esta práctica.

Destinos: trabajos de cocina, Escalera: bus característico de de arreglo de casa y de la huerta realizados por las mujeres en el las zonas rurales para el transporte de personas, cosechas o insumos. hogar campesino.

Algunas veces es un camión adapDevuelta: dinero que sobra de tado al que le quitan la parte trasera y le acondicionan un sistema de una compra. bancas. Tiene un segundo piso al que Dieta: período de 40 días des- se llega a través de una escalera que pués de que una mujer da a luz, du- está ubicada en la parte de atrás. rante el cual tiene que tener ciertos cuidados para que su cuerpo y su salud se restablezcan.

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Espuela: instrumento que se Garabato: vara larga con cuerusa en los pies para chuzar al ma- nos en la punta. Se usa para agacho para que ande rápido. rrar frutos que se encuentran muy alto.

Establecimiento (de panela): lugar donde se extrae y evapora Garlar: hablar. el jugo de la caña de azúcar y se elabora la panela.

Gota: enfermedad que le da al cultivo de papa y que ocasiona la Falda: terreno muy inclinado. pérdida de la cosecha.

Fiambre: alimento que se lleva Goterear: darle gota a un culpara trabajar o para ir de paseo. tivo de papa.

Normalmente va envuelto en hojas de alguna planta, por ejemplo, Grajo: mal olor producido en de plátano. las axilas.

Fierro: arma de fuego.

Guadaña: herramienta para huinchar u organizar prados.

Foco: bombillo.

Guandolo: agua de panela con Fonda: tienda en la que antigua- limón. mente los arrieros paraban a comer o a dormir durante sus largos Guaro: aguardiente. viajes.

Guasca (de plátano): material Fondos (de panela): cacerolas vegetal del tronco de la planta de para cocinar la panela. plátano.

Frisol: fríjol.

Fundamentoso: juicioso.

Fundillo: nalgas.

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Guasco: bordón con el que se le pega a la mula o que ayuda a hacer camino. También es llamado zurriago.

Guindar: colgar algo.

Hogao: guiso de cebolla, ajo y tomate.

Hormiguillo: enfermedad causada por un hongo que se desarrolla en los cascos de los caballos o las mulas.

Macho (comida): sopa de maíz quebrado parecida al cuchuco.

Macho: el macho de la mula.

Mamita: abuela.

Manga: césped.

Mano (del pilón): pedazo de Huinchar: destapar los potreros. madera delgado en el centro y redondeado en los extremos, utiliHuinche: herramienta para lim- zado para golpear el maíz hasta descascararlo. Es la herramienta piar el potrero. compañera del pilón.

Jarrete: talón del pie.

Mano prestada: sistema de reJornaliar: trabajar el campo para ciprocidad que se utiliza en el trabajo agrícola. En este, una perotro. sona ayuda en las actividades del Joto: paquete o bulto pequeño. campo en la tierra de otra persona, y esta última hará lo mismo Lata: comida que se lleva en cuando la primera lo necesite. recipientes cuando se sale a traMazamorra: maíz pilado y cobajar fuera de casa. cinado. Se le echa leche y panela.

Levantar: criar.

Mecato: golosinas.

Lía: soga o cuerda gruesa.

Media mañana: alimentos que se comen después del desayuno, Ligero: rápido. tipo 10:30 a.m.

Liguita o liga: dinero o propina.

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Parrandear: ponerse necio, baiMigas o migajotas: comida preparada con pan u otros ingredientes lando, peleando, tomando alcohol, etc. que se remojan.

Parva: piezas de panadería de Montañero: persona que vive en el campo. En ocasiones, el tér- diverso tipo. mino es usado de forma despectiva.

Pata limpia: a pie.

Monte: montaña.

Patojo: hijo menor.

Morro: cerro.

Peinilla: machete.

Mote: maíz cocinado con ceniza.

Pela: castigo físico cuando alguien se porta mal.

Muchacho: niño.

Mula: animal que usa el campesino como transporte.

Pelona: la muerte.

Personal: personas.

