5 minute read

Vivencias

VIVENCIASVIVENCIAS

Advertisement

TestimoniosTestimonios dede vidavida

Siempre es bueno dar a conocer historias de vida, y sobre todo las memorias de personas, que hacen parte de nuestra comunidad porceña, de habitantes que han construido, han conocido y han vivido en diferentes momentos de formación de lo que hoy denominamos Corregimiento de Porce. Lo que se recuerda, luego de ese trasegar de ir y venir de lugares cercanos, invita a comprender lo importante que es nuestro terruño, para valorar lo que somos y lo que hemos construido, para crecer, para entender el por qué somos así, el por qué de nuestras particularidades.

Hay que entender que todos somos parte de un gran rompecabezas que constituye este pequeño espacio dominicano, basado en nuestras memorias particulares que fortalecen esa memoria general y que nos ayuda a afianzar esas raíces, esa razón de ser de nuestros comportamientos y expresiones. Cada persona es un testigo de su realidad, que está influenciado por prácticas culturales y por valores que pueden ser distintos en cada caso; en su testimonio relata hechos, pero les proporciona su propio tinte dándoles su propio significado, parafraseando a Jan Vansina en su texto “La tradición Oral”.1

En este caso, se va a compartir el punto de vista de don José Heriberto Montoya, nacido en junio de 1932 que, alrededor de un café y un agradable espacio familiar, permitió conocer sobre muchas “Cuitas de Porcesito” , diversas situaciones y visiones acerca de su llegada al Corregimiento, dando a conocer variados puntos de vista, momentos que ayudan a comprender y a recordar esa formación de lo que es Porce. Espero que lo que acá se aporte ayude, a recordar, a traer esa memoria a nuestro presente, a evocar lo que hemos vivido, a dedicarnos un rato a comprender esas interpretaciones, teniendo en cuenta que “recordar es vivir” y que “lo que vive en el recuerdo, nunca muere” .

Don José, una persona nacida en Santa Rosa de Osos, bautizado y confirmado en San Pablo, llega a la Frisolera, a un punto denominado “Patio Bonito” , municipio de Don Matías, a la edad de 16 años con sus abuelos paternos y su señora madre. Allí su abuelo llega como encargado de la finca “Maleta” perteneciente a la familia Sierra. Desde muy pequeño le llevaba el desayuno y el almuerzo a su abuelo al lugar de trabajo, algo alejado, y luego cargaba costales con revuelto (papas, yucas, plátanos) para la casa; a ese oficio le denominaban “garitero” , que según un diccionario de antioqueñismos significa “Empleado o jefe de un garito; para nosotros es peón en la arriería, el que desempeña oficios menores. ”2 Menciona igualmente don José que “la carga laboral era de 6 a 6, que no es como hoy en día de 8 horas” .

1 Vansina, Jan, La tradición Oral, Barcelona, Editorial Labor, 1966, p. 111. 2 Jaramillo Restrepo, Julio César, Diccionario de antioqueñismos, Medellín, Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2009, p. 75.

Don José laboró en otros lugares, entre ellos en la hidroeléctrica “El Salto” ubicada entre los municipios de Guadalupe, Gómez Plata y Carolina del Príncipe, la que hoy conocemos como la Central Hidroeléctrica Guadalupe I; posterior a ello, compra un terreno en la vereda La Primavera y tiempo después se traslada a vivir a Porce, aproximadamente en el año de 1958. Cuando llegaron a Porce habían pocas casas (alrededor de unas 20), eran ranchos de tabla y zinc. Menciona que habían lugares que denominaban las cuevas, por la forma de las viviendas, de una manera subterránea; había una “placita” que funcionaba sábados y domingos y una botica, arriba de lo que hoy es el comando. Anteriormente, mucho de lo que hoy está poblado en este sector “era puro cañaduzal perteneciente a los Vargas, quienes luego fueron parcelando, pero no dejaron escrituras” .

Para esa época ya existía el ferrocarril, el cuál transportaba productos (leche, huevos, ganado, cemento, hierro, entre otros productos); en los alrededores de la estación Porce habían animales de carga (bestias) para repartir la mercancía, que transportaba el tren, y que se llevaban a diversos lugares. Se hace hincapié en el traído de materiales como hierro, cemento y piedra de Peldar (piedra para la empresa Peldar como ingrediente para el vidrio), entre otros. Todo giraba alrededor de este medio de transporte.

Donde está hoy su vivienda, la de don José, se hallaba una especie de taberna y habían cerca a este sector (llamado la zona) una zona de tolerancia, espacio en el cual se desarrolló la prostitución, por ser un lugar de gran confluencia, gracias a la existencia y todo el comercio que se movía alrededor de la estación del tren. Comenta que “ellas debían pedirle permiso al inspector para poder subir a tomar tinto a la parte de arriba y que luego de hacerlo debían regresar a su residencia” . Tales servicios ofrecidos en la “Zona” se fueron acabando por la construcción de la parroquia, según se expresa en éste ameno diálogo.

Respecto a la educación se mencionan algunos datos:

No había escuela, existía el campamento del ferrocarril, cocina en donde hoy está la institución educativa.

Existían escuelas rurales, por ejemplo, la vereda La Primavera tenía los grados primero a tercero.

Para estudiar, antes de la existencia de la Institución en Porce, era necesario ir al corregimiento de Santiago, en donde había un hogar juvenil al cual asistían los y las estudiantes y se quedaban de lunes a viernes (internados). “mucho antes de 1968, ya existía el hogar juvenil de Santiago, se hablaba de ir a estudiar por días e internarse en el hogar juvenil” .

Estos datos y experiencias de vida, ayudan a seguir organizando y dando forma a la figura de este complejo rompecabezas sobre la memoria de Porce, del cual hacemos parte. La idea es que sirvan para enriquecer y formar en el conocimiento de nuestras raíces, siendo conscientes de la riqueza que proporcionan las personas mayores, aprovechando ese cúmulo de saberes para entender cómo se han hecho y desarrollado realidades y costumbres propias y para seguir construyendo sobre estos para obtener mejores grados de bienestar para todos.

Para finalizar, agradezco a don José y a su familia por su colaboración para el desarrollo de esta charla.

Manuel Vallejo Docente de Ciencias Sociales

This article is from: