LAS CRUCES: tierra de hombres, mujeres, bosques y aguas

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Tejiendo Bioculturalidad

Las Cruces: tierra de hombres, mujeres, bosques y aguas


2019 Autores Yulieth Hillón Vega Comunidad campesina de montaña de la vereda Las Cruces (Sonsón, Antioquia, Colombia) Aportes Juliana Gaviria Springer Andrés Felipe Jiménez Gómez Valentina Mejía Calderón Santiago Osorio Moreno Fotografías Yulieth Hillón Vega Andrés Felipe Jiménez Gómez Diseño y diagramación Natalia Andrea Gil Flórez Yulieth Hillón Vega Ilustraciones Natalia Andrea Gil Flórez Impresión MT Colombia S.A.S. ISBN 978-958-8719-92-4

Universidad EAFIT Vigilada Mineducación

-Distribuir libremente -No lucro -Reconocimiento de autoría



En homenaje y en memoria de todos los abuelos y abuelas que han habitado nuestras veredas. De aquellos que dejaron su huella hace mucho tiempo en los parajes de nuestro territorio y en nuestros corazones. De los que murieron mientras se escribían estas líneas. Y de los que aún pisan esta tierra con su andar lleno de sabiduría, o viven en ella por medio de los recuerdos.


CONTENIDO

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Presentación

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¿Dónde estamos?

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Nosotros: campesinos, montañas y aguas


4 5 6

Otros habitantes de nuestro territorio 4.1 Otros seres: la Madremonte, los duendes y las brujas

Haciendo memoria: creaciรณn de nuestros paisajes bioculturales

Nuestro habitar el territorio: modos de vida


Nuestra común unidad, nuestros acuerdos y nuestras costumbres con montañas y aguas

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7.1 Nuestras montañas y aguas 7.2 Costumbres comunitarias

Nuestros desafíos 8.1 Identidad y modos de vida campesinos 8.2 Territorio, montañas y aguas

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En la tierra de la esperanza

Vocabulario campesino




1 PRESENTACIÓN

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Ante

partes de este documento. Somos comunidades campesinas de montaña que conectan el pasado y el presente, y se reinventan constantemente (como lo mostramos en el capítulo 2. ¿Dónde estamos?). Nuestras pieles curtidas por el sol, los colores de las montañas, nuestra idiosincrasia o la limpieza del aire y las aguas muestran que coexistimos con este territorio y que nos transformamos mutuamente (capítulo 3. Nosotros: campesinos, montañas y aguas). Compartimos nuestro hogar con otros seres humanos y no humanos a quienes debemos respetar (capítulo 4. Otros habitantes del territorio), y somos fruto de una historia de siglos en esta tierra que honra a nuestros ancestros y que nos define (capítulo 5. Haciendo memoria: creación de nuestros paisajes bioculturales).

un mundo que no valora el campo o que subordina lo rural al beneficio económico que de él pueda obtener, los habitantes de nuestra vereda hemos tenido que buscar vías para proteger lo que somos y el vínculo que tenemos con nuestro territorio y con la naturaleza. Uno de esos caminos es el (re)conocimiento por parte de propios y extraños de ese rostro campesino que hace parte de las altas montañas sonsoneñas. Por eso, nos reunimos para contar el ser, el pensar, el sentir, el actuar, la historia y las preocupaciones de este territorio, incluyendo a todos sus pobladores humanos y no humanos. De eso se trata este Moramos estas montañas mediante modos de vida y costumbres que pequeño libro. queremos mantener (capítulo 6. Es un esfuerzo para recordar y Nuestro habitar el territorio: modos afirmar quiénes somos, qué nos de vida). Nuestra casa común, los une y cuál es nuestro lugar en el compañeros de hogar con los que mundo. Es allí donde está el es- convivimos, la historia colectiva que píritu que anima cada una de las

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compartimos y las formas de vida que nos caracterizan nos enseñan y piden acuerdos comunes de convivencia para cuidar la tierra, los lares, las aguas, los animales, las plantas, las costumbres y la memoria (capítulo 7. Nuestra común unidad, nuestros acuerdos y nuestras costumbres con montañas y aguas). Afrontamos grandes desafíos que ponen en peligro nuestra pervivencia como campesinos de montaña y, a su vez, la existencia de toda la sociedad colombiana

(capítulo 8. Nuestros desafíos). Y, sobre todo, nos guía y nos mueve nuestro corazón, porque soñamos un futuro bueno para las generaciones de seres por venir (capítulo 9. En la tierra de la esperanza).

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2 ¿DÓNDE ESTAMOS?

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Nuestra vereda se llama

Las Cruces. Estamos ubicados en el municipio de Sonsón, al suroriente del departamento de Antioquia. Nuestros vecinos son: al norte, las veredas de San José de las Cruces y El Rodeo (ambas del departamento de Antioquia); al oriente y al sur, la vereda de Perillo (Antioquia); y al occidente, el municipio de Aguadas (departamento de Caldas). Hay 2 maneras de llegar y salir de la vereda. La que más usamos es la que conecta directamente al pueblo de Sonsón con la entrada a nuestro territorio. Agarramos una escalera, una moto o un carro en el pueblo y tomamos la vía Sonsón-El Rodeo-San José hasta llegar al final de la ruta, en un sitio que llamamos La Terminal de Las Cruces. Desde allí, para llegar al centro de la vereda, seguimos en moto, cogemos bestia o caminamos una hora a paso ligero por

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camino de terracería. Nos demoramos alrededor de 2 horas haciendo todo el recorrido en moto. Si quiere venir en escalera, tenga en cuenta que sus horarios son de viernes a domingo en las horas de la mañana. Existe otra forma de salida por la parte de abajo de nuestro territorio, cerca del río Arma. Allí tomamos las escaleras que salen de Sonsón a la vereda Arenillal a las 7 a. m., 10 a. m. y 4 p. m. Esa ruta la utilizamos cuando debemos viajar más seguido o entre semana.


Mapa 1. Las Cruces

(ElaboraciĂłn nuestra)

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N

Caminos Bosques LĂ­mites

Lugares comunitarios Aguas



3 NOSOTROS: CAMPESINOS, MONTAÑAS Y AGUAS

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Los habitantes

de Las Cruces somos una comunidad campesina unida que trabaja en común para cada día ser mejor. Somos buscadores de un buen mañana para los que vienen adelante, para nuestros niños y jóvenes. Por eso, aunque a veces somos olvidados o subvalorados por los demás (incluido el Estado), seguimos luchando para seguir viviendo en el campo con toda la abundancia que él nos provee. Consideramos que las condiciones de vida son más difíciles en las ciudades y los pueblos, y es el campo el que brinda reales posibilidades para un buen vivir.

Somos gente honesta, amable, servicial y copartidaria con propios y extraños. En esta tierra todos buscamos el bienestar de nuestra vereda y de los que viven o llegan a ella. Por eso, creemos en el trabajo, el compartir, la unión, la solidaridad, la colaboración y el apoyo mutuo. Esos son los valores en los que se basa nuestra comunidad humana y los que nos guían y organizan en la vida diaria. Ellos son los que florecen en nuestra Junta de Acción Comunal (JAC), nuestra religión, las cabalgatas por solidaridad, el dolor que sentimos cuando un vecino se va o las relaciones que tenemos con las instituciones que cuidan a nuestros hijos y unen a la familia, como la escuela o la Corporación Educativa para el Desarrollo Integral (COREDI). Aquí la regla es que se le echa la mano al que lo necesita: al enfermo, se le socorre; al que no tiene, se le com-


parte; al que llega, se le atiende; al las que les tenemos respeto) nos que sufre una penuria o una nece- conectan como comunidad. sidad muy grande, se le hace una Al igual que la naturaleza nos da fiesta para recoger fondos… cosas, nosotros también les hemos Pero eso no es todo. Este es una aportado muchos elementos a este territorio de vida en el que lo na- territorio y a la sociedad en genertural se une con lo humano per- al. Somos una familia grande que mitiendo la existencia. Nosotros se ha formado en el compartir esta somos parte de la montaña; ella tierra y la vida en ella. La carretera, y todo lo que contiene han permi- la escuela, la capilla, el acueducto tido nuestro mundo y, por tanto, comunitario o el centro de salud sabemos que son nuestra mayor son una infraestructura construiriqueza. Gracias a la montaña te- da con nuestras manos, que nos nemos agua limpia, aire puro, ali- aferran a nuestro terruño. Igualmentos, trabajo y leña para cocinar mente lo hacen nuestros modos o construir. De ella vivimos: con de vida, que como es de esperarse solo sembrar una planta, la pone provienen de esas montañas y de a vivir y nos da comida; ella nos sus aguas. Trabajamos la tierra, carga y nunca nos dice: “Váyase tenemos cultivos y, algunos, ganade aquí”. Por esta razón, pensa- do. Por medio de ellos creamos vida mos que la tierra es nuestra ma- para nosotros y otros. ¿Qué sería de dre, la amamos y la cuidamos. los pueblos sin los campesinos? Sentimos que el sol, el agua, la Puede haber dinero, pero si no lluvia, el viento, la fauna y la flo- hay comida, ¿quién vive? ra que habitan con nosotros el territorio (también las culebras a


Ahora, si bien en ciertos momen- Si la tierra hablara, cuánto tendría tos del pasado no hemos cuidado por contar… las montañas y sus aguas como se merecen, el paisaje natural y cultural que se ve en Las Cruces es debido a sus habitantes. Conocemos palmo a palmo este territorio y lo hemos llenado de historias.

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4 OTROS HABITANTES DE NUESTRO TERRITORIO 27


Sin embargo, nos dimos a la tarea de enumerar los principales, con el fin de concientizar a propios y extraños de su existencia y buscar estrategias para protegerlos y convivir con ellos. De ahí salen las siguientes tablas con los animales y los únicos las plantas más conocidos en nuesque habitamos estos territorios! tros territorios (tabla 1 y tabla 2). De hecho, nosotros, los humanos, somos minoría. Compartimos nues- Igualmente, en estas tierras moran tras veredas con un sinnúmero de seres de otro tipo que, en algunas animales, plantas y otros seres ocasiones, hemos visto o sentido, y que, igual que nuestra gente, hi- cuya existencia se corrobora gracias cieron de estos valles, montañas y a las historias de nuestros mayores. ríos su hogar. Tenga plena seguri- La Madremonte, los duendes, endad de que va a toparse, sentirse cantos, ánimas o brujas rondan acompañado o asustarse por al- tanto la memoria de los viejos, y guno de ellos, cualquiera que sea también de ciertos adultos, como la actividad que esté haciendo: algunos parajes de esta vereda, a caminar por el monte, recorrer veces sin que nos demos cuenta. nuestros caminos, ir al río, labo- Puede que su presencia sea merar en nuestros trabajaderos, ha- nos evidente y que, incluso, pencer los oficios del hogar, arreglar semos que no existen o que han la huerta o simplemente disfrutar desaparecido; sin embargo, ahí el paisaje desde el balcón de la están, como custodios de este tecasa. Con solo abrir los ojos, los rritorio y su cultura, cerca o lejos de nosotros. Es por esta razón que encontrará. nuestros abuelos relataron sus exNuestras veredas son supremamen- periencias con algunos de estos te biodiversas y tienen un número otros seres…, para que nunca los significativo de especies de flora olvidemos. y fauna. Nombrar a todos y cada uno de estos habitantes es difícil.

¡No somos

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Tabla 1. Animales de nuestras veredas Mamíferos Chucha mantequera

Ardilla

Burro

Caballo

Chivo

Comadreja

Conejo

Erizo

Gato

Guagua

Loba Chusquera Cabezona Venada

Guatines

Gurre

Lobo

Macho

Mampuro

Mula

Murciélago

Perico

Perro

Perro de monte

Ratón

Tigrillo

Vaca

Yegua

Zorro

Pájaros Aflechero Chilcagua

Águila

Azulejo

Cucarachero Desperdicia

Barranquillo

Caravana

Gallina

Gallinazo

Gallineta

Gallo de monte

Ganso

Garrapatero

Golondrina

Gavilán

Guacamaya

Guacharaca

Guiza

La solitaria

Loro

Palomo

Pato

Pava

Perico

Pisco

Silva silva

Sinsonte

Toche

Tórtola

Turpial

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Peces Briola

Cangrejo

Corroncho (capitán)

Pez cabezón

Trucha roja

Insectos, anfibios y reptiles

Culebras

Insectos

Otros

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Cabecicandado

Cazadora

Ciega

Coral

Falsa coral

Juetiadora

Rabo de ají

Verde

Abeja africana

Abejorro

Alacrán

Broca

Caranga

Chapola

Cucarrón

Garrapata

Grillo

Gusano santamaría

Hormiga

Mariposa

Mosca

Palomilla

Pulga

Tábano

Trío

Zancudo

Araña

Iguana

Lagartija

Orejera

Rana

Tortuga

Yaruma


Tabla 2. P l antas de n ues t r a s v ered a s Árboles Aguacatillo

Algarrobo

Arrayán

Botoncillo

Camargo

Carbonero

Cargagua

Cebolla

Cedro

Cerezo

Chaquiro

Chilco

Cinco dedos

Chachafruto Chagualo Ciprés

Comino

Drago

Dura moco

Encenillo

Espadero

Eucalipto

Gaucho

Gavilán

Guácimo

Guadua

Guamo

Guayabo

Huesito

Laurel

Tuna Amarillo Boñiga

Lulo

Manzanillo

Navidad

Pite

Quiebra

Roble

Sietecueros

Nogal Yolombó

Plantas con flores Aguacate

Begonia

Breva

Durazno

Guanábana

Guayabo

Hortensia

Limón

Limonero

Mandarino

Mango

Manzana

Naranjo

Papaya

Rosa

Flores caseras diversas

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Plantas medicinales

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Ajenjo

Albahaca

Alcachofa

Apio

ร rnica

Borraja

Cidrรณn

Clemor

Col de monte

Cola de caballo

Diente de leรณn

Hinojo

Limoncillo

Manzanilla

Romero

Ruda

Penca de sรกbila

Perejil

Plumilla

Poleo

Sauco

Tomillo

Yerbabuena


4.1 Otros seres: la

Madremonte, los duendes y las brujas

No, esos animales sí los hay. Eso ha existido toda la vida. Hay gente que dice que no, pero yo les digo: “Si no la cree, ensaye. Acompañado, usted habla mucha bobada, pero solo es otra cosa. Métase y verá. A ver qué tan finito es”. Es que cuando uno se va solo para la montaña es que siente y ve cositas. La Madremonte tiene 3 dedos en un pie y en el otro no tiene sino este y este (índice y pulgar). Si se para en un pantanero, en este lado deja 2 dedos y en el otro deja tres. Es melenuda hasta abajo, melena como verde. Para encontrarla, usted debe ir abajo, abajo, allá en el plan. En la culata de este morro que sigue de la torre hacia abajo, bastante al fondo del río, está la cueva de ella. Eso es un salón grande, grande. La han visto cuando pasa para el otro lado o cuando baja por el río. Ella baja y sube, pero la cueva la mantiene ahí. Bastantes la han divisado al lado del río.

Si usted le silba y está cerquita, coge una mano de esas y se tira para atrás la melena, y es como una vaca. Entonces, se ríe y le pela a uno los colmillos. Si la molestan mucho, lo llama a uno con una voz delgadita, como la de un muchachito. La Madremonte es muy misteriosa, sabe el nombre de uno. Al momentico, cuando ya la tiene encima, va a sentir un olor a pecueca, porque huele muy maluco, como a azufre. Pero ella no es capaz de tirarle; como que suelta un vapor que lo deja a uno sin fuerzas, como borracho, desalentando, entumido… Ese animal no es charlando; la Madremonte sí existe. Aquí en frente, que hay cañadas, se le oye llorando; es como un niño chiquito. Antier esa hijuemadre lloraba por allá, por una quebrada. Eran las 11, ese zancudero de medianoche y ese frío... En eso, me silbaron y me llamaron: “Fabio”. “¿Qué será?”, pensé. Volvieron a hacer lo mismo –un silbido delgaditico–. ¡Y me va dando ese miedo! Y yo pensaba: “¿Será la mujer que vino a buscarme?”.

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Yo siempre sacaba una coca en la escopeta con un balín cruzado, entonces, le metí esa coca… Nuevamente, me silbaron; se sentía lejos y me dio por contestarle. Me silbó cerquitica a los 2 minutos. Y yo, con ese miedo, arranqué por esas faldas, pa’rriba, para la carretera. Iba en un morrito cuando sentí que me silbó allá abajo, no le respondí; es que cuando uno le contesta, ella lo persigue. Subiendo, otro silbido…; cuando llegué a la casa, otra vez. Ahí estaba mi mujer y me dijo: “¿No va a comer?”. Al momentico, me silbó al lado de una mata de guadua de la casa. Le dije a mi mujer: “Preste la comida”, me puse a rezar y les prendí una velita a los santos… Ya no volvió a silbar. Es que la Patasola y la Madremonte son como lo mismo. En esas peñas de por allá hay una cueva donde existe ese animal. Una vez, yo iba con un perro de cacería y se asustó; se metió entre las patas mías y yo aguantándome ese pulguero. Cuando, para el otro lado de donde estábamos, vi un animal musgudo que subió por una cañada. Aunque no lo alcancé a ver bien, era como un tronco con

mucho musgo… y rápido: había cruzado el río y no me di ni cuenta. Eso, en espíritu, pasa por encima de las aguas o por una peña. Además, se ha llevado muchachos chiquitos para el monte, de 7 u 8 años; los persigue, los atortola y se los carga. Dicen que cuando les quita la sal, les chupa la sangre y se los come. A un niño de por allí lo embolató en Los Naranjos. Se le presentó como la mamá. El papito se fue a cortar unos guineos para darle a la bestia y el muchachito se quedó solo. Y por ahí es siempre montañoso. Cuando subió el viejito, ya no estaba. Entonces, el abuelo dijo: “Ah, jueperra, se lo llevó la Madremonte”. Pusieron los perros a buscar el niño y ya lo tenía junto a Los Naranjos. Ese se perdió a las 6 de la tarde y lo encontraron a las 4 o 5 de la mañana andando detrás de ella. Cuando los perros sentían a la Madremonte cerquita, se ponían a aullar, y la gente avanzaba detrás de ellos. Ella, al ver que la gente ya la estaba acosando, lo aflojó y se le fue retirando. Cuando le echaron mano al pelado, él decía: “No me

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lleven, vean a mi mamá, ahí va”, y ellos no la avistaban. Lo subía embobado para enterrarlo por esas montañas. Y lo llevaba tan atortolado que a ese muchacho después lo llevaron donde el médico y no quedó así como estaba primero, no. Él sí charla con usted y todo, pero quedó siempre corridito. No le echó mano, ¿sabe por qué? Por el escapulario. Él contaba que la mamá, con un palo, le quería quitar el escapulario. Ahora ya la tienen muy derrotada a la Madremonte, no como primero que era muy empoderada. Y también aparece en forma de animales. Una vez, a un amigo, en un saldo de pavas a las 6 de la tarde, le dio por cazar una. Y le cuento que le hizo un tiro, cuando le vio otro brazo… y dijo: “Esta hijuepucha no cayó. ¿Será otra?”. Volvió y la quemó, y nada. Veía que caía y le brincaba otro brazo. Le hizo como 10 tiros y ya anocheció; le cogió miedo y pensó: “Ya mañana vengo a recogerlas”. Al otro día fue y nada, ninguna pava…, solo los gajos que salen de la escopeta. Y otra vez me sucedió a mí con algo que parecía como un perro de monte o un palo. Eran

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como las 6 de la tarde también. Iba con un muchacho y le quemé... y nada. Le eché 10 tiros y el otro también; caía al suelo, quedaba como torcido –como si estuviera herido– y brincaba para otra parte. Me quedaba un tiro y le dije al compañero: “Eso es el Putas, volémonos y dejamos ese animal por allá”. Quién sabe qué era eso. Le pegábamos un tiro y caía, nos miraba y saltaba a otro palo más allacito…. ¡Qué cacharros le pasan a uno! Brujas también han existido. Es que maldad sí hay; mucha gente mala, toda satánica, que le vende el alma al diablo para embolsarse un cliente que les gusta. Cuenta un amigo que una bruja lo pisaba. A mí me pisó una mera vez, pero no volvió. Uno siente una cosa cuando está durmiendo, algo que se mueve como por el zarzo y, al momentico, la nota uno venir. Entonces, se le van las fuerzas del cuerpo, ese demonio se pone encima y usted siente que se revienta. Eso dejan unos chupados por todas partes y unos muelazos por el cuerpo. Ahora años había mucha gente que era bruja, vie-


jas…; hacían estudios de dragón rojo, de esos malos, y hasta compromiso con el diablo. Se veían con una escoba prendida por las noches. También había duendes. Los encontraban en las casas jugando y manoteando por ahí o andando en las vigas. Les gustaba robarles los trastes, los interiores

y los brasieres a las mujeres; seles perdían y los encontraban en otra parte. ¡Es que eran atentos y enamorados! Ambos, las brujas y los duendes, se han acabado mucho… ¡Será que se murieron los desgraciados! Don Baltasar y don Fabio, mayores de la vereda Las Cruces.

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5 HACIENDO MEMORIA: CREACIÓN DE NUESTROS PAISAJES BIOCULTURALES 39


salieron a su encuentro cubiertos de diferentes objetos de oro (cascos, coronas, narigueras, pectorales, collares o cinturones), parecían vestidos con corazas al estilo de los caballeros armados europeos.

Nuestros recuerdos nos

hablan de una historia en este territorio. A través de ella, es decir, de cómo hemos poblado esta tierra, de la manera en que les hemos dado forma a sus pliegues, de las huellas dejadas por nuestros ancestros, de la construcción de nuestras casas y trabajaderos, del organizarnos colectivamente…, en fin, de lo que hemos vivido sobre estas tierras, podemos evidenciar nuestra presencia viva en todos los rincones de la vereda, la relación que tenemos con la naturaleza y la identidad biocultural que existe en nosotros. Las Cruces es el territorio de los indígenas siriguas, sus habitantes más antiguos. Ellos, junto con otras tribus aledañas (como los maitamaes, los purimaes y los sonsúes), provenían del grupo indígena tahamíes, y fueron llamados por los españoles los armados. Como nuestros aborígenes

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Nuestros antepasados eran agricultores, cazadores, recolectores, pescadores, comerciantes y orfebres que, al igual que nosotros, entendían la montaña como un todo. Así, convivían y se abastecían de todas sus partes: aprovechaban los frutos que las zonas altas de las montañas les brindaban, cultivaban y tenían animales en las partes medias y bajas, y pescaban y sacaban minerales de los ríos. Con la llegada de los conquistadores, estos primeros habitantes desaparecieron. La guerra y las enfermedades los exterminaron, y los pocos que quedaron fueron trasladados a otros territorios. Algunos dicen que se los llevaron como esclavos a las minas de oro que quedaban en el resguardo de San Lorenzo, municipio de Riosucio, departamento de Caldas. De ellos solo nos quedan algunas olli-


tas de barro que hemos encontrado en los trabajaderos que se han abierto en las partes altas y bajas de la vereda. Después de un tiempo de olvido y abandono en el que estos territorios estuvieron en manos de colonizadores que no se preocupaban por ellos, 36 colonos pobres y sin tierra de Rionegro y Marinilla, liderados por José Antonio Alzate, decidieron pedírselos al gobernador de la provincia de Antioquia, Francisco Baraya y La Campa. Tras 12 años de pleitos legales, 86 personas migraron a áreas cercanas de lo que hoy es Sonsón, y en 1800 fundaron el pueblo que lleva ese nombre. De los descendientes de esa gente, y de otros que posiblemente llegarían más tarde, saldrían las familias que fundaron nuestra vereda hace unos 150 años (pensamos que pudo ser entre 1850 y 1860): los Cárdenas y los Galvis. A ellas les siguieron otras más: los Montes, los Gallego y los Martínez. Esas son generaciones de muchos años.

trabajaderos. Esa gente era como más misteriosa, una cosa muy bonita. Como abundaba mucho la madera, las casas eran de ese material; el entejado también, de astillas de madera. Ellos se iban para el monte con hachas –ahora tiempo no se veía una motosierra–, bajaban el palo de roble y le hacían un corte especial que les permitía meter una cuña, como una especie de puntilla. Así sacaban los palos en tronco y el cascarón, es decir, unas astillas largas y delgaditas que eran las tejas. Igualmente, entechaban con hojas de trigo. Hacían un rancho grande, le ponían alfardas y limatones y lo cubrían con el mismo trigo. Esas chozas duraban hasta más de 10 años sin podrirse. Era mucha berraquera de ellos.

Para sobrevivir, les tocaba abrir monte. Rozaban las montañas y sembraban. Cultivaban trigo, maíz, arracacha, fríjol, plátano, yuca, ahuyama, papa y victoria. Cada una la ubicaban en la parte de la cordillera donde el clima les sentara: las de tierra fría, arriba; las de tierra Esto era puro monte en esa épo- templada, abajo. ¡Estas montañas ca, pura selva. Los antiguos iban eran unos trigales! Despejaban un entrando hacían casitas y rompían

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lote, regaban el trigo, lo dejaban medio tapado y, cuando salía, aprovechaban el corte y la semilla. Al primero lo cogían a garrote y, para sacarle las piedritas, hacían unos harneros de cuero de vaca redonditos, en arco, con unos rotos chiquitos y parejitos, como si se lo estuvieran comiendo los ratones, y ahí quedaban las impurezas. El resultado lo compraban en Sonsón para hacer parva. Con las semillas hacían arepas y alimentaban las gallinas.

jos. Las victorias eran grandes y, con ellas, se hacía un dulce que no podía faltar en ningún trabajadero. Lo más bonito de todo es que no usaban baños ni abonos; las maticas brotaban así no más. Hoy en día, si no se echa fertilizante y plaguicida, no sale nada. Es que todo ha cambiado, todo se ha acabado. Hasta las generaciones. Las generaciones berracas se terminaron; los que estamos ahora ya somos muy flojos.