Mulera: ruana pequeña tejida en Pichurria: lo que queda mal healgodón, hilo o poliéster. Se utiliza para arriar las bestias, arropar- cho, lo que se produce mal. se o secarse el sudor, entre otros Pilar: descascarar o quitar la muchos usos. capa superior protectora que tieNacido: grano de pus en la piel. ne el maiz. Para ello, se coloca el cereal en el pilón y con la mano del pilón se va golpeando el grano Papito: abuelo. hasta quitarle la cáscara.

Paquete: aquello que sale malo Pilón: tronco redondo de maen algo que está empacado. Por ejemplo, cuando se empaca café dera con un agujero en el centro, y el que está malo se pone en la que sirve como base para descasmitad, se dice que ese bulto está carar el maíz. paqueteado.

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Pinchado: elegante.

Rastrojerío o rastrojo: parte de la montaña con arbustos pePionada: viene de peones, nú- queños y maleza. mero de trabajadores.

Reblujo: chécheres, trastos viePisco: pavo. jos o cosas que se guardan en un cuarto destinado para ello. TamPistear: perseguir o seguir a bién puede significar desorden. alguien o algo sin que este sospeche.

Recocha: bulla, algarabía, juego.

Poceta: lavadero.

Recua (de mulas): conjunto de mulas.

Poncho: prenda similar a la ruana pero de tela más delgada.

Requintar: ajustar o reacomodar la carga cuando se encuentra Ponerle fundamento: realizar encima de la mula. algo con seriedad.

Remoliniar: dar vueltas.

Portón: acceso hecho de palos y alambre que sirve para dividir finRetranca: correa ancha que sucas y/o entrar a potreros o cultivos. jeta la silla de un caballo o mula.

Quemar (agricultura): prender fuego a los potreros antes de iniciar la siembra.

Revirar: protestar.

Revuelto: verduras, cereales o tubérculos que puede contener una Quemar (arma de fuego): ha- sopa o un estofado. Es decir, todo cer un tiro. aquello que contenga dicho plato y no sea carne.

Ramada (panela): entable panelero.

Romería: personas en peregrinación.

Ramada: monte, lugar donde hay árboles y ramas.

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Ruana: prenda de vestir hecha Trabajadero: lugar donde se en lana para protegerse del frío. realizan las labores agrícolas.

Tiene forma cuadrada o rectangular y un agujero en el centro para paTragos: la primera bebida que sar la cabeza. se toma el campesino antes de desayunar; por ejemplo, café o Silo: secadora para airear la chocolate. comida.

Traído: regalo.

Sobrecargas: bultos que se ponen encima de la bestia.

Trapera: utensilio para fregar y limpiar el piso.

Socolar: limpiar o rozar un terreno de malezas o plantas inútiles.

Trapiche: máquina que prensa la caña de azúcar para molerla y Tacizo: calabozo pequeño de extraer su jugo. mango de madera muy corto.

Traste: objeto que se utiliza Tajo: pedazo de tierra. para realizar algo. Es una expresión común para referirse a los Tapetusa: especie de aguar- utensilios de cocina. diente que se saca del jugo de la panela.

Travesía: camino despejado y plano que se crea gracias al transitar Taquiao: lleno. de hombres y/o animales. También puede ser un atajo en un camino.

Tarro: envase donde se carga la bogadera.

Trucha: ágil, atento.

Tinaja: vasija de barro cocido Vaquiano: conocedor de un de tamaño mediano. terreno; alguien muy experimentado en algo.

Topar: encontrarse con alguien.

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Viviente: persona o familia.

Zumba: castigo fĂ­sico que se le da a alguien cuando se porta mal.

Voladero: abismo.

Zarco: de ojos claros.

VolcĂĄn: derrumbe.

Zurriago: bordĂłn con el que se Voltiar: hacer un trabajo o man- le pega a la mula o se abre camino. dado.

Yesquero: mechero o encendedor.

Zamarro: prenda de vestir que cubre desde la cintura hasta la mitad de la pierna. Se usa para montar a caballo.

Zaperoco: problema.

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