SEA REVISTA #35

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CAMBIO DE PARADIGMA:

DE LA CRISIS A NUEVOS MODELOS DE FINANCIACIÓN SISTÉMICA

UN LEGADO QUE NO PARA DE CRECER

Jordi Juanos, Director de Plant for the Planet en España, cuenta cómo se convirtió en una red global de reforestación y liderazgo juvenil | pg. 14

CULTIVANDO ESPERANZA

DESDE LA TIERRA

En Mpumalanga, Sudáfrica, Thandi Mkhonto siembra algo más que alimentos: cultiva resiliencia, unidad y saberes ancestrales | pg. 36

PUSKANO ALFOMBRAS: TEJIENDO SUEÑOS, PRESERVANDO TRADICIONES

Puskano es mucho más que alfombras hechas a mano: es una historia de resiliencia, comunidad y amor por las raíces | pg. 44

Un perro no es un accesorio. No lo elijas por su apariencia.

EMaría Victoria

Pereira Flores

Directora de SEA

Abril de 2025

l 10 de diciembre de 1948 se suscribió en París la Declaración Universal de Derechos Humanos. Se podría decir que tras años de una masacre de derechos, algo bueno surgió de todo eso, y el Mundo se comprometió a tener una mirada más cuidadosa, compasiva y respetuosa. Pero lejos de un análisis político, que no corresponde en temática ni en conocimiento, llegamos a la actualidad con una serie de situaciones que nos hacen pensar el enorme retroceso que estamos teniendo, sin perjuicio de que faltaba aún por evolucionar y cambiar en miras de los derechos humanos… pero ir para atrás parecería un sin sentido total. Y dentro de esos retrocesos tangibles, vemos las ayudas humanitarias norte sur en temas socio ambientales congeladas o disminuidas en porcentajes altísimos, con todo lo que eso significa a la hora de los programas que las sustentaban, y de las personas vulnerables que protegían o protegen, que lejos de ser números, son de carne y hueso. Estamos viviendo como una traición a la responsabilidad mundial… pero más que nunca debemos procurar no perder la idea de sentirnos una sola Humanidad.

Palabras de Popi, nuestra nueva editora: Como redactora de las notas de tapa, mi mayor deseo era poder compartir con otros lo que vivenciaba, y el amor hacia el cuidado del Planeta y las personas. Lo que jamás me imaginé, es que con cada nota iba a transformar mi propia visión de mundo. Crecí con cada pregunta, y respuesta; aprendí con cada fuente a cuestionar los problemas y buscar soluciones. Hoy, ya en la tarea de ser editora de SEA, espero que sigamos construyendo, y aprendiendo juntos. Hay un mundo que requiere de nuestro asombro, nuestra curiosidad, y por sobre todo, de nuestro respeto y cuidado. Espero que podamos poner en palabras las maravillas de cada ecosistema, y las urgencias que la sociedad reclama. Después de todo, la "Sustentabilidad requiere de Acciones".

Gracias, y bienvenidos a este nuevo viaje.

Columnistas

JUAN CARLOS GAMBAROTTA

Guardaparque, escritor, artista plástico y aventurero.

MARIANELA GONZÁLEZ

Consultora en desarrollo de negocios, business coach.

LUIS CASTELLI

Abogado especialista en Derecho Ambiental. Director de la Fundación Naturaleza para el Futuro.

INÉS MANZANO

Abogada especializada en Ambiente e Inversiones. CEO de Grupo Manzano.

ANABELA ALDAZ

Abogada. Especialista en ambiente y en empoderamiento económico de las mujeres.

URIEL SOKOLOWICZ

Cineasta Documentalista, buzo científico y explorador del Mar.

FIONA KAREN WILTON

Optimista. Madre. Coordinadora de Tierras y Aguas Sagradas, The Gaia Foundation.

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Emprendedor social. Director de Asociación Civil Sumatoria para una Nueva Economía.

ANDRÉS CIKATO

Licenciado en Relaciones

Internacionales. Co Fundador y presidente de El Palomar.

ELOISA PONCE DE LEÓN

Abogada. Coordinadora del movimiento Fashion Revolution Uruguay.

RODRIGO CASTELLS DAVEREDE

Ingeniero Agrónomo y Teólogo. Buscador del Espíritu que gesta y habita la diversidad.

VERÓNICA CORDEIRO

Artista y curadora de arte contemporáneo. Fundadora y directora de Studio Tierra.

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Alberto Pacheco, Fátima Hollmann, Felipe Collazo, Marilha Naccari, Lucía Tornero, Cecilia de Pablo, Jimena Cornejo.

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DISTRIBUCIÓN

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Integramos el Registro Nacional de Proyectos de Fomento Artístico Cultural

sumario

EXPLORAR CONCIENCIA

Artesanos del Mar - Parte 2: Buzos Marisqueros · 6

ACTUALIDAD

La COP: Un llamado urgente a la acción climática · 8

Correr con conciencia · 12

Un legado que no para de crecer · 14

De la extracción a la restauración: la transformación económica de la comunidad de “Emprendedores por Naturaleza” en “El Impenetrable” · 16

Audiovisual y sostenibilidad: entre lo que se ve y lo que (aún) no se mide · 17

El precio de salir del Acuerdo de París, o del mundo · 18

CONIN Mar del Plata celebra 15 años de compromiso con la infancia · 20

MIRADAS DE EQUIDAD

Género y justicia climática: un enfoque para el 2025 · 22

INVERSIÓN DE IMPACTO

Futuros Posibles 2025: tres días de reflexión y acción para transformar Córdoba · 24

NOTA DE TAPA

Cambio de paradigma: de la crisis a nuevos modelos de financiación sistémica · 26

EMPRENDEDORES

Ana Luiza Beraba: Tu historia, tu poder · 32 CONSUMO RESPONSABLE

La huella hídrica de lo digital: el costo ambiental detrás de la Inteligencia

Artificial · 34

TIERRAS SAGRADAS

Cultivando esperanza desde la tierra · 36

ÁREAS PROTEGIDAS

Un encuentro con la inmesindad P.3 · 38

RELATOS DE LA AMAZONÍA

El dinamismo interno de la vida · 40

CINE

The Americas · 42

ORGANIZACIONES

Puskano Alfombras: tejiendo sueños, preservando tradiciones · 44

INCLUSIÓN

"Al maestro con cariño" · 46 SOMOS TIERRA

Cecilia Mattos: incorporar la paradoja · 48

ARTESANOS DEL MAR: BUZOS MARISQUEROS

Visibilizar el trabajo de los pescadores artesanales implica reflexionar sobre la importancia de preservar sus prácticas y conocimientos ancestrales. En un mundo cada vez más industrializado, su labor representa un vínculo esencial con la naturaleza y un recordatorio de que la sostenibilidad no es solo una palabra, sino una forma de vida. En el marco de un proyecto documental que explora la vida de los pescadores artesanales en distintos puntos del mar argentino, junto a los biólogos marinos Alejo Irigoyen y Gastón Trobbiani (Proyecto Arrecife, Centro para el Estudio de Sistemas Marinos CESIMAR-CENPAT-CONICET), investigamos, registramos y compartimos parte de la vida de los pescadores artesanales.

Buzos Marisqueros

Esta modalidad mediante buceo tuvo su origen en la década del 70 en el golfo San José, Provincia de Chubut, como una alternativa

de bajo impacto ambiental en reemplazo de las rastras industriales usadas por la flota costera que causaron un gran colapso en las poblaciones de mariscos. Científicos y especialistas de diversas instituciones estudian y monitorean estas poblaciones, sus ciclos reproductivos y los volúmenes de las capturas. En ese sentido, los buzos marisqueros colaboran con los investigadores y sus trabajos, contribuyendo con la toma de muestras, información para censos, distribución y registros de especies.

Anahí De Francesco es, actualmente, una de las dos buzas activas de la pesquería del Golfo San José. En un ambiente donde el rol de la mujer suele asociarse al final de la cadena de trabajos, Anahí se ubica en uno de los roles más fuertes y duros de la actividad, abriendo el camino para otras mujeres que nunca imaginaron posible esta profesión. Trabaja con su hermano Martin y son la segunda generación de pescadores, hijos de Luis De

Francesco, uno de los pioneros y referentes de la pesca artesanal de la Península Valdés. Anahí opera junto a otros colegas en bancos de mariscos que se encuentran en profundidades de entre 10 a 25 metros. Bajo el agua el ritmo de trabajo es vertiginoso, no hay relación alguna con las características del buceo deportivo. El sistema de pesca consiste en uno o más buceadores conectados a un compresor de la embarcación mediante una manguera llamada Narguille que les provee aire para respirar. Cada buzo transporta una bolsa de red o salabardo y los mariscos son recolectados allí. Dependiendo de la especie, el peso de un salabardo lleno varía entre 30 y 60 kilos. Cuando el salabardo se llena, el buzo lo acerca, lo engancha a un cabo y da la señal al marinero para que este lo eleve a la embarcación y baje otro vacío. Así, el procedimiento se repite una y otra vez hasta completar la carga. Una vez a bordo, la pesca es descargada en cajones y la maniobra se repite hora tras hora hasta completar la capacidad de carga de la lancha o bien hasta lo que permite las condiciones del mar, los volúmenes de los bancos de mariscos hallados o los límites del tiempo del buceo. Ya en la costa el fruto de la pesca se carga, rápidamente, en camiones con cámara de frío y se transporta a las plantas de procesamiento. La captura es acondicionada y enviada fresca hacia Buenos Aires principalmente, o bien procesada y congelada en las mismas plantas para otros destinos. Las principales especies que se capturan son vieiras, mejillones, almejas rosadas y blancas, cholgas, navajas y ocasionalmente cangrejos, pulpos y caracoles.

Características de la actividad

En las provincias de Río Negro y Chubut existen cerca de 50 equipos de pesca mediante buceo, que emplean alrededor de 200 personas de forma directa en tareas pesqueras. A estas se suman el personal de planta que procesa las capturas y el de transporte. Todo ellos en conjunto nutren a la Argentina y a la región de mariscos de altísima calidad. Si bien, la actividad recibe distintas formas de apoyo local a nivel gubernamental, en general el valor de su trabajo es subestimado y los pescadores

encuentran más dificultades que colaboración para poder desarrollar su trabajo. Desde hace algunas décadas atrás, los pescadores han logrado formar cooperativas que les permitan mejorar la comercialización de sus productos e identificar y sostener nuevos mercados. Desde 1993, la Asociación de Pescadores Artesanales de Puerto Madryn (APAPM) nuclea a pescadores pertenecientes a diferentes pesquerías que operan en la Península Valdés. Como resultado de su actividad han logrado mejorar condiciones y reglas de trabajo, así como dar a conocer el impacto social positivo de su labor en la comunidad.

Valorar el origen de los alimentos que consumimos del mar, y reconocer a quienes lo proveen no es algo habitual en nuestra sociedad. Conocer estas historias nos permite, no solo descubrir el valor del oficio, sino también la profunda conexión que mantienen los pescadores artesanales con la naturaleza.

Si querés conocer más, seguí a Uriel en sus redes: Instagram: @uriel_sokolowicz YouTube: youtube.com/c/xplorar

La COP: Un llamado urgente a la acción climática

Por Alberto Pacheco Capella

Emisiones totales de GEI en 2023

Informe sobre la Brecha de Emisiones 2024, PNUMA.

CON

TEMPERATURAS

RÉCORD,

ECOSISTEMAS EN CRISIS Y LA AMAZONÍA COMO SÍMBOLO DEL CAMBIO, LA COP30 EN BRASIL SE PERFILA COMO UN PUNTO DE INFLEXIÓN PARA DEFINIR EL RUMBO DEL PLANETA.

La Conferencia de las Partes (COP), principal encuentro global sobre cambio climático bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), ha sido el escenario de negociaciones clave, como el Protocolo de Kioto (1997) y el Acuerdo de París (2015), cuyo objetivo es limitar el calentamiento global a 1,5 °C. A punto de celebrarse la COP30, que marca los 10 años desde el Acuerdo de París, los países deberán presentar nuevos planes climáticos hacia 2035 —las llamadas NDC 3.0. Estamos en un momento crítico: 2023 fue el año más caluroso de la historia, con temperaturas que superaron en 1,48 °C los niveles preindustriales (Informe sobre la Brecha de Emisiones 2024, PNUMA). Los impactos son innegables: olas de calor extremas, sequías prolongadas e inundaciones devastadoras se han convertido en desafíos globales,

Emisiones mundiales de GEI conforme a diversos escenarios y brecha de emisiones en 2030 y 2035

regionales y nacionales, mientras las emisiones continúan alcanzando niveles históricos. El mundo no puede esperar: se requieren medidas urgentes.

Belém, Brasil, como sede de la COP30, simboliza la importancia estratégica de la Amazonía, que regula el clima global y alberga el 40 % de los bosques tropicales restantes. Es imperativo que las políticas climáticas prioricen soluciones basadas en la naturaleza para proteger este ecosistema vital.

La COP30 será fundamental para evaluar los compromisos climáticos y fomentar acciones concretas como la conservación de los bosques tropicales, la restauración de ecosistemas y el desarrollo de la bioeconomía. También se propone dar protagonismo a los pueblos indígenas, guardianes ancestrales de la biodiversidad, promoviendo su inclusión y fortaleciendo medios de vida sostenibles. Otro pilar central será el financiamiento climático, con la meta de movilizar 1,3 billones

Informe sobre la Brecha de Emisiones 2024, PNUMA.

de dólares anuales para 2035, apoyando a los países en desarrollo en sus transiciones hacia economías bajas en carbono y resilientes al clima, sin profundizar las desigualdades globales.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) desempeña un papel clave en la producción de conocimiento científico que sustenta las negociaciones, destacando las tres crisis ambientales globales: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.

La COP30 representa una oportunidad crucial para consolidar el esfuerzo global en la lucha contra el cambio climático. La combinación de compromisos firmes con acciones concretas, basadas en la ciencia y en políticas efectivas, es esencial para lograr un impacto duradero. Este evento marca el momento de intensificar la colaboración entre sectores y construir un futuro más sostenible, resiliente y equitativo para todos.

Correr con conciencia

PEQUEÑAS ELECCIONES, GRANDES SISTEMAS: EL DEPORTE COMO CAMINO PARA LA REFLEXIÓN.

Crédito: Cristian Palacio - @sportsphotographer.arg

Desde muy chico, siento una necesidad profunda de cambiar el mundo. Mi recorrido formativo ha sido diverso: estudié distintas disciplinas, exploré caminos y recolecté herramientas para comprender —aunque sea un poco más— este sistema complejo que habitamos. Con el tiempo, entendí algo fundamental: lo que sabemos sobre cómo se relacionan las cosas es muy poco en comparación con lo que ignoramos.

La Tierra es un sistema, y cada uno de nosotros es un subsistema dentro de él. A su vez, dentro de cada persona hay más subsistemas: el digestivo, el respiratorio, el nervioso... Si uno se ve afectado, se resiente en nuestra salud en general. De la misma manera, nuestras decisiones —personales, culturales, colectivas— afectan al planeta. A veces de forma sutil, otras veces evidente. Por eso, me pregunto a diario: ¿A quiénes estoy impactando y de qué manera? ¿Es posible medir ese impacto? Cuando hablo de impacto, no me refiero solo a lo ambiental. Hablo de una trama de dimensiones sociales, culturales, espirituales y ecológicas, interconectadas. Pensemos en un gesto simple: comer una fruta de estación, producida localmente, y con la posibilidad de compostar sus residuos ¿Qué sistemas impacta y de qué manera? ¿Qué pasa con un “alfajor industrial”? Nuestros sistemas

internos responden mejor a la primera opción. El impacto en el planeta es mejor si elegimos la “fruta de estación”. Esto no es casualidad. Hace cuatro años comencé a correr en montaña. Mi pasión por la naturaleza me llevó a cuestionarla: ¿Cuánto duran mis zapatillas? ¿Qué impacto tiene mi alimentación como corredor? ¿A qué carreras asisto y cómo llego? Esa inquietud me llevó a recorrer 1.900 km en bicicleta hasta el sur argentino para correr una carrera de 100 millas.

Con un grupo de corredores, creamos una herramienta para medir el impacto “social” y “ambiental” de los eventos de trail running. El objetivo es mejorar, año tras año. Esta herramienta está en fase piloto en tres carreras argentinas, y "Bariloche 100" fue la primera en implementarla.

Mi deseo es seguir contribuyendo a esta búsqueda. Que seamos más quienes nos hagamos preguntas incómodas, pero necesarias. Porque, a pesar de quienes resisten el cambio, nuestras acciones —individuales y colectivas— sí importan, transforman y tienen impacto.

Felipe formará parte de la selección

Argentina en el Mundial de Trail, que se celebrará en Septiembre 2025, en España. Seguí su periplo en @felcollazo.

Crédito: Diego Winitzky - @photodiegowin

Un legado que no para de crecer

EN CONVERSACIÓN CON JORDI JUANOS, DIRECTOR DE PLANT FOR THE PLANET EN ESPAÑA, RECORRE EL CAMINO DE LA ORGANIZACIÓN Y CUENTA CÓMO SE CONVIRTIÓ EN UNA RED GLOBAL DE REFORESTACIÓN Y LIDERAZGO JUVENIL.

“Felix tenía nueve años cuando entendió que si los niños y niñas no hacían algo para revertir el cambio climático, esto se iba al diablo”. Así, sin rodeos, resume Jordi Juanos, Director de Plant for the Planet España, el origen de uno de los movimientos de reforestación y educación ambiental más importantes del mundo. El chico del que habla es Felix Finkbeiner, un niño alemán que, inspirado por su animal favorito —el oso polar—, decidió comenzar a plantar árboles en su comunidad y dar

charlas en su colegio. Corría el año 2007, las redes sociales aún no dominaban el mundo y la emergencia climática no ocupaba titulares diarios. Sin embargo, Felix lo vio claro. “No estaba nada mal encaminado”, dice Jordi. Lo que comenzó como un gesto escolar terminó, apenas cuatro años después, en el escenario de las Naciones Unidas. En 2011, Felix —ya convertido en un joven activista— fue invitado a hablar en la Asamblea General. Su intervención conmovió tanto que la ONU le otorgó oficialmente la gestión del contador

mundial de árboles, una plataforma para registrar plantaciones de todo el planeta. Así nació formalmente Plant for the Planet como movimiento global.