Esa gente sí era de sangre, eran personas muy alentadas. Cuando les tocaba ir hasta el pueblo a vender lo que cultivaban, hacían un viaje larguísimo porque la carretera venía solo hasta la represa de Sonsón. Esa gente salía de aquí como a las 2 de la mañana y entraba allá como a las 10 u 11 del día. Llevaban de 3 a 5 almudes de maíz y trigo: los vaciaban en una canasta y se la terciaban en la frente como lo hacen los indígenas. La demora era llegar y vender las cositas, porque se devolvían el mismo día como a las 3 de la tarde La papas eran de las finas –la con el morralito lleno de mercanegra, la criolla, la pipina o la ne- do; estaban de regreso a las 11 o vada–, de esas que hacen que un 12 de la noche. Como cargar daba almuerzo con ellas huela desde leLo que sembraban era de semilla fina, legítima. No como las de ahora, que no dan o son todas genetizadas. El maíz era del criollo, el maíz capio o blanquito, que da leche y alimenta bien a los marranos y a las gallinas. Con él, las abuelitas hacían unas coladas y unas tortillas de lujo, es decir, de mucho alimento. El fríjol era de unas variedades muy buenas para comer: el petaco –que ya no existe hoy en día–, el viborino y el sangre de toro.

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tanta hambre y en ese tiempo se cultivaba mucho la arracacha, con ella hacían migajotas que acompañaban con chocolate. Todo eso lo echaban en la canasta y aguantaban con ese fiambre hasta el pueblo. Así mismo, con el tiempo empezaron a tener sus animalitos. Las gallinas, el ganado de carne y leche, los perros y las bestias no podían faltar en las casas. Tampoco la mazamorra con media libra de panela, traída de un establecimiento que quedaba en la vereda cercana de El Rodeo, o con arequipe de panela, ya fuera blanquiado o amarillo. Los huevos, el pollo y la leche eran para consumo doméstico. La dieta se complementaba con la caza de animales de monte: guaguas, pavas, conejos, gurres… Los antiguos eran muy buenos cazadores. Se sentaban, de día o de noche, solos o con amigos en el monte, calladitos, a veces con perros, a esperar que viniera la presa. Conocían muy bien cómo se comportaban los animales, por lo que sabían a qué hora salían, si se les podía alumbrar o no, en qué momento había que echar los perros y cuándo se disparaba. Toda una ciencia.

Al principio, ganado vacuno tenían poco, porque les gustaba criar ovejos, y el uno y los otros no van juntos. Aunque no tenían en la misma cantidad que en la vereda vecina de Perrillo, las ovejas les ayudaban mucho porque las motilaban y vendían en el pueblo la lana para hacer ruanas, gorros y cobijas, o ellos mismos los hacían y los vendían. En ese tiempo todo el mundo era enruanado; es que

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eran muy buenas ruanas, ¡hasta impermeables! Las señoras tenían una máquina especial para hilar: constaba de una ruedita y una palanquita, y echando pedal iban hilando. Después, ponían un telón –como del ancho de una puerta–, trababan con unas cuerdas o con nailon e iban pisando con una peineta. Luego de hilarla, con un cepillo de alambre carrasposo, la raspaban; eso quedaba lanudito. Gente berraca, ya no se ve eso. Cuando el carbón y la madera eran tan codiciados en los pueblos y ciudades, los abuelos empezaron a quemar y a aserrar el monte para vender esos productos en el pueblo. Por otra parte, como a mediados del siglo pasado, el café entró a nuestros territorios. Un indio le entregó las primeras semillas a don Ovidio Cárdenas y le dijo que era el futuro del país (ver el recuadro en las páginas 46 y 47). Los antiguos eran tan antiguos que no conocían el café; creyeron que era una cosa sin importancia. Don Ovidio rozó un tajito y tiró esos granos como cuando sembraban el trigo. Por ahí como a los 3 o 4 meses volvió. Encontró unos

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palitos hasta bonitos, los destapó, estacó y desyerbó. Los palos fueron creciendo y, al tiempo, les salieron unas bolitas rojas. Alguien con más experiencia, quién sabe quién sería, le comentó que eso era café, que servía para hacer el tinto que se tomaban y le dio la clave. Eso se seca poniéndolo al sol y se muele de tal manera. En un inicio, descascaraban y molían el café en las piedras de río donde molían el maíz. Después, las abuelas ya utilizaron la misma máquina de moler para sacarlo más ligero, e incluso lo volvían polvo con una piedra. A veces, para tostarlo, lo ponían en un sartén con panela y lo revolvían hasta sacarlo canelito; olía delicioso y quedaba suavecito, daban ganas hasta de comérselo así. Al ver esto, los abuelos dijeron que había que ponerle fundamento al café. Los vecinos cogieron semillas de esos primeros palitos y fueron abriendo cafeteras. Cuando ya resultó que don Abelardo Otálvaro de Sonsón lo compraba, es decir, que valía plata, la


gente iba y lo vendía al pueblo. Pero, al principio, no era mucho; el tiempo en que todo el mundo se volteó a sembrar café vino después del 2000. En todos estos ires y venires la vereda fue creciendo y desarrollándose. En las décadas de los 60 y 70 del siglo XX, y hasta los 90, había familias muy numerosas que trabajaban la agricultura y la madera, y cada vez más el ganado vacuno y el café. La gente era muy unida y luchaba para salir adelante; al principio, organizados internamente y, después, con la JAC. La infraestructura grande que hay poraquí fue hecha comunitariamente, aunque algunas veces hayamos contado con la ayuda del Gobierno. Hace como unos 90 años, los antiguos hicieron juntos el acueducto que actualmente surte a 35 familias. Se reunían en convites, invitándose los unos a los otros o pidiéndoles ayuda a otras veredas, para traer el material desde Los Órganos, lugar a donde llegaba la carretera. Antes de eso, les tocaba cargar el agua a las casas en calabazos desde las quebradas y cañadas ubicadas en la parte baja de nuestro territorio.

También hicimos la escuela. Primero, la construimos en cancel o madera, pero el temblor que hubo en 1962 la tiró al piso. Entonces, la fabricamos en tapia. Para 1980 la volvimos a levantar en material. Por otro lado, cuando la gente se enfermaba, tocaba salir corriendo para el pueblo, ¡y con esa carretera que teníamos! Entonces, decidimos edificar un centro de salud para atender a los que se indisponían. Aunque nos tocó traer nuevamente el material desde Los Órganos, para los años 90 ya lo teníamos. Es que en Las Cruces, desde siempre, ha habido una regla muy clara: ayudarles a los enfermos. Si hay una persona que está muy enferma y no tiene con qué ir al médico, se hacen actividades para darle plata o para conseguir una bestiecita que la lleve o que le transporte sus productos. Igual pasó con la capilla y la inspección; entre todos las construimos. Eso era muy bueno porque, ya con eso, había romerías de hasta 8 días; venía el cura y se quedaba todo ese tiempo en la escuela.

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El indio y el café en Las Cruces Mi mamá dice que una vez vino un indio muy sagrado. Yo al indio no lo conocí, pero era muy sabio. No sé dónde vivía, él pasaba por acá… Como decir, era un indio que recorría y sabía mucho de medicinas y de todo, pero también a aquel que se burlaba de él lo castigaba. ¿Y le digo por qué el indio era tan sagrado? Mi mamá cuenta que una vez ella le dio de bogar en un vaso, y que él le dijo: “Vea, yo sé que usted es pobre. ¿Cuántos vasos tiene?”. “No tengo sino 2”, le contestó mi mamá. “Deme esos 2 vasitos”, y ella le trajo el otro. “Estos vasos se los voy a conjurar para que no se le quiebren. Yo le garantizo que de aquí a 5 años usted todavía los tiene. Se pueden caer y no se le quiebran”. Mi mamá pensó: “Ah, bueno, usted sabrá más que yo”, y se puso a rezar ese man esos vasos. Ella contaba que la acompañaron 5 años; los dejaban caer en tierra o en piso encementado y no se quebraban. Ese indio era tan sabio que se trajo unos granos de café yo no sé de dónde y les dijo que ese iba a ser el futuro de la juventud y de los que iban a ir naciendo de ahí para adelante. Le dijo al papá de mi mamá, a don Ovidio: “Vea, estos granitos de café, yo sé que se llaman café, no sé si tendrá precio mañana. Tírelos, siémbrelos, usted verá, pero siémbrelos”. Y le dio unos granitos y el viejito los sembró. Era el café pajarito, ese fue el primer café que hubo aquí en Colombia. Y le cuento otra historia que mi mamá presenció también personalmente para que se convenza. En ese tiempo los indios no usaban pantalones, sino que era de bata. Un día el indio se puso a tomar gaseosa y vio a 2 manes bebiendo aguardiente. Apenas lo vieron vestido así, empezaron a burlarse de él; el indio se dio cuenta. Fue y le dijo al cantinero: “Deme una mediecita de aguardiente, esos muchachos están como contentos tomando aguardientico”. Y se les acercó: “Vengan, tomen aguardientico”; a uno le echó en el vaso, “y usted está más de suerte –le dijo al que se burló más de él–, a usted

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le tocó fue la botella, el resto”. El indio salió y esa gente quedó con el aguardiente. Y al que le tocó la botella comentó: “Hombre, estábamos de suerte”, y ahí mismo cogió la botellita –no se sirvió, sino que cogió la misma botellita– y brindó con el otro que tenía el vaso; cuando de pronto esta gente se fue quedando con eso pegado de la trompa. Al uno le quedó el vaso pegado y al otro la botella. Ese indio sí sabía. Entonces, el cantinero les dijo: “Ustedes se burlaron de ese señor y vean lo que les pasó”. Les tocó buscarlo, a ver dónde lo encontraban, y darle mucha plata para que les quitara eso. ¡Porque nadie se los quitaba! Y es que claro, eso rezado. Mi mamá me contaba ese cuento y me advertía: “Nunca, mijo, se burle de la persona fea, grave, viejito o niño; antes ayúdele. No se burle de nadie, mijo, que en el mundo estamos y la vida voltea”. Esa historia me la dejó mi mamá y esa historia yo la he respetado mucho. Don Baltasar, mayor, vereda Las Cruces.

