Retratos de artistas 2000

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marijose Recalde Retratos de artistas.

PabellĂłn mixtos ciudadela de Pamplona del 13 de junio al 4 de julio , aĂąo 2000


Retratos de pintores. Grupos de pintores Paul Gauguin realiza un autorretrato con retrato incluido del pintor Bernard. Y Bernard hace lo mismo con Gauguin. David Hockney se pinta con Picasso, al que siempre ha admirado, y usa muchas veces la obra del malagueño como referencia. Ahora se trata de un homenaje a un maestro ya inaccesible para Hockney. Kirchner se retrató con su grupo Die Brücke (El Puente). Es un documento, una reivindicación del grupo, de las buenas relaciones, de algo que está en activo. Artistas retratando artistas. Y las razones pueden ser las de la proximidad de quien comparte habitación, escuela o estudio. A veces no hay nadie más a mano, no hay modelo o dinero para pagarlo. A menudo no ha existido ni siquiera esa segunda persona y muchos autorretratos lo son por la urgencia de crear en coincidencia con la ausencia de compañía. Retratar a otro pintor es estudiarlo. Uno se sirve de su propia manera o adopta la del invitado. Uno busca a la persona y se encuentra con sus claves y su código que, por esta vez, puede adoptar sin que se interprete como injerencia o copia ventajosa. Siempre ha existido la complicidad creativa, en muy diversos grados, en relaciones de todo tipo; músicos que tocan o cantan las canciones de otros colegas, es un ejemplo más. Por mencionar sólo unos pocos de los innumerables casos que, por otra parte, suceden en tantas profesiones: Van Gogh y Gauguin vivieron un tiempo juntos. Y Derain y Vlaminck. El amigo más íntimo de Soutine fue Modigliani. Klimt compraba dibujos a Schiele. Rodin y Camille Claudel fueron maestro y alumna. Diego Rivera y Frida Kahlo se casaron. Paul Klee y August Macke se marcharon juntos una temporada, crucial para ambos, a Tunez. Robert Rauschenberg y Jasper Johns eran grandes amigos. August Macke y Franz Marc apostaron a retratarse mutuamente. Basquiat trabajó junto con Warhol...

Son numerosos los cuadros en los que alguien pinta a un colega de profesión, y muy variadas las motivaciones. La abierta admiración no es infrecuente. El deseo de aprehender, de comprender al personaje y su vocabulario. Retratar para contagiarse, para entender mejor (como quien desmonta un reloj y vuelve a montarlo, como el naturalista que observa el comportamiento de los animales). Un buen número de creadores ha participado de este impulso gremialista, imitador, deseoso de honrar a sus compañeros o a sus maestros. Siempre hubo antecedentes, referentes; hoy en día más que nunca. Paul Gauguin

Autorretrato con retrato de Bernard

Emile Bernard

Autorretrato con retrato de Gauguin

Modigliani retrató a Soutine en muchas ocasiones; Warhol hizo a Beuys, Derain a Matisse, Manet a Degas y a Monet, Van Gogh fue pintado por Gauguin y por Toulouse Lautrec... Un género aparte es el del grupo de personas perfectamente identificadas que posa frente al pintor, no rostros que se cuelan en escenas de entierros, banquetes, pasajes mitológicos. Grupos de soldados, por ejemplo, que, en el Flandes del siglo XVII pagaban, tras pasar tres años en el ejército, un dinero para salir en el cuadro que luego sería colgado en los salones de los oficiales. Grupos de comerciantes y sus esposas, los síndicos del gremio de pañeros, los alumnos de una clase de anatomía rodeando a su docto profesor, los vigilantes en las rondas nocturnas, los miembros de los clubes de artistas. Ahora son los retratos fotográficos los que sustituyen con gran profusión a aquellos testimonios, tan trabajosos, por otra parte. Enri Latour trasladó sobre la tela a un grupo de pintores: Manet, Monet, Renoir. Los maestros de la pintura veneciana del siglo XVI, Veronés, Tiziano y Tintoretto forman la pequeña orquesta situada en el centro del cuadro Las bodas de Canaá, una reunión enorme de 150 personas representadas. Y, dando un salto y por mencionar a un contemporáneo cercano, Guillermo Pérez Villalta pintó, también, a varios de sus compañeros de generación. Esta serie presentada por marijose se fue forjando sin una intención clara. Ella pintaba retratos de todo el que aparecía por su casa, era una necesidad, la de tener el modelo delante y la de atraparlo


Ya antes había copiado retratos de otros pintores a los que le gusta mirar, los que sin duda le han influido y de los que espera haber aprendido alguna cosa. También por su casa iban pintores y personas que trabajan en el mundo del arte. Así las dos circunstancias llegaron a tropezarse por alguno de los pasillos de su cerebro. La tercera clave se la dieron los retratos que intercambiaron Gauguin y Bernard. Una vez asumida la idea de realizar una colección de obras de esta naturaleza busca ocasiones para coincidir con los demás participantes: reuniones de varias personas en el estudio, salidas a los lugares de trabajo de otros pintores. Aprovechaba cualquier ocasión. No era difícil verle en la sobremesa de una comida con los pinceles en la mano intentando robarle el rostro a alguien En cada cuadro se ha buscado un motivo de interés particular: ruptura del espacio convencional, superposición de imágenes, secuencia, relieve... Ha querido también que hablen del mundo de la pintura, haciendo guiños a cuadros de otros artistas, y una especie de repaso a los temas tradicionales a lo largo de la historia del arte, los bodegones, el paisaje, las máscaras africanas, la sección áurea, el estudio de los colores... Y en prácticamente en todos hay al menos un animal. Los cuadros hablan de quienes le han ido formando. No son figuras que se instalan sin pasar por una selección. Algo de todos los presentes (al menos de los clásicos) debería aparecer si ha sido capaz de reconocer en ellos eso que los hace singulares y lo ha transportarlo a sus cuadros. No es copia consciente pero observa y esto suele derivar en aprendizaje. Esta es una serie por fuerza incompleta porque queda mucha gente fuera, muchos amigos artistas y muchos grandes: Leonardo o Miguel Ángel, los expresionistas americanos, Paul Klee... Hay amigos por hacer, pinturas por conocer y cuadros que aún no se han realizado. María Ángeles Ruiz.

En todos los cuadros de esta exposición el retrato de marijose ha sido pintado por una persona diferente, del mismo modo esa persona aparece en el cuadro retratada por marijose. Los nombres que aparecen en el pie de foto corresponden a las personas que han pintado el retrato de marijose.


Los artistas y sus cuadros. 1998. 162 x 130 cm.

Autorretrato.


Parte de mi mundo. 1997. 162 x 1130 cm.

Alfonso Ascunce..


Pintando a la modelo. 1998. 96 x 164 cm.

Pablo Lekue.


La mano del artista. 1997. 162 x 130 cm.

Judith Palacios.


Fusión de épocas y estilos. 1998. 130 x 130 cm.

Pedro Oses.


El tiempo que pasa. 1998. 130 x 130 cm.

Merche Olave.

El sueĂąo del revĂŠs 1998. 130 x 130 cm.

Alfonso Gortazar.


La clase de Sartaguda. 1999. 1362 x 130 cm.

Cristina Moreno.


Signos que unifican todo. 1999. 162 x 130 cm.

David IbaĂąez.


Secciรณn รกurea 1998. 162 x 130 cm.

Marisol Gorraiz.


La pintora esculpida. 1999. 130 x 130 cm.

Juantxo Villanueva.


Africa en los ojos. 1998. 130 x 130 cm.

Dani laskurain


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