Reforestación con impacto en España

En España, la fundación comenzó a operar en 2014. “Plantamos entre 180.000 y 200.000 árboles al año. Para una ONG en España, es muchísimo. No sé si me equivoco, pero creo que somos la que más planta”, asegura Javier. Uno de los proyectos más ambiciosos de la organización es la restauración del área afectada por el incendio de 2017 en el entorno del Parque Nacional de Doñana, el principal hotspot de biodiversidad de Europa. “Llevamos ya 2.850 hectáreas restauradas. El objetivo es llegar a las 3.000”, cuenta con orgullo. Otro ejemplo de impacto es el anillo verde de Granada, un proyecto colaborativo con el ayuntamiento, la Universidad, la Alhambra y otras instituciones locales. “Queremos mejorar la calidad del aire y de vida de la ciudad a través de la reforestación urbana. Y lo hacemos siempre en colaboración con los actores locales”, explica. Pero el trabajo de Plant for the Planet no se queda en los árboles. La segunda gran línea de acción es la educación ambiental y el empoderamiento de niñas, niños y jóvenes. “Identificamos a quienes tienen más ganas de actuar, les damos herramientas, formación y apoyo para que diseñen e

implementen proyectos de impacto en sus territorios”, explica el presidente. La metodología, conocida como LAB (Laboratorio de Acción para los Bosques), ya se implementa en escuelas, clubes deportivos y espacios juveniles. Allí, detectan ganas y entusiasmo en jóvenes y los acompañan con formación en sostenibilidad, comunicación o diseño de proyectos. “Les damos becas de 50 o 60 euros. No es mucho, pero es lo que necesitan para dar el primer paso”, cuenta Jordi. Además, muchas de las plantaciones populares en España —como las que realizan junto a escuelas o empresas— no son simbólicas: se hacen en espacios previamente acordados con los municipios y se integran a proyectos de restauración reales. “No hacemos plantaciones de fotos. Lo que se planta, se queda”, enfatiza.

Una red global con presencia latinoamericana

Aunque su oficina en España es una de las más activas, Plant for the Planet tiene presencia en más de una decena de países. En México, por ejemplo, lidera su mayor proyecto global de reforestación, con más de 30 millones de árboles plantados en los últimos 15 años en la península de Yucatán. En Brasil, en cambio, se centran exclusivamente en la educación ambiental en alianza con ICLEI y gobiernos locales.

“Estamos también en África, en países como Ghana y Costa de Marfil, y abriendo oficinas en Estados Unidos, Etiopía, Australia e Inglaterra. Cada lugar tiene su ritmo, pero la misión es común”, explica Jordi.

Uno de los conceptos que más resuena en la visión de la fundación es el del Partenariado Público-Privado Participativo. “Hemos añadido una cuarta P al clásico esquema de colaboración entre gobiernos y empresas: la de lo participativo. Porque sin la gente, sin los niños, sin las comunidades locales, no hay transformación posible”, concluye Jordi. Dieciocho años después de que un niño alemán plantara su primer árbol por el futuro del oso polar, su legado crece —literal y metafóricamente— en miles de hectáreas y en la conciencia de una nueva generación de líderes climáticos.

DE LA EXTRACCIÓN A LA RESTAURACIÓN: LA TRANSFORMACIÓN ECONÓMICA DE LA COMUNIDAD DE “EMPRENDEDORES POR NATURALEZA”

EN “EL IMPENETRABLE”

UNA EXPERIENCIA DE TURISMO

REGENERATIVO QUE ESTÁ

CAMBIANDO LA VIDA DE COMUNIDADES RURALES EN EL NORTE ARGENTINO, CONSOLIDÁNDOSE COMO EL MOTOR PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE Y LA CONSERVACIÓN.

El Parque Nacional "El Impenetrable", creado en 2014, protege 128.000 hectáreas de bosques, pastizales, lagunas; y especies en peligro de extinción, como: el yaguareté, el tapir y el oso hormiguero gigante. Es el parque más grande del norte argentino y nació con el objetivo de conservar la biodiversidad y generar nuevas oportunidades para las comunidades vecinas.

Sin embargo, alrededor de 670 familias criollas que habitan la zona subsisten con ingresos por debajo de la línea de pobreza, en economías informales basadas en la cría de

animales para autoconsumo y la explotación forestal, con acceso limitado a salud, agua segura, energía y educación.

Frente a este escenario, la Fundación Rewilding Argentina impulsa un modelo de economías restaurativas que vincula la conservación con el desarrollo económico a partir del turismo de naturaleza. Su programa “Emprendedores por Naturaleza” acompaña y capacita a pobladores para que se conviertan en prestadores turísticos. Entre 2020 y 2023 la región recibió más de 1.700 visitantes anuales y generó ingresos directos por 360.000 USD. Además, se comercializaron más de 3.400 productos culturales y se realizaron 247 talleres de formación, con el 50% de participación femenina.

El turismo de naturaleza no solo fortalece el arraigo y reduce la dependencia estatal, también genera autonomía y empodera a las comunidades. El caso de "El Impenetrable" muestra que es posible construir un futuro donde conservación y desarrollo van de la mano, un modelo que ya inspira a otras regiones del país y del mundo.

El informe completo sobre el caso de “El Impenetrable” se encuentra publicado en la Biblioteca online de la Fundación.

Audiovisual y sostenibilidad: entre lo que se ve y lo que (aún) no se mide

EL PODER TRANSFORMADOR DEL AUDIOVISUAL LATINOAMERICANO FRENTE A LA CRISIS CLIMÁTICA GLOBAL.

La emergencia climática global exige más que metas: requiere de transformaciones culturales profundas. El sector audiovisual, por su naturaleza simbólica, y su extensa cadena productiva, ocupa una posición estratégica en este proceso. Moldea comportamientos y decisiones, basta recordar cuántas veces una comida, un hábito o una opinión, fueron influenciados por un personaje o documental. Pero, el impacto no termina en la pantalla. La producción audiovisual consume energía, genera residuos, moviliza equipos, construye y descarta estructuras. Aun así, suele ser tratada como una “economía creativa verde”, sin métricas ambientales claras. Eso empieza a cambiar. Producciones como "Barbie" generaron más de 4.000 toneladas de CO2 equivalente (tCO2e) (Variety, 2023). Películas europeas medianas emiten cerca de 400 tCO2e. En Brasil, mediciones recientes realizadas a partir de una metodología científica desarrollada por el equipo de EcoVision registran emisiones de alrededor de 40 tCO2e. Una realidad distinta que revela prácticas más sostenibles, aunque aún poco reconocidas.

En la organización brasileña, Panvisión, se conformó un grupo de trabajo voluntario que busca impulsar prácticas sostenibles adaptadas al contexto latinoamericano, en mundo del cine. De allí nació el desarrollo de una calculadora de huella de carbono con coeficientes latinoamericanos, y de una estrategia a largo plazo: la creación de un sello de certificación sostenible específico para el audiovisual de la región, que reconozca no solo resultados, sino trayectorias de cambio. Más que adaptar metodologías externas, se trata de construir nuestras propias reglas, basadas en prioridades históricas y territoriales. En el centro, debe estar la justicia social: enfrentar desigualdades estructurales en la cultura es indispensable para una transición duradera.

El audiovisual latinoamericano tiene la potencia para ejercer un soft power climático cultural, capaz de proponer alternativas sostenibles arraigadas en su diversidad, memoria y creatividad.

Descubre más sobre audiovisuales sostenibles en panvisionlatam.com.br

EL PRECIO DE SALIR DEL ACUERDO DE PARÍS, O DEL MUNDO

CADA TANTO, LA TENTACIÓN DEL AISLAMIENTO REAPARECE CON OTRO NOMBRE, CON UNA NUEVA EXCUSA, PERO SIEMPRE CON EL MISMO DESENLACE: QUEDAR AFUERA.

Una ilusión recurrente

Existe un antiguo reflejo en la política argentina: la creencia persistente de que el país puede prescindir de las reglas que rigen al resto del mundo. Como si bastara con manifestar la intención de apartarse para evitar las consecuencias. Cada tanto, la pulsión por el aislamiento resurge con otro nombre, con otro pretexto, pero con el mismo resultado: quedar afuera.

La idea de que la Argentina podría abandonar el Acuerdo de París sin asumir un costo forma parte de esa misma ilusión. No se trata de creer o no en el cambio climático, ni de dejarse alarmar por noticias catastróficas. Tampoco es una discusión científica o un debate sobre negacionismo. Es una cuestión tangible, medible en cifras, contratos, mercados y oportunidades de financiamiento.

Mucho más que un tratado ambiental

Este pacto global, firmado en 2015 por cerca de 200 países, busca limitar el calentamiento del planeta a menos de 2 °C respecto de

los niveles preindustriales, con el objetivo de no superar los 1,5 °C. Para ello, cada Estado se compromete a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en función de sus capacidades y circunstancias, con revisiones periódicas. A diferencia de otros tratados, no impone sanciones: se basa en incentivos y compromisos voluntarios. Pero su alcance va mucho más allá de lo ambiental: es un nuevo marco para inversiones, mercados y relaciones geopolíticas en torno a la energía.

El Acuerdo de París no es ingenuo ni moralista. Es el terreno en el que las principales economías están redefiniendo sus matrices productivas y sus fuentes de energía. Aceptar sus reglas no implica una toma de posición ideológica, sino una condición para participar del sistema. Hoy, las energías renovables ya superan en inversiones a las tradicionales. La energía solar crece de forma exponencial y millones de personas en todo el mundo trabajan en el sector. El motor no son los gobiernos: es el mercado.

La falsa comparación con Estados Unidos

Algunos sostienen que si Estados Unidos pudo retirarse del Acuerdo en tiempos de la primera presidencia de Trump –y ahora nuevamente–, Argentina también podría hacerlo sin mayores consecuencias. Pero esa comparación es equivocada. Estados Unidos es una superpotencia, con capacidad para moldear las reglas del juego. Cuando se aparta, el sistema se ajusta a su peso.

La Argentina, en cambio, no tiene ese privilegio. Según el propio Acuerdo, forma parte del grupo de países en desarrollo, que deben mostrar compromiso para acceder a financiamiento y oportunidades. Mientras Estados Unidos destinaba más de 11 mil millones de dólares anuales a la lucha contra el cambio climático —al menos hasta 2024—, Argentina no está obligada a aportar fondos. Al contrario, es receptora neta de recursos, incluyendo financiamiento no reembolsable para enfrentar desafíos ambientales como sequías e inundaciones. Salir del Acuerdo sería renunciar a ayudas que no tiene con qué reemplazar para hacer frente a los desafíos ambientales que ya sufre, como las sequías e inundaciones.

Consecuencias concretas para la economía

Quedar fuera del Acuerdo también implicaría perder acceso a créditos blandos del Banco Mundial, el BID o la CAF, que hoy financian obras clave en infraestructura, energía y desarrollo sostenible. Asimismo, limitaría la participación en mercados de carbono, donde Argentina podría captar inversiones millonarias en proyectos de reforestación o captura de metano en el sector ganadero.

Lo más grave, sin embargo, sería el aislamiento frente a un mercado internacional cada vez más exigente. La Unión Europea —que absorbe un tercio de las exportaciones agrícolas argentinas— comenzará en diciembre de 2025 a exigir que las importaciones estén libres de deforestación. Productos como la soja, la carne o la madera deberán probar que no provienen de áreas desmontadas ilegalmente. Esto no solo impactará en

los sistemas productivos, sino también en las cadenas de suministro globales, afectando directamente a sectores estratégicos de la economía argentina. De acuerdo con la nueva regulación europea, la trazabilidad será clave para certificar que los productos se elaboran de manera sostenible y sin dañar ecosistemas naturales. Sin acreditaciones claras, simplemente no podrán ingresar al mercado europeo. Así, incumplir estos estándares pasará de ser un problema ambiental a convertirse en un obstáculo comercial.

Una oportunidad histórica

El mundo transita hacia una nueva era energética, y la Argentina posee recursos valiosos para esa transición: gas como fuente intermedia, litio para baterías, hidrógeno verde para la industria, biomasa para generación eléctrica. Pero no basta con tenerlos. Para venderlos como bienes estratégicos, es indispensable demostrar que cumplen con exigencias ambientales robustas. De lo contrario, la etiqueta de sostenibilidad se pierde, junto con el interés de los compradores. Lo mismo sucede con el financiamiento: hoy no existe acuerdo económico de peso sin una cláusula climática. Incluso el FMI requiere reportes ambientales para negociar condiciones de deuda. Abandonar el Acuerdo de París es, en términos prácticos, marginarse de los espacios donde se decide el rumbo del comercio y la inversión mundial. El sector privado argentino tampoco quedaría al margen. Grandes compradores internacionales ya imponen requisitos de reducción de emisiones. Las empresas que no logren cumplirlos perderán competitividad y enfrentarán mayores costos financieros. Trump eventualmente dejará de ser presidente. Cuando eso suceda, el mundo retomará una lógica más predecible y las reglas del comercio global seguirán el rumbo que ya están marcando las economías más influyentes. Para entonces, los países que hayan decidido apartarse tendrán que pagar un precio más alto para volver a integrarse. Y si algo queda claro, más allá de ideologías, es que no se trata de una cuestión de preferencias políticas: es la lógica inevitable del capital.

CONIN MAR DEL PLATA CELEBRA 15 AÑOS DE

COMPROMISO CON LA INFANCIA

"UN NIÑO BIEN NUTRIDO Y ESTIMULADO DURANTE LOS DOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA ESTÁ EN CONDICIONES DE DESPLEGAR TODO SU POTENCIAL GENÉTICO" - DR. ABEL ALBINO, FUNDADOR DE CONIN.

La Fundación CONIN es una organización sin fines de lucro que, desde 1993, trabaja para erradicar la desnutrición infantil en Argentina. Fundada por el Dr. Abel Albino, cuenta con 106 centros en el país y el exterior. Su red de profesionales y voluntarios acompaña a niños y madres embarazadas en situación de vulnerabilidad, aplicando una metodología integral que aborda nutrición, estimulación temprana, apoyo familiar, acceso a vivienda, vestimenta, oficios y autocuidado, basada en el modelo chileno del Dr. Fernando Monckeberg.

CONIN Mar del Plata: desde los inicios a la actualidad

Bajo este emblema de luchar contra la desnutrición infantil, nació CONIN Mar del Plata. Organización que abrió en 2010, gracias a la Asociación Civil Súper Tenedores y, desde 2014, funciona en articulación con la Universidad FASTA, consolidando una alianza con el bienestar social de la infancia. La educación de la madre como agente sanitario es el eje central. Su empoderamiento busca no solo la recuperación del niño, sino fortalecer la integración familiar y comunitaria.

Los beneficiarios son niños de 0 a 5 años, madres embarazadas y familias en riesgo, quienes acceden a programas que promueven prácticas de crianza saludables y entornos protectores.

Salvar a un niño exige tiempo, constancia y compromiso. El costo estimado de atención integral es de $53.029 mensuales.

Desde su apertura, CONIN Mar del Plata ha acompañado a más de 374 niños, con un promedio mensual de entre 37 y 45 ingresos, 28 egresos y el seguimiento de embarazadas.

La intervención temprana es, sin lugar a dudas, la herramienta más poderosa para transformar el presente y abrir camino hacia un futuro lleno de oportunidades.

En América Latina, se estima que 3,9 millones de niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica.

Conocé su trabajo en: www.coninmdp.org, o a seguí cada paso por la lucha contra la desnutrición en sus redes: Instagram: @coninmdp

Facebook: CONIN Mar del Plata

Por Cecilia de Pablo

Ayudanos a eliminar el desperdicio de alimentos

En Plato Lleno redistribuimos alimentos en comedores comunitarios de forma gratuita.

Podés colaborar donando alimentos de forma recurrente o en ocasiones puntuales.

Ya que rescatamos y entregamos la comida en el día, podemos aceptar alimentos perecederos de eventos o locales que de otra forma serían desechados.

Solicitá un rescate completando el formulario disponible en nuestra web

platolleno.org

Género y justicia climática: un enfoque para el 2025

EL CAMBIO CLIMÁTICO PROFUNDIZA LAS DESIGUALDADES Y EXPONE, CON ESPECIAL CRUDEZA, LAS BRECHAS DE GÉNERO.

El cambio climático no es neutral en términos de género. Sus impactos afectan de manera desproporcionada a las mujeres, en particular a aquellas que habitan en comunidades vulnerables, y que enfrentan mayores barreras para acceder a recursos, participar en la toma de decisiones, y recuperarse de los desastres ambientales. En este contexto, la justicia climática, con perspectiva de género, es una condición

indispensable para construir sociedades más equitativas y resilientes. Las mujeres no son solo víctimas del cambio climático, sino también agentes clave en la creación de soluciones innovadoras y sostenibles. Desde la gestión del agua y la seguridad alimentaria, hasta el liderazgo en iniciativas de energía renovable, y conservación de ecosistemas. Su conocimiento, y acción comunitaria, son fundamentales

para la mitigación y adaptación climática. Sin embargo, la falta de acceso equitativo a financiamiento, tecnología, y espacios de decisión sigue limitando su potencial transformador.

En este marco, el Acuerdo de Escazú se presenta como una herramienta fundamental.

Este primer tratado ambiental de América Latina y el Caribe, garantiza el acceso a la información, la participación pública y la justicia en asuntos ambientales. Su implementación con perspectiva de género es clave para evitar retrocesos y asegurar que las mujeres puedan ejercer plenamente sus derechos ambientales. El pilar de acceso a la justicia que establece el Acuerdo de Escazú es particularmente relevante. En muchos países de la región, las defensoras ambientales enfrentan amenazas, violencia y criminalización cuando denuncian violaciones a sus derechos. Garantizar su protección y asegurar mecanismos efectivos que permitan su participación real en la toma de decisiones es una deuda pendiente que debe ocupar un lugar prioritario en la agenda climática del 2025.

En Uruguay, el Ministerio de Ambiente ha venido avanzando en la actualización del Plan de Acción en Género y Cambio Climático, promoviendo espacios de diálogo en territorio que fortalecen la participación activa de actores locales e incorporan sus aportes. Este trabajo en terreno resulta clave para asegurar que las políticas climáticas respondan de manera efectiva a las realidades de quienes están en la primera línea frente al cambio climático, y para garantizar que las soluciones sean inclusivas y adaptadas a sus necesidades. Es urgente que gobiernos, sector privado y sociedad civil trabajen en conjunto, para integrar la perspectiva de género en todas las dimensiones de la política climática, garantizando la inclusión de las mujeres en cada nivel de planificación y acción. La transición hacia economías sostenibles debe ser justa, inclusiva, y sin dejar a nadie atrás. Implementar el Acuerdo de Escazú con enfoque de género no solo es una obligación ética y de derechos humanos, sino también una estrategia indispensable para fortalecer la resiliencia climática y asegurar un futuro sostenible para todas y todos.

Futuros Posibles 2025: tres días de reflexión y acción para transformar Córdoba

DURANTE TRES JORNADAS INTENSAS, CÓRDOBA FUE EL PUNTO DE ENCUENTRO PARA QUIENES SUEÑAN —Y TRABAJAN— POR ECONOMÍAS MÁS JUSTAS, SOSTENIBLES Y HUMANAS. UN ESPACIO DONDE LAS IDEAS SE CONVIRTIERON EN ACCIÓN Y LA ESPERANZA EN HOJA DE RUTA.

Entre el 13 y el 15 de marzo tuve la oportunidad de ser parte de “Futuros Posibles: Nuevas Economías y Estrategias de Transición”. Fue un evento que se llevó a cabo en Córdoba, y que reunió a personas de toda Latinoamérica con un objetivo en común: pensar y construir economías más equitativas, sostenibles y resilientes. Ya desde que llegué, se sentía en el aire esa mezcla de entusiasmo y de ganas genuinas de cambiar las cosas.

El evento fue organizado por PINE —Plataforma de Introducción a Nuevas Economías— en alianza con la Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC y Global Shapers Córdoba, y fue anfitrionado por Melisa Díaz Acuña y Víctor Mochkofsky, co-directores de PINE. El encuentro ofreció una propuesta diversa de charlas, paneles y espacios de co-creación, con el objetivo de generar herramientas concretas para transformar el presente y el futuro de nuestras ciudades, empresas, educación y dinero.

Se habló de economías regenerativas, finanzas éticas, decrecimiento, Empresas B, inversión de impacto, economía circular, y mucho más. Pero, más allá de las etiquetas, lo que más me quedó fue la sensación de que hay muchísima gente poniendo el cuerpo y el corazón para que estas ideas se transformen en realidades concretas.

Hubo un panel sobre “Economías regenerativas” que “me voló la cabeza”. Una de las oradoras compartió historias de comunidades que habían logrado regenerar sus ecosistemas mientras creaban nuevas oportunidades económicas. No se trataba solo de reducir el daño, sino de restaurar y sanar. Esa idea me hizo repensar cómo encaramos nuestros proyectos, y qué tipo de impacto realmente queremos generar. También me llamó la atención la charla sobre “Finanzas éticas y empresas con propósito”. Entender que existen modelos económicos donde las inversiones pueden alinearse con valores éticos, y que se puede crear valor sin dejar de lado lo social y lo

ambiental, fue inspirador. Porque, a veces, en el día a día, uno siente que el sistema económico está demasiado cerrado sobre sí mismo, y que cambiarlo es una utopía. Pero no, no es imposible. Está pasando, y depende de todos nosotros empujar en esa dirección.

De hecho, lo mejor fue que el evento no se trató solo de escuchar a expertos. Los espacios participativos fueron diseñados y facilitados, para intercambiar ideas, ponerlas en práctica, y darse cuenta de que hay mucho por hacer, pero también “muchas ganas de hacerlo”. Me animo a decir, que las charlas eran solo la punta del iceberg. Conectar con tanta gente que comparte las mismas inquietudes fue algo potente. Es como si cada conversación te sumara un poquito más de energía, y claridad para seguir adelante. Uno se va con herramientas, pero también con un sentido renovado de propósito. El evento fue impecable en cuanto a organización y logística. Todo fluyó con naturalidad y, sobre todo, con un espíritu genuino de colaboración. Más allá de las ideas que me llevé, lo que más rescato es la certeza de que hay un montón de gente trabajando por el mismo sueño: “Crear futuros posibles que valgan la pena”. Me voy con ganas de seguir empujando en esa dirección, de conectar con más personas que estén en esta misma búsqueda y de seguir desafiando lo establecido. Porque, al final, de eso se trata: de construir algo mejor, juntos. Como dijo Victor Mochkofsky: "Si no soñamos un futuro deseable, ¿quién lo hará por nosotros?".

Cambio de paradigma: de la crisis a nuevos modelos de financiación sistémica

RESPUESTAS EMERGENTES COMO ALTERNATIVA PARA SOSTENER EL DESARROLLO EN UN MUNDO VULNERADO.

En los últimos años, los recortes a la cooperación internacional han debilitado profundamente la arquitectura global de ayuda humanitaria y desarrollo sostenible. Bajo la presidencia de Donald Trump, ya en 2017, Estados Unidos propuso recortar más de un 30% de su presupuesto de ayuda exterior, afectando directamente a programas de salud pública, educación y seguridad alimentaria en regiones vulnerables como Yemen, Siria y el Cuerno de África.

Esta tendencia se intensificó en 2025, cuando Trump retomó el poder. A poco de asumir, firmó la Orden Ejecutiva 14169, que suspendió toda ayuda exterior por 90 días, en función de una revisión ideológica de sus prioridades bajo el lema “América Primero”. Posteriormente, se eliminaron más del 90% de los contratos de USAID, lo que impactó a 5.800 proyectos en más de 50 países, y significó un recorte de 54.000 millones de dólares en áreas como salud, desarrollo y asistencia humanitaria.

"Trabajamos con fondos de USAID y con el programa para aves migratorias del gobierno de EE.UU.", cuenta Joaquín Aldabe, especialista en conservación en Uruguay. "El impacto fue directo: se congelaron los fondos de proyectos que ya estaban en marcha, con planificación, contratos y equipos de trabajo armados. Eso enfría todo: los vínculos con productores, con colegas, y desarma procesos que cuestan años reconstruir".

Europa también se retrae

El repliegue no es exclusivo de Estados Unidos. En 2020, Reino Unido redujo su compromiso histórico del 0,7% del PIB para cooperación al 0,5%, lo que impactó proyectos clave en África y Asia. La guerra en Ucrania, y las presiones internas llevaron a muchos países europeos a reorganizar sus presupuestos. Alemania anunció recortes importantes para 2024, y otros como Países Bajos o Suecia comenzaron a condicionar sus aportes a beneficios geopolíticos directos.

Este contexto de inestabilidad pone en cuestión la sostenibilidad del modelo actual. “La cooperación de Estados Unidos trabaja en más de 100 países”, subraya Flavio Scasso, PhD en Ciencias Ambientales, con vasta experiencia de trabajo en la cooperación internacional a través del Sistema de Naciones Unidas. “El impacto de su retiro está siendo debatido globalmente. Se buscan nuevas formas de financiamiento, aunque todavía hay mucha incertidumbre”.

¿Una economía al servicio del bien común?

Tanto Scasso como Joaquín coinciden en que la arquitectura económica detrás de la cooperación debe ser repensada. “Necesitamos una economía centrada en el bien común —dice Scasso—, que promueva la sostenibilidad, reduzca desigualdades y cuide los recursos naturales. Y que involucre activamente al sector privado, que hoy representa entre el 60 y el 80% del PBI global”. Joaquín, por su parte, plantea una preocupación complementaria: la excesiva dependencia de decisiones políticas externas. “Es muy difícil que un proyecto ambiental de

Flavio Scasso

PhD en Ciencias Ambientales, con vasta experiencia de trabajo en la cooperación internacional a través del Sistema de Naciones Unidas

largo plazo dependa del humor de un presidente en otro país. Lo ideal sería que estos fondos no fueran tan vulnerables, y que existiera un sistema más estable y autónomo, sobre todo en temas tan críticos como salud o conservación”.

Aun así, reconoce la complejidad de encontrar un modelo alternativo: “Muchos gobiernos no tienen ni los recursos, ni la voluntad política de priorizar estos temas. En Uruguay, por ejemplo, si no fuera por la cooperación internacional, muchos procesos de conservación no existirían”.

Finanzas sostenibles: un nuevo horizonte

Frente al debilitamiento de los mecanismos tradicionales, la comunidad internacional ha empezado a experimentar con nuevos

modelos de financiación sistémica. Bonos de impacto social, fondos verdes, asociaciones público-privadas y plataformas de inversión con criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) aparecen como herramientas prometedoras. “Hay una oportunidad clara para dirigir el capital hacia proyectos sostenibles que impacten positivamente en la sociedad y el ambiente”, explica Scasso. “Invertir con conciencia ética puede ser una forma poderosa de enfrentar crisis como el cambio climático y la desigualdad”.