También se utilizaba la misma estrategia para arreglar casas: las familias hacían fiestas e invitaban a los demás para organizar la vivienda y, de paso, festejar. Las últimas cosas en las que hemos estado trabajando juntos de la mano de la JAC –aunque ella también ha colaborado en varias de las otras construcciones y ayudas– son la caseta, la luz y la carretera. ¡Toda una vida levantados con la lucecita de una vela y sin carretera! La luz llegó en el 2000 con mucho esfuerzo. En cuanto a

la vía, eso ha sido un proceso de muchos años. De Los Órganos la trajimos a La Pelada. Ahí duró parada un buen tiempo porque tocaba hacer un puente, pero por fin llegó a La Terminal, que es hasta donde llega. Desde el 2000 la estamos haciendo de La Terminal para acá, pero el conflicto armado y el incumplimiento de las administraciones municipales no han dejado. Lo otro tampoco se ha descuidado. Organizativamente tenemos un comité procapilla, un comité de salud y un comité para el acueducto.

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con la llegada de los paramilitares y del ejército: mataron a muchas personas, hubo muchos combates, los vecinos se desplazaron... En ese tiempo el potrero ya no era suyo, era de esa gente. Llegaban y amanecía su potrero surtido, con unos 200 uniformados, y usted estese calladito. Parecían un montón de hormigas ahí. Al otro día empezaban a descuñar, a sacar, a regar, a hacer comida, a ver que cabían tantas reses y a echarlas. La gente de Las Cruces no se acaloraba, ¡no! Moléstese y verá que se encartaba con ellos; lo mataban, ¡es que lo mataban! Uno les decía: “Vea, hermano, yo no estoy ni allí ni aquí, ni con la guerrilla ni con los paramilitares, no estoy sino con lo mío”, y no le creían. Los poquitos que nos quedamos vivíamos con miedo, pero seguíamos Todo empezó en los 80, cuando trabajando y aguantando. Acá hay llegó el Movimiento 19 de abril mucha historia; a nosotros nos tocó (M-19); ellos hacían proselitismo, la violencia dura. pero no se metían mucho con el campesino. Como a mediados de A partir del 2007 comenzamos a los 90 aparecieron por aquí el retornar. Muchos se fueron para Ejército de Liberación Nacional siempre: los que murieron, los que (ELN) y, al tiempito, las Fuerzas vendieron sus tierras, los que vieArmadas Revolucionarias de Co- ron morir a familiares muy cercalombia (FARC). Pero fue después nos, los mayores que ya no tenían del 2000 que se puso complicado Sin embargo, hubo cosas que se cayeron y no han podido recuperarse. Es que con la violencia se perdió mucha vaina… El fracaso de estas tierras fue la violencia. Cuando éramos jóvenes, la vereda era muy buena, esto era muy tranquilo y muy sano; incluso, la carretera pudo haber quedado lista hace años. Hace 50 años había 60 casas; al día de hoy, algunas ya se han caído y la mayoría de ellas están patas arriba. En esa época había mucho viviente, mucha gente, mucha juventud; ahora somos muy poquitos. La inspección desapareció y el cura empezó a venir menos. Si no hubiera sido por las cosas del conflicto armado, este territorio sería muy próspero y habría más personal, pero como tocó abandonarlo.

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fuerzas para vivir por aquí o losque se amañaron en otros lados. Para los que volvimos, había que reconstruir todo en un ambiente muy diferente. Además de levantar la casa y el trabajadero nuevamente, y ver que no había con quién porque muchos jóvenes se quedaron en pueblos y ciudades, debimos transformar nuestros modos de vida. Desde mitad de los 90, la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare) prohibió la quema de carbón y la sacada de leña, es decir, una de nuestras antiguas formas de vida.

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Dadas esas restricciones, el conflicto armado, las minas quiebrapatas y la transformación de algunas partes de la vereda en monte, hemos mirado otras alternativas para poder vivir; en particular, el café, el ganado y, en menor medida, los cultivos de tierra fría y el aguacate hass.




6 NUESTRO HABITAR EL TERRITORIO: MODOS DE VIDA

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Como nuestros

ancestros, habitamos y trabajamos toda la montaña; así nos proveemos de lo que necesitamos para vivir. De lo alto de las montañas sacamos madera para usos domésticos y el agua que necesitamos para la vivienda familiar y los trabajaderos. En las partes altas y medias, además de nuestras casas, tenemos cultivos de tierra fría. Todos son para vender y para el consumo familiar, es decir, se saca lo de la familia y lo que queda se lleva para Sonsón. Sembramos arveja, fríjol, mora, papa, tomate de aliño, tomate de árbol, lulo y arracacha. Sin embargo, la papa ha dejado de ser rentable porque la compran muy barata y tiene mucho gasto. Hay que abonarla y echarle mucho plaguicida, ya que se goterea muy fácilmente. Igualmente, cultivamos algunos árboles frutales –breva, chirimoya, guanábana o maracuyá–, repollo, cilantro, cebolla o zanahoria.

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Algunos de nosotros tenemos aguacate, pero en menores cantidades. El aguacate injerto llegó en el 2011 con unos programas del Gobierno, y hay familias que le están apostando a su cultivo y comercialización. En las partes bajas hemos sembrado café, pero también tenemos plátano, yuca, arracacha y maíz. El café lo recogemos manualmente, lo lavamos y lo secamos al sol para llevarlo a Sonsón. Los demás también los vendemos, pero son más para el gasto del hogar porque a veces no dan ni para el flete. Para sacar los productos


sacar la carga. Casa que se respete tiene sus animalitos domésticos. Por último, algunas familias tenemos cerdos y chivos para comer y vender, y unos pocos de nosotros todavía conocemos las artes de la Al igual que nuestros mayores y cacería y las realizamos para comen parte por la crisis de la agri- plementar la dieta alimenticia. cultura, tenemos ganado vacuno doble propósito. Tenemos animalitos de levante y engorde para negociarlos en las ferias; la leche aún es para los de la casa, aunque hay familias que la venden o hacen queso para los de la misma vereda o los del pueblo. En nuestras viviendas no pueden faltar las gallinas, los pollos de engorde, los huevos o los conejos; tampoco las bestias para transportarnos y que sembramos utilizamos nuestras dos vías de acceso: la carretera que va de La Terminal al pueblo o la que va de la vereda Arenillal hasta ese mismo lugar.

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7 NUESTRA COMÚN UNIDAD, NUESTROS ACUERDOS Y NUESTRAS COSTUMBRES CON MONTAÑAS Y AGUAS

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7.1

Como

colectivos de vida, el elemento esencial que nos caracteriza es la común unidad que tenemos con lo humano y lo no humano que nos rodea, es decir, a lo que estamos unidos o lo que nos une: la montaña, el agua o los vecinos. Ella se ha expresado en la descripción de quiénes somos y en el vínculo con nuestra tierra, sus montañas, sus aguas o los otros seres que las habitan. Así mismo, esa común unidad se puede ver en nuestra historia y en lo que hacemos, es decir, en los modos de vida que tenemos. Otra forma de expresar esa común unidad tiene que ver con la manera en que nombramos nuestro territorio y las reglas que hemos creado alrededor de algunos de sus elementos y en nuestras relaciones cotidianas. A continuación, describiremos nuestras montañas, nuestras aguas y nuestra relación y regulación con ellas.

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Nuestras montañas y aguas

Mirar hacia el norte y el oriente de nuestro territorio es contemplar montañas y selva. En dirección San José de Las Cruces están los altos San Isidro, La Paloma, La Concha y El Chuscal. En el oriente, la selva, es decir, Perrillo, con las cuchillas Buena Vista y La Era. Hacia el sur y el occidente están nuestras tierras bajas; sin embargo, en ellas resaltan el cerro de La Quiebra y El Cuartel. Las partes altas de nuestra vereda nos proporcionan oxígeno y agua; sus laderas nos dan trabajo, nos permiten sembrar nuestros alimentos y cultivos o nos proveen de pasto para los animales, madera para construir nuestras casas, leña para el fogón, animales para complementar nuestra dieta alimenticia o envaradera para mantener nuestras actividades agrícolas. Aunque tenemos algunos problemas, contamos con una riqueza muy grande que es el agua. Hay partes donde verdaderamente no se encuentra ese preciado líquido. Puede andar uno un día entero y no


hay nada. Por nuestra vereda pasa el río Arma, límite de nuestro territorio, pero también de los departamentos de Antioquia y Caldas. Así mismo, el sur de estas tierras está bañado por el río Perrillo, que nace en la vereda que lleva su nombre y aquí deposita sus aguas, en el río Arma. También disponemos de un buen número de quebradas; muchas llevan el nombre de la finca en la que nacen, otras fueron llamadas de esa forma por los antepasados y así las conocemos, y otras más aún no han sido bautizadas. Están la quebrada Larga o El Retiro y la quebrada San José; la primera es nuestro límite con la vereda Perrillo, y la segunda se encuentra hacia la vereda San José de Las Cruces (aunque ambas se encuentran más en esas veredas que en nuestra tierra). Surcando diversas partes del territorio tenemos las quebradas La Montañita, Las Mellizas, Barrejuelo, Boquerón, La Linda, Los Medios, La Arenosa, La Concha o La Cabaña. Además, existen otras aguas que no están en nuestra vereda, pero que son un referente para nosotros; por ejemplo, la quebrada La Pelada (San Jo-

sé de las Cruces) y la quebrada Manizales (Perrillo). Por último, no podemos olvidar los diferentes nacimientos de agua que se encuentran en nuestras fincas y que surten de ese líquido a las familias de nuestra comunidad. Los nacimientos y algunas quebradas se utilizan, sobre todo, para consumo familiar. De hecho, casi todos nos proveemos de agua del nacimiento de la quebrada La Concha a través de un sistema de aguas comunitario. En él ponemos una manguera que lleva el agua a un tanque del que sale un tubo madre. De ese tubo madre, con llavecitas de contención, nos vamos pegando todas las casas. Igualmente, en la parte baja, algunos tienen nacimientos de agua que utilizan para proveer sus casas de ese líquido. Unos cuantos de ellos comparten esa agua con otras viviendas que no la tienen. Por su parte, las quebradas recrean nuestra vida campesina. Las usamos para las tareas domésticas (lavar ropa, hacer aseo), dar de beber a los animales de la casa y al ganado, comer (pescar), las labores

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que nos permiten subsistir (sobre todo para el beneficio del café), la construcción de casas o de trabajaderos y la diversión en el tiempo libre (bañarnos, nadar o hacer un sancocho en el río). Si bien a veces regamos cultivos y pastos, los mantenemos más con agua lluvia.

7.2

Costumbres comunitarias

Somos conscientes de la importancia de nuestras montañas y aguas en nuestras formas de vida; por eso las defendemos, ¡porque no sabemos más adelante qué pueda suceder! Dicen que las guerras del futuro serán por el agua. Igualmente, tenemos unos acuerdos comunitarios relacionados con su propiedad, su uso y su cuidado.

7.2.1 Propiedad de montañas y aguas Las montañas son nuestra casa y, al ser parte de nuestras fincas, cada una le pertenece a la familia que la habita y la trabaja; por tanto, respetamos los linderos de cada uno y no nos pasamos a las montañas de los otros. Además,

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la solidaridad es una regla: compartimos la leña con el que no tiene, pero siempre pidiendo permiso al dueño y teniendo en cuenta las necesidades de las dos partes. El agua es de propiedad comunitaria gracias al sistema de aguas colectivo con el que contamos. Para nosotros, el agua es de quien la necesita, y como cada persona que vive en la vereda la necesita, es de todos. A los pocos vecinos que tienen nacimientos de agua se les respeta la propiedad de los mismos. Igualmente, aquellas familias que comparten nacimientos de agua llegan a acuerdos entre ellas sobre dicho uso. En esos casos, nuevamente, las normas son la solidaridad y la autorización del propietario de la finca en donde el agua nace.


7.2.2 Uso y cuidado de mon-

tañas y aguas

Respetamos la forma de hacer las cosas de cada integrante de la comunidad y confiamos en el real saber y entender de cada uno; por eso, cada familia toma sus propias decisiones sobre el uso y el cuidado de sus montañas y aguas. De esa forma, talamos la montaña según lo que necesitamos sembrar o los animales que tenemos, pero no nos subimos hasta el morro porque sabemos que tenemos que conservar. Así mismo, cada vivienda se suministra su agua: la familia construye su infraestructura y usa el agua libremente (sin pago), siguiendo las reglas de su casa. Cuando se comparte el agua, el trabajo colectivo es fundamental. Se recurre al vecino o los vecinos para arreglar la avería conjuntamente. En cuanto al sistema comunitario de aguas, el uso es para consumo familiar, incluyendo la que necesitamos para nuestros trabajaderos, no para explotar. Por su parte, el mantenimiento lo hacemos los

mismos habitantes de la vereda. A veces van unos, a veces, otros. Se hacen reuniones comunitarias donde se decide quién va, y así vamos haciendo turnos todos. Sin embargo, hay una división de tareas dependiendo de la parte del sistema que se necesite limpiar o arreglar. Si es la tubería madre o el tanque, todos nos metemos las manos al bolsillo y trabajamos colectivamente. Si la avería es del ramal que entra a la casa, eso es de cuenta de cada uno. Los acuerdos anteriores se complementan con normas que protegen las montañas y las aguas y que nos permiten seguir viviendo en y con ellas. Enumeramos algunas. No tumbar madera por diversión, sino solo por necesidad, ya sea de nuestra casa o de nuestros cultivos. Cortar los árboles a los que les haya llegado su tiempo. La idea no es no tocar las montañas, sino tener un manejo comunitario adecuado de las mismas.

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No prender fuego ni tirar escombros que provoquen incendios en las montañas. Conservar los nacimientos de agua no talándolos, no haciendo quemas cerca de ellos o sembrándoles árboles.

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No tirar basuras ni contaminar las montañas ni las aguas.




8 NUESTROS DESAFÍOS

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8.1 Identidad y modos de vida campesinos

Somos comunidades conec-

tadas con la naturaleza, con nosotros mismos y con múltiples espacios, tiempos y actores que se encuentran fuera de nuestra cotidianidad. Creamos vida en pueblos y ciudades mediante lo que somos y hacemos. El aire puro, las aguas o la comida no existirían sin nosotros. Sin embargo, la desatención estatal, la desvalorización rural y la llegada de otros modelos de desarrollo que no tienen en cuenta lo campesino están poniendo en peligro nuestra identidad, nuestras formas de vida, nuestro territorio y la posibilidad de un buen vivir. Nombramos algunos retos que deben ser analizados en lo local, lo regional y lo nacional. De cómo se asuman dependerán nuestra existencia como comunidades, nuestra bioculturalidad y la supervivencia de todos.

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El poco valor dado a las cosas que sacamos los campesinos se traduce en bajos precios para los productos del campo, dependencia frente a los intermediarios y falta de lugares de acopio en los pueblos. Esto hace que nunca sepamos cuál será el precio que recibiremos por los frutos de la tierra, que se pierda dinero en las actividades agropecuarias, que se cultive solo para el autoabastecimiento o que se pase de lo agrícola a lo pecuario. La falta de protección a lo rural reflejada en la ausencia de políticas para el pequeño campesinado que sean claras y tengan en cuenta las condiciones de todos. Competimos con una agricultura y una ganadería industrial con productos masivos no orgánicos y precios bajos, que hace difícil vender lo que producimos. Así mismo, las facilidades de préstamos son pocas, debemos comprar insumos muy costosos y por eso lo que se invierte en el cultivo no se recoge.


Las pocas posibilidades de estudio, trabajo y recreación para los jóvenes. Es necesario buscar alternativas que les permitan tener un trabajo rural digno y valorado –como empresas campesinas con productos de la vereda–, así como otras posibilidades fuera del campo. Esas oportunidades deben pensarse para hombres y mujeres, teniendo en cuenta sus necesidades y diferencias.

nidad viva que trabaja colectivamente para solucionar las dificultades que se nos presentan, existen necesidades que se salen de nuestras manos, que es obligación del Estado atender y que no han sido solucionadas. Por ejemplo, hay que arreglar puentes para cruzar quebradas y se necesitan mejoramientos de vivienda importantes. El caso más claro es el de la carretera: desde hace 25 años estamos luchando por la ampliación y el arreglo del camino que lleva a la vereda, para que llegue transporte motorizado, pero aún no han sido posibles.

La migración del campo a la ciudad por falta de oportunidades. Esta situación es más evidente en los jóvenes. Nuestras veredas se están quedando solas, lo que atenta contra nuestra supervivencia física, 8.2 Territorio, montañas y la existencia de la pequeña propieaguas dad campesina, nuestros medios de vida y la posibilidad de tener geneLa delimitación de áreas proraciones futuras campesinas. tegidas –páramos, bosque alto andino– y los planes de manejo Los discursos opuestos entre para dichas zonas tienen conselo productivo y lo ambiental. Al cuencias importantes en nuescampesino se le pide ser competi- tras formas de vida. No hemos tivo para sobrevivir en el modelo tenido información clara sobre de desarrollo imperante y, al mis- dichas decisiones ni tampoco se mo tiempo, cuidar o no tocar la na- ha realizado un tipo de participaturaleza que tiene a su alrededor. ción comunitaria para la toma de esas determinaciones buscando el El abandono y el incumplimien- consentimiento libre, previo e into estatal. Aunque somos una comu-

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formado que las leyes colombia- otros pueden atentar contra la nas exigen para estas situaciones. vida de los seres humanos o afectar nuestros cultivos. Debemos lleLa posible llegada de proyec- gar a acuerdos concertados con tos energéticos, en particular hidro- el Estado que permitan tener una eléctricas, al municipio de Sonsón caza controlada y evitar los peliy, posiblemente, a nuestro terri- gros que generan los animales datorio nos inquieta. El Estado no ñinos o salvajes, y al mismo tiempo nos provee información clara y no protegerlos. hay una participación comunitaNuestras aguas son propias ria en las decisiones que se pien–es decir, de las familias y de la san tomar al respecto, buscando el consentimiento libre, previo e comunidad–, son tomadas libreinformado que se necesitaría en mente y se regulan comunitariaestos casos. Es posible que los mente. Nos preocupan la entrada proyectos se hagan río abajo, pero y la imposición de otras formas las aguas que los alimentan pro- de entender el agua –por ejemplo, vienen de las veredas que quedan el agua no propia de las comuen la cabecera, por lo que nuestra nidades, su cobro y su registro–, el desconocimiento de nuestros voz al respecto es esencial. acuerdos al respecto y la falta de Las restricciones de Cornare a información clara y precisa sobre los usos domésticos que hacemos esas otras regulaciones. Así misde la montaña dificultan nuestras mo, necesitamos herramientas que formas de vida. Nuestras comuni- nos permitan proteger y hacer resdades no sacan madera de la mon- petar nuestra manera de entender taña para comercializar, sino para el agua, ya que esta fue, ha sido el uso familiar y nuestras activi- y será esencial para las formas de vida de nuestros antepasados, las dades agropecuarias. nuestras, las de nuestros hijos y Los animales con los que ha- las de los hijos de nuestros hijos. bitamos el territorio son valorados y respetados por nosotros. Sin embargo, algunos hacen parte de nuestra dieta alimenticia y

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Nuestras aguas han sufrido una disminución en algunas ocasiones, sobre todo en los veranos fuertes. Desconocemos la razón de esta merma en el flujo. El nacimiento de agua que abastece la parte alta de la vereda es pequeño, por lo que muchos de nosotros nos preocupamos por la posibilidad de que haya escasez de agua en época de verano. Tomar el agua de otros nacimientos que se encuentran en nuestro territorio no es posible, pues estos se encuentran más abajo. Una solución comunitaria que hemos considerado es tomar el agua de la parte alta de la cañada El Boquerón. Para ese proyecto necesitamos apoyo estatal y de otras organizaciones. Nuestro sistema comunitario de aguas debe ser mejorado para satisfacer las necesidades de nuestra comunidad. Requerimos tanques y mangueras para su almacenamiento y transporte.

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Las aguas negras no cuentan con mecanismos de tratamiento en nuestra vereda. Aunque esto no afecta las aguas que consumimos (las de nuestros nacimientos), dichas aguas caen a las quebradas.




9 EN LA TIERRA DE LA ESPERANZA

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adulto o mayor– sea reconocido y atendido según sus necesidades. Por ejemplo, queremos que nuestros niños y jóvenes permanezcan en el campo con oportunidades de todo tipo que les permitan salir adelante, o que los mayores y las personas con discapacidad cuencerrar este ten con el apoyo estatal y comunirecordar y reconocernos juntos tario que necesitan para vivir. caminando nuestros sueños. Hablar de ellos no significa soñar des- Deseamos que Las Cruces tenga las piertos, inventar o hacer globos condiciones necesarias para que sin razón. Quiere decir concebir, sus habitantes puedan tener un crear y criar desde el trabajar uni- buen vivir. Unos campesinos que dos, siguiendo la sabiduría de los trabajen la tierra y obtengan una mayores y con la alegría del pen- buena retribución por su labor. sar-sentir-actuar compartido. Rea- Un territorio con un centro de safirmando nuestro poder de soñar, lud bien dotado y enfermera perconvocamos, creamos soñando manente, unas carreteras en buen (disoñamos) y damos propósito estado, una caseta para la JAC con a otros mundos posibles donde todas las facilidades –servicios todos los seres de nuestro terri- domiciliarios, buenos pisos, cocitorio puedan vivir en armonía. na y baño–, viviendas en óptimas Es nuestra imaginación/memoria condiciones, un restaurante escocreadora, que despierta y realiza lar y un acueducto comunitario de buena calidad. Sí, nos soñamos el presente. nuestra vereda Las Cruces con toSoñamos una vereda en la que la das las de la ley. naturaleza y las personas que la habitan continuemos estando unidas; un territorio con bastante gente, montañas buenas –incluso mejores– y mucha agua. Una tierra donde cada uno –niño, joven,

Queremos

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10 VOCABULARIO CAMPESINO

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Aparejo: conjunto de correas y otros objetos que se colocan sobre los caballos o mulas para montarlos o ponerles carga. Aretas: aretes. Arrancar la yuca: juego de niAgregado: empleado o mayor- Ăąos en el que un jugador se sube a domo de finca. un palo y no se puede dejar tumbar por los demĂĄs. Aguadulce: agua con panela. Astilla: tabla corta sacada de Aguamasa: sobras de comida la madera de ciertos ĂĄrboles. Sirve que se les dan a los marranos. para hacer techos. Aguasal: sopa que contiene Atado: conjunto de verduras agua, huevo, cebolla, cilantro y, amarradas, como el cilantro, la en algunos casos, papa. cebolla, etc. Alforjas: costales que se utilizan de a dos, una a cada lado de la bestia, y permiten repartir el peso.

Atembado: sonso, bobo. Atisbar: ver, mirar.

Algo: alimento que se toma Avenido: conforme, colaboraentre comidas, generalmente en la dor o en armonĂ­a. tarde. Aventado: atrevido, osado. Almud: medida para pesar graAzaroso: que da miedo, terror nos hecha en madera. o impresiona mucho. Angarillas: tabla sostenida por Bacinilla o mica: recipiente que dos barras que sirve para transportar una carga entre 2 mulas o varias personas.

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se pone al lado de la cama para Cabezales: lazo con el que se orinar por la noche. agarra el animal. Bañar o hacer baños (en un cultivo): echarle plaguicida a un cultivo.

Cacharro: situación inesperada.

Calabazo: recipiente o vasija útil para diferentes usos. Se fabriBaritiar: llevarles la comida a ca cortando por la mitad el fruto los trabajadores. del árbol calabazo (o totumo) y sacándole la pulpa y las semillas. Bejuco: liana de material vegetal con la que se amarra algo; Calabozo: herramienta corta paguadua. ra podar y rozar. Está compuesto por una hoja de acero curva (en Berraco: fuerte, guapo. forma de hoz) y un mango de madera largo. Berriondo: hábil, valiente. También puede significar enojado. Canalón: camino o gruta. Bestia: animal de carga. PueCancel: construcción hecha en de ser mula, caballo o yegua. tablas de madera. Bicoca: algo pequeño.

Cantarilla: rifa que se pregona por las calles.

Bogadera: líquido para tomar, por ejemplo, el claro del maíz o Capacho: hojas que cubren o agua con panela y limón. envuelven el maíz. Bogar: beber con rapidez. Bolear: tirar, arrojar. Boleta: pedazo de papel donde van anotadas las cosas a comprar en el pueblo.

Carbonero: persona que se dedica a elaborar carbón de la madera y a venderlo. Carranchín: alergia.

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Cascajito: fragmentos de pie- otros. El jugador que ha sido condras, ladrillos y materiales duros. gelado 3 veces toma el lugar del que persigue a los demás. Casco: uña de los equinos. TamChupado: moretón dejado en el bién se le conoce como pezuña. cuerpo por una mordedura suave. Chamba: zanja que sirve como Chuspa: bolsa de papel. lindero; roto en el camino. Cincha: faja que pasa por debajo de la barriga del caballo o la Chivero: carro pequeño con ca- mula y permite asegurar la silla. pacidad máxima de 10 personas, Claro: residuo que queda de que se usa para el transporte de personas, insumos o cosechas. Es cocinar el maíz. Se consume con el transporte característico de las la mazamorra o solo. veredas habitadas por pocas persoColgar los guayos: morirse. nas, por lo que tiene rutas establecidas en días y horarios específicos. Coca: recipiente o plato hondo. Chocolatiar (ojos): humedeciColino: planta pequeña sin trasmiento de los ojos sin que lleguen plantar. a caer lágrimas. Chapolera: recolectora de café.

Chócolo o chocolito: maíz tierno.

Conchudo: abusivo.

Chocozuela: rótula.

Contemplar: mimar.

