CHERNÓBIL FOREVER (ESPAÑOL)

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200 m²: Es la superficie de las grietas de envejecimiento del monumento de hormigón. El equivalente a un enorme agujero. Hay un proyecto de construir un sarcófago en el sarcófago. Pero el dinero concedido para el proyecto desaparece sistemáticamente en los meandros de la corrupción. Y además resulta cada vez más difícil encontrar liquidadores, o «voluntarios» para la tarea. ¿Entonces? ¿Es Chernóbil un problema del pasado? ¿O una verdadera pesadilla para el futuro? El responsable científico, Anatoli Alexandrov, había declarado que este tipo de reactor era el más seguro jamás construido.«Podríamos construirlo en la Plaza Roja», decía. Hasta había previsto que un accidente del tipo del que se produjo tenía, según no sé qué sabios cálculos y secretos datos, sólo una posibilidad entre 2.000.000 de producirse. Nos quedamos quince minutos a la cabecera del enfermo... Como todos a los que ha consumido, él también se consume. Como las decenas de miles de hombres que lo construyeron, sufre de «envejecimiento precoz», síndrome clásico de una exposición demasiado continuada a las radiaciones. (Algo ya observado en los efectos de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, sobre las poblaciones fuertemente expuestas a las radiaciones). Los hombres mueren de eso en una agonía abominable más o menos larga, de algunas horas a algunos años, pero siempre según el mismo guión.

(...) « Los huesos estaban al desnudo. Todo su cuerpo se iba. La espalda entera... El hueso de las caderas podía ser tocado con la mano. Introducía mi mano cubierta de un guante para desinfectar y extraía de ahí… restos de huesos que se iban. Hueso descompuesto y podrido. Era consciente de todo. Pedía sólo morir rápidamente « (...) .

Movilizados con urgencia, centenares de mineros fueron reclutados en todas las regiones mineras de la URSS, para cavar, bajo el reactor que había explotado, una red de galerías. Se trataba de instalar allí un sistema de refrigeración para helar el suelo con nitrógeno líquido, y extinguir definitivamente el incendio. Era absolutamente necesario impedir que el combustible nuclear en fusión perforara la baldosa de hormigón bajo el reactor y penetrara en las cámaras inferiores llenas de agua. Había que ir rápido, muy rápido. El ritmo era infernal, el calor y la radiactividad también. Teóricamente cada minero, con el torso desnudo, sin máscara, debía cavar sólo algunos minutos; y luego marcharse, jurando no contarle a nadie lo que había visto, a lo más profundo de su gran Rusia, con su tarjeta sanitaria a modo de nuevo pasaporte:

HABÍA LLEGADO RUSO, REGRESABA CHERNOBILIANO.


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