Desde otra perspectiva, Santiago Moy, especialista en Inversiones de Impacto, introduce una definición que expande el concepto: “Las finanzas sistémicas nacen de una mirada que entiende que los problemas —y sus soluciones— son ecosistémicos. Ya no pensamos en

Joaquín Aldabe

Especialista en conservación en Uruguay

fronteras nacionales, sino en bioregiones. La inversión no solo se dirige a empresas con soluciones concretas, sino también a movimientos, a cultura, a la economía circular. Incluso se debate cómo contabilizar la región donde una empresa opera como parte de su capital en los balances contables”.

Joaquín aporta una visión más local: “Estaría bueno que las empresas nacionales se involucraran más en proyectos de investigación y conservación. Durante la pandemia, algunas apoyaron laboratorios para desarrollar kits de detección. ¿Por qué no replicar eso en conservación? A veces ya sucede, como con empresas forestales que apoyan acciones en sus predios, pero falta mucho camino”.

El debate también pone en primer plano la necesidad de colaboración. Moy subraya: “El sistema económico necesita una solución colectiva, porque somos interdependientes. Ningún actor tiene los recursos necesarios por sí solo. Los gobiernos necesitan al sector privado, el privado al académico, y cada vez más al científico. La correcta articulación hace que el sistema sea menos sesgado y más justo”.

Scasso coincide en la urgencia de superar el paradigma del asistencialismo: “Invertir con impacto es apostar a un desarrollo justo, ético y sostenible. Pero para eso se

necesita una nueva mirada económica, con una lógica sistémica que supere los límites tradicionales”.

Para Joaquín, el cambio está en marcha, aunque de forma desigual. “El Estado tiene que estar, pero en conservación no siempre es eficaz. El verdadero motor muchas veces son las ONG y los grupos locales. Tal vez, el cambio de mirada tenga que ver con eso: una articulación más horizontal, con actores públicos, privados y comunitarios trabajando juntos desde el territorio”.

Un nuevo paradigma ha comenzado

En medio de un mundo atravesado por crisis climáticas, sanitarias y sociales, la cooperación internacional enfrenta una encrucijada que va mucho más allá del presupuesto.

Adaptarse a nuevos modelos de financiación sistémica ya no es solo una respuesta a la escasez de fondos tradicionales, sino la clave para redefinir las reglas del desarrollo global. Los modelos emergentes no sólo están diseñados para movilizar recursos, sino para cambiar mentalidades: ampliar la noción de valor, integrar las voces locales, y diseñar soluciones que reconozcan la interdependencia como motor y no como obstáculo.

Santiago Moy

Especialista en Inversiones de Impacto

El desafío es enorme, pero también lo es la oportunidad: construir, por primera vez, un sistema económico que entienda al Planeta y las personas como parte de un mismo balance…Nuevamente, quienes hemos generado el problema, con mayor conciencia colectiva, podemos pensar la solución.

Los pueblos indígenas no contactados son los más vulnerables del planeta.

Sabemos muy poco de ellos. Pero sí sabemos que hay más de 150 en todo el mundo.

Y sabemos que poblaciones enteras están siendo exterminadas por la violencia genocida que ejercen los foráneos que les arrebatan sus tierras y sus recursos, y por enfermedades como la gripe y el sarampión contra las cuales no tienen inmunidad.

Necesitamos tu apoyo para ayudarnos a combatir una de las crisis humanitarias más urgentes y trágicas de nuestro tiempo.

www.survival.es

Ana Luiza Beraba: Tu historia, tu poder

EN UN MUNDO QUE MUCHAS VECES CALLA O DISTORSIONA

LAS VOCES FEMENINAS, ANA LUIZA BERABA IMPULSA UNA

TRANSFORMACIÓN PROFUNDA. INVITA A MUJERES A TOMAR LA PALABRA, NARRARSE CON LIBERTAD Y CONVERTIR SUS

HISTORIAS EN FUERZA VITAL Y EN OBRAS QUE COBRAN VIDA EN LA ESCRITURA, EL CINE Y OTRAS FORMAS DE EXPRESIÓN.

El año pasado tuve la oportunidad de participar, junto a nueve mujeres de distintas nacionalidades, en una edición de “Mi vida es de película”: un laboratorio online de narrativas audiovisuales basadas en historias de vida y autoficción, que busca promover perspectivas femeninas dentro de la industria cinematográfica. En palabras de Ana, su creadora, “es el mayor semillero de historias basadas en hechos reales de América Latina”.

Este programa brinda un espacio seguro para narrar vivencias, transformar la mirada que tenemos sobre ellas y, al mismo tiempo, mejorar nuestro estilo de escritura. Además —de manera opcional— ofrece la posibilidad de postular cada historia escrita a empresas de la industria audiovisual.

La mentoría de Ana Luiza durante el proceso es esencial. Por un lado, enseña a escribir en clave de autoficción, combinando su experiencia como guionista con herramientas que habilitan a modificar nombres, detalles y eventos dentro de las historias. Este enfoque facilita el desapego emocional, permitiendo imaginar nuevos desenlaces y transformar las experiencias personales en relatos potentes, sin que pierdan su autenticidad.

El método de trabajo es innovador: combina técnicas de storytelling con

dinámicas ágiles y lúdicas, que hacen del proceso algo creativo y, sobre todo, entretenido. El cronograma de entregas y fechas límite es otra herramienta clave que evita la procrastinación y garantiza que cada participante avance en su relato. Otro valor fundamental es el grupo. El enfoque colaborativo permite que cada historia se enriquezca con múltiples perspectivas y miradas, generando un intercambio genuino que potencia tanto el texto como el crecimiento personal.

El impacto social de “Mi vida es de película” es profundo. Con el apoyo de organizaciones internacionales, Ana ha logrado abrir las puertas del programa a mujeres en contextos vulnerables, ofreciéndoles una herramienta poderosa para narrar y resignificar sus experiencias. Más allá de procesar vivencias, el curso ha permitido que algunas participantes transformen sus relatos en obras que cobraron vida en la pantalla, y que otras logren realizar en la vida real aquello que imaginaron y escribieron para sí mismas.

Este programa celebra la diversidad de voces, abre la puerta a imaginar otros horizontes y reúne historias únicas que merecen ser escuchadas y difundidas en el mundo.

Para saber más: www.weplot.co

LA HUELLA HÍDRICA DE LO DIGITAL: EL COSTO AMBIENTAL DETRÁS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Por Eloisa Ponce de León UN LLAMADO A REPENSAR NUESTROS HÁBITOS DIGITALES PARA CUIDAR EL PLANETA.

En la última edición de SEA (#34) hablé sobre Inteligencia Artificial (IA) y la alerta emitida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) sobre la necesidad de su regulación y correcto uso en defensa de los derechos de las personas. Sin saberlo, para el momento de escribir esta columna, las noticias unirían en sus titulares dos conceptos que parecen no tener relación: “agua” y “ChatGPT”. A fines de marzo, se viralizaron imágenes generadas por ChatGPT al estilo del Studio Ghibli, el célebre estudio japonés de animación. Lo que comenzó como un juego visual, pronto abrió debates: primero sobre derechos de autor y luego sobre su costo ambiental. Según datos compartidos por ChatGPT, la creación de más de 200 millones de imágenes en ese estilo habría consumido unos 216 millones de litros de agua en

apenas cinco días, utilizados para enfriar los servidores que sostienen estos sistemas.

Aunque lo virtual parezca intangible, detrás de cada clic existen infraestructuras físicas muy reales: enormes centros de datos que requieren grandes volúmenes de agua y energía para funcionar. Se estima que estos espacios consumen decenas o cientos de litros de agua diarios, y a nivel global, el impacto es difícil de dimensionar.

Además, según National Geographic, internet ya representa el 7% de la demanda energética mundial. Y según la Fundación The Good Planet, un simple correo electrónico puede generar desde 0,3 hasta 50 gramos de CO2e, según su contenido.

Mientras las campañas nos piden cerrar la canilla o reutilizar el agua, pocas veces se habla del peso ambiental de nuestros hábitos digitales: almacenar archivos innecesarios, conservar correos olvidados o ver videos en alta definición sin necesidad. Cambiar estas prácticas no salvará el planeta por sí solo, pero sí puede ser un pequeño paso hacia un consumo digital más responsable.

En Cáritas Uruguaya trabajamos hace 60 años en iniciativas sociales por la promoción de la dignidad humana.

Actualmente y además del acompañamiento a personas privadas de libertad, prevención de adicciones y convivencia, trabajamos en el área de ecología integral.

Entendemos que las cuestiones medioambientales atraviesan lo social y son parte una misma crisis y sólo si transformamos nuestras maneras de habitar el mundo, nuestros estilos de vida, nuestra relación con los recursos de la tierra y, en general, nuestra forma de ver al ser humano y de vivir la vida, es que podremos realizar una conversión integral que evite la depredación de nuestra casa común, el planeta Tierra

Acciones:

Impulsamos y acompañamos huertas comunitarias y otras experiencias en territorio.

Promovemos la incorporación de hábitos cotidianos de cuidado Animamos y promovemos la concientización y visibilización de la temática a través de acciones de comunicación y actividades organizadas en red con otros actores de la sociedad civil, iglesias y grupos académicos, buscando generar movilización e incidencia.