Convite: unión de muchas perChucha congelada: juego de niños en el que un jugador persi- sonas para hacer algo. gue a los demás para tocarlos y Cosechero: recolector de frucon su toque dejarlos inmovilizados, congelados. Los jugadores tos de algún cultivo. que no han sido congelados pueden descongelar con su toque a los

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Cristiano: persona.

El putas: el diablo.

Enrastrojarse: llenarse de arCuarta: medida de longitud. Es la distancia que hay entre los de- bustos y maleza un pedazo de dos pulgar y meñique cuando la tierra. Esto sucede cuando un tepalma de la mano se abre mucho. rreno no se trabaja y se cubre de nueva vegetación. Cubierta: estuche donde se Entierros: tesoros indígenas, guarda el machete. dinero o monedas de oro y plata que se encuentran sepultados en Cuchinas: pies la tierra. Cuchuco: sopa de maíz quebrado. Envaradera: palo de madera que los campesinos utilizan para Cuzca: colilla del cigarrillo. tutorar algunos cultivos que neDesecho: camino que sirve de cesitan enredarse para crecer, por ejemplo, el fríjol o la arveja. En la atajo. actualidad algunas organizacioDesmatonear: quitar las ma- nes están produciendo postes de lezas que aparecen en un cultivo. plástico para evitar la deforestación por medio de esta práctica. Destinos: trabajos de cocina, Escalera: bus característico de de arreglo de casa y de la huerta realizados por las mujeres en el las zonas rurales para el transporte de personas, cosechas o insumos. hogar campesino. Algunas veces es un camión adapDevuelta: dinero que sobra de tado al que le quitan la parte trasera y le acondicionan un sistema de una compra. bancas. Tiene un segundo piso al que Dieta: período de 40 días des- se llega a través de una escalera que pués de que una mujer da a luz, du- está ubicada en la parte de atrás. rante el cual tiene que tener ciertos cuidados para que su cuerpo y su salud se restablezcan.

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Espuela: instrumento que se Garabato: vara larga con cuerusa en los pies para chuzar al ma- nos en la punta. Se usa para agacho para que ande rápido. rrar frutos que se encuentran muy alto. Establecimiento (de panela): lugar donde se extrae y evapora Garlar: hablar. el jugo de la caña de azúcar y se elabora la panela. Gota: enfermedad que le da al cultivo de papa y que ocasiona la Falda: terreno muy inclinado. pérdida de la cosecha. Fiambre: alimento que se lleva Goterear: darle gota a un culpara trabajar o para ir de paseo. tivo de papa. Normalmente va envuelto en hojas de alguna planta, por ejemplo, Grajo: mal olor producido en de plátano. las axilas. Fierro: arma de fuego.

Guadaña: herramienta para huinchar u organizar prados.

Foco: bombillo. Guandolo: agua de panela con Fonda: tienda en la que antigua- limón. mente los arrieros paraban a comer o a dormir durante sus largos Guaro: aguardiente. viajes. Guasca (de plátano): material Fondos (de panela): cacerolas vegetal del tronco de la planta de para cocinar la panela. plátano. Frisol: fríjol. Fundamentoso: juicioso. Fundillo: nalgas.

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Guasco: bordón con el que se le pega a la mula o que ayuda a hacer camino. También es llamado zurriago.


Guindar: colgar algo. Hogao: guiso de cebolla, ajo y tomate. Hormiguillo: enfermedad causada por un hongo que se desarrolla en los cascos de los caballos o las mulas.

Macho (comida): sopa de maíz quebrado parecida al cuchuco. Macho: el macho de la mula. Mamita: abuela. Manga: césped.

Mano (del pilón): pedazo de Huinchar: destapar los potreros. madera delgado en el centro y redondeado en los extremos, utiliHuinche: herramienta para lim- zado para golpear el maíz hasta descascararlo. Es la herramienta piar el potrero. compañera del pilón. Jarrete: talón del pie. Mano prestada: sistema de reJornaliar: trabajar el campo para ciprocidad que se utiliza en el trabajo agrícola. En este, una perotro. sona ayuda en las actividades del Joto: paquete o bulto pequeño. campo en la tierra de otra persona, y esta última hará lo mismo Lata: comida que se lleva en cuando la primera lo necesite. recipientes cuando se sale a traMazamorra: maíz pilado y cobajar fuera de casa. cinado. Se le echa leche y panela. Levantar: criar. Mecato: golosinas. Lía: soga o cuerda gruesa. Media mañana: alimentos que se comen después del desayuno, Ligero: rápido. tipo 10:30 a.m. Liguita o liga: dinero o propina.

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Parrandear: ponerse necio, baiMigas o migajotas: comida preparada con pan u otros ingredientes lando, peleando, tomando alcohol, etc. que se remojan. Parva: piezas de panadería de Montañero: persona que vive en el campo. En ocasiones, el tér- diverso tipo. mino es usado de forma despectiva. Pata limpia: a pie. Monte: montaña. Patojo: hijo menor. Morro: cerro. Peinilla: machete. Mote: maíz cocinado con ceniza. Pela: castigo físico cuando alguien se porta mal. Muchacho: niño. Mula: animal que usa el campesino como transporte.

Pelona: la muerte. Personal: personas.

Mulera: ruana pequeña tejida en Pichurria: lo que queda mal healgodón, hilo o poliéster. Se utiliza para arriar las bestias, arropar- cho, lo que se produce mal. se o secarse el sudor, entre otros Pilar: descascarar o quitar la muchos usos. capa superior protectora que tieNacido: grano de pus en la piel. ne el maiz. Para ello, se coloca el cereal en el pilón y con la mano del pilón se va golpeando el grano Papito: abuelo. hasta quitarle la cáscara. Paquete: aquello que sale malo Pilón: tronco redondo de maen algo que está empacado. Por ejemplo, cuando se empaca café dera con un agujero en el centro, y el que está malo se pone en la que sirve como base para descasmitad, se dice que ese bulto está carar el maíz. paqueteado.

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Pinchado: elegante.

Rastrojerío o rastrojo: parte de la montaña con arbustos pePionada: viene de peones, nú- queños y maleza. mero de trabajadores. Reblujo: chécheres, trastos viePisco: pavo. jos o cosas que se guardan en un cuarto destinado para ello. TamPistear: perseguir o seguir a bién puede significar desorden. alguien o algo sin que este sospeche. Recocha: bulla, algarabía, juego. Poceta: lavadero.

Recua (de mulas): conjunto de mulas.

Poncho: prenda similar a la ruana pero de tela más delgada.

Requintar: ajustar o reacomodar la carga cuando se encuentra Ponerle fundamento: realizar encima de la mula. algo con seriedad. Remoliniar: dar vueltas. Portón: acceso hecho de palos y alambre que sirve para dividir finRetranca: correa ancha que sucas y/o entrar a potreros o cultivos. jeta la silla de un caballo o mula. Quemar (agricultura): prender fuego a los potreros antes de iniciar la siembra.

Revirar: protestar.

Revuelto: verduras, cereales o tubérculos que puede contener una Quemar (arma de fuego): ha- sopa o un estofado. Es decir, todo cer un tiro. aquello que contenga dicho plato y no sea carne. Ramada (panela): entable panelero. Romería: personas en peregrinación. Ramada: monte, lugar donde hay árboles y ramas.

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Ruana: prenda de vestir hecha Trabajadero: lugar donde se en lana para protegerse del frío. realizan las labores agrícolas. Tiene forma cuadrada o rectangular y un agujero en el centro para paTragos: la primera bebida que sar la cabeza. se toma el campesino antes de desayunar; por ejemplo, café o Silo: secadora para airear la chocolate. comida. Traído: regalo. Sobrecargas: bultos que se ponen encima de la bestia. Trapera: utensilio para fregar y limpiar el piso. Socolar: limpiar o rozar un terreno de malezas o plantas inútiles. Trapiche: máquina que prensa la caña de azúcar para molerla y Tacizo: calabozo pequeño de extraer su jugo. mango de madera muy corto. Traste: objeto que se utiliza Tajo: pedazo de tierra. para realizar algo. Es una expresión común para referirse a los Tapetusa: especie de aguar- utensilios de cocina. diente que se saca del jugo de la panela. Travesía: camino despejado y plano que se crea gracias al transitar Taquiao: lleno. de hombres y/o animales. También puede ser un atajo en un camino. Tarro: envase donde se carga la bogadera. Trucha: ágil, atento. Tinaja: vasija de barro cocido Vaquiano: conocedor de un de tamaño mediano. terreno; alguien muy experimentado en algo. Topar: encontrarse con alguien.

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Viviente: persona o familia.

Zumba: castigo fĂ­sico que se le da a alguien cuando se porta mal.

Voladero: abismo. Zarco: de ojos claros. VolcĂĄn: derrumbe. Zurriago: bordĂłn con el que se Voltiar: hacer un trabajo o man- le pega a la mula o se abre camino. dado. Yesquero: mechero o encendedor. Zamarro: prenda de vestir que cubre desde la cintura hasta la mitad de la pierna. Se usa para montar a caballo. Zaperoco: problema.

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