Cultivando esperanza desde la tierra

Por Fiona Wilton

EN MPUMALANGA, SUDÁFRICA,

THANDI MKHONTO SIEMBRA ALGO MÁS QUE ALIMENTOS: CULTIVA RESILIENCIA, UNIDAD Y SABERES ANCESTRALES, QUE EMPODERAN A SU COMUNIDAD PARA ENFRENTAR LOS DESAFÍOS CLIMÁTICOS Y SOCIALES.

“Sudáfrica, siembra algo más que semillas: cultiva resiliencia, unidad y saberes comunitarios”. Gracias a la formación brindada por EarthLore, una organización sudafricana sin fines de lucro, Thandi adoptó prácticas agroecológicas. Aprendió técnicas sostenibles de cultivo y habilidades prácticas, como la construcción de gaviones: estructuras de rocas que previenen la erosión y ayudan a gestionar el agua de lluvia. Antes, su comunidad dependía de ayuda externa. Pero tras visitar la región de Venda, al noreste del país, Thandi descubrió el poder de las soluciones impulsadas por la gente, arraigadas en la cultura y las tradiciones locales.

Allí participó en Uluma (Primeros Frutos), una ceremonia espiritual de la cosecha que celebra la gratitud, la unidad y la renovación. Este festival, profundamente vinculado a las costumbres del territorio, combina rituales sagrados con momentos de celebración. Durante años, estas prácticas fueron suprimidas y estigmatizadas por el colonialismo y las instituciones religiosas. Inspirada por una comunidad que había construido gaviones de forma colectiva —no solo como una solución física, sino como un acto de cuidado del territorio—, Thandi decidió actuar. De regreso en su aldea, cuando las lluvias transformaron una quebrada en una amenaza, reunió a otras agricultoras. Entre relatos compartidos y tazas de mageu —una bebida tradicional sin alcohol—, construyeron su propio gavión. En un solo día, transformaron el riesgo en seguridad, rodeadas de alegría, cantos y orgullo colectivo.

Hoy, su huerta comunitaria incluye una zanja de infiltración que retiene agua y mejora la producción. Este enfoque fortalece la

soberanía alimentaria, genera ingresos y ha traído de vuelta el Uluma, un ritual que había quedado en el olvido.

El camino de Thandi demuestra que la sabiduría ancestral, la ecología y la acción colectiva pueden transformar realidades. “Ya no esperamos soluciones”, dice. “Las creamos, juntas.”

Mientras Sudáfrica honra su diversidad cultural, rituales como Uluma nos recuerdan el poder de la comunidad, la gratitud y la renovación.

Descubre más información en: www.earthlorefoundation.org

PARTE 3

UN ENCUENTRO CON LA INMENSIDAD

ESTE ES EL TERCERO, Y ÚLTIMO DE LOS FRAGMENTOS, QUE COMPARTIREMOS DEL LIBRO DE JUCA ¨DE MOCHILERO A GUARDAPARQUE¨.

Subimos a la canoa y comenzamos a deslizarnos por una brecha tan estrecha como ella misma, que, cortando el juncal, se internaba en aguas más profundas. Luis, erguido en la popa, hacía avanzar la embarcación con la pértiga. La vara, de unos cinco metros, bastaba para impulsarnos a través del vasto humedal, cuya profundidad nunca llegaba a ser intimidante.

Después de una hora de navegar por aquella senda abierta en la vegetación palustre, ya teníamos a bordo cuatro nutrias —coipos— y una garza colorada. Los cinco animales habían sido cazados gracias a las trampas de cepo que habíamos dejado instaladas antes de ir al boliche a vender cueros.

De pronto, Luis detuvo la canoa en un punto que a mí no me parecía distinto del resto del paisaje. Dijo simplemente: “Ayude”. Se inclinó entre las totoras y apareció la pata de un carpincho. Tomé otra y, entre los dos, alzamos al enorme roedor, depositándolo junto a mi mochila. Un zapucay rasgó el silencio: ese grito largo y agudo que usan los hombres del estero para anunciar su presencia en medio de la inmensidad, donde incluso un hombre de pie en su canoa queda oculto tras el juncal.

Se acercaba un indio guaycurú, de unos cuarenta y cinco años, acompañado por sus dos hijas veinteañeras, muchachas bonitas, silenciosas como el agua.

El estero fue perdiendo, poco a poco, su brillo verde y celeste. La noche cayó sin luna, pero con una claridad asombrosa. Fue entonces cuando descubrí, por primera vez, cuánto pueden iluminar las estrellas en un lugar tan apartado. Los juncos se volvieron sombras negras, y las superficies libres de vegetación acuática duplicaban la luz del cielo, reflejando las miles de estrellas sobre el agua quieta. Sin viento, el espejo era perfecto: parecía que flotábamos en el espacio.

Luis, medio dormido, murmuró que se había perdido y que tendríamos que pasar la noche allí. Que a la mañana siguiente, ya sin caña que beber, se orientaría hacia su islita.

"Es broma", dijo de pronto, con un raro arranque de sobriedad. Tomó la pértiga y seguimos avanzando en la noche. Sospeché que lo hacía solo para no quedarnos quietos, pero tomé como referencia algunas estrellas frente a nosotros y comprobé que íbamos en línea recta. Dos horas después, en medio de esa noche estrellada, apareció a lo lejos una lucecita. Al acercarnos, ladró un perro: habíamos llegado.

La isla era pequeña, de unos cien metros de largo por cincuenta en su parte más ancha. Un rancho hecho enteramente de paja ocupaba el centro, rodeado por tierra pelada, algunos naranjos, un tacuaral y algo de monte. Unas gallinas y un perro chico componían toda su fauna.

Lo relatado sucedió en el invierno de 1980, muchos años antes de que Los Esteros fueran declarados área protegida. Podés encontrar el relato completo en el libro ¨De mochilero a Guardaparque¨.

El dinamismo interno de la vida

LA VIDA ES UN ENTRAMADO DE VÍNCULOS QUE NOS INVITA, UNA Y OTRA VEZ, A RECONOCER EN EL AMOR SU MOTOR ESENCIAL. COMPRENDER ESTA DINÁMICA

ES ABRIRNOS AL MISTERIO DE LA TRANSFORMACIÓN.

Como hemos compartido a lo largo de los artículos anteriores, la vida es un entramado interconectado, tanto en su dimensión temporal como transtemporal. Ese entramado de vínculos le otorga la posibilidad de ser sostenible. Reconocerlo, vivir conscientes de ello, tomar acciones que lo cuiden y sostengan, y promover los valores que lo hacen posible, es un movimiento tanto espiritual como religioso. Espiritual, porque implica animarse a ver más allá de las cosas o de los hechos en sí, a percibir su trascendencia. Religioso, en cuanto la religión debe cumplir la misión de volver a ligar, de unir, de generar comunión entre los seres. Cuando hablamos de vida, a mi entender, hablamos esencialmente de la dinámica del amor. El amor es vínculo trascendente. Es una realidad invisible e innegable que nos conecta “con el otro y con lo otro”, tanto en el hoy, como en el ayer y con aquello que esperamos o está por venir. El amor nunca se cierra sobre sí mismo, no es concluyente. Permanece abierto, en una actitud humilde, ante lo nuevo, ante aquello que aún está por venir. Se apoya en lo conocido, en el sí mismo, fruto de una historia, de un camino recorrido. Por eso resulta difícil pensar en un “Ser Trascendente” aislado, solo, único, ya que no habría lugar en él para el dinamismo del amor.

Así como la vida es relación de unión, de comunión, podríamos decir que la muerte es la ruptura de los vínculos que las criaturas, de hecho, establecen entre sí. Recordando el paradigma que subyace en la cultura Magüta o Tikuna: “sostener y multiplicar la vida”, entendemos que toda acción humana que desconoce la realidad de ser criatura ligada a otras criaturas es, inevitablemente, camino de muerte. El dinamismo del amor está cargado de una misteriosa contradicción: no hay vida sin

transformación, sin muerte; no hay plenitud sin renuncia. Dar el paso hacia el vínculo, hacia una relación libre y fecunda, implica un movimiento de donación, de servicio, de gratuidad. Es necesaria una renuncia al yo, al sí mismo desde el cual partimos, para que pueda darse ese movimiento de amor que nos abre a la fecundidad de la vida. El sujeto que se repliega sobre sí mismo se cierra al otro, a lo otro, a todo aquello que es diferente y diverso. El amor reclama la kenosis: ese abajamiento, ese despojo libre y amoroso del sujeto en favor de aquellos otros que lo completan y le dan sentido. En la dinámica del amor, el “yo” encuentra su ser pleno en el “nosotros”.

Dentro de la espiritualidad cristiana y católica, esto mismo se celebra como el centro del testimonio de Jesús, especialmente en el desenlace de su vida, que se conmemora en el sacramento de la eucaristía.

El amor, como constitución de nuestro ser más íntimo en clave comunitaria, es siempre camino de renuncia. Su dinámica es de muerte y resurrección, en términos cristianos. Acoger, contemplar y vivir en este dinamismo del amor es la condición fundamental para cuidar, sostener y plenificar la vida que se nos ha confiado. Como la semilla, que desde lo que es se prepara para transformarse —sin dejar de ser, vinculada a sus ancestros y a todos los tiempos—, así adviene lo nuevo, en y a partir de la relación con los seres y elementos que habitan su contexto.

The Americas

Dirección: Òscar Cusó

Duración: Serie documental

(varios episodios)

Año: 2025

País de origen: Reino

Unido

Esta ambiciosa serie documental es un viaje deslumbrante a lo largo del continente americano, desde las regiones Ártico hasta el sur de la Patagonia. Dirigida por Òscar Cusó, discípulo de David Attenborough, "The Americas" ofrece una mirada íntima y profundamente respetuosa de la biodiversidad del continente, lograda a través de más de 180 expediciones y cinco años de rodaje. La narración, a cargo de Tom Hanks, junto con una banda sonora compuesta por Hans Zimmer, transforma cada episodio en una experiencia sensorial y emocional única. Las imágenes, captadas con tecnología de vanguardia, revelan paisajes extremos y momentos inéditos de la vida salvaje sin perturbarla.

Lejos de ser solo una celebración visual, el documental invita a reflexionar sobre la fragilidad del planeta, abordando problemáticas urgentes como el cambio climático y la contaminación plástica. "The Americas" es una obra que maravilla y, al mismo tiempo, interpela. Un testimonio visual imprescindible para quienes buscan reconectar con la naturaleza y con la responsabilidad de preservarla.

Recomiendan

Puskano Alfombras: tejiendo sueños, preservando tradiciones

PUSKANO ES MUCHO MÁS QUE ALFOMBRAS HECHAS A MANO: ES UNA HISTORIA DE RESILIENCIA, COMUNIDAD Y AMOR POR LAS RAÍCES.

Puskano Alfombras nació hace 23 años, en medio de una Argentina en crisis, y en uno de los momentos más difíciles de mi vida: la enfermedad de mi madre. Puedo decir, sin exagerar, que de ese dolor y confusión brotó algo bueno, algo que ha perdurado en el tiempo, y sigue creciendo.

Fabricamos alfombras hechas a mano en telares de peine, con una técnica milenaria que se ha transmitido de padres a hijos durante más de 10.000 años. Tejemos exclusivamente con pura lana de oveja y llama, logrando un nivel de calidad y profesionalismo que nos ha permitido ser

competitivos, confiables y sostener un crecimiento constante.

Este sueño, que comenzó en los pasillos de un hospital, hoy nos encuentra fabricando alfombras en Salta, mi provincia natal, para clientes de todo el mundo.

Salta es un rincón del norte argentino de gran belleza natural y cultural, donde los tejidos forman parte de la vida cotidiana: ponchos para abrigarse, mantas, peleros para las monturas de los caballos. En algunos pueblos, esta tradición sigue viva: los hombres tejen en telar, mientras, que las mujeres "componen", es decir, realizan las terminaciones y flecos, sobre todo en el emblemático poncho salteño.

Soy Ingeniera Agrónoma, y jamás hubiera imaginado que mi camino profesional estaría tan estrechamente ligado al textil. Mi primer tejedor fue Bruno López, oriundo de Luracatao. Él me contó que tejía ponchos, y juntos comenzamos la aventura de buscar lana hilada a mano, recorriendo los Valles Calchaquíes en busca de hilanderas. El poncho salteño, por excelencia, se hila a mano, y esa misma lana es el inicio de todo. Con el tiempo descubrimos que lo que más nos pedían eran alfombras a medida, y decidimos apostar por ese camino. Esa elección fue clave para el crecimiento de Puskano.

Los hijos de Bruno también se sumaron al equipo, dejando atrás la construcción para dedicarse de lleno al tejido. Con la ayuda de un carpintero, construimos nuestros primeros telares y hasta los peines los fabricábamos con rayos de bicicleta.

Años después, este grupo de tejedores, y yo, conformamos la cooperativa de trabajo social, “San Antonio Claret”. Con el apoyo incondicional de nuestros clientes, aprendimos sobre calidad, terminaciones y cumplimiento de tiempos de entrega. Nos enorgullece la técnica de nuestros tejedores, que permite interpretar casi cualquier diseño. La lana, en sus manos, se transforma en arte; es como pintar con hilos.

Hoy, somos una fábrica de alfombras hechas a mano, trabajando, exclusivamente, a pedido. Nuestro trabajo es reconocido, y nos ha permitido no solo progresar económicamente, sino también conservar un legado ancestral. Gracias a esta labor, nuestros tejedores y sus familias viven con dignidad, y muchos de sus hijos han accedido a estudios universitarios.

Desde Puskano, tejemos más que alfombras: aportamos nuestro granito de arena para construir un entorno más justo, preservando nuestras raíces, y haciendo de este lugar, en el mundo, un espacio mejor.

"Al maestro con cariño"

LOS

DOCENTES SON PILARES

FUNDAMENTALES EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA EDUCACIÓN INCLUSIVA, PARA QUE CADA ESTUDIANTE

ENCUENTRE UN ESPACIO DE RESPETO, EQUIDAD Y DESARROLLO.

"Al maestro con cariño" es una película que resalta las virtudes y la dedicación de educadores/as, quienes, con su compromiso y empatía, respeto y solidaridad, crean espacios de confianza y seguridad que fomentan el aprendizaje. Estos mismos valores son clave en la educación inclusiva, cuyo objetivo es ofrecer a todos/as los/as estudiantes, sin importar sus diferencias, una educación de calidad, en equidad y con igualdad de oportunidades. La educación inclusiva coloca al estudiante en el núcleo del proceso educativo, reconociendo la diversidad como un valor enriquecedor. Este enfoque representa un reto para los/as docentes, quienes deben contar con formación en diversas disciplinas para poder responder adecuadamente a las necesidades individuales de cada estudiante. Estos/ as juegan un papel fundamental como agentes de cambio en el camino hacia una escuela inclusiva. El rol del maestro o maestra va más allá de ser un simple transmisor de conocimientos, ya que debe ser un modelo de igualdad, comprensión y colaboración, capaz de adecuar el contenido educativo y de utilizar herramientas tecnológicas para asegurar que todo el estudiantado reciba la educación de acuerdo a sus necesidades.

La educación inclusiva requiere que la escuela funcione como una comunidad

integrada, donde todos los miembros—docentes, estudiantes y familias—trabajen de manera activa. Es esencial que educadores/ as desarrollen habilidades de gestión para promover el respeto mutuo y la participación y aprendan a colaborar con otros/as profesionales dentro del ámbito educativo y externo a él.

De este modo, el/la docente se convierte en un motor de transformación, cuya actitud positiva y vocación de servicio contribuyen a la creación de un entorno escolar donde todos/as los/as estudiantes, independientemente de sus necesidades, puedan alcanzar su máximo potencial. La educación inclusiva depende, en gran medida, de la dedicación constante de maestros y maestras, quienes, con empatía y organización, logran que la comunidad educativa se transforme en un espacio en el que todos/ as puedan crecer y desarrollarse. Por ello, los y las docentes deben ser resguardados, respaldados, abrigados, recibir formación continua y contar con todas las herramientas necesarias, desde el principio, para hacer de la educación inclusiva una realidad genuina.

“Al maestro, a la maestra, siempre: con cariño”.

CECILIA MATTOS: INCORPORAR LA PARADOJA

Por Verónica Cordeiro

ENTRE HIERBAS, FRUTAS Y PLÁSTICOS RECOLECTADOS DEL OCÉANO, CECILIA MATTOS TRANSFORMA DESECHOS EN ARTE, Y CULTIVA UN REFUGIO, DONDE LA BELLEZA Y LA CONCIENCIA AMBIENTAL SE ENCUENTRAN, EN CADA PLATO Y EN CADA OBRA.

En 2012, Cecilia Mattos dejó Montevideo y se mudó al balneario Las Flores. En una antigua casa, alejada de la ruta costera, abrió "Lo de Ceci", un restaurante de comida sin gluten y sabores caseros.

Su jardín es un paraíso verde con una huerta orgánica llena de hierbas como: salvia, tomillo, menta, cedrón, cúrcuma y romero. También, crecen acelgas, zapallos y tomates, según la estación. Rodeada de árboles como un ceibo centenario, ciprés calvo, sauces, frutales y palmeras, Cecilia vive en armonía con la naturaleza. Cada día, camina por la playa recogiendo basura plástica: botellas, tapitas, bolsas y muñecas. Luego, las limpia y corta en pequeños trozos, creando mosaicos. "Siempre

tengo un trabajo en proceso sobre la mesa", dice. Las mejores ideas, asegura, surgen mientras camina o nada en el mar.

El plástico, diseñado para proteger productos, termina en vertederos o en el mar, donde las mareas lo devuelven a la costa. Así como lo digital ha hecho invisible lo que consume, el plástico se ha vuelto omnipresente. Cecilia transforma estos desechos en arte: collages, esculturas y composiciones que cuestionan nuestra era de hiperconsumo. En sus obras, el plástico cambia de significado y se convierte en un mensaje visual que invita a la reflexión.

Foto: “Mi padre no creía en el cambio climático”.

Crédito: Nacho Seimanas, Las Flores, 2021

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